Que no haya una ella. Que las ellas no lleguen ni a la segunda ele porque ella era como un eco infinito de la a. Que otra gran ella me lleve de nuevo a un terreno que recordaba con una mezcla de ansiedad y miedo, y que, efectivamente, asusta y perturba. Que la cabeza no deje de relampagear con momentos, lugares, fechas, sensaciones y dudas. Que piense en si piensa en él o si yo soy él como para mí es ella. Que en realidad ni la quiera ni la quise, sino que no puedo dejar de querer al yo que creía creerla. Que nosotros fuéramos solo mucha buena intención y que sea ese punto el que añoremos. Que el mundo está lleno de chavalas impresionantes. Que en los sitios de playa las pijas sean un desfase de piel concupiscente y los modelazos te den la razón para olvidarte por siempre del amor. Que entren en la sala de despiece. Que no nos quieran nunca. Que no nos hagan manzanilla cuando nos despertamos vomitando. Que nos ladre un perro al llegar a casa. Que nos quieran por el plato de comida que ponemos. Que echemos de menos hablar, simplemente para presumir de lo bien que nos va por separado. Que las canciones sean todas para reprocharle lo poco que le gustaban y lo mucho que pueden gustar al resto. Que no haya un él. Que haya un él que es mucho mejor que el yo que creía quererla lo mejor que sabía. Que esos días en los que te sientes abatido, no sueltes la guitarra y no dejes de componer canciones. Que las canciones sirvan para algo. Que sepamos contenernos. Que no seamos siempre nosotros los que toman la iniciativa. Que nos llamen. Que nos vengan a ver. Que venga un número razonable de personas. Que nos entendamos. Que no nos salga muy caro el arreglo. Que los malos momentos duren segundos y los buenos se alarguen horas y horas. Que los problemas no nos amarguen.
El ellismo me tiene consumado.
Disculpas de antemano, angelitos.
Os quiero.
Que no haya una ella, pero que teneros a vosotros, muchos ellos.
Besos
No hay comentarios:
Publicar un comentario