¿El peor lunes del año? Sin exagerar. Como mínimo en el top 5 de un 2013 en el que he tenido lunes de todos los colores, incluso los miércoles, lunes cuando no era lunes. Un año lleno de lunes, pues hoy de los cinco peores. Lo metía en el top 3. Me fastidia no permitirme explicar el por qué. El otro día se me ocurrió una frase. No es normal la cantidad de veces que me rompen el corazón con lo vacío que lo tengo. Es muy de quejarse, además estoy sensibilizado.
He visto, lo estoy viendo en realidad mientras escribo esto, el último episodio de la tercera temporada de Homeland y me tiene mal. Mal de verdad. No voy a hacer spoilers de ningún tipo pero con esa serie sufro. Sufro por Carrie Mathison, la protagonista para los que no la vean. Como está en inglés y sin subtítulos pues rebobino a menudo y como está en el ordenador, pues abro el correo, abro el blog y tal que cual. El Saul Berenson tiene un acento cerrado de mil demonios.
No hace el lunes mejor el final de Homeland. Disfruto con la tensión. Me da pena que se acabe.
Entreno el inglés desentrañando palabras, es un fastidio. Más o menos tengo oído pero vaya, mi nivel de inglés está por los suelos. Junto a otras mil cosas. Tengo el suelo lleno de cosas. As usual. Escucho varias veces cada secuencia como si fuera un listening de las clases de inglés. Lo voy pillando. El capítulo me va a durar tres horas. Tengo que hacerme la cena.
El martes empieza a echárseme encima desde ya. Planificar. Mi especialidad. Más que hacer. A decir verdad. La lavadora que nunca pongo sigue siendo ella misma y me mira, con cierto gesto altivo, con la compuerta abierta del tambor como una boca burlona con la lengua fuera y yo suspiro contando el número de camisetas limpias con las que voy tirando. Ha sido un lunes muy malo, estoy despachado. No creo que la ponga hoy tampoco. No creo que hoy tampoco, podría ser el título de mi biografía. Al no contar por qué, pues se entiende todo esto mal. Mal como me pone Homeland. Un mal nervioso. Un mal morboso. Un mal que te impide alejarte, que te atrapa. Me pasa algo así. En muchos aspectos de mi vida, atrapamientos cotidianos donde se debería divisar un razonable horizonte.
Que mal cuerpo me ha dejado Homeland, eh.
Y no está claro que vaya a haber cuarta temporada o, ¿qué?
A ver. Lo googleo. Como sufre Carrie. La pobre. Qué mal lo paso por ella. De verdad, que sé que es una serie. Y es mentira y eso, pero lo paso mal por ella de verdad. Muy mal.
Pues parece que hay cuarta:
http://www.20minutos.es/noticia/2005941/0/homeland-serie/cuarta-temporada/personajes/
A Brody se le ve jodido:
http://artsbeat.blogs.nytimes.com/2013/12/16/damian-lewis-on-the-season-finale-of-homeland-spoiler-alert/?ref=television
A Carrie, también:
http://www.nytimes.com/2013/12/15/magazine/what-happened-when-claire-danes-met-the-real-cia.html?ref=televisión
Yo mismo estoy realmente hecho trizas y reconozco que no tenía mucha gana de tercera temporada de Homeland pero me ha atrapado como las anteriores. Hacía la mitad la segunda entripota. Y la primera es soberbia al principio, los primeros tres o cuatro capítulos pero después se va haciendo la mar de cansina. Y esta tercera, pues eso. Muy chocante. Muy cañera. Me ha gustado. Todavía ando con la impresión, la verdad.
Y mi lunes muy fatal.
Y la cena, sin hacer.
En realidad tampoco tengo hambre. Hay vacío estomacal. Lo que es hambre, pues tampoco. Ganas de cocinar, menos cero. En invierno la cocina es el Polo Norte y se pisa lo menos posible una vez que oscurece, es lo que hay, dejarlo hecho desde el mediodía es una opción. Poco probable pero opción. En fin, que ahora vuelvo a ver que dicen mis amigos los pingüinos de la cocina.
¡Carrie Mathison!
Como vivo solo, a veces grito: ¡Carrie Mathison!
No sé por qué.¨
¡Carrie Mathison!
Me relaja hacerlo.
Lo de los lunes no lo he contado del todo bien. Lo retomo en breve. Para todos ustedes.
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