viernes, 6 de diciembre de 2013

Bailar como Celentano con toque de baile robot

Vuelvo a escribir desde un ordenador, nada que ver con hacerlo en la pantalla táctil del móvil. Y las tildes. Ya no hay excusa y puedo incluir vídeos, fotos... Más fácilmente.
No quiero dedicarle demasiado tiempo al blog. Siempre lo he dicho o más bien lo he escrito. Que no. No mucho tiempo. Cortito. Al pie. Lo suyo. Escueto. Rapidito. Que no es la idea que este pozo sin fondo me absorba en vano energía divagando o argumentando y haciendo una bibliografía, sea como sea, no es mi voluntad. Impulso, la emoción de ver algo y querer compartirlo. Que lo escuche alguien. Lanzarlo al mundo. Y es la energía espontánea la que hace que luego el listado de entradas sea una bazofia de repentinas pasiones sobre cualquier estupidez, pero está bien que sea así porque la sensación es que no pierdes tiempo escribiendo en un blog que no lee nadie. Hubo un tiempo en el que le ponía cara a las entradas y me imaginaba a esa otra persona al otro lado. Y todo tenía más pulido el mecanismo comunicativo. Con el móvil era un desahogo diferente, para las esperas, en las pausas de la publicidad, en el transporte público o tumbado en la cama. Una perdida de tiempo bien disfrazada de banalidad. Perder el tiempo es una cosa muy seria. Y tener un diario, mola. Si no, ¿por qué iba a tener diarios la gente? ¿ Por qué iban a empezarlos si no fueran un gusto por lo de recapitular y hacer balance? Está bien lo del diario. Pero no escribo nada de lo que me importa. Por pudor. Aunque no tenga mucho, se me hace difícil mostrarme a mí mismo en los párrafos con naturalidad. Perder el tiempo con naturalidad. La naturalidad es una cosa muy seria. Muy complicada en el fondo. Vuelvo a escribir desde un ordenador. Me gusta el tacto del teclado, no lo había probado. No a fondo. No así. No con el número de pulsaciones adecuado. Creo que este ordenador pone las tildes solo. Me parece apropiado. Corrige sin molestar. La corrección no es una cosa que me tome muy en serio. Y veo la pantalla entera. Que es un cambio. Escribo con dos manos. En el teléfono es con el dedo gordo. Es un paso lento. De pata de elefante. Y mucha errata, claro. En fin. Esto no es un diario. Un diario es una cosa muy seria. Escribir lo es. Esto ni siquiera lo considero escribir. Me gustaría volver a escribir como lo hacía antes. A diario. Por dinero. Con soltura. La redacción es como hacer footing. Se olvida, no es montar en bicicleta. Se agacha la espalda. Se pierde la forma. Todas las formas. La silueta. El aspecto, en general. El tono también es complicado de encajar con naturalidad, sin tiempo que perder y a la hora de escribir, más, al menos para mi. Antes creía que el blog, servía para eso. Hay que querer aprender. Querer aprender y que las cosas se dejen. Aprendido. Es una palabra que tengo la sensación de no haber escrito nunca: Aprendido. El correcto no funciona siempre. Debería existir un metacorrector. Cuando te lías, que te lo diga. Demasiados adverbios. Demasiados adjetivos. Alerta. Mal las comas. Mal argumentado. Aburres a las ovejas. No se entera nadie. No te explicas bien, corta el rollo. En fin, es solo una idea. Odio Windows. Me parece horrendo desde el 95. Odio especialmente el xp. El último que estoy usando es el mismo infierno. No tengo ni la menor idea de cambiar un sistema operativo. Estoy orgulloso de lo poco de programación que aprendí para poder poner enlaces en las entradas del blog escritas desde el móvil. Y para hacer un salto de línea. Me ha llevado la misma vida lo de hacer un salto de línea. Querer aprender. Soy torpe y a veces quiero serlo que es lo peor, pero lo he conseguido. El otro día me vino a la cabeza que aprender programación en el fondo no es tan difícil. Para mí era como un desierto. Una movida. Fue un pensamiento fugaz. No tengo ni idea de cómo titular esta entrada. En las que divago no pongo titulo al principio y se me complica de mala manera, es mejor poner una banderita, una idea fuerza para poder volver a ella cuando se me va la olla más de la cuenta. Una idea. Es lo que me lleva de aquí para allá. Una idea o varias. Generalmente, malas. Peregrinas. Atropelladas. Bueno, solo hay que echar un vistazo. Busco soltarme, Es como un peloteo. Dando patadas al aire para que los muslos y los gemelos se destensen como cuando se sacuden cojines. No pensar en ello dos veces. No darle vueltas. Hace poco pensaba en cómo el deporte nos beneficia. He hecho deporte toda mi vida. Pero muy a lo tonto, por entretenerme, nunca me lo he planteado. Cuando he tenido que hacerlo a conciencia, algo ha fallado. Es un poco como el blog. Es como escribir. No soy del todo consciente de cuando está bien, mal o regular. Bueno, cuando está mal se aprecia o se intuye. Metacorrector, te necesitaría ahora para que me encauzases, de verdad. Estoy más bien perdido. El fondo de las cosas. Ese es mi destino. De las cosas estúpidas. Siempre hay un fondo. A veces doble. Lo de los robos es un tema. Me han robado dos veces el ordenador. El tacto del teclado es gloria. Lo de inventar expresiones ojalá. Me podía funcionar mejor. Le doy rienda suelta pero no funciona. Me confundo mucho de tecla. Me gusta el sonido. No tengo pilladas las medidas. Tengo miedo de que me vuelvan a robar. Que te roben un portátil es traumático. Por las fotos. Por los archivos. Por el trabajo. Por supuesto no he tenido nunca una copia de seguridad. Por otro lado al estrenar el nuevo ordenador y el nuevo teclado pensé en que le damos demasiada importancia a todo. A todo en general. A lo que se pierde. A lo que nos roban. A lo que teníamos. Y es una estupidez. Hacerlo. No tiene sentido. Es aferrarse a cosas. Después de que me desvalijen, lo mismo me he convencido del desapego, de su necesidad, También de las personas, el desapego de las personas me afecta. Lo otro, menos. Pero claro. La intimidad. Pensar en donde estará mi ordenador. O sus piezas. O las otras cosas que me robaron. Hace unos días, pensaba en la primera vez que me robaron. Lo podría escribir en otra entrada. No estoy en una postura cómoda. Me duele la espalda. Estoy encorvado. Siempre me prometo escribir cosas interesantes en el blog, que llegará el día. Que lo comentaré con más naturalidad. Cambiará el tiempo y la forma de perderlo. En esencia es lo mismo. La cuestión es el fondo. El fondo de las cosas. Y mejores frases. Incluso una trama. Mejor construidas. Lo del rollo telegramero es por acortar distancias, hacerlo cercano, de bar, de borracho de bar incluso. De palabra fácil.  Lo mismo no sale como quiero, con tanto punto, tanta pausa y tan poca subordinada. No tengo ni idea. Me importa un pimiento. Podría aprender a programar. Creo que es la idea más loca de los últimos tres meses. Sentirme capaz de programar. Es lo más loco de los últimos años y sin embargo, lo veo al alcance de la mano. Es un decir. Son ideas. Poco hechas. Ideas de las que sale un rio de sangrecilla. Y se ven rojas por dentro. Rositas. Ideas que son rositas por dentro. A mí me gusta lo contrario. Lo chamuscado. Me gusta que tenga doradito. Lo pegado en la paella. Que debe ser lo menos saludable del mundo pero me gusta. Las ideas pegadas a la sarten también tienen su hueco aquí y tampoco son saludables. Lo del diario es lo que exploto poco. No es que pasen muchas cosas, algo pasa. Algo va pasando. Los días vacíos son, realmente, los más interesantes de ser trasladados a un diario porque es un hecho que siempre se hacen cosas. No hacer nada. Un día de no hacer nada intensamente las 24 horas es una mina para un diario. Piensas en muchas cosas mientras no haces nada. Hacer nada es una cosa muy seria que lleva tiempo y años de perfeccionamiento y dedicación. Hay expertos que son como maestros zen.  No estoy cómodo escribiendo desde este sillón pero el teclado me masajea las yemas de los dedos. Es una gozada y su repiqueteo es gloria, me da ganas de acelerarme y escribir más rápido. Son como tamborcitos. La lectura es como un redoble como los ojos en la luna de pandero que es una hoja. El metacorrector me saltaría ahora. Alerta metáforas sin pies ni cabeza. El primer paso del fracaso es creer que tienes piernas y puedes andar. Eres una masa informa y no puedes ni desplazarte a nivel mental cuando divagas en el blog. Es como hacer una gimkana en un pantano. Es como jugar al tenis con zancos. Son objetivos diferentes. Entran en conflicto. Al final los conflictos son la salsa de la vida, estoy de acuerdo, pero adeministrados con tibieza y raciocinio. Sobre todo con calma. Ante todo mucha calma. A veces me da por oir canciones que oia de adolescente. Pero nada como descubrir nueva música. Como vivía con la música en los ordenadores, también me la robaron. Se llevaron mi memoria reciente musiquera con el spotifu. Ahora he pensado en no instalármelo. Tego ganas de montar un ordenador perro para descargarme cosas a mansalva con un plan organizado y remontar mi colección. Con las sucesivas mudanzas, con las sucesivas mudanzas mi colección de discos es la pena. Siempre he sido malo para coleccionar. No me parece una cosa que me tome muy en serio. Me da pena porque presto discos y los pierdo y tengo las cajas vacías y alguien se lo llevo del coche. Y se destruyen. Los grabados. Se descacarillan. Los cachitos de plásticos del cedé grabado. Del Verbatim. Verbatimes descascarillados. ¿Hay algo más penoso? No lo creo. Pero quiero llenar la estantería con otras cosas. Que le follen a los discos. Estoy harto de los discos. Odio las colecciones. No soy bueno para las colecciones. No quiero tener colecciones que después estén manga por hombro. Pero echo de menos tener mi música, la que sea en el formato que sea, mejor organizada y más asequible. La fiebre del vinilo me la paso por el arco del triunfo. Todo esta en red. Aunque echo de menos tener más discos, no por colección... No es plan museo. Discos del dia a dia, y un plato decente. Y unos altavoces como Dios manda. Estoy haciendo reformas. Me tengo que buscar uno en condiciones. Tengo uno pero es basura. Voy a pintar el salón. Es un tema. Algo os he avanzado por aquí. Rollo diario. Pues eso. Pintar. Que diversión. Y en fin de semana. Doble pirueta. Tengo en mente hacer un juego en las paredes del salón como los paneles del estudio de Simpathy for the devil, el documental de Godard de los Rolling Stones. Verde bosque. Naranja caqui. Amarillo arena. Marrón pardo muy elegante. Se parecen a la portada del primer disco de Alcohol jazz. Hablo de memoria. En fin, me gustaría darle un aire guapo pero que no pareciera un puticlub y no tuviera un acabado chungo. La otra opción, más barata y sensata, pintar de color solo una pared, escogida estratégicamente. En un color oscuro. Gris piedra pizarra. Algo así. O un muro o un tabique de estos intermedios que está ahí un poco en plan de pegote, pues pintarlo de un color vivo. Un rojo Coca-Cola. Verde hierba. No sé. Nota de color explosiva. Me apetece lo de pintar. Me pongo las pilas los fines de semanas con DecoGarden. No se parece muchísimo Yolanda la presentadora a Dolores Cospedal, no? Se parecen mogollón. Bricomanía está bien. Me cae bien el de los jardines. Lo mío es el jardín. Pusieron un especial de chiles picantes y es una planta genial. Pensé en ponerla en una parte del huerto, mitad de adorno, mitad para hacer salsas de pasta en un futuro. El huerto está hecho una pena. No me importa. Le perdí un poco la emoción. Me lo curré mogollón con la mala hierba. Era un tema personal. Mala hierba contra mí. Y en unos meses, me fui. Deje la casa y cuando volvimos, había cardos de medio metro. Una cosa muy seria. el jardín iba a estar muy bien. No lo estuvo. Lo preparé para que ella lo cultivase. no lo hizo, Ahora ha puesto una empresa de hacer guertos a medida. La vida es ironica, no crees. Por eso el huerto me cuesta. Pero la tierra no tiene culpa, nadie tiene la culpa. Las cosas simplemente pasan. Alerta tópicos. Alerta puntaditas de resquemor a exnovias. Detalle penosillo de primera categoría. Mejor borrar el último párrafo. mejor no publicar la entrada. Ni siquiera la mala hierba tiene la culpa. No hay culpa. Solo hay esporas y aire. En una pared, la más humeda de la casa, están naciendo caracoles. No he sabido interpretar el hecho. Ni darle un uso práctico. No tengo claro que sea posible. Mañana no tengo que madrugar pero tampoco me puedo levantar a las tantas. hay que estar con las luces de cruce. En fin. El jardín era una buena idea. La mala hierba era una metáfora de nosotros mismos. Alerta prosa poética sin fundamento. Con la viejas herramientas oxidadas de mi padre. Rescatadas de debajo de la maleza. Era todo poesía. El jardín va a ser la ostia. El tiempo está de mi lado. Y he quitado mucho pero no todo. No está igualado. Es un poco desastre. Tengo una esquina con flores. Eso me hace feliz. Lo mismo en invierno plantaba ajos, por hacer algo. Pero no creo. Le estoy dando un respirito para la próxima primavera que voy a ir a saco a hacer una bonita, surtida y estética cosecha de huerta. Veremos a ver. Eso me ilusiona. Tengo una lista de ilusiones, llámalo ilusiones, llámalo deseos, llámalo metas y el huerto y las flores, que agarren y crezca y no se mueran en las heladas, pues está ahí. Que me gusta, vaya. Me explico como un libro de instrucciones. Me pica la garganta. Este año no puedo ponerme malo. Vaya movida con el móvil para escribir las eñes. Que mal rato. Y que mal rato no haberle puesto título a esta entrada. Que mala leche. A veces está bien dejar cosas sin hacer. Para que el momento exacto sea el que marque cuando se hacen o cuando están ya maduras o en su punto. Que mal uso las comas. en general que frases mas pobres y ya voy pasando más y dejo las erratas. No será fácil de leer. Que duro eran los puntos y aparte con el teclado táctil. Que de quebraderos de cabeza. Es complicado. Es un poco reto lo de alargar los párrafos y vuelvo a ver la NBA online. De lo mejor de tener ordenador, dormirme viendo los partidos. Que difícil es para mi dormir con otra persona. Sobre todo si no le gusta el baloncesto. Alerta diario de chorradas con halo intimo que ni siquiera lo son. No se me da bien dormir. No es por la conciencia creo lo de conciliar el sueño es un problema y conciliarlo con otra persona es una odisea. Pero bueno. No hablemos de nosotros, hablemos de nada. De lo verdaderamente importante, nada. He bebido casi entera una botella de coca cola de dos litros. Zero sin azúcar. Pero me veo demasiado despierto para ser las tres y un minuto. Mañana es sábado no tengo que madrugar. Deberia salir a la discoteca y dejar el maldito blog. Que demonios hago en madrugada de viernes divagando sobre las motivaciones de escribir aquí. Por el amor de dios. En una palabra: cerveza. Pero no. He bebido coca cola. Y lo que me podría haber gastado de birras o copazos, lo he invertido en una pizza mediana carbonara con carne, huevo, york, cebolla, champiñones, doble de parmesano y aceitunas verdes que finalmente no me han puesto. Acabo de pensar que quizá me dieran la pizza de otra persona, bueno, no. No creo. En fin. Pizza. Y un perrito caliente. Completo. Lechuga, tomate, huevo, cebolla como caramelizada pero que no es caramelizada y la salchicha. Demasiada lechuga con sabor a agua. Sabor a lavada. Y mahonesa. Cátsup. Dieta de viernes en casa maltratando el estomago y con dos litros de refresco para terminar de darle cuerda al zeppelín. Y al final, al blog. Más triste que una telenovela. No me apetece salir. Hace frio. Mucho frio, Me apetece arrasar un par de barras de bar pero tengo que coger el coche. No puedo tirar de taxis y me busco un lio si bebo y conduzco. Lo tengo más claro que Stevie Wonder. Pero es una movida. Porque uno no sabe si va a liarse. El taxi son nueve euros. Quiza diez. No es mucho. Para salidas escogidas. Bajar en bus. Subir en chofer y que rueden los euros. Lo malo es que estoy Palmolive y no tengo ni pa pipas, de modo que el taxi esta en un escalon muy lejano que veo a duras penas. Pero para salir como salía habitualmente es la única opción para vivir donde vivo. A 7 kilómetros del centro. No es tanto. Hay gente que va en bici. A mi me parece jugársela. Al menos por esa carretera. Alguna vez he ido andando. Cuando era un adolescente sin paciencia que perdia los autobuses y los veía irse y no se resignaba a esperar al siguiente y lo perseguia y lo perseguia dando cierta opción entre parada y parada siendo siempre imposible pero cercano, soñable, en fin y ya de ultimas, pues andando por el arcen. Esquivando gatos y perros muertos. Atropellados. El arcen lleno de cadáveres de mascotas extraviados. Y el silbido de los coches, No lo parece pero a setenta kilómetros por hora cortan el viento con cierta musicalidad. Y echar a andar. Podria volver a hacerlo. Viéndome en el apuro. Odio el coche. De noche odio especialmente el coche. Es complicado moverse con libertad viviendo aquí, por lo demás, es excelente para todo. Es el mejor sitio posible. Alerta diario dando la brasa. En fin. No tengo titulo. No tengo lugar al que volver. Mi casa es el único lugar al que vuelvo. No es fácil, ya os lo he contado. Creo que ya he visionado el global de esta entrada y veo lo más prudente mandarla a Borradores por tiempo indefinido. O borrarla incluso. No voy a releerla. Erratas y demás, todo sea eso. Tengo la boca seca. Hinchado a refresco. De verdad. Por cierto la coca cola no es zero, es light. Me acabo de fijar. No la he comprado yo. Bueno... Aquí os dejo. En realidad de que hemos hablado, bueno hablar, es un decir... A que nos hemos dedicado leyendo esto... Es una dedicación muy poco dedicada. Uff, las palabras se me atracan de mala manera, igual lo de acostarse no es mala idea. He puesto un partido de Oklahoma city thunder. A ver a Ibaka partiendo la pana. Os dejo una cancioncita. Que he escuchado esta tarde. Los Cheyennes. Válgame la Macarena. Muy castizo, Ya ves. De Poble Sec. Muy castizo o todo lo castizo que se puede ser en Poble sec y siendo un yeyé. Ya que escribo en ordenador, pues os pondré más canciones.



Y otra cosa que quería decir es que no tiene sentido salir a bailar y no bailar como Adriano Celentano en este vídeo que os comparto a continuación. Reivindico totalmente el golpe de cadera y el tobillo flojo. Con piernecillas flotantes, es definitivo. Como un Elvis con picores. Un faro. Un ejemplo de lo que hay que hacer en el siglo XXI pero mezclado con un poco de baile robot. Lo definitivo.



Y ya está. Solo decir que la canción esta en una lista de reproducción de soul marcosa que es lo mejor para alegrarse la tarde del sábado que es exactamente lo que yo he hecho, y ya está. Que nos vemos.

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