Es un proceso lento. Terco y paciente. Arreglan una acera. Cambian unas farolas. Papeleras. Un edificio es demolido. Se levanta un nuevo inmueble. Otros locales, otros escaparates. Cambia la arquitectura. Casi sin darnos cuenta. Ya no nos pertenece. No se trata, claro, de edificios catalogados a nivel institucional pero sí que importantes de otro modo. No son edificios valiosos, desde el punto de vista de la conservación, pero lo son para la que era nuestra ciudad. Mi ciudad. Sus edificios viejos, son la pura pared de la memoria, un auténtico catálogo de bienes materiales en nuestra experiencia, la de cada uno. En los paseos. Las vueltas a casa. Los bordes. Los portales viejos. La forma de sentir y entender una ciudad. De verla habitualmente. Recuerdos. Esquinas. Plazas. Bancos. Asientos. Nuevas aceras. Nuevos muros. Nuevos bolardos. Otros ciudades. Otros nosotros. Es un robo en toda regla.
Viendo el trabajo de Virginie Manuel, http://blog.virginimanuel.com/ desde este balcón del Raval, pienso en cuántas esquinas de ciudad, de la de cada uno, se la llevó para siempre el tiempo. y es mejor culpar al tiempo que a los especuladores, politicos, creadores de la burbuja inmobiliria de un lado y otro del negocio, que os llevais pedazos de memoria y cambiais el aspecto de nuestra vida para siempre. Tiene mucho que ver la burbuja. Tiene mucho que ver la frecuencia con la que se reponen baldosas. Se asfalta. Se pinta. Se borra. Se cambia. Se plantan árboles. Se plantan contenedores para reciclar. Vidrio. Papel. Cartón. Ropa. Aceite usado. Es para mejor. Son cambios a mejor. Eso es lo que más indigna. Nos roban con la excusa del progreso. Progreso, por favor, llaménlo como quieran pero no así. No es progreso para mí, se trata de un negocio. Apoyado en iniciativas municipales. Gstión de residuos. Mobiliario urbano. Cuaderno de estilo. Crimen a la memoria.
Se acaba la ciudad que conocimos. Es siempre o casi siempre una mejora. Nuevas marquesinas. nuevos luminosos, nuevas jardineras, nuevas pintadas en la pared, porque también intervienen los otros elementos no oficiales y azarosos en el mobiliario urbano y su decoración. Modas estúpidas. Una plaza con un parking. Fiebre de párkings en construcción. Una tapia que ya no existe. Un solar reutilizado. Otra ciudad. Otro paseo. Otras sensaciones. Otras sombras. Cambian los colores. Viendo, como decía, el programa de Soy Cámara del CCCB te das cuenta de que la melancolía de las esquinas está en manos de seres o personas, con naturaleza jurídica, sin memoria o sin voluntad o sin necesidad de tenerla. O con beneficio directa gracias a prescindir de ella de forma consciente. Y nuestras calles, las que teníamos y aún tenemos, ya no existen. Nos roban las ciudades que fueron nuestras.
Aquí puedes ver el documental completo:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/soy-camara/soy-camara-programa-del-cccb-ciudad-desde-balcon/1120672/
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