Hacerlas mal tampoco. Es la parte buena del asunto. Ni bien ni mal. Hacerlo es lo único seguro que tendrás. El proceso de hacer aquello que te hayas propuesto. Y puede que a menudo pensemos más en lo que salió bien o mal, olvidando el trayecto, la línea de puntos, el método de consecución de éxito o fracaso, que son palabras grandes que no sirven para mucho a la hora de designar las pequeñas catastrofes cotidianas de las que nos reponemos a diario.
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