domingo, 3 de julio de 2011
Lo de casarse mayor es tristoncillo
¿Sabes? Estas bodas reales que los ves ya talluditos. Me pasó con William. Vale, por el pelo. Lo que quieras. No daba el aspecto saludable que se le supone a un principe con una boda de cuento y todo eso faranduleo de corte. Es como un empleado de Hacienda. con casaca, de acuerdo. Pero son señores grises, aburridos del rollo que les ha tocado y que los ves que se casarian en una ermita y tan contentos, o casi. Los ves, el que lo vea. Yo opino de rebote como casi en todo porque no he visto más imágenes de la boda real, ésta, la otra, la anterior y la de más allá más que de pasada, cuando a traición me lo cuelan en otro programa. ¿Alberto de Mónaco? Pero si estás ya viejuno del todo. ¿Dónde vas con tanta zarabanda? Haz algo más entre amigos, de los íntimos. Y tal, en algún sitio exótico. Suena a famoso en decadencia que vende boda en el trópico a una revista para los reportajes de relleno pero es que así lo veo, sin verlo, porque como ya digo, ver una boda real es recalcitrante para mí, además de aburrídismo, trae su recochineo. Mire, somos reyes, nos casamos. Todos de punta en blanco. Lo más de los más en pamelas y ese rollo, pues no me llama la atención de nunca. Pero me alegra, siento decir que me alegra que las bodas reales sean cada vez más trsite y no haya lozanía, ni juventud, ni amor de ese que se percibe como irracional y auténtico, tipo película, vale, de acuerdo, pero del que te crees de primeras. Los príncipes de ahora están aquejados de una alopecia que hacen que sus auras reales desmerezcan y lo siento pero me alegro de que no sean tan de cuento y a veces, hasta den un poco de pena.
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