Debería estar prohibido por ley que un periodista entrevistase a un escritor sin haberse leído antes su libro, por dentro, claro, no vale con la solapa. Tampoco es necesario acabárselo, un par de capítulos. Llegar al nudo y si se trata de autores con cierta trayectoria, pues, por ley, debería estar contemplado que hay que haberse leído un oar de capíitulos, no de todos, pero quizá sí de los títulos más relevantes, porque si no, ¿para qué?
¿Para qué entrevista un periodista a un autor del que no conoce nada de su obra?
Vale lo mismo para músicos, cineastas, pintores, etc.
¿Para qué entrevistar a un artista si desconoces la obra?
De acuerdo. Tengo la respuesta. No se puede llegar a ese nivel de especialización. Es imposible. No se puede conocer a todos los escritores o músicos o lo que sea que van a salir en el periódico. No se pueede conocer todo, me argumentará el compañero que quiera buscar excusas para hacer ese trabajo mal concebido desde la base. ¿Por qué? Pues, porque qué interés tendrá el texto de alguien que no está interesado en el que se supone que tiene algo interesante que decir, o presentar, o comunicar o lo que sea.
Y, ¿por qué es un escritor noticia?
Vamos aviados. Pues, no lo sé. Aplicale los mismos criterios que al resto de secciones, no lo sé. Supongo que importa la cercanía, la notoriedad, la repercusión...
En fin. Yo solo quería hacer una apuesta.
Una apuesta que tiene poco que ver con todo lo que he dicho anteriormente o bueno, tiene todo que ver, pero que es mucho más concreta y directa. Apuesto lo que sea a que Lluís Amiguet no se ha leído ni una sola línea de Ian McEwan. Me apuesto lo que quieran.
http://www.lavanguardia.com/lacontra/20110715/54186576283/me-fascina-que-podamos-ser-infieles-y-celosos.html
Este artículo es una clase de periodismo. De cómo se hace actualmente y de cómo no se debería hacer. Es sólo mi opinión, eh. Lluis, si lees esto, no lo tomes a mal. Entiendo que es lo que se pide hoy en día y está perfectamente hecho a las necesidades de tu periódico, pero como lector y compañero, opino con toda la libertad, pero sin ningún ánimo ofensivo. Al loro, todas las preguntas son sobre temas generales. No contento con dejar tres puntos suspensivos como pregunta, lo hace en dos ocasiones. Seis puntos suspensivos en total. Verdaderamente, una innovacción pasmosa. No hay alusiones a su obra, vale, de acuerdo, que puede ser una norma en la sección del periódico, que no es página cultural, sino la contra, de acuerdo, algo más para todos los públicos, más masticado. De acuerdo. Pero dime algo de sus novelas. De su éxito. Explicame su notoriedad. ¿Por qué está ahí? ¿De qué hablan sus libros? da igual. Si la entrevista hubiera sido dos meses antes, le hubiera preguntado por el Madrid-Barcelona. Da igual. Y eso es para planteárselo.
Después, ojo, clase de periodismo moderno. Se descontextualiza la charla y se coge un titular rotundo con referencia sexual. Olé. Su picanteo. Clavado. Lo miran en corrección y listo, página enviada. Pero nos estamos quedando todos tontos, ¿o qué?
Ian McEwan le está diciendo a un periodista, el amigo Lluis en esta caso pero seámos honestos, compañeros, podríamos ser cualquiera de nosostros, que no está cómodo ni interesado en las preguntas y que el propio periodista tampoco parcee muy interesado en hacerlas, por las dos partes, están cumpliendo un trámite.
Simple rutina. Haciendo una entrevista con un periodista que no está interesado en lo que dice.
Lo explica. Lo dice. ¿Tiene sentido hacer esto?
En fin, con una ley de hacer entrevistas, esto no pasaría. Se cumplirían unos mínimos. Desde mi humilde blog personal, secundo la moción.
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