Leyendo "Boquitas Pintadas" de Manuel Puig veo como introduce ciertos tipos de narrador. Cartas. Trozos de revistas. Repuestas de un consultorio. Una narración, minuto a minuto. Una historia contada en álbumes de fotos. La edición es de Seix Barral, Biblioteca Formentor, publicado en España en 1982.
Me gusta. A veces me despista.
Leo también "En la vida de Ignacio Morel" de Ramón J. Sender veo como introduce ciertos tipos de narrador y directamente, ¡una pieza de teatro! De varios folios. La lee en un magnetofón su autor. Por eso se reproduce integramente. Es el Premio Planeta de 1969.
La portada es de Riera Rojas.
Me pregunto si eso no es ya demasiado antiguo. Buscar diferentes formas de presentar al narrador. Fragmentar el texto, ¿dificulta la lectura? ¿Es moderno? ¿Es útil? ¿Es necesario? ¿Es antiguo? ¿Una complicación innecesaria?
Intentaré contestar alguna pregunta cuando me termine alguno de los dos.
viernes, 10 de diciembre de 2010
jueves, 2 de diciembre de 2010
¿La correspondencia es literatura?
Buena pregunta. Hasta hace poco habría dicho que no, claro que no. Tajantemente, no.
A día de hoy, no lo sé.
Recuerdo la lectura de las cartas de Truman Capote, recopiladas en "Un Placer fugaz", como la mejor semblanza del escritor, el personaje y el reverso sombrío de la figura popular.
Me lo compré en edición bolsillo. De oferta en un puesto de la calle. Una portada horrible, con un Capote casi decrépito, con una tratamiento gráfico que lo presenta más calavérico. Como él a si mismo se describe, en las úlltimas cartas de su vida.
Tuve en varias ocasiones la sensación de estar haciendo algo indecente al leer las cartas de Capote. Eran privadas. Muy privadas. Contenían secretos. Hablaba mal de alguien y pedía que le guardaran el secreto. Es curioso leer eso en un libro. Tenían figuras muy conseguidas. Se expresaba con soltura y libertad. No son cartas de amor. Son cotilleos, más bien. Se aprecía la sibilina lengua de Capote a la hora de poner motes a sus amistades y su condición de gran escritor en la profundidad de algunas frases o imágenes, pero sobre todo, son cartas personales y habla de su vida.
No son cartas de amor, en cualquier caso.
Al leer "Cartas de amor a Nora Barnacle" de James Joyce, ahíia ya no hay duda y la cosa cambia porque uno se adentra como lector en la más morbosa intimidad de una pareja.
En su amor, como dice el título.
La sensación de indecencia es acuciante, al presenciar el dialogo de dos amantes que se hablan sin tapujos.
Dialogo carnal y explicito.
Cómico a veces de tantos detalles como se intercambian.
Por supuesto, el escritor está presente. Se nota su pulso. En una de las cartas, le dice: Te lo voy a describir... Y en las dos siguientes hojas, describe cada detalle de la habitación o de la mesa, o de lo que quiera que estuviera describiendo porque al final, ni lo sé pero demuestra su calidad.
La mayor parte del tiempo no escribe así. Es todo liviano. Sucio (una palabra que repite muy a menudo) y espontáneo. No habla con conciencia. Se expresa desde el sentimiento vivo y descarnado.
No es literatura, desde ese punto de vista.
Cuando anticipa que va a hacer una descripción, la hace como se hace la literatura. O como Joyce hacia la suya.
En resumen, ¿la correspondencia es literatura?
¿No es indecente leerla? ¿No es simplemente el interés morboso?
¿No debería ser un delito leer las cartas de otro? ¿Si los autores están muertos ya no importa?
¿Debo sentirme culpable si me gusta ahondar en esas privacidades y disfruto con los libros de cartas?
A día de hoy, no lo sé.
Recuerdo la lectura de las cartas de Truman Capote, recopiladas en "Un Placer fugaz", como la mejor semblanza del escritor, el personaje y el reverso sombrío de la figura popular.
Me lo compré en edición bolsillo. De oferta en un puesto de la calle. Una portada horrible, con un Capote casi decrépito, con una tratamiento gráfico que lo presenta más calavérico. Como él a si mismo se describe, en las úlltimas cartas de su vida.
Tuve en varias ocasiones la sensación de estar haciendo algo indecente al leer las cartas de Capote. Eran privadas. Muy privadas. Contenían secretos. Hablaba mal de alguien y pedía que le guardaran el secreto. Es curioso leer eso en un libro. Tenían figuras muy conseguidas. Se expresaba con soltura y libertad. No son cartas de amor. Son cotilleos, más bien. Se aprecía la sibilina lengua de Capote a la hora de poner motes a sus amistades y su condición de gran escritor en la profundidad de algunas frases o imágenes, pero sobre todo, son cartas personales y habla de su vida.
No son cartas de amor, en cualquier caso.
Al leer "Cartas de amor a Nora Barnacle" de James Joyce, ahíia ya no hay duda y la cosa cambia porque uno se adentra como lector en la más morbosa intimidad de una pareja.
En su amor, como dice el título.
La sensación de indecencia es acuciante, al presenciar el dialogo de dos amantes que se hablan sin tapujos.
Dialogo carnal y explicito.
Cómico a veces de tantos detalles como se intercambian.
Por supuesto, el escritor está presente. Se nota su pulso. En una de las cartas, le dice: Te lo voy a describir... Y en las dos siguientes hojas, describe cada detalle de la habitación o de la mesa, o de lo que quiera que estuviera describiendo porque al final, ni lo sé pero demuestra su calidad.
La mayor parte del tiempo no escribe así. Es todo liviano. Sucio (una palabra que repite muy a menudo) y espontáneo. No habla con conciencia. Se expresa desde el sentimiento vivo y descarnado.
No es literatura, desde ese punto de vista.
Cuando anticipa que va a hacer una descripción, la hace como se hace la literatura. O como Joyce hacia la suya.
En resumen, ¿la correspondencia es literatura?
¿No es indecente leerla? ¿No es simplemente el interés morboso?
¿No debería ser un delito leer las cartas de otro? ¿Si los autores están muertos ya no importa?
¿Debo sentirme culpable si me gusta ahondar en esas privacidades y disfruto con los libros de cartas?
miércoles, 1 de diciembre de 2010
La Red
No hay mayor pecado que usar metáforas gastadas, en mi opinión.
En lugar de titular este post "La Red" lo podía haber titulao "Tus caderas" y habría cambiado mucho la imagen que se sugiere, siendo la misma imagen la que se ve.
¿Moraleja? Menos red. Más caderas. Y más metáforas, claro.
En lugar de titular este post "La Red" lo podía haber titulao "Tus caderas" y habría cambiado mucho la imagen que se sugiere, siendo la misma imagen la que se ve.
¿Moraleja? Menos red. Más caderas. Y más metáforas, claro.
martes, 30 de noviembre de 2010
Escuché una noticia en la radio y tuve una idea
Escucho la radio. Mucho. Soy oyente de radio, más que espectador de televisión. Puede que más que lector de periódicos. La tengo encendida a todas horas, los periódicos los tengo abiertos solo un rato y ni siquiera todos los días. La radio está siempre ahí, me he descubierto a mi mismo escuchando programas de toros, de pesca, de escalada, de espiritus y misterio o de deportes, o no escuchándolos pero teniéndolos sintonizados.
A David Monteagudo le pasa lo mismo. Es oyente de radio. Lo explica en este video:
http://acantilado.es/cont/catalogo/catalogo_sola_es.php?idField=508
Pues resulta que Monteagudo escuchó de pasada una noticia, hace más de tres años -su novela está escrita en 2008- de unos mineros que se quedaban atrapados en una mina.
Pues bien, "Marcos Montes", su segunda novela, trata de eso. Mineros atrapados. ¡Vaya suerte! ¡O no!
¿Moraleja? No hagas caso a las noticias de la radio. Mucho menos como germen de una novela que luego desarrollas a costa de tu ingenio. Son noticias clase B. Son breves internacionales de catástrofes que se traducen como puntualidad bíblica. Mineros atrapados. Edificios derruidos. Aviones secuestrados. Siempre suceden lejos porque si no, en el tono de los locutores hay una clara alarma.
Para germen de historia, los breves del periódico. Proporcionan datos, edades, iniciales, nombres de calle y profesiones de los personajes de los que te incluyen sentencias de juzgado o denuncias en curso o de lo que quiera que vaya la noticia. El periodico posibilita la opcion del recorte. Quedarse con la idea para siempre para que madure en el cajón.
La idea de los mineros atrapados, que inspira esta novela de Monteagudo, es una mala noticia habitual que no siempre termina en final feliz. Como en Chile, recientemente.
A veces puede terminar en novela.
La portada me gusta mucho.
A David Monteagudo le pasa lo mismo. Es oyente de radio. Lo explica en este video:
http://acantilado.es/cont/catalogo/catalogo_sola_es.php?idField=508
Pues resulta que Monteagudo escuchó de pasada una noticia, hace más de tres años -su novela está escrita en 2008- de unos mineros que se quedaban atrapados en una mina.
Pues bien, "Marcos Montes", su segunda novela, trata de eso. Mineros atrapados. ¡Vaya suerte! ¡O no!
¿Moraleja? No hagas caso a las noticias de la radio. Mucho menos como germen de una novela que luego desarrollas a costa de tu ingenio. Son noticias clase B. Son breves internacionales de catástrofes que se traducen como puntualidad bíblica. Mineros atrapados. Edificios derruidos. Aviones secuestrados. Siempre suceden lejos porque si no, en el tono de los locutores hay una clara alarma.
Para germen de historia, los breves del periódico. Proporcionan datos, edades, iniciales, nombres de calle y profesiones de los personajes de los que te incluyen sentencias de juzgado o denuncias en curso o de lo que quiera que vaya la noticia. El periodico posibilita la opcion del recorte. Quedarse con la idea para siempre para que madure en el cajón.
La idea de los mineros atrapados, que inspira esta novela de Monteagudo, es una mala noticia habitual que no siempre termina en final feliz. Como en Chile, recientemente.
A veces puede terminar en novela.
La portada me gusta mucho.
Escribiendo sobre perros
Me encuentro con esto. En "El Diccionario del Diablo" de Ambrose Bierce.
Perro
¡Guau!
, s. Especie de Divinidad adicional o suplementaria, destinada a recibir el excedente del fervor religioso del mundo. Este Ser Divino, en algunas de sus encarnaciones más pequeñas y sedosas, ocupa en el corazón de la Mujer el lugar a que ningún hombre aspira. El Perro es una supervivencia, un anacronismo. No trabaja, ni hila, pero Salomón en todasu gloria jamás yació todo el día en una estera, engordando al sol, mientras su amo trabajaba para poder comprar un ocioso meneo de la cola salomónica y una mirada de tolerante reconocimiento.
Huir de la verosimilitud
Siempre me llamó la atención un antiguo slogan del periódico ABC, de la época en la que yo estudiaba periodismo. ABC. "Informaciones veraces". El lema estaba impreso, debajo de la gran cabecera de tres letras, en todos los toldos de los kioskos sevillanos. "Informaciones veraces". Quizá me la esté jugando la memoria y fuera en singular. Información. ABC. Veraz. Es practicamente lo mismo. ¿Qué es veraz? Apariencia de verdad. Es como mentir a sabiendas. Avisando.
Noticias que lo parecen.
Siempre me sorprendió esa frase.
La aparencia de verdad puede llegar a ser más importante que la verdad misma.
Hablo del periodismo de consumo moderno. Consumo tecnificado de actualidad y otras formas de apariencia.
Estoy convencido de que es así.
Al pensar en escribir ficción, no noticias ni reportajes, sino literatura, creo que hay que huir de la verosimilitud. La verdad se obtiene sin recrear su apariencia, que ya es el primer síntoma de mediación en el relato. Por definición, las historias siempre son extraordinarias y únicas en algún aspecto, ése es el motivo para contarlas, su curiosidad o su diferencia. Da igual que se trate de una conversación en el autobus o una pelea entre clientes en la cola del supermercado. No tiene reglas. Simplemente ocurre. No es veraz. Es extraña. Necesita antecedentes. Explicar el clima en el que se desarrolla la acción, para entender el final o la moraleja que suele ser inesperada. Por eso nos llama la atención, -¡sorpresa!- y la contamos al llegar a casa. ¿Sabes lo que me acaba de pasar en el autobús? O, ¿sabes lo que he visto en el Súper? Una realidad sin normas.
Nada verosimil.
Lo otro, la recreación medida no termina de convencer. A mi, al menos. No es un texto vivo. Se nota compuesto, falso de alguna manera. Confeccionado sobre patrones previos. Voces que se reconocen. Lugares comunes. Metaforas con animales. Duro como el acero. Oscuro como la noche. Planteamiento verosimil. Como en una obra de teatro amateur, en la que se acepta tácitamente el gesto exagerado y los andares de pato de los actores que sabemos que lo son, aunque no sean profesionales pero representan lo mejor que pueden el papel que se les ha asignado y que, después, se han aprendido. Esto no sirve en una novela. Los protagonistas de una manuscrito no pueden aprenderse sus diálogos de memoria.
Informaciones veraces.
Deben hablar todos, incluido el narrador como voz destacada y más veraz que ninguna otra, tal y como se comunican o como nos comunicamos los humanos. De forma inverosimil. Eso es. Hay que repetir ese milagro cotidiano con su ausencia de reglas. Nunca nadie ha dicho; Me he comprado un vestido oscuro como la noche. O nadie se quejaria de un colchón diciendo que está duro como el acero. Son cápsulas cargadas de veracidad, desde luego. Formulas que funcionan para no imaginarse nada. O lo mismo de siempre, que viene a ser igual. No digo que haya que escribir como se habla, es decir, con gruñidos, contradicciones, risas, insultos, gritos, frases que se dejan a medio terminar o que no se entienden del todo, o muletillas, o refranes. Hay que escribir como se comunica. Como se habla, sólo los diálogos. Mejor que no abuden, por otra parte. Con el concurso de las manos, la mirada, los ladeos de la cabeza, toda la expresión del cuerpo con sus mensajes contradictorios incluidos, ahí está la ultima capa de barniz de la historia que probablemente sea la que termine de darle el brillo.
Lo inverosimil es que nos entendamos, desde luego. Como una cosa cotidiana. En el autobus o haciendo cola. Todas las historias genuinas son dificiles de creer, por eso se cuentan. Las noticias se cuentan en una frase. Son sorpresas cortas. No necesitan explicaciones.
Una novela es una explicación muy larga para la que hay que escoger con mucho cuidado la pregunta.
En los silencios de nuestra escritura, se asentará, como en la vida, una historia peculiar, única y verdadera que casi siempre no tendrá esa apariencia y no resultará creible, todo lo contrario, será dificil de creer y dificil de explicar pero todos la podrán entender y les será familiar, gracias a eso, podrá ser una historia finalmente conmovedora.
Huir de la verosimilitud.
Hay una lógica en los acontecimientos que no la tienen. Hay un patrón que puede intuirse, no sé si llegar a preverse. Una dinámica que se convierte en inevitable. El efecto inercia. Entender esa conjunción de factores, una tectónica de placas cotidiana que encaja todas las pequeñas realidades que nos componen y que se mueven tan lentas como el suelo que pisamos. Establecer ese ciclo de empastes, de ajustes, de engranajes desiguales, es lo que establece la peculiaridad de una ficticia realidad genuina, tan corriente y vulgar como cualquiera de nuestras vidas, observadas y anotadas con todo detalle hasta tal punto que lleguen a no parecernos verdad. Como si fuera una lista de la compra, una vida contada igual. Es así como se empieza. Huyendo necesariamente.
Contando las cosas de forma inverosimil.
Después, se corrige. No ajustándolo al mundo sino entendiendo sus propias claves, la lógica en los acontecimientos que no la tienen y que, sin embargo, se imponen.
Informaciones veraces, después de todo.
Lo que quería decir, en resumen, es que puede que el único camino hacia la verdad y en especial, la propia, sea huir de todo lo verosimil.
Noticias que lo parecen.
Siempre me sorprendió esa frase.
La aparencia de verdad puede llegar a ser más importante que la verdad misma.
Hablo del periodismo de consumo moderno. Consumo tecnificado de actualidad y otras formas de apariencia.
Estoy convencido de que es así.
Al pensar en escribir ficción, no noticias ni reportajes, sino literatura, creo que hay que huir de la verosimilitud. La verdad se obtiene sin recrear su apariencia, que ya es el primer síntoma de mediación en el relato. Por definición, las historias siempre son extraordinarias y únicas en algún aspecto, ése es el motivo para contarlas, su curiosidad o su diferencia. Da igual que se trate de una conversación en el autobus o una pelea entre clientes en la cola del supermercado. No tiene reglas. Simplemente ocurre. No es veraz. Es extraña. Necesita antecedentes. Explicar el clima en el que se desarrolla la acción, para entender el final o la moraleja que suele ser inesperada. Por eso nos llama la atención, -¡sorpresa!- y la contamos al llegar a casa. ¿Sabes lo que me acaba de pasar en el autobús? O, ¿sabes lo que he visto en el Súper? Una realidad sin normas.
Nada verosimil.
Lo otro, la recreación medida no termina de convencer. A mi, al menos. No es un texto vivo. Se nota compuesto, falso de alguna manera. Confeccionado sobre patrones previos. Voces que se reconocen. Lugares comunes. Metaforas con animales. Duro como el acero. Oscuro como la noche. Planteamiento verosimil. Como en una obra de teatro amateur, en la que se acepta tácitamente el gesto exagerado y los andares de pato de los actores que sabemos que lo son, aunque no sean profesionales pero representan lo mejor que pueden el papel que se les ha asignado y que, después, se han aprendido. Esto no sirve en una novela. Los protagonistas de una manuscrito no pueden aprenderse sus diálogos de memoria.
Informaciones veraces.
Deben hablar todos, incluido el narrador como voz destacada y más veraz que ninguna otra, tal y como se comunican o como nos comunicamos los humanos. De forma inverosimil. Eso es. Hay que repetir ese milagro cotidiano con su ausencia de reglas. Nunca nadie ha dicho; Me he comprado un vestido oscuro como la noche. O nadie se quejaria de un colchón diciendo que está duro como el acero. Son cápsulas cargadas de veracidad, desde luego. Formulas que funcionan para no imaginarse nada. O lo mismo de siempre, que viene a ser igual. No digo que haya que escribir como se habla, es decir, con gruñidos, contradicciones, risas, insultos, gritos, frases que se dejan a medio terminar o que no se entienden del todo, o muletillas, o refranes. Hay que escribir como se comunica. Como se habla, sólo los diálogos. Mejor que no abuden, por otra parte. Con el concurso de las manos, la mirada, los ladeos de la cabeza, toda la expresión del cuerpo con sus mensajes contradictorios incluidos, ahí está la ultima capa de barniz de la historia que probablemente sea la que termine de darle el brillo.
Lo inverosimil es que nos entendamos, desde luego. Como una cosa cotidiana. En el autobus o haciendo cola. Todas las historias genuinas son dificiles de creer, por eso se cuentan. Las noticias se cuentan en una frase. Son sorpresas cortas. No necesitan explicaciones.
Una novela es una explicación muy larga para la que hay que escoger con mucho cuidado la pregunta.
En los silencios de nuestra escritura, se asentará, como en la vida, una historia peculiar, única y verdadera que casi siempre no tendrá esa apariencia y no resultará creible, todo lo contrario, será dificil de creer y dificil de explicar pero todos la podrán entender y les será familiar, gracias a eso, podrá ser una historia finalmente conmovedora.
Huir de la verosimilitud.
Hay una lógica en los acontecimientos que no la tienen. Hay un patrón que puede intuirse, no sé si llegar a preverse. Una dinámica que se convierte en inevitable. El efecto inercia. Entender esa conjunción de factores, una tectónica de placas cotidiana que encaja todas las pequeñas realidades que nos componen y que se mueven tan lentas como el suelo que pisamos. Establecer ese ciclo de empastes, de ajustes, de engranajes desiguales, es lo que establece la peculiaridad de una ficticia realidad genuina, tan corriente y vulgar como cualquiera de nuestras vidas, observadas y anotadas con todo detalle hasta tal punto que lleguen a no parecernos verdad. Como si fuera una lista de la compra, una vida contada igual. Es así como se empieza. Huyendo necesariamente.
Contando las cosas de forma inverosimil.
Después, se corrige. No ajustándolo al mundo sino entendiendo sus propias claves, la lógica en los acontecimientos que no la tienen y que, sin embargo, se imponen.
Informaciones veraces, después de todo.
Lo que quería decir, en resumen, es que puede que el único camino hacia la verdad y en especial, la propia, sea huir de todo lo verosimil.
verosímil.
La imagen es el primer resultado en Google imagenes para la palabra verosimilitud.
lunes, 29 de noviembre de 2010
Compartir fotos, compartir recuerdos, corregir manuscritos
Las redes sociales posibilitan la novedad de compartir fotos. Es una novedad a tener en cuenta, en términos históricos. Los álbumes se vuelven públicos. Hoy he estado echando un vistazo a mis antiguas imágenes y he borrado unas cuántas de las que ya me había olvidado, que tenía un año o año y medio y daban verguenza. O desentonaban los comentarios. O las subí en su día por algún motivo que ya no tiene la mayor importancia. ¿Por qué hablo de esto?
Corregir una novela, es lo mismo. Se trata de compartir recuerdos y exhibimos un desbordado álbum de emociones que quizás después no interese o no sea útil a la verdadera historia, o aburra, o cause verguenza ajenas como alguna foto que he encontrado en mi archivo personal de Facebook.
Hay que borrar. Borrar indiscriminadamente aquello que no nos gusta o no nos convence, o que tuvo sentido entonces pero ya no lo tiene. Borra. Sin piedad. Es más difícil hacerlo de lo que parece pero es necesario. Borra de tu manuscrito. Borra de tus álbumes, no te sientas culpable por haberte hecho fotos estúpidas o haber escrito párrafos sin sentido.
Hay que atreverse a borrar (archivos de las redes sociales caducados o frases que no valen) y no pensárselo dos veces.
También creo que las redes sociales (El "¿Que estas pensando?" o "¿Que esta pasando?" ) han hecho que solo interese un absurdo presente, en el que la información, la novedad o la noticia es que hay tormenta, que nieva o que nos han puesto una multa, que se ha quemado el arroz o que nos hemos ido de copas o tal concierto o tal fiesta, si no es que escribimos directamente desde allí.
Es todo el ya. El ahora. El ahora mismo.
Pero los álbumes conservan la emoción de ese presente pero con el amarillento paso del tiempo encima, en las fotos del verano de 2009 por poner un ejemplo que ya queda lejos y tampoco nos representa ni son fotos bonitas y es como si ni siquiera fueran nuestras. ¡Bórralas!
Eliminar esta imagen.
Aceptar.
Listo.
Con los párrafos o incluso los capítulos que no funcionan, igual. Seleccionar. Suprimir. adiós.
No es tan fácil decirlo como hacerlo.
¿Hasta dónde meto el cuchillo? ¿No salvo nada?
Es natural que haya un exceso de emoción en el momento y sobre todo, en el momento captado de fiesta pero es lógico desprenderse de él con el tiempo, de ese exceso de euforia o afectación.
La foto de esta entrada la hice en una ferretería, hace dos meses y poco, con el móvil. Estaba probando la nueva cámara.
Corregir una novela, es lo mismo. Se trata de compartir recuerdos y exhibimos un desbordado álbum de emociones que quizás después no interese o no sea útil a la verdadera historia, o aburra, o cause verguenza ajenas como alguna foto que he encontrado en mi archivo personal de Facebook.
Hay que borrar. Borrar indiscriminadamente aquello que no nos gusta o no nos convence, o que tuvo sentido entonces pero ya no lo tiene. Borra. Sin piedad. Es más difícil hacerlo de lo que parece pero es necesario. Borra de tu manuscrito. Borra de tus álbumes, no te sientas culpable por haberte hecho fotos estúpidas o haber escrito párrafos sin sentido.
Hay que atreverse a borrar (archivos de las redes sociales caducados o frases que no valen) y no pensárselo dos veces.
También creo que las redes sociales (El "¿Que estas pensando?" o "¿Que esta pasando?" ) han hecho que solo interese un absurdo presente, en el que la información, la novedad o la noticia es que hay tormenta, que nieva o que nos han puesto una multa, que se ha quemado el arroz o que nos hemos ido de copas o tal concierto o tal fiesta, si no es que escribimos directamente desde allí.
Es todo el ya. El ahora. El ahora mismo.
Pero los álbumes conservan la emoción de ese presente pero con el amarillento paso del tiempo encima, en las fotos del verano de 2009 por poner un ejemplo que ya queda lejos y tampoco nos representa ni son fotos bonitas y es como si ni siquiera fueran nuestras. ¡Bórralas!
Eliminar esta imagen.
Aceptar.
Listo.
Con los párrafos o incluso los capítulos que no funcionan, igual. Seleccionar. Suprimir. adiós.
No es tan fácil decirlo como hacerlo.
¿Hasta dónde meto el cuchillo? ¿No salvo nada?
Es natural que haya un exceso de emoción en el momento y sobre todo, en el momento captado de fiesta pero es lógico desprenderse de él con el tiempo, de ese exceso de euforia o afectación.
La foto de esta entrada la hice en una ferretería, hace dos meses y poco, con el móvil. Estaba probando la nueva cámara.
sábado, 27 de noviembre de 2010
Pasión en la labor de un traductor
El otro día leyendo la edición bilingue de "Alcoholes" de Apollinaire (Hiperión, 1995) disfruté muchísimo con las notas de Juan Abeleira.
Son geniales. Analiza cada verso. Ofrece tres posibilidades. Muestra los juegos de palabras intraducibles, muchísimos por cierto.
Y se nota que está disfrutano, no se por qué, pero probablemente por verse envuelto en esa tarea ardua de desentrañar un artefacto poético, desmontar sus piezas y volver a armarlo en otro idioma.
Se me ocurrió una idea. Un traductor de poetas franceses, sería un personaje genial para una novela. Busco a Juan Abeleira, pro si tenía Facebook, pero no.
También ha traducido a Rumbaud, por lo que pude ver en Google.
Y Apollinaire, sublime en una carta que se incluye en la edición.
Disfrute como hacía tiempo.
Una lectura a muchas niveles.
Iba a trascribir un poema pero no lo haré.
Quizá otro día.
Son geniales. Analiza cada verso. Ofrece tres posibilidades. Muestra los juegos de palabras intraducibles, muchísimos por cierto.
Y se nota que está disfrutano, no se por qué, pero probablemente por verse envuelto en esa tarea ardua de desentrañar un artefacto poético, desmontar sus piezas y volver a armarlo en otro idioma.
Se me ocurrió una idea. Un traductor de poetas franceses, sería un personaje genial para una novela. Busco a Juan Abeleira, pro si tenía Facebook, pero no.
También ha traducido a Rumbaud, por lo que pude ver en Google.
Y Apollinaire, sublime en una carta que se incluye en la edición.
Disfrute como hacía tiempo.
Una lectura a muchas niveles.
Iba a trascribir un poema pero no lo haré.
Quizá otro día.
jueves, 25 de noviembre de 2010
Cualidad de "Firmeza"
"«Firmeza», según pude observar, era la gran cualidad de que los hermanos Murdstone presumían. No sé si en aquella época habría sabido expresar qué entendía yo si me hubieran obligado a hacerlo; pero desde luego comprendía claramente que aquella palabra quería decir tiranía, y expresaba el terco, arrogante y diabólico carácter de los dos. Su credo, como puedo establecerlo ahora, era este: míster Murdstone tenía gran firmeza; nadie a su alrededor era tan firme como míster Murdstone; nadie de los que le rodeaban debía ser firme en absoluto, pues todos debían doblegarse ante su firmeza. Miss Murdstone era una excepción; podía ser firme, pero sólo relativamente y en un grado inferior y tributario. Mi madre era otra excepción; podía ser firme y debía serlo, pero solamente sometiéndose a su firmeza y creyendo firmemente que no había otra firmeza sobre la tierra".
Un párrafo de "David Copperfield". Capítulo 4.
Maestría de Charles Dickens con el uso de los dos puntos.
Un párrafo de "David Copperfield". Capítulo 4.
Maestría de Charles Dickens con el uso de los dos puntos.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
"Tiempos difíciles" en edición cubana
Ayer recibí un libro de Charles Dickens que ha cruzado el oceáno Atlántico. Se trata de "Tiempos dificiles"´, la décima novela del gran escritor inglés. ¡En edición cubana!
Lo curioso es la introducción que firma María Eugenia Rodríguez Gómez, de la Universidad de La Habana.
Es interesante ver cómo interpreta la trama de la novela en clave local. La editorial es Ediciones Huracán.
El papel está muy deteriorado.
El lomo está reparado con papel celo.
Falta la primera página (¿quizá por que contenía una dedicatoria?) y no está la referencia al año y lugar de edición. Me ha hecho muy feliz recibir este libro, a pesar de su precario estado, y la lectura (las primera 40 páginas) están siendo un pleno disfrute.
Lo curioso es la introducción que firma María Eugenia Rodríguez Gómez, de la Universidad de La Habana.
Es interesante ver cómo interpreta la trama de la novela en clave local. La editorial es Ediciones Huracán.
El papel está muy deteriorado.
El lomo está reparado con papel celo.
Falta la primera página (¿quizá por que contenía una dedicatoria?) y no está la referencia al año y lugar de edición. Me ha hecho muy feliz recibir este libro, a pesar de su precario estado, y la lectura (las primera 40 páginas) están siendo un pleno disfrute.
sábado, 13 de noviembre de 2010
¿Para qué tener un blog?
Me lo pregunto últimamente. Supongo que debe haber un motivo, para mantenerlo.
No lo sé. ¿Para qué?
Voy a detallar para lo que no quiero usarlo.
No quiero conocer a otros usuarios, ni interactuar con ellos a través de comentarios.
No quiero escribir y subir textos literarios escritos por mí, aunque a veces se me cuelen algunos versos.
No quiero ir detallando mis lecturas, ni escribir sobre otros autores.
No quiero mantener un blog sobre literatura.
No quiero escribir sobre música.
No quiero enlazar cosas que me gusten, de las que sea fan, de cualquier categoría artística.
No quiero subir fotos, ni mías ni de otros.
No quiero pontificar, ni hacerme promoción, ni hablar de mis sentimientos o mi estado de ánimo.
No quiero contar mi vida.
No quiero contar la vida de otros.
No quiero imaginarme la vida que me gustaría vivir.
No quiero imaginarme la vida que le gustaría vivir a otros.
No quiero escribir pensando en que nadie lo vaya a leer, escribir con un destinatario en la mente.
No quiero que las actualizaciones sean cartas imaginarias sin destinatario.
No quiero hablar de nimiedades.
No quiero escribir sobre temas de actualidad.
No quiero comentar noticias ni hacer referencias a modo de obituario.
¿Para qué tener un blog?
¿Para qué?
No sé si quiero saberlo. Seguiré manteniéndolo hasta que sepa para qué lo hago.
No lo sé. ¿Para qué?
Voy a detallar para lo que no quiero usarlo.
No quiero conocer a otros usuarios, ni interactuar con ellos a través de comentarios.
No quiero escribir y subir textos literarios escritos por mí, aunque a veces se me cuelen algunos versos.
No quiero ir detallando mis lecturas, ni escribir sobre otros autores.
No quiero mantener un blog sobre literatura.
No quiero escribir sobre música.
No quiero enlazar cosas que me gusten, de las que sea fan, de cualquier categoría artística.
No quiero subir fotos, ni mías ni de otros.
No quiero pontificar, ni hacerme promoción, ni hablar de mis sentimientos o mi estado de ánimo.
No quiero contar mi vida.
No quiero contar la vida de otros.
No quiero imaginarme la vida que me gustaría vivir.
No quiero imaginarme la vida que le gustaría vivir a otros.
No quiero escribir pensando en que nadie lo vaya a leer, escribir con un destinatario en la mente.
No quiero que las actualizaciones sean cartas imaginarias sin destinatario.
No quiero hablar de nimiedades.
No quiero escribir sobre temas de actualidad.
No quiero comentar noticias ni hacer referencias a modo de obituario.
¿Para qué tener un blog?
¿Para qué?
No sé si quiero saberlo. Seguiré manteniéndolo hasta que sepa para qué lo hago.
martes, 9 de noviembre de 2010
Escribir cartas
No lo hacia desde la adolescencia. Escribir cartas: papel, sellos y sobres. Es una experiencia que se puede comparar con el uso del correo electrónico lo mismo que ir al cine se puede asemejar a alquilar una película. Son experiencias distintas. Las cartas son mágicas y estos días lo he recordado.
No deberíamos dejar de escribir cartas en papel nunca.
Ahora sólo queda que lleguen a su destino.
No deberíamos dejar de escribir cartas en papel nunca.
Ahora sólo queda que lleguen a su destino.
sábado, 6 de noviembre de 2010
Me estreno en Twitter
La verdad es que me ha costado una semana hacerte con el lenguaje y la dinamica de Twitter. Ahora entiendo su poder adictivo aunque no me parece realmente interesante.
Supongo que debo de incrementar mi número de seguidos o seguidores.
A primera vista, lo veo un mar de enlaces poco interesante. Una máquina para hacer alusiones. Aún no tengo a quien aludir. El sistema de los trending topics todavía no lo tengo muy asumido.
Supongo que sirve para las noticias a tiempo real.
Creo que es más útil para los enlaces que para las ocurrencias.
Ya iré hablando de mis avances con el medio.
Por si os interesa, estoy aquí:
http://twitter.com/#!/JoseBolivar1978
NOTA: Me ha sorprendido la cantidad de periodistas que hay en Twitter. Por otra parte, resulta lógico al ser una verdadera fuente de información y ya que funciona como una telaraña de noticias y enlaces de "Última hora". Muchos periodistas y no sé si tantas noticias, en realidad.
Me voy acostumbrando a su uso. Ya hablaré con más fundamento en el futuro.
Supongo que debo de incrementar mi número de seguidos o seguidores.
A primera vista, lo veo un mar de enlaces poco interesante. Una máquina para hacer alusiones. Aún no tengo a quien aludir. El sistema de los trending topics todavía no lo tengo muy asumido.
Supongo que sirve para las noticias a tiempo real.
Creo que es más útil para los enlaces que para las ocurrencias.
Ya iré hablando de mis avances con el medio.
Por si os interesa, estoy aquí:
http://twitter.com/#!/JoseBolivar1978
NOTA: Me ha sorprendido la cantidad de periodistas que hay en Twitter. Por otra parte, resulta lógico al ser una verdadera fuente de información y ya que funciona como una telaraña de noticias y enlaces de "Última hora". Muchos periodistas y no sé si tantas noticias, en realidad.
Me voy acostumbrando a su uso. Ya hablaré con más fundamento en el futuro.
viernes, 5 de noviembre de 2010
Un artista serio
El artista Santiago Sierra renuncia al premio Nacional de Artes Plásticas 2010 a través de una carta.
Visto aquí (en donde se puede leer la carta original): http://www.contraindicaciones.net/
En la web del artista, hay muestras de su trabajo (algunas muy impactantes): http://www.santiago-sierra.com/index_1024.php Su última instalación-escultura no podría ser más idónea para el momento actual y para esta renuncia al Premio Nacional, porque se títula: "No, global tour". Renunciar a 30.000 euros (la cuantía del premio) por defender una libertad individual, nos debe hacer pensar en cúal es el nivel de esclavitud intelectual al que estamos tristemente aconstumbrados.
Madrid, Brumaire 2010
Estimada señora González-Sinde,
Agradezco mucho a los profesionales del arte que me recordasen y evaluasen en el modo en que lo han hecho. No obstante, y según mi opinión, los premios se conceden a quien ha realizado un servicio, como por ejemplo a un empleado del mes.
Es mi deseo manifestar en este momento que el arte me ha otorgado una libertad a la que no estoy dispuesto a renunciar. Consecuentemente, mi sentido común me obliga a rechazar este premio. Este premio instrumentaliza en beneficio del estado el prestigio del premiado. Un estado que pide a gritos legitimación ante un desacato sobre el mandato de trabajar por el bien común sin importar qué partido ocupe el puesto. Un estado que participa en guerras dementes alineado con un imperio criminal. Un estado que dona alegremente el dinero común a la banca. Un estado empeñado en el desmontaje del estado de bienestar en beneficio de una minoría internacional y local.
El estado no somos todos. El estado son ustedes y sus amigos. Por lo tanto, no me cuenten entre ellos, pues yo soy un artista serio. No señores, No, Global Tour.
¡Salud y libertad!
Santiago Sierra
Visto aquí (en donde se puede leer la carta original): http://www.contraindicaciones.net/
En la web del artista, hay muestras de su trabajo (algunas muy impactantes): http://www.santiago-sierra.com/index_1024.php Su última instalación-escultura no podría ser más idónea para el momento actual y para esta renuncia al Premio Nacional, porque se títula: "No, global tour". Renunciar a 30.000 euros (la cuantía del premio) por defender una libertad individual, nos debe hacer pensar en cúal es el nivel de esclavitud intelectual al que estamos tristemente aconstumbrados.
Madrid, Brumaire 2010
Estimada señora González-Sinde,
Agradezco mucho a los profesionales del arte que me recordasen y evaluasen en el modo en que lo han hecho. No obstante, y según mi opinión, los premios se conceden a quien ha realizado un servicio, como por ejemplo a un empleado del mes.
Es mi deseo manifestar en este momento que el arte me ha otorgado una libertad a la que no estoy dispuesto a renunciar. Consecuentemente, mi sentido común me obliga a rechazar este premio. Este premio instrumentaliza en beneficio del estado el prestigio del premiado. Un estado que pide a gritos legitimación ante un desacato sobre el mandato de trabajar por el bien común sin importar qué partido ocupe el puesto. Un estado que participa en guerras dementes alineado con un imperio criminal. Un estado que dona alegremente el dinero común a la banca. Un estado empeñado en el desmontaje del estado de bienestar en beneficio de una minoría internacional y local.
El estado no somos todos. El estado son ustedes y sus amigos. Por lo tanto, no me cuenten entre ellos, pues yo soy un artista serio. No señores, No, Global Tour.
¡Salud y libertad!
Santiago Sierra
jueves, 4 de noviembre de 2010
Una frase de Flaubert
"De vez en cuando, cómo para sacudir el polvo, daba golpecitos en la seda de los chales desplegados, que se estremecían con un leve rumor, haciendo parpadear, a la verdosa luz del crepúsculo, las doradas lentejuelas de su urdimbre".
En el capítulo cinco de Madame Bovary.
En el capítulo cinco de Madame Bovary.
martes, 2 de noviembre de 2010
El mejor consejo que he leido
DIALOGO CON EL MAESTRO
Crónica de alta mar
(De Esquire, octubre de 1953)
Ernest Hemingway
MAESTRO. ¿Cómo se puede entrenar un escritor?
CRONISTA. Ha de observar con atención todo lo que sucede alrededor de él. Si enganchamos un pez es necesario mirar atentamente qué hace cada uno de los circunstantes; si usted se emociona mientras el animal de saltos procure retener en la mente cuáles fueron las acciones que le causaron la emoción; si fue el sedal al surgir del agua, ponerse tenso como una cuerda de violín, mientras lanzaba salpicaduras, o el modo en que le pez rompió la superficie, soltando agua mientras saltaba; es necesario recordar el sonido que ha producido y los comentarios que se hicieron al respecto. Hay que hallar la causa de la emoción que se experimenta, las acciones provocan la excitación. Entonces se toma nota de ello sin olvidar ningún detalle con el fin de que el lector lo viva y le cause la misma emoción que le causó a usted. Esto es un ejercicio primordial.
Visto aquí: http://losmanuscritosdelcaos.blogspot.com/2009/10/dialogo-con-el-maestro-i.html
Crónica de alta mar
(De Esquire, octubre de 1953)
Ernest Hemingway
MAESTRO. ¿Cómo se puede entrenar un escritor?
CRONISTA. Ha de observar con atención todo lo que sucede alrededor de él. Si enganchamos un pez es necesario mirar atentamente qué hace cada uno de los circunstantes; si usted se emociona mientras el animal de saltos procure retener en la mente cuáles fueron las acciones que le causaron la emoción; si fue el sedal al surgir del agua, ponerse tenso como una cuerda de violín, mientras lanzaba salpicaduras, o el modo en que le pez rompió la superficie, soltando agua mientras saltaba; es necesario recordar el sonido que ha producido y los comentarios que se hicieron al respecto. Hay que hallar la causa de la emoción que se experimenta, las acciones provocan la excitación. Entonces se toma nota de ello sin olvidar ningún detalle con el fin de que el lector lo viva y le cause la misma emoción que le causó a usted. Esto es un ejercicio primordial.
Visto aquí: http://losmanuscritosdelcaos.blogspot.com/2009/10/dialogo-con-el-maestro-i.html
Un abrazo, Vargas Llosa
Acabo de terminar "Cartas a un joven novelista" de Vargas Llosa, flamante premio Nobel de literatura 2010, del que también he empezado recientemente su novela de debut, "La ciudad y los perros". Pero vayamos a las cartas, en la edición de Ariel de 1997. Lo haré enumerando varios puntos sin ningún orden en concreto.
1.- Niego la mayor. No son cartas. Utilizan la forma epistolar, comienzan con Querido... y terminan con Un abrazo, pero bajo esta argucia se esconde un cuerpo de ensayo, en el que no se apela a nadie en concreto. Son los mismos compendios de un temario. Al principio Vargas parece responder a las preguntas de un escritor novato, pero conforme avanzan los capítulos se nota que es un truco que resulta chusco. Quizá lo impusiera la colección, leí también "Cartas a un joven periodista" de Juan Luis Cebrián, hace más de diez años (tampoco me gustó especialmente) y el formato era el mismo.
2.- Vargas Llosa se expresa realmente bien. La palabra es un don en su mano. Acierta de lleno cuando describe el estilo de Borges, que yo en mi humilde condición solo puedo calificar como abrumador. Me gustan los conceptos que usa: muda, vaso comunicante, espacio temporal, el dato escamoteado... Es expresivo y explicativo.
3.- Escribir es leer, eso debería estar claro ya para todos pero escribir sobre escribir, tampoco consiste en destripar nuestros libros favoritos. No consiste en decir: "¡Eh, mira!¡Eso es genial!¡Así es cómo se hace!" y poner a Flaubert o Faulkner de ejemplo. Muy bien. Eso lo puede hacer cualquiera. No consiste en eso. Poner de ejemplo a los grandes maestros y tomar pasajes de sus obras, ¿de qué sirve? Lo interesante es descubrirnos el truco, no hablarnos de lo que hacen los grandes magos, lo que todos vemos desde nuestro patio de butacas compartido de lectores.
4.- El primer consejo está en la página 30, capítulo 4: "Busque y encuentre un estilo".
5.- Como guía de lecturas, es interesante. Como inspiración, no. No hay ardor, no hay pasión, ni siquiera se muestra el Vargas lector en toda su desnudez. Recomienda libros, toma ejemplos (eso es lo más detestable, un ejemplo detras del otro) sin el menor riesgo, ahora Quijote, ahora Moby Dick, y siempre desde un punto de vista casi académico, casi ensayístico pero sin la especialización del estudioso, desde el punto de vista del autor. Además desvela el final de algunos de los libros que cita, que si bien todos debemos o deberíamos haber leído, puede no ser así.
6.- El mejor consejo es el de la posdata del libro, que es bastante breve. Vargas dice al final: Olvídate de todo lo que he dicho, deja de leer sobre cómo hacer novelas y empieza a escribirlas ya. Y nos desea suerte. debería haberle dedicado un par de líneas al menos a ese tema, la importancia de la suerte.
7.- ¿A un joven novelista? vale, muy bien. Y, ¿quien es joven? ¿A qué se refiere? ¿Existen los novelistas jóvenes? Si uno escribe por primera vez, tenga la edad que tenga, ¿no es joven al menos en el terreno de la narrativa? Acaso llevándolo más lejos, ¿no es cómo si fuera virgen?
8.- Un libro sobre escribir qque no habla de correcciones, editores y agentes literarios cuenta sólo una parte de la verdad. Es curioso cómo muchos autores americanos, al escribir sobre escribir, utilizan la palabra "negocio" que en la voz de Vargas, o la que usa en las cartas, sonaría a sacrilegio.
¿Recomendado? Pues, no lo sé. Supongo que para los aspirantes a escritor es una lectura interesante, de la que extraerán enseñanzas, algun truco quizá o estructura. Para los que no estén muy obsesionados con la cuestión de escribir, mejor que opten por una obra del mismo autor de narrativa.
Creo que se aprende más leyendo a un autor, leyendo sus libros que siguiendo sus consejos, una idea que creo que el mismo Vargas recoge en el libro.
Cuando terminé "La ciudad y los perros"´, haré un comentario más amplio pero por ahora, me ha resultado mucho más estimulante que estas "Cartas..." sin remitente.
1.- Niego la mayor. No son cartas. Utilizan la forma epistolar, comienzan con Querido... y terminan con Un abrazo, pero bajo esta argucia se esconde un cuerpo de ensayo, en el que no se apela a nadie en concreto. Son los mismos compendios de un temario. Al principio Vargas parece responder a las preguntas de un escritor novato, pero conforme avanzan los capítulos se nota que es un truco que resulta chusco. Quizá lo impusiera la colección, leí también "Cartas a un joven periodista" de Juan Luis Cebrián, hace más de diez años (tampoco me gustó especialmente) y el formato era el mismo.
2.- Vargas Llosa se expresa realmente bien. La palabra es un don en su mano. Acierta de lleno cuando describe el estilo de Borges, que yo en mi humilde condición solo puedo calificar como abrumador. Me gustan los conceptos que usa: muda, vaso comunicante, espacio temporal, el dato escamoteado... Es expresivo y explicativo.
3.- Escribir es leer, eso debería estar claro ya para todos pero escribir sobre escribir, tampoco consiste en destripar nuestros libros favoritos. No consiste en decir: "¡Eh, mira!¡Eso es genial!¡Así es cómo se hace!" y poner a Flaubert o Faulkner de ejemplo. Muy bien. Eso lo puede hacer cualquiera. No consiste en eso. Poner de ejemplo a los grandes maestros y tomar pasajes de sus obras, ¿de qué sirve? Lo interesante es descubrirnos el truco, no hablarnos de lo que hacen los grandes magos, lo que todos vemos desde nuestro patio de butacas compartido de lectores.
4.- El primer consejo está en la página 30, capítulo 4: "Busque y encuentre un estilo".
5.- Como guía de lecturas, es interesante. Como inspiración, no. No hay ardor, no hay pasión, ni siquiera se muestra el Vargas lector en toda su desnudez. Recomienda libros, toma ejemplos (eso es lo más detestable, un ejemplo detras del otro) sin el menor riesgo, ahora Quijote, ahora Moby Dick, y siempre desde un punto de vista casi académico, casi ensayístico pero sin la especialización del estudioso, desde el punto de vista del autor. Además desvela el final de algunos de los libros que cita, que si bien todos debemos o deberíamos haber leído, puede no ser así.
6.- El mejor consejo es el de la posdata del libro, que es bastante breve. Vargas dice al final: Olvídate de todo lo que he dicho, deja de leer sobre cómo hacer novelas y empieza a escribirlas ya. Y nos desea suerte. debería haberle dedicado un par de líneas al menos a ese tema, la importancia de la suerte.
7.- ¿A un joven novelista? vale, muy bien. Y, ¿quien es joven? ¿A qué se refiere? ¿Existen los novelistas jóvenes? Si uno escribe por primera vez, tenga la edad que tenga, ¿no es joven al menos en el terreno de la narrativa? Acaso llevándolo más lejos, ¿no es cómo si fuera virgen?
8.- Un libro sobre escribir qque no habla de correcciones, editores y agentes literarios cuenta sólo una parte de la verdad. Es curioso cómo muchos autores americanos, al escribir sobre escribir, utilizan la palabra "negocio" que en la voz de Vargas, o la que usa en las cartas, sonaría a sacrilegio.
¿Recomendado? Pues, no lo sé. Supongo que para los aspirantes a escritor es una lectura interesante, de la que extraerán enseñanzas, algun truco quizá o estructura. Para los que no estén muy obsesionados con la cuestión de escribir, mejor que opten por una obra del mismo autor de narrativa.
Creo que se aprende más leyendo a un autor, leyendo sus libros que siguiendo sus consejos, una idea que creo que el mismo Vargas recoge en el libro.
Cuando terminé "La ciudad y los perros"´, haré un comentario más amplio pero por ahora, me ha resultado mucho más estimulante que estas "Cartas..." sin remitente.
domingo, 31 de octubre de 2010
Diez folios diarios
"Quien puede escribir una página, puede escribir diez, lo que casi equivale a una novelita, y quien sabe hacer una novelita debe saber hacer un libro, porque una serie de capítulos no es más que una serie de novelitas".
"El arte de escribir en veinte lecciones"
Antonie Albalat
NOTA: Me he autoimpuesto la norma de escribir diez folios diarios. Lo llevo cumpliendo desde los últimos cuatro días. Escribir sobre cualquier cosa, sobre nada en especial. Se parece al blog en eso. No es que sea muy interesante lo que sale pero es como un entrenamiento, no sé para qué exactamente pero seguro que acaba sirviendo para algo. O eso espero.
Mis problemas con Pío Baroja
Me estoy leyendo los "Cuentos" de Pío Baroja, en la edición de bolsillo de Alianza editorial. Los leo de noche, en la cama. Un par de ellos, cada noche. Pero no me convencen. Me aburren. Los encuentro escritos con toda pulcritud, frases claras. Ideas concretas. Acciones directas. Historias sencillas. Personajes humildes. Situaciones cotidianas. Y, me duermo.
Formalmente, no tienen ningún fallo. Los leo con atención. Me gustó "El vago" porque se parece a una idea que tengo parecida y que apoya la misma tesís, ser vago es dificil, pero el resto me parecen flojos. Me faltan muchos por terminan. Los leo salteados. Suelo hacer eso con los libros de cuentos. Altero el orden previsto por el autor. Con Baroja, creo que tengo un problema. Sus historias tiene un fondo, creo. Le intuyo una hondura que, paradoja, a mí no me llena. No me atrapan aunque están bien. Me gustan de todas formas. Quiero decir que los considero buenos, bien escritos, bien resueltos pero tampoco me llegan. Es una entrada ésta del blog que puedo actualizar más adelante cuando acabe el libro pero creo que cuando termine todos los cuentos, intuyo que tendré esa misma sensación de insatisfacción. Tengo problemas con Baroja, ¿por qué? En el colegio creo que no tuve que leer obligatoriamente "El árbol de la ciencia", así que no es por culpa de un mal recuerdo.
Espero cambiar de opinión, cuando termine el libro.
Eso sí, es perfecto para conciliar el sueño. Recomendado para insomnes que disfruten de la literatura sobria.
Formalmente, no tienen ningún fallo. Los leo con atención. Me gustó "El vago" porque se parece a una idea que tengo parecida y que apoya la misma tesís, ser vago es dificil, pero el resto me parecen flojos. Me faltan muchos por terminan. Los leo salteados. Suelo hacer eso con los libros de cuentos. Altero el orden previsto por el autor. Con Baroja, creo que tengo un problema. Sus historias tiene un fondo, creo. Le intuyo una hondura que, paradoja, a mí no me llena. No me atrapan aunque están bien. Me gustan de todas formas. Quiero decir que los considero buenos, bien escritos, bien resueltos pero tampoco me llegan. Es una entrada ésta del blog que puedo actualizar más adelante cuando acabe el libro pero creo que cuando termine todos los cuentos, intuyo que tendré esa misma sensación de insatisfacción. Tengo problemas con Baroja, ¿por qué? En el colegio creo que no tuve que leer obligatoriamente "El árbol de la ciencia", así que no es por culpa de un mal recuerdo.
Espero cambiar de opinión, cuando termine el libro.
Eso sí, es perfecto para conciliar el sueño. Recomendado para insomnes que disfruten de la literatura sobria.
Zen o el arte de motivar al aspirante
Me ha defraudado "Zen en el arte de la escritura" de Ray Bradbury. Al calor de su recientísima lectura, sólo voy a tomar un par de notas numeradas.
1.- Si escribes sobre el acto de escribir no hables de tí mismo, es más probable que lo lean aspirantes a escritor que lectores devotos de tu obra. Da igual el cuento áquel que publicaste.
2.- Basta de uno mismo, en general. Consejos prácticos. Tanto hablar de la inspiración, de su génesis, de la insconciencia, del otro yo, los recuerdos, la infancia... Palabrería. Hablemos de sujetos y predicados, ¿no? Adjetivos, ¿dónde? ¿Cómo? ¿Cúantos? Adverbios, ¿por qué?
3.- El fracaso debería ser un capítulo en si mismo. Todas las versiones de rechazo. Eso SÍ es interesante.
4.- Las casualidades son inútiles. Apelar al entusiasmo es pueril (ver punto 3)
5.- Los consejos me parecen un poco abstractos. Como por ejemplo, leer poesía a diario para encontrar imágenes evocadoras que inspiren ficciones.
Sobre el libro decir que es una colección de artículos que parece oportunista.
No tiene un hilo conductor, se repiten anécdotas y hay incluso una entrevista el trabajo de Bradbury para el cine (adaptó Moby Dick para John Houston), que tiene poco que ver con el resto del tono del libro, por momento más ensayístico y otras veces, con forma de manual de autoayuda. Tiene el tono de hallazgo feliz de los artículos. No lo recomiendo.
Está bien para aspirantes a escritor con ganas de leer libros sobre el tema, con muchas ganas. Creo que incita a escribir a impulsos o incluso, te los genera, a veces de un modo más poético que práctico. Habrá quien necesite ese empujón ensoñador pero no es mi caso. Quizá esperaba que fuera diferente, sólo eso. se pueden anotar media docena de frases lapidarias o párrafos enteros que podían servir como ingenioso estado de Facebook, pero a mí me convence sólo a medias.
1.- Si escribes sobre el acto de escribir no hables de tí mismo, es más probable que lo lean aspirantes a escritor que lectores devotos de tu obra. Da igual el cuento áquel que publicaste.
2.- Basta de uno mismo, en general. Consejos prácticos. Tanto hablar de la inspiración, de su génesis, de la insconciencia, del otro yo, los recuerdos, la infancia... Palabrería. Hablemos de sujetos y predicados, ¿no? Adjetivos, ¿dónde? ¿Cómo? ¿Cúantos? Adverbios, ¿por qué?
3.- El fracaso debería ser un capítulo en si mismo. Todas las versiones de rechazo. Eso SÍ es interesante.
4.- Las casualidades son inútiles. Apelar al entusiasmo es pueril (ver punto 3)
5.- Los consejos me parecen un poco abstractos. Como por ejemplo, leer poesía a diario para encontrar imágenes evocadoras que inspiren ficciones.
Sobre el libro decir que es una colección de artículos que parece oportunista.
No tiene un hilo conductor, se repiten anécdotas y hay incluso una entrevista el trabajo de Bradbury para el cine (adaptó Moby Dick para John Houston), que tiene poco que ver con el resto del tono del libro, por momento más ensayístico y otras veces, con forma de manual de autoayuda. Tiene el tono de hallazgo feliz de los artículos. No lo recomiendo.
Está bien para aspirantes a escritor con ganas de leer libros sobre el tema, con muchas ganas. Creo que incita a escribir a impulsos o incluso, te los genera, a veces de un modo más poético que práctico. Habrá quien necesite ese empujón ensoñador pero no es mi caso. Quizá esperaba que fuera diferente, sólo eso. se pueden anotar media docena de frases lapidarias o párrafos enteros que podían servir como ingenioso estado de Facebook, pero a mí me convence sólo a medias.
El 'Planeta', Mendoza y el "Caso Formoso"
Una noticia que no me gusta. Admiro a Eduardo Mendoza, me he leído muchos libros suyos: "La verdad sobre el Caso Savolta", "El laberinto de las aceitunas", "La ciudad de los prodigios", "Sin noticias de Gurb" o "La aventura del tocador de señoras". Puede que incluso alguno más que no recuerde. Siempre me he reído con las aventuras y desventuras de sus personajes y admiro esa forma de narrar, siempre con tono irónico, una voz cruel o tierna que arranca una sonrisa o nos hace pensar en la condición humana. Pues bien, esste año, 2010, Eduardo Mendoza ha ganado el Premio Planeta.
Ya lo siento.
¿El libro premiado? "Riña de Gatos. Madrid, 1936"
Me he leído el primer capítulo, disponible en alguna página web, como adelanto.
Es el estilo clásico de Eduardo Mendoza, tiene esa retranca con el halo de inocencia. Me gusta lo que he leído, aunque tampoco me apasione... El problema (el verdadero problema) es la sombra del Premio Planeta, conocido por sus refinadas y casi públicas corruptelas o por sus chapuzas imposibles que soon dificiles de creer de tan cutres (ver caso de Cela y "La Cruz de San Jorge"), no me gusta que un premio con tan mala reputación entre en contacto con el nombre de uno de mis autores preferidos. No me gusta. Planeta y Mendoza, no.
Hace unas semanas leí la notica de la apertura del juicio oral en lo que se ha dado en llamar el "Caso Formoso". Una demostración de
Se trata de una turbia historia de plagio en la concesión del Premio Planeta de 1994.
Lo ganó Camilo José Cela después de haber plagiado presuntamente una obra que presentó a concurso María del Carmen Formoso Lapido. Ambos autores están ya fallecidos y ell juicio enfrenta al hijo de la presuntamente plagiada y al editor del premio, el mismo editor que este año premia a uno de mis escritores predilectos. Aquí está la noticia del "Caso Formoso" que debería ser el "Caso del plagio del Planeta '94" o el caso "Cela presunto plagiador": http://www.rtve.es/noticias/20101017/dictan-apertura-juicio-oral-contra-lara-presunto-plagio-cela/362774.shtml
Estaremos atentos a lo que dicta la jueza en el futuro.
Sobre Eduardo Mendoza, que se preste a ganar este premio o que participe en sus intrigas o que acepte tácitamente ser el ganador, me lleva a pensar en que la economía de los escritores, incluso de los de éxito reconocido y ampliamente publicados, es tan precaria que algunas ofertas no se pueden rechazar. Se resiente a mi entender su imagen de independencia, de singularidad. Para el futuro espero que las ventas del Planeta 2010, y la promoción brutal de grandes superficies, le reporten nuevos lectores fieles que se fíen de los premios y sus bombos, porque estoy seguro que a algunos incondionales de Mendoza les habrá sentado como un jarro de agua fría verlo posar en la foto junto a los presuntamente tramposos.
A mí me ha defraudado, aunque no sea más que por estilo. Supongo que no sólo hay que cultivarlo en las páginas, también cuentan las actitudes, los posados y las compañías.
Siento tener que darle la enhorabuena por un premio que esta dotado con mucho dinero pero con tan poco prestigio literario. Un pena, Eduardo, y felicidades.
Para leer el primer capítulo de "Riña de Gatos, Madrid 1936" (en un enlace en la web de Antena 3, supongo que por afinidades comerciales de grupo con la editorial Planeta): http://www.antena3.com/especiales/noticias/cultura/exclusiva-premio-planeta-2010/rina-de-gatos/
Ya lo siento.
¿El libro premiado? "Riña de Gatos. Madrid, 1936"
Me he leído el primer capítulo, disponible en alguna página web, como adelanto.
Es el estilo clásico de Eduardo Mendoza, tiene esa retranca con el halo de inocencia. Me gusta lo que he leído, aunque tampoco me apasione... El problema (el verdadero problema) es la sombra del Premio Planeta, conocido por sus refinadas y casi públicas corruptelas o por sus chapuzas imposibles que soon dificiles de creer de tan cutres (ver caso de Cela y "La Cruz de San Jorge"), no me gusta que un premio con tan mala reputación entre en contacto con el nombre de uno de mis autores preferidos. No me gusta. Planeta y Mendoza, no.
Hace unas semanas leí la notica de la apertura del juicio oral en lo que se ha dado en llamar el "Caso Formoso". Una demostración de
Se trata de una turbia historia de plagio en la concesión del Premio Planeta de 1994.
Lo ganó Camilo José Cela después de haber plagiado presuntamente una obra que presentó a concurso María del Carmen Formoso Lapido. Ambos autores están ya fallecidos y ell juicio enfrenta al hijo de la presuntamente plagiada y al editor del premio, el mismo editor que este año premia a uno de mis escritores predilectos. Aquí está la noticia del "Caso Formoso" que debería ser el "Caso del plagio del Planeta '94" o el caso "Cela presunto plagiador": http://www.rtve.es/noticias/20101017/dictan-apertura-juicio-oral-contra-lara-presunto-plagio-cela/362774.shtml
Estaremos atentos a lo que dicta la jueza en el futuro.
Sobre Eduardo Mendoza, que se preste a ganar este premio o que participe en sus intrigas o que acepte tácitamente ser el ganador, me lleva a pensar en que la economía de los escritores, incluso de los de éxito reconocido y ampliamente publicados, es tan precaria que algunas ofertas no se pueden rechazar. Se resiente a mi entender su imagen de independencia, de singularidad. Para el futuro espero que las ventas del Planeta 2010, y la promoción brutal de grandes superficies, le reporten nuevos lectores fieles que se fíen de los premios y sus bombos, porque estoy seguro que a algunos incondionales de Mendoza les habrá sentado como un jarro de agua fría verlo posar en la foto junto a los presuntamente tramposos.
A mí me ha defraudado, aunque no sea más que por estilo. Supongo que no sólo hay que cultivarlo en las páginas, también cuentan las actitudes, los posados y las compañías.
Siento tener que darle la enhorabuena por un premio que esta dotado con mucho dinero pero con tan poco prestigio literario. Un pena, Eduardo, y felicidades.
Para leer el primer capítulo de "Riña de Gatos, Madrid 1936" (en un enlace en la web de Antena 3, supongo que por afinidades comerciales de grupo con la editorial Planeta): http://www.antena3.com/especiales/noticias/cultura/exclusiva-premio-planeta-2010/rina-de-gatos/
sábado, 30 de octubre de 2010
Suciedad honorable
Después de leer "Desgracia" de J. M.. Coetzee la sensación que se queda en la mente y en el ánimo es de un profundo desasosiego.
Tiene lo que se le pide a todas las novelas, te coge de las solapas y no te suelta. El tono narrativo que alterna a un observador neutro y salvaje en ocasiones, como la misma sociedad que describe, con los retazos del pensamiento del protagonista, David Laurie, te llevan a un territorio de estimulante amoralidad. Unas reflexiones, perfectamente engarzadas en el texto, que consiguen ponernos en su lugar, sufriendo en algunos pasajes por la identificación con el personaje y su cambiante orden de valores. también puede parecernos simplemente un "viejo verde" el profesor universitario de 53 años que se autodenomina así en el texto en una ocasión y se justifica diciendo que actúa como "sirviente de Eros". Una actitud embriagada e irresponsable que todos tenemos o podemos tener en algún momento pero que si no nos convence en los primeros capítulos, no nos convencerá más adelante.
Es un libro sobre muchos temas, para mí destaca el egoismo.
Por supuesto, habla de racismo, habla de Sudáfrica, habla de la vejez, del paso del tiempo, del amor pero los personajes son sobre todo, egoistas.
Asusta pensar en la moraleja del libro, y ni eso ni el final me gustaron absolutamente nada, pero tengo que destacar el ritmo. Es trepidante. Perfecto el mecanismo, la voz del narrador va cambiando a medida que la trama gana en dureza y calado. La estructura de la novela es impecable. Las situaciones se suceden con una perfecta continuidad y desde la primera escena, de sexo por cierto, la trama te mantiene pegado a la página siguiente. Me gusta de Coetzee y creo que es lo que lo convierte en "grande", la forma en la que nos enfrenta a ideas sencillas y las contrapone. En el capítulo 7, un ejemplo (cuando David Laurie ve a su hija por primera vez, que vive en una granja en el campo): "Ella tampoco tiene las uñas demasiado limpias. Suciedad del campo: es algo en el fondo honorable, supone". No es la mejor muestra pero ahí está. Suciedad honorable. Esa fórmula se repite en muchas ocasiones, enfrentándonos a dilemas morales de mayor calado que la higiene de las uñas.
Otra cosa a comentar, la fuerza narrativa que nace de la incomunicación entre los personajes. El padre no entiende a la hija. La hija no entiende al padre. la ex mujer no entiende a su ex marido. La sociedad no entiende al individuo. El individuo no entiende a los que le rodean.
Pequeños detalles. El hecho de que su hija no le llame "Papá" nunca. Simplemente, David. Marca una distancia entre ellos que llega a ser dolorosa.
Los diálogos son duros, reales y certeros. Abunda el diálogo sin que los personajes terminen nunca de decir lo que piensan realmente, que se intercala en párrafos instrospectivos en otro hallazgo. Es posible que si no comulgamos con la voz de Laurie no entremos en ese juego del narrador.
En cualquier hace buena la máxima de menos es más y las escenas que no muestra pero se supone el lector, son mucho más vívidas en la imaginación que si las describiera con detalle.
Un libro perfectamente construido como narración, que creo que se resuelve regular y para mi gusto, abusa de referencias a Byron que no creo que realmente funcionen, aunque cohesionan la impresión global de "Desgracia". Suciedad honorable. Contradicciones llenas de sentido. Recomendado.
Voy a empezar a leer "Infancia", la primera novela de la serie autobiográfica del mismo autor. A ver qué tal.
Tiene lo que se le pide a todas las novelas, te coge de las solapas y no te suelta. El tono narrativo que alterna a un observador neutro y salvaje en ocasiones, como la misma sociedad que describe, con los retazos del pensamiento del protagonista, David Laurie, te llevan a un territorio de estimulante amoralidad. Unas reflexiones, perfectamente engarzadas en el texto, que consiguen ponernos en su lugar, sufriendo en algunos pasajes por la identificación con el personaje y su cambiante orden de valores. también puede parecernos simplemente un "viejo verde" el profesor universitario de 53 años que se autodenomina así en el texto en una ocasión y se justifica diciendo que actúa como "sirviente de Eros". Una actitud embriagada e irresponsable que todos tenemos o podemos tener en algún momento pero que si no nos convence en los primeros capítulos, no nos convencerá más adelante.
Es un libro sobre muchos temas, para mí destaca el egoismo.
Por supuesto, habla de racismo, habla de Sudáfrica, habla de la vejez, del paso del tiempo, del amor pero los personajes son sobre todo, egoistas.
Asusta pensar en la moraleja del libro, y ni eso ni el final me gustaron absolutamente nada, pero tengo que destacar el ritmo. Es trepidante. Perfecto el mecanismo, la voz del narrador va cambiando a medida que la trama gana en dureza y calado. La estructura de la novela es impecable. Las situaciones se suceden con una perfecta continuidad y desde la primera escena, de sexo por cierto, la trama te mantiene pegado a la página siguiente. Me gusta de Coetzee y creo que es lo que lo convierte en "grande", la forma en la que nos enfrenta a ideas sencillas y las contrapone. En el capítulo 7, un ejemplo (cuando David Laurie ve a su hija por primera vez, que vive en una granja en el campo): "Ella tampoco tiene las uñas demasiado limpias. Suciedad del campo: es algo en el fondo honorable, supone". No es la mejor muestra pero ahí está. Suciedad honorable. Esa fórmula se repite en muchas ocasiones, enfrentándonos a dilemas morales de mayor calado que la higiene de las uñas.
Otra cosa a comentar, la fuerza narrativa que nace de la incomunicación entre los personajes. El padre no entiende a la hija. La hija no entiende al padre. la ex mujer no entiende a su ex marido. La sociedad no entiende al individuo. El individuo no entiende a los que le rodean.
Pequeños detalles. El hecho de que su hija no le llame "Papá" nunca. Simplemente, David. Marca una distancia entre ellos que llega a ser dolorosa.
Los diálogos son duros, reales y certeros. Abunda el diálogo sin que los personajes terminen nunca de decir lo que piensan realmente, que se intercala en párrafos instrospectivos en otro hallazgo. Es posible que si no comulgamos con la voz de Laurie no entremos en ese juego del narrador.
En cualquier hace buena la máxima de menos es más y las escenas que no muestra pero se supone el lector, son mucho más vívidas en la imaginación que si las describiera con detalle.
Un libro perfectamente construido como narración, que creo que se resuelve regular y para mi gusto, abusa de referencias a Byron que no creo que realmente funcionen, aunque cohesionan la impresión global de "Desgracia". Suciedad honorable. Contradicciones llenas de sentido. Recomendado.
Voy a empezar a leer "Infancia", la primera novela de la serie autobiográfica del mismo autor. A ver qué tal.
jueves, 28 de octubre de 2010
Todos tenemos una historia
Me gusta Stephen King. No lo leo pero me gusta. No leo novelas de miedo. Casi tampoco veo películas de ese género, porque lo paso mal, pero Stephen King me gusta como persona. Es entrañable, a mi entender. Como autor, no tengo opinión. Tampoco soy muy seguidor de la ciencia ficción, añado. Stephen me gusta como excepción. Me gusta su aspecto de gafotas de la vieja escuela. Lo que dice también. Cómo lo dice. Su actitud y sus opiniones iconoclastas. Me gusta la actitud de Stephen King y por supuesto, lo respeto como escritor por sus millones de lectores que son el mejor aval de su trabajo.
Me gusta mucho más Stephen King de lo que me gustaba después de leer "On Writing" (Mientras escribo) que es una especie de manual para aspirantes a escritor, en el que alterna partes de su propia biografía con muchos consejos, trucos y detalles sobre el proceso de escribir, publicar y ganarse la vida con ello.
Todos tenemos una historia, dice en un momento del texto, y la de la mayoría de nosotros, es muy aburrida. No es el caso de la historia personal del autor de "Carrie" o "El Resplandor". Su vida es normal pero apasionante. Madre separada. Hermano pequeño. Escritor vocacional desde la niñez. Autor rechazado. Aspirante constante. Padre joven. Enviador profesional de cuentos a revistas. Rechazado una y mill veces. Fracasado tenaz hasta que alcanza su primer éxito. Después, alcohólico y politoxicómano. Al final, millonario excéntrico y hombre familiar.
Entre medias, más de treinta novelas con varios títulos súperventas.
Es dificil que no te acabe cayendo bien Stephen después de leer cómo lo atropellan, en la parte final del libro. El atropello y la convalecencia, según cuenta, ayudaron en la génesis del libro.
Te cae mejor cuando te lo imaginas cojo y millonario.
No es un manual al uso. Pero es interesante su idea de la "caja de herramientas".
Los consejos para corregir los textos son concretos y prácticos. Habla de los adverbios, de su uso, de los verbos en pasiva. Son aspectos generales pero los comenta con entusiasmo y ese fervor que muestra, se contagia. Habla de la esencia del proceso, tener ideas y ser capaz de desarrollarlas.
Aporta una interesante lista de títulos y autores. Rebosa honestidad en todo momento.
Habla mucho de sí mismo, es obvio, y de su esposa, Tabhita King, con la que lleva treinta casado. En algunos pasajes, incluso me ha enternecido hablando de cómo ella lee sus primeros borradores y cómo se rie y arquea las cejas.
La portada es abiertamente desagradable. ¿Qué significa esa pose? ¡Dios! Y, ¿por qué sale con lentillas?
Supongo que esa debería ser otra lección literaria, sobre la vanidad, que no se incluye en el sumario.
El contenido es, sobre todo, estimulante.
Si escribes o quieres hacerlo, leélo.
Tiene diez años, se escribió entre 1999 y 2000, o sea que ya empieza a tener una década.
No sé si de forma pretendida o no pero Stephen King consigue en "On Writing" (Mientras escribo) que pienses que si él ha sido capaz de hacerlo, cualquiera puede. Recomendado.
Me gusta mucho más Stephen King de lo que me gustaba después de leer "On Writing" (Mientras escribo) que es una especie de manual para aspirantes a escritor, en el que alterna partes de su propia biografía con muchos consejos, trucos y detalles sobre el proceso de escribir, publicar y ganarse la vida con ello.
Todos tenemos una historia, dice en un momento del texto, y la de la mayoría de nosotros, es muy aburrida. No es el caso de la historia personal del autor de "Carrie" o "El Resplandor". Su vida es normal pero apasionante. Madre separada. Hermano pequeño. Escritor vocacional desde la niñez. Autor rechazado. Aspirante constante. Padre joven. Enviador profesional de cuentos a revistas. Rechazado una y mill veces. Fracasado tenaz hasta que alcanza su primer éxito. Después, alcohólico y politoxicómano. Al final, millonario excéntrico y hombre familiar.
Entre medias, más de treinta novelas con varios títulos súperventas.
Es dificil que no te acabe cayendo bien Stephen después de leer cómo lo atropellan, en la parte final del libro. El atropello y la convalecencia, según cuenta, ayudaron en la génesis del libro.
Te cae mejor cuando te lo imaginas cojo y millonario.
No es un manual al uso. Pero es interesante su idea de la "caja de herramientas".
Los consejos para corregir los textos son concretos y prácticos. Habla de los adverbios, de su uso, de los verbos en pasiva. Son aspectos generales pero los comenta con entusiasmo y ese fervor que muestra, se contagia. Habla de la esencia del proceso, tener ideas y ser capaz de desarrollarlas.
Aporta una interesante lista de títulos y autores. Rebosa honestidad en todo momento.
Habla mucho de sí mismo, es obvio, y de su esposa, Tabhita King, con la que lleva treinta casado. En algunos pasajes, incluso me ha enternecido hablando de cómo ella lee sus primeros borradores y cómo se rie y arquea las cejas.
La portada es abiertamente desagradable. ¿Qué significa esa pose? ¡Dios! Y, ¿por qué sale con lentillas?
Supongo que esa debería ser otra lección literaria, sobre la vanidad, que no se incluye en el sumario.
El contenido es, sobre todo, estimulante.
Si escribes o quieres hacerlo, leélo.
Tiene diez años, se escribió entre 1999 y 2000, o sea que ya empieza a tener una década.
No sé si de forma pretendida o no pero Stephen King consigue en "On Writing" (Mientras escribo) que pienses que si él ha sido capaz de hacerlo, cualquiera puede. Recomendado.
lunes, 25 de octubre de 2010
La Creación según Twain
Mark Twain tiene lo que todo un escritor quiere tener. Historias. Ideas. Estilo. Ritmo. Elegancia. Acidez. Ternura. Profundidad. Ironía. Humor. Ingenuidad. Niveles. Visión. Un mundo propio. Personajes.
En este caso, los coge de la Biblia a los personajes y se apropia de los primeros momentos de la historia de la Creación para reinventar ese mismo proceso creativo con el que se atreve a componer este libro breve, llleno de ingenuidad y originalidad en el formato clásico de diario.
Es un libro "idea", en ese aspecto.
A dos manos. La mitad la escribe Adán.
La mitad la escribe Eva. El primer hallazgo. una idea maravillosa para mirar la realidad desde dos puntos bien distanciados, acaso enfrentados, que entronca con una lucha de sexos siempre actual. Twain lo convierte en lucha de sensibilidades.
La familiaridad de ambos narradores en primera persona, su modo de expresarse es genuino y somos Adan durante unas páginas para después meternos de lleno en la piel de Eva. Destaca la forma de resolver algunas complicaciones de la propia trama como la creación del lenguaje o la forma de nombrar a todos los seres del paraíso demuestran la altura como narrador de Twain que las despacha con maestría. Un libro que he disfrutado muchísimo y que no he leido en la edición de la foto, que me encanta la ilustación y es de la editorial argentina Corregidor. Es corto, es sencillo y también resulta inspirador. Muy recomendado.
En este caso, los coge de la Biblia a los personajes y se apropia de los primeros momentos de la historia de la Creación para reinventar ese mismo proceso creativo con el que se atreve a componer este libro breve, llleno de ingenuidad y originalidad en el formato clásico de diario.
Es un libro "idea", en ese aspecto.
A dos manos. La mitad la escribe Adán.
La mitad la escribe Eva. El primer hallazgo. una idea maravillosa para mirar la realidad desde dos puntos bien distanciados, acaso enfrentados, que entronca con una lucha de sexos siempre actual. Twain lo convierte en lucha de sensibilidades.
La familiaridad de ambos narradores en primera persona, su modo de expresarse es genuino y somos Adan durante unas páginas para después meternos de lleno en la piel de Eva. Destaca la forma de resolver algunas complicaciones de la propia trama como la creación del lenguaje o la forma de nombrar a todos los seres del paraíso demuestran la altura como narrador de Twain que las despacha con maestría. Un libro que he disfrutado muchísimo y que no he leido en la edición de la foto, que me encanta la ilustación y es de la editorial argentina Corregidor. Es corto, es sencillo y también resulta inspirador. Muy recomendado.
miércoles, 13 de octubre de 2010
sábado, 25 de septiembre de 2010
No leer
«No leer es algo así como un mutismo pasivo; escribir es el verdadero modo de no leer y de vengarse de haber leído tanto».
Macedonio Fernandez
http://isla-barataria.blogspot.com/2010/06/la-escritura-como-venganza.html
Macedonio Fernandez
http://isla-barataria.blogspot.com/2010/06/la-escritura-como-venganza.html
martes, 21 de septiembre de 2010
En la carroza, de caballo (fragmento)
En la carroza, de caballo
En la princesa, de zapato
En la puerta, de pestillo
En la mirada, de soslayo
En la iglesia, de mendigo
En el circo, de payaso
En el cuchillo, de filo
En el espejo, de lado
lunes, 20 de septiembre de 2010
Decálogo para sentirse miserable como artista
Cómo sentirse miserable como artista
(O, lo que no debe hacer, subrayando las que actualmente se aplican)1.- Constatentemente compárate con otros artistas
2.- Hable con su familia acerca de lo que haces y espera que te apoyen.
3.- Basa todo el éxito de tu carrera en un solo proyecto.
4. ,- Ciñete a lo que conoces.
4. ,- Ciñete a lo que conoces.
5.- Infravalora tus habilidades.
6.- Deja que el dinero te diga lo que hacer.
7.- Achantate ante las presiones sociales.
8.- Haz sólo el trabajo que a tu familia le encantaría.
9.- Haz en cualquier caso lo que el cliente / cliente / propietario de la galería / patrón / pide que hagas.
10.- Establecete inalcanzables objetivos abrumadores, que debas cumplir mañana.
8.- Haz sólo el trabajo que a tu familia le encantaría.
9.- Haz en cualquier caso lo que el cliente / cliente / propietario de la galería / patrón / pide que hagas.
10.- Establecete inalcanzables objetivos abrumadores, que debas cumplir mañana.
How To Feel Miserable As An Artist
(or what not to do, underline any that currently apply)
1.- Constantly compare yourself to other artists.
2.- Talk to your family about what you do and expect them to cheer you on.
3.- Base the success of your entire career on one project.
4.- Stick with what you know.
5.- Undervalue your expertise.
6.- Let money dictate what you do.
7.- Bow to societal pressures.
8.- Only do work that your family/friends would love.
9.- Do whatever the client/customer/gallery owner/patron/investor asks.
10.- Set unachievable/overwhelming goals. To be accomplished by tomorrow.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Te pareces a uno de un grupo
Parecidos razonables: Mark Oliver Everett y yo
Me lo han dicho al menos dos veces. La primera que recuerdo fue Helena, amiga de Ma, en los 90's: "eres igual que el cantante de un grupo, del que vimos el videoclip en un bar el otro dia. ¡Clavado! Eres igual" No sabian el nombre del grupo. Me senti halagado. Pensé que el cantante sería un guaperas. No. Resultó que nos parecíamos de verdad y teníamos la misma cara de despiste, las mismas gafas de pasta y una boca pequeña y de labios algo anodinos, muy parecida. A mi entender, él era más prognástico y en general, mucho más feo. El segundo que me lo dijo fue Pablo Carbonell, en 2008 o 2009, cuando actuó en la sala Planta Baja de Granada. Nosotros no fuimos al concierto -una actuación acústica- pero estábamos tomando una copa después en el local. Se me acercó y me dijo: "Eres igual que el cantante de Eels, ¿te lo han dicho alguna vez?". Pues sí.
A finales de 2009 y cuando empiezo a actuar en directo de forma regular con mi grupo Enrique Octavo decido dejarme barba de forma indefinida y en Enero de 2010, escribo mi primera novela. En diciembre, habiamos tocamos con GAS Drummers y Pony Bravo. Ese mes tambien hice mi primera lectura pública de poemas con una barba ya larga pero todavia discreta. Llevo con ella desde noviembre. Empezamos a hacer canciones. Mi barba va creciendo. A veces resulta chocante. Crece y crece. Me preguntan a veces. ¿Por qué? Preguntas incluso psicológicas: ¿De qué te escondes? De la cuchilla, pienso para mí. Fue una decisión bastate aleatoria pero que empezó a cobrar significado por sí misma. Resulta que el signo distintivo de Eels en los últimos tiempos son unas barbas ("barbazas" dice en el libro) y resulta que compartíamos inquietudes literarias. La editorial Blackie Books acaba de publicar su primer libro "Cosas que los nietos deberían saber". Todo el mundo me recomienda encarecidamente el libro y se monta un pequeño revuelo en torno a él. De hecho, mi ejemplar es de la quinta edición. Casi seis meses después, el día de mi cumpleaños -12 de septiembre de 2010-, me lo regalan. Lo leo de un tirón en esa misma noche. Tardé aproximadamente cinco horas en terminar las 197 páginas. ¡Muchas gracias por el regalo!
Sobre la novela no puedo decir más que me atrapó de la primera a la última página y me gustó especialmente la última frase. Leía pendiente de cada palabra, al tanto de los vulgarismos o expresiones que me rechinarán, más pendiente del texto que de la historia. Me ocurre a menudo. Con este libro era especial, he hecho de corrector, como si estuviera ante un trabajo al que yo mismo tuviera que darle el visto bueno o encontrarle cierto parecido a lo que hago. Lo que escribo yo tambien tiene un carácter biográfico pero no es tan trágico, o lo es pero de otro modo. Quiza estaba buscando el parecido que vió Pablo Carbonell o Helena, en décadas diferentes. Ojala mi novela se pareciera a la suya en la capacidad para emocionar y conmover -eliminando algunas expresiones vulgares-. Ojalá algun dia un disco de Enrique Octavo suene como uno de Eels. Ojalá algun dia nos parezcamos de verdad. De todos modos, tampoco creo que fisicamente tengamos tanto que ver. Ni en los noventa ni ahora. En cualquier caso, todos los hombres con barba se parecen. Es el truco de los vagabundos para pasar desapercibidos.
domingo, 5 de septiembre de 2010
El porqué de mis peinados
El de la foto es el escritor Rafael Reig. La instantánea está tomada justo después de cambiar su corte de pelo. Habrá quien no lo reconozca sin su juvenil y destartalada melena o sin el inconfudible bigote alargador de sonrisas, que precisamente en esta foto está algo recortado. Pero es Reig. No parece él, también porque como el común de los mortales en las fotos suele salir sonriente y aquí el perfil tiene poca broma. Disfruto mucho con su blog porque creo que es genuino. Las entradas son largas, tienen muchas referencias y lo personal, lo literario, las fobias y las filias se mezclan con militanciia en una naturalidad que conquista. Por eso, Rafael sube su peinado de estreno. Un acto valiente si vas a mostrar más craneo que pelo. Los blogs creo que están un poco para eso. Los por qués de los peinados. Recomiendo siempre a Reig pero su blog me ha resultado especialmente grato leerlo en verano. un soplo de aire fresco: http://www.hotelkafka.com/blogs/rafael_reig/2010/09/850/
El titulo del post hace referencia a un disco de Sr. Chinarro, artista del que se puede escuchar toda su discografía -incluida la época de Acuarela discos- en Spotify
Sr. Chinarro – El porqué de mis peinados
Sr. Chinarro – El porqué de mis peinados
lunes, 23 de agosto de 2010
Papel mojado
Curiosa anécdota en el blog del escritor Andrés Pérez Domínguez.
A colación del título de esta entrada. Este mes de agosto, he leído la novela "Papel Mojado" de Juan José Millás. Ha sido duro conseguir terminarlo. No lo recomiendo. Una edición de Anaya que llevaba años dando vueltas por ahí. Se supone que es literatura juvenil pero el tono en muchos pasajes es propio de la (mala) literatura de adultos. Me he autoimpuesto esta tediosa lectura para sacar conclusiones a la hora de enfrentarme a la corrección de mis propias historias. No me ha gustado el planteamiento de la trama ni la resolución. Espero que me sirva para algo.
domingo, 1 de agosto de 2010
Mas escritores que lectores
"¿Llegará el momento en que haya más novelistas que lectores? No lo creo, aunque las encuestas del sector se muestran cada vez más reincidentes: se lee menos y de menos autores, pero los inasequibles nuevos narradores siguen ahí, enviando sus originales a los mil y un premios que se multiplican en España. Al premio Ciudad de Torrevieja, por ejemplo, que organizan el Ayuntamiento levantino y Plaza & Janés, se han presentado 505 títulos, en pos del primer y suculento premio de 360.607 euros. Cerca de 528 se presentaron al último Planeta, 539 al Alfaguara, 303 lo hicieron al Primavera, 405 al Herralde, 414 al Biblioteca Breve, 360 al Tusquets, 147 al recién convocado Francisco Casavella... Siempre me asombran esos miles de ingenuos que se conforman con ir de comparsas en el desfile triunfal."
http://www.elcultural.es/blogs_fecha/La_papelera_de_Juan_Palomo/7/7/2010
http://www.elcultural.es/blogs_fecha/La_papelera_de_Juan_Palomo/7/7/2010
viernes, 16 de julio de 2010
Tomar el té con un rinoceronte
"La hija de Robert Posse" de Stella Gibbons
Lectura que os recomiendo. No creo que el verano sea especialmente propicio para leer. Tener más cantidad de tiempo libre no está unido a desarrollar interés por los libros. Las recomendaciones estivales me parecen un cliché de reportaje periodístico. A pesar de todo, creo que este libro es perfecto para esta época de asueto. He disfrutado mucho con "La hija de Robert Posse" de Stella Gibbons ("Cold Comfort Farm" en el original). Es fresco. Puede que por eso me parezca apropiado para los meses de vacaciones en los que aire se mueve a otro ritmo. Resulta audaz: novelesco y satírico. Prosa elegante, ironía fina y situaciones entre cómicas y delirantes en un asilvestrado entorno rural británico de comienzos del siglo XX. A destacar la edición de Impedimenta y la traducción, llena de detalles y referencias, de José C. Vales.
Lectura que os recomiendo. No creo que el verano sea especialmente propicio para leer. Tener más cantidad de tiempo libre no está unido a desarrollar interés por los libros. Las recomendaciones estivales me parecen un cliché de reportaje periodístico. A pesar de todo, creo que este libro es perfecto para esta época de asueto. He disfrutado mucho con "La hija de Robert Posse" de Stella Gibbons ("Cold Comfort Farm" en el original). Es fresco. Puede que por eso me parezca apropiado para los meses de vacaciones en los que aire se mueve a otro ritmo. Resulta audaz: novelesco y satírico. Prosa elegante, ironía fina y situaciones entre cómicas y delirantes en un asilvestrado entorno rural británico de comienzos del siglo XX. A destacar la edición de Impedimenta y la traducción, llena de detalles y referencias, de José C. Vales.
Mi párrafo favorito, en el capítulo 7, página 124:
"Se quedó de pie junto a la mesa, enfrente de Flora, soplando pesadamente el té y con la mirada clavada en la joven. A Florende no le importó. Resultaba bastante curioso: era como tomar el té con un rinoceronte."
lunes, 17 de mayo de 2010
Clávale un cuchillo a la almohada
Lectura recomendada. En especial, el primer relato que integra esta colección, "Positive", que contiene la frase que titula esta entrada del blog. La personalidad de la autora, Miranda July, es desbordante. Su punto de vista es ácido pero conserva una extraña ternura, El sexo es surrealista o enfermizo, en ocasiones, pero siempre te traslada a un plano íntimo en el que los personajes están desnudos a todos los niveles. Estiloy humor. Forma de narrar sencillas escenas pero con imágenes únicas y muy bien conseguidas, que demuestran el talento de la autora que destaca en otras disciplinas artisticas, principalmente por su originalidad, que es lo mejor que se puede decir de cualquier creador.
La página web del libro de relatos (edición USA, donde se publicó hace unos años) de "Nadie es más..." de Miranda July da muestras de esa originalidad, un estilo especial y personal, de esta creadora, cineasta y artista plástica. Además, esta página oficial del libro es capaz de demostrar que las buenas ideas promocionales no tienen ser caras ni aparatosas: http://noonebelongsheremorethanyou.com/
domingo, 7 de marzo de 2010
Crónicas de la calle
ÚLTIMA HORA 2:24 Soportales urbanizacion Las FLores, entre Cno Ronda y Alhamar. Tres vagabundos se disponen a dormir entre sus cartones. No es un lugar habitual. Me acercó: ¿Todo bien? Son portugueses. Ultimamente hay mucho vaganundo portugues. Nota mental: investigar corrientes migratorias en el mundo del vagabuendeo. Les ofrezco un cigarro y les digo: Tengo hermanas, portaros bien y todos nos portamos bien. Soy vuestro vecino. Les he dado dos cigarros y la mano. me han dicho que sí pero sin mucha confianza. Esta tarde han forzado el coche de mi madre para llevarse nada en realidad. Espero que no tenga que ver. (Seguiremos informando)
sábado, 6 de marzo de 2010
La crónica de los vagabundos de la plaza
ÚLTIMA HORA 9:23 Mercado de San Agustín. El Boni se va a traerle un cafe al Rafael y cuando llega no esta su mochila. ¡Se la han robado! ¿Quien? Si se conocen todos... Da una vuelta y encuentra sus papeles junto a la Catedral. No hay nada más... ¿Que se han llevado? Nada. Ropa limpia, la manta, el saco de dormir, la bufanda... Y yo le pregunto: ¿No tenias nada de valor? Y me mira fijo y dice: ¿De valor? ¿Cómo voy a tener algo de valor? ¡Vivo en la calle, tio
Suscribirse a:
Entradas (Atom)