"De vez en cuando, cómo para sacudir el polvo, daba golpecitos en la seda de los chales desplegados, que se estremecían con un leve rumor, haciendo parpadear, a la verdosa luz del crepúsculo, las doradas lentejuelas de su urdimbre".
En el capítulo cinco de Madame Bovary.
No hay comentarios:
Publicar un comentario