lunes, 13 de septiembre de 2010

Te pareces a uno de un grupo




 


Parecidos razonables: Mark Oliver Everett y yo

Me lo han dicho al menos dos veces. La primera que recuerdo fue Helena, amiga de Ma, en los 90's: "eres igual que el cantante de un grupo, del que vimos el videoclip en un bar el otro dia. ¡Clavado! Eres igual" No sabian el nombre del grupo. Me senti halagado. Pensé que el cantante sería un guaperas. No. Resultó que nos parecíamos de verdad y teníamos la misma cara de despiste, las mismas gafas de pasta y una boca pequeña y de labios algo anodinos, muy parecida. A mi entender, él era más prognástico y en general, mucho más feo. El segundo que me lo dijo fue Pablo Carbonell, en 2008 o 2009, cuando actuó en la sala Planta Baja de Granada. Nosotros no fuimos al concierto -una actuación acústica- pero estábamos tomando una copa después en el local. Se me acercó y me dijo: "Eres igual que el cantante de Eels, ¿te lo han dicho alguna vez?". Pues sí.

A finales de 2009 y cuando empiezo a actuar en directo de forma regular con mi grupo Enrique Octavo decido dejarme barba de forma indefinida y en Enero de 2010, escribo mi primera novela. En diciembre, habiamos tocamos con GAS Drummers y Pony Bravo. Ese mes tambien hice mi primera lectura pública de poemas con una barba ya larga pero todavia discreta. Llevo con ella desde noviembre. Empezamos a hacer canciones. Mi barba va creciendo. A veces resulta chocante. Crece y crece. Me preguntan a veces. ¿Por qué? Preguntas incluso psicológicas: ¿De qué te escondes? De la cuchilla, pienso para mí. Fue una decisión bastate aleatoria pero que empezó a cobrar significado por sí misma. Resulta que el signo distintivo de Eels en los últimos tiempos son unas barbas ("barbazas" dice en el libro) y resulta que compartíamos inquietudes literarias. La editorial Blackie Books acaba de publicar su primer libro "Cosas que los nietos deberían saber". Todo el mundo me recomienda encarecidamente el libro y se monta un pequeño revuelo en torno a él. De hecho, mi ejemplar es de la quinta edición. Casi seis meses después, el día de mi cumpleaños -12 de septiembre de 2010-, me lo regalan. Lo leo de un tirón en esa misma noche. Tardé aproximadamente cinco horas en terminar las 197 páginas. ¡Muchas gracias por el regalo!



Sobre la novela no puedo decir más que me atrapó de la primera a la última página y me gustó especialmente la última frase. Leía pendiente de cada palabra, al tanto de los vulgarismos o expresiones que me rechinarán, más pendiente del texto que de la historia. Me ocurre a menudo. Con este libro era especial, he hecho de corrector, como si estuviera ante un trabajo al que yo mismo tuviera que darle el visto bueno o encontrarle cierto parecido a lo que hago. Lo que escribo yo tambien tiene un carácter biográfico pero no es tan trágico, o lo es pero de otro modo. Quiza estaba buscando el parecido que vió Pablo Carbonell o Helena, en décadas diferentes. Ojala mi novela se pareciera a la suya en la capacidad para emocionar y conmover -eliminando algunas expresiones vulgares-. Ojalá algun dia un disco de Enrique Octavo suene como uno de Eels. Ojalá algun dia nos parezcamos de verdad. De todos modos, tampoco creo que fisicamente tengamos tanto que ver. Ni en los noventa ni ahora. En cualquier caso, todos los hombres con barba se parecen. Es el truco de los vagabundos para pasar desapercibidos.

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