domingo, 1 de junio de 2014

Me acuerdo de ella siete veces a día

Es curioso que escribiendo esta entrada se me haya ido la luz y no se haya guardado. Quizá sea una señal de que no es interesante, ni buena idea, publicarla. Obstinado como soy y como sabéis pues no me rindo tan fácilmente porque se vaya unos minutos la corriente. Vuelvo a intentarlo. Es de amor. O de lo contrario, lo que viene. Lo que viene a continuación y lo que viene después del amor. El desamor. Pero ya ni eso. Es casi más un tema de memoria. De clics. De tics. Es una onomatopéyica forma de recordar. A golpes. A ruidos. Sé que se me va a olvidar, lo sé porque tengo una memoria de combate que sabe muy bien de lo que hay que librarse para seguir reptando por la vida, pero el otro día, conduciendo, pensé... Y si no, si no se me olvida esta vez... Da para letra de canción. He hecho cálculos. A mí, dentro de mi tedioso desorden, me gusta tenerlo todo controlado, incluida la memoria. Pensar en ella no asegura nada porque los recuerdos se deforman. Aparece. No a causa de nada, no por nada. Es como un reflujo gástrico. Es cierto que siempre he estado en contra de los protectores de estomago. No me fío. Ella. Quizá no sea por nada. Quiero decir no sea por ella. Solo aburrimiento. Creo que tiene que ver con la química. La casa está desinfectada. Lo quemé todo. A quien se quiere de verdad, luego hay que quemarlo. Simbólicamente. Sus cosas. Sus cartas. Sus papeles. Incluso sus regales. Todo fue a la chimenea y por ese lado, bien. Pero no es un tema de hacerse ceniza o no. Es otra cosa, soy yo, descubrí. Soy yo. Pienso en mí con ella al menos siete veces al día. No es del todo cierto. Ella. Es algo grande ella. Con sus cosas. Sus temas. Me da curiosidad eso. Cómo le irá. Cómo habrá ido saliendo de una en otra. Esas cosas. Son tonterías y en el fondo no me interesan tanto, esa es la verdad. Pero viene. A veces con insistencia, como el otro día en la estación de autobuses. Hacía años que no cogía un autobús y antes, solo iba a las estaciones, a por ella. Ella era todas las estaciones. Especialmente, el otoño.

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