viernes, 6 de junio de 2014
Crispación en la puerta de una sala de conciertos
Ayer se bajó de un Range Rover un tipo con signos claros de embriaguez, dejó el coche en marcha y las luces encendidas, y a los que estábamos en la puerta de la sala Planta baja nos gritó: "Arriba España" e hizo el saludo fascista, instando a los que estábamos allí a que hiciéramos el mismo saludo, bajo amenazas. Éramos alrededor de veinte personas en tres o cuatro grupos. "Que ya tienes un rey nuevo", le dijo alguien. "Yo no quiero rey, ¡yo soy de Franco!", gritó. Deberíamos haberle dado una paliza pero nos quedamos todos bastante estupefactos con el numerito y el tío iba salido del pellejo, de eso que dices, lo mismo saca una escopeta que un machete. Iba otro en el asiento del copiloto. En otra época de mi vida cuando me sentía más un superhéroe, eso no hubiera quedado así. Pero bueno... Es lo que hay, amigos. Estuve a punto de quedarme con la matrícula, llamar a la policía y por lo menos, que lo pillaran más arriba, y que le hicieran el test de drogas y alcoholemia pero no lo hice. En Alemania por ejemplo un tío que hiciera eso estaba en la cárcel ipso facto y recibiría el oportuno opobrio social en masa y sin reservas. Aquí, no. Los que defendéis al Rey, la bandera, la patria y la madre que los parió, decidme sinceramente qué hacemos con tipos de esta calaña que obligan a otros, que han ido a ver un concierto, más concretamente de cumbia, a hacer el saludo fascista. En serio, amigos patriotas, ¿qué hacemos en estos casos?
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