No voy a hacer una crítica de Django Unchained. Me ha gustado. Como Malditos Bastardos. También me gustó. Muy bien. Pero me molestan las críticas excelsas hacia el western o pseudowestern.
A ver, leo obra maestra. leo imprescindible, leo barbaridades que me indignan o que hablan del mejor Tarantino. Y no. Por ahí no paso, me indgino y le doy a crear nueva entrada.
Tarantino, el actual Tarantino, está a mil jodidas millas del mejor Tarantino y afirmar lo contrario solo demuestra una falta absoluta de rigor en el contexto histórico. El mejor Tarantino era un guonista sorprendente, un gran guionista, innovador y chisposo... Justo lo que no es ahora, ni innovador, porque simplemente recrea películas de serie b de los años sesenta y también ha perdido la chispa. Lo que es normal. Las chispas son eso, chispas. Que se pierdan, no importa. Porque dicho esto, son buenas películas. No hay nada fallido en ellas. Funcionan efectivamente como un reloj porque suponen una vuelta de tuerca a películas originales, hechas con tres duros, que se revisan con más acción, más sangre, más medios... No puede fallar, está claro. Y entiendo que los veinteañeros que tuitean emocionados desde sus blogs de críticas de cine amateur pues lo flipen. Porque el estilo, la impronta, la salvajada continua pues generan una empatía, porque eso no se ve en el cine convencional de Hollywood, ok, pero de ahí a decir el mejor Tarantino.
Lo mejor de los 90 fue la novedad narrativa a todos los niveles, en la construcción del relato, en los excesos pero también en el espíritu, que es algo que se pierde igual que la chispa. Había espíritu en recuperar a Travolta del ostracismo. O a la protagonista de Jackie Brown, ok. Guiño guiño. Sigue habiendo espíritu en llamar a Franco Nero para un papel secundario pero no es lo mismo. No es el mismo riesgo. No es lo mismo. Punto.
Dicho todo eso.
Uno se contenta con ver títulos suyos en la cartelera.
Me pasa lo mismo con Woody Allen.
Vale, ¿que son peores las películas? De acuerdo, pero que no dejen de estrenarse cada año.
Pago feliz la entrada por Django, por Malditos bastardos y vale, también en su momento por Kill Bill, pero menos. Pero bastante menos. Hay un momento de pérdida de mojo total, no sé exactamente cuándo. Y en fin, sus colaboraciones con Robert Rodríguez, las pelis a cuatro manos, pues son cositas menores. Que gusta ver. Que pagas la entrada con media sonrisa, de acuerdo, pero por comparación con el resto de vomitivas opciones de los típicos multicines por los méritos anteriormente demostrados por el director, por el mejor Tarantino que se quedó en los noventa. Es una puta verdad. Siento que os duela.
Lo explicaba Spud en Trainspotting. Se tiene y se pierde. Así de fácil.
Es cierto que después de Pulp fiction, antes de la revalida, Tarantino se puso detrás, en el ámbito de la producción. Supongo que era difícil decidir en que te metes después de eso.
Es fácil meterse en reciclar la serie B. Serie B de otros países. Poco o nada vista ni conocida en EE. UU.
Tarantino, a lo fácil. Me gusta lo fácil. Son películas que se disfrutan, claro que sí.
Pero echo de menos cosas.
Echo de menos diálogos.
Echo de menos personajes sólidos y peculiares, auténticos.
Echo de menos tramas enrevesadas que no se cuentan de un modo lineal.
Echo de menos ese espíritu netamente independiente de molestar al espectador en la silla.
Echo de menos esa vocación de rehabilitador de almas perdidas del Sunset Boulevard con papeles duros.
Echo de menos al mejor Tarantino.
Me gusta siempre Tarantino.
Pero tengo derecho a echar de menos cosas y sobre todo a que me de coraje que no veáis que las innovaciones en la forma de presentar la historia y escribir el guión es lo mejor de Tarantino y que ahora solo trabaja con adaptaciones y que eso es facilón y que los árboles no os dejen ver el bosque, que tiene algún que otro tronco seco el bosque y que lo flipéis mucho con la pirotecnia y se os olvide el esqueleto, el guión, la originalidad, lo gordo, lo importante, vaya.
Es mi opinión.
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