Es una obviedad.
Hace semanas que quise escribirlo.
De hecho, no sé si llegue a hacerlo.
No hay mucho más que decir: Lo que mata no son las armas, son las balas.
Un mundo de escopetas de balines es posible.
Fue a colación de las matanzas de Adam Lanza y toda esa pesca. Y lo escribo en relación a la entrada de abajo.
Para dejar constancia.
Lo que mata... En fin, eso.
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