viernes, 16 de septiembre de 2011

Pétalos desde el cielo

Es dificil hablar de según qué cosas sin pillarse los dedos.
La fe, por ejemplo.
Es tan personal, tan íntima, que todo lo que digas sobre algo que no te concierne te lleva a correr un serio riesgo de parecer un entrometido.
En mi caso, hablar de la ofrenda floral a la Virgen de las Angustias pues me deja muy fuera de juego.

Por eso, me ciño a la noticia.
La novedad, con respecto a otros años y por motivos de ahorro y crisis y bla bla bla, pues se había decidido recortar en gastos los servicios de los helicópteros.
Y pienso: Pues, bien.
Sin reparar en que era lo que hacían esos helicópteros.
Horas más tarde, oyendo de forma casual la radio advierto que están retrasmitiendo los preparativos de la ofrenda. Y el locutor insiste en que lo del helicóptero no es seguro que no vaya a venir.

¿Qué hace el helicóptero?
Echa pétalos.
Y claro, no es cualquier cosa. Los fieles congregados con sus ramos, más que en otros años porque coincide en festividad local y porque según reconoce el propio hermano mayor "en los años malos, la fe aumenta", pues se ven muy perjudicados de que no haya pétalos que caigan desde el cielo.
Les entiendo. Y les respeto.
Es un show de primera, no es lo mismo la ofrenda sin ello que con todo el chaparrón de color.
Yo, inocente y confiado, creía que el helicóptero era para vigilar a las masas y tal, en plan de protección o yo que sé, en rollo policial pero no era consciente del papel crucial en lo que viene siendo la ofrenda aérea que no sé ni quien la paga ni de donde sale.
El caso es que la puesta en escena es bastante bárbara. El helicóptero que no deja de ser un artilugio más o menos moderno y con esas aspas y demás, con una presencia amenazante o quizá una reminiscencia bélica o vete a saber, pero ahí en el cielo soltando pétalos, y que yo nunca haya presenciado eso siendo de aquí de toda la vida. Para mí era típico lo de pasar por la Carrera de la Virgen y presignarse o hacer a´lgún gesto como de saludo en dirección a la Basílica, hay mucha gente que hace cosas parecidas, es curioso. Pero vamos, que se recorte en eso.
Con lo que aporta o debería aportar a a ofrenda floral.

Porque por otro lado, y sin que se ofenda las floristerías, lo de la ofrenda floral tiene mucho color y mucha esencia en el aire y estamos de acuerdo en que gusta pero, no podría reconvertirse en algo un poco más útil. Puede que suene a herejía o exhibición impúdica de mi ignorancia pero al final esas ofrendas se marchitan. No sería mejor, sin ofender al gremio florero, invertir en semillas.

Aunque bueno, puestos a pensar en cosas pasajeras, no se me ocurre nada mejor que una lluvia de pétalos.
En resumidas cuentas, no sé si estoy a favor o en contra.
Del helicóptero. De ahorrar en una ofrenda. Del gasto que supone la ofrenda misma. De que haya más ofrendas, ¿lo que conlleva más gasto, no?, en los años malos, en lo que no hay para gastar.
Las flores me gustan, claro, ¿qué puedo decir?
La fe me sorprende, por más que me proponga respetarla en todas sus manifestaciones, siempre me sorpende. Y supongo que no hay nadie al que no le guste ver como llueven pétalos del cielo. Es como los fuegos artificiales, gustan en general.
La verdad es que no sé como concluir esta entrada, igual diría Viva la Virgen de las Angustias, en recuerdo de mi abuela que le tenía mucha fe y me enseñó lo hacer el gesto de la Cruz al pasar a su altura, que dejé de hacerlo al poco de que me lo enseñará dicho sea de paso. Me sorprendo a mí mismo haciendo lo mismo que hizo el locutor de Radio Granada, revelando que él a título personal era muy creyente de la Virgen, un compañero periodista que retrasmite un acto de este tipo y ni corto ni perezoso, pues, lo suelta, claro que sí, que le tengo mucha fe. Y yo en plan igual, pero con mi abuela.
Bueno, no seré yo el que opine sobre las fiestas de una Patrona, lo que me sorprendió fue la noticia: Ahorro en helicópteros en Virgen de las Angustias. Y mi posterior asimilación de lo que realmente hacía ese helicoptero. Pétalos desde el cielo. Eso es todo. Sin ánimo de ofender a nadie, era más bien esa imagen que nunca he visto de una exaltada lluvia de colores.

¿Se imaginan?
Estar en un sitio y que venga un helicóptero y te llueva de pétalos.
Es para verlo.
Espero que lo retomen en años venideros y que se acabe lo de la crisis y la miseria. Seguro que más de uno se lo habrá pedido a la Virgen, cerremos los ojos, apretemos las pestañas y hagamos fuerza mental, a ver si pasa.

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