Me he desayunado hoy una noticia de esas que me agrian la leche. Para colmo, no había café. Es decir, llevo un cabreo encima que no me tengo. Y he comido lentejas, que me sientan muy bien pero no me gustan lo más mínimo. Estoy de mal humor, es cierto. No sé de quién es la culpa.
La noticia:
http://www.granadadigital.com/guerra-municipal-contra-los-anuncios-callejeros-128494/
"Guerra municipal contra los anuncios callejeros"
¿Guerra?
Pues, de acuerdo, perderán.
¿Es un asunto de imagen?
¿Qué daño hacen carteles de "Busco piso" o de "Se alquila loquesea"? De acuerdo, vale. Es un sin Dios. Pues sí. Se llenan las cabinas, las farolas, las señales, las vallas de las obras, los corchos de las facultades, los elementos del mupi o la publicidad urbana... No se puede hacer nada.
He oído unas declaraciones -no quiero volver a leer y menos copia/pegarlo aquí- de nosequien diciendo que sería imposible tener a un empleado de INAGRA; la empresa municipal de limpieza de Granada, quitando carteles un día entero y al día siguiente, estarían igual. Algo así ha dicho. Pero, vamos a ver... Pues claro que no. Es ponerle puertas al campo. Es como lo de las pintadas. No se puede hacer nada. Pero, a ver... Lo mismo que con las pintadas. No es una cosa de antesdeayer. Se hacen pintadas desde que éramos parte del Imperio romano, pues oiga. Sí, blanqueamos y limpiamos. Y ya. Y se vigila. Pues bien. Y se cuida, pues mejor. Pero la paranoia no sirve para tener una ciudad más limpia.
Hay una idiosincracia, una razón para que pasen las cosas. En Granada hay mucha población flotante, que va y viene, que se comunica con pequeños trozos de papel sujetos con papel celo en farolas o cabinas, pues déjenlos. Que sigan. ¿Qué le vamos a hacer? Lo limpiamos una vez a la semana. O cuando sea. Tampoco es necesario que esos carteles duren mucho más. Es para una semana, dos a lo sumo. Lo que se tarda en encontrar piso. Y ya.
El dinero que se gastan, un cuarto de millón de euros. ¿En quitar carteles pegados con papel celo? Pero bueno, ¿qué broma es esta?
Cualquiera que haya colgado un cartel algún día, de un concierto de rock and roll que también abundan en la ciudad o de sesiones de dj o los más corrientes, "Busco piso" o "Vendo Seat Ibiza" pues sabían o sabíamos que los limpiaban los jueves. Los ponías el lunes por la mañana y te guardabas otro para ponerlo el viernes. Muchas veces cuando volvías a pasar por la calle un par de horas después y sobre todo, si era un poster bonito, era fácil que ya no estuviera. Es lógico. Las paredes de los pisos de estudiantes son demasiado blancas y necesitan adorno.
El caso o donde yo quiero ir a parar, es decir, al caso, es que van y vienen los carteles. Que tienen su vida útil. Y bueno, que tampoco son tan molestos.Puede que sí en algún sitio en concreto o en algún cruce de calles o donde sea, pero es también como un síntoma de vida en el panorama gráfico de la ciudad. Están por todos sitios, también en los escaparates de muchas tiendas, en la enttrada de muchos bares, con sus diseños, con sus colores... Es como un collage que cambia cada mes. Aunque bueno, estamos mezclando un poco todo, no es lo mismo un "Alquilo apartamento" que la programación de DJs de una sala con su particular rollo gráfico de desarrollo de imagen.
Para el barrendero de turno, sí que es lo mismo, eso también lo digo o para un empleado de INAGRA que suena bastante más pomposo -que otro día hablamos de los sueldos, oigan, que es una industria provechosa la de limpiar Granada, ya sean graffitis, papeles, carteles o restos de chicles, cera o yoquesé.
Es mucho dinero público en eso, ¿soy el único que lo piensa?
A ver, no abogo por la suciedad. Claro que no.
Me identifico más con el sentido común.
En otras épocas, en esta ciudad, había zonas para los carteles. Otra industria la de pegada de carteles que tiene su miga, amigos, pero para otro día lo dejamos también. No es dificil definirlas, hay espacios que no están en uso, vallas poco útiles de parques o de que se yo. Los lugares existen, se puede disponer esos espacios. Esa especie de tablones de anuncio de gran formato. En otras épocas, en esta ciudad, había un día en el que quitaban los carteles pero no lo hacían a diario. No era un problema. No era para gastarse un cuarto de millón de euros. Oiga, que solo están con papel celo. Un cuarto de millón de euros. Y no puede ser, por más que haya crecido la industria del flyer o folleto del asador de pollos de la esquina o que hagan tarjetitas de las peluquerías o de cualquier tipo de negocio que antes no se anunciaba así, por más que haya muchos más papelitos colgados por todos lados, que no me creo que haya tantos, pero por más que haya, no es posible que sea tan caro quitarlos. No puede ser. Es una barbaridad de pasta, amigos conciudadanos. Y menos me creo que eso se quiera justificar o se venda como pastaza bien invertida justo en ciernes de la primera semana de octubre y la llegada masiva de estudiantes que buscan piso, habitación, etc, etc... Es el "sindrome de Penélope". Limpiamos los papeles, mañana habrá más. Quitamos las pintadas, mañana habrá más. Cambiamos el mobiliario urbano, maññana habrá que cambiarlo otra vez -la calle Alhamar en una década ha cambiado tres veces, con todo lo que ello implica en gasto- y así no se construye nada, nada importante que dure. Son preocupaciones muy medio burguesas, ¿no? Que esté todo limpio, que luzca.
¿Es que se van a acabar los graffitis? ¿Es que no van a poner más carteles con fixo? ¿Es que se van a ir los estudiantes? ¿Van a dejar de venir y de neecesitar buscar piso? ¿Se va a terminar la programación de DJs en salas temáticas con programación musical de calidad muy alta? Pues, esto último igual sí que se acaba o se va mermando, pero el resto, está claro que no. No. No va a acabar.
Lo tejemos. Lo destejemos. Lo tejemos. Los destejemos.
Presentan luego la cuenta de lo que ha costado el hilo y a mí, me indigna. Me indigna. Me indigna, lo siento. El hilo no sirve, se acaba volviendo imposible y nadie recuerda el color de las baldosas que se cambiaron. La cuenta asusta, a mí al menos. Y me jode, lo siento, pero es que me jode que se venda la operación como en virtud de la imagen de Granada. Oigan, pues no. La imagen de Granada no la ensombra en lo más mínimo una cabina atestada de anuncios de "Busco piso", como los hay en todas las ciudades del mundo con vida, que no necesariamente grandes, pero sí con vida.
Oigan, lean más bien: Yo quiero una Granada viva.
Con pintadas. Con papeles, con carteles y hasta diría con mierdas de perro. Viva, al fin y al cabo. Con todo lo que eso conlleva.
Y gástense el dinero en algo que dure para siempre. Para siempre. Que no sea el empeño de Penelope de no acabar nunca de tener una ciudad muerta, inmóvil, quieta, parada, limpia, brillantes... Y que no sean esas señales o postes de turismo tan horrendos -esto es opinión personal, digo- o las vallas o esas cosas que no sé definir que las ponen en las esquinas y dicen "Paseo de noseque" pues miren, no me gusta, pero bueno, eso es mi opinión. Lo opinable importa relativamente. Los valores y lo que trasmiten, lo que llega al ciudadano, de una ciudad limpia, de la imagen de Granada....
A ver, eso dice mucho.
Si alguien está preocupado por la imagen de Granada a cuenta de papeles de "Busco piso". ¿Qué tiene que ver eso con la imagen de Granada? Acotemos el concepto. ¿Qué es la imagen de Granada? ¿Eso es lo que importa? ¿Una imagen para quién? Sería interesante saber si argumentar razones de imagen de cara al turismo o a santo de qué. Imagen de Granada, si tiene eco y todo. Piénselo. La imagen de Granada, ada, ada, ada... En fin, para mí la cosa va bastante más allá de Inagra pero bueno, son cosas mías, como todo lo que echo al olvido de este blog que también tiene más de Penélope, que de Ulises, dicho sea de paso.
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