miércoles, 30 de diciembre de 2020

Mi primera tarta

 No iba a acabar 2020 sin hacer una tarta y en el horno la tengo. Quería documentar el proceso pero me he acordado de la foto tarde. Y al moverla en la bandeja se ha derramado algo. Tampoco pasa nada. Una hora a ciento ochenta grados y la miró a cada rato. Parece que va a desbordarse. La he colmado hasta los topes. Hacerla muy bien, lo malo va a ser comerla.






Un mero testimonio. Mi móvil hace las fotos a mala idea. Su gránulo me ayuda a disimular el acabado. Tarta de manzana. Una receta muy tonta. Sin levadura o sin bizcocho lo veo menos tarta. Vale que masa quebrada o que si hojaldre o lo que sea pero no es tarta del todo si no lleva levadura, creo yo, que no tengo ni idea. A ver cómo se hace. Le quedarán diez minutos o quince. 


martes, 29 de diciembre de 2020

Ejoder o injoder

 Todos los verbos tendrían que ser como migrar, con dos modalidades, in y e, como ejoder o injoder

Eopinar o inopinar. Que se hace ahora todo el tiempo. Ehacer o inhacer. Hay mucho inhecho. Con migrar se evidencia e incidencia un perverso punto de vista de que va o viene. Evenir o inirse.


Las palabras serían como el silbido de los pájaro si no designaran lo que luego nos toca sufrir. Esufrir o insufrir. Que es algo muy de sentir propio. Como regular el chorro de agua caliente. Pues lo mismo. Giras la rueda de dolor abrasador y la piel se quema con gusto pues bien. Equemar o inquimar. Luego todas las lenguas se queman igual pero no todo nos parece igual de caliente. Así es queridos míos. 



Sonrisas que se deshacen en tus manos

 Es mejor escribir aquí que hablar solo o es casi lo mismo, o no hay nada bueno o malo sino aburrido o divertido que es de una cita de mi agenda que va sin atribuir pero con la que coincido del todo. Mientras tecleo estoy dudando de acometer el que sería el último gran reto de este año aciago, hacer una tarta.


Tutorial mediante y a falta de algunos ingredientes que me tengo que agenciar pues lo tengo todo casi listo. Me queda acondicionar idóneamente la cocina y los poyetes que es una palabra que me da grima. Los poyos. Da dentera, no? Tarta de manzana tipo como la de hojaldre pero a lo bizcocho. Bueno, en realidad he visto un par de vídeos y no lo tengo nada claro. 


Este año he hecho jabón por primera vez en mi vida y ya hablé de ello aquí, o escribí por ser más preciso. Y he hecho variedades de aloe y lavanda. Intenté de café pero no funcionó. Lo del jabón no es gran cosa pero me sentí orgulloso y lo he usado durante cinco meses. Ahora he hecho unos paquetes para regalar. Más decorativos que otra cosa. Algún jabón he regalado y son resultones. El olor no es del agrado de todo el mundo pero los efectos en la piel sobre todo del de aloe a mi me encantan. Cosas mías es lo que reúno aquí y ahora estoy en la duda de la tarta. El jabón no te lo comes. Es menos riesgo. 


Tengo algún reto más. Me costaría enumerar aunque siempre están ahí revoloteando mi cabeza como moscas en órbita a una mierda pero bueno,  ahora no se me ocurre. Me gustaría hacer queso y yogurt. En algún sitio estará la yogurtera de ml abuela que era azul y blanca y parecía un ovni. Es más a largo plazo. Pan. Bases de pizza. Mis retos en el terreno comida. Cerveza artesanal también pero lo veo que está un poco más lejano en el tiempo. Antes tengo que pasar por mermeladas variadas. Compota. Salsa de tomate y que dure todo el año. El escalón de las mermeladas y salsas va antes de hacer queso o cerveza. Puede parecer imposible pero hace un año también m lo parecía hacer jabón y ahora me frotó con una sonrisa y me he comprado un molde con cara sonriente. Los resultados no puedo calificarlos por menos que desiguales pero esperanzadores.














Sonrisas que se deshacen en tus manos.
Son más siniestras que otra cosa, que pasa con algunas sonrisas de alguna persona. Me costó un euro el molde. Para galletas es más apropiado. Huelen a lavanda. Al usarlos se les deforma la cara. A mi me gustan pero entiendo que no son para todo el mundo. 

La primera remesa me quedó muy bonita. Mucho más contento. Los de aloe vera los hice en el molde de cartones de huevos y quedaron muy graciosos los boquetillos. 





Si hago la tarta, prometo reportaje. Con detalle. La lista de retos domésticos no está mal pero hay otra más extensa, más vital que es la que siempre está ahí como impregnada del aura pero a través de estas pequeñas cosas pues conectas con... Esto suena a ..... Qué más da. Es una forma de decir: Pues lo he hecho y hecho está. Como lo que escribo aquí. Que no hay que comérselo luego. 


martes, 22 de diciembre de 2020

No estás tan mal, ni yo

 Mientras noto la carne viva y gelatinosa de la lengua tras quemarme con el café ardiente, me digo: No estás tan mal.  Con medio plato de la cena volcado en el pie derecho y media ración salvada al vuelo, exclamó: No estás tan mal. Cuando pienso el número de chicas con las que me he acostado pandemia mediante y con la cara que tengo, digo: No estás tan mal. Con Canelita en mi regazo reclamando mimos para su peluda papada, pienso: No estás tan mal. Al pensar en cómo estaba hace un año y lo que he hecho y terminado, pues aunque me hierve la sangre por lo que me queda, pues me llena de orgullo hasta ser conformista y resignarme al 'No estás tan mal". Que tiene una segunda parte la frase. No estás tan mal para lo mal que te va y es que es verdad. Que buen de variedad y nivel pero que poco amor y que poca durabilidad en general. Que poco en general. Escribo y no lo leo pero cuando repaso un par de líneas, pues me animo y oye, pues no está tan mal. Podría fallar la concordancia o más erratas. Mientrass espero que me llame y me invite a dormir en su casa, me repito: No estás tan mal. Cuando el radiador me abrasa las rodillas pero las orejas están frías, me recuerdo las mismas palabras: No estás tan mal. Si pienso en el dinero de la cuenta y los días de mes que quedan, pienso que es como siempre, fatal pero no tan mal como para alarmarse. Cuando me alarmó por cualquier menudencia, vuelvo a mi lema: No estás tan mal. Y se lo digo al espejo. Se lo digo a mi cuello cuando se queda agarrotado o al brazo cuando se paraliza. Cuando me sale el típico enlace de acordes mil veces oído pues me animo y no lo veo tan mal. Mal está casi todo pero no tanto. No mucho. No demasiado. No lo bastante. No como para alarmarse y sin embargo, el pánico se hace presente en ml intimidad en los momentos menos esperados. Estoy harto de tener esta sensación de choque permanente. De ser una piedra de río. Estar mecido por las circunstancias y la inercia del azar. Una forma de pensar que lo determina todo y que no está tan mal. Como de mal tendría que estar para cantar retirada y abandonar, para rendirse definitivamente y aceptarlo con una sonrisa, que está mal. Que está muy mal mi lengua quemada. Lo peor que puede estar. Que muy mal el miedo. Que mal todo. Y punto. Que lo malo gana siempre. Que se acaba lo bueno y dura menos de lo que tarda uno en percatarse de lo bueno que es. Estamos muy mal. Para qué dar largas. Que llame o no llame y vuelva o no a su cama no pinta nada bien la cosa. Que al amor ni se le ve a lo lejos ni se le espera. Que estoy mal pero no sé nota. Que te juzgan y se equivocan. Que miran y hablan los prejuicios que se comen a las personas. Que me cansa la apatía propia pero mucho más la ajena. Que no tengo nada de paciencia. Que le tenemos al aire. Que cambiamos de acera. Que estamos solos mucho tiempo. Que estoy harto de esta mierda que no estará tan mal pero a mí me tiene harto. Que es una mierda casi todo. Que podría ser peor pero tampoco tanto. Que es peor que un diario. Que es un aburrimiento infinito. Que es lo único que perdura, el tedio. Que tengo menos ganas de navidad que de limpiar la casa. Que no está tan mal, la casa. Me encantaría mentir y decirlo con rotundidad. Que no duermo tan mal, pero tengo los hombros cargados y una tortícolis incipiente. Que no merece nada la pena aunque no esté tan mal. Un drama infinito y un párrafo gordito. A ver lo que tardo en dormir. No estás tan mal pero que acabe ya de una vez. No estás tan mal para lo mal que te va, ni yo. 

martes, 15 de diciembre de 2020

Omitir la palabra amor de las canciones de amor

 Otro día que aplazo la limpieza. Tengo una letra nueva. El día que haga limpieza. Nuestro amor aparecerá debajo de la mierda, viene a decir con otras palabras. Lo que te di. Lo que te dejaste aquí. Aparecerá cuando haga limpieza y deliberadamente omito la palabra amor. Ese es el quid. Ojo truquito. Decirlo sin decir. Para todo en la vida te vale, beibi. Dilo en el eco que suena en la cabeza. Dilo con las pestañas. Dilo en un puto blog. Dilo en voz alta cuando te vayas a pasear y te pongas a canturrear. El amor aparecerá. La la la 

Amante secreto es mi categoría preferida. Amor secreto es más amor. Amor a dos y solo dos. Suele tener corto recorrido pero tiene su emoción. Me pondría a enumerar categorías de amor actuales pero me da toda la pereza. Amor perezoso. Muy corriente. Amor del grifo. Amor a temperatura ambiente. Amor de garrafón o de tinto de verano o de caña y tapa. Amores de barra, que cantaban a dúo Marta y Marília. Qué clase de nombre es Marília. Barra de amor bajando. Loading.

Las canciones de amor con la palabra amor son en todo punto redundantes. Bastante amor hay ya como para además nombrarlo. Mejor no. Tip para compositor aficionado de un idem. La cuestión de cuánto amor metes en las canciones de idem pues es un tema para debatir. A lo que iba es a quitarle grandilocuencia. Luego es todo de lo más corriente, los desengaños y las nuevas ilusiones. Todo muy de andar por casa. Haz la cena. Me acuesto encima tuya. Te pongo los pies encima. Un sofá pequeño contribuye a que el amor aflore. El amor de ver la tele que es el que no aparece en las letras. Yo tengo una que era Amor aburrido y otra Amor destructivo. Tenía la idea peregrina de hacer un Amor algo en casa disco. Pero no. Omitir la palabra va mejor a repetirla en títulos en serie. Amor sin compasión, era la que tenía pensada para el nuevo.


Quiero un amor sin compasión que me diga siempre la verdad sobre todo si causa dolor, quiero un amor sin piedad. Y con un reef que iba a toda ostia. La hicimos muy punk. Sin compasión y sin metrónomo. No cuajó pero sigue en la guantera. El próximo disco me está quebrando la cabeza pero hay un ramillete buena de tonadillas. Que luego será todo como siempre pero por ahora lo veo bueno como nunca. Eso pasa. Y sobre la letra.... Pues no veo nada peor que el amor por pena.... O por miedo o la mezcla.... Amor por no herir que termina por matar. Lo de no hacer daño suele destruirlo todo a la larga. Con toda la buena intención. Amor a mala idea

El rollo de confrontar funciona. Y hoy en día se omite el amor en las relaciones de amor. Por medio de palabras o con cada uno en su casa o de mil maneras. El amor es hippie y anticuado. Es algo que ya nadie busca aunque todos lo quieran. Las letras y por extensión las canciones tienen que servir a esta realidad excluyente de amor. Igual sólo me pasa a mi. Claro que se quieren, muchos y muchas se quieren a más no poder y no pocos se amaran amar vivimos en un mundo en el que el amor da pereza. El amor normalito  El de modo usuario. Sin turbulencia. Sin montaña rusa. Sin sube y baja. Sin monólogo interior. Sin Escarlata. Sin juro que no pasaré hambre. Sin épica. El amor es muy de confrontar hoy en día. De te quiero y no te soporto. O eso me pasa a mi. Que soy un pobre infeliz y escribo aquí sobre el acto de escribir y no lo hago y lo mismo con amor pero sin uno, sin una maqueta buena y a tiempo, sin letra y sin la palabra. Sin palabras ya. Venga. Mañana será otro día, señorita. Otro día para aplazar la limpieza, la letra y el huerto.

lunes, 14 de diciembre de 2020

Sombras de meses

 Un día al sol vale por todas las sombras de meses. Se disipan las nubes de un soplo y el azul parece bruñido. Como recién fregado. Como de estreno. Con olor a limpio y un aire frío. Un sol pertinente que nos recuerda lo molesta que es la lluvia y lo buenas que son las canciones tristes. Un cielo que espolea. Un viento que despierta. Fue un buen domingo al sol. El cálido mediodía tras el temporal con la tierra mojada lanzando su vapor terroso y la placidez de no hacer nada.


Siempre escampa. Nunca escapa a la melancolía ni el lomo al frío de las seis de la tarde. Pide radiador a gritos. Mesa camilla y su florecer en la penumbra de la tarde. El calor en las pantorrillas y la sensación de otro día perdido. Pensamos mucho y se quedan páginas en blanco en la agenda que a la semana siguiente me cuesta recopilar lo que hice cada día.  Pensar mucho. Fustigarme. Sentirme culpable. Sentirme un idiota y creo que no es exclusivo mio. Que nos pasa a todos. Horas y horas de estar pensando, a veces en nada y otras, en cosas malas. Pensando movidas chingas que ni siquiera son reales o no son como nos las figuramos. El agujero negro del cerebro que se traga las horas de autocompadecerse. A mi me pasa.


Y es como si al día siguiente, no existiera. Sobre todo con los bucles obsesivos.  Tengo mi poesía que me protege, como decía la canción de Simón and Garfunkel. Tú eres el verso que se atraganta... Bueno, al menos el sol cura. Conté los días solo en el primer confinamiento. Uno a uno en la agenda como anillas de una cadena. El año nuevo parece de hierro. Y oxidado. Viene con el ancla echada. Vamos esperando que acabe de una vez

 Y luego qué. Lo tengo claro. No quiero estar solo. Hoy pensé que necesito a alguien para vencer a la muerte. Así de sencillo. Alguien que no sea mortal y que se vuelva familia. Quiero eso pero las cosas pasan. Lo que tú quieras  no importa. Lo que te pasa. No disponemos de opciones. No hay elección. Y es bueno que sea así. No quiero estar más días solo pero por otro lado, tampoco tengo abierto el cupo para cualquiera. Es complicado. Por no decir imposible. Es una cuestión estadística. Es peor estar con alguien que no soportas. Y pasa. A veces re dejas llevar o amas y odias al mismo tiempo. Eso es una puta mierda. Mejor solo y con amor aunque sea poco. Hace cosas juntos. Hacer cosas solo y tal pues no es lo mismo. Por mucho que lo intentes. Pienso en todas las veces que fui solo al cine y si tenía tantas ganas de ver la película o que. En una época era una vez a la semana. Ni recuerdo la última que vi. Ni se si están abiertos.


Tener claro lo que quieres pero hacer nada casi siempre o hacer lo que sale. No tener claro ni lo que sale. No salir. Días y días sin salir. Hoy recordé el horario de paseos. El pistoletazo de las ocho de la tarde y todos por la vereda como autómatas. Pasear obsesivamente dentro del horario. No poder salir. Tener claro que no puedes salir y bajar andando a la ciudad. Con dos cojones y corriendo para ser más concreto. Estoy poniéndome en forma de tanto pensar. No salir es agobiante. Antes me agobiaba salir mucho. Conclusión: siempre algo falla. Que eres muy joio, que decía mi abuela y nada te va bien. Pues también. Y mejor. Saberlo. Y contar con ello.  


Tener en cuenta todas las mierdas, las de antes y las de ahora. Actuar en consecuencia. No actuar y que sea a consecuencia todo. Liberarse del peso de la decísion y aceptar todo como venga. Estoy viendo una película de espías y no me entero de nada. Son muy buenos. Guardan bien el secreto del argumento. Me cuesta seguir el hilo. Me dan las doce con los ojos como platos. He perdido la rutina de madrugar. Con gusto la perdida. Todo cambia de un día para otro y no me termino de hacer a ello. Es un desconsuelo. Porque pienso mucho y hablo más, dice una amiga. Puede ser. Pero la opción no es el silencio y apagarse el cerebro. Quitarle los plomos o lo mismo, si. Y tirar la llave. 


jueves, 10 de diciembre de 2020

Ojos tristes y cuerpo de peluche






Más Canelita. Con la lluvia me he venido arriba. Muy arribita. Las fotos no hacen justicia. Ya llevo 10. La inspiración es así. No se puede ir en contra. Me gusta porque es una mezcla de ojos tristes y cuerpecito de peluche con libertad de trazo. Es lo que me trasmite y es como una foto de mi cariño. Es muy amoroso mi bebesote y creo que se nota. Hoy lo tenía dormido en el muslo mientras le daba caña a la cera naranja. Tengo un lienzo para atreverme con los acrílicos. Igual hoy me pongo. Estoy con pocas ganas en general. 


Me apetece dulce. Me apetece una merienda. De las de niño. A veces me pasa eso y me concedo algún capricho. Se está haciendo largo esto. Estoy cansado, nos pasa algo parecido a todos los que no estamos desesperados. Hay peña peor o que no alberga esperanza ninguna. Ni toalla que tirar. Es algo que se huele. Luego está la gente que sigue más o menos a lo mismo. No es mi caso. Estoy en un umbral que a veces me nubla la vista y parece un túnel infinito. Hoy soñé que venía mi familia y no le gustaba nada de lo que había hecho y era una zapatiesta. Me levanté mal. De mal humor. Hacia mucho tiempo que no soñaba. O no lo podía recordar al despertar que viene a ser lo mismo. Intento pintar o escribir en el mismo marco de libertad que en el terreno onírico. Sin límites y sin batería en el móvil que me hace escribir rápido. Sin pensar apenas. 



Se han borrado los párrafos. De golpe. Dos veces distintas. Me ha cansado. Eran diferentes. Que más da. Da igual que se borren. Todos hablan de lo mismo. Es el tono lo que cambia. Es un pequeño eco. Ayer fue un día horrible. Da igual. Los días se mezclan y se borran igual. Esta bien escribir y seguir buscando el hilo. Inasequible al mal aliento. Siempre en la prueba. Una nueva pirueta. Una excusa mejor. Un lugar en el mundo. Y se borra. Los días se parecen. Sobre todo ahora. Queda poco para que acabe el puto año. Peor año de la vida de todos o en el top 3 con toda seguridad. Canelo ronca. Lo tengo en el otro sofá. 18 retratos llevo. Una fiebre de pintar. Casi se ha gastado la cera naranja y la marrón. Mucho negro en el contorno. Me gusta. Es importante que te guste. Hoy salí a la montaña. La ruta que me gusta. Seguir buscando. Y dejar por escrito algo. Escribír escribir, a ver para cuándo. Y cantar cantar. Hacerlo de verdad. No en modo borrador. Que se borren y volver con el mismo pulso para decir otra cosa. Rutinas locas. Es una hartura de vida a veces pero te pones y la cambias. Simplemente lo haces. Y como eso todo. Si se borra ahora, dará igual. Ya no salimos a respirar. Estamos en la burbuja. Esta la lista de las cosas buenas. Una lista corta. Escribí en mi agenda de proyectos: Cosas que te hacen feliz. La sigo teniendo en blanco pero le he hecho un marco de Cáritas sonrientes. Un círculo, dos puntos y un garabato de sonrisa. 


Los ojos tristes no se disimulan. Te puedes estirar los párpados o aplanar las ojeras, ponerte pestaña o engordar la raya pero el brillo tristecillo no lo apagan ni las lágrimas. Llorame un canal y conducelo bien. Dale buen cauce al dolor. Dale sentido después de todo, me dijo. Dale contexto. Dale morena. Dale moreno. Y seguir dando sin esperar nada a cambio que rima y se dice tan fácil pero hoy en día es todo tráfico de atenciones. De que te hagan caso. Me decía hoy a mi mismo hablando solo en la montaña. No me hacía caso ni el eco. No me encuentro. No me atiendo. Los ojos tristes se ven peor en el espejo. Huye del lamento. Como todos. Risas y liviano todo, sencillo. Es una aspiración muy de ahora. Cosas simples que no hagan bulto. Estoy a favor de la no acción pero tampoco entraré en juego. Al final es todo un tintineo. Esta bien borrar. Sin querer. Pero que pase. Pensar que ya estaba guardado. Y no. Ayer se complicó todo. Anteayer se rayó el disco. Estaba contentillo. Y mira, hoy divagando sin motivo y con cuerpo de peluche. 


Se han guardado los cambios. Pues claro. Menos mal. Sería la tercera piedra y el mismo tropiezo. Es todo tropiezo o es mejor verlo así, que lo normal es la ostia. Que lo raro es estar de pie. Y dar dos pasos sin llevarse tres leñazos. Que lo normal es que te llueva. Que te cale. Más la mierda cotidiana que el elevado mensaje. Confiar el destino a las lecturas. Bailar por las mañanas con tu música favorita. Y cambiando de canción preferida. Volver a las antiguas como el que pasa por una calle en la que ha vivido. Y señalar los amores perdidos como los balcones que fueron nuestro refugio para las macetas. Seguir regando. Seguir volviendo a la vida que tuvimos. Seguir pensando en ella a diario. Tener sueños raros. Que pase una cagada doméstica de las que me pasan. Un charco. Una gotera. Algo que se rompe. Roturas cíclicas. Ojos tristes. Piel canela que me lleva a desesperar. Ansiedad. De tenerte en mis brazos. Musitando palabras de amor. Mezclar letras. Cambiar frases. Soltar párrafos como el que achica agua. Salvar las ideas del naufragio. Hundirse a diario pero poco y bucear en la gota que colma el vaso medio vacío. Caso de tener vaso. Pero siempre de poco a poco. Paso a paso por la pasarela al vacío. Por la idea peregrina. Por la rima tonta. Por la causa. Por amor. Por aburrimiento. Por pura ansia. Por ponerse una meta. Por seguir. Por no borrarlo. Por el futuro. Por lo que sea. Por empezar de nuevo.

 

Un final un verso un mensaje. Con eso. Es poco. Para conformarse. Un chispazo. Un brillo de ojos triste. Que es bonito y parece contradicción. Pero no. Una pena que está tristeza sea tan bonita . Una tristeza para ponerla en la repisa. Una pena que pide marco. De plata. De lujo. Una tristeza premium. Todos tenemos una amargadera corriente. Una bajona pertinaz. Un taladro de diario en la oreja con los malos augurios y el mal rollo. Una cosa mala. Luego hay depresiones con botas de clavos y otras más de andar por casa. Tenemos travesías del desierto y oportunidades para predicar. Es un ejercicio individual de convicción pensar que tiene arreglo este mundo loco y enfermo. Complicado remedio. Yo estoy bien. Harto de todo. Pero bueno como casi siempre. Antes ya era una mierda. Ojo. Que tampoco hay que llorar de más aunque tengamos los ojos triste y el cuerpo de peluche. Como mi baby que sigue aquí. Sobado y ajeno al mundo exterior. Bendito sea.

lunes, 7 de diciembre de 2020

Hay un cielo caliente en cada cuerpo

 Es una canción de El Niño Gusano, un verso. Tengo puesto el disco ahora. Vuelve a funcionar el plato de vinilo. Hurra. Gracias a mis amigos. Uno tenía el mismo equipo y otro me ayudó a cambiar la aguja de plato y ya. Mira que es fácil el mecanismo. Un motorcillo y andando. Pues vaya quebraderos de cabeza. Desde chico porque tengo ese equipo desde que Paquirri estaba vivo. Una frustración que me acompaña desde siempre cuando se relantiza la voz y parece que canta una ardilla. O lo contrario. Las oscilaciones en general. Desesperanza. Sin motivo aparente. Ganas de estrellar el equipo contra la pared.


Tengo muchos vinilos que podría llamar familiares. Serrat. Neil Diamond. Libertad sin ira. Quilapayun. Y algo guay como Paco de Lucía o Los Ángeles. En 2000 y algo me tocó en un sorteo de Radio 3 el segundo lp de the Strokes y me tiré años sin sacarlo del plástico. Luego he hecho compras recientes un poco erráticas. No se me da bien comprar. Y tampoco tengo mucho dinero así que busco en segunda mano o me dejó llevar por el dos por uno o tres por dos, y acabo con un montón de mierdas. Por resumir mucho. Ojalá poder gastar en eso sin regomello. Pero no. 


Luego hace dos veranos, o por ahí, me compro dos discos nuevos, llego a casa y el plato que dice que no anda. Cara de tontico. Y ya está. No los puedo escuchar. Lo de siempre. Que me podía comprar un equipo nuevo, pues si. Pero volvemos a la premisa de no dinero. Premisa uno. Cero presupuesto. 


He hecho otro Canelita.

No puedo parar de crear.






Parece gata por los ojos. Pero es una Canelita bebé. El otro día me dijeron que si estaba embarazada. Me cagué en sus muertos. Mentalmente. Un gilipollas. El mundo está lleno de ellos. Yo mismo a veces pero como norma me abstengo de comentar el sobrepeso de mascotas ajenas. Canelita es libre. No es mi mascota pero ya me entiendes. El tema de la libertad gatuna da para rato. Mis métodos educativos de mi pupilo gatuno son ampliamente debatidos en mi círculo. Es habitual que le llamen gordo. Se creen que nos les oye el gachon. Esta fondoncillo pero no sordo. A mi solo me preocupa si será feliz. Vete a saber.

Esto venía a lo de oír vinilo y  el punto que me da. Ayer me puse el Danubio azul. Pasteloso pero bien. Rossini es mi favorito. Me lo puse toda la tarde. Intenté meter batería a la de Guillermo Tell. Me hice varios vídeos. Un puto desastre. Pero estuve entretenido. Me gusta tocar encima de los discos. Te sueltas más. Estoy grabando menos últimamente pero todo bien 

Llevo ocho párrafos y no he contado lo que quería contar. Lo de los discos y que, de pronto, se jodan. Eso. Es la vida. Es la vida misma. Una metáfora. Aprovecha. Pon la cara b. Dale la vuelta mientras siga dando vueltas. Y poco más. Es la vida. Poco más se puede hacer. Se rompe y punto. Lo arreglo con la inestimable colaboración de mis colegas porque si no sería imposible, y vuelve a sonar. Es como magia. Es igual el amor. Bueno, el amor o lo que sea a lo que uno le ponga corazón. Se jode y ya. Hay un cielo caliente en cada cuerpo y un día va y se nubla. Deja de ser caliente y al tiempo, no es ni cuerpo. Y es por el polvo. O por la correa o es lo que da vueltas. O se va el contrapeso o vete a saber. Pero se para. Y pasa. Pasa con todo. Se para a veces. Esto es solo la introducción.... Es broma. Ya casi he acabado. A lo que iba es eso. Aprovecha el disco que suena. Baila. Disfrútalo de verdad. Y así con todo.


Que vaya bien.
Un beso.



domingo, 6 de diciembre de 2020

Retrato de gatos que son como Canelita

 





Me he venido arriba con las ceras. Antes del confinamiento me compré materiales de pintura. 30 euros en colorines. Anda que no me sentí culpable en el camino de vuelta. Lienzo. Tres de distintos tamaños. Un bloc. Cartulinas. Témperas. Pinceles. Ceras. Un bonito bodegón al dejar la compra por valor de medio pollo en la mesa de la cocina. Pensé en hacerle una foto pero no lo hice. 

Las fotos que hago con el teléfono tienen una neblina chunga. Pensé en pintar todos los días mientras durase el encierro. Pues no he hecho nada. Nada. Ni siquiera abrir las pinturas. Tenía pensado ponerlo todo en una habitación y apañarme un caballete con una silla pero no. Nada. El bodegón perfecto para foto de Instagram se quedó en la mesa con cosas encima. Una cebolla. Un cartón de leche. Ayer lo cambie de sitio. Ya no tenía ese aura guapa de lo recién comprado. Estaba haciéndome un calendario y se me ha gastado el bolígrafo. He tirado de las ceras y he estrenado el cuaderno. El de A5. Y he pensado en dibujar a Canelita. Que es el modelo que tengo aquí más a mano. 

Si sigo haciendo y me gustan igual los pongo a la venta. Debe haber dueños de gatos de color naranja que vean a su bebé algún parecido con uno de los dibujos que tampoco sé parecen entre si. Todos nos parecemos en el fondo. No es que sea una idea de negocio como para abrir franquicia pero estoy convencido de ello: vender dibujos de gatos en la red es éxito.

Son ceras y papel malo. Es pedir propina. Pero me divierto mientras lo hago y me alivia si no le queda tinta a los planes. Gasto bolígrafo con tal de no ponerme con lo que tengo pendiente. Que no es tanto pero ahí está, en la agenda diaria, en la agenda semanal y en la agenda de proyectos. Tengo varias. Se me gastan los bolis en tres días. Muchos planes. Retrato de gatos incluido. Muchas cosas que apuntar y muchos apuntes a olvidar. 

 

jueves, 3 de diciembre de 2020

Los pasos en falso también son pasos

 Pues bien. Todo bien. Cansa y me cuesta enganchar tres frases con sentido pero todo va razonablemente bien. Si es que hay algo razonable conmigo, como dice Chucho. Y tengo mucho que contar. Ya estamos en diciembre. Deseando que acabe el puto año pero antes de que acabe, quiero dejar finiquitado un par de asuntos. Y bien. Sería mejor escribir cartas. Querido lector desconocido. Sigo en pie y con ganas de dar la turra. Que ya es. Las ganas. Fase uno. Y acabar algo. Lo que sea. Fase dos. Acabar y que esté mal. Pocos planes contemplan los pasos en falso pero sin ellos no arranca. Hay que darlos. Y el tropiezo es avanzar. En contacto directo con el suelo pero avance. Un erosivo y probablemente doloroso tramo de avance pero avance. Como en las tragaperras. El caso es seguir. Lo mejor posible pero seguir. Y ganar cuando menos lo esperes. El resultado nos da igual. Hemos venido a jugar. Escribir y tener un huerto no es tan distinto. Semillas y remover tierra. Mala hierba y días. Un día. Otro día. Va así y no hay remedio. Se deshace la madeja. Se hila la frase. El sentido aparece como una visita inesperada. Y molesta de algún modo. Estoy cansado y poco lúcido pero sigo. A veces me falta motivo o no encuentro el tono. Lo intento. Lo busco. 


He hecho mucho en este intervalo. He hecho un muro. Lo he aplanado. Resultado desigual pero hecho. He proyectado una escalera. Unos escalones. He limpiado el jardín y aún queda. He plantado un árbol. De hojas moradas. Encontré la rama. Esqueje gigante. Espero que agarre. Las palabras agarran del mismo modo. Nos echan raíz en la mente y salen hojas nuevas. Espero las hojas nuevas moradas como prueba de vida. También he hundido en la tierra un par de ramas de limonero. Y otras tantas de rosal. Veremos. Se viene un trasplante masivo de macetas a las jardineras. Hay otra por acabar. Mucho por terminar pero bien. Todo bien.  Lo de terminar no es para tanto. Tengo ganas de siesta y estoy cansado. Me repito un poco. No me quejo. Estoy contento. O más o menos. Los pasos en falso también son pasos. El camino tiene que desandarse para volver al itinerario personal y nunca es recto. Ni en una sola dirección. Los pasos son cada uno de su padre y de su madre. Lo mismo son dobles que llegan a un metro que se vuelven cobardes y cortos, o van hacia atrás. Los pasos atrás son pasos y a veces, impulso. El tiempo es determinante en el juicio y hasta que pasa, no podemos saber si fue para bien la retirada. O si era un salto. Seguir es lo importante y sigo. Encontrar el momento y que después aparezca el motivo. Dar pasos. Dárselos a alguien. Consagrar un camino. Cambiarlo luego sin pesadumbre y entendiendo que era ese el rumbo, el que cambia. Me pasa eso mucho. Cambiar las cosas de sitio. Saqué los muebles. Los subí. Luego los puse a cubierto. Acabaron por romperse y volví a bajarlo todo. Saqué el sótano entero. Hice montones de losetas. Gres de una docena de modelos distintos. Los de la anterior obra. Puse la madera a cubierto. Asumo que hay o había muchas cosas sin sitio. Yo mismo. Es difícil asignar sitios y hacer que se queden felices en ellos. Contentillo como poco. Me lo imagino como sedimentos. Algo que nos supera. A mi seguro. O cada vez menos. Paso a paso. Atrás o trabado pero uno detrás de otro. Dos a la vez. Pasitos o pasazos pero algo. Y en eso estoy. No es mucho pero es algo. A ver si mañana acabo.