El frio a mí me paraliza y supongo que a todo el mundo, me complica bastante la vida y la movilidad en mi propia casa, gélida como una cámara frigorífica, pues me atrinchero, manta, calefactor y, desde el año pasado, batamanta. Tengo una batamanta.
Llevamos seis días de invierno, quedan ochenta y dos. Termina el día 20 con un eclipse total. La primavera del año 15 llega con un eclipse total. Hasta el 1 de diciembe no puse la estufa. Tengo que buscar alternativas al calor en el hogar. Necesito un chozo o un sótano habilitado, todos los años lo digo. A ver si soy capaz de vaciarlo antes de que termine el catorce. Vaya año raro, por cierto.
Nunca me imaginé con una batamanta, fue un regalo. Es suave, Cuando me la quito o la fortó, suelta chispas. Suena que no veas. Me gustaría poder grabar ese chispazo. O como cuando lleno una sartén con agua y suena contra algo.
Me gustaría poder grabar los ruidos de mi casa.
grabar cómo cruje el invierno y como las puertas se salen de los goznes en verano, exhuberantes en sus umbrales y salidas de ellos, y lo mismo con los pájaros, en especial, los mirlos
siempre me propongo vencer al frio
y en un determinado momento me dejo ganar y me hago el muerto, olvido la leña, lo sostenible y pongo el dos en la estufa que me supone el palo, y ese es palo y no el de la leñera en la factura, dificilmente asumible y me siento mal con ese incremento, porque lo noto como un lujo y gana el frio, psicologicamente al menos, me gana pero no me rindo, ni yo ni la manta ni la estufa nos rendimos
muchas veces he intendo enfocarlo desde la positividad
Es cierto que el frio es bueno para la piel
El frio bien entendido es terso, nos tersa... Pero este año por primera vez me golpeó la ciática y noté el frio en toda su crueldad y nada le vi de salud, pasar frio es algo que no debería estar permitido por la ley, con la cantidad de humanos que nos tenemos los unos a los otros para darnos calos, deberíamos hacernos rutas para calentar las cajas ajenas, sin gasto, solo presencia, hablar y consumir oxigeno, regular la temperatura con un alto componente de calor humano, un café y unas pastas, una ruta por casas sin calefacción de personas simplemente amables y con conversación que respiran y sonrien y nos hacen vencerle la batalla a las empresas eléctricas de suministro. Cortan el oligopolio a base de conversaciones interesantes con los vecinos. El escuadrón de la charla caliente. No suena mal.. Quizá demasiado comercial.
El frio nos une, o debería
Yo estoy solo pero me siento muy unido a la estufa, a la manta, a la batamanta, al pijama y las sábanas de franela. y hace un sol maravilloso al que ni siquiera veo desde la ventana, las persinas tienen que estar abajo que no entre la corriente polar, cerca de la montaña el aliento de nieve me golpea seriamente. No es una batalla fácil de ganar, eso es cierto. Tengo en contra el viento, la montaña, la ubicación, las ventanas... Apenas ninguna ventaja. Nada de estrategia. Me acorrala. Pero por otro lado, sin estos inviernos atricherado no hubieran pasado muchas de las cosas que me han pasado, lo que no deja de ser un argumento un tanto falaz, lo reconozco. Nos perdimos del camino o el camino que teníamos que recorrer era por dónde nos perdimos, he ahí la cuestión. Ser o siendo. Haber sido, esa podría ser otra duda. Pero es vivir en el pasado. Escribir el blog, es vivir en el pasado. Somos pasado a poco que nos descuidemos. La frase anterior es pasado con respecto a esta, la cuestón que te planteabas hace dos líneas, ya es como de la primera temporada. Y nos da la impresión de que todo va mucho más rápido de lo que va. No es nuestro negocio la rapidez, en nada nos favorece. EL frio es lento, sabe que lleva la victoria silbándole en los oidos. Sabe lo que se hace. Nos perdimos y era el camino. No hay camino. Eso es. Machadonismo. Ligero de equipaje. Para poca maleta la que lleva el frio. Es el modelo a seguir. Su avance implacable. El frio es el tiempo en esta metáfora. Siempre gana. Siempre se le cmbate con la ilusión de un niño. Siempre se cree uno que vencera y no, pasa, como pasan los viejos, como pasa el calendario, como pasan los andenes, las estaciones, los aparcamientos, los momentos rutinarios y perfectamente olvidables de una vida y las tres fotos a enmarcar. Qué frio más terrible produce eso. Un marco frío de plata. Volver a no irse jamás. El camino está claramente delimitado en ese caso y es difícil salirse de la vía. Se paga para siempre pero es solo tu cabeza. El frio instalado en tu cabeza al que nunca vencerás. Es buena idea, o buen truco decirse a uno mísmo, dónde mayoritamente está ocurriendo esto ahora mismo, en mi cabeza o fuera de mi cabeza y si vemos, si lo hacemos con cierta regularidad, y en determinados momentos de absortismo, comprobaremos que el tráfico de nuestra mente está mucha más colapsado de lo que creíamos y que se nos olvida el frio hasta que los sentimos
Por eso los años debería empezar en primavera
domingo, 28 de diciembre de 2014
jueves, 25 de diciembre de 2014
martes, 23 de diciembre de 2014
Se acabaron todas las buenas chicas del pueblo
Esa sensación de: "Se acabaron todas las buenas chicas del pueblo".
¿Quién no la ha tenido en algún momento de su vida o algún pueblo de su vida?
de ser una caravana de solteros tu mismo. De tenerla dentro.
Y es terriblemente duro. Seguir aqui. Esa soledad despreciativa.
Se trata de una cuestión generacional, de una añada, de una promoción, puede ser una clase, puede ser la facultad o puede ser el baile... El caso es que se gasta. El número siempre exiguo de buenas chicas, porcentaje aún más pequeño por lógica en los municipios menos populosos, es limitado como los recursos naturales y los matrimonios en la comarca pues van dejando huecos en el mapa y vienen fuertes las nuevas generaciones pero tu ya no estás para chaqué ni qué ni cha cha chá
Pues eso.
Esa sensación: es una tonteria.
Lo mismo algo me sale. una cancion, digo.
O lo mismo no.
¿Quién no la ha tenido en algún momento de su vida o algún pueblo de su vida?
de ser una caravana de solteros tu mismo. De tenerla dentro.
Y es terriblemente duro. Seguir aqui. Esa soledad despreciativa.
Se trata de una cuestión generacional, de una añada, de una promoción, puede ser una clase, puede ser la facultad o puede ser el baile... El caso es que se gasta. El número siempre exiguo de buenas chicas, porcentaje aún más pequeño por lógica en los municipios menos populosos, es limitado como los recursos naturales y los matrimonios en la comarca pues van dejando huecos en el mapa y vienen fuertes las nuevas generaciones pero tu ya no estás para chaqué ni qué ni cha cha chá
Pues eso.
Esa sensación: es una tonteria.
Lo mismo algo me sale. una cancion, digo.
O lo mismo no.
lunes, 22 de diciembre de 2014
Escribir aunque sea tonterías
He escrito una letra así un poco jugando, como siempre en realidad y me ha parecido tan patética, que me he decidido a ponerla aquí porque no creo que se convierta en canción aunque yo la canto sin querer cuando la lea, que me la imagino con melodía quiero decir, pero es bastante tonta y poquita cosa:
la vida ha sio un suspiro
la vida ha sio un suspiro
un suspiro muy lento
casi como un bostezo
la vida ha sido un paseo
un paseo muy corto
en el que fuimos muy lejos
la vida ha sido un hastio
un aburrimiento
solo tuyo y mio
la vida ha sido bonita
una puta tortura
entre margaritas
la vida ha sido un vacio
un aburrimiento
solo tuyo y mio
la vida ha sido corta
y ahora no es vida
desde que vivo con otras
La vida ha sido triste
y ahora no es vida
desde que te fuiste
Plagada de clichés y feota, lo sé, pero es lo que tienen las letras, que vienen de pronto, con canturreo y todo y se quedan así o más o menos así si es que llegan a quedarse y creo que está, razonablemente, bien. El otro día leía It´s allrigt Ma I´m only bleeding traducida y me parecía un alarde por todos los lados, no nada inalcanzable o imposible, que es algo que pensaba a veces de la rima de gelista de Serrat y Mediterráneo, que me la veía ajena a mis capacidades, muy lejos en mi mejor día. Hay que escribir aunque sea tonterías, no siempre he opinado así, porque creo que es importante tener o al menos, albergar de forma peregrina un cierto propósito. Una búsqueda al menos, o un espíritu y suena a mierda de autoayuda y quizá lo sea. Tonterias de autoayuda, Uno tiene que creerse algo, mejor sería San Juan Nupoceno o como se escriba, o San Judas, patrón de imposibles e improbables, o cualquier virgen, o Buda, o un sabio... Lo más parecido a creer en Dios que recuerdo son mis pantalones de la suerte de salir los sábados. Que, a buen seguro, en mi última hora imploro como todos y no me acuerdo de mis vaqueros favoritos. Pero eso pasa siempre, ¿no? Al final no necesitamos lo que creíamos que nos iba a hacer falta y lo que tenemos de sobra, pero no lo que realmente entonces queremos o necesitamos. A mí me parece un hecho dramático de la existencia estas fluctuaciones entre lo que uno espera, lo que obtiene, lo que necesitaba, lo que realmente necesita y lo que creía necesitar. Es, definitivamente, demasiado complejo para mi cerebro de nuez. En gran medida defiendo, por eso mismo, escribir tonterias. Porque se convierte en un camino que se pierde y que te descubre nuevos claros en el bosque. Bueno, al que le quede bosque y al que le quede claro. Ayer hablaba con una amiga que es artista y que ha conseguido un premio recientemente que le ha puesto muy contenta, básicamente porque le dará medio año de vida y no tendrá que volverse a trabajar de camarera a Londres. Tiempo para pintar, me decía, pero también para que se le vaya la olla. Más o menos textual. Es necesaria la tonteria o la ida de olla o la idea que nace de un profundo hastío o el convencimiento que te da el manejar la freidora en un fish and chips de Candem Town. Uno necesita tener claras un par de estupideces. Es un paseo pero tenemos que ir lejos. Es un suspiro pero nos parecerá un bostezo. No podemos permitirnos ser camareros en Londres, si nos late por dentro. Si nosotros mismos somos una freidora. Si somos el mismísmo puto Candem Town o queremos serlo o sentimos que lo somos o cualquier estado del verbo ser que conjugemos correctamente. Qué necesitas, qué crees que necesitas y qué necesitabas realmente, no es muy distinto del qué eres, qué quieres llegar a ser y qué serás realmente. Me encanta ver y sobre todo charlar de estas cuitas de autoestima con los artistas. Si son chicas, mejor.
Nepomuceno.
Así se escribe. San Juan Nepomuceno.
Patrón de Bohemia. No será casualidad aunque haya pensado un nombre al azar de santo. Nos convendrá dirigir nuestras plegarias bohemias a buen Juan y confiar en lo que sentimos, en lo que necesitamos y no esperar absolutamente nada más.
O eso creo ahora, Nepomucenos.
Nepomuceno.
Así se escribe. San Juan Nepomuceno.
Patrón de Bohemia. No será casualidad aunque haya pensado un nombre al azar de santo. Nos convendrá dirigir nuestras plegarias bohemias a buen Juan y confiar en lo que sentimos, en lo que necesitamos y no esperar absolutamente nada más.
O eso creo ahora, Nepomucenos.
Mañana, ya veremos.
sábado, 20 de diciembre de 2014
Sabina, te matará tu codicia
Tuve la tentación hace unos días de dedicarle una soflama al ínclito Joaquín a cuenta de su, tan glosada y comentada, espantada del Palacio de los Deportes de Madrid. Fue noticia destacada de todos los telediarios y me pareció especialmente insultante, no sorprendente lo de cancelar, sino como el propio Sabina echaba mano del nombre de una compañera para excusar o justificar su falta de gasolina en el depósito, me ha dado un "Pastora Soler", dijo ante el público que había apoquinado la desmesurada cantidad de euros que pedían por verle. En Barcelona lo más barato en tickets a la venta son 33 euros y lo más caro, 189 y lo del montón, pues entre 40 y 70. Pastizales para los que hay que jugar la baza del aniversario de tal disco, la exclusividad de que son solo dos noches o la madre que parió a Panete porque convendremos que no son precios normales por una entrada de concierto.
Una semana antes aquí, en Granada había estado tocando en directo Javier Krahe, del que Sabina robó todo lo que sabe, y hace, dándole quizá el giro más mainstream al rollo, por decir algo, McCartney evolucionando desde el tosco Brassens, pero para el que la palabra inspirador se me queda muy corta para tildar el trasvase de ideas de Javier a Joaquín. Pues el primero visitó la ciudad de la Alhambra y actúo en una sala con capacidad casi para mil personas, lo que me sorprendió y me alegré pensando que pudiera verlo mucha gente. La foto que ilustra el artículo es en La Tertulia, donde apenas cabrán cien y donde el espiritu es mucho más de sociedad secreta. Las entradas esa noche estaban en la media, por encima de los 12 euros, pero a precios asequibles, o los habituales y se preveía una buena taquilla. No es el típico aforo de los conciertos del autor de "Cuervo Ingenuo", sospechoso habitual en el extinto y añorado Secadero, donde venía varias veces al año y quizá su reciente dueto en Clamores con Pablo Iglesias, pues había hecho llegar a Krahe, círculo a círculo, hasta más votantes de Podemos. ¿Qué líder político canta en el mundo libre en directo en un escenario aparte de Obama? ¿Con quién cantaría Rajoy? ¿Mocedades? Pensé en Krahe cuando a la semana, Sabina más pálido que el papel y con el bombín cada vez más holgado, se le veía plañidear en vídeos de Youtube. Qué pensaría el mentor de aquel rostro pálido que se reconocía incapaz de rematar la faena, ya que alardea de taurino el propio artista. En mi sección en la radio, dónde anuncio los conciertos del fin de semana, me lié y le adjudiqué a Krahe nada menos que una década de más. Ojito al patinazo. Que no es poca cosa. 70 añazos tiene el gachón y está dando ahora, me presumo que muy a su pesar, el salto a salas de mil personas.
Se adivina una salud diferente entre los que fueron amigos y componentes de La Mandrágora a día de hoy, y sobre todo, un estado del alma bien distinto. No se imagina uno a Krahe diciendo o aludiendo de ningún modo a una artista como Pastora Soler, sea cual sea su indisposición temporal y no se prevee que le den pájaras del tipo nervioso, de hecho, en una reciente entrevista en la Tuerka, con el omnipresente líder de Podemos, reconoció que ya ni siquiera se ponía nervioso antes de los conciertos. Que ya no, decía con una cierta nostalgia, como si echara de menos ese incomodo entusiasmo previo a subir a las tablas. Una entrevista, la de la Tuerka, de esas en las que te ruboriza el fervor de fan con el que se desarrolla el cuestionario y a la que Sabina, por qué no, debería enfrentarse. Iglesias versus Sabina. Pelotazo. Seguro que tenía muchas más visitas la entrevista con el de Úbeda, por no hablar del reclamo electoral. Ojo, Monedero, vamos a ir moviéndolo. Llama a Berry. Que seguro que en 2015 se presta. Y se explica todo: lo de Pastora Soler, lo de la mala cara, lo de despedirse o no para siempre... Despedirse eternamente vende entradas de concierto. Es un hecho. La enésima última gira de los Stones o de los Cure, da igual el estilo en realidad, o que sea un grupo o sea Iggy Pop o Nick Cave en el Forum.... Quiero decir, que los pastizales necesitan coartada. Y un nutrido grupo de fans con dinero dispuestos a creerse el plan. Pero que en ese juego de crédulos, pues uno tiene que poner sobre la mesa lo que haya. Los pantallones y las luces, los cañones de fuegos, el humo para nublar todo un estadio, los leds, en fin, todo lo que se pueda vender, un escenario que gira 360 grados, una retransmisión en directo, llamar a Mandela y hacer un skype... Hay que ponerlo todo encima de la mesa para sangrar a tus fans y que lo suelten a gusto. Es norma en el rock and roll. Sabina sigue jugando en esa liga. Y las luces no hacen sombra a la blanquecina realidad de su rostro: está agotado. No hablo del cancionero y la banda, con el De Diego y el Varona, que son una propuesta geriátrica incluso para orquesta en poblaciones de más de diez mil habitantes, pero la persona, el personaje, el bombín... El ingenio. La propuesta. Está más que agotada. Y eso te debe devorar por dentro. No llega para sablar ciento ochenta euros por más premium que quiera uno vender la burra y ponga cocktail, meet and greet y lo que Dios quiera. Cuida a tus fans, Joaquín, cuídalos. Que son grey y tienen, aparte de un reducido espectro de gustos, pasta, pues sí, pues vale, pero tronco, no los sables de ese modo. No les pegues esos palazos porque, hola qué tal, van a tu lomo. No estás para Palacio de Deportes, no estás para esos sofocones. Qué tal los teatros, lo de toda la vida, la gira de teatros y con un pianista si hace falta, cambiando de músicos, cantando, recitando, moviendo las manos para que cante el público... Si ya lo has hecho todo. Pero mira, Krahe, en salas de mil... Sacando cabeza. Fíjate en eso ahora y no pegues dos palos al año, y a vivir. No se lo merecen tus seguidores por más que lo paguen encantados.
Una semana antes aquí, en Granada había estado tocando en directo Javier Krahe, del que Sabina robó todo lo que sabe, y hace, dándole quizá el giro más mainstream al rollo, por decir algo, McCartney evolucionando desde el tosco Brassens, pero para el que la palabra inspirador se me queda muy corta para tildar el trasvase de ideas de Javier a Joaquín. Pues el primero visitó la ciudad de la Alhambra y actúo en una sala con capacidad casi para mil personas, lo que me sorprendió y me alegré pensando que pudiera verlo mucha gente. La foto que ilustra el artículo es en La Tertulia, donde apenas cabrán cien y donde el espiritu es mucho más de sociedad secreta. Las entradas esa noche estaban en la media, por encima de los 12 euros, pero a precios asequibles, o los habituales y se preveía una buena taquilla. No es el típico aforo de los conciertos del autor de "Cuervo Ingenuo", sospechoso habitual en el extinto y añorado Secadero, donde venía varias veces al año y quizá su reciente dueto en Clamores con Pablo Iglesias, pues había hecho llegar a Krahe, círculo a círculo, hasta más votantes de Podemos. ¿Qué líder político canta en el mundo libre en directo en un escenario aparte de Obama? ¿Con quién cantaría Rajoy? ¿Mocedades? Pensé en Krahe cuando a la semana, Sabina más pálido que el papel y con el bombín cada vez más holgado, se le veía plañidear en vídeos de Youtube. Qué pensaría el mentor de aquel rostro pálido que se reconocía incapaz de rematar la faena, ya que alardea de taurino el propio artista. En mi sección en la radio, dónde anuncio los conciertos del fin de semana, me lié y le adjudiqué a Krahe nada menos que una década de más. Ojito al patinazo. Que no es poca cosa. 70 añazos tiene el gachón y está dando ahora, me presumo que muy a su pesar, el salto a salas de mil personas.
Se adivina una salud diferente entre los que fueron amigos y componentes de La Mandrágora a día de hoy, y sobre todo, un estado del alma bien distinto. No se imagina uno a Krahe diciendo o aludiendo de ningún modo a una artista como Pastora Soler, sea cual sea su indisposición temporal y no se prevee que le den pájaras del tipo nervioso, de hecho, en una reciente entrevista en la Tuerka, con el omnipresente líder de Podemos, reconoció que ya ni siquiera se ponía nervioso antes de los conciertos. Que ya no, decía con una cierta nostalgia, como si echara de menos ese incomodo entusiasmo previo a subir a las tablas. Una entrevista, la de la Tuerka, de esas en las que te ruboriza el fervor de fan con el que se desarrolla el cuestionario y a la que Sabina, por qué no, debería enfrentarse. Iglesias versus Sabina. Pelotazo. Seguro que tenía muchas más visitas la entrevista con el de Úbeda, por no hablar del reclamo electoral. Ojo, Monedero, vamos a ir moviéndolo. Llama a Berry. Que seguro que en 2015 se presta. Y se explica todo: lo de Pastora Soler, lo de la mala cara, lo de despedirse o no para siempre... Despedirse eternamente vende entradas de concierto. Es un hecho. La enésima última gira de los Stones o de los Cure, da igual el estilo en realidad, o que sea un grupo o sea Iggy Pop o Nick Cave en el Forum.... Quiero decir, que los pastizales necesitan coartada. Y un nutrido grupo de fans con dinero dispuestos a creerse el plan. Pero que en ese juego de crédulos, pues uno tiene que poner sobre la mesa lo que haya. Los pantallones y las luces, los cañones de fuegos, el humo para nublar todo un estadio, los leds, en fin, todo lo que se pueda vender, un escenario que gira 360 grados, una retransmisión en directo, llamar a Mandela y hacer un skype... Hay que ponerlo todo encima de la mesa para sangrar a tus fans y que lo suelten a gusto. Es norma en el rock and roll. Sabina sigue jugando en esa liga. Y las luces no hacen sombra a la blanquecina realidad de su rostro: está agotado. No hablo del cancionero y la banda, con el De Diego y el Varona, que son una propuesta geriátrica incluso para orquesta en poblaciones de más de diez mil habitantes, pero la persona, el personaje, el bombín... El ingenio. La propuesta. Está más que agotada. Y eso te debe devorar por dentro. No llega para sablar ciento ochenta euros por más premium que quiera uno vender la burra y ponga cocktail, meet and greet y lo que Dios quiera. Cuida a tus fans, Joaquín, cuídalos. Que son grey y tienen, aparte de un reducido espectro de gustos, pasta, pues sí, pues vale, pero tronco, no los sables de ese modo. No les pegues esos palazos porque, hola qué tal, van a tu lomo. No estás para Palacio de Deportes, no estás para esos sofocones. Qué tal los teatros, lo de toda la vida, la gira de teatros y con un pianista si hace falta, cambiando de músicos, cantando, recitando, moviendo las manos para que cante el público... Si ya lo has hecho todo. Pero mira, Krahe, en salas de mil... Sacando cabeza. Fíjate en eso ahora y no pegues dos palos al año, y a vivir. No se lo merecen tus seguidores por más que lo paguen encantados.
Sabina, te matará tu codicia. Eso de agotar las entradas en una hora y hacer el gran evento, de renunciar al pequeño circuito, los teatros de toda la vida, y hacer varias noches, una semana entera, que fuera algo relajado, una vida más en la carretera, pero sin pisar el acelerador, sin reventar el mes, no en plan las giras de carretera y top manta, que vaya revolcón te pegaron, no a robar en los ayuntamientos y en las fiestas populares... Una cosa artística. Más fina. Más digna. Más como hacen los que tienen tu edad y no a competir en el tramo de los Ladys Gagas, los Enriques Iglesias y toda la peña de la luz, el sonido, las pantallas y el humo a tope. Que no estás para coreografías. Que funcionó el bombín, pues sí, pero ponte un sombrero mejicano, fíjate en Albert Plá, róbale a él... Mira Kiko Veneno, como se busca las habichuelas muy dignamente en los últimos años, dándose cuenta de que a la guitarra va unida la maleta con un candado y que tiene que caerse del caballo del rollo cinco bolos al año y a vivir. Y que está bien eso, que era por lo que empezaste y que te quita los achaques en lugar de producírtelos. Potque eso de la gran noche, eso del Palacio de Deportes, eso de jugar la carta de la melancolía, de los aniversarios, todo esa morralla... No vale. Es mierda que te vale para robarles una vez pero no para mantenerse. Y, sin darte ni cuenta, sacas un disco con Martin Buscaglia... Ese es el rollo. Vivir con ello y sacarle su pasta pero a buen ritmo, sin engaño, sin vender una burra que hace mucho que no come. Más como Krahe. Más como siempre has hecho. Que uno se imagina como un señor de setenta años no se pone nervioso al mirar cara a cara a la cuarta pared. Y es difícil responder a eso sin haberlo vivido. Pero me figuro que es porque ve expresiones, porque puede fijarse en ellas, porque está lo bastante cerca de esas reacciones, lo que es una metáfora bastante literal del no endiosarse y mantenerse a poco centimetros de la realidad. Porque imaginandose lo otro, el Palacio de Deportes, la multitud sin ojos, los brazos que baten, todo ese jaleo al que no puedes mirar fijamente sin sentir una profunda angustia y un intenso vació, porque, ¿qué ves? Tu propia muerte. No hay esa cara que va desencajandose, por risa o por emoción, conforme se acerca al estribillo. Lo que te devuelve la masa es un coro deforme que no va a veces ni en el tono. Un eco primitivo que es muy difícil calificar como música. Ver caras reales o ver vacío. Ver tu muerte o ver vida que generas con palabras. Ver números y billetes o ver cuentas apañaditas a pachas en restaurantes bien decentes de provincias y tener una guía Michelin propia de paradas gloriosas y rincones pintorescos. Al final, Sabina, te matará tu codicia, pensé en escribirlo, con ese título en el blog, pero me pareció sobrarme de gratis, porque reconozco mi animadversión al personaje. Nocivo, es así como lo considero para no solo la música sino el mundo de la cultura en general, por sus posicionamientos, por la dolorosa producción de sus discos en los ochenta, por su nihilismo... Por mil motivos, y no me parecía oportuno dar rienda suelta al encono pero hoy al ver la noticia que Sabina está siendo investigado por Hacienda pues no me ha quedado más remedio que rendirme.
viernes, 19 de diciembre de 2014
yo en plural
Llevo tiempo sin contaros cosillas y me gustaría decir que es porque he estado muy ocupado pero no sería cierto, más bien el peligroso nivel de ociosidad me ha empujado a este cómodo mutismo que me dispongo a quebrantar sin nada que querer comentaros en realidad, es decir, que mejor no seguir leyendo esto porque no os voy a contar nada nuevo. No me acuerdo de su olor y eso es bueno, aunque recuerde todo lo demás de una forma claramente sesgada. Mi casa está más limpia que nunca, y lo que siempre os decía que el fregadero me esperaba como pertinaz piedra de Sísifo pues ya menos, que sigue pero menos, y todo lo demás está anormalmente limpio, no es que sea esto muy interesante pero si hablo de ello en negativo, pues es justo que comente las evoluciones. El jardín está de un guapo invernal subido que me hace muy feliz, es la época en la que aparecen treboles por todos sitios y me he dedicado estos días a sanear los lirios, la lavanda y el romero y a quitar mala hierba, mucho he hablado de la mala hierba en este blog. Es increible como lucha por vivir la mala hierba, me gustaría tener esa convicción con la que se agarra a la vida, los cardos sobre todo, que, a pesar de mis esfuerzos por sacarlos para siempre de mi jardín, se traspasan de generación en generación la tarea de afearme los arriates. El otro día quité, por fin, un tallo pinchudo de casi dos metros al que le hice un par de fotos. Me pareció tan extraordinario que decidí quemarlo en la chimenea para darle un final más digno. El invierno una vez más me ha cogido de pleno, hace poco vi un anuncio, no recuerdo de qué marca, creo que era Skoda, de todo un pueblo que se preparaba para el invierno y me sentí identificado. A mediodía el sol da tregua pero a eso de las seis de la tarde, cuando el cielo empieza a ponerse oscuro, es terrible el aliento helado de la sierra que se cuela por mis rendijas. He hablado de las rendijas casi tanto como de la mala hierba. Son mis enemigos: ella y su recuerdo, el fregadero, los cardos, y muchos más que no nombró... El fin de semana pasado fue un desastre. Ojalá contaros todo con pelos y señales. Sobre todo, con pelos. Pero no puedo porque no sería plan y tampoco es el sitio este blog, creo yo, que tiene un público tan poco.... Cómo decirlo... Que tiene unos tiempos tan poco lineales, por no hablar de vosotros, amigos lectores, a los que no puedo imaginaros frente a estas líneas tan poco precisas buscando no sé exactamente el qué. No es nada bonito de lo que escribo aquí, ni sirve más que para matar el tiempo y darme algo de desahogo vital, que es para lo que sirven desde siempre los diarios, para reconcentrar las vitalidad y sacarle dos dedos de zumo. Llevo tiempo sin contaros cosillas porque tengo pocas cosillas contables, que esto es como dárselas de que vive uno a tope y nein de reneiin, nada de nadísima, pero sea como fuere, no es esto ni un diario ni tiene una utilidad. Los locos se vuelven locos por querer buscarle un sentido a todo, esta frase me la dijo una amiga hace unas semanas. Estoy muy de acuerdo con ella, y para no volverme tarumba pues ya hace tiempo que no quise buscarle ningún sentido a lo que escribo aquí, lo hago y punto. Es la mochila que nos ha tocado llevar, oh, cómo odio esa expresión... La mochila... Me la dijo ella... Que ella era mi mochila... Qué cosa más fea para ser, o para definirse, una mochila... Como el equipaje, como el... No sé cómo llamarlo... ¿El lastre? No es eso, o no quiero que lo sea, o desde luego, no estoy yo dispuesto a cargar con nada, bastante nos pone en las manos el día a día, como para hacer frente a más peso, el peso del pasado. Nada de mochila, ni de equipaje, ni de cargas de ningún tipo. Me hace pensar que ella está más en el pasado, en donde por cierto, debería yo estar más para quitarme los pájaros de la cabeza y que volvieran los malos recuerdos que eran los que de verdad, importaba. A veces unas palabras bien elegidas con una determinada caída de ojos o un tono en concreto, te pueden destrozar como un tsunami. El fin de semana pasado tuve dos o tres tsunamis de ese tipo, destrucciones sutiles de comentarios afilados con los que te pinchas pero no te das cuenta, y a los días, te fijas y los tienes todavía bien clavados en punta. El tiempo de digestión de lo que me pasa es un poco excesivo últimamente. Todo lo es últimamente. Y me da ardores. Me pasan demasiadas cosas a veces y en el tracto intestinal de mi idiosincracia se produce atascos frecuentes. A veces tardo en entender por qué hice algo o dejé de hacerlo, y es como si me comiese a mi mismo y me atragantase. Por suerte lo entendí todo hace unos días y fue un gran alivio. Eso me pasa con frecuencia Cada cierto tiempo, lo entiendo todo. O casi. Vale de poco o vale de nada, por la cosa de uno más que nada pero lo que no pillas in da moment, se va. Y luego puedes decir... Ah, ok. Pero ya no vale en verdad, no es... No es... A secas, no es. Es una recreación, no es en el sentido del ser como algo que existe, en un tiempo y un lugar concretos. Planteamiento filosófico, ok pero las cosas no son cuando nosotros queramos que sean ni son porque a nosotros nos parezca oportuno seguir pensando en ellas, Pero alivia. Entenderlo todo de pronto es un bálsamo o lo es para mí al menos, y es muy posible que tenga que ver con hacerse las preguntas equivocadas o tomar mal las referencias. No soy de matemáticas, ni de problemas ni de ecuaciones pero la experiencia me ha enseñado que cuando algo está mal y todo el proceso ha sido el correcto y se revisa y el error se esconde o no hay error aparentemente es porque se tomaron mal las referencias, porque hemos trabajado a partir de un patrón mal tomado, que es más, mucho más habitual de lo que parece, y nos deja bastante a cuadros, porque claro, lo has hecho todo bien, has seguido los pasos, ahí estás tú, cumpliendo con la movida, como se supone que hay que hacerlo, como se supone que es, como te han dicho que es... Pero, no. No y no, y no hay explicación, a primera vista. Me pasó con una pared del barrio del Realejo, es complicado. Una calle sin salida, quién no ha tenido que verselas en calles sin salida, en este caso, en cuesta y entrabas, en cuesta y en curva cabe añadir, bien cerrada la curva y bien empinada la rampa, salir marcha atrás era la única opción.... ¿Lo he contado ya? Soy de esos pesados que repiten una y mil veces la misma anécdota, Total, marcha atrás. Y ni siquiera. Con dejarse caer, tenías que llevar el pie en el freno. Y movía el volante. Pero cada vez me iba más y más contra la pared. Me había bebido unas cervezas, lo que lo complicaba y le daba cierta épica. El caso es que la pared estaba curvada. Pero no un poco. Casi cuarenta y cinco grados. Una verdadera pasada y me iba contra ella como un imán, porque era simplimente imposible de ver desde mi retrovisor. ¿Conclusión? Tomar mal las referencias. Quizá para alguien que bregue con matemáticas y tal, esto le parece una nadería pero para mí, en la vida cotidiana que a lo que lo aplique es la explicación de muchos desastres. No es que se tome mal la información y vaya ya coja la componenda, sino que vemos lo que queremos ver. No tomamos la anotación real sino que nos sirve la corazonada y no sé porque hablo en plural porque me refiero simplemente a mí.
¿Qué hacer con las fotos de las exnovias?
Tengo ese dilema desde siempre porque soy de guardarlo todo y cuando digo todo, me refiero a absolutamente todo: entradas de cine, de conciertos, las pulseras de festivales, tickets de metro, de bus, los justificantes de pago de cualquier cosa, de echar gasolina, los comprobantes del cajero automático, las cuentas del supermercado, las tarjetas de los hostales a los que no pienso volver, cualquier tarjeta que me endosen, me da nosequé tirarla, aunque no me interese, y lo que guardo como curiosidad, latas de cerveza de marcas extranjeras, los envoltorios de productos que me gusta el diseño, folletos de viajes, publicaciones de otros países, y por supuesto la maleza habitual, del día a día, los flyers de las discotecas, los descuentos de copas de los pubs o los pases de puerta en salas, o de conciertos, carteles en general, las guías de ocio, publicaciones gratuitas a cascoporro, periódicos antiguos como la canción de los Stones, Yesterday´s papers... Pues, en fin, con ese nivel de arramble y acumulación, cómo voy a ser capaz de tirar las fotos de las ex. Es imposible. Alguna vez me han achacado Diógenes pero no soy de guardar basura, aunque no niego que algo de eso habrá con mi fascinación por las compostadoras caseras, que no tiene mucho que ver, pero ahí lo dejo. Fotos, pues imaginate, hasta que se pudran del todo. Cualquier tipo de foto. En alguna ocasión me encontré tiradas en el suelo fotos de carnet, con caras extrañas, desde niños a señores y las guardé, no recuerdo porqué, o más bien, para qué. lo consideré un acto artístico, una forma de dar cobijo a esas caras tiradas a la calle. No negaré que alguna vez las miré y pensé: Quién me mandaría coger estas fotos que tienen un punto truculento y macabro. Quién me mandaría, porque al verlas en el cajón, pues...
Si eso lo hago con desconocidos... Por la propia fascinación de la foto.... Qué no haré con las fotos de las exnovias.... Conservo pequeñas fotos de carnet de todas, fotos de todo tipo, pero me gustaban especialmente las de carnet, de la facultad, a esas sí que les tengo un cariño infinito y me sería casi imposible deshacerme de ellas, en especial de las que están hechas en fotomatón. Ojo ahí. Punto viejuno. Eso se ha perdido y si no se ha perdido pues casi. Fotomatoneo in love. Ahora recuerdo que estuve a punto siendo adolescente de follar en una cabina de fotomatón que estaba en la plaza de los Campos, quizá exagero. Pero fue un magreo intenso de eso no cabe duda, porque solo se nos veía las piernecillas con la cortinilla que tenían esas máquinas. Era adolescente y un potrillo desbocado. Una vez tendría que hacer una concienzuda enumeración de todos los lugares públicos en donde el roce ha pasado el límite de lo legal, siempre, desde mis más tiernos comienzos amatorios, las localizaciones han sido una parte troncal de la trama. Creo, siempre lo he pensado de hecho, que era un síntoma generacional. Los que terminamos de crecer en los noventa no soñábamos con casas y no habíamos llegado aún a los coches, o no en mi caso, al menos y era difícil o complejo lo de encontrar espacios aptos para los lances sexuales, que por entonces, eran bastante espontáneos y explosivos, o sea que podían planificarse un poco pero no demasiado. Debería hacer recuento y ser lo más explícito posible. De eso no hay foto. Retomo a lo que iba. Las de fotomatón son tan vintage como aquellas instantáneas en blanco y negro que veíamos de nuestros progenitores subidos a burros en el pueblo o con coletas y muñecas de cartón. Se ha perdido o está por perderse y no porque no existan. Las máquinas de fotomatón siguen existiendo, pero ya las fotos se pueden hacer con casi cualquier cosa. Me extraña que no hayan sacado mecheros con cámara incorporada. Y antes, en el siglo XX, pues no. La foto necesitaba de una cierta preparación, un carrete, un posterior revelado... Solo las polaroids y los fotomatones tenían ese rollo inmediato del aquí y ahora, del esto es lo que hay. Y salir mal. Eso es algo que se ha perdido del todo o casi, en virtud de una tiranía de la fotogenia de la que ya he hablado en otras ocasiones en el blog. La tiranía de la fotogenia es un síntoma muy del XXI. Y contra el que estoy frontalmente en contra primero de todo porque salgo regular en las fotos y soy mucho más guapo al natural, lo que, bien mirado, termina por ser una ventaja al ser desvirtualizado pero que es un inconveniente para todo lo demás, pero también y en segundo lugar, pero no por orden de importancia sino por secuencia de concienciación, me indigna ese totalitarismo de la imagen y el régimen opresor al que acostumbra al ojo. Es un tema al que volveré sin duda. Pero ahora nos ocupa otros pedazos de imagen y creo que también se puede establecer una frontera entre siglos. Porque nada tiene que ver, por poner un caso, un álbum de fotos con láminas autoadhesivas que un cedé con varias carpetas de fotos, y en nada se parecen esas fotos carnet, incluso cuando se tratan de fotocopias a color debidamente recortadas, con los jotapegés que guardamos en la carpeta imágenes de nuestro teléfono. Cuando cambié de terminal, hará un año o dos, tenías más de dos mil fotos con las que no tenía la menor idea de lo que hacer. Por supuesto no iba a borrarlas, guardo los comprobantes del cajero, como decía, no iba a tirar dos mil fotos, pero tampoco quería conservarlas o no sé, no sabía qué demonios hacer. Y me jodía verlas, obvia decirlo porque mis avezados lectores ya se lo habrán supuesto, pero en esas dos mil fotos, la mitad eran de mi relación con E. y las que no eran de ella, eran mías hechas por ella, y bueno, pues todo remitía a un viaje, o a un lugar, o a un sitio, o a una noche concreta... Aunque no fueran especialmente memorables las fotos tenían una línea en el tiempo que me resultaba profundamente hiriente. Es una situación curiosa por lo que tenía de metáfora con respecto al teléfono, que estaba saturado de datos y la memoria interna apenas permitía hacer más fotos. Así me sentía yo también con respecto a E. pero si lees esto con asiduidad pues ya lo sabrás. También sabrás que me robaron el ordenador, lo que fue un súper golpe, por los tres mil poemas que había escrito y otros tantos empeños que si bien no eran muy buenos, pues eran míos y me dolió que fueran robados con el portátil en su conjunto, tres años o más de un tirón que desaparecen en una virtualidad sustraida, me dió mucho que pensar. Pero no es eso de lo que quería hablar, quería decir que en ese ordenador, no sé si en la carpeta de Mis Documentos o en Descargas, tenía un buen número de fotos de ex novias pero particularmente a E. le molestaba ver, cuando por cualquier motivo le quería enseñar otra cosa en mi ordenador las fotos de P. y fue algo por lo que en alguna ocasión discutimos. ¿Te parece normal tener en el portátil las fotos de tu ex? Me recriminaba y puede que con razón, pero yo respondía con toda naturalidad aludiendo a que las fotos llevaban ahí más tiempo que ella, con otras palabras claro, pero básicamente, venía a decir eso.
Si eso lo hago con desconocidos... Por la propia fascinación de la foto.... Qué no haré con las fotos de las exnovias.... Conservo pequeñas fotos de carnet de todas, fotos de todo tipo, pero me gustaban especialmente las de carnet, de la facultad, a esas sí que les tengo un cariño infinito y me sería casi imposible deshacerme de ellas, en especial de las que están hechas en fotomatón. Ojo ahí. Punto viejuno. Eso se ha perdido y si no se ha perdido pues casi. Fotomatoneo in love. Ahora recuerdo que estuve a punto siendo adolescente de follar en una cabina de fotomatón que estaba en la plaza de los Campos, quizá exagero. Pero fue un magreo intenso de eso no cabe duda, porque solo se nos veía las piernecillas con la cortinilla que tenían esas máquinas. Era adolescente y un potrillo desbocado. Una vez tendría que hacer una concienzuda enumeración de todos los lugares públicos en donde el roce ha pasado el límite de lo legal, siempre, desde mis más tiernos comienzos amatorios, las localizaciones han sido una parte troncal de la trama. Creo, siempre lo he pensado de hecho, que era un síntoma generacional. Los que terminamos de crecer en los noventa no soñábamos con casas y no habíamos llegado aún a los coches, o no en mi caso, al menos y era difícil o complejo lo de encontrar espacios aptos para los lances sexuales, que por entonces, eran bastante espontáneos y explosivos, o sea que podían planificarse un poco pero no demasiado. Debería hacer recuento y ser lo más explícito posible. De eso no hay foto. Retomo a lo que iba. Las de fotomatón son tan vintage como aquellas instantáneas en blanco y negro que veíamos de nuestros progenitores subidos a burros en el pueblo o con coletas y muñecas de cartón. Se ha perdido o está por perderse y no porque no existan. Las máquinas de fotomatón siguen existiendo, pero ya las fotos se pueden hacer con casi cualquier cosa. Me extraña que no hayan sacado mecheros con cámara incorporada. Y antes, en el siglo XX, pues no. La foto necesitaba de una cierta preparación, un carrete, un posterior revelado... Solo las polaroids y los fotomatones tenían ese rollo inmediato del aquí y ahora, del esto es lo que hay. Y salir mal. Eso es algo que se ha perdido del todo o casi, en virtud de una tiranía de la fotogenia de la que ya he hablado en otras ocasiones en el blog. La tiranía de la fotogenia es un síntoma muy del XXI. Y contra el que estoy frontalmente en contra primero de todo porque salgo regular en las fotos y soy mucho más guapo al natural, lo que, bien mirado, termina por ser una ventaja al ser desvirtualizado pero que es un inconveniente para todo lo demás, pero también y en segundo lugar, pero no por orden de importancia sino por secuencia de concienciación, me indigna ese totalitarismo de la imagen y el régimen opresor al que acostumbra al ojo. Es un tema al que volveré sin duda. Pero ahora nos ocupa otros pedazos de imagen y creo que también se puede establecer una frontera entre siglos. Porque nada tiene que ver, por poner un caso, un álbum de fotos con láminas autoadhesivas que un cedé con varias carpetas de fotos, y en nada se parecen esas fotos carnet, incluso cuando se tratan de fotocopias a color debidamente recortadas, con los jotapegés que guardamos en la carpeta imágenes de nuestro teléfono. Cuando cambié de terminal, hará un año o dos, tenías más de dos mil fotos con las que no tenía la menor idea de lo que hacer. Por supuesto no iba a borrarlas, guardo los comprobantes del cajero, como decía, no iba a tirar dos mil fotos, pero tampoco quería conservarlas o no sé, no sabía qué demonios hacer. Y me jodía verlas, obvia decirlo porque mis avezados lectores ya se lo habrán supuesto, pero en esas dos mil fotos, la mitad eran de mi relación con E. y las que no eran de ella, eran mías hechas por ella, y bueno, pues todo remitía a un viaje, o a un lugar, o a un sitio, o a una noche concreta... Aunque no fueran especialmente memorables las fotos tenían una línea en el tiempo que me resultaba profundamente hiriente. Es una situación curiosa por lo que tenía de metáfora con respecto al teléfono, que estaba saturado de datos y la memoria interna apenas permitía hacer más fotos. Así me sentía yo también con respecto a E. pero si lees esto con asiduidad pues ya lo sabrás. También sabrás que me robaron el ordenador, lo que fue un súper golpe, por los tres mil poemas que había escrito y otros tantos empeños que si bien no eran muy buenos, pues eran míos y me dolió que fueran robados con el portátil en su conjunto, tres años o más de un tirón que desaparecen en una virtualidad sustraida, me dió mucho que pensar. Pero no es eso de lo que quería hablar, quería decir que en ese ordenador, no sé si en la carpeta de Mis Documentos o en Descargas, tenía un buen número de fotos de ex novias pero particularmente a E. le molestaba ver, cuando por cualquier motivo le quería enseñar otra cosa en mi ordenador las fotos de P. y fue algo por lo que en alguna ocasión discutimos. ¿Te parece normal tener en el portátil las fotos de tu ex? Me recriminaba y puede que con razón, pero yo respondía con toda naturalidad aludiendo a que las fotos llevaban ahí más tiempo que ella, con otras palabras claro, pero básicamente, venía a decir eso.
martes, 9 de diciembre de 2014
Me ha gustado el dibujillo de aquí abajo
4
Jean Jullien, en Playground:
http://www.playgroundmag.net/noticias/actualidad/loca-tragicomedia-vida-moderna-vinetas_0_1436856302.html
Su web:
http://www.jeanjullien.com/
Su facebook:
https://www.facebook.com/jean.jullien
Su instagram:
http://instagram.com/jean_jullien
Jean Jullien, en Playground:
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La extraordinaria historia de Faustino Organero
Acabo de ver una pieza en el telediario sobre el Observatorio astronómico de la Hita y he buscado en internet más datos sobre su promotor, Faustino Organero.
https://www.google.es/search?q=faustino+organero&espv=2&biw=1242&bih=606&source=lnms&sa=X&ei=pKuFVJbxK8avUZ-igugP&ved=0CAcQ_AUoAA&dpr=1.1
http://www.lacomarcadepuertollano.com/diario/noticia/2014_11_23/25
Una nota sobre su trabajo, en 2007:
http://www.elcorreo.com/vizcaya/20071125/gente/faustino-organero-disenador-grafico-20071125.html
Nota mental: ampliar información más adelante... y redactar algo digno
https://www.google.es/search?q=faustino+organero&espv=2&biw=1242&bih=606&source=lnms&sa=X&ei=pKuFVJbxK8avUZ-igugP&ved=0CAcQ_AUoAA&dpr=1.1
http://www.lacomarcadepuertollano.com/diario/noticia/2014_11_23/25
Una nota sobre su trabajo, en 2007:
http://www.elcorreo.com/vizcaya/20071125/gente/faustino-organero-disenador-grafico-20071125.html
Nota mental: ampliar información más adelante... y redactar algo digno
viernes, 5 de diciembre de 2014
Una tarde en el jardín
Hoy he plantado un montón de matitas en mi jardín, no tengo fotos pero si agarran, les haré un reportaje, pocas cosas me hacen más feliz que poner esquejes en vasos de agua y al par de días, pasarlos a la tierra, a veces, las menos, se me mueren pero casi siempre, luchan por sobrevivir y en ocasiones se quedan en estado de latencia y al pasarlos a maceta o cambiarlos de sitio, tiempo después, vuelven a echar nuevas yemitas y a la postre, nuevas ramitas. Hoy he cortado dos de esas ramitas, de una crásula de trompeta y de otra crasa de hoja morada, para que las planté un amigo y vecino. El intercambio de tallitos me parece de lo más entrañable, y me gusta porque son plantas que están hechas al clima de la zona y que lo más probable es que lo lleven bien. Hoy, en mi esquina de aromáticas, he hecho limpieza, fuera las malas hierbas y nuevos tallos, aunque no tengo gran cosa, quiero plantar orégano, por ahora solo hay lavanda, la que está más grande, romero, hierbabuena y menta. No hace mucho, en mi esquina de crasas cambié las pitas y todo lo que tuviera pinchos y puse una crásula ovata o árbol de jade o árbol de la abundancia y una portulacaria enana que estaban en una vasija. No me gusta eso de poner las plantas en sitios distintos de la tierra, ni siquiera en tiestos o macetas, sí para que crezcan o para que se reproduzcan pero su sitio está en el suelo, ¿no? Era algo que le gustaba mucho a E., lo de ponerla en recipientes raros, de hecho fue idea suya lo de usar la vasija y nunca me gustó, eso del reciclaje sin venir a cuento de latas o de cosas rotas, por ejemplo mi crasa morada la puso en una cafetera, eso lo hacía mi abuela, lo de usar las latas viejas pero no era práctico, ni hacía bonita, se quedó pequeña pronto, la vasija en la que cuando yo era pequeño se metía el lomo en manteca, ya se había reconvertido en macetero tiempo atrás, mi abuela de nuevo, es curioso que E. y mi abuela hicieran cosas parecidas, por eso la quería un montón, por esas similitudes, no creo haberselo dicho nunca y siempre lo pensé, pero lo de la vasija o la cafetera reciclada como maceta, pues no, no me molaba, y además tenía dentro una flor de las que llaman patos, que son blancas, en la esquina del jardín han aparecido otras, cosas de mi abuela también, ella plantaba limoneros con esquejes y flores por todas partes, me parece alucinante que haya pasado décadas y vuelvan a aparecer, no hace mucho les limpie las malas hierbas de alrededor. La vasija la llevé a la esquina de crasas, no sé si los patos aparecen en primavera pero por lo menos ya no estarán las tres raíces ahí apretadas Voy a subir una foto de ambas, enlazadas de internet, no de las mías, pero para que os hagáis una idea de como son, a mí me parecen muy bonitas.
Se parecia a esta, lo que pasa es que ya rebosaba la vasija:
Y ahora está más así:
También tengo una como ésta, aún pequeña:
NO he encontrado el nombre.
Bueno, les haré fotos en breves y las compartiré.
Por ahora, esto os cuento.
Por cierto, estos son los patos de los que hablaba.
He aprendido que se llama Cala Blanca.
Mira, algo nuevo.
Se parecia a esta, lo que pasa es que ya rebosaba la vasija:
Y ahora está más así:
También tengo una como ésta, aún pequeña:
NO he encontrado el nombre.
Bueno, les haré fotos en breves y las compartiré.
Por ahora, esto os cuento.
Por cierto, estos son los patos de los que hablaba.
He aprendido que se llama Cala Blanca.
Mira, algo nuevo.
martes, 18 de noviembre de 2014
lunes, 17 de noviembre de 2014
Buenas intenciones con castigo
Uno piensa en cómo se ha resuelto la problemática de la ley de la dependencia y se aterra al comprobar en la práctica ha sido peor el prometido remedio que la conocida y convivida enfermedad. Ese tipo de soluciones que no tienen forma de ser aplicadas y se quedan en promesas, terminar por ser más desilusionantes, por más que sea loable el proponerlas o propugnar una concienciación social para convertir en realidad esa ilusión y el problema, los recursos económicos a medio poner o nunca vistos, ni se sabe, ni se espera, pues mata, ese vacío de repuesta tras la promesa mata. Contar el número total de dependientes a atender, nos permite obtener el siniestro dato de los que se mueren cada año y a los que no llegaron los euros que se pensaron. Para nuevos partidos y ante nuevos retos, la bisoñez o esa distancia entre ilusión o realidad, las posibilidades de un cambio real vienen precedidas de grandes máximas y propuestas radicales. Aquella frase: Ninguna buena intención queda sin castigo. El castigo es un número concreto de personas, sin duda ninguna, las más necesitadas de la sociedad y ahora, un sector roto y unos familiares descorazonados, tienen que enfrentar la misma realidad tan mísera y triste como previamente de ser legislada, lo que tiene otro perverso aparejo, el de las leyes no realizables, las leyes no cumplibles, los compromisos no reales, y siempre bajo ese manto de beatitud, que ha dejado de ser tema de debate, con la presidencia de un partido de derechas parece ridiculo ocuparse de las necesidades de los moribundos. La moribundia no es objeto de atención preferente en lo neoliberal, más allá de la caridad o los ámbitos morales y tiene una consecuencia directa en la movilización ciudadana que se ha ido trasladando al tejido político, y uno teme que las buenas intenciones que ahora son fuertes, se vuelva una maldición para los presuntamente atendidos, que se sienten, es inveitable, carne de voto, de foto y de roto por el que se van los euros que no llegan y se prometen en meses como los que nos esperan de campaña y consigna y lema y locura de buenas intenciones y ventajas fiscales. Los que presumen de bajar impuestos no tienen la menor intención de aliviar los impuestos dolores de los terminales, habrá algo más de buen cristiano que atender a los necesitados y enfermos, pero eso no parece estar entre las prioridades de los mejores católicos antiguos que están al frente de secratarías y ministerios. Y el desapego o la desatención tienen difícil disculpa pero es que lo que ya no es de recibo, es hacer caja y cobrarles más caras las medicaciones. Uno piensa que la estrategia no puede ser más aviesa ni tener otro fin que recaudar hasta la muerte, pronta por otro lado, a los más débiles con toda la premeditación de contar con los números de contribuyentes moribundos que cesan de sus atribuciones de un curso a otro. Es vergonzoso sobre todo cuando tenermos un gobierno que habla de objetivos morales y desde cualquier orden, credo, grupo o sector político no se puede defender que una medida es irrealizable tras haberla hecho ley y no solo no proteger a los que necesitan una atención preferente sino saquearlos con costes a contribuyentes moribundos literalmente porque en metáforas lo somos todos. Y en medio de la vorágine, la solución con órdagos o negando la mayor nos devuelve al vértigo de las buenas intenciones. Uno piensa que reina o debe hacerlo el sentido común y las propuestas o las preferencias no deben ser discutidas pero no es cierto, frente al buenismo se recurre a Bruselas, se multa a los que rebuscan en la basura, que tendrá un sentido por los gancheros, que tendrá un mercado del desperdicio porque el incremento de la diferencia hace que determinados contenedores se llenen de lo que algunos no pueden pagar, Un castigo evidente a los pobres, los desproveídos con multa, con oprobio y tarifa, no es algo que se pueda llevar a cabo sin toda una puesta en escena de atención a la necesidad y el foco se olvida, ya no se escucha nada de dependencia, ya no hay casos en televisión, no hay conexiones en directo a los pisos atendidos o a las amas de casa que se hacen cargo no de uno sino de un par de familiares enfermos y es la contrapartida de bajar el listón de la dignidad, rebajar la exigencia del propio sentido común, aislarse frente a ello, que siempre hubo crónicos, que siempre han existido, como si no fuera una ley, como si lo llevase el viento lo votado, como si la única razón de ley sea el número que no suma sino resta, y no están en cuestión los costes de los gestores, uno piensa que es lo primero de lo que se recorta cuando hablamos de economía doméstica, si se puede tachar un gasto de la lista y asumir uno mismo la tarea a menor coste, es lo primero y se protege la privacidad o la opacidad de pormenores en viajes de fin de semana de diputados y senadores y ni siquiera se cuestiona que se presupuesten a costa de todos y ese ejercicio diplomático oscuro que casi siempre responderá a intereses de partido, nos cuesta los euros que no pueden tener los que son cambiados en grado de dependencia, los que tienen días contados y a pesar de ello, se les ningunea porque no son parte del programa de los actuales gobernantes, porque ya no vende, o porque no forma parte del ideario neoliberal, ni visten en pantalla, ese amago de muerte y porque todos estamos en el fango y eso une, y se vende la burra de otra forma, con los achaques que todos tienen en las cuentas corrientes cada vez menos corrientes y más vulgares, una insensibilidad que se inocula con una mezcla de mensajes no comprometidos con lo que se hizo ley en la anterior legislatura como si cambiase la realidad como se cambian las placas con los nombres de los despachos y ajenos a un sufrimiento real, a una fractura en familias, en personas, nombre y apellidos, en una lista, en una serie de promesas, en una necesidad extrema... Hay mayor castigo que incumplir un plazo pactado, que no llegue el dinero prometido y ya gastado, que se agrave la situación de alguien que está realmente mal... Los politicos se anestesian de las palabras, renovando discursos y gestos en función de sus objetivos, y ya no hacen visitas ni se implican en las problemáticas creadas por una ley a medias y el cierre de centros o los convenios con empresas del ramo, se olvida y se entierra una reconocida necesidad y oiga, aquí no ha pasado nada. Uno piensa que podemos volver a vernos en similares contradicciones, que Podemos, ahora con mayúscula, promueve ideas que igual tengan los tobillos de barro y no anden y se hagan ley y se vuelvan con el tiempo o en sucesivas legislaturas irrealizables y los años no copan ni un lustre, apenas se cumplen para una generación y mucho menos en la venidera y es todo un desperdicio el reconocimiento además, aunque importe menos, el debate social que se genera aplastado finalmente por una presunta lógica que impone no se sabe bien quién, el super tacañón dueño de la caja que es el que manda y siempre manda por encima de intenciones, buenas o malas.
sábado, 15 de noviembre de 2014
¿Cuándo volveré a escribir poemas?
Me asalta esta pregunta y me rindo, levanto los brazos al cielo mientras imploro piedad a la par que pido clemencia, y le ofrezco todo lo que llevo encima para que me deje ir. Dejarlo ir. Dejarse ir. Dejarnos ir. La primera vez que pensé esa perifrasis fue traduciendo las canciones de los Beatles, cuando era niño pensaba que Lennon se inventaba ese idioma, no era consciente de la existencia del inglés, creía que la música se cantaba con un idioma inventado, como cuando los españoles a los que sí entendía decían la la la o pa pa pa para papa, pues igual pero todo el tiempo. Un onomatopéyico juego de consonancias fonéticas sin significado y solo patronado en adecuación libre y musical a rítmo y melodía, no está mal pensado aunque fuera un niño. Tiene su sentido, quiero decir. No sé o no recuerdo con que edad fui consciente de la existencia múltiple de los idiomas, pero fuera como fuese, antes conocí a los Beatles. Lo de traducir Let it be fue muy posterior, adolescencia intuyo.
Los poemas primeros serían de entonces, los de consciencia lírica digamos, porque en el colegio creo recordar que hasta nos mandaron alguna vez como tarea lo de escribir una poesía, que no será algo que se haga hoy supongo. A mí se me daba bien, supongo por ese juego de tintineos sonoros que llevaba tiempo oyendo e identificaba en las canciones en inglés y que entendía como idioma universal de canto libre. Me gusta esta definición última. Y lo mismo es mucho suponer, pero de ahí nació un cierto instinto para la rima que puedo concluir con bastante sentido común que me ha servido absolutamente para casi nada, cuando escribía en periódicos era un coñazo porque rimaba los párrafos sin querer y en el blog pasa igual después de tantos otoños y primaveras, siendo consciente de ello que es lo peor, pero bueno, lo de los poemas nunca fue muy a posta. Esto es algo que me pasa no solo con eso, lo de que te ocurran los hechos artísticos. Como al que le cae un rayo. Es una conversación que mantuve no hace mucho, sin llegar a ninguna conclusión por cierto. En serio. Liberémonos de las conclusiones como si fueran la meta última de cualquier cosa, no seamos medio burgueses en general, porque ni siquiera su búsqueda está justificada, reivindiquemos las charlas genuinas sin el Santo Grial del sacar algo en claro, como si eso cambiase nada, que no, que no lo hace,,, Y escribir del mismo modo. Ese modo ahoga el aliento de verso que pueda quedarme vaya a saber usted dónde. Ni falta que hace, añado.
Hace poco una amiga vió mi antigua habitación llena de cajas, malherida por varias encarnizadas mudanzas y con muchos trastos en su mayoría, amontonados por el suelo un poco al túm túm pero también encima de la cama pósters, discos, pinturas, cuadros, tablas, revistas, periódicos... Y me preguntó: ¿Son tus cosas? Y le dije: No tengo cosas. Ya hace tiempo que no tengo cosas, más allá del ordenador, el cenicero, un mechero y ya. No es verdad, esa habitación y otras tantas en la casa familiar están llenas de libros... Lo de los libros es lo que más... En fin, rompí con las cosas. No sé si fue a la cantante de Transvision Vamp que le leí que no guardaba absolutamente nada y que vivía con lo que le cabía en la maleta. Odio la expresión: Tenemos que vivir con lo que llevamos en la maleta. Odio llevar maleta... Dicho así. En fin. Que vivo a veces un poco atrincherado, como en un asentamiento nómada, sin cosas, sin llenar las estanterías... Tampoco tengo afán de coleccionista, aunque siento profunda envidia por mis amigos con los discos ordenados alfabeticamente y toda la pesca. Pero no es lo mío. Tampoco me satisface decorar las estanterias. Es un poco como la mentalidad de un soldado en guerra, y que todo el resto de cosas se amontonen en habitaciones cerradas. Desordenadas, claro. Mi amiga resopló o suspiró no sabría decir, pero muy sonoramente. En plan: Pues no te queda ná... O algo así. O así lo interpreté yo. No tengo cosas, pensé luego en mi mismo diciendo eso. No es del todo cierto. Quiero tenerlas.
Mi casa es un poema. Tener cosas, o no tenerlas más bien, tiene que ver con ello. Poemas me sobran en cada habitación, varios, composiciones largas, poemarios incluso. Cosas sin sitio, no necesarias, Cosas sin sitio, hay mucha poesía en ello opino yo, en el sitio de las cosas, la adecuación y por eso lo repito en dos frases seguidas tirando de figura, antes me las sabía de memoria, literaria, las memorice como se hace con los elementos de la tabla periódica, en ese plan, Cosas sin sitio, ni me acuerdo por cierto de ningún nombre desde hace mucho, y hay poesía decía y decía poesía colando rima espomtánea, pues os decía que en las cosas sin sitio hay poesía, en los objetos o en su ausencia que no te sirven para nada, o para casi nada y que no puedes tirar, o no sabes, o no son tuyos sino de la familia y esos muebles de formica o de nogal o de lo que sea que pesan toneladas y son feos y señoriales, todo lo contrario que los muebles montables de hoy en día, tan sencillos de líneas, tan poco pretenciosos, nada barrocos, tan funcionales, pues ese tipo de objeto que pesa y se te sube a la chepa y que es difícil ubicar. Me decía mi amiga, eso, llamas a los de Centro Reto, o los de Nuevo Amanecer o cualquier asociación de ese tipo y te limpian una habitación en una mañana, pero claro, uno piensa que esa es la salida fácil. Todo a una furgoneta y adiós muebles de varias décadas, herencia familiar, no sería en cualquier caso mi decisión. Tú vives aquí, decía ella, pues tú tomas la decisión. A nadie le importa esa encimera, añadió. Quién dice encimera, dice chaise lounge, dice mesita baja con piedra de mármol, mesa de salón de madera ciertamente trajinada, sillas barrocas y más bien incómodas o lámparas de los ochenta que ya eran feas al salir de fábrica. Son mi enemigos en el día a día, como ejemplo. Centro reto. Lo mío sí que es un reto. Soy consciente de ello, en esa limpieza eternamente aplazada se pierde gran parte de mi sensibilidad poética, o lo que quede de ella.
Escribo cuando leo. No así con las canciones que aparecen a veces sin guitarra. Se atraviesa una frase, se repite en la mente insistentemente y de esa insistencia, aparece un ritmo y en último término, una vez afianzado todo lo anterior pues aparece la melodía, Al final de todo y a veces todo eso pasa en un segundo con la guitarra colgada y a veces pues no, el caso es que ocurre, que no suele ser algo planificado, en muy contadas ocasiones y con mis compañeros en los grupos pues me han pasado unas notas, una idea y me han pedido que le ponga letra, me ha pasado poco pero lo he experimentado y es totalmente distinto, me sale más elaborado, más rebuscado y sin el punch genuino que cuando se me ocurre a mí o eso pienso yo, no lo sé, lo decía por puntualizar que es un proceso distinto y que uno ocurre y lo otro se adapta, se cuadra, se busca... La pretensión. El ánimo con el que se hace. La pretenciosidad sobre todo. Expectativas. Ilusión. Visiones. No me atrevería a llamarlo meta. Es más intangible, una sensación. Eso pesa.Y es un lastre. Para mí al menos, en el orden de proridades y uno solo piensa, es solo cabeza. Solo nubes con pelo. Solo algo etéreo que en nada se concreta. Casi nada. Nada en realidad. Uno es nada y deja esa pretenciosidad intrínsecamente mala del querer ser. Querer escribir y querer leer suelen ser los primeros obstáculos para hacerlo. Querer a secas no es bastante. Querer en lugar de simplemente hacerlo. Simplemente hacerlo. Hacerlo, simplemente.
Los poemas primeros serían de entonces, los de consciencia lírica digamos, porque en el colegio creo recordar que hasta nos mandaron alguna vez como tarea lo de escribir una poesía, que no será algo que se haga hoy supongo. A mí se me daba bien, supongo por ese juego de tintineos sonoros que llevaba tiempo oyendo e identificaba en las canciones en inglés y que entendía como idioma universal de canto libre. Me gusta esta definición última. Y lo mismo es mucho suponer, pero de ahí nació un cierto instinto para la rima que puedo concluir con bastante sentido común que me ha servido absolutamente para casi nada, cuando escribía en periódicos era un coñazo porque rimaba los párrafos sin querer y en el blog pasa igual después de tantos otoños y primaveras, siendo consciente de ello que es lo peor, pero bueno, lo de los poemas nunca fue muy a posta. Esto es algo que me pasa no solo con eso, lo de que te ocurran los hechos artísticos. Como al que le cae un rayo. Es una conversación que mantuve no hace mucho, sin llegar a ninguna conclusión por cierto. En serio. Liberémonos de las conclusiones como si fueran la meta última de cualquier cosa, no seamos medio burgueses en general, porque ni siquiera su búsqueda está justificada, reivindiquemos las charlas genuinas sin el Santo Grial del sacar algo en claro, como si eso cambiase nada, que no, que no lo hace,,, Y escribir del mismo modo. Ese modo ahoga el aliento de verso que pueda quedarme vaya a saber usted dónde. Ni falta que hace, añado.
Hace poco una amiga vió mi antigua habitación llena de cajas, malherida por varias encarnizadas mudanzas y con muchos trastos en su mayoría, amontonados por el suelo un poco al túm túm pero también encima de la cama pósters, discos, pinturas, cuadros, tablas, revistas, periódicos... Y me preguntó: ¿Son tus cosas? Y le dije: No tengo cosas. Ya hace tiempo que no tengo cosas, más allá del ordenador, el cenicero, un mechero y ya. No es verdad, esa habitación y otras tantas en la casa familiar están llenas de libros... Lo de los libros es lo que más... En fin, rompí con las cosas. No sé si fue a la cantante de Transvision Vamp que le leí que no guardaba absolutamente nada y que vivía con lo que le cabía en la maleta. Odio la expresión: Tenemos que vivir con lo que llevamos en la maleta. Odio llevar maleta... Dicho así. En fin. Que vivo a veces un poco atrincherado, como en un asentamiento nómada, sin cosas, sin llenar las estanterías... Tampoco tengo afán de coleccionista, aunque siento profunda envidia por mis amigos con los discos ordenados alfabeticamente y toda la pesca. Pero no es lo mío. Tampoco me satisface decorar las estanterias. Es un poco como la mentalidad de un soldado en guerra, y que todo el resto de cosas se amontonen en habitaciones cerradas. Desordenadas, claro. Mi amiga resopló o suspiró no sabría decir, pero muy sonoramente. En plan: Pues no te queda ná... O algo así. O así lo interpreté yo. No tengo cosas, pensé luego en mi mismo diciendo eso. No es del todo cierto. Quiero tenerlas.
Mi casa es un poema. Tener cosas, o no tenerlas más bien, tiene que ver con ello. Poemas me sobran en cada habitación, varios, composiciones largas, poemarios incluso. Cosas sin sitio, no necesarias, Cosas sin sitio, hay mucha poesía en ello opino yo, en el sitio de las cosas, la adecuación y por eso lo repito en dos frases seguidas tirando de figura, antes me las sabía de memoria, literaria, las memorice como se hace con los elementos de la tabla periódica, en ese plan, Cosas sin sitio, ni me acuerdo por cierto de ningún nombre desde hace mucho, y hay poesía decía y decía poesía colando rima espomtánea, pues os decía que en las cosas sin sitio hay poesía, en los objetos o en su ausencia que no te sirven para nada, o para casi nada y que no puedes tirar, o no sabes, o no son tuyos sino de la familia y esos muebles de formica o de nogal o de lo que sea que pesan toneladas y son feos y señoriales, todo lo contrario que los muebles montables de hoy en día, tan sencillos de líneas, tan poco pretenciosos, nada barrocos, tan funcionales, pues ese tipo de objeto que pesa y se te sube a la chepa y que es difícil ubicar. Me decía mi amiga, eso, llamas a los de Centro Reto, o los de Nuevo Amanecer o cualquier asociación de ese tipo y te limpian una habitación en una mañana, pero claro, uno piensa que esa es la salida fácil. Todo a una furgoneta y adiós muebles de varias décadas, herencia familiar, no sería en cualquier caso mi decisión. Tú vives aquí, decía ella, pues tú tomas la decisión. A nadie le importa esa encimera, añadió. Quién dice encimera, dice chaise lounge, dice mesita baja con piedra de mármol, mesa de salón de madera ciertamente trajinada, sillas barrocas y más bien incómodas o lámparas de los ochenta que ya eran feas al salir de fábrica. Son mi enemigos en el día a día, como ejemplo. Centro reto. Lo mío sí que es un reto. Soy consciente de ello, en esa limpieza eternamente aplazada se pierde gran parte de mi sensibilidad poética, o lo que quede de ella.
Escribo cuando leo. No así con las canciones que aparecen a veces sin guitarra. Se atraviesa una frase, se repite en la mente insistentemente y de esa insistencia, aparece un ritmo y en último término, una vez afianzado todo lo anterior pues aparece la melodía, Al final de todo y a veces todo eso pasa en un segundo con la guitarra colgada y a veces pues no, el caso es que ocurre, que no suele ser algo planificado, en muy contadas ocasiones y con mis compañeros en los grupos pues me han pasado unas notas, una idea y me han pedido que le ponga letra, me ha pasado poco pero lo he experimentado y es totalmente distinto, me sale más elaborado, más rebuscado y sin el punch genuino que cuando se me ocurre a mí o eso pienso yo, no lo sé, lo decía por puntualizar que es un proceso distinto y que uno ocurre y lo otro se adapta, se cuadra, se busca... La pretensión. El ánimo con el que se hace. La pretenciosidad sobre todo. Expectativas. Ilusión. Visiones. No me atrevería a llamarlo meta. Es más intangible, una sensación. Eso pesa.Y es un lastre. Para mí al menos, en el orden de proridades y uno solo piensa, es solo cabeza. Solo nubes con pelo. Solo algo etéreo que en nada se concreta. Casi nada. Nada en realidad. Uno es nada y deja esa pretenciosidad intrínsecamente mala del querer ser. Querer escribir y querer leer suelen ser los primeros obstáculos para hacerlo. Querer a secas no es bastante. Querer en lugar de simplemente hacerlo. Simplemente hacerlo. Hacerlo, simplemente.
jueves, 13 de noviembre de 2014
miércoles, 12 de noviembre de 2014
lunes, 10 de noviembre de 2014
sábado, 8 de noviembre de 2014
Paréntesis con punta
La echo de menos, alguna vez lo he escrito aquí, echar de menos una mala etapa, ¿es loco, no? Y tengo una idea que me da vueltas por la cabeza últimamente, lo de gustarle a las locas... Cuando era joven, me encantaba, me hacía sentir especial y ahora me preocupa, me hace sentir especial pero de atención especial. No me siento especialmente cómodo hablando de esto, es cierto. No me gusta. nunca me ha gustado la palabra loco, creo que es muy inconcreta y que se usa sin respeto o sin demasiada puntería. Yo mismo acabo de hacerlo. La echo de menos pero en una nueva visión, en un revival... Ella, no. Entiendo que no. No se lo he dicho, más o menos se lo he dicho pero sin decírselo. Le mandé un corazón. Bueno, en realidad, un tres y un... Cómo se llama... ¿Un cursor? Acabo de googlearlo. Parece que no hay palabra en castellano. En inglés le llaman angle bracket. En fin, ya me entendeis. Un tres y un angle bracket. Un tres y un paréntesis con punta. Los corazones que se ponen hoy en dia. Solo eso. Se lo mandé la semana pasada. Mal por mi parte. Cero respuesta. Es escueto. Un corazón. Es explícito, creo. No entiendo porque no lo rechaza de pleno y me dice abiertamente: Oye, no quiero tu corazón. Ni tu tres. Ni tu angle bracket. No quiero tu paréntesis con punta. Y me parecería bien... A veces no contestar es no negar y a veces, es suficiente, en cabezas locas como la mía, significa algo bueno... Me recuerda a la letra del nuevo single de los Punsetes... Me gusta que me pegues, me hace sentir importante... Pues algo así. Me gusta que me ignores, me hace no sentirme rechazado de pleno. Ella es inteligente. No digo que yo no lo sea... Bueno, sí, qué coño. Lo digo. Yo no soy inteligente. Menos en esto. En nada, o casi nada, en realidad. engo gafas y pinta de intelectual y despisto. Pero soy un merluzo, especialmente en estos temas, especialmente trayendo estos temas a mi blog personal que no quería que fuera un diario y mira, como si tuviera quince añitos.... Mandando corazones. Mandando treses y paréntesis con punta. Asunto: corazón. Borrar. Descartar. Marcar como spam. Así me hace sentir su forma de ignorarme... He conocido una chica que se le parece. Es un drama contrariamente a lo que me figuraba. Es peor, mucho peor. No debería ni buscar parecidos, ni lo que es peor, encontrarlos. Es muy lo peor. Pero, claro, si busco parecidos o si busco cosas similares... Por otro lado, son mis gustos genuinos, no van a cambiar. Eso es así. Pero .... Me hace acordarme más, echarla más de menos. A mí siempre me sirvió mucho lo de volver a verlas y que estuvieran más feas. Me animaba. Es feo pero muy corriente, vulgar incluso. No es una competición, qué tenemos, quince años, o menos o qué... Abuso de los puntos suspensivos, sy consciente, pero bueno... En el blog es en el único lugar en el que puedo hacerlo con total libertad... Ojalá terminar todas las frases con puntos suspensivos... Creo que es mucho más real... Más como son las frases en la vida real.... ¿Cuántos puntos y final hay realmente en la vida? Pocos.... Ojalá ella me pusiera el punto y final de una vez por todas... Tiene ese rollo o yo lo intuyo de aparecer al tiempo... De volver a buscarme... A mí me pasa a veces y me cuesta entender por qué, lo de que me busquen... Me pasó con una, ocho años después... Después de negarse a hablar conmigo, de ni siquiera ser amigos, un buen día, ocho años después, me llamó por telefóno y no, claro que no, tampoco al segundo intento salió bien. Por otro lado, estoy conociendo gente nueva y cuando digo gente quiero decir chicas y tengo tipín, para mis hechuras de hombretón, pues en el último años y más por los disgustos que por la dieta, he bajado mucha tripa y me veo mejor, aunque la autoestima está por los suelos y se asemeja a un goterón seco de café. Que lo mismo el punto y final está más que puesto por su parte y soy yo el que busca ecos queriendo convertirlo en algo más... Ella se debe acordar de mí, noo puedo creerme que no lo haga y sí, cierto es, que a veces me he cuestionado si no es un egosurfing, el rollo de querer saber si me aparezco en sus sueños, o en sus pesadillas, si alguien dice mi mismo nombre y a ella se le aparece mi cara, si ese semblante fantasmal es agradable o un mal trago, si me tiene como un amor inolviadble o un desamor a olvidar... No tengo dudas de que ella está más en esto último. Y ni asunto corazón, ni ná de ná. He mirado por la ventana y es noche cerrada a las siete de la tarde. Parece que es sorpresa y no, claro que no, de sobra sabemos como se apagan las tardes de noviembre pero nos caen encima de forma irremediable, y el desamor es parecido, se nos cambia una hora en el corazón y viene a ser como un eclipse en el motor con el que se siente, un dolor punzante en el pistón de las emociones... Va a ser la trócola. Eso me decía yo hace un año. Eso va a ser la junta de la culata o la trócola, lo de siempre. Me jode que me ha pasado más veces y no te aconstumbras a que duela, a la pérdida, a los dos tipos de pérdida: el duelo y la desorientación, y aún tengo de las dos, o eso creo, porque en el fondo no estoy seguro si esto es un fustigamiento personal porque estoy con un pie en el pasado y un dedo gordo del otro en el futuro, y el presente se vuelve tan presente.... Tengo una canción con ese verso.... Es como puente de vuelta al estribillo... Y el presente se vuelve tan presente.... Antes dice: El futuro es feo y el pasado también... Es una canción intensita, sí. En directo si se mete el público es un pepino, sino un taladro. Mantenerme al margen de las discusiones, se llama. La grabé cuando estaba con ella, bueno no, cuando estaba esperando para volver a verla en uno de los picos de mi depre, muy pico y muy depre, y parte de la letra dice: No poder quererte como te mereces.... No poder darte lo que necesitas.... Porque yo mismo no sé quererme.... No sé quererme.... Y entra el estribillo: No sé hacer lo que conviene... No sé hacer lo que no hago siempre... No sé hacer lo que hace la gente... No sé mantener al margen de las discusiones... Y vuelve a los acordes de la estrofa.... Sol, la, fa nosequé... Fa nosecuántos. Y así hasta el infinito. En mi rollo repetitivo. Pues entonces ya pensaba que aquello no iba. Por lo que fuera. Era porque en el fondo intuía las mentiras, porque soy muy de intuir en general e intuir mal a veces, claro. Para bien o para peor. Hace unos días me dijo una amiga que los locos se vuelve locos porque le buscan un sentido al mundo. Y oyen voces, y ven señales y siguen rastros que no existen... Para ponerse a salvo del sinsentido de vivir. Me pareció poético pero sobre todo, me pareció muy certero. Las simultaneidades. Que en la radio se pongan a hablar de lo que piensas... Las casualidades. Eso sí que vuelve loco, eh... Que pienses una palabra y la pronuncien en televisión. A eso es más difícil darle una explicación pero debe ser la misma que para todo el resto de cosas del universo, no tienen sentido y punto. Punto. Quizá suspensivos... No tiene sentido y puntos, puntos suspensivos... Hay que asumir estas tres cabecitas de hormigas que no dan el portazo a la idea, que dejan que corra el aire en la frase y que al final se aconstumbra uno a los pensamientos con corriente, y nos vuelve la cabeza una veleta... No es que la quiera, es que me sale una voz que me dice que ella era la mujer de mi vida, un concepto en el que no he creído nunca, ni me parece real del todo, porque es más bien lo que uno quiera hacer de su vida, siempre lo he pensado y lo he sentido así... Creo... Porque últimamente dudo de todas mis convicciones... Lo que no sé si es bueno o malo, o simplemente inevitable por la edad, lo de la edad me tiene a maltraer. En fin, el paso del tiempo. Tema recurrente desde que no somos inmortales, nada nuevo. Ayer fue, esto es nuevo, la primera vez que la stalkeé. Año y poco después me sentí lo bastante armado como para cotillear la parte abierta de su muro de facebook que básicamente es la foto de portada, con unos pocos me gustas, no quise ir más lejos y verificar de dónde venían esas amistades, a quién le importa en realidad, a mí, no... Pero eso es nuevo... Hablo de facebook, el twitter lo he mirado en el último mes un par de veces, tampoco lo actualiza demasiado y tampoco me interesa demasiado a decir verdad... Sus temas recurrentes... Género, feminismo... Me parece más noticia lo de haber estado un año sin atreverme a echar una ojeada ni a twitter ni a facebook... Ni por encima... Mucho tiempo, ¿no? El que asusta de verdad es el de Zuckerberg claro... Es demasiado tiempo reprimiendo la curiosidad de todos modos, a mi entender y no es que el stalkeo sea una meta, aunque la curiosidad me ha matado más de una vida gatuna por querer ver a ver... Una expresión muy de aquí, ver a ver... Lo de querer ver a ver... ¿Pá qué? Pá ná... Por el mero hecho de ser lo bastante fuerte como para soportar una fotaca de amor insoportable y sin ambages por ejemplo... Un punto final en toda regla, ver esa cara... Que no es para nada la cara, claro, de mis recuerdos... Ni siquiera de los peores... La cara de punto final. Ver a ver. Esa misma y no otra. Oye, tú, a ver. Ponme cara de punto final. Eso es. Perfecto. A ver, sí, sí, justo así. No te muevas. Te voy a ahcer una foto con mi mente para no olvidarte nunca, justo eso. La cara de punto final. A veces es como si todo esto fuera un paréntesis y no lo es y cuando sueño con ella, que no me pasa muy a menudo, solo a veces, el despertar es en punta y no hay un tres, ni ningún número, hay dos paréntesis en punta enfrentados, como un relaoj de arena, pnchando cada uno por un sitio y sin tiempo, sin la arena que cae, si nada con lo que medir lo que dura el dolor... Yo que siempre me he ido curando y estando con cuquis cada vez más bonicas, todas han sido guapísimas desde que perdí la virginidad a los 16 pero que, qué poco pudor tengo, qué horror... Pero que... Bueno, no sé.... Según la época, me sentí satisfecho de mis relaciones, del algún modo, completo... Es una locura buscarle un sentido a los desamores, verlos como algo con cierta lógica, como un itinerario necesario para llegar a conocer a alguien... Es una estupidez seguramente y es el tipo de estupidez con la que la chaveta se va... Hace meses escribí aquí que la recordaba siete veces al día y como si fuera una maldición esa cifra comenzó a crecer exponiencialmente sin el menor sentido, como todo lo que existe en el universo, y claro, buscárselo, el sentido digo, a ese cambio a ese incremento de apariciones en la memoria pues me tienes como estamos actualente, un tanto loco de la cabeza porque si hay algo injusto en la vida, me encanta y es una pequeña disgresión cuando en Mad men alguien dice: No es justo, porque siempre le miran como pensando, pues claro que no, nada lo es... Ojo, porque si vamos atando cabos, nos sale que todo lo que nos rodea es un injusto sinsentido... Y puntos suspensivos... Mad men me aburre un poco, todo sea dicho, llegué hasta la tercera y estaba agotado, era casi una cuestión de fe porque los personajes, ninguno de ellos, terminaba de morderme el corazón, ni siquiera me mordía el tres que es más redondito y fácil de morder imagino que el angle bracket, que el paréntesis en punta. Paréntesis en punta y punto y final. Lo supo la primera noche, que seria una travesia del desierto como las peores... Los peores desamores me llevaron al desierto cuarenta días y cuarenta... Bueno, no... Muchas más... Quinientas noches, que decía Sabina, que lo pensé el otro día... ¡Sabina, supéralo! ¿19 días y 500 noches? Dios, supéralo, maldita sea. Como cuando se estrenó la película Her, un amigo de facebook al que no nombraré para que no se encuentre cuando se googleé, que puso: Spike Jonze, supera de una vez lo de Sofía. El otro día a otra de is nuevas amigas a las que puse al día de toda nuestra tempestuosa relación anterior me dijo lo mismo. ¡Súperalo, Jose, de una maldita vez! Y nos reímos mucho. Reirse mucho es otra frase que no me pide puntos suspensivos y lo digo porque a mi entender a todas les va bien un poco de eco al final, su poco de reverb en la idea... Acabo de oír las campanas de la iglesia de un pueblo que está a tres kilómetros... De repente me ha parecido que tenía sentido, que buena forma de volverse loco la de oir campanas y no saber dónde... Lo sé, son de la ermita del pueblo... Pero vaya, que no tienen otro sentido más que alertarme de que me alargo con esta entrada del blog... Escribo poco últimamente pero me entenderéis que para meteros estos ladrillacos pues mejor me estoy quieto, ¿no? Lo de meter el no buscando la aceptación vía blog pues como que tampoco, pero oye, lo que os digo siempre, esto es un blog personal y escribo lo que quiero ahora que ni siquiera le tengo miedo al rollo mi diario. El único tema que de verdad importa es la muerte. Algunas veces le dije que siempre tendría mi libertad y que, sin ella, era más fácil sentirse del todo libre, es una cosa curiosa que me pasa con las relaciones esporádicas de los últimos tiempos y es no pasar ni media, que lo mismo, bueno, no, que seguro y sin la menor duda, no es la mejor forma de que las cosas fraguan o, que también pudiera ser, que lo que llamamos cosas apenas ha llegado a cosita y que en esas lides pues la entrega es más, cómo decirlo, por fascículos y no todo de golpe, y como todas las entregas por fascículos o los premios por cupones pues a uno se le traspapela algo o se le olvida, o simplemente deja de estar interesado porque en el fondo tampoco le interesaba tanto o vaya usted a saber, porque loco no estoy y tengo bien claro que nada tiene ningún sentido, pero en esas, en esas disquisiones y en un segundo funesto se le viene a uno a la cabeza la última entrega total, el último álbum de cromos completado con esfuerzo y piensa en el denostado concepto del destino, de la mujer para toda la vida, de toda esa morralla melancólica o exaltadora con el pasado o lo que sea, que es, de todos los sinsentidos de los que ya hemos hablado, la más tremenda absurdez porque las cosas pasan por algo y los tropezones son por darle a piedras y volver a darles, por más que esté en nuestra naturaleza, es estúpido pero oye, ahí voy, con paso firme a romperme el pie una vez más, asunto corazón y cero respuesta, no un... A ver, qué te digo yo... Un,,, A qué viene esto.... O, mira, Jose, no quiero tus corazones... O un escueto.... Déjame en paz de una vez, acosador incansable... Lo que, a todos los efectos, pudiéramos denominar como punto muy punto y final muy final... El silencio tiene algo que lo asemeja a mis queridos puntos suspensivos.... Y ella, muy inteligente, también juega... Siento decir que también opino que el hecho de no querer verme una última vez, aunque solo fuera para decir adiós entre lágrimas, me parece otra carta, u otra manga, u otra vete a saber qué, porque el remate del tomate es pensar que no querer verte es una estrategia para que la quieras ver cuando pase el tiempo, en lugar de que, simple y llanamente, no quiere volver a verte nunca. Nunca. Vaya palabra, eh. Nunca. Es, como palabra, muy tremenda. Y si la pronunciamos pausadamente, nunca, la u se vuelve un valle bien profundo, dimensiones abisales... Lo mismo es que yo estoy particularmente sensible con determinadas fonéticas... Y muchas veces me quede en el fondo y no voy a lo que importa la mayor parte de veces y a la mayor parte de gente, las formas... Ni lo uno ni lo otro, no importa nada que ya l cantaba astrud, todo da, todo da, todo da lo mismo, pues eso, entre el sinsentido, la naturaleza obstinada de golpear dos veces o las que haya falta la misma piedra y la justicia que buscamos en el cosmos, vamos listos, pues no, pues claro que no, no y no y no y mil veces no, la vida es injusta, la vida no tiene sentido y en la vida nos pegamos una y otra vez con la misma piedra, en este ejemplo, la piedra es ella, una piedra dura de Shipiona como decía otra ex imitando a la famosa tonadillera, pues eso, piedra piedraca piedrón y roca rocota rocón que quiero yo convertir en rocódromo para no sé qué absurdas prácticas de alpinismo indoor y notarme con frecuencia suspendido de ese cable mal amarrado que es la memoria y con las guías que puso quién, pues eso, también la mala memoria o lo que es peor, la memoria viciada... Un alpinismo de escalar sus recuerdos que no tiene sentido, es injusto y doloroso como la muerte, la propia y la ajena... Porque también lo pienso a veces que si todo esto no será más que una retahila de excusas para no afrontar el dolor, el dolor y punto, sin suspensivos ni plurales, dolor y punto, el dolor al que no puedas dar esquinazo y que recordarás siempre, el dolor que es incurable, lo crónico, aceptar su recuerdo como un aquejamiento crónico que remite en las épocas con lluvia o en ciertas estampas del invierno o el otoño, en fin, dolor para siempre o puede que eso sea la memoria de un hipocondriaco o que sea una forma de dar sentido a lo vivido, que ya convinimos que no era... Cómo lo digo, a ver, ¿lógico? ¿Natural? Tengo de nuevo ganas de escribir, unas ganas locas, que es como ir en bici y vuelvo a sentir que ese viento en la cara me renueva, me ha costado, perdi el ordenador, con todo lo que había escrito, los tres mil poemas, hice el cálculo por encima, lo robaron del maletero, siempre confíe en que nadie hubiera podido acceder a los archivos, porque la pantalla estaba rota, iba a llevarlo al día siguiente a que lo intentansen reparar, por eso se quedó en el maletero, en fin,,, Me vuelve a doler cuando lo pienso, es como el telar de Penélope, lo de escribir siempre fue algo que costaba, como perder juguetes, recuerdo que quería hacer colección de muñecos y cada mes se iban perdiendo los efectivos y era una pena inmensa, la pérdida... La muerte.. Los temas universales están aquí también... El paso del tiempo, la muerte... El sinsentido de la vida, la ilógica sucesión de errores, la injusticia de lo aleatorio, de las casualidades o de la suerte, buena o mala, según pase el tiempo... Puntos suspensivos de nuevo... Mi guerra contra los puntos suspensivos... Volver a escribir en el punto y coma más radical, en la trenza de subordinadas y más subordinadas, las fugaces comparaciones que le ponen alas a los párrafos, los similes que son pájaros, las páginas en las que los ojos vuelan... Y quiera o no, es una pelea con la poesía siempre, con lo fácil, con las interrupciones, con los saltos, con los sustos, con las formas y la nata, con la crema, sin reparar en todo lo demás: los personajes, la historia, la trama, todo lo que se puede planificar o lo que se tiene que poner en un plan, por narices, sin más remedio y de lo que huyo siempre y siempre me ha asustado, llevarlo al papel, con un itinerario y perderme en paréntesis sin sentido, como la vida misma, y con punta y clavármelos y que duelan los paréntesis o limitarse a acotar los días, sin esperanza ni descanso, solo con las historias, con las ideas, con lo que le cuento a mis amigos cuando me preguntan cómo me va, esa era la idea, quise tener un blog mucho antes de abrir este para comentar el contexto de mis artículos y cómo se fraguaban, como se libraban los debates con el jefe y no me atrevía, claro, porque iba a ser muy ridículo y porque me lo tomaba demasiado en serio, y cuando estuve escribiendo en serio, los temas que quería recopilar, a los que quería volver, pues los iba recopilando aquí y también mis lecturas, algunas reseñas, mis gustos... Es para eso, ¿no? Lo del blog es personal por eso también porque sirve para hablar de lo que te gusta, incluso más que de lo que te pasa. Volver a escribir era solo cuestión de tiempo. No me queda otro remedio que no deja de hacerlo. He leído demasiado, ya has leído demasiado me dijeron una vez y siento o afirmo más que sentir, lo siento por el lado de que lo lamento profundamente, no haber leído mucho más, no haber copiado párrafos de los autores que todos los amateurs quieren ser, y mis subidones, mis días sin dormir, terminándome libros antes de dos noches y soñando con ellos, con otras resoluciones, con otros giros... Totalmente abducido por las palabras y luego al releerlo, ese rubor, esos fallos, que no es tan distinto a lo que me pasa cuando veo una entrada antigua del blog y la repaso, me extraño, me asusta casi pensar que ese que estaba escribiendo esas estupideces era yo, por otro lado tengo que aceptar todos estos rodeos como si fuera imprescindibles, como si sirvieran para algo, aunque no lo creo, a veces he puesto el ejemplo de las piedras en el río, de cómo se mueven, así avanza nuestra vida o algunas facetas de ella, que son como piedras, como ella, que es una piedra, como el personaje de la canción de Simon and Garfunkel, que decía soy una roca, pues así son muchas de las cosas que nos pasan, no podemos hacer nada porque se muevan, es una corriente superior a nosotros, ella diría que es una burda metáfora para eludir responsabilidad, cuando le hablaba del destino, decía eso, que quería quitarme responsabilidad, que era yo el que hacía las cosas o más bien, el que nunca las hacía y eso era todo, no había nada más, no había ni río ni piedras ni agua, no para ella por su forma de asumir su posición en el mundo y en la vida, me parecía bien en el fondo, pero tengo claro que existe una corriente en la que no podemos mandar y no es porque me quiera quitar culpa, es que lo creo de verdad.... O eso creo.... A veces tres puntos me parece poco... Cuando era joven pensaba que los puntos suspensivos no tenían que ser exclusivamente tres, que podían ser cuatro o cinco o los que uno estimase conveniente... Mi tintineo mental también quedó al descubierto en un examen, creo que ya en la universidad, qué verguenza, que escribí en un examen, a vida cuenta, ojo al dato, a vida cuenta... Por nada, porque no venía al caso, era por darme rollo por ese tintineo del que hablo y por mi lucha contra la poesía que, curiosamente, al escribir exámenes pues quedaba bien, les daba la impresión, me imagino a los profesores que iba sobradísimo, a veces no era así, solo me servía de adorno, adorno o no sé, disfraz cuando realmente no tenía mucha idea, esa cara ya no se la echo a la vida, así en general y creo que está mal, que es totalmente necesaria y que en las reuniones de networking todos y todas se la echan a espuertas, creo que el siglo que vivimos pide mucho descaro en general, por norma pero no era eso de lo que quería hablaros... La echo de menos, como canta Kiko Veneno, tanto como antes la echaba de más... Tenía yo una canción reciente que decía, yo no te eché, tú te fuiste... No es del todo cierto... Tampoco es que le diera una patada en el culo pero fue innegociable el hecho de no seguir viviendo en mi casa... No cerré del todo la puerta y me acabé pillando las narices por no mentar otra parte del cuerpo quizá más sensible al dolor... Todo esto va de dolor, amigos. Punto. Y seguido. Dolor y seguido. Dolor y final. No el final del final de todo final, no, algo mucho peor, un final que termina por ser corriente, un final habitual, un final familiar, que casi ni es final... Un final suspensivo y a cada rato, vuelta al punto de partida. Puntos finales, seguidos y de partida. Fue un tanto obligada, decía la partida, pero aún hoy... ¿Cuánto hace? Uff, me da vértigo hacer cuenta... Más de dos años... Me sé la fecha exacta. Podría contar las tardes, las horas, las noches como hizo Sabina. ¡Sabina, supéralo! ¡Sabina pesado! ¡Spike Jonke, supéralo! ¡Spike pesado! Y no me grito a mí mismo porque ya lo habréis hecho vosotros mentalmente. Uno siempre calibra mal. El error es siempre el mismo, el calibraje de las situaciones y mira que en mi caso le echo horas a lo de darle vueltas a las cosas, les doy biodramina a mis movidas de lo que las mareo, soy una carretera de montaña para tomar decisiones, cualquier tipo de decisiones, a veces lo hago de un modo impulsivo para no tener que escalar el puerto de tomar la mejor alternativa posible y siempre aspiro a el Everest y me quedo sin aire antes de salir del barrio, entreno lo que se va pudiendo, poco pero quiero poder más y poder es querer o viceversa o espero que poder y querer puedan conjugarse de todos los modos posibles porque en mi caso son más las veces que no quiero que que no puedo pero quiero poder, puedo querer, querría haber podido, podré ser querido y querer como la primera vez, como todas las veces en las que se quiere por primera vez, como se quiere casi sin saber o como se quiere cuando no se puede, que es, a mi entender y de todas las modalidades, la más meritoria. Queriendo. Pudiendo. Así se va. Entre piedras. Entre las mismas piedras. Entre la incredulidad de ver que una vez más es la misma piedra y que hemos cambiado nosotros pero a peor. Como los ríos que mueven esas piedras, desbordados o secos en unas horas, en una tarde... Podría contar las horas. Hay una canción, Te perdí una tarde de abril, fue así, es de Family, hace poco la tocó mi guitarrista, bueno mi ex guitarrista que se ha ido recientemente de la ciudad y al que hemos tenido que sustituir, o que estamos en ello, porque esto es como las relaciones, siempre lo dicen, lo de las relaciones y los componentes de los grupos, en mi caso, somos un grupo a todos los efectos excepto en algunos en los que ellos me recuerdan, bueno realmente ellos no, ni siquiera es necesario que lo hagan, porque en esos momentos, es evidente que es mi proyecto, una palabra que odio con todas mis fuerzas, proyecto, me parece odiosa desde siempre... Pues eso, mi proyecto... Pues unas tres o cuatro noches antes de irse... Toco esa canción de Family y claro, como todos os imaginaréis, me recorrió un escalofrío y volvió a aparecerse su fantasmilla... yo te perdí una tarde de abril y desde entonces soy un lagarto... No va a ser fácil encontrar un nuevo guitarrista pero soy muy feliz de que mi grupo siga con vida, mi grupo que no mi proyecto se llama Enrique Octavo, es el mismo nombre que pone en la firma, lo pone también en la presentación personal, a la derecha de sus pantallas y lo pone en mi bio de twitter, aún así, la gente se entera a medias y me encanta que sea asi, que sea como una identidad casi secreta de súperhéroe, cuando se lo cuentan a la gente que no está en la música o que le gustan los cuatro éxitos de turno o que escucha la radio más de moda y les da igual o casi igual y tienen unas cuantas favoritas que apenas si sabrían nombrar y son felices a secas con bailarlas una vez a la semana en la discoteca y antes de que pudiesen recopilarlas, ya tienen unas nuevas favoritas, pues cuando se lo cuentas a alguien así, te mira como alguien anclado en el tiempo, como si fueras una antigualla, un cantautor, te miran como a un cantautor, no soy cantautor ni tengo un proyecto, no, no y no y mil veces, no, no me resisto a aceptarlo por más que alguien me diga que canto mis canciones y que si las escribo yo y las canto y soy su autor pues.... Pues no.... Tengo un grupo... Hoy le decía al que va a ser el nuevo guitarrista, no te preocupes, somos un grupo punk.... Claro que sí. Qué tengo que ver yo con un cantautor, aunque sean mías las canciones y las cante, Ojalá los otros aportasen temazos, ojalá. Me quitarían un peso de encima y no te digo si me dieran la música para poner la letra que yo quisiera, eso sería amor. El amor es eso, que te den la música y le pongas letra. Y le pongas nombre. Y le pongas el corazón. Y le pongas. Y le sigas poniendo un año después y un lustro y un siglo. Que la pongas incluso un año después de no veros. Guiño, guiño, codazo, codazo. Que, dicho todo, no creo que sea el caso. Pero vamos. Ponerlo todo. Siempre. En el asador. En la parrilla. En la mesa. En la casa. En la cama. En todos los sitios, poner y poner y poner y volver a poner. En la música, es igual. No dejas de poner, no dejar de intentarlo y cómo te miran. Como si coleccionaras sellos, como si les dijeras que te vas con los amigos a buscar setas, como si fueras un soñador desfasado que se cree que aún es joven y vive de las verbenas y los cubalibres le hacen sentirse libre y desenvuelto, cuando toco no bebo por cierto a no ser que demos un concierto punk y haya que destrozarlo todo que es algo habitual con mi grupo que no es un proyecto ni lo ha sido nunca, pero cuando voy solo o en acústico apenas con una cerveza para mantener la lengua húmeda y eso, darlo todo. Ahora que no tengo conciertos me he cruzado con gente que me ha dicho que tienen ganas de verme en directo, el último fue un desastre. Pasa eso. Parecen que notan cuando no tienen fechas y te dicen de a ver cuando te ven. Es casualidad, lo sé, pero pasa. Veo de fondo un partido entre Houston y Miami mientras me despacho con esto. Tengo un amigo que también tira para adelante su propio proyecto y siempre que le cuento mis penas, me dicen: Claro, claro. lo normal. Le cuente lo que le cuente, me dice siempre lo mismo: Lo normal. Los imprevistos y las desgracias a veces le han llevado a darme un aplauso o un abrazo a veces movido por la más descarnada pena, pero siempre le quita importancia y me suelta un pues como a todo el mundo o me despacha con pues lo que nos pasa a todos y tengo, claro, que callarme y asentir. Pues claro. Lo que nos pasa a todos. Dolor. Muerte. Paso del tiempo. Lo que nos pasa a todos. El tiempo. Lo que nos pasa por encima. La muerte. Lo que no puede pasar y nos roza las entrañas. El dolor. Hablando con una amiga hace poco me decía que mucha gente que ha conocido con problemas se plantearon a una edad muy temprana la idea de la muerte. Que gran parte de las enfermedades mentales que ella conocía se incubaban en una pertubadora presencia del tránsito en la más tierna infancia. Un existencialismo sietemesino que alteraba para siempre la percepción de los tiempos vitales. A mí me parece muy interesante. Los locos, en general, me lo parecen. Las locas, a veces, incluso demasiado. Con la edad que tengo debo cuidarme de los abismos, que tengo unos años como para no volver. Escribí una infame canción, dedicada a un amigo absurdamente enamorada que decía Que el amor no te lleve tan lejos que luego no puedas volver.... Por cierto que el amigo está pensando en dejarlo con la novia, de la que estaba tan almibaradamente enamorado hace unos meses, es sorprendente o para mí lo es como cambia todo de unos meses para acá, no mucho meses, medio año, a veces parece que no, depende de dónde cogamos la horquilla, de dónde pongamos el taxímetro de los cambios a contar, pero en medio año todo se jode, todo se ilumina, todo se evapora o todo se congela y de repente, es para siempre. Por eso... Que el amor no te lleve tan lejos que no puedas volver.... Es un hit... Potencial. Una de relleno pero con mucho punch.... Que pasa con los titulos largos. A veces. Como me dice Manuel, mi productor, que no ha oido una canción mía que no sea un hit. Así. Que el amor no te lleve tan lejos que no puedas volver pero que tampoco te evapore, te congele, te ilumine... Bueno, me pillas la idea, ¿no? Tengo ganas de escribir, de tocar, de hacer canciones nuevas... Parece obvio o que siempre es así, pero no, no lo es... Tengo ganas a secas que no es poca cosa y que supongo que no debe importarle a nadie. Es de esas entradas que no es para que nadie las lea, especialmente pensada para simplemente escribirla, soltarla y seguir. Es una entrada de blog tipo soltar lastre Y, ¿sirve? Pues más bien no... Tener ganas de escribir sin ganas de leer no vale para nada y lo mismo para tocar o componer sin as ganas de ensayar. Es parte del proceso necesario. No somos mucho de ensayar ni mucho de leer, bueno no ahora, lo de leer ha sido casi una enfermedad y como tal parece que se pasa, como el febril recuerdo de una convulsa convalecencia y las gotas de sudor como pleonasmo permanente y hueco, que es parecido a esto, de joven solo pensaba en escribir de otra forma, como caligrafías y era eso lo que me parecía un hito, un ir más allá, algo parecido con lo de cantar, el lo-fi pero con el tiempo se vuelve poco sostenible, Hay palabras que odio por su culpa: sostenible, flexible, corazón... Se nota que uno pierde el ritmo en todo y eso incluye amar. Amar es un verbo que uso poco. Ella no tiene culpa, unas veces mi cerebro la exculpa y la trata como si fuera de cristal, piensa en ella sufriendo las consecuencias de mi inestabilidad, de mi depresión, de los bajones... Y piensa también en cierto tipo de contagio melancólico y luego, otras veces es la misma cara del demonio y fluye el resentimiento de una forma totalmente destructiva, como en la crecida de un rio el desengaño se lleva palos, piedras y lo tapiza todo de fango, muchos días me despierto precisamente así, tapizado de fango y ahora que las tardes acaban antes y todo se vuelve oscuro más allá de la ventana, pueden darse hasta dos o tres crecidas por noche. Nunca me olvidarás, pensaba yo y aquí estoy recordandole en el blog y no solo ahí, hay un guiño también en las canciones, claro, y en más cosas del grupo que aún estoy por decidir. Es curioso pero el grupo va mejor que yo. Odio la palabra proyecto porque no lo es, pero el grupo tiene un par de momentos especiales por llegar y yo, no.O eso parece. Ayuda, en el grupo y en todo, tener lo más claro posible lo que depende de uno y lo que no está en tu mano. Poner una lavadora, por ejemplo, lleva estando en mi mano casi dos semanas. Que la tienda y llueva, que me pasa con una frecuencia e chiste pues no depende de nadie, ni del hombre del tiempo casi... El hombre de mi tiempo soy yo y sí, también claro, puedo equivocarme con mis predicciones, con ese margen de expectativas y realidad y joder, ¡sí! ¡Supéralo! ¡De una vez por todas! Es muy posíble que no sea el camino lo de escribir esto en el blog, pero oye. Que salga. Mejor fuera, como la canción de El Hombre burbuja. El hombre de mi tiempo, el hombre de mi burbuja...Y si al final uno tiene que ser el abandonado, pues lo es. Y si tiene que ser el olvidado, pues lo es. estaría bien saberlo quiero decir, siendo y sabiendo que lo es. Pero esa distancia... Ese ninguneo. Ese no vernos. Esa no despedida... ¿Que si he pensado que son estrategias de ella? Pues claro. ¿Que si creo que es el remate del tomate del ensimismamiento pensar que alguien no te quiere ver porque en realidad su estrategia es que te eche de menos para siempre y que es una tonteria de alguien que no asume que no es no y que le da igual? Pues también. He compuesto una canción sobre este momento que ya apunta a hitazo de época. Igual, se llama. Lo mismo el titulo termina siendo Igual (voy a ser yo). Pero con el el voy a ser yo entre paréntesis, pero no lo tengo claro. Paréntesis con punta, claramente.
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