a veces uno escribe para ordenar los pensamientos, para leerlos, y que estén columnas, en filas, en frases, presentados y listos para pasar revista, y al escribirlos, al responderte a las preguntas de qué viene despues y ponerlos en cola, al traerlos aquí o ante quien sea, pues se aclara y es casi diría para entender lo que realmente significan, y se escribe como el que hace preguntas, no al viento sino al eco, pero otras veces, es justo al contrario, habla la brisa y cada silbidito lleva una subconsciente consigna, sale de un modo natural, como el que oye llover, sin darte cuenta pero escribes má rápido y es como para desentenderte de lo que piensas, no para descifrarlo ni catalogarlo sino para sacartelo de encima, como el que se está quemando y le pegan con una manta, y prende porque no siempre uno se quema y prende, y es como fuego, pero el proceso es a la inversa, es tan difícil encender una chimenea y luego, una hebra de tabaco, un hilillo enano es capaz de abrirnos un buen agujero en el jersey, escribimos buscando chispas, soplandole al puntito naranja quese extingue y casi nunca prende lo que escribes, es dificil que caliente lo que escribes, es dificil que respire como respira el fuego y tenga su propio aire, para liberarlo y que no esté dentro de tu cabeza, pidiendo salir, dándole a la puerta con los nudillos, llamándote a voces desde fuera y lleva una inercia como de torrente, es como abrir la valla ante un cauce desbordado y que salga en tromba, pues para lo contrario, para desordenar los pensamientos presentándolos en un párrafo, con su azar y con sus saltos, con los brotes que nacen donde no esperas, me valen todos los ejemplos de bosque, ese desorden que tiene la naturaleza y que se haga palabras, palabras que crecen torcidas buscando sol y hacen escorzos, entre otras ramas, entre otros árboles, con todas las complicaciones de las cosas pequeñas, y los ruidos amenazantes cuando cae la noche, cuando se vuelve todo oscuro y tétrico, y triste, me cambia el ánimo a velocidad de vértigo y eso se impregna de esas palabras rápidas que van de la tripa a las yemas de los dedos y salen como si fuera un telegrafo, apurando pulsaciones, dandole fuerte pues es importante la fuerza, con lo que hacemos casi cualquier cosa, a lo que le ponemos y a lo que no, casi sin querer, sin darnos cuenta, es como una carrera de estarse quieto, una competición de estatuas pero al revés, y que se quede ahi, en lo que escribes, los instantes capturados, lo que piensas, lo que sientes, cómo te sientes, cómo te sienten los demás, es complicado encontrar el complemento o el punto en el que las cosas tienen sentido, o el que le dan los demás, que tenga su propio aire, que las cosas respiren, es algo de lo que no nos damos cuenta, pues la misma despreocupación hacia la respiración de las cosas, que me gusta para título, me parece que encaja: La respiración de las cosas. Queda bien, queda rotundo. No es que sea magia, la música me parecía magia antes de aprenderme el orden de las notas y sus relaciones de las que apenas sé nada. Pues es lo mismo en lo de escribir pero una cosa son los trucos y otra, la respiración. No se puede fingir. Es el aire. El aire que rodea a lo que nos rodea. La calidad del aire de lo que nos rodea y los rodeos que damos para realmente llegar hasta donde queremos, escribiendo sobre todo pero en nuestra vida diaria, y en nuestro verdaderos anhelos. El aire de cada cosa. Las lentas digestiones de aire que tienen las grandes empresas o las potentes bocanadas antes de emprender una arriesgada aventura o decir que sí, que hacia adelante, que allá vamos. Un allá vamos espontáneo y cotidiano a la hora de escoger palabras para sacarnoslas de encima, para hacer una hoguera con ellas. Para calentarnos en invierno o hacer un asado en verano, para que sean ceniza todos los pensamientos y hayan servido para algo o para tener un punto en común al que acercarnos. El fuego es siempre buena metáfora. Pero es el aire el que alimenta el fuego. Cierra la puerta y nos asfixiaremos. Por el humo o por las pocas miras. Necesitamos puertas nuevas. Y ventanas nuevas. Y aire nuevo todos los días. Que tiene sus propios caminos, sus razones, sus sistoles y diastoles, porque sin aire un corazon pues ya me diras. La respiracion de los corazones. La respiracion de mi chusma que agoniza. La respiracion de mi repisa. La respiracion de mi domingo en casa. La respiracion de mi coche sin la itv pasada. La respiracion entrecortada de mi fregadero. La respiración a rachas de mi motor diesel recién arrancado. La respiración de mi Stratocaster en limpio. La respiración de la cafetera en modo reposo. La respiración llena de pelusa de mi ordenador cuando lo arranco que suena como un avión despegando. La respiración de la nevera en la noche dormida. La respiración de la lavadora cuando centrifuga. La respiración del tenderete cuando le llueve dos veces. La respiracion poco clara de mi lista de tareas pendiente. La respiracion artificial de este blog cuando me paso de frenada en la prosa poética. Tiene su propia aire, me dijo. Algo. Un airecillo a algo. Sopla una brisilla. Me llega corriente. Pero vaya que no. Que ni hay aire y si hay algo, está mas bien viciado. No termino de terminar, para qué te voy a decir. Se me ha quedado el móvil sin batería. Ya no respira. Me gustaría escribir una entrada sobre la muerte y los móviles. No termino de dar con la tecla. No creo ni que tenga teclas. Y no termino de encontrarle el momento a nada y me lo saco de encima, como si tuviera un saltamontes dentro de la ropa. Como si apagase el incendio en lugar de encender la chimenea. Esa es la sensación siempre. Que el fuego no llega. Es más bien un hormigueo continuo, pero mental. Hormigueo en la cabeza. Que se queda dormida de no pensar o de hacerlo en exceso. Ahora es cuando pongo un punto final y cambio de párrafo. Sin aire no hay vida. Las cosas que nos rodean respiran. Tienen otro número de bocanadas y otro aliento, otro orden pero es el mismo proceso o muy parecido. Respiran los proyectos. Respiran las relaciones. Que se ahogan muchas veces por no encontrar aire nuevo o por viciarlo o por no buscar un poco de aire puro o fresco fuera de las rutinas asfixiantes. Respiran los días, respiran las tardes. Es un proceso que no apreciamos. Pasa lo mismo en todos los ámbitos. Que las cosas tengan su aire, sus tiempos. Que no hiperventilemos con movidas que al final, ni ocurren. Le temes a lo que no te pasa, y por alguna absurda asociación de pensamiento mítico, te dices, no ha pasado porque lo temí. Y crece la red de temores que crees, míticamente, que te protegen. Quizá sea una gilipolllez, no lo descarto en absoluto pero creemos que el miedo nos da balones de oxígeno. Que de algún modo nos salva. Que nos protege de la aventura, de las cosas locas, de nuestros propios impulsos. Y es todo lo contrario. Porque no pasa. No ocurre. No se da. Que tenga su propio ser. Me voy a dar una ducha. Y a ver qué pasa.
pues tengo una agendita que uso para emborronar y que me regalaron, en blanco que es un dato curioso o eso creo lo de que que me regalen cosas en blanco, como cuadernos, libretas o pequeñas agendas tipo Moleskine para que las llene de... nosequé.... Para tus movidas, me suelen decir después de quitarles el papel de regalo, y siempre digo gracias, claro, qué voy a decir y me quedo un poco pallá y suelen añadir, para que escribas, y tus cosas, pues para los dibujos, los escritos,y todo eso, y repito lo de gracias y pongo cara de gracias, y que va a la cola, me dijo y que será para las cosas por hacer pienso yo, que es algo como poético y que quizá nunca llegue a terminar que ya no lo es tanto y es algo curioso, por eso escribo de ello aquí, lo de los regalos en blanco que es como un paquete de experiencias de esos que se compran en grandes superficies y que lo mismo vale por un fin de semana en casa rural que por una sesión de spa y masaje y que a mi siempre me da el punto de que el que lo regala no quiere calentarse mucho la cabeza, no se parece tanto en realidad, a los cuadernos en blanco que a mí me regalan y lo de que me ha pasado en muchas ocasiones, media docena de cuaderno en blanco, es curioso, ¿no? y que acaban o han acabado perdidos, o a la cola y se han apalancado durante años en algún cajón y en algún momento pues hicieron falta, y las he usado para eso, para apuntar las citas, los plazos, los calendarios, las fechas etc En plan agenda. Sin tener los días impresos ni nada. En blanco del todo. Sin meses ni semanas. Ya iba yo poniendo. Semanas 1. Semanas 2. Enero. Lo que fuera. Lunes 1. Martes 2. Miércoles 3. Etc. Para llenarlas de planes y sobre todo, para pintar monigotes que es lo que siempre acabo haciendo, son agendas de garabatos más que otra cosa y se llenan solas. De caras. De autorretratos. De dibujos de pájaros. De perritos. Y tengo mi método. Para las tareas. Los dibujos no siguen ningún orden. Intento llevarlo palante. Las movidas. Y todo lo voy tachando con una x casi siempre y cuando sale bien con una o y una k, en plan ok y si está pendiente pues le pongo encima una P. P mayúscula y X mayúscula si son cosas importantes. Y dibujo ojos. De todas las esquinas sale un ojo que me parece igualmente dato curioso porque simbolizan importancia, a más ojos, más pendiente, o sea, una P más grande y etc. Tengo agendas de cuando tenía 20 años por ahí guardadas o por ahí perdidas, más bien. La actual la llevo más o menos al día desde enero de 2017 y me ha sido bastante útil para planificar los conciertos del año pasado y en general para hacer balance, a diferencia de otras agendas ya con las semanas, los meses, los días, y todo ya en su cuadrícula pues, a ver, he hecho una pausa para poner un disco de Sebadoh, uno de los antiguos mientras en la tele está Golpe en la pequeña China que tiene un doblaje de pena por cierto y voy a poner la tele en mute que me está poniendo tonto y pierdo el hilo, o sea, a ver, retomando, que los días son para emborronarlo y las agendas para gastar bolígrafo que es algo que antes era malo, pero ahora lo veo bueno, ya os conté que me decían de chico, solo te dedicas a gastar boli con garabatos y monigotes y era y es verdad, pero lo veo bien o cada vez mejor, que es la ansiedad de las cosas por hacer. De lo que vamos arrastrando sin hacer. Las cosas sin hacer pesan más que las hechas. Pesa más lo que crees que pesa que lo que pesa en realidad. Mi frase fetiche a la hora de recoger los trastos después de un concierto. Pesa más todo en tu cabeza y es más drama llevado a la tinta. La tinta es inapelable. Se va a todo. A los dedos. A las yemas. La tinta es el punto final. Gastarla es lo apropiado porque conservarla porque sí dentro de los bolígrafos de publicidad pues no vale para nada. Antes decía que esta agenda en blanco o cuaderno, me ha permitido organizarme de otra manera. Entre mes y mes, y dudo de si lo habré escrito ya por aquí, seguro que sí porque soy más pesado que un cura de pueblo, pues dejo dos hojas en blanco. Una. Enero, por ejemplo. Y dos hojas, dejo. En blanco. Como toda la agenda o cuaderno cuando me la regalaron. En blanco. Dos hojas, una en la que se presenta febrero. Y la de antes, para evaluar enero. Dos. Y con la P de pendiente en una esquina. Y en la otra, reflexión. Que es una cosa nueva que no había hecho en ninguna agendilla anteriormente, dejar un espacio en blanco para sacar conclusiones. Que al final, nada. Ni lo uno ni lo otro. La gente utiliza la expresión coser y cantar como para algo fácil, pero no. Ni lo uno ni lo otro. Anda que cantar no es dificil. Bien. Canturrear puede ser más o menos sencillo pero cantar bien, no. Y coser, igual. Dar cuatro puntadas atravesadas, ok. Pero que quede bien, como nuevo. Que no se note el hilo. Que va. NO es nada fácil. Ni lo uno ni lo otro. Ni coser ni cantar. Y al final, en la agendilla del 17 y lo que llevamos de 18, pues ni espacio en blanco, porque acaba siempre pintarrajeado que es una palabra que me encanta, va mucho más allá que pintar o que pintado, pintarrajeado es una palabra preciosa, esa forma de derivar los verbos, el prefijo con erre, -rrajeado para aplicarselo a todo lo que yo personalmente hago o dejo por hacer. A todo lo que empiezo. Un vecino no deja de dar golpes y me pone de los nervios. Es una buena metafora del mundo exterior. Suena como mi puerta. Por eso me rayo. Como si llamaran. No llama nadie, ya. Pero bueno, pierdo el hilo. La agenda es para eso. Para todos los hilos perdidos. Para tenerlos perdidos en el mismo sitio. Y bueno. Si me pierdo mucho, pues empiezo.... Otra vez, punto. Punto y aparte. Y empezamos.
Hola. Hoy es domingo. Me he despertado temprano. Ayer me dormí muy temprano también con la panza llena y con medio litro de cerveza dentro. Antes de la diez estaba con los ojos en pie. No me he levantado realmente hasta las once. Y con las piernas como si tuviera que volver a armarmelas. Como si fueran piezas externas al cuerpo. Tengo el salón con zafarrancho, y patas arriba, y lo notan mis patas cuando me voy arriba, como hoy y tras caer zombi. Tengo el oido izquierdo pitando como si se hubiera accionado una alarma. Tengo el cafe con leche en vaso de caña en el suelo. Hace dos días le di una patada al vino y se cayó la botella. Viña Albina 2009. Cosa fina. Lo pillé con una camisa y la mancha roja parecia sangre fresca. Casi me mareo. El colchón de matrimonio está en el suelo del salón. Por suerte cuando se cayó el vino no le alcanzó. De milagro en realidad. Todo gira en torno al radiador. Muy parecido al que sale en la portada de hoy de el Periodico. Que chulo el III de Sebadoh. Tengo que hacerme con un cargamento de cedés grabados. Lo de grabar cedés es como vintage pero lo sigo haciendo, a veces obligado para llevar a sesiones y tal y otras, porque me gusta. Es domingo hoy y son las doce. Tengo el ordenador encima del endredón de borreguito que me regaló mi hermana y que es precioso. Tendría que poner hoy tres o cuatro lavadoras. El puto cuarto de la lavadora parece que se ha inundado. Inundado de ropa sucia. La cocina le meti una buena avanzada el otro día pero aún no está acabada del todo. La segunda planta es una verdadera guerra. Y la parte de fuera parece que es el escenario después del paso de un tornado. Ropa por todos sitios. Cosas rotas, algún que otro tiesto. Zapatillas...<<<<<<<<en fin. Bolsas. Odio hacer descripciones. Tampoco es que me guste mucho las listas de la compra. Eso lo pongo en la agenda. Y también lo que tengo pendiente de la casa. Y voy a echarme otro café porque me duermo con esto. Volver a empezar. A todo. A tomar café. A vivir. A poner lavadora. A buscar motivos o motivaciones para seguir vivo. Para llenar todos los domingos vacíos que nos acechan. Qué era esto. Qué era lo que realmente queríamos hacer, aparte de beber vino y tirarlo al suelo. Puede parece que soy un cúmulo de torpezas y lo soy. También si usas el suelo de repisa, estás llamando a los charcos. También lo uso de cenicero. Es todo una búsqueda. Y me dedico a enumerar. A hacer listas de cosas pendientes. Cerca del radiador. Meando y poco más. Y hablo de esto, no sé bien por qué, que ya me vale. Por partir de cero. De aquí. Lo que tengo aquí. Es una mierda de organización. Lo del colchón en el suelo es porque el dormitorio está casi vacío de cosas. Y el frío. Todo lo que tengo alrededor, se organiza para huir del gran enemigo, el frio feroz. Que nos silba por las ventanas y nos amedrenta por medio del viento o nos golpea directamente en las persianas como si tuviera que llamar a la puerta, como si no entrase por cada rendija. Qué importante es seguir al sol. Alerta illuminati. No, en serio. Qué importante la orientación sureste. Que importante es saber dónde estás, dónde sale el sol y por donde se va. Que importante, en general, saber por donde vienen las cosas y por dónde se van. Los por qué o los porqueses o las porquerias o las porquerizas de los porqueses, de los verdaderos motivos y las genuinas razones, de las verdaderas y ocultas motivaciones que activan nuestros mecanismos de respuesta. Por donde llega, por donde se llega, por donde te llego... Los por dondes. Los por cuales. Y los pues mira por dondes que también son bastante útiles para darte cuenta de lo que pasa alrededor. Estar un poco despierto, que no lo estoy desde anteayer creo. Y escribirlo. O pintarlo. O pintarrajearlo. O escribarrajarealo. Dar palos de ciego con medio ojo abierto. Mi vecino sigue dando golpes. Tengo buenos vecinos. No hacen muchas obras, ni mucho ruido y nunca o casi nunca se quejan. Si alguna vez me han dicho algo, era por lo crecido del árbol y que les entraban las ramas. Pobrecitos. Llevan toda la razón. Me dan pena mis gatitos. Aunque será en otra entrada en la que hable de eso. Esto era para hablar de hoy y de mi agenda llena de garabatos y borrones. Lo importante que son los borrones. Es eso a lo que me refiero. Por lo que venía todo. La importancia de borrón. Y seguir con la misma cuenta. Tener todos los borrones en cuenta. Que es trabajo también. Y lo que comentabas antes de perderme del todo varias veces. Lo importante de dejar un sitio para pensar en ello. Para ver lo que has hecho y lo que no. Y el significado de ello. Lo de las reflexiones.... Que sí: Que demasiada reflexión tengo ya aqui enumerando lo que me rodea y haciendo descripciones de las tareas de la casa, que ya me vale con la puta procrastinación, en lugar de ponerme a hacerlas y punto. Fregar. Barrer. En dos horas, lo dejo todo bastante en orden. Con un poco de leña en tres horas, tengo hasta una chimenea en marcha. Siempre hace frio, con o sin llamas. La única opción es estar pegado al radiador y ponerme una manta encima. De unos años para acá, me liberé de la culpabilidad de mi consumo energético. Por pura supervivencia. Pero es mi gasto anual más abultado, que qué penica, pero sí. Las putas facturas de la luz de invierno son una puta locura. Es como tener un cultivo de interior. Yo mismo me cultivo mi calor a mí mismo porque muero de biruji y en la ducha, al cambiarme o movidas, la paso puta. Es el frio. Que en el blog ha aparecido con frecuencia. Reflexiones acerca de pasar frio y viendole épica, la lírica, la metafísica o la parte buena del temblequeo. Y me he vuelto a perder, amigo.
Hola. Qué tal todo. Espero que bien. Sigue siendo domingo. Cada vez es más domingo. El domingo por la tarde, me atreveria a decir es más domingo que el domíngo por la mañana. Son las doce y media. Intensa sensación de no haber dado un palo al agua. Me está sonando el móvil. nada importante. Me decían que no de otro sitio. Un no mejor. Así se llama la última canción que se me ha ocurrido. La la la. Me hago pedazos con el la mayor. Es una tonteria de canción pero mola. Un no mejor. Un no más conseguido. Uno que no sea un no del todo pero que aunque sea no, suene a casi que sí. Que es no. Que sí. Que es no... Pero casi. Casi que ni caso. Casi que no. Siempre no. Siempre escuchando no pero cada vez suena mejor. Un no que suene mejor. La letra va de eso. hace unos meses dijo un conocido: Es que tener, joder, tener un grupo es para que te digan que no. Diciendole a otro que buscase los conciertos: Que te digan a ti que no. Y es verdad. Que es jodido. Que te digan que no. No aquí. No allá. No hay sitio. No lo veo. No tiene espacio. NO hay hueco. Tengo la programación completa. Tal vez mas adelante. En fin, y todo el surtido de excusas que se ven en estos casos. Hay que llevarlo con cierto estilo. EL no constante. EL no permanente. No tomarlo con quina. Con mala baba. No significa nada. Lo normal es que sea que no. Ese café que dije que me iba a echar, acabó siendo una P, una P de pendiente y no lo eché. Voy a ello. A ver donde me dejo esto.
Hola. Empiezo de nuevo. Tengo el cuerpo super cortado. Ayer me puso fino. Me sienta todo regular. Y vuelvo, a lo que venía a contar: mi agenda para garabatos y monigotes. Que no se parece en nada a los cuadernillos esos para hacer bocetos. De hecho, no son bocetos. Esto es importante. La cosa es que no es esa su función: Si llevase una libretita para hacer dibujillos, o mis apuntes al natural o como quieras llamarlo, pues no tiene chiste ninguno. Pues no. No es eso. Apunto cuando tengo la itv. cuando tenemos ensayo con el grupo, cuando tengo que hacer o devolver una llamada, las cosas del banco o de pagar cuotas o facturas, me apunto las fechas límite, y después voy tachando conforme se pasan los días. Y el dibujito o el monigote aparece en ese proceso de tachado de cosas. El dibujo estaba ahí abajo, o encima, medio escondido en los trazos. Y aparece. Ese proceso pasa con otras cosas en las que nos metemos, que nos desvivimos, que buscamos, pasa en otros ámbitos de la vida, el dibujo está detrás, el mapa, la ruta. Es todo un poco místico o tiene un cierto componente anímico. La agendita es bastante más prosaica. Ahora lo que más me jode y lo que más en negro y remarcado y recalcado está es la fecha de la ITV, Que me han jodido bien a mi cochecito molón que el pobre en breve cumple diez años, o ¿los ha cumplido ya? No lo sé. Quizá. O anda en nueve y este es el diez. Sinceramente no lo sé. Va como un tiro. Tiene muchos bollos pero es un fenómeno. Tenía una luz fundida. Pero vaya, me han sacado mil polladas absurda. No tiene muy buen aspecto pero va perfecto, y tiene, como la agenda, su pinta de borrón, de tachadura porque está lleno de tachaduras y arañazos, pero sirve. Mi coche es amor. Estoy en esa frontera de ver qué coño voy a hacer con él de aquí en adelante. Cómo voy a afrontar la vejez de mi utilitario. Da para otra entrada de blog. Para pormenorizar achaques y choques. Y ver qué coño hago. Para planear. Para hacer planes. Para eso me ha servido el coche y me sirve todos los días la agendilla en blanco llena de monigotes y garabatos. Lo de los garabatos recuerdo que se lo veía hacer a mi madre mientras hablaba por teléfono, que lo hacía a menudo y durante largos espacios de tiempo, y dibujaba florecillas. Jarrones. Con flores. Pequeños redondelitos. Dibujitos geométicos. Que parecían flores. Pétalos y más pétalos. Pistillos geométricos, a partir de un círculo o un cuadrado y dándole muchas vueltas, remarcando mucho. De un modo medio automático. Y como sin darse cuenta. Y por supuesto, sin darle la menor importancia al dibujo. Casi sin mirar al papelico. Con la vista perdida. Y creo mucho en el proceso artístico, así. Como sin darte cuenta. Como ausente. Como poseido. Pasando un poco de lo que haces. Que lo mismo esto es una gilipollez como un castillo, no lo descarto. Pienso en esto a veces. En hacerlo sin querer. Como el que no quiere la cosa. O en las letras de las canciones que es algo de lo que hablo por aquí con cierta frecuencia. Intento de letra mas que letra propiamente dicha. Mi teoria sobre las letras que triunfan. Y debería de dedicarle otra entrada a eso. Joder, se me acumula el trabajo. Son siempre hechas como sin querer. Como sin darse cuenta. Por eso se pegan. Por eso se vuelve pegadizas. Porque sin darte cuenta se te mete dentro. Sin querer, se pega al oido. Porque no está compuesta o no sobrecompuesta, no es demasiado artificiosa. Que no es empeño. Que no es metida con calzador. Que es un mal de la poesía, que desnaturaliza el lenguaje común. Joder, debería salir a darme un paseo. Y que me de un poco el sol en la cara. Cambié de disco hace un rato y es bien chulo, por cierto.Me quité los pantalones del pijama y estoy bajo la manta. Tengo que finiquitar lo que quería decir de la agenda. Como novedad con respecto a otras agendas, siempre más para dibujitos inconscientes que otra cosa, pues nunca dejaba espacio para nada más allá de los días. Hacía las casillas para cada día muy grandes. A tope de lo que diera la página. Sin márgenes. La novedad en 2017 fue dejar una hoja en medio. Una hoja de refresco. Bueno, dos en realidad. Dos páginas entre cada mes. Una página para preveer y otra para evaluar. En una esquina ponía reflexión. O reflexiones. Y anotaba una frase. O iba anotando a lo largo del mes. Frases cortas. Ideas concretas. Cosas. Cosas cortas. Muy concretas. Para tenerlo en cuenta en el mes siguiente. También lo que se habia quedado pendiente de un mes para otro, bajo una P mayúscula enorme. He puesto otra cafetera, me da que no salgo de aquí hasta las tres. A ver. Que no me pierda. Recapitulando: Reflexiones, Pendiente y lo próximo. Pendiente lo pongo en mayúsculas porque es como importante. Como ojo. Ojo cuidado. Ojo con lo pendiente. Reflexiones son las frasecillas cortas. Que las reuniré en otra entrada. Mucho trabajo acumulado, creo. Lo próximo es la otra hoja en blanco antes de cada mes. Un poco de aire. Esa la divido en cinco áreas. Hago unos cuadraditos. Las cinco cosas que hago. A lo que me dedico, digamos. Que si trabajo. Que si tareas de casa. Que si grupo de música. Y voy evaluando retos conforme a lo del mes anterior. Son un montón de pequeñas cositas pero la idea básica es esa. Distinguir las dos o tres facetas o los dos o tres ámbitos en los que haces cosas y vas escribiendo fechas o lo que quieres sacar en claro del mes en curso o lo que has sacado del anterior. En el caso del grupo o las canciones, pues hago un pequeño apartado con las fechas que ya tenemos confirmadas, o las que espero que digan algo o gente a la que tengo que escribir, etc etc etc. ¿De qué sirve toda esta mierda? Pues de nada. Porque al final solo me dedico a meter monigotes. A dibujar sin querer encima de todo eso. De todo lo que tengo que hacer o terminar. Solo eso. Y pienso: Es que es para eso. Es para no hacerlo. Es para pintar encima. Es para llenarlo todo de ojos. Es para compartirlo y que se saque de dentro. Es para reducir la ansiedad. Es para verlo en un papel y no tenerlo pululando por la mente, como un fantasma que vaga. Es por capturar los pensamientos con tinta. Es por exprimir la nube en la que viajan. Es porque le llueva al sembrado.Y tiene sentido. Aunque si ves el cuaderno, lomenos que parece tener es sentido. Pero lo recomiendo. Son necesarios los garabatos. Esa es mi reflexión: Los garabatos son necesarios. Los garabatos son imprescindibles. Los monigotes tienen que salir. Sin ninguna utilidad. Sin ninguna intención. Solo para gastar boli. Solo para perder tiempo. Solo para no volverlo locos con lo que no hacemos y nos pesa. Solo para eso. Otro café y ya lo dejo.
Otro día le hago fotos a la agenda y os enseño los dibujicos Aparte quiero sacar del móvil un montón de foticos que tengo del jardín y subirlas aquí
estoy escuchando esto
Y ya se han acordado otras veces del programa, y lo han recomendado. Muchas gracias por ese guiño o empujoncito que siempre anima mogollón y aunque a veces parece que hacemos las cosas al universo vacio, que lanzamos los programas al hiperespacio y parece que no llega. Y llega. Lo escuchan. Se escucha. Se hace el milagro y es casi magia. Mola mucho. Además es un programazo con nivelazo.
Pues molan mucho los discos del proximo programa..... Os los copiopego por aqui que son un gustazo de escuchar sin la molestia de mi voz pronunciando mal los nombres y cortando las canciones.... Y así van en bloque.... Como ya nadie oye discos, pues los comparto en el blog que tampoco lo lee nadie.... Así no hay que escuchar el programa con el par de temas seleccionados...Va todo y tal cual. Y si aun asi, por cualquier extraña motivación secreta, preferís oir los temas con cortes y presentaciones con carraspera pues, os vais con buena onda y mejor paso a la página de la radio donde estan todos los podcasts: radioalmaina.org o si teneis ganas de clickear pues al blog del programa que lo voy a poner al día hoy: reactivecommons.wordpress.com Hala, ahi tenéis bastante buena mandanga para estar entreteniditos un rato, majos.
QUE POOOOOOR CIEEEEERTOOOO ya sé que ya lo sabéis pero el programa se emite los VIERNES POR LA TARDE A LAS 19 HORAS y se puede escuchar a través de las ondas en el 107.1FM y en redifusión los martes por la mañana de 10 a 11 horas O en la weeeeeeb de la radio en cualquier momento!!! Hala, ya.
Si no vuelco aquí el insomnio, no me queda otra que despertarme y desayunar en el blog, porque después se pasan las horas y ya no hago nada. Que si salir. Que si comer. Que si estoy un rato con la guitarra. Que si la televisión. Que si música. Que si todas las tareas que no hago del baño, la cocina o la ropa. Que no. Que ni me muevo. Que la inacción absoluta como camino de descubrimiento. Que si porno. Que si paso. Que si móvil. Que si teléfono. Que si nada. Que si no he comido. Que si tengo hambre. Que si como algo fuera. Que si pillo algo para beber. Que si paro en la tienda. Que si doble fila. Y así todo. En la doble fila de mi propia vida. Todo en plan rápido. Todo en plan los cuatro intermitentes puestos. Y así todos los días. Y en el blog, no parece quedar nada de interés. Me dedico a planear las próximas semanas y no hago nada. Está anotado en la agenda. Anotado en la agenda es lo más próximo a hecho, Siempre a medio terminar. Siempre a medio decir. Siempre a medio nada. Tengo una agenda que es basicamente para pintar monigotes. Y a mí mismo. Soy el monigote mayor. EL monigote más peludo. Entre lo pendiente o lo resuelto, aparecen dibujitos. Muchos dibujitos. Es para eso. Es para monigotes, yo y bichos a boli. Mucho boli. A tope de rayajos. Gastar boligrafo, me decían en mi casa de pequeño. ¡¡Deja ya de gastar los boligrafos!! Gastar tinta en nada. Como si hubiera que conservarla o los boligrafos fueran sagrados. Y asi es como puedo hacerlo, de buena mañana. Ponte con eso. Hoy escribes en el blog... Que... Que.... Nada, ponte. Esto es la tostada. Desayuna blog y hazlo. El café me lo hago en un periquete y ya. Y me pongo aquí. O entro en mí... Teclea como el que pedalea para subir una cuesta. La mañana es la pendiente. Las doce es el remanso de paz en el que pararse a releer esto. Busca algo de lo que hablar. Piensa en qué escribir. Llego aquí con unos pocos minutos libres y no tengo ni idea de lo que hacer. Puto artificio. Es todo un truco para no apartar la vista. Bla bla bla y sigue y sigue y sigue sin llegar a decir nada, solo encandenando frases y palabras como se funden los programas en televisión para que no haya pausas en la emisión. El truco no siempre funciona. Escribe. Escribe que ya es algo. Escribe ahora que puedes hacerlo. Escribe mienstras te sigan los dedos. Escribe de nada. Escribe aunque te vean no dar una a derechas. Mi proposito es siempre hacer algo divertido. No siempre se puede. Lo triste es divertido de contar a veces, desde la distancia adecuada. No siempre hay tiempo y casi nunca hay ganas. Vengo a escribir. Vale. Lo tengo claro. Pero qué.... No me pasa nada reseñable. Es una vida muy ordinaria. Aburrida hasta decir basta. Con mis apuros y mis cuitas pero todo muy de patio de vecinos de barrio muy normal. Un poco lo de siempre. Hablar de corazon o de lo que está n ebullición no siempre se puede evitar pero se intenta. Lo intento. Cierto es que ando en la edad frontera que da vértigo o a veces te da empujones o tirones como si estuviera en equilibrio en un cable invisible. Intento ahuecar las plantas para hacerme a esa incertidumbre propia de los años que tengo ahora, joder que me hago viejo, lo de todos, por eso decía de vulgar. De corrientucho. Es todo muy de provincias y poquito épico. Y me lleva a plantearme cosas un tanto grandilocuentes pero ando en cueros y de puntillas. Un día bueno. Más que suficiente. Una búsqueda de algo mejor. Encomiable. Voy perdido siempre. Pero cuando no hay nervios se vuelve medio agradable. Con la presión me pierdo. Como todos, imagino. Los propios límites. Los propios muros. Lo que uno se imagina o se impone. Sin darse cuenta. Las propias trampas que nos tendemos. A veces soy un sapo lento y con mucho eco al borde del río cantando y otras, como un rinoceronte acelerando en un aparcamiento y con esa tendencia a que me de el sol de lleno o a embestir columnas segun me apunte la luna, pues es todo un ejercicio de funambulismo mantener intactas ciertas cosas, ilusiones en su mayoría. Tendemos a romper cosas en caso de duda. Bueno, yo no tiendo ni aunque me obliguen. Se me quedan las lavadoras dentro del tambor semanas. Une co de humedad insufrible. Una cosa seria. Me vale con un rato de escritura. Me vale con un bocadillo de Nocilla que me voy a hacer ahora mismo en la sandwichera. Y voy a seguir. Determinación en seguir nunca está de más. Camino sin hacer o con el sendero ya hecho pero determinación siempre. A todo. Para todo. A tope. Para bien. A escribir de más, aunque no sea sobre nada. A masticar el sueño de anoche o lo que tengo en la cabeza dando vueltas desde siempre. Hasta que se me pierda o explote el ordenador. Seria mejor de otro modo pero es así. Estaria bien editarlo y proponerse algo más grande. O estructurado. O guiado. O con un principio y un fin. Una lista. Una puta lista. Un listado. Diez ideas de esto.... Diez consejos de lo otros.... Diez ejemplos de nosequé.... Cinco casos de nosecuantos..... O de otro modo, dialogado. Lo acabo de pensar. Algo en plan conversación. Se sentó a la mesa la autocmplacencia con la pereza y se pusieron a contarse cosas. Pues el otro día fui a la peluqueria le dice la pereza y no entré. Como una especie de cuento. Porque al final no hay historia. Es solo tripas que suenan. Un tentempie. Un alivio rápido. Pero no queda nada o casi nada. Pienso que al leerlo todo junto puede tener un sentido este caos reinante pero es muy posible que me autoengañe. Y pienso a menudo en lo de hacer entradas más chulas o con mas sentido pero no veo lo que simplemente hago. Y al final lo que permanece es lo que haces, simple o complicadamente, y me queda un vacio porque no es que esto esté muy lleno, y no me obliga a nada. Escribo con la barriga vacía o con la cabeza sin probar bocado. Son todo excusas. Pero como en un tamiz debe quedarse algo, lo contrario de los agujeros. Y tengo dos o tres cosas sobre la que me gustaría explayarme. Sobre el programa de radio. O sobre algunos grupos o discos que descubro y realmente me entusiasman. Y buscar. Cosas nuevas, en general. Voy a dar otro trago de café, siento que se agota la bateria. Mi gato me llama desde otra habitacion. Le he puesto albondigas. LLueve. Es domingo. Tengo el colchon en el suelo, el radiador a mi lado y el ordenador sobre el edredón. Un edredón de borreguillo nuevo que me regaló mi hermana este otoño. En la televisión hay una película de Cary Grant y Sofia Loren de la que no me termino de enterar. Tengo la guitarra aquí al lado, ayer casi terminé una canción. Casi. Siempre es casi. Con letra, melodía y arreglo. Cada vez lo hago de un modo más consciente. Más allá de dar solo golpes. Es dificil ser consciente. Que es un titulo de una cancioncilla penca de hace unos años que tenía por el soundcloud. Si describiese todo lo que hago, sería todo más concreto y directo. Estoy con las piernas cruzadas y los codos sobre las rodilllas, con el abrigo y el pantalón de pijama. Con ganas de este domingo de lluvia. No siempre tenemos ganas de lo que nos pasa. Ganas de lluvia si llueve. O ganas de domingo si es domingo. No es siempre así. Aunque debería serlo, porque es el único modo. La única manera. Hacerlo y ya está. Siempre no estamos cuestionando. Siempre los ojos de los otros son espejos en los que nos vemos deformados. Siempre haciendo balance o buscando motivos y razones. Siempre de vuelta al principio. Siempre con una explicación a mano o con un plan o con una idea. Trago a café y sigo. Y hay cosas que nos apetecen. A mí azucar que la he eliminado drásticamente de la dieta. Me hago mis meses sin refinada y me sientan estupendo. Es fuerte el enganche al azúcar. Con gestos como esos, un tanto banales o azarosos, contengo la mala salud galopante. La casa siempre parece caerse a cachos y veo cierta poesía en eso. Que no cogo un trapo ni para decir adiós. Me he empezado a escribir las letras en el cuaderno en el hago los garabatos y me apunto las fechas. A veces haces unas cosas y a veces haces otras y no puedes hacerlo todo. Te das cuenta más viejo. Que no hay todo. Que no hay muchas cosas. Lo mismo que no hay muchas personas. Parece un conjunto lleno de ojos. Una bandeja como de pasteles pero con pares de pupilas escrutadoras que nos hacen ser lo que otros ven. Somos lo que pensamos. Somos lo que decimos. Somos lo que pensamos y no decimos. Somos lo que decimos y no pensamos. Somos lo pesados que somos al pensar y decir pero sobre todo, somos lo que hacemos. Soy poco. Soy casi nada segun el día. Y somos, por descarte, lo que tememos. Somos el miedo que llevamos como un grilllete arrastrando. Esto es todo lo que pesa y lo que no nos deja andar o avanzar. Y eso me gustaria llevarlo a las letras con los truquitos que luego hacen que digan, pues las letras están bien. Aunque no se entienden. Siempre me dicen eso. O cosas parecidas. Vocaliza, me dicen. Y yo a mí mismo también se lo digo a mi cabeza a veces, vocaliza. Habla claro. Dime lo que quieres. Y como no habla, por eso me pongo aquí, a ver si se suelta. Voy a recargar café. Está la cocina en guerra y lo bebo en un bote de garbanzos. Conservo los botes de cristal. Por ninguna razón en particular. Y cuando no hay tazas, tiro de archivo. Eso siempre lo tengo pendiente. En pendiente con letras gigantes. PENDIENTE. Asi lo pongo en mi agenda. Y a la p de pendiente le sale un ojo y de repente, tiene una mirada y así van apareciendo los personajes, los monigotes, porque a la e le acaba creciendo un entrecejo y termina siendo una cara. Dibujo pajaros. Pajaros con cara. Que es facil. Dos ojos y un pico. Saco las alas de dos trazos y los ojos son siempre profundos y cóncavos, con otra letra tengo el pico, y las plumas de aquí o de alla... Son pajaros con cara y en reposo. A veces parecen buhos y otras, tucanes. Otras son gorriones con chepa. Gasto boligrafo con pajaros de dos trazos. Gasto el tiempo en eso. Bandadas de rayajos. Con boli azul o negro. A veces son horas y horas. Trazos gordos. Alas gordas. Contorno de ojos gordo como si llevaran gafas de pasta los pajarracos. Muchas veces me dibujo a mi mismo. La barba da juego para pintar rayas y más rayas. Y hago eso. Me tranquiliza. Aunque es una agenda. A veces he hecho lo mismo con los comics o los fanzines. Que es por echar el rato pero me gusta. Me dijo a veces. joder, pinta otro comic. Pero luego no me pongo. Los hago reusando papeles. Con los que me deja el cartero de las reuniones de la comunidad o en libros de instrucciones. Y eso tengo ganas de retomarlo. Es como el blog. O de buena mañana un dia pillo y digo, pues hoy o tiene que ser una noche que no duerma que me venza el insomnio. En la agenda lo hago sin una utilidad concreta. Para gastar tinta. Eso antes me tenia a maltraer. Ya no. Y lo uso para recordar cosas. O para tratar de olvidarlas. Y escribo muchas veces lo que tengo pendiente. Pendiente. Pendiente. Pendiente. Parece una merceria. Un puesto de bisuteria. Lo que viene a ser este blog. Y sigo. Es un mecanismo absurdo lo de aplazar lo que nos asusta o a lo que tememos. Quizá para sentir temiendo. Para mantener el dolor. Porque el miedo es lo que somos. Que nos da vidilla es lo que digo, que seguimos con eso. Que seguimos metidos. Que nos retroalimente. Es lo que viene de forma obsesiva a la cabeza. Es caldo de cultivo. Es imagen recurrente. Es la frase vacia. La muletilla. La pesadilla que vuelve. El temor visceral. De lo que tiramos cuando pensamos en algo que tememos al cerrar los ojos. Hay que ser valiente. Eso me lo digo a mi mismo mucho. A mi cabeza. Vocaliza, coño y sé valiente. Ve al grano. Con valor. Que no lo parece pero sí. Y haz lo que tienes PENDIENTE. Hazlo. Pendiente. Pendiente. Pendiente. No sé de qué pero siempre parece que estoy pendiente de algo. Luego le pongo una x a lo que está hecho con un ok o una x con un no si se ha quedado sin hacer. Cada cierto tiempo pasan cosas chungas como que se rompe una tuberia y se corta el agua o que se funde algo. Ayer el interruptor del radiador murió. Era un radiador viejo. Tengo la sospecha que gasta más que los nuevos. Tengo dos a Dios gracias. Y es, o pensaba yo, un calor mejor. Más antiguo. Y era más grande. No sé si tirará de más watios. Y bueno, pues tuve que buscarme otro a medianoche. Hace un frio terrible. Estamos a mil metros. He escrito sobre el frio aqui. El frio es una metafora cojonuda para mil cosas. La muerte. El desamor. El blog en si mismo. Este tono basureta de epitafio o de cosas importante cuando son todo mnucias. Cuando son todo minucias. Y estamos helados. El colchon en el suelo del salón es una medida desesperada. Por ses euros y media venden un saco de leña en el veinticuatro horas que tengo a cinco minutos de casa. una chimenea de emergencia para el temporal. Cuesta encenderla pero las llamas calman. Pero cuesta. Deberia poner mas chimeneas. Me gusta quemar cosas de manera simbolica. De manera literal tambien. Hay un punto de piromano en esto de escribir. Prender imagenes o recuerdos. Simplemente hacerlo. Combustionarse. Siempre es el tiempo y siempre es el hilo. In hilo tempore. Que no se o no me acuerdo qué significaba. Cuando paso la barrera del scrolling me doy por satisfecho. Es como traspasar la marca de un folio. Es como que ya he montado el bosque. Y es suficiente. Luego hay veces que me relajo y ya salen como cinco folios. Es una macha larga. Un ladrillo interminable. Es un poco la idea. Que los arboles no nos dejen ver bosques. Ser el bosque. Ser un poco de bosque. Hacer un bosque y perderse. Pero sobre todo perderse. El frio es una metáfora cojonuda y el bosque tambien. Hacerlo todos los días es lo que me gustaria. Pero no puedo amanecer con un chorizo de esta categoria a diario. Es que cansa. Se hace largo. Es pesado. Me tralla la cabeza y ya ni le digo que vocalice ni me pongo a entenderla. Se vuelve todo ruido y tintineo. Que es otro modo de búsqueda. Y me esmero en dejarlo resuelto. Sofia Loren es espia por lo que he pillado y Cary Grant está mosqueado porque no sabe si es buena o si es mala. Porque ha parecido que estaba conchabada con los villanos pero luego, no, era un truco para escapar. Cary Grant está hasta las trancas. Y las ve venir. No se qué de tratados y tal. Pero no me entero de nada de la pelicula He intentado googlear el título pero no ha habido manera. Si quito el borreguillo del radiador, el frio me abraza como si fuera un espiritu corporeo como brazos como largas vides. Y me llega a los huesos. Ya queda menos. Setenta dias de invierno. Quiza sesenta y muchos. Es nada, los dias van corriendo. Como sin direccion. Como espantados. Qué quiero hacer con mi vida, me dijo mucho a mí mismo. Vocaliza, sé valiente y qué coño quieres hacer con tu vida. Como si te quedara mucha. Como si no fuera un suspiro. Como si no cambiase todo como el viento. Como el aire. Como si tuviera certeza de algo. Con lo viejo que soy, da un poco de vergueza lo del diario de insensateces y loco propósitos. Esto de las poesias alargadas con la cotidianidad tonta y los sueñecitos o las pesadillitas o los juegos de palabras, es gastar boligrafo virtual, es gastar teclado, es gastar dedos, es gastar ganas, es gastar la mañana y no tener nada o casi nada. Voy a recargarme el café. Que tengo una cafetera llena y flamante. He estado un par de semanas sin cafè. A modo de limpieza. Como lo de la azucar refinada. Lo mismo. Me quito un tiempo. Dejo de comprarlo en el super. Lo voy aplazando. Lo dejo pendiente. PENDIENTE. Y eso que me quito. Eso que te llevas. eso que me queda. Es parte de una letra. Una enumeración, Hay letras que son enumeraciones. Es un clásico. Podía hacer una lista. Trucos para hacer letras de mierda. Consejos de mierda para hacer letras de mierda para tus canciones de mierda con tu grupo de mierda. Tiene gancho aunque parece una mierda. He rellenado cafe. Tengo el power again. El bote de garbanzos equivale a media pinta, creo. A Stanley Donen production, ha salido en la pantalla con la pelicula de Loren y tal. Se ha acabado de golpe. El otro día me tragué Los tres días del condor, tambien de Stanley Donen creo. Me sorprende estas casualidades. Hace dos domingos vi tres seguidas, en distintas cadenas, del mismo guinoista. Qué casualidad. El de Sonrisas y lagrimas. No recuerdo el nombre. Pero al verlo tres veces en los titulos de crédito de tres pelis al azar, tres pelis de domingo al azar, pues me quedé flasheado. No hablo de cine en el blog. Tampoco es que esté muy en eso. Ni de series, podría dar la vara con eso. Pero no. Me he terminado la temporada última de Black Mirror. Muy guapa pero pelín floja. Siempre hay dos o tres episodios que claramente flojean. Pero bueno, a quién le importa eso. El que la vea tendrá su opinión y el que no, ni le suena de qué hablamos. Las series son un poco timo. Si es buena, más grande es el timo. Eso opino. Pero vaya. No es que siga ninguna o casi ninguna. Estaría bien escribir sobre eso. Series. Películas. Ficción. Todo lo es. Esta semana he ido dos veces al cine. Hacia años que no iba al cine. Años. Y de repente, dos veces. En la misma semana. Y esto es a lo que me refiero con lo de diario de adolescente. Escribir sobre lo que has hecho, lo que has visto, lo que leido... Es un poco como lo que me pasa siempre. Años sin ir y dos veces en una semana. Un anuncio con musica de los Ramones. I dont anna grow up. Me encanta esa cancion. Y deberia poner otra pelicula para ignorarla. Una tumba al amanecer, con Heston. Perfecta... A veces son las voces de los dobladores clásicos lo que realmente me abstrae. O eso creo. Y eso que te llevas. Eso que te quitas. Las peliculas. Las palomitas. Eso que te quitas. Los restaurantes. Salir de cita. Eso que te quitas. Las moviditas. Las escenitas. Eso que te quitas. Las enumeraciones suelen funcionar con las letras. Sería como una enumeración doble. Eso que te quitas. Eso que te llevas. Las movidas. Las peleas. Eso que te quitas. Las salidas. Las excusitas.... En ese plan... Eso que te llevas, eso que te quitas. Como coletilla en el puente. Como saldando cada párrafo. Con uno. Y con lo otro. Como a dos bandas. Un rollo así. No sé si funcionaria. Eso que....
Me estoy esmerando en lo de escribir las letras. Lo intento. Persisto. Es lo mejor que puedo decir. Persisto. Ya me vale. Con la cantidad de mierdas que escribo aqui, como para no sentarme a escribir las letras. Lo evito. Por pesadez. Por monolítico. Por ser algo inmóvil. Sin vida. Aunque es necesario, estoy de acuerdo, tarde o temprando pero es de ese acto mismo de escritura del que desconfio. De desnaturalizarlo. Que no sea fácil. Que no sea inmediato. Desconfio de la composición. Lo que realmente funciona sale solo. No me creo lo retorcido. Huyo de lo artificial. Del engole. Del rollo super de oirse a uno mismo. De recrear lo que sientes. De repensar lo que han sentido. De racionalizarlo. De darse bombo. De darse boato. De cocinarlo de más. De que quede pasado. Lo prefiero crudo. Lo prefiero recién cogido del árbol. Lo prefiero que caiga maduro. Es el camino largo. Es un puto coñazo, estoy de acuerdo. A veces pienso que debería borrarlo todo. Un día lo haré. que coño. EL gusto de borrarlo todo. El gusto de desaparecer. Y parece que no pero condiciona el papel. O condiciona la pantalla. Condiciona el fondo blanco. Es mejor solo pensarlo. Repetirlo en la mente hasta que cuaje. Y si lo hace asi, por fuerza tiene que ser mejor que lo que sale escrito. De aprenderlo sin escribir y no parar hasta que salga de corrido y se quede en la memoria. De en plan me siento y lo escribo, nunca es igual. No es como el blog. Se parece a tirar un puñal, lanzar una espada, tensar un arco, es una tensión... Son pocas palabras. Si tengo algo dentro, lo saco a fuerzas de parrafos y la cancion es para gritarla. Con algo para contar, pues aqui tengo desierto de sobra. Me siento y lo escribo. Lo que funciona con el blog, no es igual para cantar. Ponte y hazlo, hagas lo que hagas. No lo juzgues porque lo borrarás. No te cuestionas. No lo leas o vomitas. Ponlo y punto. Dale y ya. Ponte a ti mismo en ese punto y ya. Ponte a ello, a lo pendiente de siempre. a lo PENDIENTE en mayusculas, a las pendencias y a lo penitente, a las penitencias, a las imperancias, a las impotencias, a las imperiosas necesidades, pintalo y gasta. Gasta boli. Gastate tu. Gasta tiempo. Gasta tu actitud de mierda. Gasta todo lo que tengas y vuelcalo en algo que merezca la pena. Acaba con todo lo pendiente y manda a la mierda ese nervio tonto o la ansiedad de espera. Da un paso al frente y pégale una patada al abismo siendo tú y ya está. Qué otra cosa se puede hacer. Y darlo por concluido. No hay otra. Hasta aquí hemos llegado.
Bueno, amigos de mi blog, estoy escribiendo esto con autocorrector y me he figurado como sería dejar lo que propone y lo que completa sólo el cacharro porque actualizo con el móvil y así, le doy más vidilla a mis esperas o cotidianidades, justo ahora espero a que acabe una lavadora de ropa roja.
Siempre se quedan fuera por miedo a que destila. Ves. El autocorrector no admite desteñir. Destiña me cambia a destila. Admite antes destina. Que será lA mujer de Sr
DESTINO que lo ha puesto en mayúsculas por voluntad propia. El autocorrector tiene su propia poética. Se destila y te mides. Me cambia jodes por mides
Te mides y se destila
Que tengo que tender, vaya. Siempre hay procrastinación en esto
Es para eso. Pues claro
Me mido y me desfiló. Odio tender casi tanto como fregar platos. Odio hacer tareas de cada en general y me cambia casa por cada... Cada vez que le de la gana. Ok. No voy a oponer resistencia al autocorrector. Resiste pasivamente y que se entienda todo ad semsum...
Y q ver....las q m las hace q por usarlas apreciadas con las aplicaciones del teléfono y me cambia abreviadas por apreciadas y estos cambios no son a cuenta de nada.... quiero decir que escribo y al dar a espacio... se cambia y sin más
.... O entro y voy atrás a cambiarlo o así se queda. Con las tildes ae agradece ese cambio automático como el que le da al interruptor de acentos. Con los cambios injustificados de adjetivo Es mas azaroso.
pienso que tenemos autocorrector al oír a los demás y esto es un poco black mirror que ayer vi dos episodios de la nueva temporada y me dejaron cuajado como siempre
Un autocorrector mental
Es muy Charlie Booker. El n2 lo dirige Jodie Foster. Como dato. Arcángel se llama. Va un poco de esto que digo. No voy a hacer spoiler pero lo recomiendo.
Antes odiaba el autocorrector y lo de autocompletar. Nunca lo usaba. Iba más rápido sin eso y hablo de cuando los sms. Que eliminaba vocales y metía palabras a presión en los mínimos caracteres. No se si eso nos achica la chola o nos la exprime o la economía pporque ya no existe. Y me cambia esto existía por economía y no dé por que. Y de por se. En fin. Descifrar erratas y joderse con ellas.
Siempre puedo desactivarlo
es avance o retroceso
A nivel neurológico y aplicamos esas mierdas a los demás... cambiamos palabras por que si
Como me hace esto. Escuchamos a los otros con la función autocompletar en nuestro cerebro. Como el robot enmendado de esta pantalla sensible. Y me cambia enmendador por enmedado.
Autocompletamos al escuchar que no es muy distinto que autoescucharnos cuando hablan los otros. Parece una paradoja pero es como vernos en el escenario dando réplica muda a otro. Vernos escuchar y vernos pensando en lo que nos dicen.