pues tengo una agendita que uso para emborronar y que me regalaron, en blanco que es un dato curioso o eso creo lo de que que me regalen cosas en blanco, como cuadernos, libretas o pequeñas agendas tipo Moleskine para que las llene de... nosequé.... Para tus movidas, me suelen decir después de quitarles el papel de regalo, y siempre digo gracias, claro, qué voy a decir y me quedo un poco pallá y suelen añadir, para que escribas, y tus cosas, pues para los dibujos, los escritos,y todo eso, y repito lo de gracias y pongo cara de gracias, y que va a la cola, me dijo y que será para las cosas por hacer pienso yo, que es algo como poético y que quizá nunca llegue a terminar que ya no lo es tanto y es algo curioso, por eso escribo de ello aquí, lo de los regalos en blanco que es como un paquete de experiencias de esos que se compran en grandes superficies y que lo mismo vale por un fin de semana en casa rural que por una sesión de spa y masaje y que a mi siempre me da el punto de que el que lo regala no quiere calentarse mucho la cabeza, no se parece tanto en realidad, a los cuadernos en blanco que a mí me regalan y lo de que me ha pasado en muchas ocasiones, media docena de cuaderno en blanco, es curioso, ¿no? y que acaban o han acabado perdidos, o a la cola y se han apalancado durante años en algún cajón y en algún momento pues hicieron falta, y las he usado para eso, para apuntar las citas, los plazos, los calendarios, las fechas etc En plan agenda. Sin tener los días impresos ni nada. En blanco del todo. Sin meses ni semanas. Ya iba yo poniendo. Semanas 1. Semanas 2. Enero. Lo que fuera. Lunes 1. Martes 2. Miércoles 3. Etc. Para llenarlas de planes y sobre todo, para pintar monigotes que es lo que siempre acabo haciendo, son agendas de garabatos más que otra cosa y se llenan solas. De caras. De autorretratos. De dibujos de pájaros. De perritos. Y tengo mi método. Para las tareas. Los dibujos no siguen ningún orden. Intento llevarlo palante. Las movidas. Y todo lo voy tachando con una x casi siempre y cuando sale bien con una o y una k, en plan ok y si está pendiente pues le pongo encima una P. P mayúscula y X mayúscula si son cosas importantes. Y dibujo ojos. De todas las esquinas sale un ojo que me parece igualmente dato curioso porque simbolizan importancia, a más ojos, más pendiente, o sea, una P más grande y etc. Tengo agendas de cuando tenía 20 años por ahí guardadas o por ahí perdidas, más bien. La actual la llevo más o menos al día desde enero de 2017 y me ha sido bastante útil para planificar los conciertos del año pasado y en general para hacer balance, a diferencia de otras agendas ya con las semanas, los meses, los días, y todo ya en su cuadrícula pues, a ver, he hecho una pausa para poner un disco de Sebadoh, uno de los antiguos mientras en la tele está Golpe en la pequeña China que tiene un doblaje de pena por cierto y voy a poner la tele en mute que me está poniendo tonto y pierdo el hilo, o sea, a ver, retomando, que los días son para emborronarlo y las agendas para gastar bolígrafo que es algo que antes era malo, pero ahora lo veo bueno, ya os conté que me decían de chico, solo te dedicas a gastar boli con garabatos y monigotes y era y es verdad, pero lo veo bien o cada vez mejor, que es la ansiedad de las cosas por hacer. De lo que vamos arrastrando sin hacer. Las cosas sin hacer pesan más que las hechas. Pesa más lo que crees que pesa que lo que pesa en realidad. Mi frase fetiche a la hora de recoger los trastos después de un concierto. Pesa más todo en tu cabeza y es más drama llevado a la tinta. La tinta es inapelable. Se va a todo. A los dedos. A las yemas. La tinta es el punto final. Gastarla es lo apropiado porque conservarla porque sí dentro de los bolígrafos de publicidad pues no vale para nada. Antes decía que esta agenda en blanco o cuaderno, me ha permitido organizarme de otra manera. Entre mes y mes, y dudo de si lo habré escrito ya por aquí, seguro que sí porque soy más pesado que un cura de pueblo, pues dejo dos hojas en blanco. Una. Enero, por ejemplo. Y dos hojas, dejo. En blanco. Como toda la agenda o cuaderno cuando me la regalaron. En blanco. Dos hojas, una en la que se presenta febrero. Y la de antes, para evaluar enero. Dos. Y con la P de pendiente en una esquina. Y en la otra, reflexión. Que es una cosa nueva que no había hecho en ninguna agendilla anteriormente, dejar un espacio en blanco para sacar conclusiones. Que al final, nada. Ni lo uno ni lo otro. La gente utiliza la expresión coser y cantar como para algo fácil, pero no. Ni lo uno ni lo otro. Anda que cantar no es dificil. Bien. Canturrear puede ser más o menos sencillo pero cantar bien, no. Y coser, igual. Dar cuatro puntadas atravesadas, ok. Pero que quede bien, como nuevo. Que no se note el hilo. Que va. NO es nada fácil. Ni lo uno ni lo otro. Ni coser ni cantar. Y al final, en la agendilla del 17 y lo que llevamos de 18, pues ni espacio en blanco, porque acaba siempre pintarrajeado que es una palabra que me encanta, va mucho más allá que pintar o que pintado, pintarrajeado es una palabra preciosa, esa forma de derivar los verbos, el prefijo con erre, -rrajeado para aplicarselo a todo lo que yo personalmente hago o dejo por hacer. A todo lo que empiezo. Un vecino no deja de dar golpes y me pone de los nervios. Es una buena metafora del mundo exterior. Suena como mi puerta. Por eso me rayo. Como si llamaran. No llama nadie, ya. Pero bueno, pierdo el hilo. La agenda es para eso. Para todos los hilos perdidos. Para tenerlos perdidos en el mismo sitio. Y bueno. Si me pierdo mucho, pues empiezo.... Otra vez, punto. Punto y aparte. Y empezamos.
Hola. Hoy es domingo. Me he despertado temprano. Ayer me dormí muy temprano también con la panza llena y con medio litro de cerveza dentro. Antes de la diez estaba con los ojos en pie. No me he levantado realmente hasta las once. Y con las piernas como si tuviera que volver a armarmelas. Como si fueran piezas externas al cuerpo. Tengo el salón con zafarrancho, y patas arriba, y lo notan mis patas cuando me voy arriba, como hoy y tras caer zombi. Tengo el oido izquierdo pitando como si se hubiera accionado una alarma. Tengo el cafe con leche en vaso de caña en el suelo. Hace dos días le di una patada al vino y se cayó la botella. Viña Albina 2009. Cosa fina. Lo pillé con una camisa y la mancha roja parecia sangre fresca. Casi me mareo. El colchón de matrimonio está en el suelo del salón. Por suerte cuando se cayó el vino no le alcanzó. De milagro en realidad. Todo gira en torno al radiador. Muy parecido al que sale en la portada de hoy de el Periodico. Que chulo el III de Sebadoh. Tengo que hacerme con un cargamento de cedés grabados. Lo de grabar cedés es como vintage pero lo sigo haciendo, a veces obligado para llevar a sesiones y tal y otras, porque me gusta. Es domingo hoy y son las doce. Tengo el ordenador encima del endredón de borreguito que me regaló mi hermana y que es precioso. Tendría que poner hoy tres o cuatro lavadoras. El puto cuarto de la lavadora parece que se ha inundado. Inundado de ropa sucia. La cocina le meti una buena avanzada el otro día pero aún no está acabada del todo. La segunda planta es una verdadera guerra. Y la parte de fuera parece que es el escenario después del paso de un tornado. Ropa por todos sitios. Cosas rotas, algún que otro tiesto. Zapatillas...<<<<<<<<en fin. Bolsas. Odio hacer descripciones. Tampoco es que me guste mucho las listas de la compra. Eso lo pongo en la agenda. Y también lo que tengo pendiente de la casa. Y voy a echarme otro café porque me duermo con esto. Volver a empezar. A todo. A tomar café. A vivir. A poner lavadora. A buscar motivos o motivaciones para seguir vivo. Para llenar todos los domingos vacíos que nos acechan. Qué era esto. Qué era lo que realmente queríamos hacer, aparte de beber vino y tirarlo al suelo. Puede parece que soy un cúmulo de torpezas y lo soy. También si usas el suelo de repisa, estás llamando a los charcos. También lo uso de cenicero. Es todo una búsqueda. Y me dedico a enumerar. A hacer listas de cosas pendientes. Cerca del radiador. Meando y poco más. Y hablo de esto, no sé bien por qué, que ya me vale. Por partir de cero. De aquí. Lo que tengo aquí. Es una mierda de organización. Lo del colchón en el suelo es porque el dormitorio está casi vacío de cosas. Y el frío. Todo lo que tengo alrededor, se organiza para huir del gran enemigo, el frio feroz. Que nos silba por las ventanas y nos amedrenta por medio del viento o nos golpea directamente en las persianas como si tuviera que llamar a la puerta, como si no entrase por cada rendija. Qué importante es seguir al sol. Alerta illuminati. No, en serio. Qué importante la orientación sureste. Que importante es saber dónde estás, dónde sale el sol y por donde se va. Que importante, en general, saber por donde vienen las cosas y por dónde se van. Los por qué o los porqueses o las porquerias o las porquerizas de los porqueses, de los verdaderos motivos y las genuinas razones, de las verdaderas y ocultas motivaciones que activan nuestros mecanismos de respuesta. Por donde llega, por donde se llega, por donde te llego... Los por dondes. Los por cuales. Y los pues mira por dondes que también son bastante útiles para darte cuenta de lo que pasa alrededor. Estar un poco despierto, que no lo estoy desde anteayer creo. Y escribirlo. O pintarlo. O pintarrajearlo. O escribarrajarealo. Dar palos de ciego con medio ojo abierto. Mi vecino sigue dando golpes. Tengo buenos vecinos. No hacen muchas obras, ni mucho ruido y nunca o casi nunca se quejan. Si alguna vez me han dicho algo, era por lo crecido del árbol y que les entraban las ramas. Pobrecitos. Llevan toda la razón. Me dan pena mis gatitos. Aunque será en otra entrada en la que hable de eso. Esto era para hablar de hoy y de mi agenda llena de garabatos y borrones. Lo importante que son los borrones. Es eso a lo que me refiero. Por lo que venía todo. La importancia de borrón. Y seguir con la misma cuenta. Tener todos los borrones en cuenta. Que es trabajo también. Y lo que comentabas antes de perderme del todo varias veces. Lo importante de dejar un sitio para pensar en ello. Para ver lo que has hecho y lo que no. Y el significado de ello. Lo de las reflexiones.... Que sí: Que demasiada reflexión tengo ya aqui enumerando lo que me rodea y haciendo descripciones de las tareas de la casa, que ya me vale con la puta procrastinación, en lugar de ponerme a hacerlas y punto. Fregar. Barrer. En dos horas, lo dejo todo bastante en orden. Con un poco de leña en tres horas, tengo hasta una chimenea en marcha. Siempre hace frio, con o sin llamas. La única opción es estar pegado al radiador y ponerme una manta encima. De unos años para acá, me liberé de la culpabilidad de mi consumo energético. Por pura supervivencia. Pero es mi gasto anual más abultado, que qué penica, pero sí. Las putas facturas de la luz de invierno son una puta locura. Es como tener un cultivo de interior. Yo mismo me cultivo mi calor a mí mismo porque muero de biruji y en la ducha, al cambiarme o movidas, la paso puta. Es el frio. Que en el blog ha aparecido con frecuencia. Reflexiones acerca de pasar frio y viendole épica, la lírica, la metafísica o la parte buena del temblequeo. Y me he vuelto a perder, amigo.
Hola. Qué tal todo. Espero que bien. Sigue siendo domingo. Cada vez es más domingo. El domingo por la tarde, me atreveria a decir es más domingo que el domíngo por la mañana. Son las doce y media. Intensa sensación de no haber dado un palo al agua. Me está sonando el móvil. nada importante. Me decían que no de otro sitio. Un no mejor. Así se llama la última canción que se me ha ocurrido. La la la. Me hago pedazos con el la mayor. Es una tonteria de canción pero mola. Un no mejor. Un no más conseguido. Uno que no sea un no del todo pero que aunque sea no, suene a casi que sí. Que es no. Que sí. Que es no... Pero casi. Casi que ni caso. Casi que no. Siempre no. Siempre escuchando no pero cada vez suena mejor. Un no que suene mejor. La letra va de eso. hace unos meses dijo un conocido: Es que tener, joder, tener un grupo es para que te digan que no. Diciendole a otro que buscase los conciertos: Que te digan a ti que no. Y es verdad. Que es jodido. Que te digan que no. No aquí. No allá. No hay sitio. No lo veo. No tiene espacio. NO hay hueco. Tengo la programación completa. Tal vez mas adelante. En fin, y todo el surtido de excusas que se ven en estos casos. Hay que llevarlo con cierto estilo. EL no constante. EL no permanente. No tomarlo con quina. Con mala baba. No significa nada. Lo normal es que sea que no. Ese café que dije que me iba a echar, acabó siendo una P, una P de pendiente y no lo eché. Voy a ello. A ver donde me dejo esto.
Hola. Empiezo de nuevo. Tengo el cuerpo super cortado. Ayer me puso fino. Me sienta todo regular. Y vuelvo, a lo que venía a contar: mi agenda para garabatos y monigotes. Que no se parece en nada a los cuadernillos esos para hacer bocetos. De hecho, no son bocetos. Esto es importante. La cosa es que no es esa su función: Si llevase una libretita para hacer dibujillos, o mis apuntes al natural o como quieras llamarlo, pues no tiene chiste ninguno. Pues no. No es eso. Apunto cuando tengo la itv. cuando tenemos ensayo con el grupo, cuando tengo que hacer o devolver una llamada, las cosas del banco o de pagar cuotas o facturas, me apunto las fechas límite, y después voy tachando conforme se pasan los días. Y el dibujito o el monigote aparece en ese proceso de tachado de cosas. El dibujo estaba ahí abajo, o encima, medio escondido en los trazos. Y aparece. Ese proceso pasa con otras cosas en las que nos metemos, que nos desvivimos, que buscamos, pasa en otros ámbitos de la vida, el dibujo está detrás, el mapa, la ruta. Es todo un poco místico o tiene un cierto componente anímico. La agendita es bastante más prosaica. Ahora lo que más me jode y lo que más en negro y remarcado y recalcado está es la fecha de la ITV, Que me han jodido bien a mi cochecito molón que el pobre en breve cumple diez años, o ¿los ha cumplido ya? No lo sé. Quizá. O anda en nueve y este es el diez. Sinceramente no lo sé. Va como un tiro. Tiene muchos bollos pero es un fenómeno. Tenía una luz fundida. Pero vaya, me han sacado mil polladas absurda. No tiene muy buen aspecto pero va perfecto, y tiene, como la agenda, su pinta de borrón, de tachadura porque está lleno de tachaduras y arañazos, pero sirve. Mi coche es amor. Estoy en esa frontera de ver qué coño voy a hacer con él de aquí en adelante. Cómo voy a afrontar la vejez de mi utilitario. Da para otra entrada de blog. Para pormenorizar achaques y choques. Y ver qué coño hago. Para planear. Para hacer planes. Para eso me ha servido el coche y me sirve todos los días la agendilla en blanco llena de monigotes y garabatos. Lo de los garabatos recuerdo que se lo veía hacer a mi madre mientras hablaba por teléfono, que lo hacía a menudo y durante largos espacios de tiempo, y dibujaba florecillas. Jarrones. Con flores. Pequeños redondelitos. Dibujitos geométicos. Que parecían flores. Pétalos y más pétalos. Pistillos geométricos, a partir de un círculo o un cuadrado y dándole muchas vueltas, remarcando mucho. De un modo medio automático. Y como sin darse cuenta. Y por supuesto, sin darle la menor importancia al dibujo. Casi sin mirar al papelico. Con la vista perdida. Y creo mucho en el proceso artístico, así. Como sin darte cuenta. Como ausente. Como poseido. Pasando un poco de lo que haces. Que lo mismo esto es una gilipollez como un castillo, no lo descarto. Pienso en esto a veces. En hacerlo sin querer. Como el que no quiere la cosa. O en las letras de las canciones que es algo de lo que hablo por aquí con cierta frecuencia. Intento de letra mas que letra propiamente dicha. Mi teoria sobre las letras que triunfan. Y debería de dedicarle otra entrada a eso. Joder, se me acumula el trabajo. Son siempre hechas como sin querer. Como sin darse cuenta. Por eso se pegan. Por eso se vuelve pegadizas. Porque sin darte cuenta se te mete dentro. Sin querer, se pega al oido. Porque no está compuesta o no sobrecompuesta, no es demasiado artificiosa. Que no es empeño. Que no es metida con calzador. Que es un mal de la poesía, que desnaturaliza el lenguaje común. Joder, debería salir a darme un paseo. Y que me de un poco el sol en la cara. Cambié de disco hace un rato y es bien chulo, por cierto.Me quité los pantalones del pijama y estoy bajo la manta. Tengo que finiquitar lo que quería decir de la agenda. Como novedad con respecto a otras agendas, siempre más para dibujitos inconscientes que otra cosa, pues nunca dejaba espacio para nada más allá de los días. Hacía las casillas para cada día muy grandes. A tope de lo que diera la página. Sin márgenes. La novedad en 2017 fue dejar una hoja en medio. Una hoja de refresco. Bueno, dos en realidad. Dos páginas entre cada mes. Una página para preveer y otra para evaluar. En una esquina ponía reflexión. O reflexiones. Y anotaba una frase. O iba anotando a lo largo del mes. Frases cortas. Ideas concretas. Cosas. Cosas cortas. Muy concretas. Para tenerlo en cuenta en el mes siguiente. También lo que se habia quedado pendiente de un mes para otro, bajo una P mayúscula enorme. He puesto otra cafetera, me da que no salgo de aquí hasta las tres. A ver. Que no me pierda. Recapitulando: Reflexiones, Pendiente y lo próximo. Pendiente lo pongo en mayúsculas porque es como importante. Como ojo. Ojo cuidado. Ojo con lo pendiente. Reflexiones son las frasecillas cortas. Que las reuniré en otra entrada. Mucho trabajo acumulado, creo. Lo próximo es la otra hoja en blanco antes de cada mes. Un poco de aire. Esa la divido en cinco áreas. Hago unos cuadraditos. Las cinco cosas que hago. A lo que me dedico, digamos. Que si trabajo. Que si tareas de casa. Que si grupo de música. Y voy evaluando retos conforme a lo del mes anterior. Son un montón de pequeñas cositas pero la idea básica es esa. Distinguir las dos o tres facetas o los dos o tres ámbitos en los que haces cosas y vas escribiendo fechas o lo que quieres sacar en claro del mes en curso o lo que has sacado del anterior. En el caso del grupo o las canciones, pues hago un pequeño apartado con las fechas que ya tenemos confirmadas, o las que espero que digan algo o gente a la que tengo que escribir, etc etc etc. ¿De qué sirve toda esta mierda? Pues de nada. Porque al final solo me dedico a meter monigotes. A dibujar sin querer encima de todo eso. De todo lo que tengo que hacer o terminar. Solo eso. Y pienso: Es que es para eso. Es para no hacerlo. Es para pintar encima. Es para llenarlo todo de ojos. Es para compartirlo y que se saque de dentro. Es para reducir la ansiedad. Es para verlo en un papel y no tenerlo pululando por la mente, como un fantasma que vaga. Es por capturar los pensamientos con tinta. Es por exprimir la nube en la que viajan. Es porque le llueva al sembrado.Y tiene sentido. Aunque si ves el cuaderno, lomenos que parece tener es sentido. Pero lo recomiendo. Son necesarios los garabatos. Esa es mi reflexión: Los garabatos son necesarios. Los garabatos son imprescindibles. Los monigotes tienen que salir. Sin ninguna utilidad. Sin ninguna intención. Solo para gastar boli. Solo para perder tiempo. Solo para no volverlo locos con lo que no hacemos y nos pesa. Solo para eso. Otro café y ya lo dejo.
Otro día le hago fotos a la agenda y os enseño los dibujicos
Aparte quiero sacar del móvil un montón de foticos que tengo del jardín y subirlas aquí
estoy escuchando esto
luego me he pasado a esto
y he terminado con esto
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