Cuando iba por barrios chungos con mi cara de adolescente al que era muy fácil robar pues evitaba las miradas directas, clavaba los ojos en el suelo y apretaba el paso lo más posible y ya de pequeño era yo fornido y bien grande y andaba con zancada larga y le daba fuerte a lo de andar rápido, algo que es algo así como un orgullo estúpido, lo sé y lo reconozco pero siempre me ha hecho sentir orgulloso, lo de andar rápido y cuando ponía modo sprint en Chinatown, pues avanzaba muchos metros al poco de doblar cualquier esquina y me quitaba pronto de enmedio. Quitarse pronto de enmedio y teorizar poco, era el tema. Para no quedarse sin los dos talegos y llevarse un susto a estrear. Pues eso, que andar pues ando rápido. Y hay de quien conviene hacerlo, andar y rápido, huir, poner tierra,y mujeres, chicas, muchachas, señoras de las que hay que huir, y andar rápido pero que muy rápido y en dirección contraria, y ya está. Tú por allí, yo por allá. Es infantil, de acuerdo. Pero funciona. Me voy. ¿Por dónde? Donde no estés tú. Y ya. Sin más. Porque, te roban. Es lo mismo que el barrio chungo, y si tienes cara de querer amor, es como si llevaras una pegatina en la frente, pegámela, por favor y aunque es en otros ámbitos o aspectos, viene igual de bien lo de apretar el paso si es a sisarte, puede que el corazón, puede que la energía, puede que la seguridad, puede que te quiten vete a saber qué, te puede quitar hasta lo bailao, si te prende el remordimiento, fíjate bien lo que te digo, que mal encajado el tema, te quitan hasta el sudor de tu frente o lo que es peor, que vengan a quitarte pero no sepan ni el qué y que nada les valga en el barrio chungo te comes dos ostias y en lo de ellas, pues te deja tocado, es un como que te revuelque una ola que te pilla de espaldas y no te esperas, no es solo lo que te roban o lo que te quitan o lo que te quieren cambiar, es que pretendan alterarte el alma, ese vértigo de salirte de tu ser al antojo de un ser con mucha querencia antojadiza o peor, lo mismo pretenden simplemente quedársela, la casa. el alma o simplemente, todo y quizá sin motivo o por colección, por gusto o por reto, o porque tanto les da. Lo mismo no se dan ni cuenta, quizá ni lo sepan. Ni se les pasa por la cabeza. Te quedas jodido y te quedas mal, eso es lo que cuenta. Te quedas jodido. Como una casa robada. Como un cajón sacado. Te quedas violado. Apretar el paso, ni siquiera sonreir. Ella es monísima estamos de acuerdo, a pesar de la nariz. Es una ruina. Dame una ere. Dame una u. Dame una i. Dame un ene. Dame una. Rui. Rui. Rui. Na. Na. Na. Lo es, joder. Ella lo es. Lo era la verdadera ella. Aún más guapa. Aunque no con el súper cuerpo de ella de ahora. Ambas con sus narices maravillosas. Te quedas jodido. ¿Es que no se nota en lo que escribo? Y esa mierda de recuerdos... Esa fijación con las narices de mentirosa... ¿Qué te crees? ¿Qué no son verdad los cuentos? Son mentirosas. Es su destino con semejantes narices. El destino está en los nombres, siempre os lo digo. El destino está también en las narices. En el túnel de nuestro aire. Aprietas. Apretar siempre, el paso. Pero para todo me vale. Si hay dudas, aprieta. Y no hagas mucho más. Ni siquiera devolver miradas. No mirar. Es importante. Es muy importante en los barrios chungos no mirar. No se mira la miseria, porque es común a todos, no hay curiosidad porque si no, no eres de allí o no cuelas y no hay miedo. La mirada de miedo. Ella me decía tus ojos de niño de miedo. No es exactamente miedo. Tampoco creo que sea curiosidad. No sé lo que es. Sigue ahí. Lo tengo aqu, en cada ojo. Es eso raro que se interpone entre lo que veo y lo que el cerebro descodifica. La hipermetropía hará lo suyo también. Hace poco quedé con una chica que pretendía convencerme de que no tenía lo que tenía en los ojos sino miopía. menuda chica. Insoportable. Estoy un poco harto de citas. Luego me la encontré al par de días y ni me saludo. Cierto que no hubo química pero un hola tampoco hubiera estado de más. Me da igual por otro lado. No digas que te da igual si no te da igual, me decía ella con frecuencia. Me da igual. Ella. La frecuencia. Lo que me dijera. Aprieta el paso. Mira al suelo. Hay gente a la que a veces, de noche, de copas, ni escucho... Los veo tan negros, tan oscuros... Tan borrachos. No sé. No pierdo ni un segundo, puede parecer borde pero siempre intento hacerlo con su poquito de tiendo o de vista. Pero que a poco que el tipo meta la gamba, pues corto de plenoy hasta luego.Muchas veces he debido de ser yo el borracho insoportable. Ahora bebo menos pero debo seguir en los mismos índices de baja receptividad ante desconocidos. Toda una vida. Aprietas el paso. Ni siquiera sonríes. qué más da.
No es nada.
Así es la vida.
Así son las cosas.
------------Es así...__-----------
_______Es una pena.______
------Es una injusticia.-------
------ Es un... Lo que sea.---
No.
Joder, no.
¿Y...? ¿Qué? Son juicios de mierda. Es... No es... Y, ¿qué? No valen para nada. Esos juicios de mierda que parece que en verano se reproducen como cucarachas y así anda la autoestima con cuatro patitas y arrastrada buscando rendijas. No valen nada esos juicios. Son juicios de mierda. Y es un rún rún estúpido...Son tonterias. Que me vienen sin parar a la cabeza y que parece que el verano los aunmenta, que el calor los reproduce en el aire, que suben desde el suelo como masas de aire caliente y ecplotan las partículas de remordimiento. Mientras los demás están en la playa. Felices en la playa. Felices soportando la arena de la playa colándose por todas las rendijas del cuerpo. La verdad es que siempre odíe la playa por eso de la arena y, en un momento dado, decidí olvidarlo. Pensé: olvida la arena. La playa mola. Joder, es verdad. La playa mola. ¿Vas a dejar que no te molelaplaya porque la arena o la sal se te pegue a la espalda y te moleste la camiseta? Olvídalo. No es tan insoportable. Eres capaz de tirar con eso. Y así. Apreté el paso. Se me olvidó. Eran otras vidas. Pienso en mis veranos de veinte años y eran, a su manera, tan aburridos e insoportables como los de ahora. Bastante distintos en muchas cosas, pero muy parecidos en la permanente insatisfacción. Me pregunto si será un modo de vivir y no un conjunto de vivencias. Me veo viejo. Otro error. Lo de decir injusto o fatal. Mi amiga Lore no deja de decirme que es un Verano fatal. Yo le digo que verano aún peor. Ella sale más. No salgo. Me aburro saliendo en invierno, en verano ni te cuento. No digo que no a una buena borrachera de vez en cuando, pero lo que es salir, no. Me aburre salir. En general me aburre casi todo. Pero lo he aceptado. Es como la arena de la playa, la superé. Para disfrutar el mar, necesitas superar los molestos granitos retorciéndose en la dermis, pues sí, adelante, lo haremos. Para sobrellevar esta amarga existencia, nos aconstumbramos a un nivel de ansiedad medio en julio como pico del año, pues vamos, no hay miedo, lo hacemos y si para tirar de esta vida, hay que asumir el aburrimiento, pues hagámoslo. Aburrámosnos juntos, ¿no? Hace unos meses hice una canción, aunque recuerdo haber acado el estribilo por primera vez a finales de verano o más bien, lo sentí entonces. Echaba de menos mi aburrimiento con ella. La otra ella. La ella de antes. A la ella de ahora ni siquiera la debería llamar ella, lo he dicho mil veces. Otras mil debería escribirlo en una pizarra. Como Bart. Ella no es tan ella como para llamarla ella, coño. Total. Echaba de menos nuestro aburrimiento, especialmente en verano. Nos aburríamos y más sexo. No siempre. Pero muchas veces. Sexo de muchos tipos. Sexo con ella lo sigo echando de menos, qué queréis que os diga. Aunque lo negaría ante un juez. A veces pienso en ... Dios, qué horrible diario es éste. Que les den a ellas, y a vosotros. Que me den a mí, joder, que me lo merezco, coño. Con esta mierda de relatitos, joder. Están para envolverlos en mierda y tirar de la cadena, coño. Vale. Estoy veraneando en mi autocondescendencia. En primera línea. Tengo unas vistas que no están del todo mal. Pero mal. Todo lo demás, mal.
Mal.
Es un juicio rápido y sencillo. Mal. Todo mal. ¿Cómo va? Mal.
Cuando te preguntan: ¿Qué tal?
Siempre di mal. Es lo mejor. Decir bien es lo de siempre. Una vez una chica me dijo: Eh, no puedes decirme que estás mal, no es lo que se dice. Estés como estés, dices bien. Es como hola. Dices hola. Y contestas qué tal y después dices bien y ya puedes decir hasta luego, la tipa me dijo que era así como iba y ya está. Siempre di mal. Estés como estés, se tomará como una broma. El otro día salí con mi cara de desamor y la gente me preguntaba qué te pasa, estás bien. Y yo decía bien, bien, estoy bien y ya me decían hasta luego. ¿ves? Debes decir mal. Estés como estés, si lo piensas friamente estás bastante peor de lo que te imaginas, y peor de lo que piensas que sería peor por todo aquello que no contemplas. Hoy se me ocurrió un título de canciçon: Viernes muy tristes. Porque un viernes triste es más triste que un triste lunes que es triste casi siempre o casi diría por definición. ¿Viernes in love? No, viernes muy tristes.
Seguir creciendo.
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