Es un detalle que se marca Esperanza Gracia en su spot nocturno de adivinación al decir: "Podemos ayudarte a solucionar casi todos tus problemas". Porque, puestos a exagerar y ya que es un spot, qué le hubiera costado a ella decir: "Podemos ayudarte a solucionar TODOS tus poblemas". Sin el "casi".
Pero no, Esperanza quiere dar esperanza a sus potenciales clientes que por el momento son solo televidentes pero oye, bien sabe ella que no todos los problemas tienen solución, o las tiene ella, todas las soluciones de todos los problemas. Decir "casi" es un detalle de pureza que tiene su retranca y su gracia en la voz de la señora Gracia. Todo el monólogo de su spot merece un pormenorizado análisis, más adelante, lo haremos. Casi todas las palabras tienen un profundo significado. Esto último lo digo en serio.
sábado, 25 de febrero de 2012
viernes, 24 de febrero de 2012
Lo peor de lo de Urdangarín
Como no soy juez, no voy a excederme en nada que no me toque, con el tema de Iñaki Urdangarín un día antes de que declare en Palma de Mallorca. La posición del imputado y la trascendencia del caso nubla lo que yo considero más relevante, en el ámbito de la comunicación, que es el mío. El plagio.
Otro tema es lo que cobra por ello que es para llevarse las manos a la cabeza, pero más allá de las maniobras fiscales o los documentos de word con nombre "fracturas cruzadas", y todo lo que ya no es presunto, lo que también está confirmado es que los informes "se lo bajaban de internet".
¿Hay informes de comunicación institucional en Megaupload, o los había años atrás? ¿Te podías descargar un informe que lo cobras como si fuera oro, pero lo peor es que es copiado, que lo vendes como propio? Es una suplantación, ¿no? Va más allá de la simple piratería. Es peor, aún. Y eso parece que está comprobado, que los informes eran de pega. Y pienso yo, eso es lo peor. No por el nombre manchado de la casa Real ni por esto ni por lo otro, sino porque se carga todo un sector de consultoría y comunicación, de imagen y de muchos bla bla blás en los que no me cabe duda de que hay profesionales que trabajan con toda seriedad y dedicación.
Va más allá de que si Urdangarín o de si Urdagarán. La empresa o el club de fútbol o la fundación o quien quiera que sea que compra, a precio de oro, ese trabajo de comunicación que es paja o es un insensato o compra otra cosa que va de extra con la paja. En cualquier caso es un flaco favor a los que segamos la era por un exiguo jornal, pero bueno, no me quejo que todavía es de día.
Lo peor de lo de Urdangarín, que no necesita esperar al veredicto de un juez, es que los informes sean basura porque ensucia todo un sector o lo que aún peor me temo, lo desenmascara en sus mecanismos internos de compra y venta. El presunto extraperlo es harina de otro costal, pero para mí no es lo peor. No le hubiera costado mucho más contratar a un periodista, que somos un gremio asequible en precio y hacer informes de verdad. Por si le daba a alguien por leerlo.
Lo demás lo dejo para el juez y los jueces que van saliendo, salen y saldrán esta semana hasta de debajo de las piedras, yo me quedo con el deshonroso mercado de contenido patrio.
Y ya.
jueves, 23 de febrero de 2012
El tinte de Rajoy
De las comparecencias recientes de Mariano con otros grandes líderes europeos me he dado cuenta de lo mucho que se le nota el tinte. La mayoría de dirigentes de la Unión tienen el pelo cano. Escaso y blanco. Creo que es un valor relacionado con la sapiencia, con el aspecto de venerabilidad. El tinte me parece de actor en decadencia que no quiere que se le noten los años. Monti, por ejemplo, tiene una sienes escasas pero de aspecto venerable.
Otro tema es el espesor. Los presidentes en cuatro años pierden melena. Y Mariano se nota muy desmejorado en cuestión de meses, por supuesto la coronilla está y ya estaba muy acentuada, se le vio recibiendo a los de la Copa Davis pero es que, desde que es presidente, luce con nuevos claros, quizá por los disgustos al conocer las cifras reales de déficit.
Mi sugerencia es dejarle un poco más crecer la barba e ir metiendo cana por detrás de las orejas. No me creo que sea una opción personal de Mariano lo de teñirse, no me lo imagino tan coqueto, sinceramente, pero vete a saber. En cualquier caso el look candidato hay que cambiarlo cuanto antes porque no genera confianza. Y ojo, lo mismo en el último año de legislatura, hace falta implante. Me lo imagino estoico a Rajoy en el peluquero o en la clínica aceptando lo que le echen.
El blanco por encima de las patillas es confianza para España y en 2013, cambiamos el marrón ébano por un gris perla o un moreno arena. En fin, la crisis está en el color que se mira, color del tinte en este caso.
El blanco por encima de las patillas es confianza para España y en 2013, cambiamos el marrón ébano por un gris perla o un moreno arena. En fin, la crisis está en el color que se mira, color del tinte en este caso.
martes, 21 de febrero de 2012
Solo les importan las imágenes, no los hechos
Tanto el presidente Rajoy, como el principal portavoz de la oposición, Rubalcaba, coinciden al referirse a las cargas policiales en Valencia: "No podemos dar una imagen al exterior que no es la de este país", dice uno y el otro: "Se han visto unas imágenes que eran... (nosequé)". Lo raro es que coinciden.
Imágenes. El problema son las imágenes. Y no les vence el rubor, porque pudiera ser que pensara el lector avispado de mi blog que es intencionado, hablar de imágenes y lo más raro aún que compartan opinión y por tanto, estrategia, los dos principales políticos españoles al usar ese concepto. Se quedan en las "imágenes" y no abordan el problema: respuestas desproporcionadas e impunidad de los antidisturbios .
Los hechos. Los partes médicos. De eso, ni palabra. Las medidas constitucionales para tener el máximo rigor en operaciones policiales de este tipo es lo está al alcance de los gobernantes, es lo necesario. ¿Cómo? Pues, como está previsto en la ley. Con la identificación de los agentes. Si el nombre apareciera, en la coraza y en la foto, como llevan los nombres los empleados de supermercados por ejemplo, se cortarían de dar golpes si se saben enfocados. Si en Charcutería tienes a Paco Pepe o en caja le atendió Rosa María, pues te queda más claro a quien reclamar una vuelta mal dada o un magro poco fresco. Lo mismo con los porrazos.
Se saben enfocados, eso esí, y ahora no hablo de PP ni PSOE. La policía no es tonta. Se saben enfocados y es para mal sin la etiqueta con el nombre. Están en el papel de apaleadores y cumplen. Porque saben también que no hay medidas de control que sean verificables realmente, ni tampoco una condena como es debido por el resto de compañeros, como lo sería en cualquier otro gremio. Se saben enfocados, y por tanto, se crecen. Eso es lo peor. La crueldad.
Existe la crueldad. Luego están las posturas ideológicas. Hay una crueldad sin nombre, que cuesta comprender y ahora pienso en animales, ni políticos ni policías. Pienso en cerdos. Cerdos como los de la granja nosequé de Murcia a los que torturaban, caso denunciado por Igualdad Animal. Hay unos vídeos que ponen los pelos de punta. No los he visto. No es necesario. A veces no son necesarias las imágenes. No tengo necesidad de ver cómo torturan con espadas a una cerda embarazada para saber que será cruel e inexplicables. Me dan igual las imágenes. Es una crueldad y bastante violento simplemente leer el artículo.
Las imágenes son prescindibles en ambos casos. Antidisturbios contra una manifestación de alumnos de un instituto, ok, no necesito ver imágenes. Malltrato de animales, tampoco. Rajoy y Rubalcaba no necesitarían ver las imágenes para darse cuenta que es descabellado, que son moscas y lo otro, cañonazos o cañoneros. No hace falta verlo, pero importa el fondo. No son las imágenes lo importante, es el fondo y no me refiero al fondo político, sino a la infraestructura para la queja pública y su eventual represión. No tengo que ver al cerdo desangrado para preguntarme por qué existe esa crueldad en una granja de España. Una crueldad inexplicable con los animales en este país y con los manifestantes a los que se trata igual o peor.
Imágenes. El problema son las imágenes. Y no les vence el rubor, porque pudiera ser que pensara el lector avispado de mi blog que es intencionado, hablar de imágenes y lo más raro aún que compartan opinión y por tanto, estrategia, los dos principales políticos españoles al usar ese concepto. Se quedan en las "imágenes" y no abordan el problema: respuestas desproporcionadas e impunidad de los antidisturbios .
Los hechos. Los partes médicos. De eso, ni palabra. Las medidas constitucionales para tener el máximo rigor en operaciones policiales de este tipo es lo está al alcance de los gobernantes, es lo necesario. ¿Cómo? Pues, como está previsto en la ley. Con la identificación de los agentes. Si el nombre apareciera, en la coraza y en la foto, como llevan los nombres los empleados de supermercados por ejemplo, se cortarían de dar golpes si se saben enfocados. Si en Charcutería tienes a Paco Pepe o en caja le atendió Rosa María, pues te queda más claro a quien reclamar una vuelta mal dada o un magro poco fresco. Lo mismo con los porrazos.
Se saben enfocados, eso esí, y ahora no hablo de PP ni PSOE. La policía no es tonta. Se saben enfocados y es para mal sin la etiqueta con el nombre. Están en el papel de apaleadores y cumplen. Porque saben también que no hay medidas de control que sean verificables realmente, ni tampoco una condena como es debido por el resto de compañeros, como lo sería en cualquier otro gremio. Se saben enfocados, y por tanto, se crecen. Eso es lo peor. La crueldad.
Existe la crueldad. Luego están las posturas ideológicas. Hay una crueldad sin nombre, que cuesta comprender y ahora pienso en animales, ni políticos ni policías. Pienso en cerdos. Cerdos como los de la granja nosequé de Murcia a los que torturaban, caso denunciado por Igualdad Animal. Hay unos vídeos que ponen los pelos de punta. No los he visto. No es necesario. A veces no son necesarias las imágenes. No tengo necesidad de ver cómo torturan con espadas a una cerda embarazada para saber que será cruel e inexplicables. Me dan igual las imágenes. Es una crueldad y bastante violento simplemente leer el artículo.
Las imágenes son prescindibles en ambos casos. Antidisturbios contra una manifestación de alumnos de un instituto, ok, no necesito ver imágenes. Malltrato de animales, tampoco. Rajoy y Rubalcaba no necesitarían ver las imágenes para darse cuenta que es descabellado, que son moscas y lo otro, cañonazos o cañoneros. No hace falta verlo, pero importa el fondo. No son las imágenes lo importante, es el fondo y no me refiero al fondo político, sino a la infraestructura para la queja pública y su eventual represión. No tengo que ver al cerdo desangrado para preguntarme por qué existe esa crueldad en una granja de España. Una crueldad inexplicable con los animales en este país y con los manifestantes a los que se trata igual o peor.
El valor está en el cántaro
Ya tenemos todos lo mismo de cerca la fuente. El valor está en el cántaro.
Se ha perdido la exclusividad de las fuentes en estos tiempos de sobreinformación.
En Twitter todos jugamos con las mismas normas en cuanto a inmediatez. Así funciona el asunto. El principal medio que saca la noticia genera las réplicas en cuestión de minutos. Seguro que muchos os habéis dado cuenta. La misma noticia en inglés, a los pocos minutos, está replicada en muchos blogs temáticos en español.
Veo por ejemplo como actualiza en Twitter su cuenta Pitchfork o Prefixmag o Stereogum o NME o quien sea el que primero da la noticia, y hablamos de medios musicales pero vale para cualquier tipo de información, y al minuto o al par de ellos, el modesto blog de turno la cuelga en su propia página convenientemente traducida y a veces citan y a veces, no. La meten en su cántaro y a volar.
También a veces es el propio personaje el que da la noticia, el grupo de música en cuestión o el líder del grupo, cuelga la noticia en su perfil de Twitter y el trasvase tarda exactamente minutos en llegar al nuevo medio. Y resulta que si uno sigue al medio y al artista en cuestión, ve como se cambia el cántaro en cuestión de segundos. Lees la misma noticia en menos de diez minutos. Es una forma de actualizar los contenidos un poco neurótica, porque no responde a la planificación o al planillo, sino a la enfermedad de estar conectados 24/7 y pendientes siempre de hacerse eco de los grandes medios, que no es tampoco estrictamente enriquecedor a nivel informativo, más bien al contrario, pero la cercanía a la fuente hace que lo valga sea el cántaro y este juego de duplicaciones es el modelo de contenidos que se impone en estos tiempos de confusión.
Se ha perdido la exclusividad de las fuentes en estos tiempos de sobreinformación.
En Twitter todos jugamos con las mismas normas en cuanto a inmediatez. Así funciona el asunto. El principal medio que saca la noticia genera las réplicas en cuestión de minutos. Seguro que muchos os habéis dado cuenta. La misma noticia en inglés, a los pocos minutos, está replicada en muchos blogs temáticos en español.
Veo por ejemplo como actualiza en Twitter su cuenta Pitchfork o Prefixmag o Stereogum o NME o quien sea el que primero da la noticia, y hablamos de medios musicales pero vale para cualquier tipo de información, y al minuto o al par de ellos, el modesto blog de turno la cuelga en su propia página convenientemente traducida y a veces citan y a veces, no. La meten en su cántaro y a volar.
También a veces es el propio personaje el que da la noticia, el grupo de música en cuestión o el líder del grupo, cuelga la noticia en su perfil de Twitter y el trasvase tarda exactamente minutos en llegar al nuevo medio. Y resulta que si uno sigue al medio y al artista en cuestión, ve como se cambia el cántaro en cuestión de segundos. Lees la misma noticia en menos de diez minutos. Es una forma de actualizar los contenidos un poco neurótica, porque no responde a la planificación o al planillo, sino a la enfermedad de estar conectados 24/7 y pendientes siempre de hacerse eco de los grandes medios, que no es tampoco estrictamente enriquecedor a nivel informativo, más bien al contrario, pero la cercanía a la fuente hace que lo valga sea el cántaro y este juego de duplicaciones es el modelo de contenidos que se impone en estos tiempos de confusión.
Ofertas de trabajo en Laponia
Ayer, José Luis Feito, Presidente de la comisión económica y de política financiera de la CEOE, dijo esto:
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/02/20/economia/1329751017.html
Hoy lo ha matizado. Tanto da.
En la tertulia de ayer en La Linterna de Colmenarejo, uno de los invitados, no sé quién, afeaba el gesto y ahondaba en la actitud chulesca, creo que usó esa palabra, del empresario o del empleador como sector en este país, personalizando a través de la anécdota. Apuntó directamente a Rajoy y su gobierno, al que instó el señor tertuliano desconocido a cuidar los modos, la forma de expresarse y la puesta en escena al plantear o manejar las delicadas situaciones relacionadas con el desempleo. En la Cope, emisora del programa y dial en el oí al citado tertuliano, no se puede temer que inciten a la rebelión del proletariado.
Lo de Laponia es muy tema.
Por cierto me acabo de enterar que Agustín Fernández Mallo, autor de la trilogía Nocilla experiencie, debuta con un grupo o más bien un dúo que se llama Frida Laponia. Sacan disco, que se puede bajar gratis, el 29 de febrero en su web: http://fridalaponia.com/
Laponia por todos lados.
Sobre lo del desempleo, el paro y Laponia, se debe ir más allá. Es un planteamiento maligno porque extiende la creencia de que los parados no trabajan porque no quieren. Lo que yo quiero abordar es que una falacia interesada. En un país con 50.000 desahucios el año pasado, ¿cómo no se le cae la cara de vergüenza a alguien por propagar bulos de ese tipo? ¿Cómo puede ampararse ese discurso en el mismo mes en el que se renegocian condiciones de despido a la baja? ¿Qué se consigue al filtrar de forma sutil hasta el sustrato de pensamiento de las conversaciones de bar que "El que no trabaja, es porque no quiere"?
Lógicamente, en un país de hipotecados, la movilidad laboral se resiente.
La mayor compra de tu vida, con la que te atas a un banco, no tiene patas y no puede acompañarte a Laponia. La casa no te la llevas, pero sí la hipoteca de la casa. Si aceptas un trabajo lejos de donde está tu principal gasto fijo, ¿cómo lo pagas? Además, la distancia importa porque tiene que amortizase, si asumes nuevos gastos fijos: en gasolina, por lo pronto, o en vehículo propio, gastos en residencia, si es que te quedas en el sitio donde trabajas entresemana. Que salga a cuenta no es tan fácil, pero en cuanto sirva para saciar la sed del banco, no creo que ningún desempleado diga no. No, claro que no.
Hay una maldad en las palabras: desempleado y parado. Parado, a pesar del participio, remite a paro. Primera persona del presente de parar. Parece como si fuera una decisión propio. Paro. Yo. Desempleo, que es una palabra que me agrada mucho más y al lector sensible le pasará parecido, tiene otro cariz semántico. Empleo, alguien te emplea, hay un empleo de uno a otro, en el desarrollo de una labor y bla bla bla. Que no te sepan emplear. Que no se valore la responsabilidad social del empleador. Que no se reconozca la dificultad que tiene el empleador, y se le doten de herramientas... En fin, no sé.
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/02/20/economia/1329751017.html
Hoy lo ha matizado. Tanto da.
En la tertulia de ayer en La Linterna de Colmenarejo, uno de los invitados, no sé quién, afeaba el gesto y ahondaba en la actitud chulesca, creo que usó esa palabra, del empresario o del empleador como sector en este país, personalizando a través de la anécdota. Apuntó directamente a Rajoy y su gobierno, al que instó el señor tertuliano desconocido a cuidar los modos, la forma de expresarse y la puesta en escena al plantear o manejar las delicadas situaciones relacionadas con el desempleo. En la Cope, emisora del programa y dial en el oí al citado tertuliano, no se puede temer que inciten a la rebelión del proletariado.
Lo de Laponia es muy tema.
Por cierto me acabo de enterar que Agustín Fernández Mallo, autor de la trilogía Nocilla experiencie, debuta con un grupo o más bien un dúo que se llama Frida Laponia. Sacan disco, que se puede bajar gratis, el 29 de febrero en su web: http://fridalaponia.com/
Laponia por todos lados.
Sobre lo del desempleo, el paro y Laponia, se debe ir más allá. Es un planteamiento maligno porque extiende la creencia de que los parados no trabajan porque no quieren. Lo que yo quiero abordar es que una falacia interesada. En un país con 50.000 desahucios el año pasado, ¿cómo no se le cae la cara de vergüenza a alguien por propagar bulos de ese tipo? ¿Cómo puede ampararse ese discurso en el mismo mes en el que se renegocian condiciones de despido a la baja? ¿Qué se consigue al filtrar de forma sutil hasta el sustrato de pensamiento de las conversaciones de bar que "El que no trabaja, es porque no quiere"?
Lógicamente, en un país de hipotecados, la movilidad laboral se resiente.
La mayor compra de tu vida, con la que te atas a un banco, no tiene patas y no puede acompañarte a Laponia. La casa no te la llevas, pero sí la hipoteca de la casa. Si aceptas un trabajo lejos de donde está tu principal gasto fijo, ¿cómo lo pagas? Además, la distancia importa porque tiene que amortizase, si asumes nuevos gastos fijos: en gasolina, por lo pronto, o en vehículo propio, gastos en residencia, si es que te quedas en el sitio donde trabajas entresemana. Que salga a cuenta no es tan fácil, pero en cuanto sirva para saciar la sed del banco, no creo que ningún desempleado diga no. No, claro que no.
Hay una maldad en las palabras: desempleado y parado. Parado, a pesar del participio, remite a paro. Primera persona del presente de parar. Parece como si fuera una decisión propio. Paro. Yo. Desempleo, que es una palabra que me agrada mucho más y al lector sensible le pasará parecido, tiene otro cariz semántico. Empleo, alguien te emplea, hay un empleo de uno a otro, en el desarrollo de una labor y bla bla bla. Que no te sepan emplear. Que no se valore la responsabilidad social del empleador. Que no se reconozca la dificultad que tiene el empleador, y se le doten de herramientas... En fin, no sé.
domingo, 19 de febrero de 2012
Productores honestos
Kike Maillo, director de la película "Eva", no va a ser pregonero en Córdoba.
Y rescato de su discurso como premiado a la mejor dirección novel en los premios Goya 2012: "Productores honestos".
Vamos a dejar de engañarnos. ¿Por qué en España sale a cuenta hacerlo mal? ¿Nadie se lo pregunta?
Los productores deben ser valientes, arriesgados, aventureros o no; pueden ser justo lo contrario, convencionales, comerciales, simples y efectivos. Los productores pueden ser lo que quieran, deben serlo. Empresas que buscan ganar dinero, ante todo, y lo problemático es que el sistema esté viciado para ganar dinero de un modo que no es honesto.
He ahí el quid de la cuestión, ser honesto no debe ser un añadido sino un requisito previo.
Y digo esto por la ingente cantidad de caudal público mal empleado.
A mí me jode, vaya.
Y rescato de su discurso como premiado a la mejor dirección novel en los premios Goya 2012: "Productores honestos".
Vamos a dejar de engañarnos. ¿Por qué en España sale a cuenta hacerlo mal? ¿Nadie se lo pregunta?
Los productores deben ser valientes, arriesgados, aventureros o no; pueden ser justo lo contrario, convencionales, comerciales, simples y efectivos. Los productores pueden ser lo que quieran, deben serlo. Empresas que buscan ganar dinero, ante todo, y lo problemático es que el sistema esté viciado para ganar dinero de un modo que no es honesto.
He ahí el quid de la cuestión, ser honesto no debe ser un añadido sino un requisito previo.
Y digo esto por la ingente cantidad de caudal público mal empleado.
A mí me jode, vaya.
Lo que no pega ni con cola de los Goya
No pega que presenten la gala y todas las galas en general, humoristas que no hacen películas. ¿Humoristas, por qué? ¿No deberían presentar este tipo de galas los actores o actrices que trabajan en la industria? Ya me sorprendió en los premios de los productores, los Forqués, que a mí me resultaron los ¿Por qués?, que el hilo argumental de la gala eran los musicales. ¿Musicales? Pero si estamos premiando cine, ¿no?
Velocidad y tocino en el caso de un Buenafuente de presentador, o Eva Hache o el que sea. Que se lo den a los de la industria, si es que se puede usar esa palabra. Actores cómicos, si es que queda alguno, y que se la jueguen. Yo me liaba la manta a la cabeza y se la daba a Andrés Pajares, o algún revival en esa línea: Las galas, los premios, tienen una importancia muy simbólica. Cuando los de Animalario liaron su "No a la guerra", tuvo trascendencia social a todos los niveles, con la siempre sombría interpretación política del negociado. Pero tiene trascendencia, que es casi obligatorio si pensamos en premios. Necesaria la trascendencia, es más, debería ser requisito previo. Premiar la trascendencia. ¿Qué sentido tiene que se premien películas que nadie ha visto?
Puestos a escoger profesionales del monólogo, los hay de altura que tampoco hacen películas. La industria del cine español es curiosa. Cuando un actor o una actriz prospera en un rol, se hace un nombre: acaba anunciando yogures. Es el gran paso. Se me ocurre Coronado, como paradigma. Resulta que ahora es el gran actor del cine español, ¿Coronado? Que es como para sistematizar los estatus con los que se medra. Vale que "No habrá paz para los malvados" es aceptable, pero es el mismo de "Yo soy esa". Y siempre lo mismo: el demonio de la televisión. "Periodistas" o "Hermanos de leche", en fin. Más que anuncian yogures: Carmen Machi, Hugo Silva... Igualmente fogueados en la caja tonta y sin películas. Los actores on fire no hacen películas, se dedican a campañas de productos en los que su cara o su presencia se adopta como español medio, como objetivo comercial clave.
Torrente el taquillero no existe en los Goya, no se premia por tanto la trascendencia, económica al menos. Me molesta especialmente que haya ministros, que se haga política, de la de alfombra roja, nada de ideas pero presencia, la foto. Me molesta pero también con los Óscares, que es como se llama oficialmente aunque me suena fatal, el escaparate de marcas de ropa. Que si Gucci, que si Versace, que si su puta madre. Ese negocio de figurar, de ser percha, me parece lo contrario de lo que debería ser el oficio de interpretar.
Vaya, acaba de comenzar la gala. Escribo esto a las 22:07.
Esto lo cambia todo.
Eva Hache empieza cantando, se baja al patio de butacas. Canta con los más celebrities. Que desastre, por el amor de Dios. La letra de la canción habla de la incapacidad de la presentadora: "¿Puedo o no puedo?" No hay duda de que Alex O´Dogerthy o como se escriba y Pablo Pujol, la liaron el doble en los Forqués que eran Por qué. En cinco minutos, ni una risa. Con cuatro cameos. Haciendo a Almodóvar y a Banderas cantar. En fin. El chiste de la prima de riesgo, oh cielos.
Lo dejo ya. La mención a González Macho, vaya mal rato.
Velocidad y tocino en el caso de un Buenafuente de presentador, o Eva Hache o el que sea. Que se lo den a los de la industria, si es que se puede usar esa palabra. Actores cómicos, si es que queda alguno, y que se la jueguen. Yo me liaba la manta a la cabeza y se la daba a Andrés Pajares, o algún revival en esa línea: Las galas, los premios, tienen una importancia muy simbólica. Cuando los de Animalario liaron su "No a la guerra", tuvo trascendencia social a todos los niveles, con la siempre sombría interpretación política del negociado. Pero tiene trascendencia, que es casi obligatorio si pensamos en premios. Necesaria la trascendencia, es más, debería ser requisito previo. Premiar la trascendencia. ¿Qué sentido tiene que se premien películas que nadie ha visto?
Puestos a escoger profesionales del monólogo, los hay de altura que tampoco hacen películas. La industria del cine español es curiosa. Cuando un actor o una actriz prospera en un rol, se hace un nombre: acaba anunciando yogures. Es el gran paso. Se me ocurre Coronado, como paradigma. Resulta que ahora es el gran actor del cine español, ¿Coronado? Que es como para sistematizar los estatus con los que se medra. Vale que "No habrá paz para los malvados" es aceptable, pero es el mismo de "Yo soy esa". Y siempre lo mismo: el demonio de la televisión. "Periodistas" o "Hermanos de leche", en fin. Más que anuncian yogures: Carmen Machi, Hugo Silva... Igualmente fogueados en la caja tonta y sin películas. Los actores on fire no hacen películas, se dedican a campañas de productos en los que su cara o su presencia se adopta como español medio, como objetivo comercial clave.
Torrente el taquillero no existe en los Goya, no se premia por tanto la trascendencia, económica al menos. Me molesta especialmente que haya ministros, que se haga política, de la de alfombra roja, nada de ideas pero presencia, la foto. Me molesta pero también con los Óscares, que es como se llama oficialmente aunque me suena fatal, el escaparate de marcas de ropa. Que si Gucci, que si Versace, que si su puta madre. Ese negocio de figurar, de ser percha, me parece lo contrario de lo que debería ser el oficio de interpretar.
Vaya, acaba de comenzar la gala. Escribo esto a las 22:07.
Esto lo cambia todo.
Eva Hache empieza cantando, se baja al patio de butacas. Canta con los más celebrities. Que desastre, por el amor de Dios. La letra de la canción habla de la incapacidad de la presentadora: "¿Puedo o no puedo?" No hay duda de que Alex O´Dogerthy o como se escriba y Pablo Pujol, la liaron el doble en los Forqués que eran Por qué. En cinco minutos, ni una risa. Con cuatro cameos. Haciendo a Almodóvar y a Banderas cantar. En fin. El chiste de la prima de riesgo, oh cielos.
Lo dejo ya. La mención a González Macho, vaya mal rato.
jueves, 16 de febrero de 2012
Una guerra personal contra la mala hierba
En cuestión de un mes y poco he sido capaz de reducir un trozo de tierra lleno de mala hierba en un trozo de tierra casi desbrozado de mala manera.
Y un pequeño huerto.
Exactamente son cuatro caballones. Con ajos y una docena de cebollas.
El trabajo sigue en marcha. Hay espacio para un par de hileras más en las que habrá lechugas, cuando mejore el tiempo. Y no sé qué más.
Y otra zona con otro huerto, en la que en primavera sembraré más cosas. Es un trozo de campo en el que ando reuniendo la mala hierba segada, en una pequeña montaña en la que también voy acumulando restos biodegradables.
La ola de frío se ha cargado una planta que estaba en tiesto a la que le tenía un cariño especial. Espero que sobreviva, aunque ahora mismo está hecha una pena, como si la hubieran pisoteado.
He plantado también en pleno invierno rosales y algún que otro tallo leñoso, desafiando a la helada matutina y sobreviven de mala manera. Veremos si enraizan.
Parte de una jazmín podado, lo he sembrado también como esquejes en una jardinera. Veremos si tiran para arriba. El agua con el que riego todo esto, al parecer, tiene mucha cal. Y eso es muy malo.
Hay un tallo de baobab, en tiesto.
Son dos tallos, en realidad, en el mismo tiesto. Eran verdes, han cambiado de color. Confío en que no estén muertos. Y hay unos cuantos esquejes más de otras plantas que me gustaría trasplantar cuando tiren para arriba y que en el futuro sean árboles. Un tallo de una higuera, por ejemplo. Y más.
Mi huerto, al que casi que no se le puede llamar huerto todavía, va. Más que huerto es y ha sido una guerra personal contra la mala hierba.
Veremos quien gana.
Y un pequeño huerto.
Exactamente son cuatro caballones. Con ajos y una docena de cebollas.
El trabajo sigue en marcha. Hay espacio para un par de hileras más en las que habrá lechugas, cuando mejore el tiempo. Y no sé qué más.
Y otra zona con otro huerto, en la que en primavera sembraré más cosas. Es un trozo de campo en el que ando reuniendo la mala hierba segada, en una pequeña montaña en la que también voy acumulando restos biodegradables.
La ola de frío se ha cargado una planta que estaba en tiesto a la que le tenía un cariño especial. Espero que sobreviva, aunque ahora mismo está hecha una pena, como si la hubieran pisoteado.
He plantado también en pleno invierno rosales y algún que otro tallo leñoso, desafiando a la helada matutina y sobreviven de mala manera. Veremos si enraizan.
Parte de una jazmín podado, lo he sembrado también como esquejes en una jardinera. Veremos si tiran para arriba. El agua con el que riego todo esto, al parecer, tiene mucha cal. Y eso es muy malo.
Hay un tallo de baobab, en tiesto.
Son dos tallos, en realidad, en el mismo tiesto. Eran verdes, han cambiado de color. Confío en que no estén muertos. Y hay unos cuantos esquejes más de otras plantas que me gustaría trasplantar cuando tiren para arriba y que en el futuro sean árboles. Un tallo de una higuera, por ejemplo. Y más.
Mi huerto, al que casi que no se le puede llamar huerto todavía, va. Más que huerto es y ha sido una guerra personal contra la mala hierba.
Veremos quien gana.
lunes, 13 de febrero de 2012
La semana fantástica de la descarga legal
Un festival de descargas online. Una semana de duty free o de tutti free más bien.
http://www.facebook.com/events/323691027668387/
Para que luego digan que está todo inventado. Una idea que no servirá para sacar perras, o sí.
En la descripción del evento lo explican mejor que yo.
El carácter de festival como tal, es lo nuevo, ¿no?
http:// bandscamping.autoplacer.com /
http://www.autoplacer.com/
http://www.facebook.com/events/323691027668387/
Para que luego digan que está todo inventado. Una idea que no servirá para sacar perras, o sí.
En la descripción del evento lo explican mejor que yo.
El carácter de festival como tal, es lo nuevo, ¿no?
http://
http://www.autoplacer.com/
domingo, 12 de febrero de 2012
La marca España, segunda parte
"La Marca España, un sueño colectivo":
http://www.larazon.es/noticia/7512-la-marca-espana-un-sueno-colectivo
Ahí va el enlace.
Justamente ayer reflexionaba sobre ello porque lo habían colado varios ministros en declaraciones a lo largo de la semana. No tiene que ver con el dopaje, aunque la excusa y la polémica con Francia ha venido niquelada para darle vuelo al concepto.
El artículo de hoy en La Razón de Margallo, que me parece un político temerario en términos generales, arroja luz al asunto. Una luz cegadora.
No lo voy a citar textualmente porque lo he leído una vez y es más que suficiente.
Digo que Margallo es temerario porque ante una pregunta de la prensa, en relación con el futuro político de Federico Trillo, cuenta una anécdota en tono jocoso del General Franco. Oiga, chiste del General Franco. Que es para pensarlo. Por más mayoría absoluta, habría que tener una poca de prudencia. Que era una rememoranza en tono humorístico. Lo digo por la forma de encajar las bromas.
Y miren, voy más allá. Uno es lo que cita, qué cojones. Ya me permite ser soez. Dictador, oiga. Que está citando a un dictador.
Si eso no es temerario... En términos generales. Citar a dictadores. Y en tono jocoso.
Digo lo de los términos generales en relación a Margallo porque se ha pronunciado sobre Gibraltar. Públicamente y sin rubor, habla de recuperar el peñón.
Si va en serio que recuperar Gibraltar es una proridad en España, es que vivo en un país distinto.
Y hablando de citas.
Me ha dado un repelús cuando he visto que Margallo asenta la marca España, la tan cacareada Marca España, en Picasso. Lo mismo que decía yo en mi anterior entrada del blog. No exactamente porque Margallo hace referencia a la cuna. A la cuna de Picasso, que en mi opinión, si el susodicho estuviera vivo le pondría los puntos sobre las íes y habría mucho que decir de su boca sobre España y sus marcas. Yo hacía referencia al Guernica, lo que tampoco me libra de los lugares comunes. Después de echar un vistazo a la página de Wikipedia sobre el cuadro en cuestión, me sorprendió el hecho de que fuera un encargo para el pabellón de España y bla bla bla. Lo que quiero decir es que igual también fue lo que Picasso pensó que era España, un cuadro en blanco y negro de seres vivos partidos por la mitad.
Igual exagero, pero bueno, es mi blog y puedo exagerar si quiero.
También Velázquez, o Cervantes. Los cita en el artículo. Al final uno tiene la sensación dde que también existe la marca Cervantes o la marca Velázquez.
Sobre Velázquez, me quedo yo también en el lugar común: Las Meninas. Que en boga, ¿no? Las Meninas de hoy, habría que pintarlas, con sus yernos aparte de los enanos, los cuadros de enanos por sí mismos también son un poco marca España. En España los enanos gustan desde siempre. Y la sombra de los reyes en la puerta. Sería otra en 2012 la infanta rodeada de oropel, más crecidita y con otros asistentes pero con un mismo fondo negro desazonador y un juego de reflejos.
¿Por qué Margallo no cita a Goya? ¿Goya no es Marca España?
En fin, yo es que tampoco es que quiera quedarme en los cuadros.
La referencia a la caverna de Platón, y usar la expresión "Aldea global" es como un discurso de muy baja estofa filósofica, muy de temario poco estudiado.
Lo de Platón no esta mal si lo analizas a fondo. La aspiración como país, en mi opinión, como país operativo de veras, sería no tener sueños. Apoyarse en realidades. Los sueños, sueños son. A Calderón tampoco lo cita. Salir de la caverna, otra aspiración legítima en el siglo XXI.
A lo que vamos. La marca España. Otra cita que cuenta. José María Aznar.
No lo voy a volver a leer pero poco menos que dice que la Marca España se la inventó el ex presidente.
Lo que me parece el remate del tomate, vamos.
Aznar creó la marca España. O no, aún más, Aznar creó España. A más, a más.
Demasié para mi body.
Puestos a especular, y flotando en el mundo de las ideas, en el que se apoya Margallo para argumentar su discurso, voy a montarme yo mi película. Quizá al señor marido de la actual alcadesa de Madrid, Ana Botella, le impactó mucho muchísimo en sus dos legislaturas de gobierno, el poderío del nacionalismo en sus respectivos feudos y quiso darle poso y nueva dimensión a un nuevo concepto de patriotismo, nacionalismo nacional podría decir, caído en desuso por los cuarenta años de dictadura, digo yo, o por los ultras que se van por otros derroteros. Con todo esto especulo pero vamos, no me hace falta echar mano de Platón, para lanzar la hipótesis de que los gobiernos aznarianos vieron en los socios de CiU o PNV, el camino a seguir pero no con las consignas propias del terruño, sino con vuelta de tuerca a nivel nacional y sobre todo, con la audacia presupuestaria para monetizar señas de identidad.
¿Cómo hacerlo?
Con el deporte.
Es un ejemplo.
En un campo de fútbol por ejemplo donde la bandera nacional ondea en la grada sin connotación política.
Ganando mundiales. Ganando europeos. Ganando Roland Garros. Ganando Tours de Francia. Ganando no sé qué más. Y por supuesto, teniendo la mejor liga de fútbol del mundo.
Eso que no falte.
Un liga que brille hacia afuera pero que en la trastienda sea óscura, ópaca y por momentos, mafiosa.
Los deportistas, la marca España que representan los deportistas, que ahí está el quid de Margallo y su marca España y la del gobierno Rajoy, porque mire usted, creo que es concepto ya estaba en el programa, que no me leí ni ganas de hacerlo.
Voté a PACMA, no viene al caso, pero oye. A mí lo de que el voto sea secreto siempre me ha parecido una estupidez.
Volvamos a la marca España, en la que no está y debería Goya y también Larra.
Venga usted mañana. Porque sí se hace mención del concepto Leyenda negra, del que leí hace unas semanas un estupendo artículo en El País, que no buscaré en este momento pero que merecía la pena leer. Lo de leyenda negra, ni tan leyenda ni tan negra, por resumir, pues oiga, cite a Larra.
No viene al caso pero ya que se comercia intelectualmente con pintores, pondré el ejemplo de Tapies. Marca Catalunya, cien por cien. Eso sí que es una marca, señor Margallo. Que Mascarrell fue al funeral privado y todo. No lo analizaré porque no tengo ni la menor idea de cómo hacerlo pero eso es solidez en la imagen de marca y lo de los deportistas de ustedes es una foto y poco más. ¿De qué le ha servido a Zapatero que ganasemos el Mundial de Fútbol? Y, ¿a la ciudadanía?
Los deportistas, no me representan. Siento decirlo. Ojalá sí lo hicieran. Yo me alegré por lo del Mundial, pues sí. Pero lo mismo que me alegro cuando un concursante se lleva un premio en un concurso de televisión, por pura simpatía del momento y fugaz conexión. Es una alegría que me dura poco. Ya querría yo amortizarla más pero eso no es, o no debe ser, o entiendo yo que es malo que sea la marca de un país. Que ganen unos u otros, pues mire, me alegro por ellos pero no es lo importante, seamos serios, no lo es. Me alegro, claro, pero de ahí a hacer patria porque entre la pelotita o no entre, pues es que somos peores aún de lo que quiero pensar. Y los deportistas, se representan a sí mismos. Las recientes noticias de un primera fila del deporte español que tributaba en el País Vasco para pagar un 0,0000 nosecuántosceros de impuestos. No entiendo cómo no es un escándalo eso. Y lo tiene que denunciar Bildu, según creo. O bueno, alguien que no metería nunca Margallo en lo de Marca España, porque no sé si ha sido Bildu o Amaiur, pero tanto da. Oigan, que el número uno del mundo paga menos impuestos que cualquier currito, pero vamos a ver. Que no. Que me da igual que sea legal. Es amoral. Que haya formas jurídicas de evadir la responsabilidad tributaria, no anula la vergüenza que ello representa. Encima le aplaudimos.
Y ojo, tenemos imputados de altos vuelos que podrían aparecer en ese cuadro de Las Meninas del siglo XXI que han sido también deportistas de élite y que está en curso el juicio por presuntas irregularidades en paraísos fiscales. Marca España, Margallo.
Y más de actualidad imposible, porque ya que antes hablábamos de tenistas, una señorita que también fue número uno del mundo anda a la gresca por dinero con sus progénitores con cuentas, según dicen o publican los medios, fuera de España y ya salió a la palestra hace unos años la misma señorita por tener domicilio fiscal en Andorra. ¿Marca España, Margallo o Marca Andorra, también? Y no cito a los deportistas porque tampoco tienen ellos la culpa. Se debe responsabilizar a los que no sudan en la pista y les llevan las finanzas.
Hace poco salió en televisión Ferrán Martínez, pivot más bien lento pero peleón del Barça y del Juventud, entre otros equipos, que ahora se dedica a lo de las finanzas y al asesoramiento de los jóvenes millonarios o multimillonarios deportistas que sudan en los campos o las canchas. A Ferrán, que se lo lleva calentito dentro de la más estricta legalidad, presupongo, porque se le ve un tio serio y tal, pues lo cito porque se ha pasado al otro bando, y salía en un especial de lujo. Comiendo en Arzak.
Margallo también habla de comida. La marca España también está en el yantar.
En fin, que a mí todo esto me parece una vacilada de cojones, por hablar de forma soez y directa.
¿A qué viene sacar pecho en un país que está unos zorros?
Que ganamos el europeo de fútbol sala, pues muy bien. Pero que el despido se abarata y las previsiones de empleo son malas y apuntan que serán peores. Muy emocionante el gol al final del partido pero que eso es un deporte, un juego, un entretenimiento... No es el activo de un país. No genera empleo el europeo de fútbol sala, o el torneo que sea del deporte que sea. No gasten dinero, ni saliva en sueños colectivos, como usted dice que son, y que no sirven para que una economía nacional se enderece. Todavía me acuerdo de lo que costó en primas de dinero público que los jugadores de la Selección de fútbol ganaran el Mundial. Es que no está la cosa para atender a otras primas que no sean de riesgo. La marca España cuesta una pasta, si lo enfocas así. Que me simpatizan menos, con la factura en la mesa de las carreras que se han pegado. Que no vendan humo, vamos. Que se den cuenta de que con una fiscalización moralmente aceptable a la mayoría de deportistas de este país, España pero no la España soñada sino la real, estaba por lo menos de pie, no digo caminando pero por lo menos, de pie. La mentalidad o la sensibilidad nacional pide que no se celebren los torneos deportivos como si fueran conquistas sociales. Como si realmente el ciudadano ganase algo. Me viene a la cabeza muchas bios de twitter en las que se podían leer: Soy campeón del mundo, haciendo extensivo el triunfo de la Selección. En fin.
España se defiende con más ahinco de las acusaciones de dopaje de un programa de humor francés que de los ataques desde Europa a sectores claves del país, como el hortofrutícola en la crisis del pepino o el pesquero en el acuerdo con Marruecos y sus caladeros. Y, ¿usted quiere Gibraltar, señor Margallo? Confórmese con que no nos quiten Barbate por inanición, en este caso no el Reino Unido, sino los socios europeos.
Curiosamente son dos ejemplos andaluces los que he puesto en los que veo una dejación de funciones desde la diplomacía de este país. De dos gobiernos distintos, afortunadamente, porque no quiero que esto se entienda como una crítica al gobierno Rajoy. El PSOE no utiliza en el programa lo de la Marca España pero es igual de populachero con los triunfos deportivos, igualmente se anotan los tantos, se hacen las fotos y el lameculismo fluye. Fluye sin pausa. Más para arrimarse a los campeones. Decía lo de Andalucía porque, ¿cuánto dinero se gastarán desde a Junta para reforzar la Marca Andalucía y luego llega, un poner, Cayetano de Alba y se carga esa proyección moderna y a la última diciendo que los andaluces somos unos vagos? La marca Andalucía, ¿cuánto cuesta? Y a más, la catalana o la valenciana... Las marcas que se inspiran en bases nacionales, ¿ a qué precio las vienen despachando?
Porque parece que no, que es gratis, que ya que ganan los chavales y chavalas sus torneos internacionales pues vamos a presumir, a colgarnos la medalla del mérito atlético como si fuera a subir eso nuestro nivel de vida, como si presumir saliera gratis. ¿Somos todos tontos o qué es lo es?
Desde provincias, lo mismo es que enfoca mejor el mamoneo de la corte. O eso pienso al leer el artículo del presidente y editor de la Voz de Galicia.
Lo enlazo que es cosa fina, sea uno gallego o no.
"Acabar con la desesperación" se titula. Casi ná.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2012/02/12/acabar-desesperacion/00031329031200963799415.htm
A ver, que dentro de ser un propósito programático, pues bien, y buena será porque no la conozco la labor que hacen las agencias que cita Margallo en su artículo y que están en los negociados internacionales del turismo y demás. Quiero decir, que promoción, pues habrá que hacerla. Y publicidad o lo que toque, campaña comercial o lo que sea. Pero sin humo ni historias. Siendo un poco serios. El deporte es lo que es. Que los maratonianos de Kenya o Etiopía, o de donde sea, que tampoco ando muy puesto en atletismo, ni en nada en realidad, pues no hacen que su país mengüe su ruina.
Un gobierno escueto en gastos súperfluos y que haga marca del sentido común, es más útil.
Y que sepa fiscalizar lo que ganan los ídolos en la cancha y lo que ingresan en Hacienda y manejan los que están en el bussines del deporte espectáculo, oiga. Que son tiempos de ley concursal, no de sacar pecho por ganar en fútbol sala o porque un ciclista sea condenado por dopaje. Que no son intereses nacionales, señor mío. Y si lo son, algo va mal. Porque no generan riqueza. Lo mismo es útil, tener pobres orgullosos. Pero no creo que salir a festejar triunfos y ponerse en la bio de twitter "campeón del mundo", sirva para que suba la renta media. Quizá si el número uno del mundo en tenis o en el deporte que sea, paga el mismo dinero que tiene que pagar el emprendedor medio de este país, no de los territorios con bonificiación fiscal, sino la media de lo que tiene que pagar en tasas un autónomo de un pueblo o ciudad cualquiera, o un modesto empresario que no puede destinar una partida a ver cómo se desgrava con el malabarismo de una gestoría.
Por desgracia eso está mucho más dentro de la marca España de lo que parece. Los deportistas siempre se sienten orgullosos de vestir la camiseta del equipo nacional pero cuando toca pagar el impuesto nacional, no les importa cambiarse la camiseta y eso no es para sacar pecho ni para presumir, sino para avergonzarse de ser parte de su hinchada por más que compartamos país. Pagar impuestos es útil, o debería, y también debería haber estado escrito a fuego en el programa de cualquier partido. Primero construyamos o reconstruyamos España y ya luego la convertimos en una marca.
Si no es moralmente reprobable que un dirigente, me da igual el partido, encarge caviar o pague en saunas con tarjeta Visa, no somos ni un país ni nada. Si no se vuelve a la racionalidad en el gasto público, no por voy de la limitación, porque hecha la ley, hecha la trampa, haciéndolo de buena fe por vías de la transparencia. Los presupuestos, las partidas, los sueldos... En internet, para que se los bajen los que se bajan las películas. Que por lo menos nos quede el escarnio, que nos podamos indignar de la acumulación de sueldos públicos de cargos y más cargos, sustentados por el erario público. Que se les caiga la cara de vergüenza pero sin bandos, ni lameculos de los bandos, me da igual a lo que se dediquen, que no muerden la mano que les da de comer. Cuando no queden raciones, esas mismas bocas agradecidas repartirán dentelladas y se arrancarán de cuajos no las manos que hasta ahora les alimentaban y participaban del juego sino los brazos. De cuajo como Spanair. Y me detengo en esto. Porque Spanair, amigo mío Margallo que ya le he citado tantas veces que le tengo hasta simpatía, lleva mucho de España en su marca. Y de Cataluña, claro. Recomiendo en una entrada de blog de Pablo Herreros analizando el punto de vista editorial de La Vanguardia con respecto a la Generalidad y Spanair.
Es marca España que un juez que investiga crímenes de dictadores, o que es conocido a nivel mundial por ello, sea inhabilitado. No entro en si la sentencia es pertinente o no, pero la marca España está también en eso y en los editoriales de periódicos como el New York Times o el Herald Tribune hablando del caso. La marca España es Todos con Barbate. La marca España es el pepino, haciendo extensivo a todos los productos que se venden allende nuestras fronteras y que ya son marca sin necesidad de hacerse foto con político de turno o agradecer favores. El mercado elige sus marcas y muchas son propiedad de compatriotas. Para mí, es marca España la web Filmaffinity, por ejemplo y no lo es o no lo son las supuestas hordas de supuestos ladrones de contenido que asolan la red. Me gustaría que marca España fueran los investigadores que curen el cáncer o el VIH. Me gustaría que marca España fuera una apuesta por la trasparencia y un modelo de eficiencia en la gestión, gracias al modelo de indignación y acampadas que fue portada en todo el mundo y que, manque le pese, señor Margallo, es o fue marca España porque se extendió a, nada más y nada menos, que Estados Unidos, principales importadores de discurso capitalista, neoliberal y salvaje a la humanidad y que vieron inspiración en los movimientos ciudadanos de las plazas de España que afloraron apolíticos y en mi opinión, fueron manipulados por unos y por otros, para emborronar el mensaje principal: eficacia en la gestión y transparencia.
Y los que se llenan la boca con temas del deporte, y con las victorias internacionales y demás que, no se engañen, son de otros por más que sean compatriotas nuestros, que no se rasgen las vestiduras porque es como somos. Ya lo siento. La marca España es más Goya que nunca en esos aspectos. Somos sordos o nos estamos volviendo. Somos tramposos. Es así. Ser limpio aquí es ser tonto. Y lo digo por el fraude fiscal, no porque se dopen los muchachos del pantalón corto. Ahí está parte de esa esencia que no asumimos antes de crear marcas que nacen envenenadas. Se premia al listo. Al que no paga a tenor de lo que gana, sino al que sabe mejor cómo no tener que pagar. No hay conciencia de que se contribuye a una mejora del bienestar social, que es la única manera de avanzar en términos sociales. El sector del lujo crece y el paro va camino de los seis millones y el país no quiebra, ¿por qué? Pues porque la crisis no es para todos. Algunos pagan porque la crisis se la adelgacen en una gestoría y el ciudadano medio se endeuda hasta las cejas simplemente para poder tener un techo y llenar la nevera semanalmente.
Y se premia al listo. Al que paga 0,00000 tanto por ciento de su fortuna.
Y sigo. Un país para crecer, necesita fe. La frase es de una canción de Mala Rodríguez. Pero, señores políticos, no yerren el tiro y pongan nuestra ilusiones en señores o señoras con mallas o pantalón corto que sudan la gota gorda en sus entrenamientos y tienen el premio que merecen en los podios. Eso es de ellos, no nos vendan la moto. El lema Hacienda somos todos caló hondo en su momento. Hagan lo mismo que en la DGT durante la última década, reduzcan drásticamente el fraude como se han conseguido bajar el númeroo de accidentes de coche. No puede ser más difícil una concienciación que la otra. No me lo creo. Se puede crear una conciencia social en lo tocante a tributos, sin privilegios ni excusas. Tampoco para los dirigentes públicos, a los que se les mete en el presupuesto a golpe de reforma. Ese es el camino. Soluciones a priori, antes de meter la mano en la caja. Sean honestos y fiscalicen esos ingresos, los de los deportistas de élite y todas las empresas o semi empresas que tienen en el patrocinio o gestión de eventos deportivos su nicho de mercado, hasta el último céntimo que sale y entra, y ya que tenemos ganadores en la patria, pues hagan lo mismo, que paguen en las mismas condiciones que tenemos los que perdemos casi siempre.
Y ya está. Bueno, sólo una cosa más.
Déjense de marcas hasta que no tengamos un país del que se pueda presumir de más cosas de las que pueda uno sonrojarse, por favor.
Es como si un país de África, prefiero no citar ninguno ahora que abundo en la más flagrante demagogía a última hora, presumiera de sus maratonianos teniendo nacionales que se mueren de hambre.
Pues, más o menos.
http://www.larazon.es/noticia/7512-la-marca-espana-un-sueno-colectivo
Ahí va el enlace.
Justamente ayer reflexionaba sobre ello porque lo habían colado varios ministros en declaraciones a lo largo de la semana. No tiene que ver con el dopaje, aunque la excusa y la polémica con Francia ha venido niquelada para darle vuelo al concepto.
El artículo de hoy en La Razón de Margallo, que me parece un político temerario en términos generales, arroja luz al asunto. Una luz cegadora.
No lo voy a citar textualmente porque lo he leído una vez y es más que suficiente.
Digo que Margallo es temerario porque ante una pregunta de la prensa, en relación con el futuro político de Federico Trillo, cuenta una anécdota en tono jocoso del General Franco. Oiga, chiste del General Franco. Que es para pensarlo. Por más mayoría absoluta, habría que tener una poca de prudencia. Que era una rememoranza en tono humorístico. Lo digo por la forma de encajar las bromas.
Y miren, voy más allá. Uno es lo que cita, qué cojones. Ya me permite ser soez. Dictador, oiga. Que está citando a un dictador.
Si eso no es temerario... En términos generales. Citar a dictadores. Y en tono jocoso.
Digo lo de los términos generales en relación a Margallo porque se ha pronunciado sobre Gibraltar. Públicamente y sin rubor, habla de recuperar el peñón.
Si va en serio que recuperar Gibraltar es una proridad en España, es que vivo en un país distinto.
Y hablando de citas.
Me ha dado un repelús cuando he visto que Margallo asenta la marca España, la tan cacareada Marca España, en Picasso. Lo mismo que decía yo en mi anterior entrada del blog. No exactamente porque Margallo hace referencia a la cuna. A la cuna de Picasso, que en mi opinión, si el susodicho estuviera vivo le pondría los puntos sobre las íes y habría mucho que decir de su boca sobre España y sus marcas. Yo hacía referencia al Guernica, lo que tampoco me libra de los lugares comunes. Después de echar un vistazo a la página de Wikipedia sobre el cuadro en cuestión, me sorprendió el hecho de que fuera un encargo para el pabellón de España y bla bla bla. Lo que quiero decir es que igual también fue lo que Picasso pensó que era España, un cuadro en blanco y negro de seres vivos partidos por la mitad.
Igual exagero, pero bueno, es mi blog y puedo exagerar si quiero.
También Velázquez, o Cervantes. Los cita en el artículo. Al final uno tiene la sensación dde que también existe la marca Cervantes o la marca Velázquez.
Sobre Velázquez, me quedo yo también en el lugar común: Las Meninas. Que en boga, ¿no? Las Meninas de hoy, habría que pintarlas, con sus yernos aparte de los enanos, los cuadros de enanos por sí mismos también son un poco marca España. En España los enanos gustan desde siempre. Y la sombra de los reyes en la puerta. Sería otra en 2012 la infanta rodeada de oropel, más crecidita y con otros asistentes pero con un mismo fondo negro desazonador y un juego de reflejos.
¿Por qué Margallo no cita a Goya? ¿Goya no es Marca España?
En fin, yo es que tampoco es que quiera quedarme en los cuadros.
La referencia a la caverna de Platón, y usar la expresión "Aldea global" es como un discurso de muy baja estofa filósofica, muy de temario poco estudiado.
Lo de Platón no esta mal si lo analizas a fondo. La aspiración como país, en mi opinión, como país operativo de veras, sería no tener sueños. Apoyarse en realidades. Los sueños, sueños son. A Calderón tampoco lo cita. Salir de la caverna, otra aspiración legítima en el siglo XXI.
A lo que vamos. La marca España. Otra cita que cuenta. José María Aznar.
No lo voy a volver a leer pero poco menos que dice que la Marca España se la inventó el ex presidente.
Lo que me parece el remate del tomate, vamos.
Aznar creó la marca España. O no, aún más, Aznar creó España. A más, a más.
Demasié para mi body.
Puestos a especular, y flotando en el mundo de las ideas, en el que se apoya Margallo para argumentar su discurso, voy a montarme yo mi película. Quizá al señor marido de la actual alcadesa de Madrid, Ana Botella, le impactó mucho muchísimo en sus dos legislaturas de gobierno, el poderío del nacionalismo en sus respectivos feudos y quiso darle poso y nueva dimensión a un nuevo concepto de patriotismo, nacionalismo nacional podría decir, caído en desuso por los cuarenta años de dictadura, digo yo, o por los ultras que se van por otros derroteros. Con todo esto especulo pero vamos, no me hace falta echar mano de Platón, para lanzar la hipótesis de que los gobiernos aznarianos vieron en los socios de CiU o PNV, el camino a seguir pero no con las consignas propias del terruño, sino con vuelta de tuerca a nivel nacional y sobre todo, con la audacia presupuestaria para monetizar señas de identidad.
¿Cómo hacerlo?
Con el deporte.
Es un ejemplo.
En un campo de fútbol por ejemplo donde la bandera nacional ondea en la grada sin connotación política.
Ganando mundiales. Ganando europeos. Ganando Roland Garros. Ganando Tours de Francia. Ganando no sé qué más. Y por supuesto, teniendo la mejor liga de fútbol del mundo.
Eso que no falte.
Un liga que brille hacia afuera pero que en la trastienda sea óscura, ópaca y por momentos, mafiosa.
Los deportistas, la marca España que representan los deportistas, que ahí está el quid de Margallo y su marca España y la del gobierno Rajoy, porque mire usted, creo que es concepto ya estaba en el programa, que no me leí ni ganas de hacerlo.
Voté a PACMA, no viene al caso, pero oye. A mí lo de que el voto sea secreto siempre me ha parecido una estupidez.
Volvamos a la marca España, en la que no está y debería Goya y también Larra.
Venga usted mañana. Porque sí se hace mención del concepto Leyenda negra, del que leí hace unas semanas un estupendo artículo en El País, que no buscaré en este momento pero que merecía la pena leer. Lo de leyenda negra, ni tan leyenda ni tan negra, por resumir, pues oiga, cite a Larra.
No viene al caso pero ya que se comercia intelectualmente con pintores, pondré el ejemplo de Tapies. Marca Catalunya, cien por cien. Eso sí que es una marca, señor Margallo. Que Mascarrell fue al funeral privado y todo. No lo analizaré porque no tengo ni la menor idea de cómo hacerlo pero eso es solidez en la imagen de marca y lo de los deportistas de ustedes es una foto y poco más. ¿De qué le ha servido a Zapatero que ganasemos el Mundial de Fútbol? Y, ¿a la ciudadanía?
Los deportistas, no me representan. Siento decirlo. Ojalá sí lo hicieran. Yo me alegré por lo del Mundial, pues sí. Pero lo mismo que me alegro cuando un concursante se lleva un premio en un concurso de televisión, por pura simpatía del momento y fugaz conexión. Es una alegría que me dura poco. Ya querría yo amortizarla más pero eso no es, o no debe ser, o entiendo yo que es malo que sea la marca de un país. Que ganen unos u otros, pues mire, me alegro por ellos pero no es lo importante, seamos serios, no lo es. Me alegro, claro, pero de ahí a hacer patria porque entre la pelotita o no entre, pues es que somos peores aún de lo que quiero pensar. Y los deportistas, se representan a sí mismos. Las recientes noticias de un primera fila del deporte español que tributaba en el País Vasco para pagar un 0,0000 nosecuántosceros de impuestos. No entiendo cómo no es un escándalo eso. Y lo tiene que denunciar Bildu, según creo. O bueno, alguien que no metería nunca Margallo en lo de Marca España, porque no sé si ha sido Bildu o Amaiur, pero tanto da. Oigan, que el número uno del mundo paga menos impuestos que cualquier currito, pero vamos a ver. Que no. Que me da igual que sea legal. Es amoral. Que haya formas jurídicas de evadir la responsabilidad tributaria, no anula la vergüenza que ello representa. Encima le aplaudimos.
Y ojo, tenemos imputados de altos vuelos que podrían aparecer en ese cuadro de Las Meninas del siglo XXI que han sido también deportistas de élite y que está en curso el juicio por presuntas irregularidades en paraísos fiscales. Marca España, Margallo.
Y más de actualidad imposible, porque ya que antes hablábamos de tenistas, una señorita que también fue número uno del mundo anda a la gresca por dinero con sus progénitores con cuentas, según dicen o publican los medios, fuera de España y ya salió a la palestra hace unos años la misma señorita por tener domicilio fiscal en Andorra. ¿Marca España, Margallo o Marca Andorra, también? Y no cito a los deportistas porque tampoco tienen ellos la culpa. Se debe responsabilizar a los que no sudan en la pista y les llevan las finanzas.
Hace poco salió en televisión Ferrán Martínez, pivot más bien lento pero peleón del Barça y del Juventud, entre otros equipos, que ahora se dedica a lo de las finanzas y al asesoramiento de los jóvenes millonarios o multimillonarios deportistas que sudan en los campos o las canchas. A Ferrán, que se lo lleva calentito dentro de la más estricta legalidad, presupongo, porque se le ve un tio serio y tal, pues lo cito porque se ha pasado al otro bando, y salía en un especial de lujo. Comiendo en Arzak.
Margallo también habla de comida. La marca España también está en el yantar.
En fin, que a mí todo esto me parece una vacilada de cojones, por hablar de forma soez y directa.
¿A qué viene sacar pecho en un país que está unos zorros?
Que ganamos el europeo de fútbol sala, pues muy bien. Pero que el despido se abarata y las previsiones de empleo son malas y apuntan que serán peores. Muy emocionante el gol al final del partido pero que eso es un deporte, un juego, un entretenimiento... No es el activo de un país. No genera empleo el europeo de fútbol sala, o el torneo que sea del deporte que sea. No gasten dinero, ni saliva en sueños colectivos, como usted dice que son, y que no sirven para que una economía nacional se enderece. Todavía me acuerdo de lo que costó en primas de dinero público que los jugadores de la Selección de fútbol ganaran el Mundial. Es que no está la cosa para atender a otras primas que no sean de riesgo. La marca España cuesta una pasta, si lo enfocas así. Que me simpatizan menos, con la factura en la mesa de las carreras que se han pegado. Que no vendan humo, vamos. Que se den cuenta de que con una fiscalización moralmente aceptable a la mayoría de deportistas de este país, España pero no la España soñada sino la real, estaba por lo menos de pie, no digo caminando pero por lo menos, de pie. La mentalidad o la sensibilidad nacional pide que no se celebren los torneos deportivos como si fueran conquistas sociales. Como si realmente el ciudadano ganase algo. Me viene a la cabeza muchas bios de twitter en las que se podían leer: Soy campeón del mundo, haciendo extensivo el triunfo de la Selección. En fin.
España se defiende con más ahinco de las acusaciones de dopaje de un programa de humor francés que de los ataques desde Europa a sectores claves del país, como el hortofrutícola en la crisis del pepino o el pesquero en el acuerdo con Marruecos y sus caladeros. Y, ¿usted quiere Gibraltar, señor Margallo? Confórmese con que no nos quiten Barbate por inanición, en este caso no el Reino Unido, sino los socios europeos.
Curiosamente son dos ejemplos andaluces los que he puesto en los que veo una dejación de funciones desde la diplomacía de este país. De dos gobiernos distintos, afortunadamente, porque no quiero que esto se entienda como una crítica al gobierno Rajoy. El PSOE no utiliza en el programa lo de la Marca España pero es igual de populachero con los triunfos deportivos, igualmente se anotan los tantos, se hacen las fotos y el lameculismo fluye. Fluye sin pausa. Más para arrimarse a los campeones. Decía lo de Andalucía porque, ¿cuánto dinero se gastarán desde a Junta para reforzar la Marca Andalucía y luego llega, un poner, Cayetano de Alba y se carga esa proyección moderna y a la última diciendo que los andaluces somos unos vagos? La marca Andalucía, ¿cuánto cuesta? Y a más, la catalana o la valenciana... Las marcas que se inspiran en bases nacionales, ¿ a qué precio las vienen despachando?
Porque parece que no, que es gratis, que ya que ganan los chavales y chavalas sus torneos internacionales pues vamos a presumir, a colgarnos la medalla del mérito atlético como si fuera a subir eso nuestro nivel de vida, como si presumir saliera gratis. ¿Somos todos tontos o qué es lo es?
Desde provincias, lo mismo es que enfoca mejor el mamoneo de la corte. O eso pienso al leer el artículo del presidente y editor de la Voz de Galicia.
Lo enlazo que es cosa fina, sea uno gallego o no.
"Acabar con la desesperación" se titula. Casi ná.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2012/02/12/acabar-desesperacion/00031329031200963799415.htm
A ver, que dentro de ser un propósito programático, pues bien, y buena será porque no la conozco la labor que hacen las agencias que cita Margallo en su artículo y que están en los negociados internacionales del turismo y demás. Quiero decir, que promoción, pues habrá que hacerla. Y publicidad o lo que toque, campaña comercial o lo que sea. Pero sin humo ni historias. Siendo un poco serios. El deporte es lo que es. Que los maratonianos de Kenya o Etiopía, o de donde sea, que tampoco ando muy puesto en atletismo, ni en nada en realidad, pues no hacen que su país mengüe su ruina.
Un gobierno escueto en gastos súperfluos y que haga marca del sentido común, es más útil.
Y que sepa fiscalizar lo que ganan los ídolos en la cancha y lo que ingresan en Hacienda y manejan los que están en el bussines del deporte espectáculo, oiga. Que son tiempos de ley concursal, no de sacar pecho por ganar en fútbol sala o porque un ciclista sea condenado por dopaje. Que no son intereses nacionales, señor mío. Y si lo son, algo va mal. Porque no generan riqueza. Lo mismo es útil, tener pobres orgullosos. Pero no creo que salir a festejar triunfos y ponerse en la bio de twitter "campeón del mundo", sirva para que suba la renta media. Quizá si el número uno del mundo en tenis o en el deporte que sea, paga el mismo dinero que tiene que pagar el emprendedor medio de este país, no de los territorios con bonificiación fiscal, sino la media de lo que tiene que pagar en tasas un autónomo de un pueblo o ciudad cualquiera, o un modesto empresario que no puede destinar una partida a ver cómo se desgrava con el malabarismo de una gestoría.
Por desgracia eso está mucho más dentro de la marca España de lo que parece. Los deportistas siempre se sienten orgullosos de vestir la camiseta del equipo nacional pero cuando toca pagar el impuesto nacional, no les importa cambiarse la camiseta y eso no es para sacar pecho ni para presumir, sino para avergonzarse de ser parte de su hinchada por más que compartamos país. Pagar impuestos es útil, o debería, y también debería haber estado escrito a fuego en el programa de cualquier partido. Primero construyamos o reconstruyamos España y ya luego la convertimos en una marca.
Si no es moralmente reprobable que un dirigente, me da igual el partido, encarge caviar o pague en saunas con tarjeta Visa, no somos ni un país ni nada. Si no se vuelve a la racionalidad en el gasto público, no por voy de la limitación, porque hecha la ley, hecha la trampa, haciéndolo de buena fe por vías de la transparencia. Los presupuestos, las partidas, los sueldos... En internet, para que se los bajen los que se bajan las películas. Que por lo menos nos quede el escarnio, que nos podamos indignar de la acumulación de sueldos públicos de cargos y más cargos, sustentados por el erario público. Que se les caiga la cara de vergüenza pero sin bandos, ni lameculos de los bandos, me da igual a lo que se dediquen, que no muerden la mano que les da de comer. Cuando no queden raciones, esas mismas bocas agradecidas repartirán dentelladas y se arrancarán de cuajos no las manos que hasta ahora les alimentaban y participaban del juego sino los brazos. De cuajo como Spanair. Y me detengo en esto. Porque Spanair, amigo mío Margallo que ya le he citado tantas veces que le tengo hasta simpatía, lleva mucho de España en su marca. Y de Cataluña, claro. Recomiendo en una entrada de blog de Pablo Herreros analizando el punto de vista editorial de La Vanguardia con respecto a la Generalidad y Spanair.
Es marca España que un juez que investiga crímenes de dictadores, o que es conocido a nivel mundial por ello, sea inhabilitado. No entro en si la sentencia es pertinente o no, pero la marca España está también en eso y en los editoriales de periódicos como el New York Times o el Herald Tribune hablando del caso. La marca España es Todos con Barbate. La marca España es el pepino, haciendo extensivo a todos los productos que se venden allende nuestras fronteras y que ya son marca sin necesidad de hacerse foto con político de turno o agradecer favores. El mercado elige sus marcas y muchas son propiedad de compatriotas. Para mí, es marca España la web Filmaffinity, por ejemplo y no lo es o no lo son las supuestas hordas de supuestos ladrones de contenido que asolan la red. Me gustaría que marca España fueran los investigadores que curen el cáncer o el VIH. Me gustaría que marca España fuera una apuesta por la trasparencia y un modelo de eficiencia en la gestión, gracias al modelo de indignación y acampadas que fue portada en todo el mundo y que, manque le pese, señor Margallo, es o fue marca España porque se extendió a, nada más y nada menos, que Estados Unidos, principales importadores de discurso capitalista, neoliberal y salvaje a la humanidad y que vieron inspiración en los movimientos ciudadanos de las plazas de España que afloraron apolíticos y en mi opinión, fueron manipulados por unos y por otros, para emborronar el mensaje principal: eficacia en la gestión y transparencia.
Y los que se llenan la boca con temas del deporte, y con las victorias internacionales y demás que, no se engañen, son de otros por más que sean compatriotas nuestros, que no se rasgen las vestiduras porque es como somos. Ya lo siento. La marca España es más Goya que nunca en esos aspectos. Somos sordos o nos estamos volviendo. Somos tramposos. Es así. Ser limpio aquí es ser tonto. Y lo digo por el fraude fiscal, no porque se dopen los muchachos del pantalón corto. Ahí está parte de esa esencia que no asumimos antes de crear marcas que nacen envenenadas. Se premia al listo. Al que no paga a tenor de lo que gana, sino al que sabe mejor cómo no tener que pagar. No hay conciencia de que se contribuye a una mejora del bienestar social, que es la única manera de avanzar en términos sociales. El sector del lujo crece y el paro va camino de los seis millones y el país no quiebra, ¿por qué? Pues porque la crisis no es para todos. Algunos pagan porque la crisis se la adelgacen en una gestoría y el ciudadano medio se endeuda hasta las cejas simplemente para poder tener un techo y llenar la nevera semanalmente.
Y se premia al listo. Al que paga 0,00000 tanto por ciento de su fortuna.
Y sigo. Un país para crecer, necesita fe. La frase es de una canción de Mala Rodríguez. Pero, señores políticos, no yerren el tiro y pongan nuestra ilusiones en señores o señoras con mallas o pantalón corto que sudan la gota gorda en sus entrenamientos y tienen el premio que merecen en los podios. Eso es de ellos, no nos vendan la moto. El lema Hacienda somos todos caló hondo en su momento. Hagan lo mismo que en la DGT durante la última década, reduzcan drásticamente el fraude como se han conseguido bajar el númeroo de accidentes de coche. No puede ser más difícil una concienciación que la otra. No me lo creo. Se puede crear una conciencia social en lo tocante a tributos, sin privilegios ni excusas. Tampoco para los dirigentes públicos, a los que se les mete en el presupuesto a golpe de reforma. Ese es el camino. Soluciones a priori, antes de meter la mano en la caja. Sean honestos y fiscalicen esos ingresos, los de los deportistas de élite y todas las empresas o semi empresas que tienen en el patrocinio o gestión de eventos deportivos su nicho de mercado, hasta el último céntimo que sale y entra, y ya que tenemos ganadores en la patria, pues hagan lo mismo, que paguen en las mismas condiciones que tenemos los que perdemos casi siempre.
Y ya está. Bueno, sólo una cosa más.
Déjense de marcas hasta que no tengamos un país del que se pueda presumir de más cosas de las que pueda uno sonrojarse, por favor.
Es como si un país de África, prefiero no citar ninguno ahora que abundo en la más flagrante demagogía a última hora, presumiera de sus maratonianos teniendo nacionales que se mueren de hambre.
Pues, más o menos.
La marca España
Estoy definitivamente harto de escuchar ese concepto o entelequía: la marca España.
Es una seña de identidad del actual gobierno del PP pero juraría habérsela oído antes a Lissavetsky de PSOE o alguno de su cuerda. Que más da.
La marca España.
¿Qué es? ¿A qué se refieren? ¿de qué sirve? Y sobre todo, ¿por qué lo repiten tanto?
La marca España no existe, ya lo digo yo.
Si te dicen: La marca España. ¿En qué piensas?
Yo, en el Guernika.
De Picasso.
Un cuadro de un bombardeo, en blanco y negro, pintado en Francia.
Bombardeo sui generis, no es que se vea sangre ni aviones.
Pero bueno...Esa es mi marca España.
Yo pienso en eso en primer lugar. Luego se me ocurren escenas igualmente siniestras como pudiera ser el Julio Iglesias con chaqueta cruzada estilo años ochenta o la Cada uno, supongo yo, evocará o pensará en su propia idea de marca y en su propia España.
En ese generalista imaginario colectivo flotarán o toreros, o peinetas, o deportistas, o vaya usted a saber.
Qué más da. No hay nada de marca en ello, y es más, no debería haberlo.
Particularmente me irrita el deporte.
El tratamiento informativo del deporte.
La sublimación populachera del deporte.
En este blog hablo o escribo con frecuencia sobre deporte.
El último chándal me lo compré o más bien, me lo compraron antes de llegar al instituto.
En las sucesivas intentonas de ser un socio que amortiza la cuota de un gimnasio, he manejado solo pantalones de chándal, no la equipación completa y dejé de formar parte de equipos, con entrenamientos regularmente, bastante antes de entrar en la facultad, de modo que, el deporte, pues poco. Deporte, poco. La verdad es ésa. No tengo criterio, como para casi nada.
Pero tengo una opinión, como casi con todo.
El deporte en España está sobrevalorado por su dimensión de negocio, en primer lugar. Y en segundo, es una herramienta política por dos motivos: el adocenamiento del personal vía celebración efusiva de victorias y la capacidad de aprovechar el furor popular para volverlo populismo en favor de unos o de otros.
Me gustaría escribir entradas en el blog más cortas y directas. Quiero decirlo todo y se vuelve un poco revoltijo pero el ánimo o eso es lo que yo quiero pensar, el espíritu de lo que quiero decir pervive a mi poca habilidad de decirlo claro.
A mí me toca por el lado de la información.
Información deportiva, un eufemismo que sirve para amparar prácticas que creo que no son nada responsables, ni por lo informativo ni por lo deportivo.
Me atrevo a decir que España es el único país del mundo en el que es noticia en la sección de deportes, que un equipo ha entrenado con popularidad. "El equipo ha entrenado con normalidad", es una frase que oímos con frecuencia en telediarios o crónicas diarias del periódico. Es una vergüenza, para todos los que se llaman así mismso periodistas y se dedican al negociado de la "información" del balón, sea cual sea la disciplina. O incluso si en lugar de pelota, hay bicicleta o si se emplean más útiles, ya sea raquetas, esquís o vehículos de motor. El caso es que la marca España no sale gratis.
Vuelvo a la entelequia.
Esa filosofía de Marca España y lo pongo en mayúsculas porque a los que usan la expresión se les llena la boca al decirlo, tiene una importante dimensión de negocio.
Hay que recordar que en España, en donde nos quieren meter el rollo ése de la marca, el fútbol es un asunto de "interés general".
Tiene cojones, y me permito ser soez. Con cinco millones de parados, es el fútbol o los partidos de Primera División de la Liga de fútbol es "interés general".
La marca España y se me acababa de ocurrir al hilo de esta reflexión es como si los kenyatas o los etíopes, como ejemplo de excelentes maratonianos, pues se llenasen la boca diciendo la marca Kenya o la marca Etiopía. Más absurdo todavía me parece hablar de marcas cuando no son deportes de equipo. En el fondo, el mundo del espectáculo es el que ha convertido casi cualquier disciplina en un conjunto de individualidades. Es así. Y me merecen muy poco respeto.
El deporte profesional no tiene tanto mérito, es mi opinión.
Claro que yo no tengo un chándal completo desde hace miles de años, pero me da igual. Entrenar, entrenar y entrenar. Pues si te dedicas solo a eso, ¿pues qué quieres? ¿Dónde está el mérito? Siempre he pensado lo mismo y lo aplico a los funambulistas o a los artistas de circo. Si se lo proponen, qué se yo, los malabares, por ejemplo, hacerse con los malabares, pues puedes llegar a ser un profesional de tirar pelotas al aire o de ejercitar con ellas la puntería o lo que sea.
No son seres especiales. No es un don innato. No es ninguno de los mágicos epítetos que glosan las crónicas deportivas. El talento y bla bla bla.
No hay talento en el deporte, es mi opinión.
Para mí el talento es evocar un bombardeo sin usar el color rojo.
Para mí, es mi opinión.
Usar una raqueta, conducir un coche o no sé, darle patadas a un balón o lanzarlo a un aro desde cierta distancia o dar pedales en cuestas bien empinadas, vete a saber, es una habilidad, que se entrena y para la que se pueden tener ciertas aptitudes físicas, de acuerdo, pero ¿talento?
Es una apropiación del lenguaje intelectual que busca sublimar, he usado varias veces ese verbo, ya lo siento es que es lo que hay, subliman un acto que es primordialmente físico y en esencia, recreativo.
Me voy de la marca España. Como si fuera la marca Etiopía, sinceramente.
Pienso en la cara de los que fueron deportistas de éxito, cuando dejaron de serlo. Un poso de amargura en sus gestos, ¿no lo ven? No piensen, claro, en los que se han dedicado al medio. Al negocio de la comunicación. Como especialistas. Como comentaristas. O como yo que sé. Ahí están. Y en ellos se nota menos, por el maquillaje o porque aprender el oficio. Pero los otros. Los que llaman menos para hacer especiales, o los que son comentaristas también pero de equipos más modestos y se prodigan menos. Fíjense. Se les nota un poso de amargura. De ya no me creo el cuento que contaban cuando yo era el príncipe del cuento. Y están resabiados o bueno, no sé, lo mismo se han quedado sin efectivo o sin los lujos de antes y eso justifica la pálida expresión.
Hace unos años se bromeaba con el hecho de que los deportistas en general y los futbolistas en particular se expresaban con pocas palabras, poquísimas, y que eran poco menos que "cortitos". Con los años se han aprendido de carrerrilla los tópicos y el discurso futbolero y 'deportístico' a grosso modo, se ha ampliado en su mismo camino estrecho pero en un horizonte infinito, en España. Glosando la marca España.
Lo que decía de los deportistas que ya no lo son, y en lo que me he extendido, es que parecen niños pequeños a los que ya les han dicho que no existen los Reyes Magos de Oriente. Que se acabo el cuento de la sobreinformación absurda y de las declaraciones de "sí, bueno, no...tal y cual". Se les acaba y es inevitable no sentirse un poco... no sé, vacío.
Porque en el fondo, lo del deporte, está bastante vacío.
Quiero decir... A ver, si sé lo que quiero decir...
La marca España es Ibiza.
Fiesta.
Por retomar lo de las marcas y dejar la comparación con Etiopía.
ACTUALIZACIÓN: Ayer dejé en este punto la entrada del blog y no la publiqué. Hoy he visto a través de twitter un artículo de García Margallo en La Razón titulado precisamente así: La marca España bla bla bla. En fin. Casualidades de la vida. Por ese motivo, dejó aquí la entrada y escribo una segunda parte, porque después de leer el artículo en la cabecera de Marhuenda, pues nada puede ser lo mismo. En fin, me he quedado bastante a cuadros. Aunque tampoco es que me las de adivino, porque si no me falla la memoria lo comentó en la comparecencia que tuvo esta semana y en la que se refería a las sátiras sobre el deporte español. O sea que era de esperar. Además la expresión la repiten con cierta frecuencia los ministros del gobierno del PP. Si no me equivoco, Bañez, Wert o nosequién más también han colado la morcilla. En fin, to be continued.
Es una seña de identidad del actual gobierno del PP pero juraría habérsela oído antes a Lissavetsky de PSOE o alguno de su cuerda. Que más da.
La marca España.
¿Qué es? ¿A qué se refieren? ¿de qué sirve? Y sobre todo, ¿por qué lo repiten tanto?
La marca España no existe, ya lo digo yo.
Si te dicen: La marca España. ¿En qué piensas?
Yo, en el Guernika.
De Picasso.
Un cuadro de un bombardeo, en blanco y negro, pintado en Francia.
Bombardeo sui generis, no es que se vea sangre ni aviones.
Pero bueno...Esa es mi marca España.
Yo pienso en eso en primer lugar. Luego se me ocurren escenas igualmente siniestras como pudiera ser el Julio Iglesias con chaqueta cruzada estilo años ochenta o la Cada uno, supongo yo, evocará o pensará en su propia idea de marca y en su propia España.
En ese generalista imaginario colectivo flotarán o toreros, o peinetas, o deportistas, o vaya usted a saber.
Qué más da. No hay nada de marca en ello, y es más, no debería haberlo.
Particularmente me irrita el deporte.
El tratamiento informativo del deporte.
La sublimación populachera del deporte.
En este blog hablo o escribo con frecuencia sobre deporte.
El último chándal me lo compré o más bien, me lo compraron antes de llegar al instituto.
En las sucesivas intentonas de ser un socio que amortiza la cuota de un gimnasio, he manejado solo pantalones de chándal, no la equipación completa y dejé de formar parte de equipos, con entrenamientos regularmente, bastante antes de entrar en la facultad, de modo que, el deporte, pues poco. Deporte, poco. La verdad es ésa. No tengo criterio, como para casi nada.
Pero tengo una opinión, como casi con todo.
El deporte en España está sobrevalorado por su dimensión de negocio, en primer lugar. Y en segundo, es una herramienta política por dos motivos: el adocenamiento del personal vía celebración efusiva de victorias y la capacidad de aprovechar el furor popular para volverlo populismo en favor de unos o de otros.
Me gustaría escribir entradas en el blog más cortas y directas. Quiero decirlo todo y se vuelve un poco revoltijo pero el ánimo o eso es lo que yo quiero pensar, el espíritu de lo que quiero decir pervive a mi poca habilidad de decirlo claro.
A mí me toca por el lado de la información.
Información deportiva, un eufemismo que sirve para amparar prácticas que creo que no son nada responsables, ni por lo informativo ni por lo deportivo.
Me atrevo a decir que España es el único país del mundo en el que es noticia en la sección de deportes, que un equipo ha entrenado con popularidad. "El equipo ha entrenado con normalidad", es una frase que oímos con frecuencia en telediarios o crónicas diarias del periódico. Es una vergüenza, para todos los que se llaman así mismso periodistas y se dedican al negociado de la "información" del balón, sea cual sea la disciplina. O incluso si en lugar de pelota, hay bicicleta o si se emplean más útiles, ya sea raquetas, esquís o vehículos de motor. El caso es que la marca España no sale gratis.
Vuelvo a la entelequia.
Esa filosofía de Marca España y lo pongo en mayúsculas porque a los que usan la expresión se les llena la boca al decirlo, tiene una importante dimensión de negocio.
Hay que recordar que en España, en donde nos quieren meter el rollo ése de la marca, el fútbol es un asunto de "interés general".
Tiene cojones, y me permito ser soez. Con cinco millones de parados, es el fútbol o los partidos de Primera División de la Liga de fútbol es "interés general".
La marca España y se me acababa de ocurrir al hilo de esta reflexión es como si los kenyatas o los etíopes, como ejemplo de excelentes maratonianos, pues se llenasen la boca diciendo la marca Kenya o la marca Etiopía. Más absurdo todavía me parece hablar de marcas cuando no son deportes de equipo. En el fondo, el mundo del espectáculo es el que ha convertido casi cualquier disciplina en un conjunto de individualidades. Es así. Y me merecen muy poco respeto.
El deporte profesional no tiene tanto mérito, es mi opinión.
Claro que yo no tengo un chándal completo desde hace miles de años, pero me da igual. Entrenar, entrenar y entrenar. Pues si te dedicas solo a eso, ¿pues qué quieres? ¿Dónde está el mérito? Siempre he pensado lo mismo y lo aplico a los funambulistas o a los artistas de circo. Si se lo proponen, qué se yo, los malabares, por ejemplo, hacerse con los malabares, pues puedes llegar a ser un profesional de tirar pelotas al aire o de ejercitar con ellas la puntería o lo que sea.
No son seres especiales. No es un don innato. No es ninguno de los mágicos epítetos que glosan las crónicas deportivas. El talento y bla bla bla.
No hay talento en el deporte, es mi opinión.
Para mí el talento es evocar un bombardeo sin usar el color rojo.
Para mí, es mi opinión.
Usar una raqueta, conducir un coche o no sé, darle patadas a un balón o lanzarlo a un aro desde cierta distancia o dar pedales en cuestas bien empinadas, vete a saber, es una habilidad, que se entrena y para la que se pueden tener ciertas aptitudes físicas, de acuerdo, pero ¿talento?
Es una apropiación del lenguaje intelectual que busca sublimar, he usado varias veces ese verbo, ya lo siento es que es lo que hay, subliman un acto que es primordialmente físico y en esencia, recreativo.
Me voy de la marca España. Como si fuera la marca Etiopía, sinceramente.
Pienso en la cara de los que fueron deportistas de éxito, cuando dejaron de serlo. Un poso de amargura en sus gestos, ¿no lo ven? No piensen, claro, en los que se han dedicado al medio. Al negocio de la comunicación. Como especialistas. Como comentaristas. O como yo que sé. Ahí están. Y en ellos se nota menos, por el maquillaje o porque aprender el oficio. Pero los otros. Los que llaman menos para hacer especiales, o los que son comentaristas también pero de equipos más modestos y se prodigan menos. Fíjense. Se les nota un poso de amargura. De ya no me creo el cuento que contaban cuando yo era el príncipe del cuento. Y están resabiados o bueno, no sé, lo mismo se han quedado sin efectivo o sin los lujos de antes y eso justifica la pálida expresión.
Hace unos años se bromeaba con el hecho de que los deportistas en general y los futbolistas en particular se expresaban con pocas palabras, poquísimas, y que eran poco menos que "cortitos". Con los años se han aprendido de carrerrilla los tópicos y el discurso futbolero y 'deportístico' a grosso modo, se ha ampliado en su mismo camino estrecho pero en un horizonte infinito, en España. Glosando la marca España.
Lo que decía de los deportistas que ya no lo son, y en lo que me he extendido, es que parecen niños pequeños a los que ya les han dicho que no existen los Reyes Magos de Oriente. Que se acabo el cuento de la sobreinformación absurda y de las declaraciones de "sí, bueno, no...tal y cual". Se les acaba y es inevitable no sentirse un poco... no sé, vacío.
Porque en el fondo, lo del deporte, está bastante vacío.
Quiero decir... A ver, si sé lo que quiero decir...
La marca España es Ibiza.
Fiesta.
Por retomar lo de las marcas y dejar la comparación con Etiopía.
ACTUALIZACIÓN: Ayer dejé en este punto la entrada del blog y no la publiqué. Hoy he visto a través de twitter un artículo de García Margallo en La Razón titulado precisamente así: La marca España bla bla bla. En fin. Casualidades de la vida. Por ese motivo, dejó aquí la entrada y escribo una segunda parte, porque después de leer el artículo en la cabecera de Marhuenda, pues nada puede ser lo mismo. En fin, me he quedado bastante a cuadros. Aunque tampoco es que me las de adivino, porque si no me falla la memoria lo comentó en la comparecencia que tuvo esta semana y en la que se refería a las sátiras sobre el deporte español. O sea que era de esperar. Además la expresión la repiten con cierta frecuencia los ministros del gobierno del PP. Si no me equivoco, Bañez, Wert o nosequién más también han colado la morcilla. En fin, to be continued.
Percepciones del mundo a tiempo real
Siempre había tenido cierta resistencia a tener un blog porque pensaba que comentaría tonterías en él.
Despejo las dudas con esto.
Y una de ellas era cómo darle cabida a las percepciones del mundo a tiempo real, a partir del hilo de contenidos lineal, del aparato más socializador de nuestro entorno occidental: el televisor.
Es decir, comentar sobre la televisión, ¿se puede ser más vulgar?
A diferencia de la música y la literatura, la experiencia cognitiva de la televisión se sufre o se disfruta en grupo. Se comenta en el salón de casa con los miembros de la familia. Se habla de ello. Uno no habla de las frases que lee en un libro o no comparte del todo la música, es decir, por más que le pongas una canción a alguien para que la escuche, su percepción nunca será la misma que la tuya, la personal, en el momento de la primera vez que la oyes y te zumba o te engancha o se te mete en la cabeza, y es una forma personal e intransferible de relacionarse con el contenido. Con la televisión, no.
Todo esto viene a lo que vi el domingo pasado, o hace dos domingos. Percepciones del mundo a tiempo real, con un retraso de semanas. Es el aleatorio discurso del zapping. Cambias de cadena y hay dos discursos tan diferentes, tan reales y a la vez, tan contradictorios. En la 2, un documental sobre el Movimiento Sin Tierra. En Tele5, un especial sobre Gran Hermano.
Enlace al documental de Miguel Barros, narrado por Cecilia Roth, muy inspirador por momentos y algo sentimentaloide, o poco objetivo quizá, pero muy sensato y claro, bien explicado y bien contado. Una realidad que tiene una lectura no solo en Brasil, sino en todo el mundo. La tierra. Vuestra tierra, nuestra tierra.
Impacta más verlo a la vez que Gran Hermano. Un concurso en el que los participantes voluntariamente deciden acotar su tierra, encerrarse entre cuatro paredes, competir por comida... Tiene muchas lecturas. Se puede analizar desde muchos puntos de vista. Desde la visión del metro cuadrado. De la libertad del espacio: La primera. La búsqueda de otros objetivos, de vida, de hacerse famoso... No sé. El documental. Las percepciones simultáneas de la vida a tiempo real, de lo que te cuenta o te muestran, o ves por las noticias, o programan en prime time. Los pequeños agriculturas. Los manjares, los pequeños huertos. EL movimiento social: El movimiento social de los que votan en Gran Hermano por su concursante favorito. También hay un Gran Hermano en Brasil. Todo es lo mismo. La fascinación por las ratas encerradas, por tener humanos como mascotas. Y en el otro canal: la lucha por ser libres. Por tener un sitio. Un lugar en el mundo. Y en el otro canal: la lucha por no salir de la casa de Guadalix de la Sierra. Puede que sea una estupidez comentar la programación simultánea de la televisión, pero a veces esta mezcla de discursos alcanza de lleno a mi sensibilidad. Y lo dejo aquí escrito.
Saludos!
Despejo las dudas con esto.
Y una de ellas era cómo darle cabida a las percepciones del mundo a tiempo real, a partir del hilo de contenidos lineal, del aparato más socializador de nuestro entorno occidental: el televisor.
Es decir, comentar sobre la televisión, ¿se puede ser más vulgar?
A diferencia de la música y la literatura, la experiencia cognitiva de la televisión se sufre o se disfruta en grupo. Se comenta en el salón de casa con los miembros de la familia. Se habla de ello. Uno no habla de las frases que lee en un libro o no comparte del todo la música, es decir, por más que le pongas una canción a alguien para que la escuche, su percepción nunca será la misma que la tuya, la personal, en el momento de la primera vez que la oyes y te zumba o te engancha o se te mete en la cabeza, y es una forma personal e intransferible de relacionarse con el contenido. Con la televisión, no.
Todo esto viene a lo que vi el domingo pasado, o hace dos domingos. Percepciones del mundo a tiempo real, con un retraso de semanas. Es el aleatorio discurso del zapping. Cambias de cadena y hay dos discursos tan diferentes, tan reales y a la vez, tan contradictorios. En la 2, un documental sobre el Movimiento Sin Tierra. En Tele5, un especial sobre Gran Hermano.
Enlace al documental de Miguel Barros, narrado por Cecilia Roth, muy inspirador por momentos y algo sentimentaloide, o poco objetivo quizá, pero muy sensato y claro, bien explicado y bien contado. Una realidad que tiene una lectura no solo en Brasil, sino en todo el mundo. La tierra. Vuestra tierra, nuestra tierra.
Impacta más verlo a la vez que Gran Hermano. Un concurso en el que los participantes voluntariamente deciden acotar su tierra, encerrarse entre cuatro paredes, competir por comida... Tiene muchas lecturas. Se puede analizar desde muchos puntos de vista. Desde la visión del metro cuadrado. De la libertad del espacio: La primera. La búsqueda de otros objetivos, de vida, de hacerse famoso... No sé. El documental. Las percepciones simultáneas de la vida a tiempo real, de lo que te cuenta o te muestran, o ves por las noticias, o programan en prime time. Los pequeños agriculturas. Los manjares, los pequeños huertos. EL movimiento social: El movimiento social de los que votan en Gran Hermano por su concursante favorito. También hay un Gran Hermano en Brasil. Todo es lo mismo. La fascinación por las ratas encerradas, por tener humanos como mascotas. Y en el otro canal: la lucha por ser libres. Por tener un sitio. Un lugar en el mundo. Y en el otro canal: la lucha por no salir de la casa de Guadalix de la Sierra. Puede que sea una estupidez comentar la programación simultánea de la televisión, pero a veces esta mezcla de discursos alcanza de lleno a mi sensibilidad. Y lo dejo aquí escrito.
Saludos!
domingo, 5 de febrero de 2012
La noche de los Óscares
A mí tampoco me gusta pero qué le vamos a hacer.
El plural de Óscar es Óscares.
Y resulta, vaya sorpresa, que la palabra Óscar está en el diccionario:
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=oscar
A mí tampoco me gusta que sea un artículo nuevo y que vaya a estar en la próxima edición del DRAE.
Me pregunto si estará como acepción Goya, César o los Bafta (?)
Pues eso. Lo correcto es Óscares. La noche de los Óscares, o la noche de los premios Óscar. No os queda otra, bandidos. Es lo que hay.
El plural de Óscar es Óscares.
Y resulta, vaya sorpresa, que la palabra Óscar está en el diccionario:
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=oscar
A mí tampoco me gusta que sea un artículo nuevo y que vaya a estar en la próxima edición del DRAE.
Me pregunto si estará como acepción Goya, César o los Bafta (?)
Pues eso. Lo correcto es Óscares. La noche de los Óscares, o la noche de los premios Óscar. No os queda otra, bandidos. Es lo que hay.
jueves, 2 de febrero de 2012
Sobre Raquel Bollo, a favor o no
Hace unas semanas me enfrenté a mi tradicional concepto de celebrity mártir que vive forever and ever de su desgracia personal. ¿El mejor ejemplo? Raquel Bollo. Amamantada en el discurso de victima más pro y con un plus: pionera en maltrato y violencia doméstica. Con el reverso tenebroso del melódico Chiquetete y la conexión sobrexplotada a mansalva de ser de la parentela no consanguínea de la artista que responde a las iniciales I. P.
Viendo a Raquel Bollo rememorar su periplo vital en televisión pensé, pues no. He estado siempre en un error. Está bien. En fin, no sé qué click saltó en mi cabeza para pensar exactamente lo contrario de siempre. Raquel Bollo, pues sí. Adelante con ello. Si es verdad que ha recibido palos, o si no lo es, sea como sea. Es una historia que merece, no sé cómo decirlo, reparación. Una recompensa después de todos los moratones, si es que los hubo, o los malos ratos, que eso seguro que sí. A Bollo se le nota ese mal rato, vale, pues bueno, adelante. Cuéntalo, Bollo. Reparación, una lectura justa del destino.
No lo tengo nada claro. Lo siento.
Viendo a Raquel Bollo rememorar su periplo vital en televisión pensé, pues no. He estado siempre en un error. Está bien. En fin, no sé qué click saltó en mi cabeza para pensar exactamente lo contrario de siempre. Raquel Bollo, pues sí. Adelante con ello. Si es verdad que ha recibido palos, o si no lo es, sea como sea. Es una historia que merece, no sé cómo decirlo, reparación. Una recompensa después de todos los moratones, si es que los hubo, o los malos ratos, que eso seguro que sí. A Bollo se le nota ese mal rato, vale, pues bueno, adelante. Cuéntalo, Bollo. Reparación, una lectura justa del destino.
No lo tengo nada claro. Lo siento.
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