En los ratos de descanso, me pongo a escribir o a leer. Estaba con Fernan Caballero. Vaya vida. Tengo al lado a Canelita durmiendo. Ha pasado un celo complicado. Llegó un día con la oreja izquierda todo arañada. Ahora llueve. Tengo la reforma a medias. Siempre está todo por acabar. Picando piedra. Sacando espuertas. Como un autómata. Leo o escribo mientras me pego a la estufa y al gatito. Me canso mogollón pero no me detengo. Tengo mis movidas. Se ha roto el martillo neumático. Una historia porque me lo habían prestado. Tendré que comprar uno nuevo. Igual no se ha roto. Es mi movida de mierda de hoy. Vaya mal rollo. A veces el gato estornuda. Le da un golpe de tos y se queda encasquillado. Esta bien de salud pero cuando quiere dormir fuera, siempre vuelve magullado, mojado o tiritando de frío. El invierno le gusta pasarlo al raso al gachon. El verano se vuelve más casero. Aquí lo tengo. Con sus ronquidos con mocarrera. Que se haga de noche a las seis y media me da todo el bajón. Se me hace corto. Y luego me da el frío. Se ha pasado una semana de picos pardos mi tigre. Me alegra oírle roncar a mi lado. Tengo bastante hecho el cuerpo a que es libre y un día no vuelve. Pues como todos. Acaso no lo somos.
Que le cortes los huevos, me dicen. Es verdad que luego aparecen camadas y más camadas. No es mi culpa. No soy Dios y no creo que exista pero la comuna de gatos es culpa suya o del ayuntamiento. Hay uno blanco y negro que tiene una mancha cuadrada en el bigote y le llamo Hitler. Hitler es de los peligrosos. Canelita no es manco pero está medio cojo y ve poco pero suelta buenos zarpazos. Bolita de nieve que era un amor de pequeño, ahora es otro potente enemigo. Luego está la siamesa flaca que creo que es hembra. No lo sé seguro. Tienen sus movidas. Intento que no peleen pero todo es en vano. Intento que mi Canelita no acabe sangrando. Solo eso. La naturaleza es como es y no es mi culpa. Cortale los huevos, me dicen y de regalo se atreven a pronosticar que será muy feliz sin sus instintos. Siempre respondo lo mismo. Me los podría cortar yo. También estaría más tranquilo. El puto martillo neumático me ha dado el dia, la verdad. A ver qué le digo al dueño. Vaya papeleta. Y ahora, a marro. Quiero sacar enseñanza de lo del picado, pero solo saco espuertas de arena. Hoy siete. Ayer cinco. Son pocas. Un aperitivo. Sudo como un cerdo. Estoy hasta los huevos. La verdad. Aún los tengo como mi Baby y para algo deberían servirme.
Sobre el celo quería escribir. Ahora no sé muy bien el qué. Cómo va el celo ahora en la pandemia. Celo complicado la verdad. Siempre lo ha sido pero ahora más. El aislamiento. La soledad. Estoy bastante harto. No he hecho la cuenta de los días que llevo solo. Más de cien. Más de doscientos. Puede ser. Voy a por el tercer confinamiento en solitario. Bueno, con mi Canelo y sus dos huevos. Lo guay es que si no tiene celo, no se separa de mi. El frío. La lluvia. El hambre, sobre todo. Pero comido, bebido y tal, igualmente me busca y se viene al sofá. Es amor verdadero. Además de hambre verdadera y frío verdadero. Siempre me he rayado mucho con eso. Si me quería de verdad o solo era para comer.... Si aprecia la compañía.... Qué pensará. Por que viene o va. Y a veces creo que tiene afecto. A las albóndigas en salsa pero a mí también. No siempre duerme conmigo pero es libre. El tema de la libertad. Es recurrente. Más en esta época de restricción. Vivo en la frontera. Entre tres municipios. Piso los tres. Voy acojonado siempre y con una factura de luz porque no estoy empadronado. Mi vida y mis movidas. A eso estamos. Me gusta ser como soy. Me gusta como estoy. Me gustaría enamorarme. De verdad. Fuerte. Con ganas. Esto es el diario de una adolescente pero es la verdad. En la tapa de mi agenda nueva he dibujado corazones porque me quiero enamorar. Es teenager y la verdad. Boli rojo. Boli azul. Y negro. Algún que otro corazón negro y para las sombras. Muchas sombras de corazón. Pues es lo que hay. En foto no quedan muy allá.
Somos gatos libres. Gatos en celo debajo de la mascarilla y el hartazgo. Estoy harto de estar solo. Quiero una manada más grande. Voy a por ello. Últimamente me pongo y llevo a cabo lo que me propongo. No siempre ha sido así. Canelita se duerme y sueña, le dan espasmos y se contrae. Pierde peso con el celo. Se queda en el chasis. Luego se pone fondon en mes y medio. Es un angelito. A veces me fijo en si se le mueve el vientre porque parece que está fiambre. Es mi amigo. Ojalá hablase. Igual me mandaba a la mierda. Seguramente. Dibujar corazones es mejor que no hacer nada. Me paso horas muertas dibujando sin ningún propósito. Me puse con los acrílicos. Retratos de Canelo. A saco. Fondo azul neutro. Voy mejorando. Me encontré un lápiz de ojos de ella en el coche y lo uso para retintar los bordes. Me gusta el borde negro y gordo. Lo veo poético usar su lápiz de ojos aunque dudé de si tirarlo a la basura. Al menos le doy uso. Algo sirvió para algo. Esa manía de que todo sea útil y sirva para algo. Qué bobada.
Mientras tecleo y Canelita ronca, se va la tarde. Los días me duran poco. Les saco partido pero me cuesta. He perdido peso. Los malos ratos. Los disgustos. Aún no se de qué quería escribir y se van los párrafos a ningún sitio. La percepción de lo que hacemos. Y lo de ir haciendo. Dejar hecho. Escribir de nada para sacar la nada de encima. El otro día vi varios documentales. El del anarquista Lucio. El de la dinastía de los Kennedy. Vi uno que me impactó mucho. Sobre un buscador de tesoros. Me propuse leer y lo voy llevando a cabo. Tengo muchas cosas que hacer y estoy aquí dando vueltas a nada. El buscador de tesoros encontró unas joyas y se las puso a su mujer y la fotografió. Salió en la prensa. Fue un escándalo. Buscas el tesoro de Troya y al final es solo para vacilar con tu chavala, pues claro. Lo de siempre desde el siglo XXI. Para qué te quieran. Para qué te veas bonita. Para ser feliz. Todo es para lo mismo. Hacer nada está mejor que no hacerlo.
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