miércoles, 25 de diciembre de 2019
viernes, 20 de diciembre de 2019
Palabras que me invento
Gordomocho
Gordo pero no mucho. Es parecida a gordoncho, que es mezcla de gordo y rechoncho. Particularmente me gusta gordotillo o cualquier uso de diminutivo en un adjetivo que indica justo lo contrario. Gordomochillo es particularmente adecuada en algunos casos, aunque gordomocho como principal acepción se refiere a alguien que es de constitución delgada pero que presenta una parte del cuerpo especialmente llamativa, no solo por gorda, un mocho (que es una palabra con maravillosas acepciones por cierto y de las que yo tomo principalmente la primera y la quinta), o que simplemente destaca porque es más abombada, aberenjenanda o colgandera o curva en general, ya se trate del abdomen, los glúteos o los tobillos. Puede usarse para gente que no es que necesariamente esté obesa pero que ande lento o se comporte como si arrastrasen un gran peso a sus espaldas. O conductores especialmente prudentes en la circulación y lentos en la ejecución de sus acciones. No se aconseja el uso en femenino.
Sabeora
Contracción de sabedora con andalucismo del tipo cantaor, cuando se refiere al cantante masculino del género flamenco. No confundir con sabihonda o sabia porque no se parecen más allá de compartir la misma raíz. Se define como la persona que está o pretende estar al tanto de hechos o y opiniones de poca o nula importancia que no le afecta indirectamente y mediante subterfugios indirectos, es decir, sin preguntar directamente pero queriendo saber o induciendo la conversación sobre el particular y o aplicable también a sujetos o más bien, sujetas o sujetillas que, en otras situaciones o circunstancias, suelen utilizar con puntual frecuencia la expresión textual: "Eso yo ya lo sabía" para no reconocer los nuevos puntos de vista que le ofrecen terceras personas y para poder, de inmediato, adoptarlos como propios. Y como ya pensados o planeados previamente. También se puede aplicar a las personas con precognición o indicios de ella, para incentivarlos en el desarrollo de sus capacidades. Cabe el uso irónico aplicado a personas ignorantes. No se aconseja el uso en masculino salvo en esta última acepción.
Chisquibisqui
Evolución de la expresión: Visto y no visto. Se refiere más o menos a lo mismo pero se puede aplicar a todo lo que dure poco. La felicidad, por ejemplo. O las relaciones de pareja de menos de tres meses. O los cigarrillos muy finos o los bocadillos poco cargados. También las rayas de cocaina más finas de grosor y largura que un mondadientes o los vasos que se pone el camarero para sí mismo con menos de un tercio del contenido total. Un chisquibisqui es la propia existencia del ser humano cuando la pone en perspectiva con el cosmos. Un rato corto pero es aplicable a cualquier cosa que no se demora o sin mayor importancia. Una visita o tarea que es breve o no se alarga demasiado. O ir a comprar droga. También puede referirse a una comida frugal sin sentarse o un rápido refrigerio que se bebe directamente de la botella. Casi todos los chisquibisquis son a morro, se trate del ejemplo que se trate. Chisquibisquear no existe como verbo ni chisquibiscoso o chisquibisqueante como adjetivo. Solo exite como sustantivo aunque acepta giros modales o diminutivos. Aplicable a la pausa en el camino, el cigarrillo ya empezado que se comparte o una copa o licor entre dos personas. En general, cualquier situación breve y sin importancia ni una motivación concreta. En suma, la sencilla vida de cualquiera de nosotros. No tiene género.
Chupimosquis
Es una expresión cariñosa para referirse a alguien que es juguetón, travieso, holgazán o laxo a la hora de cumplir con sus obligaciones o responsabilidades sean estas del carácter que sean. También puede referirse a las parejas de amigos que no hablan mucho o no intervienen en las conversaciones. Puede tener el doble sentido de prudente y mirado, de poco participativo y a su vez puede denominar a alguien que es pillo o listo, a la hora de librarse o eludir las referidas tareas o que argumenta en su beneficio con argumentos pillados con pinzas o impillables la mayor parte de veces. Que no hace nada. Que no participa. Que se regodea en su pasividad. Tiene connotación positiva en otra acepción por el sentido del "menor esfuerzo posible" y el mejor uso de recursos posibles, y sería solo aplicable a personas entrañables o que despiertan una penilla con gracia pero que se conducen en sus propias vidas con pulso inconstante y de modo antojadizo o tienen reacciones, locuciones o comportamientos abiertamente e inequívocamente infantiles. Cuando no propios de bebés sin dientes. También se puede usar la palabra Chupimosquis con carácter recriminatorio ante actitudes egoistas o infantiles dentro de un contexto de pareja. No tiene género.
Bebón
Un gato gordo, en concreto mi Canelita. Que es mi bebón. Viene de bebé grande. Del mismo modo se le puede aplicar a las crianzas a partir de los tres o cuatro años usando el plural: Bebones. O a gente adulta que su edad mental sea muy distinta de la física. Bebona supongo que está ya inventada como palabra en alguna letra de algún artista de música latina de Puerto Rico o algún otro lugar del Caribe pero en ese caso podemos darle otra vuelta y usar en masculino la excepcional: Bebotón. También para los bebedores que tienen borrachera cariñosa o que tienen comportamientos infantiles al estar ébrios es un vocablo idóneo. El uso en fememino como Bebona o Bebotona es perfectamente válido.
Encartador
Que encarte. Que viene bien. Que no hay buscarlo mucho. Propicio. Disponible y operativo, con prestancia y recursos. Una persona con un correcto y adecuado sentido de la oportunidad que los combina en grado medido con buenos modales pero sin hacerse notar ni pecar de demasiado educado, relamido o pedante. Que contesta siempre a los mensajes en plazo adecuado y responde al telefono con chorro de voz casi siempre antes del quinto tono de aviso. Con amistades comunes que pueden ser sentadas a la misma mesa sin posibilidad ni riesgo de indigesta disputa o agria polémica. La típica persona que ayuda siempre y sin excepción en las mudanzas. La típica persona que lo mismo te instala una batería de coche, que te cambia un enchufe o enciende una chimenea o una barbacoa en tiempo razonable con cerillas y soplando. Una persona que sopla. En general, una persona que sopla en la dirección del viento. Uso indistinto del masculino o femenino.
Razonmán
Superheroe que siempre lleva la razón y que es mi identidad secreta, como Peter Parker o Bruce Wayne pero que a diferencia de ellos, quien porte el traje de Razonmán puede convertirse en él, o en ella, porque el traje es unisex, Razonwomán. Sus poderes son los argumentos incontestables y las palabras textuales enviadas de vuelta a sus proferidores, en un amartilleante efecto espejo que es o viene a ser su golpe más letal. Tiene posibilidad de digivolucionar. Y tienes también encarnaciones malignas, como Tocaloshuevosman o Yatestaspasandoman o el super villano Yatelodijeman que es con el mismo traje pero en negro y a partir de las cinco o seis cervezas y o del segundo licor de alta graduación. El alcohol merma sus poderes pero no así la vehemencia con la que hace uso de ellos. Milita en los Vengaahoravoydores y La Liga de Justicia Cósmica pero tranquilamente y la Patrulla muy suya de los Supermaravillosos o que ellos se lo creen. Estuvo en los Cuatro Fanáticos muy Fanáticos de lo suyo pero al final no cabian los otros tres en el traje. Y se iba de sisa. Su fin último: Salvar el mundo. Pero como él o ella digan, eso sí. Uso indistinto del masculino o femenino.
Preñojo
Es cuando embarazas a una chica con la mirada. No hay constancia de hombres preñojeados pero tampoco de lo contrario. La gestación dura entre dos o tres parpadeos. Y el nacimiento es casi instantáneo. Al volver a enfocar el ojo concretamente acontece el parto. La criatura que nace, que es como el carbono, muy presente pero invisible al ojo humano y casi imperceptible al microscopio ya que tiene una esperanza de vida muy corta de menos de cinco décimas de segundo, pero puede llegar a durar incluso medio segundo en casos muy excepcionales de los que hay constancia. El hijo o hija de un preñojo, al salir del iris y entrar en contacto con la atmósfera se diluye como el vapor o el humo pero de forma invisible y se funde en el limbo del preñojeo. Y de los justos. De los justos preñojos porque es un fenómeno que no se controla a placer. Sino que se caracteriza por su espontaneidad y carácter azaroso y por no ser deseado. Los preñojos son siempre embarazos no deseados. O por lo menos, en todos los casos, no previstos. Porque aunque parezca facil a un primer vistazo, nunca mejor dicho, el preñojeo no se da sino de un modo espontáneo y es muy complejo anticiparlo, provocarlo o prevernirlo. La abstención y mirar siempre al suelo son los métodos más aconsejables de contracepción. Meterse el dedo en el ojo puede funcionar como un recurso de choque pero se desaconseja el uso prolongado. La lentilla de latex aún está en fase de pruebas y los datos arrojados de su uso no permiten tener muchas esperanzas. Arrojados a la basura, de hecho y de inmediato pero seguimos investigando. A decir verdad, el preñojo a día de hoy sigue siendo una incógnita. Es lo que se conoce como "amor a primera vista". A menudo los preñojos entre personas con gafas suelen derivar en mellizos. A veces ese tipo de partos múltiples espontáneos, requiere de un breve pero intenso frote de ojos. Muy importante el riesgo de aborto en personas con presbicia o vista cansada. El ojo vago es muy dificil que preñojeé. Y se está estudiando el caso de personas aquejadas de amor verdadero, que se miraron con los ojos del corazón pero no hay aún una teoría comprobada científica ni datos fiables al respecto. Si tiene los ojos azules o verdes, se le conoce también como Preñojazos. No tiene género.
Loqueyodijista
Se puede referir también a la corriente, el Loqueyodijismo o al sujeto o sujeta, los Loqueyodigantes. Importante no confundirlos con los Loqueyodieguistas, y con el Loqueyodieguismo, que si bien guardan mucho parecido y comparten todo, a la vez son corrientes opuestas y autoexcluyentes, pero es cierto que su corpus teórico y práctico es casi idéntico y solo aprecian las diferencias los que se adscriben a una u otra escisión, y con frecuencia, alternan la militancia y cambian las apreciaciones en tanto que son personales o van o vuelven de una a otra o directamente militan en el metafórico intersticio entre ambas o ponen un cartel: Vuelvo en cinco minutos, o a veces, ni eso. El Loqueyodijista tiene ojos de lo que él diga y suelen peinarse con la raya, pero la cambian de lado según se despierte su encrespamiento. Es común el encrespamiento. Los losqueyodigantes suelen tener pelo fosco, o ondulaciones o pelo cepillo o llevan la raya en medio o les afectan en mayor medida los cambios de humedad, y se les bufa o les afecta en igual medida cualquier tipo de cambio no solo los meteorológicos. El principio Loqueyodijista se asienta sobre la paradoja espacio temporal de alterar la textualidad y el raccord y cargarse la dimensión en la que ocurre los hechos para poder reinventar la realidad siempre en la clave más oportuna para los intereses del presente, entendido como presente inmediato o urgente. El loqueyodijista siempre tiene prisa por dejar de hablar de lo que dijo o lo que dice que dijo o lo que le dicen que dijo o lo que dice que le dicen que dijo, y lo zanja con una sola frase en la que conviven esas cuatro dimensiones, dando lugar a la quinta: la dimensión Loqueyodijinta. Pueden también jugar con el margen de lo sugerido. Incluyendo intenciones en su reacondicionamiento de palabras textuales. Son enemigos de la retentiva. Y no se les puede grabar con magnetófono ni se reflejan en los espejos, a no ser que se les recuerden de una forma clara, directa, concisa y muy concreta sus afirmaciones del pasado punto por punto o teniendo, por ejemplo, una constancia en forma de mensaje de texto. Aún así, el Loqueyodijista de corazón jamás accederá a verse a sí mismo como un Loqueyoescribierista y ni siquiera sus propias palabras le sirven de medida de su urgente presente. No tiene género.
Afuerasabismo
El afuerasabismo es una doctrina y una practica meditativa basada en la contracción de la expresión popular "Si lo afuera sabido"en una particular y vulgar conjugación de subjuntivo del verbo haber y una aberrante forma en saber o sin saber, habida cuenta del particular participio sabido que suena a un sabio que sabe mal. Un sabio agrio. El saber no ocupa lugar pero tiene sabor, no es como el agua. Inoloro, puede ser. Incoloro, también. Ínsípido, no. El saber es sípido. El saber tiene sabor. Afuera. Por hubiera. Es la clave. El hubiera. Que es el afuera. Como si el tiempo tuviera puertas y se pudiera entrar o salir. O hubiese pero en el caso de hubiese, es dentrosabismo y no un afuerasismo que es el sustantivo. Por afueraser. Que es otro modo. El afuerasabismo es siempre, aceptando el dicho: "a toro pasado" y expresa lamento o pérdida de oportunidad en la materialización de un juicio o acto. Y nos interesa en el caso de hubiera. En todos los hubieras posibles. Hubieras que son afueras. Y tienen un mal desarrollo urbanístico o un torpe y lento proceder o circulación como todas las afueras de todas las cosas. Dicho de otro modo, una construcción un tanto azarosa en tiempo y forma que habla o refiere con frecuencia planos ficticios de la realidad. Como doctrina recrea otras dimensiones a partir de los condicionantes de una diferente ejecución o realización de un hecho o acto en concreto. Una afuera diferente. Si afuera sabido... Un verdadero prodigio fonético que equivale en cuanto a sentido a la frase: "Y si mi abuela tuviera ruedas, sería una bicicleta". Que marca la línea de lo que está dentro. Y lo que está fuera. Lo afuera sabido. Caso de estar fuera de su vasto campo de ignorancia o cerca o dentro de su estrecho cerco de conocimiento de saber. Y el sabor del saber. Que es como la dimensión completa del saber, puesta en la directriz del tiempo. En el plano de la equis. Porque la y es el terruño. El tiempo. Que es lo que da sabor al saber. No tiene género.
Abicibuela
Una abuela con ruedas. Una abuela que a la vez es también una bicicleta. Las mías, sin ir más lejos. En suma, una abuela bicicleta o una abicibuela se denomina a la persona que ha sido lo que le toco ser a cada momento sin intervención directa de su parecer y que hizo muchas veces el papel asignado ya fuera de fregona, de aspirador o de bicicleta. La mía concretamente. Las dos. Antonia y Socorro. Las dos con ruedas. Con varios pares de hecho. Antoñina que era el alías familiar de Antonia iba con rueda de repuesta incluso, y a causa, sobre todo, de un ictus que le invalidó la mano derecha en más de un ochenta por ciento y le obligo a centrarse en hacer diestra la única útil que le quedaba, y daba collejas con "la mano tonta" como se refería graciosa al reñir y golpear con poco tino. Un suceso acaecido alrededor de cincuentaytantos o sesentaypocos creo recordar. Con mucha tracción en las curvas. Con gran sensación de aerodinamismo y mucha respuesta en carretera. Como poca gana de salir de casa. Casera. Que es una modalidad de Abicibuelas, el indoor: Una abicibuela bajo techo y a cubierto. O dos en realidad. Socorro, madre de mi padre, también rodaba a su manera pero a causa de severas contracturas y lumbalgias de gigante que se cebaban en su escaso metro y medio pero que le proporcionaban una mayor reacción ante las rasantes, óptimo rodaje en curvas y unos pies muy en el suelo y los ojos también al tenerlo más cerca, y por si acaso. Cierto que con una posición muy aerodinámica sin más remedio en su obligatorio caminar lento de la mano del bastón que iba siempre más rápido. Y se pueden denominar también Abicibuelas, a las bicicletas de la película de Steven Spielberg, ET el extraterrestre. En general, cualquier anciano motorizado o con complementos para su traslación como taca tacas o andadores de tracción mecánica o eléctrico, son abicibuelos o abicibueladores, caso que los atropellemos accidentalmente en el paso de peatones. Cabe señalar que toda la población tiene temporalmente ruedas poco antes de la muerte, el tiempo cambia pero todos acabamos con ruedas en algún momento. No tiene género.
Subjuntivismo
Tercera opción y cabe señalar que ventajista en su misma concepción ante el dilema de lo objetivo y lo subjetivo, lo subjuntivo. Lo que pudiera. Lo que hubiera podido. El Subjuntivismo como corriente ética, estética y casi religiosa ya que comprende ritos, similares a los rezos o lamentos, también iconografía y preceptos, podríamos calificarla al menos en el rango de culto, o creencia popular.El subjuntivismo se basa en la atribución de la posibilidad como opción propia, y es como la banca en el Monopoly que "siempre gana". Por otro lado, a la hora de afrontar los problemas se intrica en ese plano irreal de la existencia del si no hubiera hecho. Si no hubiera sido. Si no habría pasado. Si no... Etc. No creen en el sino si no en el si no. Y siempre ganan. Con más adversidad en la adversidad. Los subjuntivistas como creyentes que son te convencen de su dogma y te hacen participe de él. Por medio de largas explicaciones o usando o escamoteando datos de interés. Para todo tienen la solución que hubiera sido o que habría sido pero que nunca es. Esto puede resultar particularmente irritante para los sujetos que habitualmente se conjugen a sí mismos en presente. Se tiende a magnificar sucesos de escasas relevancia, otorgandoles poder de rotación y convirtiéndolos en ejes de existencia. En un plano inexistente, cabe recalcar. Tiene similitudes con el cristianismo. Sobre todo con el conocido como no practicante. Es explicante pero no practicante el subjuntivismo. Se puede ser subjuntivista y comulgar con otros credos o con ruedas de molino. Hablo por experiencia propia en esto último. Todo es experiencia propia. Vivencias propias como la canción de Los Ganglios. Pues eso, se puede ser un subjuntivista en la calle y una señora en la cama. O una persona subjuntivista que siempre saludaba y que tenía oscuros secretos. No es incompatible. Se puede ser subjuntivista hasta que cae el sol o se puede ser subjuntivista por condición, como el que se levanta ya medroso antes de echarse el café o el que tiene de buena mañana el mohín de meliindre ponga la cara que ponga. Porque es lo que acarrea vivir en la dimensión de lo que hubiera podido ser. Experiencia propia es todo porque son palabras que me invento y que podéis usar y de hecho, debéis usar. En presente. Si pudiera ser. Si sois subjuntivistas, pues podríais haberlas inventado vosotros. No tiene género.
Gordo pero no mucho. Es parecida a gordoncho, que es mezcla de gordo y rechoncho. Particularmente me gusta gordotillo o cualquier uso de diminutivo en un adjetivo que indica justo lo contrario. Gordomochillo es particularmente adecuada en algunos casos, aunque gordomocho como principal acepción se refiere a alguien que es de constitución delgada pero que presenta una parte del cuerpo especialmente llamativa, no solo por gorda, un mocho (que es una palabra con maravillosas acepciones por cierto y de las que yo tomo principalmente la primera y la quinta), o que simplemente destaca porque es más abombada, aberenjenanda o colgandera o curva en general, ya se trate del abdomen, los glúteos o los tobillos. Puede usarse para gente que no es que necesariamente esté obesa pero que ande lento o se comporte como si arrastrasen un gran peso a sus espaldas. O conductores especialmente prudentes en la circulación y lentos en la ejecución de sus acciones. No se aconseja el uso en femenino.
Sabeora
Contracción de sabedora con andalucismo del tipo cantaor, cuando se refiere al cantante masculino del género flamenco. No confundir con sabihonda o sabia porque no se parecen más allá de compartir la misma raíz. Se define como la persona que está o pretende estar al tanto de hechos o y opiniones de poca o nula importancia que no le afecta indirectamente y mediante subterfugios indirectos, es decir, sin preguntar directamente pero queriendo saber o induciendo la conversación sobre el particular y o aplicable también a sujetos o más bien, sujetas o sujetillas que, en otras situaciones o circunstancias, suelen utilizar con puntual frecuencia la expresión textual: "Eso yo ya lo sabía" para no reconocer los nuevos puntos de vista que le ofrecen terceras personas y para poder, de inmediato, adoptarlos como propios. Y como ya pensados o planeados previamente. También se puede aplicar a las personas con precognición o indicios de ella, para incentivarlos en el desarrollo de sus capacidades. Cabe el uso irónico aplicado a personas ignorantes. No se aconseja el uso en masculino salvo en esta última acepción.
Chisquibisqui
Evolución de la expresión: Visto y no visto. Se refiere más o menos a lo mismo pero se puede aplicar a todo lo que dure poco. La felicidad, por ejemplo. O las relaciones de pareja de menos de tres meses. O los cigarrillos muy finos o los bocadillos poco cargados. También las rayas de cocaina más finas de grosor y largura que un mondadientes o los vasos que se pone el camarero para sí mismo con menos de un tercio del contenido total. Un chisquibisqui es la propia existencia del ser humano cuando la pone en perspectiva con el cosmos. Un rato corto pero es aplicable a cualquier cosa que no se demora o sin mayor importancia. Una visita o tarea que es breve o no se alarga demasiado. O ir a comprar droga. También puede referirse a una comida frugal sin sentarse o un rápido refrigerio que se bebe directamente de la botella. Casi todos los chisquibisquis son a morro, se trate del ejemplo que se trate. Chisquibisquear no existe como verbo ni chisquibiscoso o chisquibisqueante como adjetivo. Solo exite como sustantivo aunque acepta giros modales o diminutivos. Aplicable a la pausa en el camino, el cigarrillo ya empezado que se comparte o una copa o licor entre dos personas. En general, cualquier situación breve y sin importancia ni una motivación concreta. En suma, la sencilla vida de cualquiera de nosotros. No tiene género.
Chupimosquis
Es una expresión cariñosa para referirse a alguien que es juguetón, travieso, holgazán o laxo a la hora de cumplir con sus obligaciones o responsabilidades sean estas del carácter que sean. También puede referirse a las parejas de amigos que no hablan mucho o no intervienen en las conversaciones. Puede tener el doble sentido de prudente y mirado, de poco participativo y a su vez puede denominar a alguien que es pillo o listo, a la hora de librarse o eludir las referidas tareas o que argumenta en su beneficio con argumentos pillados con pinzas o impillables la mayor parte de veces. Que no hace nada. Que no participa. Que se regodea en su pasividad. Tiene connotación positiva en otra acepción por el sentido del "menor esfuerzo posible" y el mejor uso de recursos posibles, y sería solo aplicable a personas entrañables o que despiertan una penilla con gracia pero que se conducen en sus propias vidas con pulso inconstante y de modo antojadizo o tienen reacciones, locuciones o comportamientos abiertamente e inequívocamente infantiles. Cuando no propios de bebés sin dientes. También se puede usar la palabra Chupimosquis con carácter recriminatorio ante actitudes egoistas o infantiles dentro de un contexto de pareja. No tiene género.
Bebón
Un gato gordo, en concreto mi Canelita. Que es mi bebón. Viene de bebé grande. Del mismo modo se le puede aplicar a las crianzas a partir de los tres o cuatro años usando el plural: Bebones. O a gente adulta que su edad mental sea muy distinta de la física. Bebona supongo que está ya inventada como palabra en alguna letra de algún artista de música latina de Puerto Rico o algún otro lugar del Caribe pero en ese caso podemos darle otra vuelta y usar en masculino la excepcional: Bebotón. También para los bebedores que tienen borrachera cariñosa o que tienen comportamientos infantiles al estar ébrios es un vocablo idóneo. El uso en fememino como Bebona o Bebotona es perfectamente válido.
Encartador
Que encarte. Que viene bien. Que no hay buscarlo mucho. Propicio. Disponible y operativo, con prestancia y recursos. Una persona con un correcto y adecuado sentido de la oportunidad que los combina en grado medido con buenos modales pero sin hacerse notar ni pecar de demasiado educado, relamido o pedante. Que contesta siempre a los mensajes en plazo adecuado y responde al telefono con chorro de voz casi siempre antes del quinto tono de aviso. Con amistades comunes que pueden ser sentadas a la misma mesa sin posibilidad ni riesgo de indigesta disputa o agria polémica. La típica persona que ayuda siempre y sin excepción en las mudanzas. La típica persona que lo mismo te instala una batería de coche, que te cambia un enchufe o enciende una chimenea o una barbacoa en tiempo razonable con cerillas y soplando. Una persona que sopla. En general, una persona que sopla en la dirección del viento. Uso indistinto del masculino o femenino.
Razonmán
Superheroe que siempre lleva la razón y que es mi identidad secreta, como Peter Parker o Bruce Wayne pero que a diferencia de ellos, quien porte el traje de Razonmán puede convertirse en él, o en ella, porque el traje es unisex, Razonwomán. Sus poderes son los argumentos incontestables y las palabras textuales enviadas de vuelta a sus proferidores, en un amartilleante efecto espejo que es o viene a ser su golpe más letal. Tiene posibilidad de digivolucionar. Y tienes también encarnaciones malignas, como Tocaloshuevosman o Yatestaspasandoman o el super villano Yatelodijeman que es con el mismo traje pero en negro y a partir de las cinco o seis cervezas y o del segundo licor de alta graduación. El alcohol merma sus poderes pero no así la vehemencia con la que hace uso de ellos. Milita en los Vengaahoravoydores y La Liga de Justicia Cósmica pero tranquilamente y la Patrulla muy suya de los Supermaravillosos o que ellos se lo creen. Estuvo en los Cuatro Fanáticos muy Fanáticos de lo suyo pero al final no cabian los otros tres en el traje. Y se iba de sisa. Su fin último: Salvar el mundo. Pero como él o ella digan, eso sí. Uso indistinto del masculino o femenino.
Preñojo
Es cuando embarazas a una chica con la mirada. No hay constancia de hombres preñojeados pero tampoco de lo contrario. La gestación dura entre dos o tres parpadeos. Y el nacimiento es casi instantáneo. Al volver a enfocar el ojo concretamente acontece el parto. La criatura que nace, que es como el carbono, muy presente pero invisible al ojo humano y casi imperceptible al microscopio ya que tiene una esperanza de vida muy corta de menos de cinco décimas de segundo, pero puede llegar a durar incluso medio segundo en casos muy excepcionales de los que hay constancia. El hijo o hija de un preñojo, al salir del iris y entrar en contacto con la atmósfera se diluye como el vapor o el humo pero de forma invisible y se funde en el limbo del preñojeo. Y de los justos. De los justos preñojos porque es un fenómeno que no se controla a placer. Sino que se caracteriza por su espontaneidad y carácter azaroso y por no ser deseado. Los preñojos son siempre embarazos no deseados. O por lo menos, en todos los casos, no previstos. Porque aunque parezca facil a un primer vistazo, nunca mejor dicho, el preñojeo no se da sino de un modo espontáneo y es muy complejo anticiparlo, provocarlo o prevernirlo. La abstención y mirar siempre al suelo son los métodos más aconsejables de contracepción. Meterse el dedo en el ojo puede funcionar como un recurso de choque pero se desaconseja el uso prolongado. La lentilla de latex aún está en fase de pruebas y los datos arrojados de su uso no permiten tener muchas esperanzas. Arrojados a la basura, de hecho y de inmediato pero seguimos investigando. A decir verdad, el preñojo a día de hoy sigue siendo una incógnita. Es lo que se conoce como "amor a primera vista". A menudo los preñojos entre personas con gafas suelen derivar en mellizos. A veces ese tipo de partos múltiples espontáneos, requiere de un breve pero intenso frote de ojos. Muy importante el riesgo de aborto en personas con presbicia o vista cansada. El ojo vago es muy dificil que preñojeé. Y se está estudiando el caso de personas aquejadas de amor verdadero, que se miraron con los ojos del corazón pero no hay aún una teoría comprobada científica ni datos fiables al respecto. Si tiene los ojos azules o verdes, se le conoce también como Preñojazos. No tiene género.
Loqueyodijista
Se puede referir también a la corriente, el Loqueyodijismo o al sujeto o sujeta, los Loqueyodigantes. Importante no confundirlos con los Loqueyodieguistas, y con el Loqueyodieguismo, que si bien guardan mucho parecido y comparten todo, a la vez son corrientes opuestas y autoexcluyentes, pero es cierto que su corpus teórico y práctico es casi idéntico y solo aprecian las diferencias los que se adscriben a una u otra escisión, y con frecuencia, alternan la militancia y cambian las apreciaciones en tanto que son personales o van o vuelven de una a otra o directamente militan en el metafórico intersticio entre ambas o ponen un cartel: Vuelvo en cinco minutos, o a veces, ni eso. El Loqueyodijista tiene ojos de lo que él diga y suelen peinarse con la raya, pero la cambian de lado según se despierte su encrespamiento. Es común el encrespamiento. Los losqueyodigantes suelen tener pelo fosco, o ondulaciones o pelo cepillo o llevan la raya en medio o les afectan en mayor medida los cambios de humedad, y se les bufa o les afecta en igual medida cualquier tipo de cambio no solo los meteorológicos. El principio Loqueyodijista se asienta sobre la paradoja espacio temporal de alterar la textualidad y el raccord y cargarse la dimensión en la que ocurre los hechos para poder reinventar la realidad siempre en la clave más oportuna para los intereses del presente, entendido como presente inmediato o urgente. El loqueyodijista siempre tiene prisa por dejar de hablar de lo que dijo o lo que dice que dijo o lo que le dicen que dijo o lo que dice que le dicen que dijo, y lo zanja con una sola frase en la que conviven esas cuatro dimensiones, dando lugar a la quinta: la dimensión Loqueyodijinta. Pueden también jugar con el margen de lo sugerido. Incluyendo intenciones en su reacondicionamiento de palabras textuales. Son enemigos de la retentiva. Y no se les puede grabar con magnetófono ni se reflejan en los espejos, a no ser que se les recuerden de una forma clara, directa, concisa y muy concreta sus afirmaciones del pasado punto por punto o teniendo, por ejemplo, una constancia en forma de mensaje de texto. Aún así, el Loqueyodijista de corazón jamás accederá a verse a sí mismo como un Loqueyoescribierista y ni siquiera sus propias palabras le sirven de medida de su urgente presente. No tiene género.
Afuerasabismo
El afuerasabismo es una doctrina y una practica meditativa basada en la contracción de la expresión popular "Si lo afuera sabido"en una particular y vulgar conjugación de subjuntivo del verbo haber y una aberrante forma en saber o sin saber, habida cuenta del particular participio sabido que suena a un sabio que sabe mal. Un sabio agrio. El saber no ocupa lugar pero tiene sabor, no es como el agua. Inoloro, puede ser. Incoloro, también. Ínsípido, no. El saber es sípido. El saber tiene sabor. Afuera. Por hubiera. Es la clave. El hubiera. Que es el afuera. Como si el tiempo tuviera puertas y se pudiera entrar o salir. O hubiese pero en el caso de hubiese, es dentrosabismo y no un afuerasismo que es el sustantivo. Por afueraser. Que es otro modo. El afuerasabismo es siempre, aceptando el dicho: "a toro pasado" y expresa lamento o pérdida de oportunidad en la materialización de un juicio o acto. Y nos interesa en el caso de hubiera. En todos los hubieras posibles. Hubieras que son afueras. Y tienen un mal desarrollo urbanístico o un torpe y lento proceder o circulación como todas las afueras de todas las cosas. Dicho de otro modo, una construcción un tanto azarosa en tiempo y forma que habla o refiere con frecuencia planos ficticios de la realidad. Como doctrina recrea otras dimensiones a partir de los condicionantes de una diferente ejecución o realización de un hecho o acto en concreto. Una afuera diferente. Si afuera sabido... Un verdadero prodigio fonético que equivale en cuanto a sentido a la frase: "Y si mi abuela tuviera ruedas, sería una bicicleta". Que marca la línea de lo que está dentro. Y lo que está fuera. Lo afuera sabido. Caso de estar fuera de su vasto campo de ignorancia o cerca o dentro de su estrecho cerco de conocimiento de saber. Y el sabor del saber. Que es como la dimensión completa del saber, puesta en la directriz del tiempo. En el plano de la equis. Porque la y es el terruño. El tiempo. Que es lo que da sabor al saber. No tiene género.
Abicibuela
Una abuela con ruedas. Una abuela que a la vez es también una bicicleta. Las mías, sin ir más lejos. En suma, una abuela bicicleta o una abicibuela se denomina a la persona que ha sido lo que le toco ser a cada momento sin intervención directa de su parecer y que hizo muchas veces el papel asignado ya fuera de fregona, de aspirador o de bicicleta. La mía concretamente. Las dos. Antonia y Socorro. Las dos con ruedas. Con varios pares de hecho. Antoñina que era el alías familiar de Antonia iba con rueda de repuesta incluso, y a causa, sobre todo, de un ictus que le invalidó la mano derecha en más de un ochenta por ciento y le obligo a centrarse en hacer diestra la única útil que le quedaba, y daba collejas con "la mano tonta" como se refería graciosa al reñir y golpear con poco tino. Un suceso acaecido alrededor de cincuentaytantos o sesentaypocos creo recordar. Con mucha tracción en las curvas. Con gran sensación de aerodinamismo y mucha respuesta en carretera. Como poca gana de salir de casa. Casera. Que es una modalidad de Abicibuelas, el indoor: Una abicibuela bajo techo y a cubierto. O dos en realidad. Socorro, madre de mi padre, también rodaba a su manera pero a causa de severas contracturas y lumbalgias de gigante que se cebaban en su escaso metro y medio pero que le proporcionaban una mayor reacción ante las rasantes, óptimo rodaje en curvas y unos pies muy en el suelo y los ojos también al tenerlo más cerca, y por si acaso. Cierto que con una posición muy aerodinámica sin más remedio en su obligatorio caminar lento de la mano del bastón que iba siempre más rápido. Y se pueden denominar también Abicibuelas, a las bicicletas de la película de Steven Spielberg, ET el extraterrestre. En general, cualquier anciano motorizado o con complementos para su traslación como taca tacas o andadores de tracción mecánica o eléctrico, son abicibuelos o abicibueladores, caso que los atropellemos accidentalmente en el paso de peatones. Cabe señalar que toda la población tiene temporalmente ruedas poco antes de la muerte, el tiempo cambia pero todos acabamos con ruedas en algún momento. No tiene género.
Subjuntivismo
Tercera opción y cabe señalar que ventajista en su misma concepción ante el dilema de lo objetivo y lo subjetivo, lo subjuntivo. Lo que pudiera. Lo que hubiera podido. El Subjuntivismo como corriente ética, estética y casi religiosa ya que comprende ritos, similares a los rezos o lamentos, también iconografía y preceptos, podríamos calificarla al menos en el rango de culto, o creencia popular.El subjuntivismo se basa en la atribución de la posibilidad como opción propia, y es como la banca en el Monopoly que "siempre gana". Por otro lado, a la hora de afrontar los problemas se intrica en ese plano irreal de la existencia del si no hubiera hecho. Si no hubiera sido. Si no habría pasado. Si no... Etc. No creen en el sino si no en el si no. Y siempre ganan. Con más adversidad en la adversidad. Los subjuntivistas como creyentes que son te convencen de su dogma y te hacen participe de él. Por medio de largas explicaciones o usando o escamoteando datos de interés. Para todo tienen la solución que hubiera sido o que habría sido pero que nunca es. Esto puede resultar particularmente irritante para los sujetos que habitualmente se conjugen a sí mismos en presente. Se tiende a magnificar sucesos de escasas relevancia, otorgandoles poder de rotación y convirtiéndolos en ejes de existencia. En un plano inexistente, cabe recalcar. Tiene similitudes con el cristianismo. Sobre todo con el conocido como no practicante. Es explicante pero no practicante el subjuntivismo. Se puede ser subjuntivista y comulgar con otros credos o con ruedas de molino. Hablo por experiencia propia en esto último. Todo es experiencia propia. Vivencias propias como la canción de Los Ganglios. Pues eso, se puede ser un subjuntivista en la calle y una señora en la cama. O una persona subjuntivista que siempre saludaba y que tenía oscuros secretos. No es incompatible. Se puede ser subjuntivista hasta que cae el sol o se puede ser subjuntivista por condición, como el que se levanta ya medroso antes de echarse el café o el que tiene de buena mañana el mohín de meliindre ponga la cara que ponga. Porque es lo que acarrea vivir en la dimensión de lo que hubiera podido ser. Experiencia propia es todo porque son palabras que me invento y que podéis usar y de hecho, debéis usar. En presente. Si pudiera ser. Si sois subjuntivistas, pues podríais haberlas inventado vosotros. No tiene género.
lunes, 16 de diciembre de 2019
miércoles, 11 de diciembre de 2019
Nos estamos muriendo, cariño
Nos estamos muriendo, cariño. Parece mentira que no lo sepas. Que lo dijo no sé si Platón o Aristóteles o la señora de la limpieza que venía por horas: Sólo el tiempo nos pertenece. Una verdad como un templo. Como nuestro templo que se va agrietando sin más remedio hasta ser ruina y entrar en riesgo de derribo. Pero que es eso. Que nacemos con ese riesgo pegado al ojete beibe. Que puedo no decirlo pero eso no lo hace desaparecer en cada pedito. Que nos estamos muriendo. Contenerlos es peor, ojo. Va para todos, esforzados aerófagos lectores de estas caquitas de letras excretadas con intelectual pulso de esfinter moribundo, que es que nos estamos muriendo todos. Y puede que sea una mierda, ok. Pero es. Nos estamos muriendo, cariño. Cariño y cariños que ya igual sois cadáveres desde hace tiempo, más exquisitos o menos pero que, sin duda, sois lectoras zombis veteranas y de fijo que llevamos muertos los dos desde años atrás o, quién sabe, lo mismo es que nunca salimos del limbo de las buenas intenciones y no nacimos o no llegamos a tener tiempo propio. Pero solo eso. Tiempo. Única pertenencia. Único bien. Único ajuar funerario con el que todos nos enterramos o nos hacemos cenizas, el reloj roto del tiempo que fuimos, o la arena fuera del cristal o la metáfora que sea, para evitar soltarlo, decirlo y punto. Que somos fiambre, que estamos goteando, que el agua encuentra paso y grieta y estamos porosos, nena. Estamos porosos, mi amor porque le metemos mucha tralla al miocardio y al alveolo y que nos gusta más una parranda que a nuestras rodillas, que no se quejan pero crujen porque la muerte nada en el líquido sinovial o en el hielo del gin tonic o en el estanque o remanso de lágrimas acumuladas y sin soltar, pero nada y nada como pez en el agua esperando a pegar un salto de carpa y llevarnos de un bocado al fondo. Y esto puede verse como un punto único en el espacio tiempo o puede mirarse como un proceso, que es lo que intento. Que lo veas así. Tú y todos o todas. O sea. Que nos estamos muriendo, cariño y aunque te suene feo y creas de primeras que no sea bonito decirlo, es la única verdad: Dos fiambres.
Nos estamos muriendo porque gracias a dios o a los templos o a los relojes de arena o a los zombis o a lo que sea, pues es que estamos vivos. Si lees esto es que sí. Unos más que otros. Mejor o peor. Coleando o descoleados pero sí. Hasta aquí llegamos. Hasta el segundo párrafo. No somos perfectos. No queremos serlo. No corregimos textos. No ponemos límites. Respiramos. Oxígeno, etc. Expira. Inspira. Expira. Inspira....Etc. No podemos cambiar lo que va a pasar, eso está claro. No se puede inspirar dos veces o te atragantas, que es a lo que voy, es un proceso. Es un ritmo. Es una manera de hacer o de aceptar que venimos ya muy hechos. Sin ánimo de culpar de nada al universo pero que sí. Que nos estamos muriendo, cariño. Que es de verdad, en serio. Y que se ve porque, entre otros muchos indicadores, la muerte nada en el lacrimal como ya hemos dicho y se la ve bracear. Se ve en los ojos. Lo vemos en los ojos de los otros. Lo muertos que ya están. Nada más conocerlos. Lo llamamos brillo pero para mí, es muerte. Muerte clara. Muerte que nada en la orilla del iris. Que chapotea a veces. Y más o menos, se ve. Lo que pasa se ve venir. Lo que va a pasar. Se ve. Se nos ve venir. Sobre todo si venimos juntos. Y es verdad que ser agorero no ayuda. Pero venir, viene. Y verse, se ve. Y ahora pues hablo, claro, o vuelvo a hablar claro del único tema que admite certeza: la muerte.
Que nos estamos muriendo no es malo. Para mí por momentos se dibuja como alivio de las tensiones y los esfuerzos cotidianos y es casi guay porque me trasmuto con frecuencia al yo de mi lecho de muerte, sea lecho o sea leche o sea lucha o sea en lonchas pero que fiambre seguro, y pienso, qué importancia le daré a esto que ahora me atormenta cuando esté muerto y casi siempre es la misma respuesta porque aunque esté loncheado o te des una leche y sangres lentamente con medio cuerpo atravesado en la luna del coche o te corten en taquitos o en lascas o la incineradora te quite todas las penas y arrugas, y más allá de los pliegues del alma, pase lo que pase o sea lo que sea, se esboza con toda claridad una única certeza, la única certeza: Game over.
Y qué pensarás entonces. Que fuimos muy rápido. No lo creo. Si es el ejemplo del coche y la luna y la salida de una curva pues puede que sí, que fuimos muy rápido. Pero no en lo referido a ir rápido en una relación, no, no lo creo. Igual sí. Pero que no lo creo. Nos estamos muriendo, cariño. La gente no quiere hablar de ello. La gente quiere ir lento porque creen que morirán después, pero no. Quieren lo que no es. Quieren partidas de dos jugadores. Quieren poder guardar la partida. Quieren no dejar de jugar nunca. Quieren tener cambio para poder echar más monedas antes de que se pasen los diez segundos del Continue. Quieren un arcade en su salón. Quieren vida infinitas, cariño. Quieren tutoriales. Quieren ver en Youtube a otro jugar. Quieren eso, bebé. Quieren matar al monstruo de la última pantalla y no saben que en la última pantalla ellos son el monstruo. Que va así la movida. Y que no es tan monstruoso. Que es casi un alivio. Que el tiempo nos haga dejar de ser el héroe. Que se cansan tela los héroes, lo sé por experiencia propia. Quieren que la partida no termine nunca. Pero termina. Claro. Se funden los plomos. O viene el tutor legal y pega un tirón de la consola de turno y te la tira a la cabeza o por la ventana. Así es la vida. Hay que dejar de jugar en algún momento. Por cojones. La vida no es juego. La vida no es una partida. La vida es el monstruo de la última pantalla. La vida es, sobre todo, la muerte. Y todo eso, somos nosotros. No saben ellos, los de las vidas infinitas, que solo nos trascienden el aliento poético, el latido...Que no es el ranking de best players lo que nos lleva al paraíso que por otro lado tampoco creo que exista. Es el aire que respiramos. El oxígeno. La materia prima. Lo que inspiras.... Y en último caso, lo que expiras... Y lo que expira para siempre. Antes usaba más los puntos suspensivos. Pero es evidente que los puntos suspensivos son también la muerte. Casi todo es muerte. Menos el aire que entra y sale. Eso está vivo siempre y es para todos. Y me refiero a ese aire como el aire que queda entre cada punto de los puntos suspensivos... Justo eso. Lo que queda fuera o más bien, lo que sale... Lo que emana.. Del alma.... Pero es que todo eso es trascendencia. Y eso es poco o nada. Es brisa. Es aire. La peña se cree que es un paraíso. Como si terminarse el juego fuera el motivo. Pues no. Es el aire. Pero claro, como tantas otras cosas, no se ve. Son los rayos que no vemos y que nos queman. También en los días nublados. Porque el sol rebota en el suelo. Y por eso, nos quemamos a la sombra. Es tomar mal el punto de referencia. Lo hablamos muy al principio. Lo he dicho mil veces. Creemos que la pared es recta. No lo es. Las paredes rectas no existen. Las obras se alargan. Los presupuestos no son lo que se abona al final. Tusabeh. Y es todo por lo mismo. El mismo error de base. No tenerlo en cuenta. Que nos estamos muriendo, baby. Que no es que sea malo pero es verdad. Saberlo nos debería servir para algo. Escuchar más a los Beatles o algo así.... Antes lo iba a decir. El lecho de muerte o la muerte en lonchas, da igual, pero en ese momento, qué pensarás. Oh, debería haber bailado más. Más Lionel Richie. Más Marvin Gaye. Más verbena, coño. Pocas verbenas para lo que era. Pocas orquestas que daban verguenza ajenas y que no me atreví a enfrentarme a aquel pasodoble tan mal tocado. Pues ese pasodoble te mató. Qué pensaremos entonces. Fumé demasiado. O pásame el último purito ya encendido que le pege la última. Poca mata sembré para lo chimenea que era yo. Pocas variedades probé. Pocas botellas de vino. Pocos licores. Y demasiadas borracheras estúpidas. Eso creo que pensaré yo. Aunque lo mismo ya estoy muerto o voy a caer en el próximo párrafo y lo último va a ser esta mierdecilla. Haceros cargo del papelón.
Estarse muriendo no es tampoco que podamos cagar en los conventos. O mearle a las monjas, pues no. Vivir como si no hubiera mañana, pues tampoco. Porque al final si vives así, te levantas todos los días muerto y eso no es plan. Y no es salud. Hay que tenerlo todo en cuenta. Lo de lo sano y lo no sano es la mega paranoia de ahora de la peña con antecedentes familiares de cáncer o lo que es lo mismo, dos tercios apróximados de la población. Y comen quinoa. Y comen semillas. Y comen tofu, y alfalfa o mierdas de esas de herbolario y zumo o agua o nectar pero licores ni tocarlo, qué pensaras esos en su lecho de muerte. Debería haber comido más cardo. Debería haber tomado más infusiones de hierbas depurativas. Más fruta. Más omega 3, seguro que le tirar por lo técnico. Espero que entonces no se arrepientan de haber renunciado a la proteina animal. Imaginate morirte con hambre. Qué trance. El alma es lo que sea pero como se le meta en la cabeza un entrecot, o una costilla en su punto, eso es fuerte, y eso trasciende dimensiones. Eso es así. Es ciencia, baby. El hambre es ciencia pero también es un dinamizador social. Porque la muerte no distingue de clases sociales a dios gracias aunque no exista, gracias a los templos o a los relojes de arena o a los zombis o lo que sea, pero la vida sí hace esas distinciones y por eso, los seguros y las clínicas privadas que se pagan como sean para intentar comprar la democracia de ultratumba, pero no, amigos, es la única democracia que no admite nepotismo, trato de favor, pagos en b o en a, o irse a Houston, es todo lo mismo pero la guadaña viaja en la bodega del avión y no hay funcionario que admita sobresueldo en el ministerio de la Muerte, que me mola a mí ponerlo en mayúsculas, espero me lo permitan.
Y nada.
Que no me he muerto al final.
Vale, no pero casi.
Otro día seguimos guapis.... ¡¡¡Que tenéis mucho tiempo libre, cabrones!!
PD: Como si existiera otro tiempo que no fuera libre... A ver si os morís ya y os enteráis de algo. Un besi
Nos estamos muriendo porque gracias a dios o a los templos o a los relojes de arena o a los zombis o a lo que sea, pues es que estamos vivos. Si lees esto es que sí. Unos más que otros. Mejor o peor. Coleando o descoleados pero sí. Hasta aquí llegamos. Hasta el segundo párrafo. No somos perfectos. No queremos serlo. No corregimos textos. No ponemos límites. Respiramos. Oxígeno, etc. Expira. Inspira. Expira. Inspira....Etc. No podemos cambiar lo que va a pasar, eso está claro. No se puede inspirar dos veces o te atragantas, que es a lo que voy, es un proceso. Es un ritmo. Es una manera de hacer o de aceptar que venimos ya muy hechos. Sin ánimo de culpar de nada al universo pero que sí. Que nos estamos muriendo, cariño. Que es de verdad, en serio. Y que se ve porque, entre otros muchos indicadores, la muerte nada en el lacrimal como ya hemos dicho y se la ve bracear. Se ve en los ojos. Lo vemos en los ojos de los otros. Lo muertos que ya están. Nada más conocerlos. Lo llamamos brillo pero para mí, es muerte. Muerte clara. Muerte que nada en la orilla del iris. Que chapotea a veces. Y más o menos, se ve. Lo que pasa se ve venir. Lo que va a pasar. Se ve. Se nos ve venir. Sobre todo si venimos juntos. Y es verdad que ser agorero no ayuda. Pero venir, viene. Y verse, se ve. Y ahora pues hablo, claro, o vuelvo a hablar claro del único tema que admite certeza: la muerte.
Que nos estamos muriendo no es malo. Para mí por momentos se dibuja como alivio de las tensiones y los esfuerzos cotidianos y es casi guay porque me trasmuto con frecuencia al yo de mi lecho de muerte, sea lecho o sea leche o sea lucha o sea en lonchas pero que fiambre seguro, y pienso, qué importancia le daré a esto que ahora me atormenta cuando esté muerto y casi siempre es la misma respuesta porque aunque esté loncheado o te des una leche y sangres lentamente con medio cuerpo atravesado en la luna del coche o te corten en taquitos o en lascas o la incineradora te quite todas las penas y arrugas, y más allá de los pliegues del alma, pase lo que pase o sea lo que sea, se esboza con toda claridad una única certeza, la única certeza: Game over.
Y qué pensarás entonces. Que fuimos muy rápido. No lo creo. Si es el ejemplo del coche y la luna y la salida de una curva pues puede que sí, que fuimos muy rápido. Pero no en lo referido a ir rápido en una relación, no, no lo creo. Igual sí. Pero que no lo creo. Nos estamos muriendo, cariño. La gente no quiere hablar de ello. La gente quiere ir lento porque creen que morirán después, pero no. Quieren lo que no es. Quieren partidas de dos jugadores. Quieren poder guardar la partida. Quieren no dejar de jugar nunca. Quieren tener cambio para poder echar más monedas antes de que se pasen los diez segundos del Continue. Quieren un arcade en su salón. Quieren vida infinitas, cariño. Quieren tutoriales. Quieren ver en Youtube a otro jugar. Quieren eso, bebé. Quieren matar al monstruo de la última pantalla y no saben que en la última pantalla ellos son el monstruo. Que va así la movida. Y que no es tan monstruoso. Que es casi un alivio. Que el tiempo nos haga dejar de ser el héroe. Que se cansan tela los héroes, lo sé por experiencia propia. Quieren que la partida no termine nunca. Pero termina. Claro. Se funden los plomos. O viene el tutor legal y pega un tirón de la consola de turno y te la tira a la cabeza o por la ventana. Así es la vida. Hay que dejar de jugar en algún momento. Por cojones. La vida no es juego. La vida no es una partida. La vida es el monstruo de la última pantalla. La vida es, sobre todo, la muerte. Y todo eso, somos nosotros. No saben ellos, los de las vidas infinitas, que solo nos trascienden el aliento poético, el latido...Que no es el ranking de best players lo que nos lleva al paraíso que por otro lado tampoco creo que exista. Es el aire que respiramos. El oxígeno. La materia prima. Lo que inspiras.... Y en último caso, lo que expiras... Y lo que expira para siempre. Antes usaba más los puntos suspensivos. Pero es evidente que los puntos suspensivos son también la muerte. Casi todo es muerte. Menos el aire que entra y sale. Eso está vivo siempre y es para todos. Y me refiero a ese aire como el aire que queda entre cada punto de los puntos suspensivos... Justo eso. Lo que queda fuera o más bien, lo que sale... Lo que emana.. Del alma.... Pero es que todo eso es trascendencia. Y eso es poco o nada. Es brisa. Es aire. La peña se cree que es un paraíso. Como si terminarse el juego fuera el motivo. Pues no. Es el aire. Pero claro, como tantas otras cosas, no se ve. Son los rayos que no vemos y que nos queman. También en los días nublados. Porque el sol rebota en el suelo. Y por eso, nos quemamos a la sombra. Es tomar mal el punto de referencia. Lo hablamos muy al principio. Lo he dicho mil veces. Creemos que la pared es recta. No lo es. Las paredes rectas no existen. Las obras se alargan. Los presupuestos no son lo que se abona al final. Tusabeh. Y es todo por lo mismo. El mismo error de base. No tenerlo en cuenta. Que nos estamos muriendo, baby. Que no es que sea malo pero es verdad. Saberlo nos debería servir para algo. Escuchar más a los Beatles o algo así.... Antes lo iba a decir. El lecho de muerte o la muerte en lonchas, da igual, pero en ese momento, qué pensarás. Oh, debería haber bailado más. Más Lionel Richie. Más Marvin Gaye. Más verbena, coño. Pocas verbenas para lo que era. Pocas orquestas que daban verguenza ajenas y que no me atreví a enfrentarme a aquel pasodoble tan mal tocado. Pues ese pasodoble te mató. Qué pensaremos entonces. Fumé demasiado. O pásame el último purito ya encendido que le pege la última. Poca mata sembré para lo chimenea que era yo. Pocas variedades probé. Pocas botellas de vino. Pocos licores. Y demasiadas borracheras estúpidas. Eso creo que pensaré yo. Aunque lo mismo ya estoy muerto o voy a caer en el próximo párrafo y lo último va a ser esta mierdecilla. Haceros cargo del papelón.
Estarse muriendo no es tampoco que podamos cagar en los conventos. O mearle a las monjas, pues no. Vivir como si no hubiera mañana, pues tampoco. Porque al final si vives así, te levantas todos los días muerto y eso no es plan. Y no es salud. Hay que tenerlo todo en cuenta. Lo de lo sano y lo no sano es la mega paranoia de ahora de la peña con antecedentes familiares de cáncer o lo que es lo mismo, dos tercios apróximados de la población. Y comen quinoa. Y comen semillas. Y comen tofu, y alfalfa o mierdas de esas de herbolario y zumo o agua o nectar pero licores ni tocarlo, qué pensaras esos en su lecho de muerte. Debería haber comido más cardo. Debería haber tomado más infusiones de hierbas depurativas. Más fruta. Más omega 3, seguro que le tirar por lo técnico. Espero que entonces no se arrepientan de haber renunciado a la proteina animal. Imaginate morirte con hambre. Qué trance. El alma es lo que sea pero como se le meta en la cabeza un entrecot, o una costilla en su punto, eso es fuerte, y eso trasciende dimensiones. Eso es así. Es ciencia, baby. El hambre es ciencia pero también es un dinamizador social. Porque la muerte no distingue de clases sociales a dios gracias aunque no exista, gracias a los templos o a los relojes de arena o a los zombis o lo que sea, pero la vida sí hace esas distinciones y por eso, los seguros y las clínicas privadas que se pagan como sean para intentar comprar la democracia de ultratumba, pero no, amigos, es la única democracia que no admite nepotismo, trato de favor, pagos en b o en a, o irse a Houston, es todo lo mismo pero la guadaña viaja en la bodega del avión y no hay funcionario que admita sobresueldo en el ministerio de la Muerte, que me mola a mí ponerlo en mayúsculas, espero me lo permitan.
Y nada.
Que no me he muerto al final.
Vale, no pero casi.
Otro día seguimos guapis.... ¡¡¡Que tenéis mucho tiempo libre, cabrones!!
PD: Como si existiera otro tiempo que no fuera libre... A ver si os morís ya y os enteráis de algo. Un besi
martes, 10 de diciembre de 2019
No le ponemos nombre
A la ínclita Alba Carrillo la sitúo al nivel de Zizek como preboste ideologico pero claro, en el bando contrario y como mercenaria de la confusión actual y defensora de un argumentario filosófico que me ha volado la cabeza este fin de semana viéndola llorar en prime time y con un churrete en la mejilla que no acepta guión, porque no se le pueden poner puertas al campo ni al rimel y fui testigo accidental de un alegato generacional de la confusión que vivimos. Es lunes y fue ayer que en una gala de domingo que conectan en directo con la citada y le leen una carta de su pareja actual y se pone lacrimógena como una magdalena mojada en leche. Los llantos en televisión son como el spam, muy difícil creerte que una rusa se quiere casar contigo o que has ganado una pantalla de plasma o un millón de euros. Uno no se fía, claro. Y menos de ella. Pero el ojo y el rabillo negro se deshace, tiznándola de mala manera y ya empieza a parecer más Dogma 95 que en el fondo, es el formato en el que desemboca lo del Big Brother.
Somos el país con más ediciones del formato Gran Hermano del mundo, tiene que significar algo aunque no me atrevo a decir qué.
Como Aute, volvamos al Alba... Aaal Aaaaalbaaaaa, aaal Aaaalbaaaaaa.....
Total. Que le escribe una carta motivadora el noviete que es personaje público y se hace pedazos. Por la aceptación opino yo. El reconocimiento. Que es como el gran tema en ella, rollo honor y tal. Es mi hipótesis. Pero tampoco lo tengo del todo claro pero que.... A lo que íbamos:
Su alegato en pro de la confusión: Que dice al rato, explicándose con el presentador: "No sé lo que somos, no le hemos puesto nombre".
¿Qué? ¿No le ponemos nombre? Qué no quieres decir? que no es tu novio? O que no quiere decir él que eres su novia? A santo de qué?
Confusión, amigos, mucha influencia de Confucio veo ahí....
Signo de los tiempos, ok. Alba la visionaria. Pero que pasa. Pasa. Es cierto. No le ponemos nombre a lo que tenemos, se oye mucho hoy en día entre los amantes que se van formalizando en formatos necesariamente convencionales. Porque las relaciones están cambiando, claro. Pero a ver, Alba de mis albores.... Pero qué coño es esta mierda de no poner nombre.
Todo tiene nombre, y debe tenerlo.
Se llama Santi. Es presentador de tv.
El novio de Alba, digo. Que no es fontanero, vaya. Que, por cierto, tengo que llamarlo. Al fontanero, no a Santi. Y es personaje público para más INRI. Siempre me gustó esa expresión, para más INRI porque la veo súper absurda y súper literal a la vez, claramente popular. Y me da una pereza lo de la fontaneria que tenga la semana super cegada de tema cambiar tuberías con toda la encharcada que eso supone, amigos míos de mi blog, que por eso me pongo a divagar de estas cosas.
Alba Carrillo, vamos a ver, ya que no estoy con lo del fontanero, que es lo que debería hacer y que ni he desayunado, a ver si sacamos algo en claro de lo tuyo.
Que no le ponen nombre, ¿qué significa? Pues eso. Muy de hoy. Muy de ahora. No le hemos puesto nombre a nuestra relación, alegan. Pero qué coño de mierda es esa. Pues las categorías de siempre no valen en el siglo XXI, lo de amante, novio o marido. No vale ya. No hay nombres. Me jode, eh. Que se invierta en confusión e ignorancia pero oiga, es lo de ahora. La filosofía actual. No ponemos nombre a nuestra relación, toma del frasco Carrasco. A ver. El destino está en los nombres, copón. Que no he desayunado y estoy de una mala hostia que no veas. Ni un cafelico. Ná de ná. A ver. El destino está en los nombres. El porvenir está en las estrellas. Etc. Etc. Lo he explicado mil veces,oye. Que no es que me canse, que es mi cosa, claro que sí y es para vosotros, pero que.. Está por ahí mil veces y es así. Si no le pones nombre, Alba Carrillo, pues no vas a tener destino. Eso es así. Y si lees esto, Alba o Lucía Pariente, madre de la susodicha,
Somos el país con más ediciones del formato Gran Hermano del mundo, tiene que significar algo aunque no me atrevo a decir qué.
Como Aute, volvamos al Alba... Aaal Aaaaalbaaaaa, aaal Aaaalbaaaaaa.....
Total. Que le escribe una carta motivadora el noviete que es personaje público y se hace pedazos. Por la aceptación opino yo. El reconocimiento. Que es como el gran tema en ella, rollo honor y tal. Es mi hipótesis. Pero tampoco lo tengo del todo claro pero que.... A lo que íbamos:
Su alegato en pro de la confusión: Que dice al rato, explicándose con el presentador: "No sé lo que somos, no le hemos puesto nombre".
¿Qué? ¿No le ponemos nombre? Qué no quieres decir? que no es tu novio? O que no quiere decir él que eres su novia? A santo de qué?
Confusión, amigos, mucha influencia de Confucio veo ahí....
Signo de los tiempos, ok. Alba la visionaria. Pero que pasa. Pasa. Es cierto. No le ponemos nombre a lo que tenemos, se oye mucho hoy en día entre los amantes que se van formalizando en formatos necesariamente convencionales. Porque las relaciones están cambiando, claro. Pero a ver, Alba de mis albores.... Pero qué coño es esta mierda de no poner nombre.
Todo tiene nombre, y debe tenerlo.
Se llama Santi. Es presentador de tv.
El novio de Alba, digo. Que no es fontanero, vaya. Que, por cierto, tengo que llamarlo. Al fontanero, no a Santi. Y es personaje público para más INRI. Siempre me gustó esa expresión, para más INRI porque la veo súper absurda y súper literal a la vez, claramente popular. Y me da una pereza lo de la fontaneria que tenga la semana super cegada de tema cambiar tuberías con toda la encharcada que eso supone, amigos míos de mi blog, que por eso me pongo a divagar de estas cosas.
Alba Carrillo, vamos a ver, ya que no estoy con lo del fontanero, que es lo que debería hacer y que ni he desayunado, a ver si sacamos algo en claro de lo tuyo.
Que no le ponen nombre, ¿qué significa? Pues eso. Muy de hoy. Muy de ahora. No le hemos puesto nombre a nuestra relación, alegan. Pero qué coño de mierda es esa. Pues las categorías de siempre no valen en el siglo XXI, lo de amante, novio o marido. No vale ya. No hay nombres. Me jode, eh. Que se invierta en confusión e ignorancia pero oiga, es lo de ahora. La filosofía actual. No ponemos nombre a nuestra relación, toma del frasco Carrasco. A ver. El destino está en los nombres, copón. Que no he desayunado y estoy de una mala hostia que no veas. Ni un cafelico. Ná de ná. A ver. El destino está en los nombres. El porvenir está en las estrellas. Etc. Etc. Lo he explicado mil veces,oye. Que no es que me canse, que es mi cosa, claro que sí y es para vosotros, pero que.. Está por ahí mil veces y es así. Si no le pones nombre, Alba Carrillo, pues no vas a tener destino. Eso es así. Y si lees esto, Alba o Lucía Pariente, madre de la susodicha,
martes, 3 de diciembre de 2019
las ostias que da la vida son sin hache
Hostias son hostias estaremos todos de acuerdo en eso y el que no, pues que vaya al diccionario, se lo cuenta y vuelve, y la vida pues es lo que más o menos todos compartimos juntos y justos y justo en este instante en el que, vaya a saber usted por qué, nos concitamos en torno a estas líneas para que la vida o lo que sea, el espacio de tiempo del aquí y ahora, que nos disponemos a compartir siguiendo el discurrir de estas frases, sin puntos para precisamente no detener el ojo ni el paso ni el torrente que es como el agua o el cauce y es imparable o se seca o se abre paso, así es todo, es como agua, como el agua, como la canción, es como cualquier metáfora de lo que acaba, somos nosotros, o cualquiera de los que me hablas, es la arena de un reloj de arena o el flujo sanguineo o el bombeo, que le pones punto y aparte y te hacen un bypass, te abren y un pespunte de esos pues es una hostia, todo toqueteo del libre discurrir es hostia, yo defiendo que sin hache, hostia sin hache: una ostia que es una buena hostia o sea, si es fuerte pues es que es sin hache, porque la hache no suena, y las ostias buenas suenan y tienen eco, y las escuchas durante años en tu cabeza, o eso me pasa a mí o lo pienso yo así, perdonénme ustedes por leer algo que no es lo que ustedes piensan, pero no, no se detengan, sigan, por favor porque la cosa es que no se pare porque así es la vida yel ánimo y el río y el interés y el mar que es el morir como ya sabemos todos desde Manrique y que la hostia viene y es la ola que te da de espaldas que ni la ves, estamos hasta ahí todos de acuerdo y vamos a la vez, correcto, hasta los que fueron a mirar el diccionario, pues bueno, llegados a este punto, las hostias no las ves venir y suenan, la h no suena, la ostia que duele, la ostia de verdad es sin hache por puritito espiritú, es una venda, es una letra muda, es un paño caliente, las ostias que da la vida no llevan hache, no pueden llevarla y no deben siendo justo con la naturaleza de la fonética, es querer endulzarlo, porque un episodio cardíaco, por seguir en el ejemplo pero que daría igual cualquier otro pues es una piedra en el río, o un palo atravesado o un rasguño en la bota de vino, que hace que llore bermellón, y estoy seguro que nos entendemos porque sois listos y guapos porque sino no estaríais leyendo esto que no tiene un puto punto y seguido para respirar pues oye, respirad y seguimos, como es la vida en realidad y que te da ansiedad por eso, porque se te olvida respirar y digo vida como digo tiempo compartido y digo compartido como digo blog y blog es blog personal y te pensarás que estoy fatal de lo mío, y lo mismo es verdad pero respira, respira otra y respira hondo y pensarás que soy un loquito que me encanta y lo sabes y esa mamita me tiene loko y tal que cual y lo mismo hasta me cantan un regueton lento de esos que no se escuchan hace tiempo o no culpes a la lluvia culpas a la noche culpas a la playa será que no amas pero hablamos de filosofía por un momento pero también de fonética, de normativa, y alma de la norma, las normas, el tema de las normas, normativa en general pero en particular, la legislación ortográfica, de acuerdo, nazis de la ortografía, aquí está la resistencia retrasmitiendo desde su bunker y escribiendo almóndiga porque la RAE la aceptó, almóndiga loko, almóndiga y os grito: Dónde está vuestro dios ahora o vuestro líder, vuestro amado líder nazi como nazis de la ortografía que sois pues sí, es verdad, lo reconozco, escribo ostia en lugar de hostia, es cierto, lo hago pero es porque las ostias de verdad son sin hache, joder, vamos a decir la verdad de una vez por todas, las ostias que te da la vida son sin hache, por mucho que uno quiera ponerse el casco de la hache al final, no y pasa lo mismo con la ese líquida, que puta mierda es esa de la ese líquida, en serio, a ver, que coño es eso de líquido, líquido de qué por el amor de dios, por qué no la eñe líquida, por qué no la ere líquida, la erre líquida sería la ostia y ya puestos, por qué no la s gaseosa y la ese sólida, por puritito respetillo a la física, que oye, ojo, tip dialéctico por extensión y para ganar o zanjar todas las conversaciones podemos decir: "eso es que es fisica y tú no le entiendes" y listo, a otra cosa y si te lo pelean, rematas con "lo sé porque tampoco sé" porque solo se gana si se rien, eso es así, no gana el que ríe al final, eso es casi verdad pero no del todo, gana el que hace reir al final y puesto a poner haches preventivas a las cosas, como la de la hostia, porque no se la añadimos a otras cosas que se consagren, que no hay tantas, y no se me ocurre, qué se consagra, el amor por ejemplo, le ponemos una hache al amor o qué, a ver, le ponemos una puta hache al amor, joder, había algo por ahí que tenía ese título, quizá fuera una comedia romántica o algo, o algo de Arniches o Mihura o me suena que era amor se escribe con hache, o una obra de teatro, estoy fatal pero eso no quita que diga cosas con sentido y me suena a que sería lo mismo un bodrio de musical o un libro de esos best sellers de ahora o una peli de Hollywood, da igual lo que sea pero podemos poner haches al odio, por ejemplo porque hodiar ya es menos, no me digas que no, es menos hodioso todo con hache o no es verdad pero bueno, qué más da, me quedo con los títulos, por defecto, sin querer, y de qué me sirve, de nada, aquí estoy helado, se me ha apagado la chimenea está noche, aún hay brasas pero encenderla es un cristo, así que a lo que vamos, que me está dando frio por tener que explicaros las cosas mucho, hay que ir al grano, y ser claros, y ser sinceros, y decir que bailando la conoci y que nos la gozamos, que valio la pena todo lo necesario para estar contigo amor tu eres una bendicion las horas y la vida de tu lado nena estan para vivirlas pero a tu manera o que desde que me dejaste la ventanita del amor se me cerró o que blog personal es blog personal aunque lo personal sea político porque todo es político porque el peinado es político y cada uno se peina o no se peina como acto político de reivindicación y hasta los calvos son política y Turquía y los implantes de pelo, joder, la puta industria del pelo en Turquía, si eso no es política que venga dios y lo vea, que lo pongo en mínúscula porque amigos, la ortografía es política, joder, que es a lo que quería llegar pero casi me voy a la península de Peloponeso a cuenta de los que se ponen pelos y eso pero coño, ostia, ostia sin hache, ostia sin hache y ese sólida, con una ese que duela o una ese que pega fuerte, coño, una buena ostia sin hache es siempre una buena ostia sin hache porque es política, que es como decir, esto es física y tú no lo entiendes, y por eso no me quito la chaqueta cuando entro en los sitios, porque intento que el termostato del cuerpo mantenga la temperatura estable, por eso a veces parezco desabrigado y a veces, abrigado de más pero es física, y la gente no lo entiende o no lo quiere entender, o piensa que soy gilipollas o que soy un idiota o que me huelen los sobacos y no me quiero quedar en mangas de camisa, que a veces puede ser cierto, lo digo también porque el termostato del cuerpo a veces produce el efecto de la sudoración, pero en este caso podríamos hablar de sudor legítimo, que es un concepto de creación propia y que es, lo recalco, muy político y no lo que parece, un pliego de alegación por escasa higene y paso a desarrollar que el sudor legítimo, el del obrero, el tuyo y el mío, vaya, que somos autonomos pues es legítimo porque si llevas todo el día, duchaito desde por la mañana y peinado a tu rollo, recordemos porque el peinado es política, y da igual que estés calvo, porque la calvicie también es política pero a lo que iba es que es legítimo, como legítimo es no quitarse la chaqueta y buscar una temperatura estable y como es legítimo tratar de vivir desde un estricto criterio científico porque puedes hacer todo y lo importante es lo que quieras hacer, lo que digan los demás pues tiene que dar igual y no da igual, no voy a decir que me lo dé porque no sería verdad y es cierto que a veces me han señalado que no quitarme la chaqueta es síntoma de malestar, de "como si me quisiera ir en cualquier momento" y pensé que llevaban razón, que todo tiene una dimensión social y que por eso existe dios quieran o no los ateos porque existen los creyentes, existe dios y lo pongo, una vez más en minúscula porque me refiero a la idea de dios y no a Dios mismo o a Alá o Yahvé a vete a saber, o tú,oh diosa de mi existencia
viernes, 15 de noviembre de 2019
Tenemos concierto esta noche
Es de total última hora. Era un festival con cuatro grupos y falló uno. Era el encargado de abrir las actuaciones. Así que para no trastocar planes y como somos humildes y sencillos, pues vamos a empezar nosotros a eso de las nueve de la noche, un poco antes, y a hacer lo nuestro. Es viernes 15 de noviembre y a mes y medio de que acabe el año, hemos superado los veinte conciertos. Y con tres formaciones diferentes. Tuvimos que cambiar la sección rítimica dos veces por causas de fuerza mayor y ahora vamos como un tiro. Y estamos contentos. Lo de hoy es un poco improvisado y no sabemos cómo saldrá pero a mí personalmente, me apetece mucho. Son cuatro grupos, somos mejor dicho porque estamos incluidos y tampoco nos podemos explayar. Como hago aquí en el blog, por ejemplo, que me explayo sin necesidad.
Necesidad para mí es lo de tocar. Por eso hacemos lo que hacemos. El mundo de la música es acojonante de especulativo y lo de tocar es complicado a poco que te vaya bien. Se pone un listón de dinero que mientras te lo pagan, es guay pero cuando el camino es de bajada, la cosa se complica. Nosotros nunca hemos cobrado ese tipo de cachés, salvo rarísimas excepciones en las que nos han pagado lo que se paga a los grupos cuando pagan las instituciones públicas, y bueno, se tarda en cobrarlo. Nadie habla de esto, porque es de una miseria que acojona. Y de un rollo caradura que ofende. Lo del dinero público, sobre todo. La bandera de la cultura, etc. No tengo tiempo para estas mierdas, es la verdad. Pero nunca viene mal recordar el puto estercolero que es todo. Y que a mí, pobrecito escribidor, me gusta bailar encima de la mierda y salpicar si es posible a los asistentes. Pero bueno. Espero que nos salga bien porque ha sido un poco mi empeño.
Hago de manager y eso es un desdoblamiento que me cuesta. Me gustaría regañarme a mí mismo muchas veces. Como cantante. Primero, parece que bebo mucho. No. Bebo. Pero no mucho, lo normal. Unas cuantas de cervezas. Pero como de normal pues no vocalizo demasiado, con tres cervezas parezco un guiri en Sevilla hablando spanglish y harto de salmuera. Pero no. No voy borracho ni nada de eso. Lo parece. Ok. Pero las apariencias engañan. En segundo lugar, cambio las putas letras de las canciones. Según me parece. Mal. Porque lo hago en las que tienen coros y el coro, lógicamente, se descuadra. Y mal. Joder, claro. Mal. Muy mal. A veces puede que quede bien pero no deja de estar mal. Es asi, es la verdad. No hay que cambiar las letras de las canciones aunque a veces sea guay improvisar. Es guay improvisar. A mí es que me encanta, ok, soy culpable. Improviso en el escenario a menudo. Los pobres musicos de la banda siempre reaccionan raro, por un lado, lo temen pero por otro, lo disfrutan y le gusta. Pero claro. Como todo lo que gusta, cansa. Y como todo lo azaroso, pues uno a veces la caga. Que no es cosa rara en mí, el cagarla digo. Pero mira, la cagas aquí escribiendo entre amigos que sois los que me leeis pues oye, todo bien. Pero con técnico de sonido de por medio y con los compañeros ahí, a verlas venir, pues oye, no. Mal. Mal cambiar letras y mal improvisar. Mal, Jose, mal y me regaño a mí mismo.
Tenemos concierto esta noche.
Nunca me gusta dar un concierto sin tener otra fecha ya cerrada para más adelante.
Es posible que lo haya escrito alguna vez aquí, eso y otras normas o convicciones íntimas con el tema de dar conciertos o ir por ahí a tocar. Que siempre me emociona y lo flipo un poco.
Mejor un viernes con concierto que un viernes con vino y fondue que no está mal tampoco. Un vino que esté bien. Y mejor música que tele, en mi opinión. Me hincho de telebasura y bien sabe dios que echo de menos cuando el Salvame deluxe era los viernes, pero que mejor poner un disquillo y charlar. Que a veces piensa uno que lo tiene todo hablado y no. O mejor que no. Es mucho cómo lo pienses. Y claro, si vas al concierto pues piensas, pero menos o en otras cosas, o con ritmo, que pensar con ritmo es otra cosa. Viernes de concierto mejor que todas las cosas. O es lo que a mi me pasa.
Quedarse en casa es lo que hacen las parejas.
O lo que hacía yo cuando tenía pareja, incluso en los conciertos que me apetecían. Mal por mi, claro. Mal hecho pero es la tendencia. No la mía, de muchos colegas con mujer e hijos e bla bla bla e ble ble ble porque para ir a un concierto, como para ir al cine, no hay que .... No sé.... Lo de reunir tantos requisitos...Tampoco duran tanto. La peña lo asocia a los copazos. Pero yo voy a menudo solo a ver conciertos, me bebo una cerveza ya las doce y media, estoy en casa, dando de cenar a mi gato, que es familia al fin y al cabo. Pero la peña se queda en el sofa, yo incluido que me tirado tres años así y ponen la tele.
La tele lo mata todo y yo me hincho a verla, ojo, pero que un viernes de Netflix, Filmin o lo que sea, pues no, oye. Ven de casa sabiendo lo que quieres ver o hacer. Por experiencia propia la gente que se suscribe a esas mierdas, simplemente quiere tener la posibilidad de ver esas mierdas pero no tiene verdadero interés. Porque yo si quiero ver una serie, pues me la busco online que lo mismo tardo un poco más, me saltan mil banners de mierda o yo qué sé. Pero verla, la veo. O sea, los canales esos para un viernes, pues no los veo a no ser que tu vida sea una puta mierda y quieras perpetuarla así, que es respetable también. Es tener el canal para estar horas buscando y buscando y buscando.... Poner diez minutos de algo y decir... Oh, no.... No me gusta.... Joder, si ni ha empezado.... Voy a poner otra cosa. Es suscribirse a la confusión y a la más tonta apetencia. Y revivir la experiencia de vagar por el videoclub pero online. Perder tiempo entre caratulas, escudriñando sinopsis y leyendo por detrás y por delante, para acabar pillando una de las novedades que acababan de devolver. Pues eso. Ese deambular... Pues pagan por ello. Porque, obviamente, no saben lo que quieren ver. Esto lo desarrollaria más pero me come la pereza.
Y tengo que ir al supermercado a por leche.
A ver. Y azúcar. Que tocamos hoy.
Que da igual porque cuando leas esto pues ya habrá sido. Pero es hoy. Que es viernes 15 de noviembre. Que estamos en 2020 que es cambio de década y de todo. Que tenemos canciones nuevas y ganas de hacerlas. Que es lo más importante, las ganas. Y ganas de tocar, muchas yo particularmente. Acabo de googlear sobre prostatitis, joder, es que tengo una molestia en el pubis que me tiene un poco loco. Ya tengo una edad, amigos, aunque esté aquí escribiendo gilipolleces. Lo mismo una revisión, pero qué acojone, ¿no? Bueno, ya os contaré qué tal lo de esta noche.
Anda que como tenga cancer de prostata, que pereza.
Ay. Espero que sean solo los nervios. Y los vaqueros que me pongo ahora que eran de mi hermano, creo y me aprietan a la cintura mogollón. También es que estoy bebiendo menos café del habitual y lo mismo eso me depura menos. Porque yo lo bebía en cantidades depurativas. Hoy me tomaré unas cervezas, no están indicadas según he rebuscado entre síntomas e indicaciones. La red sí que tendría que ser más útil medicamente y no tanto canal de pago, joder. Me mosquea y todo. Lo mal que va el mundo. Que es 2020 de aquí a nada.
Bueno, voy al supermercado. Si lees esto antes de las nueve de la noche os espero en la sala Prince del Campo del Príncipe, en el barrio del Realejo, que estaremos ahí pasándolo piruleta con la hipocondría a cuestas y toda la mala cara.
Necesidad para mí es lo de tocar. Por eso hacemos lo que hacemos. El mundo de la música es acojonante de especulativo y lo de tocar es complicado a poco que te vaya bien. Se pone un listón de dinero que mientras te lo pagan, es guay pero cuando el camino es de bajada, la cosa se complica. Nosotros nunca hemos cobrado ese tipo de cachés, salvo rarísimas excepciones en las que nos han pagado lo que se paga a los grupos cuando pagan las instituciones públicas, y bueno, se tarda en cobrarlo. Nadie habla de esto, porque es de una miseria que acojona. Y de un rollo caradura que ofende. Lo del dinero público, sobre todo. La bandera de la cultura, etc. No tengo tiempo para estas mierdas, es la verdad. Pero nunca viene mal recordar el puto estercolero que es todo. Y que a mí, pobrecito escribidor, me gusta bailar encima de la mierda y salpicar si es posible a los asistentes. Pero bueno. Espero que nos salga bien porque ha sido un poco mi empeño.
Hago de manager y eso es un desdoblamiento que me cuesta. Me gustaría regañarme a mí mismo muchas veces. Como cantante. Primero, parece que bebo mucho. No. Bebo. Pero no mucho, lo normal. Unas cuantas de cervezas. Pero como de normal pues no vocalizo demasiado, con tres cervezas parezco un guiri en Sevilla hablando spanglish y harto de salmuera. Pero no. No voy borracho ni nada de eso. Lo parece. Ok. Pero las apariencias engañan. En segundo lugar, cambio las putas letras de las canciones. Según me parece. Mal. Porque lo hago en las que tienen coros y el coro, lógicamente, se descuadra. Y mal. Joder, claro. Mal. Muy mal. A veces puede que quede bien pero no deja de estar mal. Es asi, es la verdad. No hay que cambiar las letras de las canciones aunque a veces sea guay improvisar. Es guay improvisar. A mí es que me encanta, ok, soy culpable. Improviso en el escenario a menudo. Los pobres musicos de la banda siempre reaccionan raro, por un lado, lo temen pero por otro, lo disfrutan y le gusta. Pero claro. Como todo lo que gusta, cansa. Y como todo lo azaroso, pues uno a veces la caga. Que no es cosa rara en mí, el cagarla digo. Pero mira, la cagas aquí escribiendo entre amigos que sois los que me leeis pues oye, todo bien. Pero con técnico de sonido de por medio y con los compañeros ahí, a verlas venir, pues oye, no. Mal. Mal cambiar letras y mal improvisar. Mal, Jose, mal y me regaño a mí mismo.
Tenemos concierto esta noche.
Nunca me gusta dar un concierto sin tener otra fecha ya cerrada para más adelante.
Es posible que lo haya escrito alguna vez aquí, eso y otras normas o convicciones íntimas con el tema de dar conciertos o ir por ahí a tocar. Que siempre me emociona y lo flipo un poco.
Mejor un viernes con concierto que un viernes con vino y fondue que no está mal tampoco. Un vino que esté bien. Y mejor música que tele, en mi opinión. Me hincho de telebasura y bien sabe dios que echo de menos cuando el Salvame deluxe era los viernes, pero que mejor poner un disquillo y charlar. Que a veces piensa uno que lo tiene todo hablado y no. O mejor que no. Es mucho cómo lo pienses. Y claro, si vas al concierto pues piensas, pero menos o en otras cosas, o con ritmo, que pensar con ritmo es otra cosa. Viernes de concierto mejor que todas las cosas. O es lo que a mi me pasa.
Quedarse en casa es lo que hacen las parejas.
O lo que hacía yo cuando tenía pareja, incluso en los conciertos que me apetecían. Mal por mi, claro. Mal hecho pero es la tendencia. No la mía, de muchos colegas con mujer e hijos e bla bla bla e ble ble ble porque para ir a un concierto, como para ir al cine, no hay que .... No sé.... Lo de reunir tantos requisitos...Tampoco duran tanto. La peña lo asocia a los copazos. Pero yo voy a menudo solo a ver conciertos, me bebo una cerveza ya las doce y media, estoy en casa, dando de cenar a mi gato, que es familia al fin y al cabo. Pero la peña se queda en el sofa, yo incluido que me tirado tres años así y ponen la tele.
La tele lo mata todo y yo me hincho a verla, ojo, pero que un viernes de Netflix, Filmin o lo que sea, pues no, oye. Ven de casa sabiendo lo que quieres ver o hacer. Por experiencia propia la gente que se suscribe a esas mierdas, simplemente quiere tener la posibilidad de ver esas mierdas pero no tiene verdadero interés. Porque yo si quiero ver una serie, pues me la busco online que lo mismo tardo un poco más, me saltan mil banners de mierda o yo qué sé. Pero verla, la veo. O sea, los canales esos para un viernes, pues no los veo a no ser que tu vida sea una puta mierda y quieras perpetuarla así, que es respetable también. Es tener el canal para estar horas buscando y buscando y buscando.... Poner diez minutos de algo y decir... Oh, no.... No me gusta.... Joder, si ni ha empezado.... Voy a poner otra cosa. Es suscribirse a la confusión y a la más tonta apetencia. Y revivir la experiencia de vagar por el videoclub pero online. Perder tiempo entre caratulas, escudriñando sinopsis y leyendo por detrás y por delante, para acabar pillando una de las novedades que acababan de devolver. Pues eso. Ese deambular... Pues pagan por ello. Porque, obviamente, no saben lo que quieren ver. Esto lo desarrollaria más pero me come la pereza.
Y tengo que ir al supermercado a por leche.
A ver. Y azúcar. Que tocamos hoy.
Que da igual porque cuando leas esto pues ya habrá sido. Pero es hoy. Que es viernes 15 de noviembre. Que estamos en 2020 que es cambio de década y de todo. Que tenemos canciones nuevas y ganas de hacerlas. Que es lo más importante, las ganas. Y ganas de tocar, muchas yo particularmente. Acabo de googlear sobre prostatitis, joder, es que tengo una molestia en el pubis que me tiene un poco loco. Ya tengo una edad, amigos, aunque esté aquí escribiendo gilipolleces. Lo mismo una revisión, pero qué acojone, ¿no? Bueno, ya os contaré qué tal lo de esta noche.
Anda que como tenga cancer de prostata, que pereza.
Ay. Espero que sean solo los nervios. Y los vaqueros que me pongo ahora que eran de mi hermano, creo y me aprietan a la cintura mogollón. También es que estoy bebiendo menos café del habitual y lo mismo eso me depura menos. Porque yo lo bebía en cantidades depurativas. Hoy me tomaré unas cervezas, no están indicadas según he rebuscado entre síntomas e indicaciones. La red sí que tendría que ser más útil medicamente y no tanto canal de pago, joder. Me mosquea y todo. Lo mal que va el mundo. Que es 2020 de aquí a nada.
Bueno, voy al supermercado. Si lees esto antes de las nueve de la noche os espero en la sala Prince del Campo del Príncipe, en el barrio del Realejo, que estaremos ahí pasándolo piruleta con la hipocondría a cuestas y toda la mala cara.
jueves, 17 de octubre de 2019
martes, 8 de octubre de 2019
domingo, 6 de octubre de 2019
No podemos hacer nada más que hacerlo
Pongo el culo en el filo y me reclino en el borde del sofá, son las siete y treinta y dos, es domingo, ayer no salí y me quedé dormido, me he desvelado hace un rato, tengo dos discos en bucle y pocas ganas de preparar café, tampoco tengo claro si tengo leche, solo me he levantado a mear, y Canelita se me ha sentado un rato encima, le he estado acariciando diez minutos, luego ha querido que le abra la ventana para darse su vuelta pre amanecer, aún ni clarea, tengo el sueño un poco cambiado, estoy bastante jodido, todo va bastante bien pero el ánimo está por los suelos, no entiendo por qué, a veces no podemos hacer nada, y ya está, podemos escribir sobre ello, en el blog o con las canciones, lo intento con las canciones, sigo con ello, y bueno, tenemos conciertos a la vista, que está todo bien, al menos con eso, pero hay otras cosas que no, no sé exactamente el qué, el viernes fui a un karaoke y me canté una de Barry White, y me salió fatal, claro, qué esperábais, y lo mismo es por eso, todo viene de ahí, la gente en los karaokes canta bien y no les gustan los que desafinan, o desentonan, o parece que no lo toman lo bastante en serio, que eso me pasa, que doy esa impresión en todo en general, que no lo tomo nada en serio y no es así, es solo una impresión, aunque en el caso de los karaokes, sí, es cierto, no me lo tomo nada en serio, es más me parecen ridículos, es verdad que hay siempre chicas guapas en los karaokes, y gente que canta bien, feos o guapos pero buenos cantantes y van allí a dar el do de pecho, pues muy bien, no tengo nada en contra de eso, ya está, todo bien, es solo que a mí no me gustan los karaokes, ni una mierda, de hecho, no me gustan los putos karaokes, odio los karaokes y aún así cayeron dos jarras de cerveza en tiempo récord, y después salí por patas, no debería entrar nunca a karaokes porque me dejan huella en el alma, pero bueno, oye, a veces vas con más gente y ya está, no puedes hacer nada, es así, no puedes hacer nada y vas, y entras y pides, hasta canciones, porque es asi, no puedes hacer nada, es la verdad, no podemos hacer nada y eso pasa muchas más veces de lo que creemos, sería guay recordarlo, decirlo en voz alta, no puedo hacer nada y ya está, saberlo, tenerlo presente, porque creo que nos aliviaría mucho eso, llevarlo por delante, y tenerlo claro: saber cuando puedes y cuando no puedes hacer nada y no agitarse, o confundirse o venirse abajo, no pasarlo mal a cuenta de eso, porque al final, pues es la verdad, que no puedes hacer nada, y ya está, no podemos y habrá quien piense que es salida irresponsable, que lo mismo es por quitarnos culpa, en plan autocomplaciente o que es como rendirse, lo de decir no puedo cuando en realidad sí puedes, que pasa eso, claro, también con mucha frecuencia, las malas estimaciones, y sentir que no puedes, mira que no hablo de sentir que eso es otra cosa, sentirnos capaces o no, lo de sentir es más complicado que ser o no ser, joder que hamletiano todo, ya me estoy liando, no he comido ni bebido nada y estoy como desorientado, como perdido en el bosque, no sé por qué me pongo a escribir aquí en estos momentos de confusión vital, para no contar nada y ponerme un poco más de los nervios, a veces lo he escrito, creo, que no podemos hacer nada tampoco respecto a lo que escribimos, que se nos escribe encima el texto a nosotros, y a duras penas, lo aupamos, o lo sujetamos o hacemos fuerza para que no se caiga, pero poco más, que no es del todo nuestro, que pertenecemos a él, que nos viene dado y se impone lo que escribimos, viene ya hecho y manda el ritmo que tiene, estamos condicionados a lo que ya dice sin nosotros, a lo que ya estaba escrito en nuestra cabeza y solo lo trasportamos al papel, como si nada, como si fueran ruidos, y hablando de eso, si escucho un ruido y miro para atrás porque a veces Canelita llama al cristal de la ventana con la pezuñita para que le abra, y me gustaria tener leche, voy a echar un vistazo, con un café irá la cosa mejor.
Más puntos debería poner.
Tengo leche, yeah. Y ya he hecho una cafetera. La cosa va para delante. Venía pensando en mi peinado, Nunca te cortes el pelo. Estoy espeluchado. También me clarea la frente que mete miedo. Siempre he sido de entradas, ahora las entradas van siendo cada vez mas yo. Que todo bien. No podemos hacer nada. Peinarnos y echarnos buenos productos. Pero poco más. Es el tiempo, amigo. Es lo que hay. Aún así, te lo cortas y ya nunca es lo mismo. No es lo mismo. Nunca te lo cortes, coño. Te queda fatal, es verdad. Nunca te cortes el pelo. Me lo debería tatuar. Odio el pelo corto tanto como los karaokes. Una pesadilla: Un karaoke lleno de calvos. Ojalá un invento que acelerase el crecimiento. Y tener una melena mañana por los hombros. Así de repente. Ojalá un crecepelo pero del ánimo. De la ilusión. Del atrevimiento. De la fantasía. Que te lo echas y se te ocurren planes muy locos para cambiar de vida. El crecepelo de la flipaera interior. Qué bueno sería. El otro día estuve viendo fotos de 2014. Y fue lo mismo. Vaya pelazo. Y luego seis meses que me pasé a la sombría vera de la depresión con un pelito muy corto. Que no mola nada. Que me afea. Y se me notaba en las fotos. La carica de pena. Y a poco que se desbocaron los mechones, volvió a ser lo de siempre. Mi vidita sentimental con sus más y sus menos, pero sus algos. Sus algos. Que con pelo corto, es sequía total. Cero coma cero. En serio, jodido. Es un rollo como de Sansón que parece de coña pero es cien por cien cierto y son meses de hambruna quese pasa mal. Lo pienso y dices: Pues, joder, déjatelo largo. Pues eso. Eso mismo hago. Estamos en ello. Justo eso hago, pero va lento. Como todo. Ahora he acercado el ordenador y no estoy en esa postura de antes, como de ponedor de huevos. El café está en el suelo. Veremos a ver si no le doy una patada, tengo el cenicero al lado. Medio lleno. Ya más retrepado. Tengo una batería en el salón. Una batería completa. Joder, puesta. Con todos los platos. Con todos sus avíos. Que ayer lo pensaba. Joder, era mi puto sueño. Y ya que lo he cumplido ni la toco ni nada. A ver, que es de mi colega Rafa. Que no es mía. Que la tiene aquí porque ensayamos aquí desde hace un mes. Pero no tendría problema en dejarme tocar. Seguro. Así para probar un poco, vaya. Joder, en serio. Es que siempre fue mi sueño. Tener una bateria en mi casa. En serio. Es la ostia. Mola mogollón. Aunque no la toque. Toco poco. Eso es verdad. Me lo decía ella mogollón. Vamos, me lo reprochaba. El músico que menos he visto tocar en mi vida, soltaba así de repente. Que te jodan, pienso yo ahora. Con tus putos comentarios de amargada, coño. Entonces me lo tomaba casi como un cumplido. Como el que aprueba sin estudiar. Por otro lado, ni soy músico ni lo seré nunca, espero. Porque yo llamo músico a alguien a quien le pones una partitura delante y la toca, a mí ni que me la pongas delante ni detrás, no tengo idea y claro, claro que sí, que hay músicos sin partitura que hacen exactamente lo mismo sin tener ninguna referencia, lo que es todavía más imposible para mí. O sea, que todo bien.No músico. Nunca espero. Toco poco. Pues claro. Como tiene que ser. Por poner más puntos, no es que la cosa esté mas clara.
Yo tengo un grupo. Espetaba con orgullo. Un grupo de rocanrol, le soltaba. Como si fuéramos del palo Viña Rock o algo así. Como si fuera algo eso. Ay, madre. Qué tontos somos todos casi siempre, pero especialmente en las discusiones o en las cadenas de reproches, porque muchas veces no era una pelea o no es que fuera una disputa concreta, era un minado de autoestima muy chinita a chinita, muy grano a grano, y me veo ahora y pienso, macho, estás hechos mistos, estás reventaico por dentro, esa gota malaya pero bueno, no es tan por dentro porque aquí lo pongo, es por fuera también y se me nota tela, en la mirada, en la forma de andar y de hablar, que me han atropellado el corazón, debe pasarme como a mi Canelita que siempre quiere comer, que tiene esa ansiedad y está medio rechoncho, que ahora le he puesto leche y salchichas, porque se ha acabado su comida, total, ahora está ya sesteando en la entrada, a lo que iba es que los orgullos son muy ridículos o eso pienso, con orgullo, ahora o lo escribo porque es lo que me sale, y voy contando, mientras bebo café y fumo, lo que me pasa, ya es de día, son las ocho y seis, escribir aquí es fácil o lo es a veces, cuando simplemente pongo lo que me pasa, lo que pienso en el momento, luego no tiene el más mínimo interés, pero está ahí y mira, es algo, y pensaba hace unos días en el disco que grabamos hace un año, hay canciones que no he vuelto a tocar nunca más, y dices, pues qué tontería ¿no? Para qué. Aunque pues mira, para eso mismo. Para un año después pensar eso. Por ejemplo. No es una gran respuesta pero bueno, es la verdad. Las cosas se hacen y ya está, O así pienso yo. No podemos hacer nada más que hacerlo. Yo tengo un grupo. Tocamos y hacemos canciones y discos. Y no podamos nada más que hacerlo y bueno, ir viendo, ir intentando, básicamente, cobrar más y perder menos pero bueno, es difícil todo, cuadrar los números pues imagínate. ¡Yo tengo un grupo! Hay que ver qué tontico pero es que es verdad que es muy complicado cuadrar con cuatro personas o con tres y tú, llevarse bien, que los horarios lo permitan, y los trabajos, los hijos, las mujeres, las novias y todas las movidas del mundo real que se interponen entre tú y tus sueños, pues que nos dejen eso, tocar y grabar, y ensayar antes todo lo que se pueda, que no es que seamos de mucho ensayar, pues es una movida que todo cuadre y vaya para adelante. Y a veces no lo manejas. O no lo dominas del todo. Es verdad que tú decides si vas o no vas, o tocas o no tocas aquí o allá, pero tanto por oportunidades que salen como por otras que buscas y nunca alcanzas, el camino se va haciendo solo entre pasos en falso y tropiezos, está bien no dejar de andar. Pero eso. Si me siento orgulloso es de la parte humana de convencer a tres tios para irnos por ahí a pasar miserias y tocar una hora y cuarto un repertorio que me he inventado yo. Solo por eso. Que después te paguen una miseria o que tengas que dormir en la furgo, pues es lo jodido del asunto. Y eso es tener un grupo: No es ser músico. Beber cerveza, cargar los amplificadores... Eso es lo del grupo que es lo que me gusta, tiene que ver poco con la música. Pero claro. Después de tanto tiempo pues uno va aprendiendo, casi sin querer y casi sin aprender, aún sin apercibirse uno, algo se va quedando. Nada más que de hacerlo. De ir haciendo. Que lo veo el mejor método de aprender, ir haciendo o de no aprender nunca, que es lo que siempre he puesto mi militancia. De hecho tenía una canción que se llamaba así, No aprender nunca. Era como eso pero llevado al terreno emocional o sentimental, lo de nunca aprender. Joder. He salido descalzo ahí fuera y tengo ahora las plantas congeladas. Ya es octubre. En breve se hiela. Me da miedo por alguna de las plantas que sembré este año. Será su primer invierno. Los inviernos aquí tela, incluso el otoño es jodido. También a mí se me olvida y voy descalzo por todos lados. Mal hecho. Pero bueno. Ya son las nueve. Debería ponerme con otra cosa. Y punto.
Por lo pronto debería calzarme. Tengo por ahí unas zapatillas de casa de invierno que ya están operativas. Aqui el frio no bromea. No es mala idea ir a por leña. Hay unos pinares cercanos, que cuando podan o cuando alguno se seca, lo trocean y te puede llevar un par de buenos troncazos para la chimenea. Tengo muchas expectativas puestas en las chimeneas de este otoño, a ver cómo se da. Y tengo maderas y las cáscaras de las almendras. Que es una movida pero las he guardado para esto mismo. Sobre todo, para encenderlas. Y bueno, no tengo leña pero es un pasatiempo guapo de domingo. En esas estamos, fíjate tú. Operación invierno, lo llamo yo. Voy haciendo que es otra cosa que pensaba. Me dió un flash gordo el otro día con las fotos de 2014. Es normal, supongo. Me pasa que en unas rupturas me gusta ver la cara que tenía en rupturas anteriores. ?Me he explicado? Es como comparar dos períodos de entreguerras. A nivel careto. Y sacar conclusiones pero saco pocas. Toco poco. Saco pocas conclusiones. Y a lo que iba. Las fotos de 2014. Pues yo si veía una planta que me gustaba en un tiesto o un jardín, pues le hacía una foto. Y tenía varias. Y bueno, pues ahora algunas de esas plantas, las tengo sembradas aquí o en macetas y es como, ey, lo conseguiste. La tienes. La que te gustaba. La que fotografiaste hace cinco años, ahora crece en tu parterre. Es como lo de la bateria. Eh, lo conseguiste. Y me dio un repullo, en serio. Lo he contado como el culo pero es algo muy simbólico. Lo de las plantas, me gusta. Y tener tanta variedad en el jadín y salvar algunas matas que dieron por muertas, o recuperarlas, no sé, me da mucha alegria. Sé que es una gilipollez pero a mí me da mucha alegría, es la verdad. La verdad es que voy descalzo por todas partes, a veces por la tierra y se me clavan cosas, claro, hay pinchos y de todo, crecían ahí los cardos de metro y medio y hay mucha mala hierba pinchuda. Es de tontos ir descalzo pero me encanta el contacto con la tierra, aunque a veces sea un contacto que pinche
Más puntos debería poner.
Tengo leche, yeah. Y ya he hecho una cafetera. La cosa va para delante. Venía pensando en mi peinado, Nunca te cortes el pelo. Estoy espeluchado. También me clarea la frente que mete miedo. Siempre he sido de entradas, ahora las entradas van siendo cada vez mas yo. Que todo bien. No podemos hacer nada. Peinarnos y echarnos buenos productos. Pero poco más. Es el tiempo, amigo. Es lo que hay. Aún así, te lo cortas y ya nunca es lo mismo. No es lo mismo. Nunca te lo cortes, coño. Te queda fatal, es verdad. Nunca te cortes el pelo. Me lo debería tatuar. Odio el pelo corto tanto como los karaokes. Una pesadilla: Un karaoke lleno de calvos. Ojalá un invento que acelerase el crecimiento. Y tener una melena mañana por los hombros. Así de repente. Ojalá un crecepelo pero del ánimo. De la ilusión. Del atrevimiento. De la fantasía. Que te lo echas y se te ocurren planes muy locos para cambiar de vida. El crecepelo de la flipaera interior. Qué bueno sería. El otro día estuve viendo fotos de 2014. Y fue lo mismo. Vaya pelazo. Y luego seis meses que me pasé a la sombría vera de la depresión con un pelito muy corto. Que no mola nada. Que me afea. Y se me notaba en las fotos. La carica de pena. Y a poco que se desbocaron los mechones, volvió a ser lo de siempre. Mi vidita sentimental con sus más y sus menos, pero sus algos. Sus algos. Que con pelo corto, es sequía total. Cero coma cero. En serio, jodido. Es un rollo como de Sansón que parece de coña pero es cien por cien cierto y son meses de hambruna quese pasa mal. Lo pienso y dices: Pues, joder, déjatelo largo. Pues eso. Eso mismo hago. Estamos en ello. Justo eso hago, pero va lento. Como todo. Ahora he acercado el ordenador y no estoy en esa postura de antes, como de ponedor de huevos. El café está en el suelo. Veremos a ver si no le doy una patada, tengo el cenicero al lado. Medio lleno. Ya más retrepado. Tengo una batería en el salón. Una batería completa. Joder, puesta. Con todos los platos. Con todos sus avíos. Que ayer lo pensaba. Joder, era mi puto sueño. Y ya que lo he cumplido ni la toco ni nada. A ver, que es de mi colega Rafa. Que no es mía. Que la tiene aquí porque ensayamos aquí desde hace un mes. Pero no tendría problema en dejarme tocar. Seguro. Así para probar un poco, vaya. Joder, en serio. Es que siempre fue mi sueño. Tener una bateria en mi casa. En serio. Es la ostia. Mola mogollón. Aunque no la toque. Toco poco. Eso es verdad. Me lo decía ella mogollón. Vamos, me lo reprochaba. El músico que menos he visto tocar en mi vida, soltaba así de repente. Que te jodan, pienso yo ahora. Con tus putos comentarios de amargada, coño. Entonces me lo tomaba casi como un cumplido. Como el que aprueba sin estudiar. Por otro lado, ni soy músico ni lo seré nunca, espero. Porque yo llamo músico a alguien a quien le pones una partitura delante y la toca, a mí ni que me la pongas delante ni detrás, no tengo idea y claro, claro que sí, que hay músicos sin partitura que hacen exactamente lo mismo sin tener ninguna referencia, lo que es todavía más imposible para mí. O sea, que todo bien.No músico. Nunca espero. Toco poco. Pues claro. Como tiene que ser. Por poner más puntos, no es que la cosa esté mas clara.
Yo tengo un grupo. Espetaba con orgullo. Un grupo de rocanrol, le soltaba. Como si fuéramos del palo Viña Rock o algo así. Como si fuera algo eso. Ay, madre. Qué tontos somos todos casi siempre, pero especialmente en las discusiones o en las cadenas de reproches, porque muchas veces no era una pelea o no es que fuera una disputa concreta, era un minado de autoestima muy chinita a chinita, muy grano a grano, y me veo ahora y pienso, macho, estás hechos mistos, estás reventaico por dentro, esa gota malaya pero bueno, no es tan por dentro porque aquí lo pongo, es por fuera también y se me nota tela, en la mirada, en la forma de andar y de hablar, que me han atropellado el corazón, debe pasarme como a mi Canelita que siempre quiere comer, que tiene esa ansiedad y está medio rechoncho, que ahora le he puesto leche y salchichas, porque se ha acabado su comida, total, ahora está ya sesteando en la entrada, a lo que iba es que los orgullos son muy ridículos o eso pienso, con orgullo, ahora o lo escribo porque es lo que me sale, y voy contando, mientras bebo café y fumo, lo que me pasa, ya es de día, son las ocho y seis, escribir aquí es fácil o lo es a veces, cuando simplemente pongo lo que me pasa, lo que pienso en el momento, luego no tiene el más mínimo interés, pero está ahí y mira, es algo, y pensaba hace unos días en el disco que grabamos hace un año, hay canciones que no he vuelto a tocar nunca más, y dices, pues qué tontería ¿no? Para qué. Aunque pues mira, para eso mismo. Para un año después pensar eso. Por ejemplo. No es una gran respuesta pero bueno, es la verdad. Las cosas se hacen y ya está, O así pienso yo. No podemos hacer nada más que hacerlo. Yo tengo un grupo. Tocamos y hacemos canciones y discos. Y no podamos nada más que hacerlo y bueno, ir viendo, ir intentando, básicamente, cobrar más y perder menos pero bueno, es difícil todo, cuadrar los números pues imagínate. ¡Yo tengo un grupo! Hay que ver qué tontico pero es que es verdad que es muy complicado cuadrar con cuatro personas o con tres y tú, llevarse bien, que los horarios lo permitan, y los trabajos, los hijos, las mujeres, las novias y todas las movidas del mundo real que se interponen entre tú y tus sueños, pues que nos dejen eso, tocar y grabar, y ensayar antes todo lo que se pueda, que no es que seamos de mucho ensayar, pues es una movida que todo cuadre y vaya para adelante. Y a veces no lo manejas. O no lo dominas del todo. Es verdad que tú decides si vas o no vas, o tocas o no tocas aquí o allá, pero tanto por oportunidades que salen como por otras que buscas y nunca alcanzas, el camino se va haciendo solo entre pasos en falso y tropiezos, está bien no dejar de andar. Pero eso. Si me siento orgulloso es de la parte humana de convencer a tres tios para irnos por ahí a pasar miserias y tocar una hora y cuarto un repertorio que me he inventado yo. Solo por eso. Que después te paguen una miseria o que tengas que dormir en la furgo, pues es lo jodido del asunto. Y eso es tener un grupo: No es ser músico. Beber cerveza, cargar los amplificadores... Eso es lo del grupo que es lo que me gusta, tiene que ver poco con la música. Pero claro. Después de tanto tiempo pues uno va aprendiendo, casi sin querer y casi sin aprender, aún sin apercibirse uno, algo se va quedando. Nada más que de hacerlo. De ir haciendo. Que lo veo el mejor método de aprender, ir haciendo o de no aprender nunca, que es lo que siempre he puesto mi militancia. De hecho tenía una canción que se llamaba así, No aprender nunca. Era como eso pero llevado al terreno emocional o sentimental, lo de nunca aprender. Joder. He salido descalzo ahí fuera y tengo ahora las plantas congeladas. Ya es octubre. En breve se hiela. Me da miedo por alguna de las plantas que sembré este año. Será su primer invierno. Los inviernos aquí tela, incluso el otoño es jodido. También a mí se me olvida y voy descalzo por todos lados. Mal hecho. Pero bueno. Ya son las nueve. Debería ponerme con otra cosa. Y punto.
Por lo pronto debería calzarme. Tengo por ahí unas zapatillas de casa de invierno que ya están operativas. Aqui el frio no bromea. No es mala idea ir a por leña. Hay unos pinares cercanos, que cuando podan o cuando alguno se seca, lo trocean y te puede llevar un par de buenos troncazos para la chimenea. Tengo muchas expectativas puestas en las chimeneas de este otoño, a ver cómo se da. Y tengo maderas y las cáscaras de las almendras. Que es una movida pero las he guardado para esto mismo. Sobre todo, para encenderlas. Y bueno, no tengo leña pero es un pasatiempo guapo de domingo. En esas estamos, fíjate tú. Operación invierno, lo llamo yo. Voy haciendo que es otra cosa que pensaba. Me dió un flash gordo el otro día con las fotos de 2014. Es normal, supongo. Me pasa que en unas rupturas me gusta ver la cara que tenía en rupturas anteriores. ?Me he explicado? Es como comparar dos períodos de entreguerras. A nivel careto. Y sacar conclusiones pero saco pocas. Toco poco. Saco pocas conclusiones. Y a lo que iba. Las fotos de 2014. Pues yo si veía una planta que me gustaba en un tiesto o un jardín, pues le hacía una foto. Y tenía varias. Y bueno, pues ahora algunas de esas plantas, las tengo sembradas aquí o en macetas y es como, ey, lo conseguiste. La tienes. La que te gustaba. La que fotografiaste hace cinco años, ahora crece en tu parterre. Es como lo de la bateria. Eh, lo conseguiste. Y me dio un repullo, en serio. Lo he contado como el culo pero es algo muy simbólico. Lo de las plantas, me gusta. Y tener tanta variedad en el jadín y salvar algunas matas que dieron por muertas, o recuperarlas, no sé, me da mucha alegria. Sé que es una gilipollez pero a mí me da mucha alegría, es la verdad. La verdad es que voy descalzo por todas partes, a veces por la tierra y se me clavan cosas, claro, hay pinchos y de todo, crecían ahí los cardos de metro y medio y hay mucha mala hierba pinchuda. Es de tontos ir descalzo pero me encanta el contacto con la tierra, aunque a veces sea un contacto que pinche
miércoles, 25 de septiembre de 2019
opiniones que no pides
llevo un descontrol que ni la Virgen
Últimamente todo el mundo me dice que estoy muy guapo. No me imagino lo estresante que será para la gente cuando sea guapa de verdad.
en verdad estoy....
Hasta las narices de escuchar opiniones que no pides. Parece que hay situaciones que permiten ser lenguaraz y personas que son barra libre. Lo mismo es el karma que suelta las lenguas o el universo que es medio sordo y oye las plegarias pero sin tono, como si fuera el wasap y asi se va liando. A mi Canelita todos los que lo ven dicen: Qué gordo está.
Y a mí: Qué guapo.
Pero con extrañeza. Casi con censura. Casi en plan: Oye no eres tú.
Y es el puto convencionalismo de los coojones el que habla por boca de los demás. Y viene a decirte como te ven. Que en ultimo caso es como crees que estás, y a tiempo inmediato, cómo eres. Son obviedades de la vida en sociedad. Los que hablamos claro o somos como soy yo, tenemos que jodernos con que nos digan lo que quieran porque nosotros decimos lo que queremos. No. No estoy guapo. Solo me he cortado el pelo. Cuando me corto el pelo, siempre me pasa lo mismo. Estás guapo. No pareces tú. No te había reconocido.
Suena a halago. No lo es. El arquetipo en su cerebro que se corresponde conmigo es bien feo. Eso es lo que yo escucho. Me he acostumbrado, si tengo la confianza suficiente, a decir: No necesito tu aprobación. Que es lo que me soltaba a mi mi ex pareja cuando me arrancaba con un piropo o un apunte elogioso, que no era para nada lo habitual. Las aprobaciones de los demás, en fin. Vaya tema. Los muy deficientes de los demás. Los suspensos de los demás. Las suspensiones de los demás. Los aprobados raspados de los demás. Los exámenes a los que nos someten y sus entregas de notas. Me encantaría decir que me los paso por los huevos pero no es para nada verdad. Aquí escribo lo que me sale y un poco asilvetrado, no voy a negarlo, en fondo y forma pero con la esperanza del eco, del oido listo o medio interesado, o curioso, no lo sé, del ojo que ve más allá.... Uno tiene fe. La fe es lo jodido. Y de eso debería hablar desde un punto de vista filósofico. El fenómeno de la fé y dejarme de gilipolleces. Con citas y bibliografía.
Tengo una agenda en la que apunto los cabreos. La miro con el tiempo y me sirve. Antes pensaba que las agendas solo funcionaban en una dirección y que tenían fecha de caducidad pero no. Tienen validez en el tiempo y no prescriben. Se apunta lo que no se tiene que olvidar hasta ese día o lo que es lo mismo, la vida a priori. Y yo no lo hago así. Lo explicaré en otra entrada. No he desayunado. Me bebo el café de ayer por la tarde. Ya va haciendo frio por las mañanas aunque aun parece verano a mediodía. Los cielos son increibles, el atardecer se amorata como un hematoma que va coagulando hasta ser negro y la noche es cortante como una amputación.
Me siento como una mierda la mayor parte del tiempo con las opiniones que no pido.
Las que pido no son muchos mejores, pero son por mi culpa.
Me joden los motes.
Mira que soy un tio con deportividad y que me tengo por buen encajador. No queda otra, que aprender a caer, eso lo aprendí de muy pequeño en el judo. Caer bien. He pensado muchas veces en eso. Debería escribir una entrada sobre eso. No sobre la guapura que no es más que una tonteria. Tengo percha. Los que me conoceis sabeis de mis dos metros casi y mi pechotón. Estoy gordo como le dicen a mi Canelita que cada vez tiene más cuerpo de berenjena apaisada.
Lo mio es más como si me hubiera tragado un huevo kinder gigante.
Este año tenía el proposito del gimnasio y mírame, sigo escribiendo gilipolleces en el blog a cuenta de las opiniones que no pido. Y que me joden. Ojala estar por encima de todo. No. No lo estoy. Y es jodido porque es injusto. Un montón de peña te habla guay, a un montón de peña le mola, a un montón de peña le caes guay y te anima.... Bueno, un montón pequeño. Claro. Digo montón por referir que son bastante pero en el mundo de los montones pues es un montoncito sin más importancia pero montón... A lo que voy. Que hay peña que te quiere, peña que te habla guay, peña que te ve bonico, peña cuqi..... Y llega un saltavalates. Llega un trapisonda. Llega el macaco. Llega el desarrapado. Llega el grumete. Se arrima un papanatas. Alza la voz el más mamaracho. Se crece el marioneto. Se agranda la cucaracha. Llega el titiritero. Llega un holgazán. Llega el enterado. Llega el pizpireto. Llega el bisoño. Llega el más tonto. Llega el que nunca viene. Llega el cobrador de impuestos. Llega el enano de la feria. Llega el gordomocho. Llega la pelo fosco. Llega la que está mala de los nervios. Llega el mastuerzo de turno. Llega el insolvente. Llega la maledicencia encarnada en una lengua que puede ser de malo o mala o de tonto o tonta que al final, es el mismo efecto y esto lo comentaré en otra entrada. Llega el loco. Llega el carcamal. Llega el enajenado. Llega el sordo. Llega el envidioso. Llega el corto de entenderas. Llega el mudo con ganas de cantar las cuarenta. Llega el matón de clase o la fea de cara, o la listilla o la reina de la pista, o el que corta el bacalao, el pescadero o el pescado, o el marinero o el patrón.... Da igual porque son todos el mismo o la misma. Y te dice: Estas guapo.
¿GUAPO YO?
Guapa tu puta madre.
Pero gracias, eh.
Últimamente todo el mundo me dice que estoy muy guapo. No me imagino lo estresante que será para la gente cuando sea guapa de verdad.
en verdad estoy....
Hasta las narices de escuchar opiniones que no pides. Parece que hay situaciones que permiten ser lenguaraz y personas que son barra libre. Lo mismo es el karma que suelta las lenguas o el universo que es medio sordo y oye las plegarias pero sin tono, como si fuera el wasap y asi se va liando. A mi Canelita todos los que lo ven dicen: Qué gordo está.
Y a mí: Qué guapo.
Pero con extrañeza. Casi con censura. Casi en plan: Oye no eres tú.
Y es el puto convencionalismo de los coojones el que habla por boca de los demás. Y viene a decirte como te ven. Que en ultimo caso es como crees que estás, y a tiempo inmediato, cómo eres. Son obviedades de la vida en sociedad. Los que hablamos claro o somos como soy yo, tenemos que jodernos con que nos digan lo que quieran porque nosotros decimos lo que queremos. No. No estoy guapo. Solo me he cortado el pelo. Cuando me corto el pelo, siempre me pasa lo mismo. Estás guapo. No pareces tú. No te había reconocido.
Suena a halago. No lo es. El arquetipo en su cerebro que se corresponde conmigo es bien feo. Eso es lo que yo escucho. Me he acostumbrado, si tengo la confianza suficiente, a decir: No necesito tu aprobación. Que es lo que me soltaba a mi mi ex pareja cuando me arrancaba con un piropo o un apunte elogioso, que no era para nada lo habitual. Las aprobaciones de los demás, en fin. Vaya tema. Los muy deficientes de los demás. Los suspensos de los demás. Las suspensiones de los demás. Los aprobados raspados de los demás. Los exámenes a los que nos someten y sus entregas de notas. Me encantaría decir que me los paso por los huevos pero no es para nada verdad. Aquí escribo lo que me sale y un poco asilvetrado, no voy a negarlo, en fondo y forma pero con la esperanza del eco, del oido listo o medio interesado, o curioso, no lo sé, del ojo que ve más allá.... Uno tiene fe. La fe es lo jodido. Y de eso debería hablar desde un punto de vista filósofico. El fenómeno de la fé y dejarme de gilipolleces. Con citas y bibliografía.
Tengo una agenda en la que apunto los cabreos. La miro con el tiempo y me sirve. Antes pensaba que las agendas solo funcionaban en una dirección y que tenían fecha de caducidad pero no. Tienen validez en el tiempo y no prescriben. Se apunta lo que no se tiene que olvidar hasta ese día o lo que es lo mismo, la vida a priori. Y yo no lo hago así. Lo explicaré en otra entrada. No he desayunado. Me bebo el café de ayer por la tarde. Ya va haciendo frio por las mañanas aunque aun parece verano a mediodía. Los cielos son increibles, el atardecer se amorata como un hematoma que va coagulando hasta ser negro y la noche es cortante como una amputación.
Me siento como una mierda la mayor parte del tiempo con las opiniones que no pido.
Las que pido no son muchos mejores, pero son por mi culpa.
Me joden los motes.
Mira que soy un tio con deportividad y que me tengo por buen encajador. No queda otra, que aprender a caer, eso lo aprendí de muy pequeño en el judo. Caer bien. He pensado muchas veces en eso. Debería escribir una entrada sobre eso. No sobre la guapura que no es más que una tonteria. Tengo percha. Los que me conoceis sabeis de mis dos metros casi y mi pechotón. Estoy gordo como le dicen a mi Canelita que cada vez tiene más cuerpo de berenjena apaisada.
Lo mio es más como si me hubiera tragado un huevo kinder gigante.
Este año tenía el proposito del gimnasio y mírame, sigo escribiendo gilipolleces en el blog a cuenta de las opiniones que no pido. Y que me joden. Ojala estar por encima de todo. No. No lo estoy. Y es jodido porque es injusto. Un montón de peña te habla guay, a un montón de peña le mola, a un montón de peña le caes guay y te anima.... Bueno, un montón pequeño. Claro. Digo montón por referir que son bastante pero en el mundo de los montones pues es un montoncito sin más importancia pero montón... A lo que voy. Que hay peña que te quiere, peña que te habla guay, peña que te ve bonico, peña cuqi..... Y llega un saltavalates. Llega un trapisonda. Llega el macaco. Llega el desarrapado. Llega el grumete. Se arrima un papanatas. Alza la voz el más mamaracho. Se crece el marioneto. Se agranda la cucaracha. Llega el titiritero. Llega un holgazán. Llega el enterado. Llega el pizpireto. Llega el bisoño. Llega el más tonto. Llega el que nunca viene. Llega el cobrador de impuestos. Llega el enano de la feria. Llega el gordomocho. Llega la pelo fosco. Llega la que está mala de los nervios. Llega el mastuerzo de turno. Llega el insolvente. Llega la maledicencia encarnada en una lengua que puede ser de malo o mala o de tonto o tonta que al final, es el mismo efecto y esto lo comentaré en otra entrada. Llega el loco. Llega el carcamal. Llega el enajenado. Llega el sordo. Llega el envidioso. Llega el corto de entenderas. Llega el mudo con ganas de cantar las cuarenta. Llega el matón de clase o la fea de cara, o la listilla o la reina de la pista, o el que corta el bacalao, el pescadero o el pescado, o el marinero o el patrón.... Da igual porque son todos el mismo o la misma. Y te dice: Estas guapo.
¿GUAPO YO?
Guapa tu puta madre.
Pero gracias, eh.
martes, 24 de septiembre de 2019
vicio de la palabra
tengo casi trescientos borradores, qué estrés, eh, y qué perdida de tiempo no atreverse a publicarlo o eliminar sin más. Casi trescientos, son unos pocos, eh. Qué rémora. Qué lastre. Qué peso en el universo. Pero bueno, a ver, que sí, que es un blog personal y es lo que pasa, que los criterios, filtros o los ejes editoriales también lo son y viran, o se vuelven centrípetos o que básicamente me enrollo, me rayo y me lio o me pongo como un ratón en una rueda entregado a lo que sus piececillos le den pero yo rendido al circunloquio y su eco por vocación en ocasiones y en otras, por puro vicio, es verdad y es así, vicio de la palabra que aquí hay mucho y desprecio en general por todo signo en lo que a convencionalismo se refiere, sea de puntuación o de carácter o de qué coño sé, de algo que tenga que ser, pues no, no es nada, olé y puede haber erratas y frases encadenadas sin sentido, sin buenas subordinadas y sin una aparente finalidad, pues puede ser pero luego me tiembla el pulso para publicar, tú te crees, qué tontada, pues sí porque esto solo demuestra que es puro desahogo, como pueda serlo un verso que acompaña un paseo con un paso rápido, un paseo que parece una huida y el mantra que cobija que es como el refugio, pues es la pretensión por decir algo de esto, o es lo que creo o quiero pero claro, subo la vista, echo un vistazo al párrafo infinito y digo, pues borrador y le daremos otra vuelta, pero no, no se la das, lo lees al mes y dices, menuda mierda y así en bucle y voy a poner un punto porque ya no sé que coño decir más. Punto y aparte.
Lo de no empezar con mayúsculas me gusta en el primer párrafo pero no en el segundo.
para el tercero no está mal volver a la ausencia de normas, lo único bueno que tiene esto, que sea un espacio de divagación sin rubor, de caos sin pesadumbre, de mierda sin mala conciencia, de estiercol diría incluso con la esperanza de que sea el abono de algo que no tengo ni puta idea de lo que es. Para esto sirve también. Dejar patente la ignorancia día a día y frase a frase. No te vayas a guardar tú nada. Que contar lo que es contar, tampoco es que cuente. Ni cuentos ni cuentas. Ni eufemismo ni similes ni nada que estaría guay, no sé, en plan fábula de la zorra y el conejo o algo así, cuando era pequeño me flipaban las fábulas de Samaniego pero vaya, que no viene al caso para nada. Pero sería guay. Vale no sé si me quedarían guapas, pero bueno tanto da. Es una fugaz idea. Para eso va bien también la fugacidad. Me parece conveniente todo. Un poco useless también pero bueno, ya cada uno.
Tengo que llegar a las treinta lineas para que se de la vuelta el papel en el ordenador, que es bajar la pantalla, que la entrada necesite el scrolling. Me explico como el culo. Para eso también es. Para mi culo. Lleno de furunculos el puto blog personal. Furunculos por doquier. ya se me ha ido el santo al cielo pensando en la tilde de furunculos y olvidando que es un espacio libre de tildes, y donde el humo es obligatorio, al revés que los bares o los restaurantes, aquí se fuma obligatoriamente, es necesario un banco de niebla para que no pase justo lo que me acaba de pasar, que se me ha ido el hilo
puede que sean cuarenta líneas para pasar de pantalla
Una vez que hago la cuarenta y uno ya me siento capacitado para pulsar el botón Dejar en borrador. La realidad es que no la retomas nunca. La realidad que es un concepto que odio, y que odio a la gente que invoca ese concepto como lugar común, puesto que no lo es, ya que cada uno tiene su realidad y a veces, más de una o varias en función de sus relaciones y bueno, lo veo algo bastante personal. Como el blog. A fin de cuentas, es todo lo mismo. Vaya rollos me cuento. Me fuerzo un poco a ello. Me obligo a contar. Que es casi tan estresante como lo contrario. Como guardar un secreto. PEro el número de líneas es importante digan lo que digan las frases. El tamaño importa. Los tochos espero que ahuyenten. Es quizá por timidez. Qué cosa más tonta. Pero es bastante probable que sea por eso, dar vueltas y vueltas solo porque estar desnudo da corte. Es tontería. Y puede que no sea ese el motivo. Soy pesado y ya está.
Un pesado indeciso a la hora de publicar, eso también. Y esto lleva un rato. Que es a veces como bucear. Que no he buceado en mi vida, más que en la ducha. Pero es una inmersión aquí taca taca taca que teclea taca taca taca que si diez que si veinte que si dos que si tres párrafos taca taca taca y sin decir nada, te has pasado la pantalla y parece que tiene sentido, luego los días se acumulan, con fotos o con canciones o con vídeos de youtube y no tiene hilo argumental, o no está bien contando o nadie tiene tanta paciencia o es profundamente aburrido, pero bueno. Tampoco obligo a nadie.
todo está bien como está, y como es, lo creo así pero esta es la perfecta entrada de blog ejemplo de la que se quedaría forever en carpeta borrador porque... No dice nada. Y es como... Le daré una vuelta. No. No lo harás. Será una más de las casi trescientas. A veces dijo.... Voy a mirar que mierda hacía un año atrás. O dos. Y sí, es igual o peor.
Hay indignaciones pasajeras que es mejor que queden allí o cantos desgarrados que son prosa poética y riman de más y son de verdad de que dan verguenza, pero mira, no hacen nada en la carpeta borrador y publicados, pues oye, por lo menos te averguenzan que ya es hacer algo y generar movimiento, que en el fondo, y muchas veces en la forma, es de lo que se trata, de hacer y generar, es lo que quiero creerme porque hacer y generar esta mierda es lo que me entretiene
Tengo la cabeza como un palomar
Eso es asi
Pero vamos que una cosa no tiene que ver con la otra, lo de escribir y divagar es un gusto la mayor parte de las veces aunque cansa y es para nada, para poco. Por vicio. Vicio de la palabra. Vicio de contar y revivir. Vicio de recordar, vicio de tí, y así en plan poesía pues pura golosina ydarse al embrollo y barullo del apetito repetino, del vicio tonto. Es un vicio tonto. Me decían del tabaco. Lo del blog personal es un poco lo mismo. ¿Quién te crees? Vicio puro de palabra. Pura palabra. Ey, son solo palabras, joder. No es mi culpa lo que tú buscas. No es eso. No es lo que crees. Es escritura. No es nada más. Tampoco tú y tus dos ojos lo son. No somos nada. Vicios y pasiones que se desatan para no volver a ser un nudo nunca más.
Tengo la cabeza como un palomar al atardecer.
No estoy mal, tampoco bien pero sobre todo, estoy. No es que eso sea gran cosa. El vicio de estar es otro que se merece dos palabritas. El vicio de la palabra con lo bonito y puro que es el silencio. Lo bonico que está esto si solo hay cancioncitas. Y vídeos y eso. Pero bueno.
Lo de no empezar con mayúsculas me gusta en el primer párrafo pero no en el segundo.
para el tercero no está mal volver a la ausencia de normas, lo único bueno que tiene esto, que sea un espacio de divagación sin rubor, de caos sin pesadumbre, de mierda sin mala conciencia, de estiercol diría incluso con la esperanza de que sea el abono de algo que no tengo ni puta idea de lo que es. Para esto sirve también. Dejar patente la ignorancia día a día y frase a frase. No te vayas a guardar tú nada. Que contar lo que es contar, tampoco es que cuente. Ni cuentos ni cuentas. Ni eufemismo ni similes ni nada que estaría guay, no sé, en plan fábula de la zorra y el conejo o algo así, cuando era pequeño me flipaban las fábulas de Samaniego pero vaya, que no viene al caso para nada. Pero sería guay. Vale no sé si me quedarían guapas, pero bueno tanto da. Es una fugaz idea. Para eso va bien también la fugacidad. Me parece conveniente todo. Un poco useless también pero bueno, ya cada uno.
Tengo que llegar a las treinta lineas para que se de la vuelta el papel en el ordenador, que es bajar la pantalla, que la entrada necesite el scrolling. Me explico como el culo. Para eso también es. Para mi culo. Lleno de furunculos el puto blog personal. Furunculos por doquier. ya se me ha ido el santo al cielo pensando en la tilde de furunculos y olvidando que es un espacio libre de tildes, y donde el humo es obligatorio, al revés que los bares o los restaurantes, aquí se fuma obligatoriamente, es necesario un banco de niebla para que no pase justo lo que me acaba de pasar, que se me ha ido el hilo
puede que sean cuarenta líneas para pasar de pantalla
Una vez que hago la cuarenta y uno ya me siento capacitado para pulsar el botón Dejar en borrador. La realidad es que no la retomas nunca. La realidad que es un concepto que odio, y que odio a la gente que invoca ese concepto como lugar común, puesto que no lo es, ya que cada uno tiene su realidad y a veces, más de una o varias en función de sus relaciones y bueno, lo veo algo bastante personal. Como el blog. A fin de cuentas, es todo lo mismo. Vaya rollos me cuento. Me fuerzo un poco a ello. Me obligo a contar. Que es casi tan estresante como lo contrario. Como guardar un secreto. PEro el número de líneas es importante digan lo que digan las frases. El tamaño importa. Los tochos espero que ahuyenten. Es quizá por timidez. Qué cosa más tonta. Pero es bastante probable que sea por eso, dar vueltas y vueltas solo porque estar desnudo da corte. Es tontería. Y puede que no sea ese el motivo. Soy pesado y ya está.
Un pesado indeciso a la hora de publicar, eso también. Y esto lleva un rato. Que es a veces como bucear. Que no he buceado en mi vida, más que en la ducha. Pero es una inmersión aquí taca taca taca que teclea taca taca taca que si diez que si veinte que si dos que si tres párrafos taca taca taca y sin decir nada, te has pasado la pantalla y parece que tiene sentido, luego los días se acumulan, con fotos o con canciones o con vídeos de youtube y no tiene hilo argumental, o no está bien contando o nadie tiene tanta paciencia o es profundamente aburrido, pero bueno. Tampoco obligo a nadie.
todo está bien como está, y como es, lo creo así pero esta es la perfecta entrada de blog ejemplo de la que se quedaría forever en carpeta borrador porque... No dice nada. Y es como... Le daré una vuelta. No. No lo harás. Será una más de las casi trescientas. A veces dijo.... Voy a mirar que mierda hacía un año atrás. O dos. Y sí, es igual o peor.
Hay indignaciones pasajeras que es mejor que queden allí o cantos desgarrados que son prosa poética y riman de más y son de verdad de que dan verguenza, pero mira, no hacen nada en la carpeta borrador y publicados, pues oye, por lo menos te averguenzan que ya es hacer algo y generar movimiento, que en el fondo, y muchas veces en la forma, es de lo que se trata, de hacer y generar, es lo que quiero creerme porque hacer y generar esta mierda es lo que me entretiene
Tengo la cabeza como un palomar
Eso es asi
Pero vamos que una cosa no tiene que ver con la otra, lo de escribir y divagar es un gusto la mayor parte de las veces aunque cansa y es para nada, para poco. Por vicio. Vicio de la palabra. Vicio de contar y revivir. Vicio de recordar, vicio de tí, y así en plan poesía pues pura golosina ydarse al embrollo y barullo del apetito repetino, del vicio tonto. Es un vicio tonto. Me decían del tabaco. Lo del blog personal es un poco lo mismo. ¿Quién te crees? Vicio puro de palabra. Pura palabra. Ey, son solo palabras, joder. No es mi culpa lo que tú buscas. No es eso. No es lo que crees. Es escritura. No es nada más. Tampoco tú y tus dos ojos lo son. No somos nada. Vicios y pasiones que se desatan para no volver a ser un nudo nunca más.
Tengo la cabeza como un palomar al atardecer.
No estoy mal, tampoco bien pero sobre todo, estoy. No es que eso sea gran cosa. El vicio de estar es otro que se merece dos palabritas. El vicio de la palabra con lo bonito y puro que es el silencio. Lo bonico que está esto si solo hay cancioncitas. Y vídeos y eso. Pero bueno.
lunes, 23 de septiembre de 2019
Dame un vaso
Seguir buscando. Es la primera premisa.
Lo demás no tiene demasiada importancia. Lo entiendo como un proceso. Suena guay lo de seguir buscando pero implica algo gordo, seguir no encontrando. Que es donde empieza todo. Ojo con eso.
Ha pasado un tiempo. Este verano que por fin se ha acabado, he tomado conciencia del tiempo.
De un modo diferente, quiero decir. El tiempo siempre es el tiempo. Los relojes respiran puntualmente el mismo aire y siempre se tarda lo mismo en recobrar el aliento. Lo he perdido en parte, mi mal aliento de siempre y las malas formas. Uno lo intenta. No queda otra.
Seguir buscando. Es el primer intento.
Al final escribo sin rumbo. Lo hacía todo del mismo modo pensando que era lo más auténtico.
No tener fin. No tener finalidad. NO anteponerla a los demás. Que cada día tuviera su afán pero me sale regular eso, debo reconocerlo. Me sale regular todo.
Ni siquiera está claro lo que busco ni por qué debo hacerlo. La emoción templada, supongo.
Me vence la poesía, siempre pensé que era ridículo que te fueras por donde te llama la rima o que eso iba a ser siempre inútil. Eso lo he pensado más veces: me aprendía las canciones de memoria sin querer y los nombres de todos los actores. No servía para nada. Es más a veces era contraproducente. Excepto si jugabas al Trivial. Siempre se me dió bien menos las preguntas de geografía. La geografía y las capitales de los países o los ríos que los atraviesan, siempre mal. Las preguntas de nombres, bien. El destino está en los nombres, siempre os lo digo. Nombres, bien. Capitales y rios, no. Agua.
Seguir haciéndose preguntas aunque no tengas la respuesta o la que tienes no es. Oye, pues eso.
Un paseo. Pienso que con el tiempo te das cuenta que era todo un paseo.
Y que corrías porque eras tonto. NO sé, lo mismo no solo por eso, pero muchas veces sí. Lo bueno de tener un blog personal es que no tengo que corregir ni que dar explicaciones, no es una novia. Puedo ser pesado sin que me lo recrimine, no es una novia. Puedo no hacerle caso en meses y no protesta, no es una novia. Es mejor. Es genial poder no tener ningún sentido y teclear para el desahogo. En plan espiritista. Me ahogo en un vaso de agua.
Me decía Dani ayer que estaba por ver el vaso medio lleno. Yo le dije que a ver si alguien me daba un vaso. Joder, no tengo vaso. Y lo acompañé con algún aspaviento.
Seguir haciendo aspavientos. Seguro que en la cama del hospital piensas: Debí decir más tonterías. debería haber sido más simpático. Más payaso. O lo mismo, no. Depende. A mi me queda irme con el circo y un hatillo. Que me hagan fijo. Y sin vaso.
Seguir escribiendo. Lo de escribir es que parece que tiene un aura muy especial o muy mítica, pero es una mierda, pienso yo. O que no es nada para tirar cohetes. Son solo letras. Son solo palabras. Son solo pensamientos. Desordenados y caóticos en este caso, pero eso. Descripciones. Maldita sea, me fallan las descripciones. Mi padre me lo dijo: Aprende a describir.
NO he aprendido una mierda. Me parece bien que haya sido así. Me aburro demasiado, es verdad. Estoy harto de recoger almendras. Estoy harto de jardín y se me van las horas. Me relaja, es cierto. A veces me podría dormir en la mata de lavanda. Estoy por hacer jabón. Llevo años con las ganas. Es una tontada pero para mí tiene su importancia. Tengo lavanda en varios botes para ponérsela aljabón casero. Es con sosa caústica. La he visto. La venden en el bazar. Algun día he estado a punto de comprarla. Se me van los dedos en las teclas. No dejo de meter erratas. Tendré que corregir un poco para que tenga el mínimo de inteligibilidad, que en fin. Ya me jode.
La barra espaciadora me extorsiona y me jode. Hace lo que le da la gana. Me junta palabras. Quizá sea como lo pienso. Pero bueno. A chorro. El caso es que me funciona malamente. Se habrán metidos pelos de gato. Es una jodienda. Canelita está super cariñoso. Ha engordado. Tiene un gran aspecto. Creo que me ha pegado pulgas o algún bicho porque lo tengo siempre en brazos y lo rozo con la cabeza que entiende que es lo que haría un padre gato cariñoso que es exactamente lo que quiero ser. Puede que lo esté consintiendo. Estamos muy bien juntos. Y me está haciendo pedazos la nuca. Pero también he podado los pinos. Y he sacado unas maderas podrida en una zona llena de arañas y otros bichos. Llevo unos días productivos. Esa es la verdad. Estoy en una posición incomoda ahora mismo pero no dejo de escribir. Literalemente incómoda. Me sobrevuela una polilla. Vivo en un zoo de bajo presupuesto. Soy el mono. Quiza sean arañas lo que me han picado. Estoy fastidiado con eso la verdad.
Se me ha apagado el ordenador de repente.
Quésusto. He ido al baño y ha explotado una bombilla. Así es mi vida. NO pasa nada y de repente, treinta segundos de drama eléctrico encadenado. VayaporDios.
Vuelvoa ello. Parece que no hay problema.
Se ha encendido normal.
Seguir encendiendo el ordenador. Que se encienda por ahora. Oye, así va la cosa.
Seguir ensayando. Seguir sacando cancioncitas de mierdas. Seguir en el juego, yo que sé. Que ya es. Que ya cansa. En serio. PEro bien. Pero bueno. Oye. Que todo bien.
Pero que ni lleno ni vacio.
Dame un puto vaso, joder.
Joder y por favor.
Lo demás no tiene demasiada importancia. Lo entiendo como un proceso. Suena guay lo de seguir buscando pero implica algo gordo, seguir no encontrando. Que es donde empieza todo. Ojo con eso.
Ha pasado un tiempo. Este verano que por fin se ha acabado, he tomado conciencia del tiempo.
De un modo diferente, quiero decir. El tiempo siempre es el tiempo. Los relojes respiran puntualmente el mismo aire y siempre se tarda lo mismo en recobrar el aliento. Lo he perdido en parte, mi mal aliento de siempre y las malas formas. Uno lo intenta. No queda otra.
Seguir buscando. Es el primer intento.
Al final escribo sin rumbo. Lo hacía todo del mismo modo pensando que era lo más auténtico.
No tener fin. No tener finalidad. NO anteponerla a los demás. Que cada día tuviera su afán pero me sale regular eso, debo reconocerlo. Me sale regular todo.
Ni siquiera está claro lo que busco ni por qué debo hacerlo. La emoción templada, supongo.
Me vence la poesía, siempre pensé que era ridículo que te fueras por donde te llama la rima o que eso iba a ser siempre inútil. Eso lo he pensado más veces: me aprendía las canciones de memoria sin querer y los nombres de todos los actores. No servía para nada. Es más a veces era contraproducente. Excepto si jugabas al Trivial. Siempre se me dió bien menos las preguntas de geografía. La geografía y las capitales de los países o los ríos que los atraviesan, siempre mal. Las preguntas de nombres, bien. El destino está en los nombres, siempre os lo digo. Nombres, bien. Capitales y rios, no. Agua.
Seguir haciéndose preguntas aunque no tengas la respuesta o la que tienes no es. Oye, pues eso.
Un paseo. Pienso que con el tiempo te das cuenta que era todo un paseo.
Y que corrías porque eras tonto. NO sé, lo mismo no solo por eso, pero muchas veces sí. Lo bueno de tener un blog personal es que no tengo que corregir ni que dar explicaciones, no es una novia. Puedo ser pesado sin que me lo recrimine, no es una novia. Puedo no hacerle caso en meses y no protesta, no es una novia. Es mejor. Es genial poder no tener ningún sentido y teclear para el desahogo. En plan espiritista. Me ahogo en un vaso de agua.
Me decía Dani ayer que estaba por ver el vaso medio lleno. Yo le dije que a ver si alguien me daba un vaso. Joder, no tengo vaso. Y lo acompañé con algún aspaviento.
Seguir haciendo aspavientos. Seguro que en la cama del hospital piensas: Debí decir más tonterías. debería haber sido más simpático. Más payaso. O lo mismo, no. Depende. A mi me queda irme con el circo y un hatillo. Que me hagan fijo. Y sin vaso.
Seguir escribiendo. Lo de escribir es que parece que tiene un aura muy especial o muy mítica, pero es una mierda, pienso yo. O que no es nada para tirar cohetes. Son solo letras. Son solo palabras. Son solo pensamientos. Desordenados y caóticos en este caso, pero eso. Descripciones. Maldita sea, me fallan las descripciones. Mi padre me lo dijo: Aprende a describir.
NO he aprendido una mierda. Me parece bien que haya sido así. Me aburro demasiado, es verdad. Estoy harto de recoger almendras. Estoy harto de jardín y se me van las horas. Me relaja, es cierto. A veces me podría dormir en la mata de lavanda. Estoy por hacer jabón. Llevo años con las ganas. Es una tontada pero para mí tiene su importancia. Tengo lavanda en varios botes para ponérsela aljabón casero. Es con sosa caústica. La he visto. La venden en el bazar. Algun día he estado a punto de comprarla. Se me van los dedos en las teclas. No dejo de meter erratas. Tendré que corregir un poco para que tenga el mínimo de inteligibilidad, que en fin. Ya me jode.
La barra espaciadora me extorsiona y me jode. Hace lo que le da la gana. Me junta palabras. Quizá sea como lo pienso. Pero bueno. A chorro. El caso es que me funciona malamente. Se habrán metidos pelos de gato. Es una jodienda. Canelita está super cariñoso. Ha engordado. Tiene un gran aspecto. Creo que me ha pegado pulgas o algún bicho porque lo tengo siempre en brazos y lo rozo con la cabeza que entiende que es lo que haría un padre gato cariñoso que es exactamente lo que quiero ser. Puede que lo esté consintiendo. Estamos muy bien juntos. Y me está haciendo pedazos la nuca. Pero también he podado los pinos. Y he sacado unas maderas podrida en una zona llena de arañas y otros bichos. Llevo unos días productivos. Esa es la verdad. Estoy en una posición incomoda ahora mismo pero no dejo de escribir. Literalemente incómoda. Me sobrevuela una polilla. Vivo en un zoo de bajo presupuesto. Soy el mono. Quiza sean arañas lo que me han picado. Estoy fastidiado con eso la verdad.
Se me ha apagado el ordenador de repente.
Quésusto. He ido al baño y ha explotado una bombilla. Así es mi vida. NO pasa nada y de repente, treinta segundos de drama eléctrico encadenado. VayaporDios.
Vuelvoa ello. Parece que no hay problema.
Se ha encendido normal.
Seguir encendiendo el ordenador. Que se encienda por ahora. Oye, así va la cosa.
Seguir ensayando. Seguir sacando cancioncitas de mierdas. Seguir en el juego, yo que sé. Que ya es. Que ya cansa. En serio. PEro bien. Pero bueno. Oye. Que todo bien.
Pero que ni lleno ni vacio.
Dame un puto vaso, joder.
Joder y por favor.
domingo, 22 de septiembre de 2019
aportar algo
Bueno, chavalotas y chaveillas, hace tiempo que no os cuento mis mierdas, dadme las gracias por dejaros tranquilos unas semanas porque vuelvo a dar la brasa como de costumbre y dando con todo, porque estoy haciendo reformas en casa, una cosa seria, es el nuevo local de ensayo, del grupo y tengo una bateria en el salón, es un sueño cumplido, por ahora hemos hecho dos ensayos, íbamos a montarlo en el sótano, va a ir todo ahí pero con la tormenta de la semana pasada pues se inundó, una movida muy seria, pero me sirvió para sacarlo todo, esto no sé si lo he contado en otra entrada que tenía en borrador, y es que a veces las dejo a medias, no sé ni cuántas cosas tengo en borrador y a medias, o no llega, uno lo intenta, qué quieres pero lo voy haciendo, estar en borrador ya es estar, ahora tengo la casa en borrador, hay goteras, la tormenta me ha jodido bien y dos días, dos días de la misma semana, la primera vez con la fregona llené un cubo, la segunda vez había el doble de agua, fue una putada, el techo está jodido, faltan tejas, se filtra, y el techo de dos habitaciones tiene la piel mudada del yeso, una movida, vamos a poner un canalón a ver qué pasa, para el verano que viene quiero tener la piscina operativa, veremos a ver, es difícil, esta semana había una piscina en el sótano, hablo mucho y hago poco, eso es verdad, siempre lo ha sido pero voy haciendo, el jardín está bonito, me siento orgulloso de las plantas que pillo de la calle y sobreviven, es como si las salvase, mi madre me pasa también sus tiestos chamuscados y resucitan en mi arriate, para mí es medio mágico, bonito de verdad y paso el rato observando los tallos como si fuera capaz de verlos crecer, pierdo el tiempo en definitiva, pero lo hago de un modo entrañable o eso me creo, o lo quiero pensar, para no desesperarme y liarme a bocados con las margaritas, tengo estrategias para que no me coma la ansiedad y no comerme yo ninguna pobre plantica, que no tienen culpa de nada, la música me sirve, siempre me ha servido, estoy ensayando en serio con la guitarra, tratando de aprender, de controlar un poco más, no tengo ni puta idea, es la verdad, de música digo, de escalas y todo eso, siempre me ha gustado poco eso, es como las matemáticas, nunca fueron mi fuerte, lo mío era las letras y también lo son en las canciones, no sé hasta qué punto esto tiene un mínimo de importancia, da todo igual creo, es solo confianza, creo y tener confianza en una ligadura de acordes y que salga de las entrañas, esto suena a mierda de autoayuda pero es lo que creo, confianza en el sentimiento, lo hablaba con Dani que tendria que existir un medidor de confianza en la melodía, lo que hace que unas canciones sigan vigentes en el repertorio y otras se olviden para siempre, no me explico ni una mierda de bien pero confio al cien por cien en vosotros como lectores expertos, todo me parece bien, es poesía también lo de las letras y no es del todo matemática la relación, no para mí, y entre las margaritas, las cafeteras y esto que cuento pues pierdo el tiempo de una manera entrañable opino, y sigo pensando en esto y bebo café con mucha azúcar mirando crecer a las plantas, y lo escribo para que me cunda aún menos, pero todo esto desemboca en algo, no creáis que soy vago pero no gilipollas o no del todo, porque es la idea que cristaliza lo que vale, da igual una frase, o un verso en los dos acordes ligados y listo, hay una canción, es así de fácil y si no pasa, es que no ha pasado, y hay que estar en que pase, hay que esperar en la esquina y tener mechero por si te piden fuego, es eso, y es en las que estoy, canciones nuevas, sentimientos nuevos, nuevos ligues, nuevas ligaduras de notas, aprender algo, cojones, tratar de aportar algo, eso fue un exabrupto de mi antigua pareja antes de grabar el último disco: "¡Trata de aportar algo!"
Qué cojones es aportar. Que me lo diga alguien. Aportar. El qué. Será mi puto problema de no entender del todo bien algunas palabras. Humilde, entre ellas. Aportar. Que es un eufemismo, está claro. De qué coño hablas de aportar. No trato. Hago y la cago. Aporto, pues lo que puedo, Casi siempre mierda. O cagadas. Pero aportadas están. no? Yo qué sé. Aportar a quién. Aportar qué... La vida no es un puto convenio regulador. Ni dilucidar aportes. Vamos, creo yo. O la mía no lo es. Eso seguro. Y ella o quién sea que diga lo que quiera. Uno lo intenta y hay mil como yo intentando y mil que estamos en lo mismo y hay dos mil que son mejores. Ser original es la clave creo. No tratar de ser otra cosa que no seas. No tratar. Eso siempre ha sido mi rollo: No trato. No hay trato. Ser un poco intratable. Y un poco gilipollas, cabe añadir. El puto secreto de Enrique Octavo, que es como se llama mi grupito por cierto, desde los comienzos es eso. Ser un gilipollas. Pero bien. Todo bien las cagadas y las gilipolleces que hasta aquí nos trajeron. Eso es la vida, corazones, es eso. Ni aportar ni ostias. Se trata de eso y no de tratar. No tratar. Nunca tratar. No hay trato que valga. Cero trato. Cero trata. Y a tomar por culo. Y aporta o no aportes pero hazlo, cojones. Que me mosquea... El rollo ese de por encima, ¿sabes? Solo porque haces canciones. Solo por eso. Joder, tan malas no son. O sí pero y qué... Acaso es por eso. El imperio del silencio. El puto karma. Tanto daño no se hace al mundo, aportes o no aportes o no sé qué coño. Pero vaya. Que todo bien. Súper curadito de todo estoy. Sin la condicional. Sin traba ni lastre. Hecho un roble. Pues claro. Y ya ves, el buen rollazo que manejo. En serio. En todo caso, ahora estoy super animado, o menos depresivo que de costumbre para ser más fiel a la verdad. Y por ser fiel a algo. Y buscando. Pensando mucho en los próximos pasos. Cómo o dónde darlos. Y cómo de largos. Es complicado. Tomar decisiones. Ya sabes, eso es lo más difícil. Por ahora yo he dicho siempre sí a todo. Sí a todo. Y no hay trato. No hay trato pero sí. Es difícil combinación. Y todo lo he hecho yo mismo. Que quizá no sea la mejor manera de hacer las cosas sobre todo si yo mismo soy yo. Fiel a esa idea. Fiel a una pila de cosas en verdad. Que me tiro el rollo de machito gallito pero sabéis que soy un pringadillo romántico que cree que se puede cambiar el mundo. De hecho, cambia a diario. A peor. Ellos no lo ven. Nadie lo ve. Tienes los ojos tapados por sus propias necesidades. Como todos. Con eso que llevan los caballos para no mirar a los lados. Y marcando al trote. Todos al trote. Al trote y al frote. A troche y moche. Y al tún tún. Al trán trán y encima, quejas de que nos va mal. Peor te tenía que ir, por tanto quejarte. Querrás que te vaya bien encima, como me decía el Toni. Encima querrás que te vaya bien haciendo lo que haces. Hacer lo que hago, esa es la clave. Aportar algo. Aportar mi puta mierda. Redimensionar el concepto aporte. Redimensionar el concepto puta mierda. Pero es lo que es. Es sumar. Ser más. Eso está claro. Tenemos que ser más, y aportar algo. Le doy la razón a ella, pobrecita. Por formar equipo. Por tener varios brazos que levanten la cosa cuando decaiga. Porque cuatro ojos u ocho ven más que dos e hipermétropes, como es el caso. Que veo menos que Pepe Leches. Pero bueno. Cagada tras cagada, hecho está. Eso es lo importante. Hacer. Mal y tarde. Sí. Pero hecho. Es algo. Eso espero. No hay trato, de todos modos. Hacer y ya está. Que no aporta, pues sin que aporte. Siempre para delante como los que tiran de la carroza. Lo de siempre. Lo que siempre he hecho. Y en lo que estaba. Antes de conocerla. O en lo que estoy. Después de no haberla querido conocer. Aportando, siempre.
Que sí. Que es en serio. Que va. Que va yendo. Que está siendo. Que es lo que siempre has querido. Que lo que digan los demás, da igual. Que da igual de verdad. Que ella da igual. Que a igual de verdad. Que es verdad al fin. Que soy libre. Que he superado todos los duelos. Todos. Es en serio. Y ahora puedo decir que sí. Que algo habremos aportado. Que da igual lo que aportes mientras lo hagas. Que da igual lo que hagas, mientras lo hagas. Que es. Que estamos siendo. Que estás aquí. Que lo sigues leyendo. Que vuelves. Que lo piensas. Que estamos, de algún modo, juntos. Que no lo parece, pero sí. Que todo tenía sentido. Que era de verdad. Que era por algo. Que florecen las plantas. Que las cosas caen por su propio peso. Que siempre he llevado razón. Que siempre ha sido verdad. Que todo es verdad. Que todo es posible. Que los sueños se cumplen. Que las mierdas de las películas son verdad. Que lo voy a hacer. Que ya lo estoy haciendo. Que es de verdad. El estudio en el sótano. Tener una bateria en casa que siempre ha sido un sueño, tener un estudio en el sótano es la versión completa de la ensoñación. Es el tema. El sueño de las basement tapes. Que se ha inundado, ok. Que estoy jodido, ok. Que es todo una mierda, vale. Que estamos entrando en recesión, ok. Que no hay gobierno. Que no hay temor de dios. Que no hay disciplina ni respeto en las aulas, ok. Que el planeta se va a la mierda, vale. Es verdad. Que sí. Que moriremos y nadie nos recordará. Pero aún estamos dando por culo. Con el blog. Con el jardín. Con la mirada fija en las margaritas. Aún tenemos ojos para ver. Y lo veré, mi estudio. Mi estudio. Y me molaría que fuera todo de madera. A ver. Estoy en bragas en el tema bricolaje para qué te voy a decir otra cosa. No es lo mío o no lo ha sido hasta ahora. Me estoy poniendo. Todo es posible. Los sueños se cumplen. Que se inunde ha sido una bendición... Bravo por la tormenta. Las cosas no pasan por que sí. Acabo de empezar. Eso es verdad. No he hecho nada. Quitando cosas por ahora. Moviendo trastos. Hemos recuperado un aparador con un siglo de edad. Os he escrito otra entrada sobre eso. Y seguiremos. Nuevos retos. Nuevas movidas. Nuevas gilipolleces, sobre todo. Me gustaría grabar a grupos. No. NO tengo ni puta idea de grabar a grupos. O aparentemente no. A nivel técnico. En plan ingeniero, pues no. No es lo mío. Mi plano no es ese. Ni siquiera el de músico. El mío es otro. Otro rollo, otro punto, más ideológico. Más de ideas. Más de Platón. En fin, original o tratar de serlo. Aunque supongo que los grupos solo quieren oir su parte fuerte, y alta. Potente. Y una vez se lo subas a donde le gusta pues adiós muy buenas y a otra cosa. Supongo que será eso lo que pase. Pero vaya que no tengo ni puta idea. Ni de eso, ni de sonido, ni de cables ni de bricolaje, ni de hacer obra, ni nada. Puto bricolaje. Pero bueno, para eso están los tutoriales de Youtube, no? Hace un par de viernes estuve estudiando vídeos de como levantar e insonorizar un tabique. No es nada épico. No es nada dífícil. Hay muchas opciones, claro.
Tampoco es que sea fácil si somos sinceros.
Y nada lo es.
Ni siquiera escribir esto y darle a publicar.
No, lo es. Pero oye, se hace y punto.
Que aporten otros y otras, y aquí paz, sobre todo paz y después gloria.
Qué cojones es aportar. Que me lo diga alguien. Aportar. El qué. Será mi puto problema de no entender del todo bien algunas palabras. Humilde, entre ellas. Aportar. Que es un eufemismo, está claro. De qué coño hablas de aportar. No trato. Hago y la cago. Aporto, pues lo que puedo, Casi siempre mierda. O cagadas. Pero aportadas están. no? Yo qué sé. Aportar a quién. Aportar qué... La vida no es un puto convenio regulador. Ni dilucidar aportes. Vamos, creo yo. O la mía no lo es. Eso seguro. Y ella o quién sea que diga lo que quiera. Uno lo intenta y hay mil como yo intentando y mil que estamos en lo mismo y hay dos mil que son mejores. Ser original es la clave creo. No tratar de ser otra cosa que no seas. No tratar. Eso siempre ha sido mi rollo: No trato. No hay trato. Ser un poco intratable. Y un poco gilipollas, cabe añadir. El puto secreto de Enrique Octavo, que es como se llama mi grupito por cierto, desde los comienzos es eso. Ser un gilipollas. Pero bien. Todo bien las cagadas y las gilipolleces que hasta aquí nos trajeron. Eso es la vida, corazones, es eso. Ni aportar ni ostias. Se trata de eso y no de tratar. No tratar. Nunca tratar. No hay trato que valga. Cero trato. Cero trata. Y a tomar por culo. Y aporta o no aportes pero hazlo, cojones. Que me mosquea... El rollo ese de por encima, ¿sabes? Solo porque haces canciones. Solo por eso. Joder, tan malas no son. O sí pero y qué... Acaso es por eso. El imperio del silencio. El puto karma. Tanto daño no se hace al mundo, aportes o no aportes o no sé qué coño. Pero vaya. Que todo bien. Súper curadito de todo estoy. Sin la condicional. Sin traba ni lastre. Hecho un roble. Pues claro. Y ya ves, el buen rollazo que manejo. En serio. En todo caso, ahora estoy super animado, o menos depresivo que de costumbre para ser más fiel a la verdad. Y por ser fiel a algo. Y buscando. Pensando mucho en los próximos pasos. Cómo o dónde darlos. Y cómo de largos. Es complicado. Tomar decisiones. Ya sabes, eso es lo más difícil. Por ahora yo he dicho siempre sí a todo. Sí a todo. Y no hay trato. No hay trato pero sí. Es difícil combinación. Y todo lo he hecho yo mismo. Que quizá no sea la mejor manera de hacer las cosas sobre todo si yo mismo soy yo. Fiel a esa idea. Fiel a una pila de cosas en verdad. Que me tiro el rollo de machito gallito pero sabéis que soy un pringadillo romántico que cree que se puede cambiar el mundo. De hecho, cambia a diario. A peor. Ellos no lo ven. Nadie lo ve. Tienes los ojos tapados por sus propias necesidades. Como todos. Con eso que llevan los caballos para no mirar a los lados. Y marcando al trote. Todos al trote. Al trote y al frote. A troche y moche. Y al tún tún. Al trán trán y encima, quejas de que nos va mal. Peor te tenía que ir, por tanto quejarte. Querrás que te vaya bien encima, como me decía el Toni. Encima querrás que te vaya bien haciendo lo que haces. Hacer lo que hago, esa es la clave. Aportar algo. Aportar mi puta mierda. Redimensionar el concepto aporte. Redimensionar el concepto puta mierda. Pero es lo que es. Es sumar. Ser más. Eso está claro. Tenemos que ser más, y aportar algo. Le doy la razón a ella, pobrecita. Por formar equipo. Por tener varios brazos que levanten la cosa cuando decaiga. Porque cuatro ojos u ocho ven más que dos e hipermétropes, como es el caso. Que veo menos que Pepe Leches. Pero bueno. Cagada tras cagada, hecho está. Eso es lo importante. Hacer. Mal y tarde. Sí. Pero hecho. Es algo. Eso espero. No hay trato, de todos modos. Hacer y ya está. Que no aporta, pues sin que aporte. Siempre para delante como los que tiran de la carroza. Lo de siempre. Lo que siempre he hecho. Y en lo que estaba. Antes de conocerla. O en lo que estoy. Después de no haberla querido conocer. Aportando, siempre.
Que sí. Que es en serio. Que va. Que va yendo. Que está siendo. Que es lo que siempre has querido. Que lo que digan los demás, da igual. Que da igual de verdad. Que ella da igual. Que a igual de verdad. Que es verdad al fin. Que soy libre. Que he superado todos los duelos. Todos. Es en serio. Y ahora puedo decir que sí. Que algo habremos aportado. Que da igual lo que aportes mientras lo hagas. Que da igual lo que hagas, mientras lo hagas. Que es. Que estamos siendo. Que estás aquí. Que lo sigues leyendo. Que vuelves. Que lo piensas. Que estamos, de algún modo, juntos. Que no lo parece, pero sí. Que todo tenía sentido. Que era de verdad. Que era por algo. Que florecen las plantas. Que las cosas caen por su propio peso. Que siempre he llevado razón. Que siempre ha sido verdad. Que todo es verdad. Que todo es posible. Que los sueños se cumplen. Que las mierdas de las películas son verdad. Que lo voy a hacer. Que ya lo estoy haciendo. Que es de verdad. El estudio en el sótano. Tener una bateria en casa que siempre ha sido un sueño, tener un estudio en el sótano es la versión completa de la ensoñación. Es el tema. El sueño de las basement tapes. Que se ha inundado, ok. Que estoy jodido, ok. Que es todo una mierda, vale. Que estamos entrando en recesión, ok. Que no hay gobierno. Que no hay temor de dios. Que no hay disciplina ni respeto en las aulas, ok. Que el planeta se va a la mierda, vale. Es verdad. Que sí. Que moriremos y nadie nos recordará. Pero aún estamos dando por culo. Con el blog. Con el jardín. Con la mirada fija en las margaritas. Aún tenemos ojos para ver. Y lo veré, mi estudio. Mi estudio. Y me molaría que fuera todo de madera. A ver. Estoy en bragas en el tema bricolaje para qué te voy a decir otra cosa. No es lo mío o no lo ha sido hasta ahora. Me estoy poniendo. Todo es posible. Los sueños se cumplen. Que se inunde ha sido una bendición... Bravo por la tormenta. Las cosas no pasan por que sí. Acabo de empezar. Eso es verdad. No he hecho nada. Quitando cosas por ahora. Moviendo trastos. Hemos recuperado un aparador con un siglo de edad. Os he escrito otra entrada sobre eso. Y seguiremos. Nuevos retos. Nuevas movidas. Nuevas gilipolleces, sobre todo. Me gustaría grabar a grupos. No. NO tengo ni puta idea de grabar a grupos. O aparentemente no. A nivel técnico. En plan ingeniero, pues no. No es lo mío. Mi plano no es ese. Ni siquiera el de músico. El mío es otro. Otro rollo, otro punto, más ideológico. Más de ideas. Más de Platón. En fin, original o tratar de serlo. Aunque supongo que los grupos solo quieren oir su parte fuerte, y alta. Potente. Y una vez se lo subas a donde le gusta pues adiós muy buenas y a otra cosa. Supongo que será eso lo que pase. Pero vaya que no tengo ni puta idea. Ni de eso, ni de sonido, ni de cables ni de bricolaje, ni de hacer obra, ni nada. Puto bricolaje. Pero bueno, para eso están los tutoriales de Youtube, no? Hace un par de viernes estuve estudiando vídeos de como levantar e insonorizar un tabique. No es nada épico. No es nada dífícil. Hay muchas opciones, claro.
Tampoco es que sea fácil si somos sinceros.
Y nada lo es.
Ni siquiera escribir esto y darle a publicar.
No, lo es. Pero oye, se hace y punto.
Que aporten otros y otras, y aquí paz, sobre todo paz y después gloria.
martes, 3 de septiembre de 2019
Orgulloso de mi madre
Ahí estamos.
Orgullo máximo de hijo. A tope. Mi madre hace hoy "Medea". En un festival de teatro clásico. Muy orgulloso de ella. Me manda esta foto por wasap. Mucha mierda le he dicho yo. Espero que haya ido todo bien. :)
domingo, 25 de agosto de 2019
No temerle a tus miedos
Ya hoy estoy más tranquilo. Aburrido incluso. He dormido diez horas. Llueve a cántaros. Rayos y centellas. No aquí. Donde estábamos anteayer y qué curioso, el tiempo lo cambia todo. Escapamos de la tormenta. De puta madre, ostias. Nos fuimos con sol. Menos mal. Llevar y traer sol, qué importante. Qué alegria. El último tramo del lunes nos pillaron cuatro gotas. Que luego fueron ocho y dieciseis y treinta y dos, y de pronto, se lió de la ostia, y empezó a caer a eso de las seis. A las siete no quedaba nada. Y al parar nos pusimos dos mangas al instante. Estábamos con tiritonas al amanecer el martes. Para un sureño irredento como el que os da la chapa aquí puntualmente pues es un must lo del sol. Así te lo digo.El sol lo es todo. Las cuatro gotas ya son muchas. Con sol todo mejor. Sudo como un cochino pero mejor. Al volante me lo sudo. Se me vuelve el culo un manantial. Conducir es un coñazo y tal, es verdad pero con sol y sin aire acondicionado, pues ya ves. Duro. Durillo de pelar. A mí el aire acondicionado pues como que no. Lo odio. Reconozco que es una manía. Ya. Mis cosas. Pero no. No lo pongo. Nunca. No. Y bueno, ahí voy. Soy de golpetazo de ventanilla. De que te vaya dando el aire en la cara. Pum. Pum. Pum. Que te atonta después de mucho rato. Es verdad. Aquí no es que haga buen día hoy. Nublado amable encima de mi cabeza ahora mismo. El tiempo lo cambia todo. Tengo los últimos días borrosos, está todo como en sueños, como en sombras. Lo reciente. Contento, pero desorientado. Estoy muy contento en realidad, quizá sea eso lo que me desorienta. No estoy acostumbrado a la alegria sencilla y corriente. En fin, que la chapa la doy igual de depre que a lo medio ilusionado como ahora, pero bueno, lo mismo de leer es más fluido, vaya usted a saber. O no. Pero estoy con ganas. De todo. De fluir. De leer. De tocar. De escribir. De andar. De sembrar. De quitar mala hierba, incluso. Eso es bueno. Hoy he estado cogiendo almendras del suelo. Hay un montón. He llenado dos botes de cristal. De aceitunas gordales y han sido diez minutos. Hay muchas más en el árbol. Hay dos árboles, de hecho. Llevo muchos años pasando de recoger las almendras. Este año, no. Las caperuzas que tienen las usaré de abono. Las iba pillando también. He hecho un buen montón. He hecho cosas. Aburrido del todo estoy, ya te digo. Y me siento también como un poco perdido. Sin saber muy bien qué hacer o para donde tirar. Por eso me salgo al jardín y hago cosas útiles. Almendras, por ejemplo. Es algo. Estoy en una nube pero será que está nublado. Como al despertar de un sueño. Y acordarte mal. Pero tener la sensación de haberlo vivido.Y que era medio bueno. Pero un sueño al fin y al cabo. Ando atontado todavía. Queriendo eso bueno que no consigo recordar. Saborearlo otra vez. Pero claro, no es que sea como que, es que me he despertado hace un rato y aún estoy gilipollas. Ni me he lavado la cara. Y han sido días de tralla, muchos seguidos, cinco bolos en cuatro días, necesitas más de 24 horas para levantar cabeza. Y ni por esas. El cielo aquí está raro pero no rompe. La lluvia no me gusta en ningún caso. Me ahorro regar pero no. No. Conducir con lluvia es la muerte. Lo peor. Le temo. Le temo a un montón de cosas. Nos guía el miedo. El otro día pensaba en eso. Nos guía el miedo y otra cosa que no recuerdo. Pero fue como. Ah, claro. Joder, está claro. Nos limita y nos guía el miedo y.... ¿La experiencia? No era la experiencia, era un concepto mucho más guapo. Bueno, da igual. Ya me acordaré... El miedo es común a todos los animales. Oyen un ruido y se alejan. Es normal que nos influya. Hay que discernir bien los ruidos. A qué prestamos el oido. Y afinarlo. El miedo es el faro. Si lo ves desde la luz y no desde la oscuridad es mucho más útil para entenderlo. Hay que administrarlo bien. El miedo no existe, que decía mi padre. Llevarlo más allá. Sin que suene a negación. No temerle a tus miedos. Ponerlo a prueba, y sí, planteárselo seriamente. Lo que sí, lo que no.... Sobre todo, por qué. A qué. Cuándo. Con quién. A la lluvia le temo. Y le temo con motivo. La lluvia ahoga. La lluvia estropea. La lluvia rompe. La lluvia, desde luego y siempre, moja. Pero es que es muy puta. La lluvia es muy puta. La lluvia ciega. La lluvia aturde. La lluvia dispara. La lluvia destruye. La lluvia resbala. Le temo a conducir con lluvia. Lo que más. En la niebla, me cago también en su puta madre. Pero me pasa menos, claro. Odio la lluvia, en serio. Por más que sea aparentemente aminorar y ya. Pero le temo a conducir con lluvia lo que más. Y sobre todo con la lluvia doble.
Lluvia doble
Cuando el agua viene del suelo y va para arriba, en este caso hablo del asfalto gastado y resbaladizo, que estando concurrido en los carriles y encharcadito entero, pues es un río en cinco dimensiones y viene de todos sitios, un ataque de agua que te salpica o en ocasiones te cubre de forma constante y anula visión el chorro o la espuma según el grado de goterones pero ir, va hacia arriba y va con todo, pero para ser doble, ya luego, está la otra: la lluvia convencional, la de siempre, la normal, la que cae de arriba, del cielo. Cuando se juntan y cae fuerte, y sube fuerte pues se forma la lluvia doble. Que es una puta mierda. Y de mis mayores miedos, mire usted. En asfalto gastado o carreteras que embolsan agua, con curvas o rasantes, es una puta mierda muy seria. Me acojona muy en serio. No es broma. Me encorvo al volante y se me encoje el escroto. Estás al borde del aquaplanning constante. Y chocar con el del otro carril. La peña le pisa. Llueve o truene. Si es en un valle, que hay muchos por el norte, si te pilla en la bajada te cagas cada vez que pones el pie en el freno. Doble lluvia o lluvia doble, como yo la llamo. Te cae agua de todas direcciones. A los coches les rodea un aura de gotas que en función del peso o del tamaño del vehículo es una nube o una tormenta en sí misma. Los camiones llevan un cielo propio derramándose. Y cuando es un camión o un bus y va rápido, parece que te jarrea el cristal a posta. Esta mierda me agobia. Y me agobia especialmente en las salidas de las ciudades, que el asfalto está ya dulce y la peña se lo sabe y se pone a noventa y salpican de la ostia a los que no nos sabemos la dirección de las curvas y respetamos los límites. En general, respetando los límites poco malo te pasará. Pero en algunos sitios, la velocidad permitida es muy distinta de la real, de la habitual, de la de los paisanos que se han criado lloviendo. A mí me jode. Salir o cruzar Madrid por ejemplo con lluvia doble y a doble carril, en curva y con agua que viene de todas las direcciones. Un infierno de agua para mí. Pero peor es la niebla. Joder, la niebla. Me cago en la ostia con la niebla. En todas sus versiones, aunque está la más temida: La ola blanca.
Ola blanca
Pues eso, que en las carreteras del norte que están en pronunciados valles (de lágrimas) pues cuando llueve o sea cuando hay lágrimas a tope en los susodichos valles, pues a veces, pasa que las nubes pasan bajas, muy bajas y van lentas, muy lentas y hay bancos de niebla con espesor severo. Como una ola, que cantaba la malograda tonadillera. Un bonito momento en lo estético pero que me da una fuerte cagalera en todo lo demás. Me acojona. La ola blanca. La gran ola blanca. Como si me trasmutara en el capitán Haddock o como se escriba, al volante de mi Vito de doce años a por la ballena. Porque no te queda otra que meterte y que sea lo que ella quiera, es una lucha de tú a tú y es la ola blanca la que manda. Y cuando avanzas hacia ella. Uf. Es como en el mar. Como la espuma del agua. Acojona. A mí me acojona. Será la falta de costumbre. No lo sé. Pero es como que vamos a volcar. Que nos hunde. Como una ola de esas que se ve que va a partir un barco en dos. O que lo va a engullir. Que es exactamente lo que hace con mi utilitario la ola blanca. Se lo come. Y cuando he ido con la furgoneta es igual. Te metes en la ola blanca y no ves más allá de cinco metros. Me he encontrado con un par de ellas al subir a Galicia. Son una cosa jodida las olas blancas. Le temo más que a la lluvia doble. A veces se juntan. Pero pasa poco. Son neblinas menos densas si cae tan fuerte como para que sea lluvia doble. La niebla a veces viene de serie. Hay zonas donde siempre hay. Entre los dos primeros túneles cuando pasas Zamora, al entrar a Orense, en los primeros pueblos, la ostia, en esos valles están siempre con olas blancas de varios metros. Pacen como ballenas con hambre. Intentaba pasar a las doce, cuando levantaba el día. Aunque haga buen tiempo. Hay igual. Es la ostia. La primera vez puse los cuatro intermitentes y me bajé a sesenta. En el carril lento. Hice el ridículo. Con más miedo que verguenza. Me adelantaban los camiones y me pitaban. Iba lentísimo. Lo peor que puedes hacer, claro. Lo que hice yo. Porque el riesgo es que te den por detrás, como con casi todo en la vida por otra parte.
Ojo a que te den. Ojo. Pero sobre todo, por detrás.
Ojo atrás siempre. Lo de atrás siempre tiene que ir en orden: siempre.
Siempre volvemos. Es el pasado. Ojo con eso. Ojo, en serio. Ojito.
Fotos del pasado
Ayer borré como trescientas o cuatrocientas fotos de instagram y fue como adelgazar diez kilos o rejuvenecer cinco años. Lo digo cien por cien en serio. Cero rollo. Qué tonteria. Pero ya. De verdad que fue guapo. Aunque suene a chorradica. Esto se alimenta de eso. Tontadillas. Surtido de ellas. Pero de verdad. Qué ligereza. Cuánta morralla tenía en la cuenta, por cierto. Cuánta mierda subimos a redes. De blogs, ni hablemos. Qué sensación más buena. Y tiene explicación. O eso creo. No es egotrip porque sí. Se lo recomiendo a todo el mundo. Borra fotos. Borra. Olvida. Sienta fenomenal. Es gloria. Avanza. Quema la senda, borra el rastro. Mira hacia adelante.
La explicación o lo más parecido a ella. Allá voy con ella. Es que cuando sacamos el último disco, que aprovecho para meter la cuña que se llama "Mirar las vistas" y es muy cortito, que son solo nueve nuevas canciones y lo podéis poner en el spotify o en el bandcamp, pues eso, que lo tenéis ahí, a la derecha, fácil, fácil, pues eso, que cuando sacamos el disco el 29 de octubre del año pasado, o sea 2018, pues el instagram de motu propio pues me propuso convertirme en perfil de grupo. Pasar de perfil personal a perfil músico. Me sentí honrado y todo. De que el algoritmo me hiciera casito. No sé a qué vino. Lo hice. No sé por qué y me moló. Fue guay. Y en lugar de mi nombre pues le puse el de la banda. Enrique Octavo. Con guioncillo al final porque estaba pillado el otro. Y claro. A continuación, dejaba de tener sentido cualquier retratadura con filtro y sin argumento musical. Las fotos de mis plantas o de mi gato, por no decir las de comida. Sin sentido total. Tenía muchos flashazos a ollas de spaghetti, Mira tú. Y bueno, no sé por qué cuento esto. No es nada interesante. O sí. Puede ser. Que la dimensión social y su representación en redes pues pese. Tenga un peso. Que se arrastra. Que se lleva. Que pesa y que es jodido y nos jode la espalda, metafóricamente. La espalda es la autoestima. O la proyección. O lo que sea. Llámalo equis. Pero que nos jode. Y que se lleva. Las fotos. Las caras que pusimos. Los filtros que pusimos encima de las caras que pusimos. Pues a tomar por culo. Las poses. Las caras viejas. Líbrate de ellas. De esas feas fotos del pasado. De todos los pasados. A tomar por culo. A mí me ha sentado de la ostia. De verdad. He perdido peso. Estoy gordoncho. La verdad. Se va bajando. La cosa. Pero estoy gordoncho. Esa es la verdad.
A lo que iba. Aparte de la propuesta de instagram de cambiar el carácter del perfil, pues también es verdad que tenía sentido hacerme OTRO instagram, éramos pocos y parió la abuela, pues por otro motivo. Que no todo eran movidas del grupo. Y me etiquetaban. Y era en plan. Pues no. No pega. Ha parido la abuela porque una cosa más a la que echarle cuentas. Pero bueno. El instagram se quedó del grupo y a volar. Me lo facilitaba. Ya no tenía que poner fotos del gato o de otras cosas. Carteles. Directos. Vídeos cortos. Musiquita. A volar. Cuando hacia cosas que no tenian que ver con el grupo pues el perfil con mi nombre y listo. Ahora sí me etiquetaban con razón de ser. Como por ejemplo, un dos tres responda otra vez: El programa de radio. Era yo el locutor. Nada que ver con el grupo. Así que dije: Ok, hazte otro y te haces todos los putos selfies del mundo. No vaya a ser que te quedes con gana de hacerte un selfie. Hijo de mi vida. Pues eso. Tengo la cuenta para los selfies. Y la otra. En la de los selfies pensé en seguir a nadie. Cero seguidos. Por pasar de la servidumbre del me gusta que revierte en una mínima porción de autocensura que se nos va de las manos. Y sobre todo que se nos va la vida. Pensando tontadas. Escribiéndolas incluso como hago yo aquí. Pero en serio. Qué mierda es esa de la pongo o no la pongo. Parecerá esto o parecerá lo otro. Son muchos selfies o no está mal subir tres autofotos al día. Dónde está el puto límite. Y no me refiero a la paciencia de tus seguidores o el decálogo a seguir para ganarlos en social media. Hablo del puto sentido de todo esto, Dónde está o cuál era.
Tengo algunas conclusiones, no muchas, pero tengo.
Voy con ellas, pero en otro punto.
MAF
MAF es como llamaba mi amigo Roberto de Vigo a los veinte años a un cierto tipo de miedo que creo que nos acompaña siempre: Miedo Al Fracaso. Eme. A. Efe.
Así lo decía: MAF.
Acrónimo inventado por él allá por el 98 o 99 y que no recuerdo exactamente en qué situaciones o a que movidas o en que conversaciones lo aplicaba pero me lo decía con frecuencia. Era recurrente. Por eso lo recuerdo. Siempre lo he tenido. El miedo al fracaso. Entre otros muchos. Ya va la lista creciendo: Fotos del pasado, lluvia doble, la ola blanca y el miedo al fracaso. Yo y cualquiera supongo. Que se lo tiene o se lo debe tener. Con veinte años y en el colegio mayor que fue donde nos conocimos Roberto y yo pues imagínate. Mucho más. MAF a tope. MAF a todo tipo de EMES y todo tipo de EFES. Y por otro lado, la insconciencia de chavalito que crees que lo sabes todo cuando aún vas enterándote de la mitad. Y mal. O poco. Y es verdad que nos rige el miedo. Que como animales que somos pues reaccionamos. El miedo manda. Es una mierda. O no. Cambia los ruidos del bosque por otros estímulos que son los que nos hacen estar al acecho y subir las orejas pero todo viene a ser lo mismo. Depende también de a lo que llames fracaso. El miedo sí sabemos mejor lo que es. Se nombre como se nombre. Miedo a lo que no conocemos. Miedo a lo extraño. Miedo a lo que asusta ya de por sí. El miedo es el lobo. El miedo es el malo del cuento. Mi padre me decía: El miedo no existe. Yo no lo he entendido nunca. Sigo sin entenderlo. Me lo decía con cinco o seis años. No quería apagar la luz. La oscuridad existía sin duda. Mi padre me decía: Sí, está oscuro. Es verdad. Lo que no existe es tu miedo. No existe el miedo. Es lo que tú piensas. No temas de tu miedo. Eso no me lo dijo pero es hasta donde he llegado yo treintaymuchos años después.
No temas a tu miedo.
El miedo no existe, eso lo sé desde niño aunque nunca lo haya entendido.
Hace unos meses hablando con Dani zanjaba la cuestión con una frase que escribí por ahí, en el blog, creo. Contra el miedo, estadistica. Y es que es tal cual. Le tememos a cosas que nunca pasan. Es una mierda pero es cierto. No será el cien por cien de los casos, y esto tampoco es un estudio científico ni nada pero parece obvio que el plano de las preocupaciones es más imaginario que real. No pasa. El sufrimiento y la preocupación ocupa lugar. Son como las fotos viejas. Ocupan lugar en nuestro ánimo y en nuestro espíritu. A tomar por culo con ellas. A tomar por culo con las preocupaciones que no sean reales. Bueno, a ver. Real es todo. Cuando sueñas y sudas. Cuando tienes pesadillas. El sudor es real. El mal rato es real. Pero bueno, no nos perdamos más. A lo que íbamos.
Lluvia doble
Cuando el agua viene del suelo y va para arriba, en este caso hablo del asfalto gastado y resbaladizo, que estando concurrido en los carriles y encharcadito entero, pues es un río en cinco dimensiones y viene de todos sitios, un ataque de agua que te salpica o en ocasiones te cubre de forma constante y anula visión el chorro o la espuma según el grado de goterones pero ir, va hacia arriba y va con todo, pero para ser doble, ya luego, está la otra: la lluvia convencional, la de siempre, la normal, la que cae de arriba, del cielo. Cuando se juntan y cae fuerte, y sube fuerte pues se forma la lluvia doble. Que es una puta mierda. Y de mis mayores miedos, mire usted. En asfalto gastado o carreteras que embolsan agua, con curvas o rasantes, es una puta mierda muy seria. Me acojona muy en serio. No es broma. Me encorvo al volante y se me encoje el escroto. Estás al borde del aquaplanning constante. Y chocar con el del otro carril. La peña le pisa. Llueve o truene. Si es en un valle, que hay muchos por el norte, si te pilla en la bajada te cagas cada vez que pones el pie en el freno. Doble lluvia o lluvia doble, como yo la llamo. Te cae agua de todas direcciones. A los coches les rodea un aura de gotas que en función del peso o del tamaño del vehículo es una nube o una tormenta en sí misma. Los camiones llevan un cielo propio derramándose. Y cuando es un camión o un bus y va rápido, parece que te jarrea el cristal a posta. Esta mierda me agobia. Y me agobia especialmente en las salidas de las ciudades, que el asfalto está ya dulce y la peña se lo sabe y se pone a noventa y salpican de la ostia a los que no nos sabemos la dirección de las curvas y respetamos los límites. En general, respetando los límites poco malo te pasará. Pero en algunos sitios, la velocidad permitida es muy distinta de la real, de la habitual, de la de los paisanos que se han criado lloviendo. A mí me jode. Salir o cruzar Madrid por ejemplo con lluvia doble y a doble carril, en curva y con agua que viene de todas las direcciones. Un infierno de agua para mí. Pero peor es la niebla. Joder, la niebla. Me cago en la ostia con la niebla. En todas sus versiones, aunque está la más temida: La ola blanca.
Ola blanca
Pues eso, que en las carreteras del norte que están en pronunciados valles (de lágrimas) pues cuando llueve o sea cuando hay lágrimas a tope en los susodichos valles, pues a veces, pasa que las nubes pasan bajas, muy bajas y van lentas, muy lentas y hay bancos de niebla con espesor severo. Como una ola, que cantaba la malograda tonadillera. Un bonito momento en lo estético pero que me da una fuerte cagalera en todo lo demás. Me acojona. La ola blanca. La gran ola blanca. Como si me trasmutara en el capitán Haddock o como se escriba, al volante de mi Vito de doce años a por la ballena. Porque no te queda otra que meterte y que sea lo que ella quiera, es una lucha de tú a tú y es la ola blanca la que manda. Y cuando avanzas hacia ella. Uf. Es como en el mar. Como la espuma del agua. Acojona. A mí me acojona. Será la falta de costumbre. No lo sé. Pero es como que vamos a volcar. Que nos hunde. Como una ola de esas que se ve que va a partir un barco en dos. O que lo va a engullir. Que es exactamente lo que hace con mi utilitario la ola blanca. Se lo come. Y cuando he ido con la furgoneta es igual. Te metes en la ola blanca y no ves más allá de cinco metros. Me he encontrado con un par de ellas al subir a Galicia. Son una cosa jodida las olas blancas. Le temo más que a la lluvia doble. A veces se juntan. Pero pasa poco. Son neblinas menos densas si cae tan fuerte como para que sea lluvia doble. La niebla a veces viene de serie. Hay zonas donde siempre hay. Entre los dos primeros túneles cuando pasas Zamora, al entrar a Orense, en los primeros pueblos, la ostia, en esos valles están siempre con olas blancas de varios metros. Pacen como ballenas con hambre. Intentaba pasar a las doce, cuando levantaba el día. Aunque haga buen tiempo. Hay igual. Es la ostia. La primera vez puse los cuatro intermitentes y me bajé a sesenta. En el carril lento. Hice el ridículo. Con más miedo que verguenza. Me adelantaban los camiones y me pitaban. Iba lentísimo. Lo peor que puedes hacer, claro. Lo que hice yo. Porque el riesgo es que te den por detrás, como con casi todo en la vida por otra parte.
Ojo a que te den. Ojo. Pero sobre todo, por detrás.
Ojo atrás siempre. Lo de atrás siempre tiene que ir en orden: siempre.
Siempre volvemos. Es el pasado. Ojo con eso. Ojo, en serio. Ojito.
Fotos del pasado
Ayer borré como trescientas o cuatrocientas fotos de instagram y fue como adelgazar diez kilos o rejuvenecer cinco años. Lo digo cien por cien en serio. Cero rollo. Qué tonteria. Pero ya. De verdad que fue guapo. Aunque suene a chorradica. Esto se alimenta de eso. Tontadillas. Surtido de ellas. Pero de verdad. Qué ligereza. Cuánta morralla tenía en la cuenta, por cierto. Cuánta mierda subimos a redes. De blogs, ni hablemos. Qué sensación más buena. Y tiene explicación. O eso creo. No es egotrip porque sí. Se lo recomiendo a todo el mundo. Borra fotos. Borra. Olvida. Sienta fenomenal. Es gloria. Avanza. Quema la senda, borra el rastro. Mira hacia adelante.
La explicación o lo más parecido a ella. Allá voy con ella. Es que cuando sacamos el último disco, que aprovecho para meter la cuña que se llama "Mirar las vistas" y es muy cortito, que son solo nueve nuevas canciones y lo podéis poner en el spotify o en el bandcamp, pues eso, que lo tenéis ahí, a la derecha, fácil, fácil, pues eso, que cuando sacamos el disco el 29 de octubre del año pasado, o sea 2018, pues el instagram de motu propio pues me propuso convertirme en perfil de grupo. Pasar de perfil personal a perfil músico. Me sentí honrado y todo. De que el algoritmo me hiciera casito. No sé a qué vino. Lo hice. No sé por qué y me moló. Fue guay. Y en lugar de mi nombre pues le puse el de la banda. Enrique Octavo. Con guioncillo al final porque estaba pillado el otro. Y claro. A continuación, dejaba de tener sentido cualquier retratadura con filtro y sin argumento musical. Las fotos de mis plantas o de mi gato, por no decir las de comida. Sin sentido total. Tenía muchos flashazos a ollas de spaghetti, Mira tú. Y bueno, no sé por qué cuento esto. No es nada interesante. O sí. Puede ser. Que la dimensión social y su representación en redes pues pese. Tenga un peso. Que se arrastra. Que se lleva. Que pesa y que es jodido y nos jode la espalda, metafóricamente. La espalda es la autoestima. O la proyección. O lo que sea. Llámalo equis. Pero que nos jode. Y que se lleva. Las fotos. Las caras que pusimos. Los filtros que pusimos encima de las caras que pusimos. Pues a tomar por culo. Las poses. Las caras viejas. Líbrate de ellas. De esas feas fotos del pasado. De todos los pasados. A tomar por culo. A mí me ha sentado de la ostia. De verdad. He perdido peso. Estoy gordoncho. La verdad. Se va bajando. La cosa. Pero estoy gordoncho. Esa es la verdad.
A lo que iba. Aparte de la propuesta de instagram de cambiar el carácter del perfil, pues también es verdad que tenía sentido hacerme OTRO instagram, éramos pocos y parió la abuela, pues por otro motivo. Que no todo eran movidas del grupo. Y me etiquetaban. Y era en plan. Pues no. No pega. Ha parido la abuela porque una cosa más a la que echarle cuentas. Pero bueno. El instagram se quedó del grupo y a volar. Me lo facilitaba. Ya no tenía que poner fotos del gato o de otras cosas. Carteles. Directos. Vídeos cortos. Musiquita. A volar. Cuando hacia cosas que no tenian que ver con el grupo pues el perfil con mi nombre y listo. Ahora sí me etiquetaban con razón de ser. Como por ejemplo, un dos tres responda otra vez: El programa de radio. Era yo el locutor. Nada que ver con el grupo. Así que dije: Ok, hazte otro y te haces todos los putos selfies del mundo. No vaya a ser que te quedes con gana de hacerte un selfie. Hijo de mi vida. Pues eso. Tengo la cuenta para los selfies. Y la otra. En la de los selfies pensé en seguir a nadie. Cero seguidos. Por pasar de la servidumbre del me gusta que revierte en una mínima porción de autocensura que se nos va de las manos. Y sobre todo que se nos va la vida. Pensando tontadas. Escribiéndolas incluso como hago yo aquí. Pero en serio. Qué mierda es esa de la pongo o no la pongo. Parecerá esto o parecerá lo otro. Son muchos selfies o no está mal subir tres autofotos al día. Dónde está el puto límite. Y no me refiero a la paciencia de tus seguidores o el decálogo a seguir para ganarlos en social media. Hablo del puto sentido de todo esto, Dónde está o cuál era.
Tengo algunas conclusiones, no muchas, pero tengo.
Voy con ellas, pero en otro punto.
MAF
MAF es como llamaba mi amigo Roberto de Vigo a los veinte años a un cierto tipo de miedo que creo que nos acompaña siempre: Miedo Al Fracaso. Eme. A. Efe.
Así lo decía: MAF.
Acrónimo inventado por él allá por el 98 o 99 y que no recuerdo exactamente en qué situaciones o a que movidas o en que conversaciones lo aplicaba pero me lo decía con frecuencia. Era recurrente. Por eso lo recuerdo. Siempre lo he tenido. El miedo al fracaso. Entre otros muchos. Ya va la lista creciendo: Fotos del pasado, lluvia doble, la ola blanca y el miedo al fracaso. Yo y cualquiera supongo. Que se lo tiene o se lo debe tener. Con veinte años y en el colegio mayor que fue donde nos conocimos Roberto y yo pues imagínate. Mucho más. MAF a tope. MAF a todo tipo de EMES y todo tipo de EFES. Y por otro lado, la insconciencia de chavalito que crees que lo sabes todo cuando aún vas enterándote de la mitad. Y mal. O poco. Y es verdad que nos rige el miedo. Que como animales que somos pues reaccionamos. El miedo manda. Es una mierda. O no. Cambia los ruidos del bosque por otros estímulos que son los que nos hacen estar al acecho y subir las orejas pero todo viene a ser lo mismo. Depende también de a lo que llames fracaso. El miedo sí sabemos mejor lo que es. Se nombre como se nombre. Miedo a lo que no conocemos. Miedo a lo extraño. Miedo a lo que asusta ya de por sí. El miedo es el lobo. El miedo es el malo del cuento. Mi padre me decía: El miedo no existe. Yo no lo he entendido nunca. Sigo sin entenderlo. Me lo decía con cinco o seis años. No quería apagar la luz. La oscuridad existía sin duda. Mi padre me decía: Sí, está oscuro. Es verdad. Lo que no existe es tu miedo. No existe el miedo. Es lo que tú piensas. No temas de tu miedo. Eso no me lo dijo pero es hasta donde he llegado yo treintaymuchos años después.
No temas a tu miedo.
El miedo no existe, eso lo sé desde niño aunque nunca lo haya entendido.
Hace unos meses hablando con Dani zanjaba la cuestión con una frase que escribí por ahí, en el blog, creo. Contra el miedo, estadistica. Y es que es tal cual. Le tememos a cosas que nunca pasan. Es una mierda pero es cierto. No será el cien por cien de los casos, y esto tampoco es un estudio científico ni nada pero parece obvio que el plano de las preocupaciones es más imaginario que real. No pasa. El sufrimiento y la preocupación ocupa lugar. Son como las fotos viejas. Ocupan lugar en nuestro ánimo y en nuestro espíritu. A tomar por culo con ellas. A tomar por culo con las preocupaciones que no sean reales. Bueno, a ver. Real es todo. Cuando sueñas y sudas. Cuando tienes pesadillas. El sudor es real. El mal rato es real. Pero bueno, no nos perdamos más. A lo que íbamos.
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