viernes, 26 de octubre de 2018
menos guay que un cura guay
Menos guay que un cura guay. La gente que no es guay cree que es guay serlo. Mal. La gente en general, es decir, nosotros, no somos guay. Es guay eso. Es guay ser gente pero la gente no lo sabe y cree que no. Hablan de la gente sin incluirse, como si no lo fuéramos todos. Ni gente. Ni guay. Por eso no lo son. Guay, me refiero. Es justo al contrario. Incluirse es siempre guay. No ser guay es guay. Esto es vital. No digamos pretenderlo. O serlo cuando no toca. O cuando toca, peor. O estarlo. O presumirlo. O presuponerlo. O presupuestarlo. Todos los pre no son guay, nada. Nada guay. Lo contrario. Lo del cura es un ejemplo perfecto. Ya de por sí con lo que acarrea ser pastor. Pastor en general, de almas o de cabras que viene a ser parecido a fin de cuentas y en términos de guayedad, no veo diferencia. Guayedad me gusta. Me la quedo pa mi. Guay es coloquial pero se entiende, ¿no? Está en el diccionario. No es que la definición sea gran cosa. El diccionario a veces te da y a veces, no. No siempre es guay tirar de diccionario pero a veces, es la única salida. Es guay ser guay pero no. Eso piensan los que no lo son y los que hacen guais las cosas que no lo son. El plural es con i latina, qué movida, ¿no? Es guay. La i latina del plural. Un cura guay no es guay. Que cante, con la guitarra, que haga excursiones y que lo mismo da homilias para el nieto que el abuelo, pues da grima. Homilias para todos los públicos con giros de argumento tolerado y juegos de palabras y algún chiste sin maldad. Da cosica. En general, mal. Está casi a punto de ser creepy pero no llega, casi creepy. Es guay no ser guay y por eso no son guais los que lo quieren ser creyendo que es guay lo que no lo es sino los que, de modo consciente o inconsciente, simplemente no lo son. No lo somos, he estado a punto de soltar, pero bueno voy a seguir limitándome a ser el narrador. Es guay ser el narrador. Os recomiendo ser narradores, es guay. Ser héroe mola, es guay. También os lo recomiendo. Os recomiendo todo en realidad excepto ser guais. Eso está contraindicado, creo que lo he dejado claro mil veces pero insisto en ello para los rezagados de la guayedad. No serlo es lo que te hace guay. Guay es el profesor cabrón que incentiva cabronamente pero con limpieza y no el guay que suspende yendo de guay y que es a veces un colega y otras, un hijo de puta inesperado. No es guay. Los hijos puta que te esperas a veces son guay. No siempre, claro. Generalizar no es nada guay. Los verbos en infinitivo no son nada guay. Dudar no es guay. No ser directo no es guay. Serlo demasiado tampoco. Y es guay esperar. La paciencia es muy guay. Y el cansancio. Y el hastío. Cuesta verlo. La saturación es guay. No para todo el mundo. Hablo de mí, es un blog personal, qué cojones buscas. Las respuestas a tu vida estarán en tu propio blog personal, vamos digo yo. Allá cada uno. Allá cada cúal. Pero que eso me vale para mí y no siempre. Que no es cura. Una cura, me refiero. No un cura. Y menos un cura guay. Pasa más o menos lo mismo con los frikis o freaks. O con los grupos de música. O con casi todo. Si se lo consideran, no lo son. Es que es la puta consideración, joder. Puta consideración. Putas consideraciones previas. Las cosas no guais son las que te hacen serlo, que tampoco es una cosa automática o de aquí a mañana, o a la hora que te venga a ti guay. Pues no. Va siendo o es cuando es y ya. No es a lo que tú quieras. No depende de tí, eso es guay. Y ya está, ya no tengo más guayedad que comentar. Hasta otra, mis bros guais que me entendéis guay.
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