domingo, 16 de septiembre de 2018

lo importante es perder

Lo importante es perder. Participar puede hacerlo cualquiera, no es importante. Ganar no es lo que nos hace ganar. La sola idea de ganar no tiene casi ningún asidero. Es la llegada. Es cuando te paras a respirar hondamente y dices: ya. Lo importante es no parar. Lo importante es no tener resuello. Lo importante es ahogarse. Lo importante es perder, es evidente. Ganar es una utopía. Es como el comienzo de las vacaciones que esperas con anhelo y cuando llega es un aburrimiento. Ganar es aburrido. Perder es emocionante. La mala emoción de perder. El amargor en la derrota como en el primer sorbo de cerveza. Se le acaba por pillar el gusto. Perder es lo que nos hace ganar, lo que nos acostumbra el gaznate a tragar derrota. Y digerirla. Y cagar victorias. Perder y derrotar no es el todo igual. Y ambos se vuelven verbos reflexivos a poco que te descuides. Hay matices en la derrota y muchos más en la pérdida pero no hay ganas de entrar en detalle. Así que pongamos que es todo lo mismo.  La negación es como perder pero tampoco del todo igual. Que te digan que no, no es perder pero lo parece. No es tan importante aunque nos lo parezca si nos lo dicen a nosotros.

Lo importante es perder. Como lo importante es aprender. De las derrotas, del no y de lo que venga. Lo importante es venir. En este caso que vengais por aquí de cuando en cuando a ver qué se cuenta. Me parece bien. Perder es lo que nos hace sentirnos bien, al fin y al cabo. Ganar nos para y perder nos mueve. Hay quien rebate mi teoria con la cuota de competencia, con el carácter o con la naturaleza... Hay gente competitiva y gente que no.... Ok, la hay pero los que compite son los buenos perdedores. Lo importante es perder y no perder las ganas de correr. Lo importante es perder y levantarse para perder otra vez, perder mejor, perder bien.

Perder bien. Es el título de una de las canciones nuevas. De las que hemos grabado para el nuevo disco. Es una canción importante. Por lo que dice más que nada. Es la primera que compuse y la primera que tocamos en el local de ensayo. Tenemos grabada en el móvil una versión de la canción esa de noviembre del año pasado, del 17. Con teclados y todo. En el último ensayo en el que fuimos cinco. Duraba cinco minutos con veinte. Una empanada muy bien horneada. No queda ni rastro. No se parece nada a cómo ha quedado en el disco. O cómo quedará. Aún no hemos terminado mezclas y demás. Mastering, en fin... Perder bien. Ha sido el concepto que ha sobrevolado todo el disco. Perder bien. Lo pensé incluso como título del álbum pero es un poco chungetas, reconozcámoslo.


Lo de "perder bien" no es del todo mío. Se lo escuché al ínclito periodista deportivo  Tomás Roncero. Hay que "perder bien, perder bien" decía gritando como un poseso. Y lo he buscado... Pensé en samplearlo. Era una idea idiota pero se me pasó por la chola. No recuerdo a santo de qué derrota fue aquel discursito. Una que escociera, seguro. Lo importante es perder, os lo he dicho mil veces. Todas las derrotas se parecen a su manera, son las victorias las que son únicas. Como las familias felices. Caso de que existan. Pues eso. Perder bien. Y lo busqué. NO di con ello. Pero lo busqué con ahinco. Medio por la tonteria del sampler y medio por aburrimiento galopante. Y una vez hace unos meses cuando me puse a buscarlo, por dar con las palabras exactas, me sorprendi de la mina de material de primera que había ahí. Y me tragué una súper sesión de enfados de Roncero en Youtube. Es un género en sí mismo. Eché una tarde buenísima. Había mucho de lo que tirar. Había mucho material. Había mucha verdad. Al final, da lo mismo el resultado, es esa visceralidad en la derrota, ese vivo escozor... El arañazo reciente. El orgullo derramado por el suelo. El orgullo sin fregar. Digno de ver, no bromeo. De hecho, me estoy planteando enlazarlos aquí. Un poco coñazo, pero merece la pena el corta pega para vuesas mercedes. Por separado son solo vídeos de cabreo. Noches de cabreo. Discursos en caliente. Noches de derrota. Noches de eliminación. Noche de clásico. Noche de tanteo abultado. Son todos un poco lo mismo vistos uno a uno pero juntos, y de seguido, tiene otro componente casi enciclo. Me da un poco de pereza tener que ponerme a copiar enlaces pero al final de la entrada, lo haré.

 


Hay más. Pero ya me he cansado. Si os ha picado el gusanillo, buscadlos vosotros mismos. Hay mucho. Podéis poner, como sugerencia para la búsqueda. Roncero explota o Roncero da la cara. Ojo al tip que hay oro. Es canela en rama. Todo. Lo que dice. Cómo lo dice. Me regodeo en su dolor, tengo que reconocerlo y con lo que particularmente flipo es con sus argumentaciones sobre la derrota. Por eso veo estas mierdas. Por cierto, que a mí el fútbol me da igual. Pero de verdad. Como deporte me parece un poco aburrido en general. Hay partidos con emoción pero son los menos. Me parece que influye mucho la suerte. Siempre he sido del basket, la verdad. Un poco de antimadridismo de siempre he padecido y me aflora imagino en estos casos pero con el tiempo, se mitigó y ahora es una mera indiferencia. No me gusta el Barcelona tampoco o no me simpatiza especialmente. No siento los colores, como se dice en el argot. Mi padre era del Bilbao. Y a mí me gustaba el Bilbao cuando era pequeño hasta que lo dije la primera vez en el colegio y me llamaron: ¡etarra! Automáticamente dejó de gustarme el fútbol. Dicho esto, que no sé si venía al caso o no y creo haberlo contado otras veces, creo que me trago las tertulias deportivas o futbolísticas porque solo habland de fútbol, solo por escuchar argumentos para la derrota. Argumentos en la derrota. Argumentos tras la derrota. Etc. Cuando antes del Mundial, España goleó a Argentina me especialicé en tertulias argentinas solo por ver cómo comentaban ese varapalo. Fue una goleada de las que hacen daño. Y en Argentina hay argumentos para la derrota que son gloria bendita. Por el modo en que se expresan y las palabras que usan, hay mucho de poético. Entonces lo entendí todo. La poética en la derrota. Por eso me lo trago.


Perder bien. Poética de la derrota. En fin, sobre estos conceptos van las letras del nuevo disco. Todas las horas de tertulia deportiva me van a servir para algo al final. Y un poco pesado que me puse con el concepto ese. Hay una que se llama Dejarlo Bien. Otra que se ha titulado Un no mejor. En fin, es todo como un poco de bajón pero bajón bueno. Bajón digno. Bajón con orgullo. Bajón pero dando la cara. Bajón que explota. Bajón estilo Roncero. Dando la cara. Perder es lo importante porque tienes que dar la cara. Los ganadores se pueden esconder en sus victorias. Los que pierden no tienen escapatoria. Los que pierden tienen que explotar. Las explosiones no se pueden disimular. Hay que dar la cara. Lo importante es perder. En la letra hago una enumeración de cojones: perder el móvil, perder los números, las fotos que guardé, perder la tez, la vez, el tren, las ganas de correr, el pelo, dinero, tiempo, perderme en un sentimiento, alguien a quien quiero, el mejor momento, las llaves, el monedero, a mi padre, a mi perro.... Es licencia esto último porque nunca he tenido perro. En el boceto de letra estaba perderse en Renfe, en la web. Pero me pareció a última hora una referencia que se iba a entender solo en parte, los que no sean usuarios de ese engendro de web no iban a pillarlo. Ese es el tipo de trabajo que hago con las letras. Quitarles particularidad. En fin, a veces sale bien, a veces sale mal. Va a ser la última canción del disco. Es la de la mezcla más radical. Tanto escribir de esto me da ganas de que la escuchéis.

Bueno, esta entrada iba a ir sobre la conversación que tuvimos con el tipo del Bla bla car sobre esto mismo. Ricardo se llamaba. Un saludo Ricardo si por casualidad me lees. Era granadino, es. Seguirá vivo. Un gran tipo. Trabajaba en el hospital, en radiología. Siempre admiro a la gente que le gusta su trabajo. Y era un enamorado de ello... Pero bueno ese viaje y las conversaciones que tuvimos las escribiré en una futura entrada porque estoy reventaito de tanto enlazar vídeos y poéticas del fracaso, que por cierto hay otra canción que se llama Mi mayor fracaso. Una alegría todo, vamos. Pues eso, amigos. El desenlace en Lo importante es perder 2. La secuela. Que la escribiré en breve y es tope molona. Gracias por leerme, perdedores y ganadores queridos todos por igual. Un beso y un afectuoso abrazo para todas y todos. Paz y amor, y ¡muchas buenas derrotas!


¡Etarra!
Vaya mierda el fútbol, eh.
Y la infancia en general.

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