Pues son dos plantas que encontraron mis padres en un contenedor en la playa. Las echaron en el maletero y me las trajeron a casa para trasplantarlas en una bolsa enorme.
No tenía claro que fueran a sobrevivir. Las crasas y en especial, las crassulas ovatas que es como se llaman estas plantas son muy duras. Y aguantan. Pero estaba bastante dañada y los brazos y algunas hojas estaban caídas. Ya trasplante hace años otra que estaba en un balcón y dentro de un macetero enano pero super crecida. Ahora está bien con varias ramas nuevas y multitud de hijos han salido de ella. Les tengo un cariño especial.
Han tardado en agarrar del todo apenas diez días. Una estaba más dañada que otra y ha tardado un poco más. El viento la tiró un par de veces. Cave en la tierra un hoyo del tamaño de un melón y tras meter el tronco sujeto con trozos de ladrillos rotos y después lo rellene con sustrato de ese malo que venden en los bazares de setenta litros por cinco euros. Es un horror, por cierto.
Después he esparcido semillas por alrededor. De girasoles de esas alemanas que se compran en supermercados que ya las he puesto otros años. Pelín artificiales pero me gustan. Salen en dos semanas. Casi dos metros. Y sin muchos cuidados. Son vistosos. Y vale menos de un euro el sobrecillo. pero me da coraje que quitan la promocion del supermercado y ya no lo venden hasta la primavera siguiente. Siempre me quedo con ganas de haber comprado más variedades. Más sobrecillo. De girasoles y de otros. Todos los años me pasa lo mismo.
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