Comentábamos hace unos días entre amigos que el facebook era como el Gran Hermano de Orwell llevado a un extremo cotidiano y por eso mismo, por su cercanía, especialmente perverso. En mi opinión no tiene nada que ver, pero hay puntos en común, más que con Orwell con el mítico programa de televisión que, esta semana, justamente ha estrenado su décimo quinta edición en España. El formato pervive en nuestro país, cuando ya se ha agotado en casi todos los demás. No es lo mismo que hace década y media, cuando los concursantes eran virginales frente a las cámaras, no había un discurso social asimilado, como el que creo que hay ahora en facebook, donde las marcas, las tiendas, los bares y todo el mundo, tus padres, tienen un perfil. Es una forma de socializar conforme a unos cánones, en unas líneas, con unas pautas... Parecido al concurso de la televisión que termina por tener unas normas no escritas, que influyen en la población. En la edición de este año destacaban que los participantes habían nacido y crecido con Gran Hermano. Eso sí da más miedo, porque han mamado esas normas o esas invisibles formas de comportarse, de interaccionar... Vivir la experiencia. Estar en facebook por vivir la experiencia. Viviendo veinticuatro horas en ese mundo ajeno, que antes se configuraba como tal y los usuarios vivían de ese modo, con más humor, de otra forma... Más confesionario en ocasiones, con ese punto de exhibicionista que engancha, como lo hace la televisión en directo. Esa vida en directo que pregonaban como gran eslogan y que en ningún caso lo es, porque se reproducen comportamientos que no tienen que ver con la vida real, es un escenario ficticio en el que se crean roles, como en un campamento, amistades, grupos, filias, fobias.... El programa tiene guionistas. Y de un lustro para acá, se inventan normas, cambian las formas de nominar, en fin, se altera un poco el ecosistema del concurso en función de las personalidades y de cómo evoluciona la relación entre ellos. En el fondo, lo que comparte el Facebook y el programa de televisión Gran Hermano, son nuevas supraestructuras sociales que son casi ficticias y condicionan la relación interpersonal en el mundo "real". Entrecomillo real porque hasta los sueños son reales, y sobre todo, las pesadillas. A mí lo que me interesa y a lo que vuelvo una y otra vez en el blog es a los limites de la realidad y la ficción.
Gran Orwell.
Gran Primo. O grandes primos nosotros.
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