Tengo que decirlo: esa competición por los detalles de la instrucción en un juicio mediático, generalmente asociado a un crimen particularmente cruel, salvaje o inesperado, me da asco. Y respeto el trabajo de los compañeros pero me parece mal direccionado. Porque encontrar o conseguir las fotos de un registro, la transcripción de una declaración o el vídeo de la escena del crimen es un currele serio pero, ¿qué aporta? ¿Qué valor informativo real tienen más allá de lucir el emblema de exclusiva en la serie de noticias sobre un suceso de estas características? Porque opino que tiene otras implicaciones, que nos anestesia el ojo y al final, vale todo. Cualquier detalle. Cualquier pesquisa. Se propicia, qué duda cabe, el juicio en paralelo y se llaman como tertulianos a abogados o forenses que especulan en animado debate sobre los próximos pasos del juez o de la policía. Es dañino. Es morboso. No es informativo.
Y claro, es una carrera. Se pelean los matinales de televisión. Se conecta en directo a diario con la puerta del juzgado. Se sobreexpone a los actores del caso y todo lo relacionado con ello. Curiosamente se descubren muchos errores. Lo que me lleva a pensar que los errores en la investigación, en los informes, en la instrucción... Todas las metidas de pata en todos los niveles parecen muy habituales, mucho más de lo permisible. Y nos enteramos cuando el ojo de lo noticioso está fijo con alguna de estas desgracias.
Tenía que decirlo: no es nada informativo, es puro espectáculo.
Un espectáculo nauseábundo, en mi opinión.
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