lunes, 21 de noviembre de 2011
Ibex, súmate al cambio
Venga, va. Ya os habéis dado cuenta. O, ¿aún no? Que no depende de quien sea el presidente. Eso va a ser un golpe. Ya lo aviso. Golpe emocional. Ver que nada cambia ni evoluciona ni sirve para nada. Cuenten con ello. Después de la subida, viene la realidad. Ver que no. Que da igual. Frustración con ese acento de Pato Donald. Que no depende de uno u otro. Ni izquierda, ni derecha, ni nada. La prima de riesgo que hasta hoy creo que no la había mencionado en el blog, creo, no entiende de partidos. Los números no tienen ideología. Vale, no. No es cierto. Los números tienen su color, como todo lo que refleja la luz pero que, para el señor que tiene billetes verdes en Hong Kong o islas Caimán tanto le da ZP que Rajoy. España es podredumbre. Punto. Ni ilusiones ni cambios, ni súmate al cambio, ni restate al líder, ni multiplícate por cero. Que no. Que no es un tema de nombres, ni de politicas y ni siquiera de formas de pensar. Que no. Son tantos por ciento. Que yo no entiendo, dicho sea de paso. Pero atisbo esa frustración que se viene en España de aquí a unos meses cuando descrubramos que el presidente tampoco es que sea el más indicado para solucionar esto. Porque si Zapatero era un tonto útil o no sé como le llamaban. Un ingenuo o un líder de rebote, un presidente por sorpresa. Pues es que Rajoy no es mucho mejor. Es así. No se me ofendan los señores que votan al PP, que son mayoría absoluta, como bien sabéis. Que no da. Que es de perfil bajo. Que no convence. Que Rajoy no era bueno ni para los del PP hace unos años. Me acuerdo de los cuchillos que se le acercaban por la espalda en el Congreso de Valencia. Que los mercados se acuerdan o simplemente, lo saben. Porque igual no tienen memoria pero sí que lo ven claro. Sin toques ideológicos. Sin coartadas del pasado. Sin viejos muertos en el armario. No da. Rajoy es perfil bajo. Un señor de Pontevedra. Con todo el respeto. Un buen hombre. Un estadista, como he oido decir por ahí, como si fuera un halago ser un estadista. O como si realmente lo fuera. No es verdad. Es un señor cabal, de acuerdo, pero que la situación no es lo que necesita, un señor cabal sin mucho don de gentes o mucha oratoria. Cuando escuchen por sus cascos esa forma de dudar de Rajoy, de decir... "Ehhh ... ehhh...". Eso se entiende en todos los idiomas. Es la expresión de la duda. De "Ehhh... ehhh..." que se lo traducirán simultáneamente con silencio. Es el margen de duda de Rajoy. Esa forma de dudar. Es su única verdad. Oigan, que el IBEX es el que manda. Y ha bajado. Que la prima de riesgo es la que manda. Y ha subido. Que no. Que nos lo han hecho crecer. Que el cambio existía. Que ellos eran el cambio. Que se podía cambiar, de hecho. Y no. No hay modo de cambiar. No hay cambio. No es una suma. No existe. Súmate a la resta. Eso sería más preciso. Es de lo que se trata. No nos engañemos. Se trata de restar. De quitar de aquí, de allá o de más allá. De donde sea. Reducir gastos fijos. Generar confianza, el mantra de la campaña, es un eufemismo. Si ni los del PP tenían confianza en Rajoy en su momento, ¿cómo la van a tener ahora? Que no, de verdad, que no. Que no se trata de eso. Que nos la cuelen en campaña, pues vale, porque de eso se trata, de colarla en el spot y colarnos en la urna pero una vez que pase la ventolera del voto, ¿qué queda? La misma miseria del sistema que nos está ahogando. El método es el que es. Las reglas son las que son. El dinero entiende de lo que entiende. No le hables de Rajoy, de Pontevedra o del aborto. Haga cuanto antes la resta y que cunda. Que cunda el ejemplo. De recorta y pega. O recorta y recorta. No han prometido milagros, decían anteayer, pero no, no se trata de milagros, es la dura realidad de un lunes sin novedad. Como si no hubiera pasado nada. Ni ZP ni Rubalcaba ni todos los cadáveres que se quedan en el camino. No se trata de tiempos difíciles, no es una catástrofe natural, no es mala suerte, no es una mala temporada. Que no os engañen, el calado es otro. Es otra cosa, se trata de un error de sistema. Es la anulación de la labor propia de la política, se pierde ese carácter mediador, esa responsabilidad delegada. Ya no existe. Y no se trata de no querer ser optimistas. De no querer mirar con esperanza al futuro. No, que no es engañen, Tampoco es que no me alegre de que el señor Rajoy tenga que mudarsecon su señora Elvira y sus polluelos a la Moncloa. Que no. Que no es nada de eso. Es que es tiempo de restas. Y es un tiempo sin cambios y nadie os lo dice. No hay cambio. No es una suma. Lo siento, es así, ojalá los que tienen el dinero se creyeran el slogan. Ojalá los mercados se creyeran los lemas. Que yo quiero, eh, que conste. Desde la humildad de mi poco transitado blog personal, hago la petición para que no se diga. Ibex, súmate al cambio. Y que sea lo que Dios quiera.
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