domingo, 31 de octubre de 2010

Diez folios diarios

"Quien puede escribir una página, puede escribir diez, lo que casi equivale a una novelita, y quien sabe hacer una novelita debe saber hacer un libro, porque una serie de capítulos no es más que una serie de novelitas".

"El arte de escribir en veinte lecciones"
Antonie Albalat


NOTA: Me he autoimpuesto la norma de escribir diez folios diarios. Lo llevo cumpliendo desde los últimos cuatro días. Escribir sobre cualquier cosa, sobre nada en especial. Se parece al blog en eso. No es que sea muy interesante lo que sale pero es como un entrenamiento, no sé para qué exactamente pero seguro que acaba sirviendo para algo. O eso espero.

Mis problemas con Pío Baroja

Me estoy leyendo los "Cuentos" de Pío Baroja, en la edición de bolsillo de Alianza editorial. Los leo de noche, en la cama. Un par de ellos, cada noche. Pero no me convencen. Me aburren. Los encuentro escritos con toda pulcritud, frases claras. Ideas concretas. Acciones directas. Historias sencillas. Personajes humildes. Situaciones cotidianas. Y, me duermo.
Formalmente, no tienen ningún fallo. Los leo con atención. Me gustó "El vago" porque se parece a una idea que tengo parecida y que apoya la misma tesís, ser vago es dificil, pero el resto me parecen flojos. Me faltan muchos por terminan. Los leo salteados. Suelo hacer eso con los libros de cuentos. Altero el orden previsto por el autor. Con Baroja, creo que tengo un problema. Sus historias tiene un fondo, creo. Le intuyo una hondura que, paradoja, a mí no me llena. No me atrapan aunque están bien. Me gustan de todas formas. Quiero decir que los considero buenos, bien escritos, bien resueltos pero tampoco me llegan. Es una entrada ésta del blog que puedo actualizar más adelante cuando acabe el libro pero creo que cuando termine todos los cuentos, intuyo que tendré esa misma sensación de insatisfacción. Tengo problemas con Baroja, ¿por qué? En el colegio creo que no tuve que leer obligatoriamente "El árbol de la ciencia", así que no es por culpa de un mal recuerdo.
Espero cambiar de opinión, cuando termine el libro.
Eso sí, es perfecto para conciliar el sueño. Recomendado para insomnes que disfruten de la literatura sobria.

Zen o el arte de motivar al aspirante

Me ha defraudado "Zen en el arte de la escritura" de Ray Bradbury. Al calor de su recientísima lectura, sólo voy a tomar un par de notas numeradas.

1.- Si escribes sobre el acto de escribir no hables de tí mismo, es más probable que lo lean aspirantes a escritor que lectores devotos de tu obra. Da igual el cuento áquel que publicaste.
2.- Basta de uno mismo, en general. Consejos prácticos. Tanto hablar de la inspiración, de su génesis, de la insconciencia, del otro yo, los recuerdos, la infancia... Palabrería. Hablemos de sujetos y predicados, ¿no? Adjetivos, ¿dónde? ¿Cómo? ¿Cúantos? Adverbios, ¿por qué?
3.- El fracaso debería ser un capítulo en si mismo. Todas las versiones de rechazo. Eso SÍ es interesante.
4.- Las casualidades son inútiles. Apelar al entusiasmo es pueril (ver punto 3)
5.- Los consejos me parecen un poco abstractos. Como por ejemplo, leer poesía a diario para encontrar imágenes evocadoras que inspiren ficciones.

Sobre el libro decir que es una colección de artículos que parece oportunista.
No tiene un hilo conductor, se repiten anécdotas y hay incluso una entrevista el trabajo de Bradbury para el cine (adaptó Moby Dick para John Houston), que tiene poco que ver con el resto del tono del libro, por momento más ensayístico y otras veces, con forma de manual de autoayuda. Tiene el tono de hallazgo feliz de los artículos. No lo recomiendo.
Está bien para aspirantes a escritor con ganas de leer libros sobre el tema, con muchas ganas. Creo que incita a escribir a impulsos o incluso, te los genera, a veces de un modo más poético que práctico. Habrá quien necesite ese empujón ensoñador pero no es mi caso. Quizá esperaba que fuera diferente, sólo eso. se pueden anotar media docena de frases lapidarias o párrafos enteros que podían servir como ingenioso estado de Facebook, pero a mí me convence sólo a medias.

El 'Planeta', Mendoza y el "Caso Formoso"

Una noticia que no me gusta. Admiro a Eduardo Mendoza, me he leído muchos libros suyos: "La verdad sobre el Caso Savolta", "El laberinto de las aceitunas", "La ciudad de los prodigios", "Sin noticias de Gurb" o "La aventura del tocador de señoras". Puede que incluso alguno más que no recuerde. Siempre me he reído con las aventuras y desventuras de sus personajes y admiro esa forma de narrar, siempre con tono irónico, una voz cruel o tierna que arranca una sonrisa o nos hace pensar en la condición humana. Pues bien, esste año, 2010, Eduardo Mendoza ha ganado el Premio Planeta.
Ya lo siento.
¿El libro premiado? "Riña de Gatos. Madrid, 1936"
Me he leído el primer capítulo, disponible en alguna página web, como adelanto.
Es el estilo clásico de Eduardo Mendoza, tiene esa retranca con el halo de inocencia. Me gusta lo que he leído, aunque tampoco me apasione... El problema (el verdadero problema) es la sombra del Premio Planeta, conocido por sus refinadas y casi públicas corruptelas o por sus chapuzas imposibles que soon dificiles de creer de tan cutres (ver caso de Cela y "La Cruz de San Jorge"), no me gusta que un premio con tan mala reputación entre en contacto con el nombre de uno de mis autores preferidos. No me gusta. Planeta y Mendoza, no.

Hace unas semanas leí la notica de la apertura del juicio oral en lo que se ha dado en llamar el "Caso Formoso". Una demostración de
Se trata de una turbia historia de plagio en la concesión del Premio Planeta de 1994.
Lo ganó Camilo José Cela después de haber plagiado presuntamente una obra que presentó a concurso María del Carmen Formoso Lapido. Ambos autores están ya fallecidos y ell juicio enfrenta al hijo de la presuntamente plagiada y al editor del premio, el mismo editor que este año premia a uno de mis escritores predilectos. Aquí está la noticia del "Caso Formoso" que debería ser el "Caso del plagio del Planeta '94" o el caso "Cela presunto plagiador": http://www.rtve.es/noticias/20101017/dictan-apertura-juicio-oral-contra-lara-presunto-plagio-cela/362774.shtml
Estaremos atentos a lo que dicta la jueza en el futuro.

Sobre Eduardo Mendoza, que se preste a ganar este premio o que participe en sus intrigas o que acepte tácitamente ser el ganador, me lleva a pensar en que la economía de los escritores, incluso de los de éxito reconocido y ampliamente publicados, es tan precaria que algunas ofertas no se pueden rechazar. Se resiente a mi entender su imagen de independencia, de singularidad. Para el futuro espero que las ventas del Planeta 2010, y la promoción brutal de grandes superficies, le reporten nuevos lectores fieles que se fíen de los premios y sus bombos, porque estoy seguro que a algunos incondionales de Mendoza les habrá sentado como un jarro de agua fría verlo posar en la foto junto a los presuntamente tramposos.
A mí me ha defraudado, aunque no sea más que por estilo. Supongo que no sólo hay que cultivarlo en las páginas, también cuentan las actitudes, los posados y las compañías.
Siento tener que darle la enhorabuena por un premio que esta dotado con mucho dinero pero con tan poco prestigio literario. Un pena, Eduardo, y felicidades.
Para leer el primer capítulo de "Riña de Gatos, Madrid 1936" (en un enlace en la web de Antena 3, supongo que por afinidades comerciales de grupo con la editorial Planeta): http://www.antena3.com/especiales/noticias/cultura/exclusiva-premio-planeta-2010/rina-de-gatos/

sábado, 30 de octubre de 2010

Suciedad honorable

Después de leer "Desgracia" de J. M.. Coetzee la sensación que se queda en la mente y en el ánimo es de un profundo desasosiego.
Tiene lo que se le pide a todas las novelas, te coge de las solapas y no te suelta. El tono narrativo que alterna a un observador neutro y salvaje en ocasiones, como la misma sociedad que describe, con los retazos del pensamiento del protagonista, David Laurie, te llevan a un territorio de estimulante amoralidad. Unas reflexiones, perfectamente engarzadas en el texto, que consiguen ponernos en su lugar, sufriendo en algunos pasajes por la identificación con el personaje y su cambiante orden de valores. también puede parecernos simplemente un "viejo verde" el profesor universitario de 53 años que se autodenomina así en el texto en una ocasión y se justifica diciendo que actúa como "sirviente de Eros". Una actitud embriagada e irresponsable que todos tenemos o podemos tener en algún momento pero que si no nos convence en los primeros capítulos, no nos convencerá más adelante.
Es un libro sobre muchos temas, para mí destaca el egoismo.
Por supuesto, habla de racismo, habla de Sudáfrica, habla de la vejez, del paso del tiempo, del amor pero los personajes son sobre todo, egoistas.
Asusta pensar en la moraleja del libro, y ni eso ni el final me gustaron absolutamente nada, pero tengo que destacar el ritmo. Es trepidante. Perfecto el mecanismo, la voz del narrador va cambiando a medida que la trama gana en dureza y calado. La estructura de la novela es impecable. Las situaciones se suceden con una perfecta continuidad y desde la primera escena, de sexo por cierto, la trama te mantiene pegado a la página siguiente. Me gusta de Coetzee y creo que es lo que lo convierte en "grande", la forma en la que nos enfrenta a ideas sencillas y las contrapone.  En el capítulo 7, un ejemplo (cuando David Laurie ve a su hija por primera vez, que vive en una granja en el campo):  "Ella tampoco tiene las uñas demasiado limpias. Suciedad del campo: es algo en el fondo honorable, supone". No es la mejor muestra pero ahí está. Suciedad honorable. Esa fórmula se repite en muchas ocasiones, enfrentándonos a dilemas morales de mayor calado que la higiene de las uñas.
Otra cosa a comentar, la fuerza narrativa que nace de la incomunicación entre los personajes. El padre no entiende a la hija. La hija no entiende al padre. la ex mujer no entiende a su ex marido. La sociedad no entiende al individuo. El individuo no entiende a los que le rodean.
Pequeños detalles. El hecho de que su hija no le llame "Papá" nunca. Simplemente, David. Marca una distancia entre ellos que llega a ser dolorosa.
Los diálogos son duros, reales y certeros. Abunda el diálogo sin que los personajes terminen nunca de decir lo que piensan realmente, que se intercala en párrafos instrospectivos en otro hallazgo. Es posible que si no comulgamos con la voz de Laurie no entremos en ese juego del narrador.
En cualquier hace buena la máxima de menos es más y las escenas que no muestra pero se supone el lector, son mucho más vívidas en la imaginación que si las describiera con detalle.
Un libro perfectamente construido como narración, que creo que se resuelve regular y para mi gusto, abusa de referencias a Byron que no creo que realmente funcionen, aunque cohesionan la impresión global de "Desgracia". Suciedad honorable. Contradicciones llenas de sentido. Recomendado.
Voy a empezar a leer "Infancia", la primera novela de la serie autobiográfica del mismo autor. A ver qué tal.

jueves, 28 de octubre de 2010

Todos tenemos una historia

Me gusta Stephen King. No lo leo pero me gusta. No leo novelas de miedo. Casi tampoco veo películas de ese género, porque lo paso mal, pero Stephen King me gusta como persona. Es entrañable, a mi entender. Como autor, no tengo opinión. Tampoco soy muy seguidor de la ciencia ficción, añado. Stephen me gusta como excepción. Me gusta su aspecto de gafotas de la vieja escuela. Lo que dice también. Cómo lo dice. Su actitud y sus opiniones iconoclastas. Me gusta la actitud de Stephen King y por supuesto, lo respeto como escritor por sus millones de lectores que son el mejor aval de su trabajo.
Me gusta mucho más Stephen King de lo que me gustaba después de leer "On Writing" (Mientras escribo) que es una especie de manual para aspirantes a escritor, en el que alterna partes de su propia biografía con muchos consejos, trucos y detalles sobre el proceso de escribir, publicar y ganarse la vida con ello.
Todos tenemos una historia, dice en un momento del texto, y la de la mayoría de nosotros, es muy aburrida. No es el caso de la historia personal del autor de "Carrie" o "El Resplandor". Su vida es normal pero apasionante. Madre separada. Hermano pequeño. Escritor vocacional desde la niñez. Autor rechazado. Aspirante constante. Padre joven. Enviador profesional de cuentos a revistas. Rechazado una y mill veces. Fracasado tenaz hasta que alcanza su primer éxito. Después, alcohólico y politoxicómano. Al final, millonario excéntrico y hombre familiar.
Entre medias, más de treinta novelas con varios títulos súperventas.
Es dificil que no te acabe cayendo bien Stephen después de leer cómo lo atropellan, en la parte final del libro. El atropello y la convalecencia, según cuenta, ayudaron en la génesis del libro.
Te cae mejor cuando te lo imaginas cojo y millonario.
No es un manual al uso. Pero es interesante su idea de la "caja de herramientas".
Los consejos para corregir los textos son concretos y prácticos. Habla de los adverbios, de su uso, de los verbos en pasiva. Son aspectos generales pero los comenta con entusiasmo y ese fervor que muestra, se contagia. Habla de la esencia del proceso, tener ideas y ser capaz de desarrollarlas.
Aporta una interesante lista de títulos y autores. Rebosa honestidad en todo momento.
Habla mucho de sí mismo, es obvio, y de su esposa, Tabhita King, con la que lleva treinta casado. En algunos pasajes, incluso me ha enternecido hablando de cómo ella lee sus primeros borradores y cómo se rie y arquea las cejas.
La portada es abiertamente desagradable. ¿Qué significa esa pose? ¡Dios! Y, ¿por qué sale con lentillas?
Supongo que esa debería ser otra lección literaria, sobre la vanidad, que no se incluye en el sumario.
El contenido es, sobre todo, estimulante.
Si escribes o quieres hacerlo, leélo.
Tiene diez años, se escribió entre 1999 y 2000, o sea que ya empieza a tener una década.
No sé si de forma pretendida o no pero Stephen King consigue en "On Writing" (Mientras escribo) que pienses que si él ha sido capaz de hacerlo, cualquiera puede. Recomendado.

lunes, 25 de octubre de 2010

La Creación según Twain

Mark Twain tiene lo que todo un escritor quiere tener. Historias. Ideas. Estilo. Ritmo. Elegancia. Acidez. Ternura. Profundidad. Ironía. Humor. Ingenuidad. Niveles. Visión. Un mundo propio. Personajes.
En este caso, los coge de la Biblia a los personajes y se apropia de los primeros momentos de la historia de la Creación para reinventar ese mismo proceso creativo con el que se atreve a componer este libro breve, llleno de ingenuidad y originalidad en el formato clásico de diario.
Es un libro "idea", en ese aspecto.
A dos manos. La mitad la escribe Adán.
La mitad la escribe Eva. El primer hallazgo. una idea maravillosa para mirar la realidad desde dos puntos bien distanciados, acaso enfrentados, que entronca con una lucha de sexos siempre actual. Twain lo convierte en lucha de sensibilidades.
La familiaridad de ambos narradores en primera persona, su modo de expresarse es genuino y somos Adan durante unas páginas para después meternos de lleno en la piel de Eva. Destaca la forma de resolver algunas complicaciones de la propia trama como la creación del lenguaje o la forma de nombrar a todos los seres del paraíso demuestran la altura como narrador de Twain que las despacha con maestría. Un libro que he disfrutado muchísimo y que no he leido en la edición de la foto, que me encanta la ilustación y es de la editorial argentina Corregidor. Es corto, es sencillo y también resulta inspirador. Muy recomendado.