domingo, 18 de julio de 2021

Plazo fijo de pena

 Grabamos la semana que viene. Es una alegría. Me tiene tenso, claro. Solo van a ser dos canciones. Un single. Un día. A ver qué pasa. Tenemos mucho material nuevo a medio rematar. La pandemia nos ha servido para algo y lo grabamos aquí, en Abeto 5, el estudio que sigo haciendo. Obvio que no iba a acabar. A tiempo, digo. Ha sido lo otro bueno de la pandemia, el año pasado por estas fechas empezamos con las maquetas. En un año no hemos sacado mucho en claro. Media docena de temillas nuevos. Con los sucesivos cierres y como estamos a 7 km de la ciudad pues hemos parado varios meses. Se ha perdido el empuje y como nos propusimos no volver a tocar en directo hasta no tener algo nuevo pues eso nos ha hecho estar más aislados. La semana que viene veremos si ha merecido la pena.


Las penas nunca convalidan por más que nos quieran convencer de ello, no se cambian. Como las pesetas. Ya pasó. Lo intenté. Tenia una botella llena de céntimos. Fui al banco. Último día y no, nada. No aceptadas. Me hizo pensar en el valor de las cosas porque llevaba monedas guardadas durante años. Y no valían nada. Al cambio. Como las penas. Que no se cambian en el banco de las emociones. Una cuenta de ahorro de pena. Un plazo fijo de pena. Mi amigo Toni me dijo una vez que si duraba más de seis meses una pena, ya era patología y había que mirarselo y tal. El plazo fijo de pena. O la fecha de caducidad para los bajones, después de seis meses ya no es una racha, es el fondo. Y con rozarlo ya debería valer, para cambiar el rumbo. Para darse media vuelta. Seis meses es una vida, si te lo dice un médico especialista. Da tiempo a casi todo. A despojarse de la vida y avanzar con paso firme hacia lo siguiente, sea lo que sea. Las penas igual te las cambian entonces, en el banco de las emociones metafísicas en el último día de plazo. Como siempre. Voy a beber agua.


Faltan arreglos aunque yo antes siempre decía que para qué arreglar lo que no está estropeado. Así que ... Molaría algún giro. Alguna sorpresa. Se me tiene que ocurrir. Me quedan días. Mi proceder es siempre serpeante. No paro pero tampoco se nota mucho el avance. Debería alegrarme si la ansiedad no acortase tanto la perspectiva. Es importante verlo en perspectiva y ver que la mierda casi siempre es más grande y con una paleta de marrones llena de matices. Lo peor que puede pasar es que no pase nada y no quede bien. No debe y no va a pasar. Pero puede joderse. O quedar feo. O flojo. O no se. Que se quede en nada, es lo peor. Iba a beber agua y no, lo dije pero no me levanté. Lo peor es tener sed. Cuando viene la sed, ya llevas tiempo jodido. A ver. El puto metrónomo. Más tensiones. Lo típico. Un poco de tensión siempre está bien. Demasiada es jodido. Para todo. Incluido el amor. Un poco de vidilla 


Vidilla o vidaza. Muertecilla o muertotal. Como si pudiéramos elegir. Una ficción que nos han metido a machamartillo. Es nuestra responsabilidad. Lo mismo no. No lo digo yo. No digo nada y te lo digo todo. Sigo adelante. Con el dolor intacto. Con toda la brasa de siempre. Esa verborrea moribunda que tan poco gusta y a colmo de males, rima. Colmo de todo. Colmo de regulinchis. Vidichis. Tengo buenas vibras con la movida de grabar. Que veremos a ver pero hoy tengo puntito bueno. En general va todo muy regulinchis pero oye, va y oye, oyes y aún me oyen con lo pesado que soy pues mira, a ver si ahora miran. He escuchado gritar a Canelita, maullido potente, bufido de guerra. A ver si no viene sangrando. Así es la vida, de repente sangras.


A mi me pinchan y no sangro la mitad de las veces. Me quedo tontico y así voy. Sorprendido de mi mala sombra. Lo raro es la sorpresa. No hacerse al infortunio y tomarlo por lo normal. Por lo que sea. Pero si. Al final tampoco. Que mucho grabar o mucho punteo o mucho quita o mucho pum o chin pum y al final, la mierda de siempre. Plazo fijo de pena. Penas de todos los colores, tamaños y formas y pena mala o pena buena o pena con rima y pena todas las maneras que luego rememoras con cierta añoranza y con pena otra vez. Pena siempre. Pena antes y después. Pena corriente o a crédito. Penuria en centimillos. Penillas de cobre y penar de cobros. La rueda de la vida. De la vidilla. Es bastante chungo todo pero bueno, haces cuatro rimillas penosas y oye, te quitas un peso. Es todo por el desahogo. 


Ayer vi un trozo de un documental sobre pioneros de la aviación. Y el inventor o casi del paracaídas que lo probó el mismo desde el primer piso de la torre Eiffel y no le salió bien. Todo o nada. O inventas el paracaídas o cabezazo en el suelo. Le quitas la épica de época y menudas gilipolleces. Pero oye, con un par. Hay imágenes. El tipo duda antes de saltar. Lo mató la duda y lo mismo con otra confianza el paracaídas se le abre y se estampa pero no se mata. Todo o nada. Habrá muchas cosas así de que tienes que tirarte o meterte para saberlo o hacerlo para equivocarte o puede que sirva de pretexto para la inconsciencia y el anhelo. No tengo ni idea. No parecía una buena idea de antemano, para qué engañarnos. Pero lo hizo y como cabezazo en el suelo, debería de estar muy alto en el ranking de la Historia. Un hito en el ámbito de lo fallido. El documental era francés y claro, le sacan con su pomada y su boato pero que la duda mata. Saltar al vacío y con dudas pues fin. 


Vi otro documental de mujeres negras que hacían música palmeando el agua. Una cosa muy curiosa. No conseguí enterarme de dónde eran. Me quedé con que actuaron en Malasia y Australia. Habían hecho sus giras. Hablaban de las letras. Del sentido y del sentimiento. Lo buscaré. Y ya lo he contado casi todo creo. Estoy nervioso. Espero que todo salga bien. Os contaré 








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