viernes, 9 de octubre de 2020

Mosca invisible en la garganta

 Hoy me he levantado pensando que me había tragado una mosca. No era un sueño, era real. Un bicho me alegraba entre los ojos desde la nueve


Sensación desagradable que te despierte una mosca pero mucho peor pensar que tienes a su amiga alojada en la garganta. Hasta el café pensé que era producto de mi imaginación. La duermevela interrumpida de golpe y que es jodido que te vuelen en el ojo. Sentir ala y párpado. El caso es que al tragar, se iría solo, me dije. Pero no. En el segundo cafe tampoco pero no le di importancia


Intente olvidarme de ello que lo mismo tenía una mosca entre la nuez y el esófago pero conforme venía el pensamiento, lo descartaba de inmediato. La molestia permanecía. Trate de tragar. Trate de escupir. Trate de hacer gárgaras pero seguía notando las alas de la mosca atrapada. Es una mierda porque estaría también nerviosa la criatura

Hora de comer. Todo igual. Ensalada y nada. Lo comento en la mesa y mis padres no dicen nada. No me figuro que habrán pensado. Que se me va la olla. Supongo. No les falta razón.  Notaba lo mismo tras medio bollo de pan y el segundo plato. Son las once de la noche y sigo notando eso ahí. Que no será una mosca. Quizá una palomita. Una polilla. Algo parecido deben sentir los gatos cuando se ahogan con su pelo.


Y no he cenado. Voy a cenar. Una nota de polvo. Hebras de tabaco. Quizá un cigarrillo apagado. No lo sé. Aquí hay muchas arañas. Pelo de Canelita. Que lo tengo encima ahora mismo mientras escribo esto. Me clava las uñas suave para que me ponga con la mamduca y le caiga un rebote. Se me sube cuando duermo. Es fácil. Que se pose en mi garganta cualquier objeto extraño mientras estoy en fase rem roncando con la boca en o mayúscula y esté todo el día ahí haciendo notar su presencia. Canelita se me duerme. También ronca.


Lo más probable es que no sea nada. El mal rato se me queda. La vida es así en general. Moscas invisibles en vuelo interior. Que no son nada. Que no obtienen ni réplica en la mesa. Que no merece comentario ni observación. Cuántas moscas invisibles de las que no hablamos llevamos atrapadas en nuestro pensamiento en el cotidiano discurrir de nuestros días. Que pensamos que pasara con el desayuno. Que piensas en general y no pasa cómo piensas o no es nada. Nada. Lo que sentimos es nada para los demás. Nada y no pasa nada. Es una obviedad. Ellos no se han tragado la mosca y no la sienten darse cabezazos ahí dentro. Pero que no sería eso.


Es prudente pensar que nos equivocamos siempre o con frecuencia. Que casi siempre es un error. Con mucha frecuencia. Que no existe. Que es un miedo. Que es algo raro. Espero no haberme contagiado que igual la mosca invisible es un síntoma. Menos mal que casi siempre me equivoco. Me ha dado un respingo de repente. Será algo chungo. Da susto. La mosca al final no es tan mala. Se dará por vencida en algún momento. Claudicara. Tomará tierra. Tomará tráquea y luego haré la digestión de todo esto. Será nada. Eso espero. Que no sea que está alojándose en mi cuerpo el bicho y ha pasado ahí la primera noche pero tiene reserva de una semana en mis pulmones. Da susto. Está la cosa para no asustarse.  Las moscas solo molestan. Que no es poco pero que no da miedo. En la garganta molestan mucho. Cuando despiertas, más. Cuando ellas te despiertan se vuelve personal. Es algo personal lo que tengo con los bichos de todo tipo en la casa. Con los mosquitos en verano es serio. Son un poco invisibles también porque son de los que te pican solo de noche y por la mañana no tienes nada. Eso jode mogollón. La verdad es que este diario es un poco absurdo pero hoy me desperté con.... Bueno. Eso. Lo he alargado un poco, igual.


La sensación persiste. Veremos si mañana no es un avispero. Una familia de moscas. O me levanto para acostarme. Que me pasa a veces. Me pasa mucho que luego es nada. Como esto. Como todo esto. Puede que cuando me duerma simplemente se vaya y si he estado en tu garganta, no me acuerdo. Tragada una mosca, tragadas todas. La vida es eso. Tragar saliva. 

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