No eres tan poco importante como te crees. Es más, estamos en disposición de asegurar que no eres como te crees. Creas lo que creas. Seas como seas. Crees lo que crees. Sobre todo si creas. Sea como sea, creamos por un camino y creemos otros, y vamos siendo otro, el nuestro. Que se cruzan a veces o parece que acaban, y senderos o son veredas estrechas o ni eso, escisiones de pasos que se apagaron o se hacen más grandes y no acaban o hay muchos con intersecciones pero que son distintas vías. La vía del creer o del crear en modo reflexivo puede volverse un estrecho desfiladero muy peligroso o escarpado de más según arrecie el viento, la alergia o el desánimo en general. El camino de uno mismo cuando se pierde o se hace poco transitable. Y puede pasar lo contrario. Un valle que no llora. Parece todo reducido a paisajes. Son vagos medidores de lo que realmente pasa. Lo que pasa fuera de uno. El primer paso del camino está dentro de uno. Ser o no ser o creerse o no, es como el segundo peldaño hamletiano, lo soy o no lo soy y me lo creo. Me creo o no me creo lo que soy, o lo que creo ser. O lo que creo, de crear, y no lo remato. Ser o no ser o dejar a medias todo lo que no llega a ser. El fantasma de la autoestima en forma de padre que nos visita a leernos la cartilla de lo que deberíamos ser como super yo. O de lo que fuimos o lo que quisimos ser. Lo que queríamos que fuera. Que nunca es. Nunca es lo que se quería. Mejor no querer o no ser lo que quisimos. Ser lo que queremos, que es difícil pero no imposible. no sé bien cómo. No tengo todas las respuestas- Estoy airado. Jodido pero bien. Me quema todo. Lo disimulo como puedo. Pero es todo una mierda o a mi me lo parece. Ser o no una mierda, esa es la cuestión. Un camino de mierda. Un sendero de mierda. Una vida de mierda. Una relación de mierda. Un amor de mierda. Una casa de mierda. Un grupo de mierda. Un blog de mierda. Etc La mierda que somos o que quisieron que fuéramos. La mierda en la que se convirtió todo. En este ámbito y en castellano las conjugaciones son reveladoras de cómo se zurze el pasado en términos de vocabulario para expresar esa lejana posibilidad. Quisieron que fuéramos y no fuimos. No es tan importante. Ese no. Todos los noes. No eres tan importante. Claro que no. Y me lo dijiste. Repetidas veces. No eres importante. Lo es que me lo dijeras. Es lo que piensas. Todo lo demás pasa. Es nada. Es poco. Somos polvo. Estamos de acuerdo. No importamos una mierda. Ni nuestra vida de mierda, ni nuestro grupo de mierda.... Ni nuestro blog de mierda. Sobre todo eso. Quién te crees, eso me soltaste. Te crees tan importante para tener un blog, me dices. Pues no. No. Claro que no. Cero de importancia. Que se nota también que no lo es, eh. Ni falta que hace. Son ciclos. Son momentos. Son situaciones. Son ecos. Son recuerdos. Son palabras feas que no se olvidan. Son pensamientos recurrentes. Son discusiones que duelen. Hay temporadas también. Son rachas. Son etapas. Hay meses que no somos polvo por más que nos lo proponemos y otras, justo al contrario. Cómo tomar una referencia en ese escenario tan cambiante. No hacíéndolo. Todos los noes. Buena respuesta. Cero reacción. No hagas nada. No bloquees. No quites. No muevas ficha. No mires. Estamos seguros que es mejor no hacerlo. No darle una categoría a lo que pasa, una revisión de objetivos, un balance. Son referencias temporales. Son De lo importante conseguido y de lo que no. Cómo se mide eso.... Hay estadísticas de todo. Minutos perdidos en dudas sobre si realmente sí o realmente no. Realmente sin saber ni qué. Sin un qué que sea lo importante. Una vez pasas fases pues la importancia se diluye. Y quién dice fases, dice cursos, años, contratos, trabajos, sustituciones, desengaños, viajes de regreso, solo idas, solo idas de olla... Las cosas que pasan y las que por fortuna no llegan a pasar, pero las tememos todo el tiempo como siniestra posibilidad. Ese miedo de hormiga a ser pisada por el fatos. A todos les importas más de lo que crees. Todo importa. Todo suma. Todos te quieren. Te quiere gente de la que ni te acuerdas. Hay amor sin nombre vagando por el aire. No es que personalmente sea positivo. Todo lo veo triste y mal. Pienso que todo va a ir mal. Tarde o temprano, mal. Siempre pasa. Mal o peor. Equivocarme es siempre una alegría. Ser pesimista en el fondo da muchas más alegrias a la larga y al corto plazo también.
Te crees muy importante para escribir esas tonterías en el blog, me dijo.
Quién te crees. Me dolió. ¿Qué me creo? ¿Que me creas? ¿Qué creas?
Ni idea de nada, joder, y una fuerte punzada al centro de la diana de mi coranzocito pisoteado. Después de este tiempo con ella, no sé ni quien soy y no sé qué debería haber dicho. No me queda nada o casi nada del que era antes de conocerla. Pienso en eso a veces. Últimamente lo pienso. Así de pequeño. Así de empequeñecido. Así de mínimo. Así de comido y reducido. No dije nada yo cuando me lo solté pero es que a veces te quedas mudo y es solo ese silencio apocado lo que te viene a la mente. La respuesta viene pero al tiempo. Da coraje. Jode. Jode mogollón. No estar rápido cuando te dan un pellizco en tu autoestima. En el momento, te paras y las palabras se quedan atravesadas en la boca del estomago. Se retuercen en un nudo. Dos no dejan de pelearse si uno no quiere. No quería. No quería que pasara. No quería que no nos quisiéramos. En todos estos juegos de palabras veo letras súper jugosas. Tengo que componer canciones a todo ocho duros. Y no tengo ni una mierda. Me jodió lo del blog. Encima que ni lo lees, a ver. Que no es que tengas que leerlo ni nada. No lo leería ni yo, creo. No lo se. Bueno nunca he tenido una novia con blog ahora que lo pienso. Que le dije que se hiciera uno. Anda que yo. Seguro que lo leeria. Lo leo fijo. Si tengo novia con blog, lo leo. Joder, seguro. Si la quiero y eso.... Si la quiero y no es demasiado coñazo.... No sé... Quizá no. Pero creo que definitivamente, sí. Ella debería haber hecho uno. Mi anterior ex se lo hizo. Y un twitter. Eso le dije yo. Hazte un blog. A mí no me lo cuentes. Cuéntalo en un blog, solté. Vaya cabecita. Anda que.... Ya me vale, en serio. Tantas veces cagándola y uno sigue creyendo. Qué tonto, ¿no? Lo mismo esta es la buena. Maldito iluso. Siempre pasa lo mismo. Siempre se jode por lo mismo. Siempre gana el malo. El egoismo. El egoismo malo. Ademas me gustan esas. me gustan las malas y las egoistas. Las malas guapas. Las malas resultonas. Me gustan las que tienen cara de mala. Me gustan las que contestan mal y con gracia. Siempre cansa lo mismo. Siempre se gasta lo mismo. Se acaba la gracia. La maldad crece. La maldad vuela. La maldad crece y crece... La maldad gana la guerra. Siempre acabo rendido. Perdiendo y rindiéndome. Capitulando por el bien de ambos. Huyendo de la lucha a campo abierto. Siempre dudo si amo. Siempre dudo mucho si amo mucho.... Soy insoportable en eso. En los muchos. Malos o buenos, muchos muchos. Siempre arrepentido si soy yo el que se ha ido.... Me fui. Bien por mí. Con un par. En fin. Letras. Letras everywhere. Algo es algo, majetones. Que es dolor pero oye, que si se canta pues mira. Le importa a la gente el dolor que se canta. A ver cómo me lo encuentro. Están muy claras y recientes las señales de los disparos. Hizo diana con alguno. Mil puntos. Bien por ella. Bien por ella y sus maniobras de dolor. Mejor para mí, para apretar los dientes. Para no dudar. Para no sentir que me equivoqué. Para no extrañarla. Para no hacerme daño yo solo con la memoria. Para seguir luchando. Hay que luchar, amigos. En general pero en el amor sobre todo. Y si alguien te dice, te crees muy importante pues le dices: Lo soy. Lo soy y para tí lo seré siempre pero ya no más. Adeu prenda. Y media vuelta. Ni media con el creer. Con el que te crees. Que me creo de qué. Qué me tengo que creer. A quién tengo que creer, a mis gónadas, a mi cerebro, a mi piel, a la tuya... ¿A tus puyas? Qué tengo que creer. En San Valentín, en el santo Job en el Cristo del Paño o el de los Favores.... ¿En Buda? Me lo tengo que tomar como una promesa. El amor como una promesa. Como un acto de fe. Como un rezo. Con fe. Esa es la jodienda. Es como un dios. Con fe necesariamente. En este caso, como una Diosa. Mil veces te lo dije. mil veces te lo llamé. Lo sigo pensando. Diosa. Diosa. Diosa. Diosa. Diosa. Diosa. Y mil veces más odiosa. Aún así, diosa siempre. Fe ciega. Adoración siempre. Amor incondicional. La única forma en la que puedo entenderlo, amor incondicional. Y siempre te lo dije. Siempre. Siempre es siempre. Veneración. Adoración. Locura. Te quiero pero no te soporto, me dijiste tú. Otra andanada de las buenas. Vaya plan. Nunca me plantee cuánto podía soportar. Quizá fallo mío. Quizá fue mucho.Pudo ser más, no hay duda. Pero bueno. Es lo que uno busca. Lo que queríamos que fuera. Lo que aposté a tope. Lo que acaba siendo. Me fui. Sí, yo. Mi decisión. Contigo. Para tí. Me fui. Sin pensar en nada más. Sí porque o es sí, o es no. No hay más. Me lo merezco. Culpa mía. Lo acepto todo. Me fui. Igual que de ida, de vuelta. No pasa nada. me fui. Quería todo. Lo intenté todo. La beligerancia. La sumisión tontita y tal. La misma exigencia. Las mejores recetas. Los viajes a ningún sitio. En fin, por lo mismo de siempre. Creer en algo. Creer en alguien. Esa absurda necesidad de creer. Que acabe ya, joder. Esa necesidad de creer que mantiene tanta mierda de injusticia en el mundo. Mucho más socorrido el descreimiento de todo. Ir de vuelta. Pasar de todo. Y de todas. No implicarse. No tener fe. Hacer playback al rezar. No sentirlo de verdad. Se hace pesado. Es cierto. Es cansino no creer. Es atareado desconfiar. Es una pesadez. Esto también o sea que no pongamos a puntualizar pesadeces. Pasa a veces. Que no. Que no te lo crees. Que no te lo quieres creer. Que es como la sensación de cámara oculta. En serio esta tia y yo estamos así de subidos y es todo pasión y alegria, pues si. Y luego ya no. En eso creo que hay que ser muy riguroso. Muy rigurosisimo. En el ya y sobre todo en el no. Si es no, es no. Que sí. Que a veces sí. Que una vez fue que sí. Que sí. Que ya. Pero no. Es no. Es no la mayor parte del tiempo. Es no cuando saca el arsenal. Es no cuando las ráfagas te alcazan. Es un no intimo. Es un no secreto. Es un no para los tuyos. Es un no al respeto. Es un no a lo que eres. Es un no a lo que quieres ser. Es un no a tu puto pene. Es un no a tu corazón. Es un no a tu pancreas, a tu hígado y a tus futuras úlceras. Es un completo y duro. Un no mejor. Que es un titulo que tengo ya para uno de los temas que tenemos preparados. Es un mojón. Pero bueno. Es uno. Un no mejor. Mejor uno que nada.
Tampoco somos tan importantes pero para mucha gente lo eres más de lo que crees, y más de lo que creas, y lo eres aunque no lo sepas. Eres importante lo sepa o no nadie. Es importante ser importante y saberlo. Es importante amar sin ambages. Es importante entregarse. Es importante mudarse por amor. Es importante buscarlo en el interior. Es importante no dejarse. Es importante poner lavadoras. Es importante si tienes tus ideas propias y para todo se te ocurre una teoría, un espacio propio que compartes con esos que te procesan afecto, y está bien. Es importante ser tú y solo tú. No te creas tan insignificante. A mí me pasa con mucha frecuencia que me las devuelven con algo que dije o que les conté y que, cuando fuera que tuviera o tuviese lugar la conversación, no me dijeron ni esto ni lo otro pero en otro componenda pues me dicen: Pues como dijiste aquella vez. Anda. Me viene de vuelta. Toma castaña. Qué bien te acuerdas para devolvérmela. Y esa cosa de devolverla. Qué tontería. Y lo ganar y perder.... Y lo de llamé yo.... Y lo de escribí y me arrastré.... Esas competiciones de silencio. Ese juego de no llamar. Ya hice una canción sobre eso. Y era sobre ella, claro. Al principio. No estaba bien ni entonces. Al caso. Que se quedan. Las cosas que dices, todo, las tonterías incluidas, que es como que lo dices sin estar convencido pero lo dices y alguien lo piensa, quizá no en el momento y puede que sea por eso por lo que no tienes respuesta inmediata, pero le dan una vuelta, lo maceran, lo rumian y te lo sueltan. Las cosas que dices se quedan. Se quedan. En el aire. Impregnación emocional de lo que escupiste. O en lo que escupiste. Un aliento de dragón. Un rastro de bilis. Un olor a azufre. Unas pisadas en nuestro ego. A mí me pasa mucho eso, que soy muy de soltarla y que me la suelten. Quid pro quo, imagino. Y suelto y me llegan unas mierdas de campeonato. Pero con deportividad. Sin dolor. Sin querer hacer daño. No me exime de hacerlo, claro. Lo hago. Soy consciente. Tonto pero no tanto. Me voy a echar el tercer café. No tienes que ser importante para escribir un blog. Quizá tienes que ser importante para que lo lean. Pero nada más. Da igual de lo que sea. Da igual lo que escribas. No se asienta en un principio de notoriedad, o no es eso para mí. Lo veo más un sitio para dudar. Para pensar en voz alta con el tecleo de los dudas. Para hacer camino con el primer paso que se da en el interior. Para ahondar en el interior. Para sacar teorías estrambóticas. Para todo eso. Para lloriquear a veces. Para el desahogo. Para lo que te salga de los putos cojones. Para escribir puto. Para echarle cojones. Para irse. Para contarlo. Para nada. Y qué.
No te creas tan insignificante. No lo eres.
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