martes, 29 de mayo de 2018
Puedo poco
Hace días que no os cuento nada. Hay cosas. El gato está en la cocina. Sobre la maleta roja. No hay ganas. Hay lluvia. En el suelo. En los marcos de las ventanas. Días de tormenta. Noches tormentosas. Hago poco. No paro. No paro de no hacer nada. Hablo poco. Escribo menos. Salgo demasiado. No lo echaba de menos. No estoy en forma. Es como montar en bicicleta. Si vas más rápido, parece que se mantiene el equilibrio. Bebo bien. Intento beber poco. Pero bien. Hago lo que puedo. A veces no puedo, a veces simplemente no hago. A veces no puedo hacer menos. Puedo poco. Sin stress. Poco a poco. Hace varios días que todo es raro. Y nuevo. Arreglo la cosa. Lo intento. Arreglo la casa. Me arreglo a mi por dentro que estoy zona catastrófica. Vino mi colega Toni y se quedó loco. Desde Semana santa no hacia nada. Parecía la escena tras un vendaval. Desastre natural, el que soy. Voy poco a poco. Puedo poco. Pero voy pudiendo. Y todo está bien. El gato ha vuelto. Tardo diez o doce días en aparecer. Viene y va. Sobre todo come y se va. Nada que reprochar. Viene poco. Viene protestando. Todos se me quejan. Todo está bien, Poco bien pero bien. Es medir y todo lo que se mide, está sujeto a error. No hay muchas ganas y menos si llueve pero todo está en su sitio. No hay mucha gana de más error. Incluidos los charcos. Se hacen en las mismas juntas. Hay una secuencia en la locura, una especie de patrón. Vuelvo a ser parte del caos. O viceversa. O nunca se fue realmente. Se arregló el agua por fin, que era una mierda. Un manantial de turbación y tormento. Tormento seco. Las tuberías aquí son un puto coñazo y vivir sin agua en el grifo se sobrelleva pero es quebradero de cabeza. Se arregló.Se ha roto cinco veces en dos años. Más fácil de lo que temía. Pensaba en cambiar instalación. No ha habido que cambiar mucho por suerte. No lo diré muy alto para que no se vuelva a romper. Estaba cayendo agua en el sótano. Otro desastre. Podaron hace semanas. El jardín está recién afeitado. Jardín con culito de bebé. Me gusta sentarme a fumar a verlo. Solo eso, mirar los brotes y las nuevas hojas. Simplemente salirnos al sol en el jardín. Sol y ya. Fumar y tratar de no atender a los ruidos de los vecinos. No fijarse en lo que fastidia. Los pulgones me joden. Putean los rosales. Tengo varias plagas. Me cago en la puta madre del pulgón. Y en una pila de cosas más que me da pereza enumerar. El almendro tiene algo que le hace soltar una resina que es infernal. Me cago en la puta resina y en el puto bicho que le da bocados a la corteza. A ver cómo lo resuelvo. Mi vecino tiene una Karcher que va de miedo. Han podado todo menos el almendro, no es la épica. Hicieron un buen trabajo unos jardineros hace unas semanas. Y han plantado un limonero, un melocotonero, un albaricoque y un cerezo. A ver si no los devoran los putos bichos. Las hormigas son lo peor. Las hormigas siguen con su particular guerra mundial en el jardín. Hace días que no escribo. Estoy haciendo cosas. Les echo insecticida en polvo en los hormigueos. Riego día sí, día no, a no ser que llueva. Hago cosas. Lo intento. Quiero hacer una barbacoa. Limpio. Arreglo cosas. Tampoco tanto. Pa qué tanto. Quiero una letra con eso: Pá qué tanto. Y la cocina está niquel. Limpieza a fondo. Vinieron a echarme una mano. Quedan mil lavadoras por poner. También el cuarto. Sigue maldito pero ya le he hecho un poco de nuevo conjuro. Aún no tengo claro si ha surtido efecto. La habitación la quiero cambiar de color. Hace dos años la pinté en un arrebato de morado. Es un tono raro, granate.... Burdeos o fucsia. Color vino más o menos. Difícil de describir. Mezclé rojo y azul y salió un púrpura. Púrpura cambiante en cada brochazo, morado un tanto sui generis a veces, y color . Me gustó. Hacerlo así, a mi manera. No quedó del todo mal. Quiero cambiarlo. No me apetece mucho liarme a brochazos pero me apetece verlo verde. O azul. Un color menos durillo. El morado es chulo pero ya me he hartado. Un par de noche he dormido en la cama. La mayoría, en el sofá. El salón está bien. Y yo más o menos también duerma aquí o allá. Sigo con tareas pendientes. Soy un puto desastre. Es todo tedioso. Es todo feo. Echo de menos muchas cosas. Y doy paseos. Al atardecer. Hago fotos del cielo naranja. Naranja, rojo, morado, púrpura.... Una mezcla como la de mis paredes. Estoy un poco harto de estas paredes. Estoy un poco harto de casi todo. Pero bueno, volvemos a empezar. Estamos recuperando eso. Los puntos de partida. Los comienzos. Los inicios. El final de la primavera. Los cambios. Las variaciones. Las partidas. Modo experto. Una tradición ya lo de las recurrentes soledades. Es todo una pesadilla sin final. Tampoco quiero nada. Nadie quiere nada. Lo de los lunes y salir entresemana en general no te aporta mucho. Está todo vacío pero los que están, están. Tendrán sus motivos. Todo tiene una explicación y a veces, dos. No tengo ganas de hablar, tampoco de escribir. Lo hago sin ganas. Sin ideas prehechas sin plano ni ruta, a lo que pase. Es raro. Las noches son raras. Los días, también. Me siento raro. Se hace largo. Echo de menos usar esto como un diario. Me canso, claro, de las tareas domésticas. No quiero darle vueltas a otras cosas. Tampoco quiero beber a diario. Ni pensar de más. Sin complicaciones. Son concesiones. Mejor evitar. Te dejas en manos del abatimiento. Te dejas ir. No solo eso, todo. Evitar todo lo que duele. Como lo del gluten. Mejor obviar la melancolia o darle un uso concreto. Hacerlo canción. Intolerante a la melancolía. Alérgico a la pena. Un completo informe de alérgenos sentimentales. Ronchas. Heriditas pequeñas. Erupciones. Cefalea. Dolor abdominal. Y todo a costa de no querer tomar nada. Ni cambiar nada. Ni dejar de vivir como vives. No siempre funciona pero a veces pasa. No siempre. Me sale a veces y me saco de encima ese sentimiento. Las penas se cantan y su fuego se apaga. Sea el que sea. La pena es un cigarro encendido con el que te queman. La puta ceniza que quema. Las La puta leña mojada. Me jode. Estoy herido. La ruta del pájaro herido. Hace unas semanas intenté sacar la canción Procuro olvidarte. No me ha salido. Tiene un girillo que no me sale. Debería intentar sacar más canciones. Sacar canciones de los Beatles. No lo he hecho nunca. Sacarse de encima cosas. Soltar lastre. Soltar canciones de Lennon. Es como desnudarse de traje invisibles. De cadenas invisibles. De convenciones aceptadas tácitamente. Suena la lluvia. Como chorreos por los balcones. Cae fuerte. Qué pocas ganas de hacer nada. Esto me da la sensación de que hago algo. Es nada. Es una forma de perder el tiempo. Es una forma de forjar el tiempo. Es una forma de verbalizar el tiempo. Una forma de ponerle nombre. Para eso estamos. Nombrar. El destino está en los nombres. Es todo lo que no se ve. Electromagnetismo o como Cadenas invisibles. Visión rayos equis. No parecen que los sitios cambien. No parece que llevemos todo encima. Las curvas del viaje. El peso de la maleta sin deshacer. La ropa sucia. Cuando vuelves. Vuelves al que eras. No te lo crees ni tú. Como si nada cambiase. Nos hacemos viejos por minutos. Es decidir en qué o en dónde. Sobre todo, con quién. Escucho un recopilatorio mientras escribo esto. Música para el próximo programa de radio. No parar de poner música. Voy a volver a poner música. Es una aventura cada vez. Me pone nervioso. Me pone nervioso también lo de la radio. Qué tontería. Como si alguien escuchara. Es como si no te mirasen. Mirar a otro lado. Son frases inconexas. Son erratas. Se inunda en un vaso de té, dice la canción. Es una voz de chica. Camila se llama. Ya no es igual que ayer... Dice. Ayer nunca es el mismo. Nos cambian los ayeres. Tengo que meter las pantuflas en la lavadora. O tirarlas a la basura. Me las regalaron en navidades. Vaya navidades de mierda. Están muertas y pudriéndose en mis plantas. Hoy he ido a por tabaco con el pijama. Reto desbloqueado. A mediodía. De noche he ido más veces en zapatillas de casa. Da igual. Apenas se dieron cuenta. Me he vuelto a pasar el barrio. Vuelvo al sitio. Solo en el blog puedo decirlo. La extraño. Me extraño más a mí. A lo que éramos. A lo que quisimos sin serlo del todo. Puedo poco. Puedo decirlo poco porque aún hay moratones donde las coces y el eco de los bocinazos, el ruido en general. Y se puede echar de menos esa intranquilidad, qué tontada. Se echa de menos lo que no existe. Se echa de menos el pensamiento. Echo de menos el aburrimiento. Nuestro aburrimiento, eso lo puse en un estribillo. Se echa de menos lo que se espera. Se echa de menos el amor que se creía uno que estaba dando. Echo de menos mil mierdas. Sobre todo lo que nunca fuimos. Pero puedo decirlo aquí y en ningún otro sitio. Mira tú que bien. Porque lo que diga aquí importa relativamente cero. La letra es pequeña. Se lee difícil. Todo bien. Es largo. Es farragoso. Como hemos sido nosotros. Es tedio. Todo eso es una mierda grande y es suficiente. La morriña no vale una mierda. La ha pasado regular. Digo regular porque no se me ocurre nada menos directo. Está bien escribir. Quiero pintar. El gato está en la cocina. Quiero leer. Tengo el carnet de la biblioteca. No llegué a hacermelo de la otra pero el de aquí lo tengo libre de cargas. Libre de cargos. Se retiran los cargos. Se acaba la hostilidad y vuelve en almibar el recuerdo. Puede ser aquí. En el blog. En ningún otro sitio. Y no todo el mundo opina igual. Mi amigo dice que me quejo mucho. Estoy escuchando trap ahora. En youtube. Me dan ganas de quejarme de los amigos que dicen que me quejo. El peso de la lluvia. Me dan ganas de quejarme de la lluvia. Me da pena todo. Me parece que es como para eso. Es todo una puta mierda, joder. Sin paños calientes. Sin medias tintas. Poco me quejo. O mucho cuando quedo con colegas y por eso me lo dicen. Niego la mayor. Me quejo de la mayor. La palabra queja me parece fea. No pienso mucho en las palabras. Trato de hacer canciones nuevas. Pienso en notas y en inflexiones. Ni puta idea tengo de nada. Me siento un manco tocando. Soy un desastre. Intento sacar partido a ese caos. Sacar de donde no hay. Pero no. No hay. Saca tiempo para no hacer nada un par de meses y a ver si surge un canturreo. Tengo que ensayar más- Tengo un mirlo instalao en el jardín que ha puesto nido en el seto. Este año no he visto a las golondrinas. No negaré que me apenó. Aún tengo algo de confianza. Volverán, deben. Tampoco ha sido año de mucho lirio. Creo que es uno sí, uno no. Riego así. Uno lo intenta. Tengo mano. Mi abuela estaría orgullosa. El limonero que trasplantamos hace poco fue ella la que lo puso en una maceta. Un bonito acto de piscomagia. Hay tres limoneros plantados por ella. Los jardineros le dieron un arreglo. Una movida lo de podar los limoneros. Hice una búsqueda en Youtube y se me cortó todo. En fin, pierdo el hilo. Intento hacer lo que quiero. Siempre lo he intentado. Lo malo es cuando no quieres nada. No lo tengo preparado para ensayar. No está habilitado. Eso quiero, mira, ya es algo. No querer nada no puede durar mucho. No querer nada para mañana. No querer, en general. Al final te encariñas hasta de un párrafo. Y yo me canso de todo rápido. Mañana madrugo. El día menos indicado. Nada está indicado. Cada uno tiene su idioma. Los demás no son suficiente pero ya es demasiado por hoy. Puedo poco. Pero voy pudiendo.
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