Hoy llueve. Me desperté a las ocho y media. Estoy dentro del coche esperando. Es sábado. Cae de un modo constante. No demasiado pero sin amago de parar. Los párpados casi ni se sostienen. Están en segunda fila. Como todos. Permanente vigilia. Vigilantes con el cielo gris. Como yo. Chasquidos monótonos. Las gotas suenan en el techo metálico de única música. No soporto el silencio. Guerra al silencio. Guerra a la mala hierba. Guerra a la lluvia en fin de semana. Nivel de bateria bajo me dice el movil. Anda que no, pienso yo. Bajo todo. Bajo mínimos, me gustaría responderle. Bajo esto hay un mar. Se nos derrama el cielo. El click click de los cuatro intermitentes se mezcla a ritmo de maquina de coser con el agua. Se van cosiendo los charcos a ribetes por las aceras. Me concentro en el patrón que siguen los chorreos de los canalones como si fueran coordinadas voces de cantata. El tamborileo pasa a ser redoble y un coche pasa en la curva y salpica como si fueran los platillos. Miro en el asfalto mojado cómo lentamente se embalsa en crescendo y hay más ondas y pequeñas mareas y más puntitos como notas de pentagrama. Aprieta. Me dice el cerebro: Aprieta. Me manda mensajes de fuerza. En la luna del coche se hace un espejo de gotas. Pasan veinte segundos y se convierte en cortina. Tengo quitado el contacto. Los intermitentes avisan que estoy parado. Hago tiempo. Es sábado. Las nueve y siete minutos. Llueve en sábado y es un agua que moja más. Nueve y siete y veinte segundos. Espero. Hago tiempo. He hecho una foto del cristal mojado. La pondré más abajo. Hago tiempo. Una foto del charco. Hago tiempo. Bateria baja. Escribir en el blog. Hacer tiempo. Esperar. No sé el qué. Hago tiempo. Qué expresión más tonta. Justo lo contrario de lo que suelo hacer aqui. Que es deshacerlo. El tiempo es un concepto engañoso. Ahora espero. El tiempo pasa lento inexorablemente pero es poco en su conjunto.
¿Por qué se llaman parabrisas y no paralluvias?
La brisa siempre me pareció inasible. Concepto leve. Muy interpretable. Volátil. Poético. Según lo friolero o de dónde seas es una cosa u otra. Parabrisas, no. Es lluvia en realidad. Las palabras importan. Las palabras pesan. No es eso. Opino que brisa es una palabra bonita. Incluso lluvia no está mal. Hay algo íntriseco a la construcción de silabas. La dignidad de los fonemas. Un aire dentro de las palabras. Una virtud. Una música. Eso creo. Se llama a las cosas de forma distinta a lo que son. Por lo que sea. Tengo marcada a fuego en la mente una frase de mi padre siendo yo muy tierno infante y ya con precoces inclinaciones literarias, tan insulsas o ingenuas como las de ahora, y me resisto todavia a atender ese consejo que me resulta tan inolvidable como molesto pero ahí sigue. Ya lo he escrito aqui mil veces. Siempre hablo de lo mismo. Mierda recurrente. Molaria decir que es coherencia pero es que soy un pesado. Siempre estoy con lo mismo. Los consejos paternales ya han aparecido. Creo. Soy un ajo. Me repito. Ajo frito. Consejitos literarios. Válgame. Si quieres aprender a escribir, tienes que aprender a describir. Ojo. Lo reitero. Joder. Vaya con el consejito. Si quieres aprender a escribir, tienes que aprender a describir. Repítelo silenciosamente en tu mente. Una vez. Otra vez. Una más. Eso eso. Interiorízalo. Vaya. Describir ya me parecía una mierda. Después de eso fue un islote de caca. Lo mismo no me la dijo así o no me acuerdo bien. La memoria es muy puta. Olvida sin remedio. Pero eso se me quedó. Se quedan mierdas. Vete a saber por qué. Leyendas urbanas íntimas. De cada acerbo. Y describir era decir cómo era todo. Dar detalles. Los oportunos y no otros. Describir era encontrar el equilibrio de detalles. El equilibrio en el conjunto. Eso opino ahora. Antes me parecia solo aburrido. Nada que ver con mi vocacion de entonces. O mis expectativas. Fueran las que que fueran. No las recuerdo. Obvio. Describir era una mierda. Describir era caca. Describir cosas. Qué rollo. Qué coñazo. Describir cómo eran las cosas, cómo eran los muebles, cómo era la ropa, cómo eran las paredes, cómo eran las cortinas, etc etc etc interminables etc y escribir si entraba luz de la tarde o era matutina o luminosa y cálida o si apenas se veía y si en esa penumbra se dejaban entrever sombras y cómo eran de oscuras o no y las particularidades del resto de decoración o mobiliario, los objetos, la naturaleza de los objetos y cómo se comportaban los personajes en relación a los objetos aunque, claro, esto es añadido con el tiempo, lo sé ahora. De niño me parecía aburrido y ya está. Lo de describir no lo veía yo como algo bueno, la verdad. Es una mierda, sigo opinando lo mismo. Dan igual los objetos. Lo mismo es un bug del cerebro. Que me dice que apriete. Nos acordamos de estupideces. Los cerebros son unos cobrdes. Se nos quedan grabadas tonterias. Se nos olvidan las noches gloriosas. Le tengo mania a describir y a la frasecita de marras. Siendo yo un crio no pensaba en eso. Me molaban los cuentos.Como a todos los niños, supongo. Y sobre todo los que hacian reir. Los cuentos de risa. Quiza esas fueran mis aspiraciones. Algo divertido. Describir no lo parecía. Lo odio igual. Desde entonces. Nunca se me ha dado bien. Entonces ya me parecia horrible. Describir es como hacer fotos.Que tampoco es algo que me prive demasiado. O es mas bien como revelarlas. Mucho mas aburrido. Describir es un cuarto de revelado. Y tienes que tener mano con el liquido fijador. Siempre he sentido que mis descripciones están un poco movidas. Fotos movidas. Describir es que el momento esté centrado. O me salen un poco borrosas. Siempre me han gustado las fotos borrosas. Las descripciones borrosas son caca. Son un cristal mojado lleno de agua. Son un parabrisas que se inunda. Descripciones que son borrones. Que son fotos que no valen. Fotos que no se ven ni se verán. Como un carrete velado. Muchos años de mi vida están así. Como un carrete velado. Esa posibilidad ya no existe hoy en día. Que todas desaparezcan de un golpe. Puede desaparecer la carpeta. La tarjeta de memoria. Emsobrecerse de negro porque se abrió la cámara antes de tiempo. Ahora hay carretes antguo que tienen algun defecto pero le da un toque vintage al revelado y los
¿Por qué en las clases de dibujo lo que se hacía era calcar y no dibujar? Recuerdo que nos teníamos que comprar las láminas de Emilio Freixas. Las googlearé para vosotros: http://bit.ly/2zdjWZW Y teniamos que entregar dos o tres libres de elegir. Lo he contado mil veces tambien. Tengo la sensación. El deja vu. Que soy un pesado, vaya. Y a mi me parecia un rollo tener que copiarlos. Clases de copia. Clases de copiar eso era para mí. Un martirio. Un plagio obligado.
Artistico. Lecciones. De qué. Por qué. Era calcar. Era contra el cristal. Permitían el papel de calco, joder. Cómo va a ser eso. Menudo Engaño. Qué mierda. Lo pasaba realmente mal. Las odiaba. Era algo mal. Nos hacian hacer el mal. Y era como algo sin importancia. Una materia menor. Y nos trataban como a idiotas. Eso pensaba. Entonces. De niño. De chaveilla. Un enano. Gafotas y contrariado. Nos obligaban a copiarlos. Si era... Un suponer: Un bodegón. O un campo. Una casa en un bosque. Pues no. No podías inspirarte y cambiar la manzana por un melocotón o si era un paisaje, pues no podías cambiar de sitio los árboles. Tenías que copiar la lámina. Tal cual. Sombras. Cada detalle. Cada destello: Cada reflejo. Vaya mierda. Todo. No sé si hablo de sexto de EGB o quinto o séptimo o si es plan antiguo o si os haréis a la idea pero rondaría sobre los diez años quizá ocho o quizá nueve pero no sé, éramos aún pequeños para esas mierdas. Clase de copiar. Al carboncillo. La clase de dibujo era clase de copia de dibujos. Eso opinaba yo. Y la profesora me califica mal si cambiaba los árboles de sitio aunque el dibujo quedase más bonito apaisado que en vertical, un suponer. Y los arboles tenían también cambiadas sus sombras y partes oscuras, ojo. Era un cambio, ok. Pero un cambio bien hecho. Pues no. Era un pequeño cambio en la composición, de acuerdo. Pero que no afectaba al acabado, ojo. Si acaso lo mejoraba. Pues no. No. No. Y no. La tipa no admitía cambios. No era dibujo. Joder, maldita profesora. No recuerdo el nombre. A mi me encantaba dibujar y odiaba aquello. Eso no era clases de nada. Porque no nos daba ningún truco ni nos explicaba cómo hacerlo. al final era calcar. Se trataba de eso.LA peña ponía la lámina en la ventana y la dibujaba encima en un folio. Era como calcar un dibujo. Y ya. Buena nota. Bien copiado. Buena nota. Describir se parecía a eso. No es escribir que es como dibujar. Es más parecido a calcar. Odio calcar. En el colegio la clase de dibujo era clase de calcar. La profesora era un calco de profesora. Odiaba a la profesora por eso. No le veia merito. En la infancia están gran parte de las estupideces y manias. Es como un trastero del que puedes sacar muchas mierdas con las jugar. Calcar es un asco o siempre me lo ha parecido. Escribir es como cambiar de sitio los arboles. Qué coño. Es como plantar árboles nuevos. Pintar me molaba y me mola. Mogollón. Simplemente pintar y pasar un buen rato. Con los colores. Con todo tirado por el suelo. Con un momentáneo desorden sin un objetivo fijo. Como crear un jardin. Como pintarlo los árboles rojos si quieres. Esa posibilidad. Arboles rojos sin ningun motivo. Odio describir. Que es pararse en cada petalo, en cada pistilo, en cada flor... Y que cada color sea el correcto. Marmoleo. Purpura. Rosa pastel. Yo que sé. Odio describir. Odio calcar. Odio y siempre odiaré a Emilio Freixas y a sus láminas. Odio a mi profesora de dibujo que era en realidad profesora de copiar dibujos. Y mi poca diligencia en acatar normas también me resulta odiosa. En las descripciones me pierdo. Siempre he pensado que no termino de hacerlo del todo bien por lo describir. Ni lo de copiar. Que no termino de aceptar que los árboles no se pueden mover. Que no se valora la inventiva. Que es la fotocopia hecha a mano lo que puntua. Esto pasa en muchas facetas de la vida. El odio es una mierda. A veces decimos odio noseque y no es para tanto. Odio el brocoli. Y lo mismo con un buen gratinado y una buena bechamel, te lo comes y te relames los bigotes. O sea. Lo del odio es siempre con matices. En esto de expresarse super hiperbolicamente en filias y fobias para caracterizarse en esos tiempos de fotocopia tras fotocopia, pues es todo sublime siendo una gilipollez. Elevar la anecdota a cosa epica pues nos vuelve a todos gilipollas es mi teoria. Mañana tendre otra. Pero creo que se banaliza lo del odio. Pero en el caso de las descripciones no es exagerado. Es exactamente eso. Odio. Odio a la descripcion. Odio a la verisimilitud. Odio a la veracidad. Y profundo y sincero odio a la copia. Que se puede aplicar desde a Freixas y sus torturas de sombreados, a los grupos tributo o de versiones. Stop copia. Stop copiar. Stop calcar en las ventanas. Para esto, lo del odio es correcto y apropiado. Incluso se queda corto. Uno tiene que ajustar la palabra al sentimiento. se trata mas de eso,, opino yo. Ritmo. Musica. Desorden. Arboles rojos sin ningun motivo. En el blog puedo. Porque es un blog personal y oye. Aqui paz y despues gloria. Odio la verisimilitud. Siempre que no sean personas ni colectivos, pues el odio no es tan dañino. El brocoli no sufre. Lo de escrbri ya es como un empeño tonto. Como de niño chico. A las pruebas me remito. Y ni siquiera considero aceptable lo que releeo. Me pasa con las canciones. Con las voces. La voz grabada parece una mierda a uno. Todos nos escuchamos huecos a nosostros mismos o fallidos. Hay un tono dentro del cráneo y otro fuera. Es parecido a lo de escribir, conjuntar esas armonías. A todos se nos hace rara nuestra voz grabada. A todos se nos hace raro nuestro relato escrito. Nuestra historia. Lo cuento mal. Y mira que cuento nada. Pero siempre siento que me explico poco o regularr. Pintar tampoco. No se me da mal pero solo lo hago cuando me aburro mucho. Copiar no. Simplemente pinto. Nada realmente en ninguna parcela. No me considero con maña para nada. El bricolage cada vez me gusta mas pero se me da fatal. Para la música, regular. Voy mejorando. Pero soy una tapia. Ni cocinar. No se me da mal pero tampoco hago nada especial. Todo con mucha salsa. Al caso. Describir. Odioso. Con todo y con eso, no he dejado de ponerme a ello. Con descripciones las justas. Con poco que decir. Contando nada. Con más mala fortuna y poca paciencia que otra cosa. A ver qué pasa. Por ponerme. Por hacerlo y ya está.. Es como colorear o intentarlo hasta en los malos ratos. El caso es gastar boligrafo, me decía mi madre... Gastar boligrafo... De eso creo haber escrito aquí también o quizá no. A veces lo piensas que lo vas a escribir y no lo haces, o viceversa. Gastar tinta. Gastar tiempo. O gastar blog. O entradas de blog. O los ojos en la pantalla. O la paciencia del lector. O lo que sea. Hacer gasto. El caso es hacer gasto. Que quede cuenta. Que deje huella. Que sea algo. Pero sin descripciones que me toca los cojones.
Nada existe y eso que te quitasLa existencia misma de las cosas es un tema interesante que se puede aplicar a la música en estos tiempos de visualizaciones, visitas o escuchas. Ahora que nada existe. Eso que te quitas. Lo de las migaciones a Vevo tengo que ponerlo en otra entrada. A mi todo me parece una mierda empezando por el instagram usado como plataforma publicitaria. Y la publicidad en general ya deberia estar tecnificada para no meter tanto endorsement o como se llame y tirar tanto de pesca de arrastre. Si todo es segmentable la publicidad debería ser opcional en función de los intereses y cero invasiva. Opino yo que no tengo ni tostador. Y que estoy con dos cafés en el cuerpo. Y una tormenta que ha madrugado conmigo. Quiero hacer un ensayo que verse sobre la materia.. De eso no sé si os hablado. Tostada de tomate. Materia. Entrada de blog que escribe sin haber comido Con el grupo cuando íbamos dos y en acústico todo era mas chamánico. La musica importaba mas en el bramido que en la afinacion. Y me parecia muy bien. Como atávico. Como situacionista. Como un rito. Y casi siempre un rito ridiculo. Porque gran parte de los cliches de los conciertos son un poco tontos, opino. Era divertido. Baja. Bateria baja. Pues claro. Dejo el movil. Me cambio al ordenador. El medio es el mensaje. Uno se explaya de otra forma. La pantalla tactil es otra cosa. me hace tocar el peñazo. Que salga de mis yemas la mataca. Es otra cosa.
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