jueves, 2 de noviembre de 2017

lavadoras que me esperan

siempre que discuto con mis novias habia una lavadora puesta y por alguna razon chunga del karma que desconozco, al final me toca a mi tenderla o recogerla despues de los sabes que te digo? qué adios, los cogo la puerta y me voy, los ahí te quedas a ver quién te aguanta, los nunca me has querido y nunca me querrás, los eres un egoista y siempre piensas en tí mismo y al acabarse la retahila de reproches, los gritos, las voces etc pues tengo la lavadora, la lavadora seguia ahi.
cuando despertó, la lavadora seguía ahí.
La bronca es el sueño, en este ejemplo. Y yo el dinosaurio.
Y ahí se me queda, como testigo inmóvil de nuestra doméstica tragedia y como un mudo actor que no participar sino dando gravedad al paso del tiempo, sobre todo si hay ropa dentro y está cogiendo olor.
La lavadora ahí se queda.
Aquí. Mientras tragas saliva o te muerdes los dientes con lo que no has dicho o lo que has dicho y te reconcome pues toca apilar bragas, recoger sujetadores o lo que sea y quitarle las pinzas y me jode infinito, claro
La broma del destino
siempre que discuto hay algo pendiente que suelen ser lavadoras, ok pero sirve para cualquier cosa: fregadero cochambroso, baño impracticable o dormitorio ruinoso... pero la lavadora reune más elementos, es como una metáfora de todo lo que está en el aire, para que se seque y lo que se queda húmedo o las manchas que no salen
Las peleas suelen ser por eso, y es totalmente metafórico, por las manchas que no salen.
La pelea es el capítulo uno, la lavadora es el dos. Quiza sea una metafora que centrifugamos, que la líamos y eso. O que las tareas siguen aunque la casa, no. No. Bueno, no. Se me ha ido. No lo veo. No es eso. De eso no es metáfora de nada. A la mierda, joder. Que nos mandamos a la mierda. Y la casa sigue aquí, siempre. Llena de sus tareas sin hacer. Con su mierda propia. Es un choque de mierdas.
Las peleas siempre son choques de mierdas. Es mi caso, siniestro totales. No solo novias. He chocado mi mierda con hermanos, amigos, compañeros que a su vez también me colisionaron con su propio excremento y a veces es por accidente pero otras, es como los coches de choque. Es como los coches de choque de mierda. Y nos damos de frente. Contravolanteando. Cogiendo carrerilla para que la mierda impacte más de lleno. Supongo que le pasará a todo el mundo. Espero que sí. Que todos se hayan sentido alguna vez en una pista de coches de choque de mierda y se hayan chocado con otros. Y tal. Me considero muy pacifico lo que no quita que odie poner lavadoras y tenderlas.
Me he salido y he hecho una intentona pero nada.
Esta seca pero húmeda. No como una toalla húmeda sino como de frio. Un frio mojado. Pero está seca. Ayer puse tres lavadoras. Me come la casa. Y me come con quien esté dentro. Me siento culpable en todas las partes de la ecuacion pero bueno, no es queja. Me va y ya. Me va el sufrir, creo. No me va tender. Unas cosas van y otras no van. Eso pienso siempre con las peleas o eso pensaba. Si nos peleamos, pues a la mierda. Es como pillar la parte por el todo. Si hay pelea, no hay amor. Si me dices mierdas, no me quieres. Etc.
Con el tiempo he matizado posiciones.
No es que sea yo cabezón por que sí y me aferre a lo fantasioso teen en mi proceder que en algo, pues peterpanearé como cualquiera pero trato de ser fiel a mis ideas, a mis máximas pero sobre todo a mis mínimas. Y joder, sirve. Ponerse límites y decir: Esto sí. Esto no. Esto tampoco.. Lo otro pues no. Y todo es que no. Que no es que esté mal. Pero al final hay que buscar esa convergencia entre los resultados que arroja el mundo real y tu cálculo de probabilidades sin dejar de pensar en lo que uno tenía por verdad absoluta por más que fueran absolutas gilipolleces. Manchas que no salen. Hay que tener la fé de las manchas que no salen. Hay que acentuar fé. Una y mil veces.
Es todo una mierda amigos qué queréis que os diga, un valle de lágrimas que no es verde sino oscuro, y a veces negro, podrido. Un pedregal de lágrimas al que llaman valle para jodernos, porque no es chaporreillo de lágrimas, es un puto torrente de lágrimas sobre un pedregal. Eso es lo que es. Y con lavadoras esperándote, amigos. Lavadoras al acecho. Bragas y sujetadores con los que no se puede seguir discutiendo.

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