Odio más que nada recoger cristales rotos, es una mezcla de miedo a cortarme y poca pericia a la hora de barrer en las esquinas y entre las patas de los sillones. Odio los cristales rotos. Me gusta ir descalzo. A veces he tardado en recoger. A menudo los vasos se precipitan al vacio desde la mesita de noche y caen en medio de la oscuridad. Otras es simplemente pereza. Repulsión y pereza a plena luz del día. Esquivar cristales rotos no es muy diferente al proceso psicológico de evitar conflictos o incluso huir de ellos. No barrerte por dentro las desilusiones o los desafectos. Lo malo es siempre cortarse, claro. Pero bueno...Es solo por dejar aquí por escrito esto de que es uno de mis terrores domésticos más absurdos, los vasos que vuelan. Hoy cayó uno. Lleno de café con leche hasta los topes, si llego a tener el pie al aire, además de salpicarme hasta las rodillas, me podría haber hecho un buen corte. El vaso no estaba en el lugar correcto. A punto de tirarlo dos veces hasta que al final, manotazo sin querer mientras escribía ensimismado un mensaje. Bueno, eso es todo. No da para más la anécdota. Más allá de que algunas veces vemos como asoma el vacío, como dobla la esquina y echa una ojeada y seguimos en los nuestro, ajenos a esos avisos de la providencia. Pude pasarme con la lectura mística de la historia, como si no hubiera mayor filosofía ni en la ley de la gravedad ni en la ley de las cosas mal puestas en los sitios, y sin personificar o humanizar un vaso de cristal. Es mi blog personal y ruego me disculpen mis intentos de insuflarle espiritualidad en mi quehacer cotidiano y sus salpicaduras de mala suerte, o mala posición, o mala disposición para atender a las señales. Las señales. Hablé no hace mucho con un amigo, que se dedica a la neurología sobre ese carácter de señal de determinados acontecimientos y cómo los procesa el cerebro. Salen estos temas mientras tomamos cervezas. Me intriga el funcionamiento del gigante chicle arrugado que llevamos en el cráneo y sobre todo, como se las pela para sacar conclusiones o hacer norma la experiencia. Los que ven señales terminan por no ver otra cosa, algo así dijo. Ahora no recuerdo porque he sacado a colación esa charla. Es lo de menos. No sé si dar punto y aparte o punto y seguido. Es todo o casi todo la puntuación. A veces, como reto, he intentado renunciar a ella y que todo sea una frase de subordinada en subordinada hasta el infinito o está el infinito de nuestro aburrimiento que tiende a infinito casi siempre pero igualmente casi nunca llega. De qué otra forma ibas a estar aquí si no.... Leyendo esto. El aburrimiento infinito. Es un tema que me interesa y que, lo creo de verdad, nos condiciona mucho más de lo que pensamos. Lo que es y lo que no es aburrido. A priori y a posteriori. No sé si hay un estudio serio de lo que supone el aburrimiento. Voy a googlearlo. Estudio cientifico aburrimiento. Voy a tener suerte. Una vez escribí, hará dos años o menos, un estado de facebook al respecto, "Antes nos aburríamos mejor". Y tuvo unos pocos de likes a pesar de ser un tanto funesto. El aburrimiento en la sociedad capitalista viene a ser un tema tabú. De hecho, creo que es el gran cristal roto a evitar con la escoba de nuestro balance interior. Nos aburrimos en nuestra vidas por fallos estructurales en la mayor parte de las ocasiones. Oye, un segundo. Voy a googlear de verdad, a ver si podemos manejar datos al respecto de alguna universidad norteamericana que haga estudios sociales. Aburrimiento es la cuestión, estarlo o no estarlo. De serlo o no, es más difícil hablar. Ahora vuelvo. Y ahora sí, punto y aparte.
Por lo pronto, me he encontrado una tipología (qué menos se le puede pedir a la ciencia que un mero cuaderno de campo con sintomas como poco y me convence regular ojo pero algo se podrá sacar):
http://www.batanga.com/curiosidades/5171/los-5-tipos-de-aburrimiento-segun-la-ciencia
El titular, tú sabes. A veces la recurrente mención a la palabra es como si apareciera la sombre del tótem iluminada por las altas llamas de la hoguera de la tribu. Solo porque alguien tomo notas sobre el comportamiento humano, ya le confíamos nuestra fé como santo de nuestro particular olimpo de estudiosos. Y creemos. Porque al final la creencia. Es la cuestión: creer. La verdadera cuestión. Por eso es el funcionamiento del cerebro y sus recovecos los que nos hacen tener o no tener fé en algo y es un hecho diferencial que nos puede matar o mantenernos con vida. Y creo que aún no podría argumentarlo científicamente, dígamos. Por ahí iban mis etílicas conversaciones con mi amigo el estudioso de las neuras. Qué chispa electrifica nuestra voluntad y la hace carne. Qué oración nos hace andar, no ya encima de las aguas, sino en cualquier superficie. Andar. Movernos. Hacer.
No voy a retrasmitir cada punto y aparte porque ya no produce la misma sorpresa pero después de esos dos verbitos, casi nada lo de andar y hacer pues quedaba bien, Como golpe de platillos. Curioso es, como poco, mis egundo resultado en el google (ojo que no he mirado los artículos científicos dentro de la propia selección de google... o lo que es lo mismo, que estamos un poco en manos de los seo de periódicos o las artes de los escribientes en titular con gancho, el siguiente no está mal, ya aviso):
http://www.iprofesional.com/notas/190970-Un-estudio-cientfico-revela-que-las-personas-prefieren-el-dolor-al-aburrimiento-Ojo, prueba de la ciencia. Preferir el dolor al aburrimiento. Tolerar mejor el daño moderado que el hastío sin fin o sin un final previsto....
Os he dejao durante unos minutos porque he abierto el Paint para hacer uno des mis creaciones de Paint genuinas que adjunto a continuación....
Y seguimos.
Esto es el estribillo de una canción de Enrique Octavo, que es mi grupo. Haceros fans (si queréis): https://www.facebook.com/-Enrique-Octavo--141957027076/ Es el estribillo del que va a ser el próximo single que saldrá, si el demiurgo hacedor quiere, en breves semanas. Ya está todo acabado. De mezcla y tal. Y bueno, queda que la peinen. Ponerle fecha y sacarla. En breve. Era un intento la imagen de ahí arriba de ,,,, Cómo se dice. Una especie de anuncio. Con regular fortuna y desigual suerte, lo reconozco. El Paint es poco defendible pero me gusta. Si algo es bueno o medio bueno con el Paint, imagínate con el Photoshop. Pero vamos, así es normal que algunos o algunas lo perciban como.... Cómo decirlo... Un discutible acabado técnico... Y lo entiendo, claro. Es bastante entendible. No pocas buenas amigas me han aconsejado denodadamente que ponga el diseño en manos de diseñadores, lo que suena bastante cabal, a priori. Por otro lado, le temo a que esos diseñadores por más que sean buenisimos, simplemente diseñen. Que es lo que toca. Con la parte técnica siempre en lo tocante al grupo algo se me atraganta. No basta, opino yo, con un diseño que sea bien lustroso y que encaje. Convendremos que lo que yo hago corre un serio riesgo de exclusión por su mera apariencia cutre. Odio la palabra cutre. La odio. Casi tanto como barrer cristales. Cutre es o puede que sea, pero claro, es o no es a partir de una referencia. De lo que tomemos como norma. Del gusto. O del valor. Y ocurre que todo eso, que es lo malo, puede desembocar en que ni siquiera pulsen el play. Que ni siquiera lo escuchen. Veo el documental de Jaco Pastorius a la vez que escribo esto.Subtitulado. No es particularmente apasionante pero si conoces más o menos al personaje es como mínimo, interesante.
pero muy en el plan que a mí me gusta readymade.
Antes de liarme a pegar brochazos con el Paint, estaba leyendo la entrada en la Wikipedia de aburrimiento. https://es.wikipedia.org/wiki/Aburrimiento Me ha parecido especialmente interesante el enfoque lacaniano del tema. Era el tercer resultado en mi búsqueda de Google.
Sobre el aburrimiento y para combatirlo abiertamente sin hacer otra cosa que pensar, os comparto unas cuantas citas al respecto: https://es.wikiquote.org/wiki/Aburrimiento
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