Justamente hoy hace un mes de mi último concierto y tengo algo de ansía por volver a pisar un escenario pero todo apunta a que va a tardar, un tiempo al menos, y no tengo muy claro cómo volveré a hacerlo, en qué formato, si a voz, guitarra y pandereta, en acústico o en eléctrico, con banda, o sea que, por resumir, está todo muy en el aire pero tampoco me preocupa, en 2015 llegamos casi a los 40 conciertos y solo tomé vacaciones en medio mes de agosto y parte de septiembre, un parón que, en principio, iba a coincidir con la grabación del segundo disco, todo se fue retrasando como se podía esperar y los conciertos de otoño que retomamos a principios de octubre, se solaparon con las sesiones de grabación que lo volvió todo un poco más complicado, pero quitando esa pausa para grabar se suponía entonces, desde que empezó la gira en febrero pasado, no había pasado más de un par de semanas entre una presentación en vivo y otra, es lo mejor opino, y tocar siempre con una próxima fecha en el zurrón, eso lo relativiza todo, es la opción que tranquiliza si sale mal, si das un concierto malo, tienes posibilidad de redimirte con fecha en el calendario y es mejor, el último por ejemplo, pues ya sabía que era el último, con ese repertorio, en ese formato y el de despedida del año, penúltima semana de diciembre, etc, etc, pero no salió especialmente bien, ni en lo musical, ni en el feeling, eso pasa, no sabría decir por qué, suele ser un conjunto de factores, se dan o no se dan: el sonido es fundamental, sonamos muy potentes pero no fluía fino, el día anterior fue un cañón, con eso, nunca se sabe y pasa lo mismo con el público y con las expectativas, el que no te esperas, acaba reventando y el que tenía todos los elementos para ser un pepinazo, termina por ser pasable a secas o incluso deslucido, pasa mucho y uno se autoconvence de que lo mejor es tener cero expectativa, lo que es difícil porque uno visualiza y se imagina la fecha, la proyecta y se prepara para ello, para un determinado paisaje y rara vez coincide lo que te encuentras con lo que imaginabas, da igual porque en el fondo, solo importa lo próximo, el siguiente concierto, el viaje que está por venir y el cartel que está por hacer, y es cosa mía también porque suelo ser yo el que los diseña o dibuja, en una linea o con una idea, siempre hay un motivo o un transfondo, ya que tienes la posibilidad de trasmitir un mensaje, me parece hasta frivolo dejarle ese espacio a un diseñador que simplemente te decore el nombre del grupo con una imagen atrayante, pero es algo personal, incluso cuando son artistas afines y te gusta y aprecias el arte, y las obras y demás, es como restarle valor al mensaje final, al todo, al conjunto, es como si fuera una sola cosa, y tener diseñador oficial, creo que es básico para fraguar en su totalidad la propuesta estética y también tiene algo de ética, o de espíritu o llámalo como quieras, tiene una misión en mi caso, y muchas veces es casi un vicio, ves una foto que te gusta, las descargas, cambias cuatro colores, quitas una parte, amagas con un collage y termina por ser un cartel o un posible cartel cuando le pones las letras con el nombre del grupo, carteles para conciertos que nunca serán, moldes o modelos para próximas fechas que luego no sirven, porque cuando cierras algo en un determinado sitio, que tiene un estilo o tiene un logo significativo o lo que sea, pues haces uno nuevo, uno del momento, y en el momento, el que realmente pega para el sitio en el que vas a tocar, en el ambiente, en el estilo, en fin, es una confluencia de factores pero al final, es también el Paint y sus escasas posibilidades de edición que es deliberada y elegida, como limitación ética a lo estética con la supresión de capas, por ejemplo, quizá sea una excusa como el otro millón que tengo.
Lo de tocar es como montar en bici, no se olvida pero caerte, te caes.
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