Aun no he acabado pero se ve bonita en foto y bueno, quién sabe, os lo enseño y a ver qué tal. Tengo que acabar. Lo he hecho con las maderas que tenían el aislante. Las dejé fuera. En el porche de atrás y no sabía qué hacer con ellas. Llevo dos días liado. Es un sueño cumplido. Qué tontería pero si, es verdad, siempre he soñado con hacer esa puerta y que quedase más o menos así. La he hecho yo. Todo. Casi ni me lo creo. El cartel de la empresa de seguridad es de coña. Me lo puso mi vecino con su mini taladro porque tenía varios. Que aunque no haya alarma, el cartel asusta, me dijo y acto seguido, lo puso y mira, puesto está. Pero vaya que alarma no tengo.
No funciona. La puerta, quiero decir. Queda bonica pero no va. Aún no. Quiero decir que no abre. Y no cierra. Es bonita pero como puerta es inoperante. Es el coste de la belleza pero no me doy por vencido. Hoy he estado lijando como si no hubiese un mañana. La tabla al girar se choca y se desplaza dos centímetros. Me cago en mi vida que rato he echado calculando los dos puntos centímetros pero bueno, lo voy a solucionar con un taladro y tornillo rosca chapa. Hasta ahora ha sido todo a mano. A mano. Para más orgullo y porque no tengo herramientas. Las maderas son las que recogí del Memphis, un pub mítico. En fin, este fin de semana acabo y a ver cómo queda. Venga, zangolotinos, a seguir bien y venid a leerme de vez en cuando.