Me sorprende que se propague el miedo con los ataques terroristas y se le quite importancia a los incendios.
En Portugal... Sesenta muertos.
En Londres... Un edificio entero en llamas.
Los atentados tienen minutos y minutos de informativos.
Treinta mil hectareas en Portugal....
Y un edificio en Londres de muchas plantas. Vivian alli cientos de personas. Decenas de víctimas.
Pero se difunde el miedo. Se da bola al odio y se alejan posiciones. Ellos. Nosotros. Se pierde la esperanza del diálogo. Se anula la libertad individual.
Más control. Más medidas privativas. Y cero resultados.
Aquí se explica bien:
http://m.eldiario.es/zonacritica/vigilancia-masiva-sirve-detener-atentados_6_646795343.html
El fuego no tiene credo.
Arrasa y punto. Se come el aire y reduce a ceniza a los ciudadanos o vecinos que se quedan atrapados.
El discurso de héroes o mártires no sirve para dar coartada a las llamas. Que se quemen bosques es terrible pero cuando muere gente... No hay palabras.
El fuego sirve a espureo interés cuando el suelo negro de tizne sirve para poner ladrillo. Es un descaro. Recalificar suelo quemado es moneda común. Los edificios ardiendo son otra cosa.
El fuego no es Dios. No se aborrece de los pirómanos como de los que rezan de otra forma o no lo hacen.
El fuego es verdad. Por desgracia.
La construcción social y la trascendencia de los sucesos o los accidentes nos influye. Es un cristal deforme. Las llamas no admiten filtros. Se ve o no. O no se quiere mirar. Es duro. Atrapados por el fuego. De verdad. Y también metafóricamente en una guerra de otros.
No me gusta.
No me creo más que lo veo arder. Y el miedo es rentable para unos pocos.
Lo de todos contra el fuego.
pues igual... todos contra la construcción social del miedo.
Y ya.
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