Me interesa la trasparencia. Y su uso, o más bien su posología, por decirlo de otro modo. Los que la recetan a terceros o la promulgan sin señalar a nadie, pero que no siempre se la administran a sí mismos. Es el caso de la Ley de Trasparencia y su malograda tramitación en la anterior legislatura. Un poner.
El futuro está abocado a ella, o eso parece. Tarde o temprano, todos trasparentes. No se concibe este siglo sin conexión total full time. Estoy aquí. Definir ubicación. Compartir estado. ¿Qué está ocurriendo ahora? ¿Qué haces? ¿Qué piensas? ¿Qué dices? Las redes sociales son para contarlo todo, para ser trasparentes queriendo o sin quererlo. Nada que ver con la vida real, en el fondo.
La gestión de un país, de una empresa o de una institución también parece ir encaminada hacia una accesibilidad plena de la información. Es lo suyo. Los periodistas tienen que leerse el BOE (Boletín Oficial del Estado), decía un antiguo jefe mío. Se entiende que con ese cometido delegado por parte de la ciudadanía, el profesional de la comunicación social hace el desglose gordo de lo que tiene miga. Desentrañar la realidad retorcida de los escribas burócratas, y poner titulares con gancho, todo a una.
La realidad no se deja, por torcida, por interesada o por puro capricho pero el hecho es que no es tan fácil. No dicen, no cuentan o no responden los que interesan si no les interesan y no hay manera la mayor parte de las veces, de ahí lo complicado del oficio de contar lo que no quieren que se sepa. A veces se pierde de vista que contar lo que otros quieren que cuentes, no tiene mérito. Hay que empezar por llevarle la contraria al jefe, lo he escrito en otras ocasiones y por supuesto, jamás me he leído el BOE.
Fuera del plano profesional, o incluso dentro de él, reivindico mi derecho a no saber. Por torcido, por desinteresado o por puro capricho, prefiero no saber/escuchar/leer aspectos de la realidad que no puedo cambiar y que me resultan desagradables. Un ejemplo. Hoy he leído que España tiene más coches oficiales que Estados Unidos. El dato no está comprobado. Y no recuerdo donde lo he leído/escuchado. El caso es que sea cierto o no lo sea, casi mejor no saberlo. Tengo derecho.
Me hace gracia que la web www.tuderechoasaber.com permita plantearle cuestiones a nuestros dirigentes. Es una forma de no hacer nada haciendo algo que no es exactamente lo que debería ser. Técnicamente no hay mayores incovenientes para entrar de lleno en la democracia 2.0 y poner a disposición del contribuyente todos los datos de interés sobre todo en lo referente a partidas de sueldos, presupuestos y concursos públicos. A un click y sin lenguaje BOE: a lo clarito, cifra y concepto. Con céntimos y sin redondeos. Y por no hablar solo de dinero, que es feo, también curriculum vitae, participaciones en empresa o aficiones predilectas. Comida y color favorito. En fin. El diseño de los campos a rellenar es lo de menos, pero todo a la mano. Y primordialmente lo que interesa: la pecunia. Se puede hacer. Falta voluntad política.
Y nos venden un site con look a change o actuable, en esa clave y se felicitan del éxito de la iniciativa. Yeah. Somos la leche. Y no ven que el tema está en poner el ojo público en cada parte del proceso y abrirlo bien abierto. Sin tener que pedirlo. A las claras. Y reducir así, marcando un camino bien señalado, delimitado e iluminado las malignas posibilidades de malversación, cohecho, enchufismo y mamoneo en general. No es plan que tenga yo que ir preguntando a los gerifaltes donde van los euros o por qué se toman decisiones, se tira paquí o pallá, o se elige a este o a otro para un cargo, no. Tiene que ser limpia la propia infraestructura. Se puede ser pioneros en eso. Mira tú. Innovación. Ser justos y necesarios, lógicos. Sentar las bases de un sistema honrado, con sus pautas, un sistema sencillo y claro de funcionar. En fin, antes del definitivo desbarre, proclamo y defiendo el desconocimiento como método preventivo de cabreos matutinos ante el desatino continuado de gestión de nuestros políticos en el ejercicio de la función pública. Como los que aconsejan la abstinencia frente al impulso sexual, sabedores de lo poco técnico que es como método, yo me apunto a mi derecho a no saber y el de todos. No me he explicado muy bien pero no importa. También defiendo mi derecho a no explicarme y este blog es un buen ejemplo.
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