jueves, 28 de febrero de 2013

Mi dualidad con los andaluces de corazón

A mí eso de que cualquiera pueda ser de Andalucía, me crea un fuerte debate interno. Por un lado no me gusta porque es como si no valiera nada haber nacido en esta tierra pobre y haber sufrido sus rigores, frente a los advenedizos que sufrieron por gusto al decidir mudarse aquí y descubrieron los valores de este pueblo. Me parece que es poner al alcance de cualquiera una idiosincracia que se lleva en la sangre, y que, obvia decir, son, como mínimo, ocho idiosincracias distintas, aunque seguramente sean muchas más. Por otro lado, me encanta y me hace sentir orgulloso que mi tierra tenga las puertas abiertas. Que no excluyamos a nadie. Que no haya andaluces de primera o de segunda. Que cualquiera pueda serlo, si se declara como tal. Es algo que no ocurre en otras muchas zonas de España, donde parece que es una cuestión de sangre la identidad. Tener una identidad abierta e inclusiva es un orgullo como andaluz que soy, pero mentiría si no reconociese que me molesta que mucha gente que no ha nacido en Andalucía digan que lo son. Que lo sienten de corazón. Los respeto. Y me alegro que quieran ser como nosotros. Pero, lo siento, no lo sois. Y no quiero ser malrollista ni hacer lo que antes criticaba de otras regiones, lo de establecer jerarquías en el grado de oriundo. Pero tengo que contarlo todo. Uno es de donde se hace, de acuerdo, lo acepto. A Andalucía es fácil hacerse. Los que son andaluces de corazón supongo que recordarán su pueblo o ciudad natal y lo recalcarán, cuando nos llaman vagos. Cuando nos achacan mil tópicos que nada tiene que ver con mi generación, principio de los ochenta. Al tener tantos puntos de veraneo y tan buen clima, creo que cualquier andaluz en su infancia que fuera a la playa, acababa conociendo a otros niños de otros puntos de España. Y ciertamente, unos niños y otros tienen menos oportunidades. Es triste pero cierto. Los niños andaluces tienen menos oportunidad que otros pequeñajos de otras provincias o comunidades autónomas. Pero eso no importa, o no parece importar, cuando muchos se declaran andaluces muy orgullosos sin haber nacido aquí. Si has nacido aquí, tienes amigos o familiares que sin más remedio han tenido que emigrar para poder comer. Eso es Andalucía. Ser andaluz de corazón me parece bien pero que en Andalucía se pueda vivir y se pueda comer y tengamos el mínimo de oportunidad, el que tiene la media, no tenemos que ser los primeros... Tener la media de oportunidades de cualquier región de España. Granada. Que es mi Andalucía particular es el ejemplo perfecto de aislamiento, falta de infraestructuras y dejadez por parte de las instituciones. Y por otro lado es quizá la mejor ciudad del mundo, precisamente por eso. Por esa forma de cerrarse sobre sí misma. Por ese mundo propio. Y, ¿lo mejor? Que es un mundo abierto a todos y del que todos pueden formar parte. Es quizá lo que le pasa a los pobres que comparten y disfrutan de lo poco bueno que tienen, no se lo quieren quedar para ellos y no sé, defenderlo del Estado opresor. Abren las puertas para que todos puedan sentirse de aquí. Para que puedan disfrutar de la felicidad con la que se vive aquí. Vivo una dualidad. Por un lado me hace sentir orgulloso, por otro me cabrea. En fin. Lo que sí quiero añadir, aunque había pensado escribir otra entrada al respecto. Pero bueno. Es como se forjó la identidad en la década de los ochenta en los colegios. No en vano la entrada anterior, con veinte versiones del himno. Como se insufló ese sentir entre nosotros, pequeños escolares sin muchas oportunidades que nos educamos en los años ochenta y principios de los noventa. Lo del himno. Lo del día libre, sin colegio. No sé. Se vivía muy a tope lo del Día de Andalucía cuando yo era un chaveilla. Y no sé, me preguntaba si eso en otros lugares en los que además tengan lengua propia, no generaría una reacción clara. Entre nosotros, seguro. Yo creo que a los de nuestra generación el himno nos toca un pelín. El de Carlos Cano, con esa voz ida. Lo que dice la letra. Los siglos de guerra. En fin. Que es todo como que a tope de sentimiento. Y bueno quería divagar un poco sobre ello en una entrada propia pero ya lo he esbozao aquí y va que chuta. En mi blog, ya sabéis me gustaría ser más fino (y corregir errratas) pero voy a salto de mata, y bueno, es un blog personal, así que pueda hacer lo que quiera. Hala. A merendar.

Veinte versiones del Himno de Andalucía

1.- Carlos Cano

2.- Jarcha E

3.- Enrique Morente

4.-Chano Lobato

5.- Capullo de Jerez y Paco De Lucía T

6.- Tomatito

8.- Rocío Jurado


9.- Marina Heredia

10.- Rosa López


11.- Niños Mutantes

12.- Reincidentes 1

13.- Medina Azahara


14.-Arabiga


15.- Gulah 16.- 29seis70 17.-Rufus T 18.- The Dix Machine 19.- Gualberto 20.- Ernamcodj (Breakbeat mix)

miércoles, 27 de febrero de 2013

No me lo creo que Gallardón no se haya fumado un porro en su vida

No me lo creo.
Unas caladas.
un par de ellos.
Unos tientos.
No me lo creo.
Baja la cabeza.
Se le nota la voz.
Cambia la voz.
No te creo, Alberto. No hay nada malo en que lo hubieras probado.
De que lo pruebes o haya probado a legalizarlo, va un trecho.
Me defraudas, Alberto.
Por mentir.
Y porque si te lo hubieran preguntando siendo alcalde hubieras dicho que sí.
O lo hubieras dejado en el aire: Pues de todo ha hecho uno de joven...
O algo así.
Y recurrir a un hermano muerto me parece de mal gusto.
Los porros no matan a nadie, amigos.
Tenedlo claro.
Ay, Gallardón... Tú antes molabas.


Para los que no sepan de que hablo, la movida viene de aquí:
http://www.libertaddigital.com/espana/2013-02-27/gallardon-nunca-he-probado-el-cannabis-por-ejemplos-muy-dolorosos-en-mi-vida-1276483446/

Canciones de amor dedicadas a Chan Marshall (Cat Power)

martes, 26 de febrero de 2013

La suerte

Yo creo en la suerte. He discutido con gente al respecto que me achacaba un cierto tipo de irresponsabilidad por ello. Por creer en la suerte. Por quitarte culpa de algún modo y culpar a la mala fortuna cuando vienen mal dadas y recurrir a la flor en el culo con las casualidades afortunadas. Signo o síntoma de irresponsabilidad, decían. Pues no: la suerte existe. Lo difícil es precisar si es buena o mala. En muchas ocasiones es evidente. No hau nada que discutir. Es buena suerte. Muy buena suerte. Se ve o se lee a diario. Es casi siempre noticia, claro y atípica porque es buena.

Un ejemplo de buena suerteHoy un tipo se ha salido con el coche, en Madrid, en el puente de Coslada. Se ha salido de la vía, se ha quedado colgado de la catenaria y después se ha chocado con un tren. El conductor ha salido del vehículo por su propio pie y con severas contusiones pero poco más. Un bombero hablando con la prensa recalcaba el hecho de que había sobrevivido a tres impactos: el choque, la salida del puente y el tren que venía por la  vía. Eso es, definitivamente, buena suerte.
http://www.que.es/madrid/201302261033-accidente-coche-caido-tren-coslada-epi.html


Un ejemplo de mala suerte
Roura se despidió de su carrera deportiva en el estadio del Milan. No me conozco al dedillo la lesión, ¿le reventaron la rodilla? El caso es que no volvió a vestirse de corto y siguió ligado a la disciplina del FC Barcelona. No sé mucho más de su historia. Cuando le he visto en ruedas de prensa o más bien, cuando le he escuchado, me sorprendió. Su voz. Su modo de hablar. Había algo juvenil. No era la impresión que me daba al verlo con el chandal en los entrenamientos. Ese algo juvenil es quizá el jugador atrapado en la rodilla (¿era la rodilla?) lesionada. Atrapado para siempre en el inoportuno infortunio. Como segundo entrenador de Tito, vuelven a aparecer los problemas de salud, en este caso, no suyos, pero le hacen volver a la Primera División digamos y vuelve, con expectación, en una eliminatoria contra el Milan. Es poético. Roura tiene mala suerte. Siempre la tuvo. Estar al frente del Barça, es mala suerte. Es por mala suerte. No es una lesión temporal de un compañero, como ocurre entre los jugadores, que aunque siempre es desgraciada, tienen un plazo corto que estimula la competencia. La lesión de Casillas, que no es trágica. Como pudo ser la de Roura. Casillas es un tipo con suerte, casi siempre buena. Roura, no. Villanova es un tipo con una suerte un tanto irregular. Suerte, sí, pero tampoco buenísima. Muy buena pero con puntos negros. Algunos bien grandes. Unas buenas dosis de mala suerte en ese caso. Guardiola, sin embargo, siempre tuvo una imagen de feliz afortunado a lo que todo le vino de seguido y bien. Excepto algunos altibajos, alguna lesión, los cambios de club o la acusación de doping, Guardiola es un tipo con suerte. Es un tipo que cree en su suerte. Mucho más que Roura, estoy seguro de ello. Creo que la parte fundamental de todo esto en creer en tu propio suerte, sea mala o buena. Creer en ella.
Roura no creo que lo haga.
Parece ese joven roto en el césped, parece que sigue allí.
Sin tener reacción. Sin tener iniciativa. Herido en cierto modo para siempre.
Al fútbol le afecta la suerte en mayor medida que a ningún otro deporte profesional.
La de Roura le va a quitar este año la Copa al Barça y muy probablemente también la Champions.
Veremos. De nuevo, Milan. De nuevo, la bestia negra. De nuevo, Roura con el movil sin cobertura. De nuevo, la mala suerte de Roura frente al catenaccio constante de la tozuda realidad.


En realidad, he escrito todo esto porque no soporto reconocer la victoria de Mourinho.
Espero que esta derrota del Barça en el Camp Nou no le permita fichar una temporada más.
Mourinho es otro con suerte, más que el del coche de Coslada.
Ese hombre va a dormir hoy con una sensación nueva.
Y mañana volverá a coger el cercanías para ir a trabajar y mirará los puentes de otra forma.

En fin, hubiera sido genial que lo hubiera entrevistado.
Unas palabras, al menos.
En fin, la suerte.
Nunca se sabe.

Dos canciones para que os descargéis

lunes, 25 de febrero de 2013

Peter Sellers y sus cuatro esposas

La primera Anne Howe (1952-1961)
























































Fotos de la segunda boda:






































































































En el jardín de casa.



































La segunda era Britt Ekland (1964-1968)









































La tercera: la australiana Miranda Quarry (1970-1974)








La cuarta Lynne Frederick (1977-1980)

Spectrum - "How You Satisfy Me" - live in London 2011

Estado de opinión represor de minorías

A favor. Y me parece una basura.

http://elseptimosello.blogspot.com.es/2013/02/en-defensa-del-consumidor-de-alta.html

En contra . Y ni siquiera lo he leído.

http://www.jotdown.es/2013/02/manuel-de-lorenzo-manual-del-buen-gafapasta-guia-practica-para-la-conversion-o-el-camuflaje/



Y a mí me gustaría decir que estoy hasta el último pelo de este tipo de polémicas fascistas. Que te dicen lo que tienen que hacer. Es eso. Es una dictadura del gusto. Una dictadura de ideas absurdas en general. Que te dicen lo que tienes que oír, pensar, sentir, cómo actuar, cómo vestirse, cómo  A mí me enseñaron, no sé en dónde ni quién, que hay juicios de valor y juicios de gusto. Una canción bien grabada, que suena bien (valor) y que te gusta o te hace bailar (gusto). Y punto. Los juicios de valor se ven afectados de otros criterios: trayectoria, popularidad, originalidad, género... A mí es que me parece grave cómo se traspasan estas líneas invisibles que deberían estar clarísimas por lo menos para los que escriben en los medios por más que escriban artículos en plan mordaz. A mí lo más mordaz me parece usar con rigor un dato o simplemente abrir un background sólido que contextualice al lector y que haga que realmente se comparta la información con cierto rigor. Estoy perdiendo el hilo. No he cenado. Esto es un blog personal. No tiene ninguna intención de resulta pontificador. Me quedo con la idea. Lo básico. Back to basics. Lo más sencillo. Valor. Gusto. Y punto. Identificar tendencias. Es que me molesta. Creo que lo emborrona todo. Es estúpido sentirse parte de una élite en gusto o en tendencias de consumo. Ser experto en reggaeton latinoamericano es tanto como ser experto en post-rock estadounidense. Géneros. Conocer artistas. Trayectoria. Juicios de valor. Por supuesto que identificar la repercusión y la recepción de las propuestas. Pues...


Que estoy harto. Que es peor que nunca. Que no es fiéis de nada. Ni medios. Ni amigos. Ni nadie. Que no hay ni tribus ni tribas, que no, que no hay nada de eso ni de lo que se nos vende. La escena de la música evangélica en España sí que es una escena a reivindicar. Y no la tecnorumba al uso, que es mainstream. Y la cumbia es mainstream. Y está bien que sea así. El underground sigue existiendo, está en bandcamp. O en soundcloud. Así es la vida. Pero no os creáis en ningún caso la mierda que publique un blog, la opinión de nadie. Creeros las camisetas, yo siempre he creído en las camisetas. He escuchado grupos a fuerza de ver camisetas. Me paso con dieciseis o diecisiete con Soziedad Alkoholika. En fin. Fíaros de lo textil. O tampoco. Pero bueno, hay mil referencias. Mil sitios en los que buscar, ahora es más fácil. Pero aunque te guste el house más petardero, y més intrascedente, también hay margen para buscar. Esa es la diferencia. Esa es la gran diferencia. Antes llegaban con cuentagotas las referencias. Y eran distribuidoras en las que cabía todo. Garage rock, rollo setenta, música de grupos australianos... El power pop de Australia siempre ha sido un género en sí mismo. Y Sarah Records. En fin, hubo un tiempo en el que la independencia era por catálogo. El catálogo también tiene bastante de fiable. Creo que una generación que recibía en casa la Discoplay (¿se llamaba así?) o la revista Tipo pues estaba al día de las novedades. Juicios de valor. Juicios de gusto, en fin, hubiera sido mejor dejarlo ahí. Y la música es música. Hay un mensaje, claro. Pero joder, tampoco hay que darle tanta importancia a las letras. Ni a la ropa. Ni a las fotos. Ni al material de las gafas de sus seguidores, caso de llevarlas. Joder, no. La música es música. La música es música que es lo mismo que decir, verbigracia de Boskov, fútbol es fútbol. No hay que andar jodiendo con el lado político. No hay política cuando bailas. Eso es lo que quiero decir. Sigo creyendo que una canción cambia el mundo. Creo que es cierto. Y los que dicen que no lo es, quieren que no lo sea. Por supuesto que es posible. Las canciones cambian el mundo. Pasa a diario. Ahí está Gangnam Style. Lo cambian a peor. Eso es lo malo. Lo alarmante. Lo preocupante. Lo cansino. Lo descorazonador. Lo perverso del asunto. Lo perverso del asunto es que las canciones están constantemente cambiando el mundo a peor. No, es broma. Es que me gusta ponerme tremendista. El mundo siempre mejora. Por cada bodrio, hay diez discos inolvidables. Ese el verdadero balance, otra cosa es que nos enteremos del percal o que nos llegue la onda expansiva pero por suerte, cualquiera que esté al día de cualquier minoría musical en España y diría en todo el mundo, goza de una gran salud, que es un tópico decir que cuando las cosas vienen achuchadas, el genio aflora y probablemente no sea verdad, pero igual necesitamos más del arte para vivir y no somos objetivos, no lo sé. ¿Quién quiere ser objetivo? Yo en mi blog personal, desde luego, no. En fin que cuando leo la palabra gafapasta en cualquier titular me vuelvo un poco idiota y hablo de todo y nada, porque desde luego no quiero ser un consumidor especializado ni ninguna gilipollez por el estilo. Esto es como el fomento de la lectura. No la fomentes, que se jodan. Que se lo pierdan. Nadie fomenta el consumo de lo bueno. Parece que fuera un purgante que hay que recetarlo. Pues no. Que se jodan y se lo pierdan. El que no se entera de la escena de la Iglesia Evangélica (ver en tu Youtube desde Hermano Rayo hasta muchísimas más) pues se lo pierde o la escena underground de reggaeton, en fin, o el pop de Noruega o de Suecia, o el garage de Detroit, o la madre que los parió. ¿Qué sabes música de Mali? ¿Eres peor persona por ello? ¿Tienes que saber algo de eso? ¿De África? ¿De la escena pop de Afganistán en los sesenta? Búscalo. Está en Youtube. Y si me gusta la canción italiana de los sesenta...¿qué? Si me gusta Adamo, ¿qué pasa? O los grupos de Burguer records. En fin. Voy buscando. No he escuchado en mi vida a My Bloody Valentine. No sé por qué. Quizá porque me hablaban demasiado de ellos. No sé. Soy reacio a lo que me comentan mucho. Me pasó con Stone Roses. Nos los pillé en su época. Con el tiempo los escuché y me parecieron flipantes. Creo que es música que le podría gustar a todo el mundo, pero el consumo de la música está afectado por mil factores, y no creo que se pueda controlar y no me gustaría que se pudiera controlar, pero parece evidente que se influye en el mercado. Que el mundo se cambia día a día a peor. Que no tenéis que haceros pasar por nadie. Que si te gusta Adamo pues te gusta Adamo. Que si tenías los discos de Alejandro Sanz y ahora vas a los conciertos de Lori Meyers, pues no pasa nada. Está bien. No tienes que ser nadie. Nadie te pide que seas nadie que no eres. No tienes que convencer a nadie de nada, y yo no tengo que convenceros de esto. Solo lo escribo porque creo que vivimos unos tiempos feos en general. Y tanto artículo de mierda justificando o atacando me parece una mierda. Y ya está. Un estado de represión de mierda en todos los campos acaba provocando esta mierda. Un estado de opinión de mierda represor de minorías. Minorías de mierda, también. En fin, que eso. Otro lunes de mierda leyendo mierdas. Un saludo (de mierda) a todos.

Fuentes de uso público

A mí lo de usar el twitter para hacer periodismo me parece engañar a la gente. Podría explicarlo mejor pero... Es lunes. No es día de explicaciones y ya sabéis, el blog, leer, las entradas largas... .. No sé. Me cuesta escribir esto sin tener claro lo que quiero decir. El twitter no es la cuestión, creo que es algo que va más allá. Un compromiso. No es un compromiso con los lectores, es algo que trasciende a los otros. Es tú mismo. A ver, aporta algo a la Humanidad. Compadre, hazte algo. No cogas la cuenta de twitter del famoso de turno y le sablees los enlaces de Youtube, que pim que pam, y te cascas una pieza de los gustos musicales del famoso de turno. Y encima, dirás para ti mismo, vaya crack que estoy hecho de las redes sociales, cómo funciono con el 2.0 y que dicharachero que soy. están ahí. Los enlaces. ¿Cómo no se le ha ocurrido a nadie? Joder, que bueno soy. Que buen reportaje de la música que le gusta a noséquién. Vaya pastel. Son fuentes de uso público. Esto es curioso. Cuando yo empecé a hacer prácticas, no existía internet. Joder, esta frase suena a abuelo cebolleta de cojones. Y además es mentira. Yo empecé a hacer prácticas en 1999 y ya existía internet. Lo que quiero decir es que las fuentes antes no eran tan directas. El famoso no subía enlaces de Youtube. Pero el oficio se ejercía ya antes de Youtube, de internet y de hasta que existieran los famosos. En fin, que es un fraude por lo menos para los que tenemos tres neuronas, ¿no? O porque nos planteamos, no sé, que se puede aportar algo. Que se puede... En fin, es lunes. Bien por el chaval y por su artículo de mierda, qué cojones. Ya está bien de quejarse de todo. Que las fuentes son de uso público, es lo único que quería decir. O que eso parece. Que en realidad, no. Las fuentes son otra cosa. El periodismo es otra cosa. Los lunes son esto. Ya. No da para más.


Actualización: Diez minutos después de escribir esto, he pensado que mucha gente llegaría aquí a través de google buscando fuentes de uso público, pero tipográficas. De modo que.... Voy a incluir algunos. Me parece absurdo pero simpático.

Una app anti-demagogia o anti-cansino

No tener nada que decir no es una excusa para no actualizar el blog del mismo modo que tener algo (alguna estupidez seguramente) metido entre ceja y ceja no justifica según que parrafadas. Pero es una buena costumbre lo de ejercitar el seso y los dedos en el teclado, pero se cae en el riesgo de entrar en los pantanosos terrenos la demagogia con relativas frecuencia sin botas de agua. Opinar por costumbre, como deporte, como para ejercitarse, simplemente por entrenamiento, para no perder el hábito de transitar por el mundo de las ideas y compartirlas en público, no siempre es buena idea. Los argumentos. En principio, el argumento es la base de todo. Cuando el argumento viene dado, es lo que me parece a mí el eco vacío en el que caen muchas entradas de blog. Si tuviera que poner una excusa de por qué escribo esto, suele ser cuando siento que pienso de un modo distinto al de la mayoría, lo que ni es mérito ni es nada difícil y cuando tengo una idea que le contaría a un amigo en el bar, la típica cosa que te viene a la cabeza en el metro o viendo la televisión o una película. Claro. Lo del blog personal, he confesado mil veces, actúa de coartada a la divagación sin demasiado rumbo, y reconozco que al día siguiente de escribir algunas cosas me siento un poco, cómo decirlo, idiota. Es algo que me pasa desde siempre. Con veinte años me recuerdo como un idiota. El mes pasado era un idiota. Eso es porque no dejo de superarme. Cada día soy más idiota. Y claro, siendo personal el blog pues entradas idiotas, son muchas, claro. Por inercia, vaya. Todo esta divagación actual viene a cuento de una idea pasajera que acabo de tener. Una app que vele por ese tipo de intereses en la redes sociales. En el twitter por ejemplo. Una app anti-demagogia o anti-cansino. Me explico. Puede ser un poco en la línea de Black Mirror. El último episodio me dio una voltereta como si fuera un novillo. Eso de hacer recuento de tus perfiles, tus comentarios, tus menciones... En fin, un mix de tus idioteces. O gustos. O películas. O frases célebres. Y a la vez teniendo en cuenta el perfil de tus seguidores. Por ejemplo su tienes un 60% de contactos relacionados con la música y la mayoría de tus estados son sobre política pues te salta una alerta. Alerta de estar dando la chapa. Alerta de argumentos demagógicos si usas tags demasiados comunes. Si usas frases hechas... Si usas una cita. Sin citar, pues salta la alerta. En fin, puede tener muchos usos. Una app anti-demagogia o anti-cansino. Tendría que tener un nombre con gancho. En plan AntiBlablabla. Eso suena bien. AntiBlablabla. Desarrolladores de app, mándadme un email.

Charlatanería 2.0

El medio no es el mensaje.
O no siempre, al menos.

jueves, 21 de febrero de 2013

Nunca más compartas

Es el slogan de un anuncio de Taco Bell en la tv americana.
Ya, ya, se refiere a la comida para llevar pedida entre amigos.
Pero... ¿No serán sutiles máximas morales que desliza el capitalismo en sus espacios publicitarios comerciales? O, ¿es que me fijo más en los mensajes porque es una tv yanqui?
Comparte siempre, es lo que digo yo.
Incluso los asquerosos burritos con sabor a microondas de Taco Bell.

Los amantes pasajeros versus la Huelga de Iberia

Creo que para purgar su alma por la frivolidad, Almodovar debería rodar esta semana un documental de la Huelga de Iberia. Para redimirse de la poca profundidad de Los Amantes Pasajeros. Escribo esto de modo irónico. Una vez escribí en twitter que si dices que es ironía es porque no lo es. Lo sigue pensando. Si hace falta explicarlo, es que no es un chiste. Lo mismo la película es un punto. No lo sé. No la he visto. Opino sin ver. Vaya tela. Pero es que opino sobre lo que apetece o no apetece. Y no apetece. Una comedia. Así. Y mira que Areces va a ser, creo, descubrimiento. Y mira que me mola a mí Raúl Arévalo. Javier Cámara me gusta menos y no entiende esa sobredimensión que tiene de actorazo. No sé. ¿Actorazo? En fin. He escrito en twitter que me pegaba más un Almodóvar en plan Qué he hecho yo para merecer esto, que en plan Los Amantes pasajeros. Que parece de coreografía tontas, al menos en el trailer. Es una crítica del trailer, realmente. Pero pasar de Banderas trasplantando pieles a coreografías de Cámara, Arévalo y Areces, pues me entra regular. Que cuando la vea escribiré aquí que es un peliculón, que me reí mucho y que sigue fino el manchego en lo escribir diálogos chisposos, que seguro que sí. Pero me falta el rollo más castizo, más a pide de calle, menos divo, la parte real de lo real, la parte de haber trabajado en Telefónica antes de que fuera la multinacional que es hoy. Eso. A eso me refiero. Esa conciencia de clase. Me odiaré por esta última frase. Pero ese status. Que es incompatible con la realidad del provocador nato. Eso se pierde. Todo se pierde. A ver, que Almodóvar está bien, pero n sé... algo le falla de unos años a estas parte. Que ha perdido la frescura me parece un tñopico recuerrente de crítico mábien malote pero creoq ue evidente que no es el mismo. Está el diálogo ese de Trainspotting de Spud. En el foro interno. En tu foro interno sabes que aunque parezca que no está mal, en el fondo es caca. Algo así dice. Y creo que es por el fondo. Era el fondo o incluso el trasnfondo lo que molaba. Si hay transfondo , ¿por qué no hay "transforma"? La "transforma" de Mr. Pedro en los últimos tiempos está difusa. Fiel a sí mismo pero sin ángel, sin ardor, sin espíritu...Y creo que parte de la esencia era precisamente eso. Pero ya digo que ni he visto la película. A mí La Piel que habito me entretuvo. No me parecía mítica. Guardaba el tipo o eso creo. Me encantó la música, que se suele decir de las películas flojas, ¿no? Me gustó, esa es la verdad. Supongo que me gustará Los Amantes pasajeros. Pero. No sé. Tengo un pero. Y no sé ni cúal es. Ni tampoco sé por qué debería tenerlo. Pero lo tengo. Y bueno, para eso está el blog. La huelga de Iberia me parece relevante. El destino está en los nombres y aunque se lo cambiaran a viajes Iberia y sea Vibo o como se llame, es otra movida. Iberia maldita. Unos y otros. La huelga salvaje y el aeropuerto lleno de policía. Las imágenes en el telediario con los pasajeros mirando atónitos. Marca España. Yo creo que Los amantes pasajeros hubiera molado hace diez años o igual, quince o veinte, con el status íntegro de Iberia. Antes del low cost. Con el brillo que desprenden las lineas aéreas y toda su parafernalia, como se muestra aunque sea de otra época en la de Atrápame si puedes de DiCaprio y Hanks, o en la más reciente, The Flight del amigo Denzel. Ese rollo. No lo veo en el trailer de Cámara, Arévalo y Areces. Que igual me estoy precipitando. Pero tendría otro look o me daría otra impresión menos de vodevil ese argumento de ... No sé. Pre low cost. Pre Ryan air. Antes las azafatas y azafatos eran otro rollo. Sé que comparar un estreno con una huelga es un poco cabroncete. Que no tiene nada que ver pero es que me pilla el cuerpo tan destemplado para el humor Almodovariano y repito, en cuanto la vea y me guste lo escribiré aquí. Hace dos días le puse un Me gusta a Iberia lineas aéreas en Facebook. A mí los aviones en general me dan miedo y para volar prefiero otras cosas. Quiero decir que siempre he odiado el rollito Iberia. ¿Sabes? Sin sentido le tienes manía a las compañías. Pues eso. Sin sentido, se la tenía. Nunca me hubiera hecho fan de ninguna. De hecho, no lo soy de ninguna otra. No me gustan los aviones. De nunca. Pero al ver quemar banderas británicas en la huelga de Iberia, me he dicho, qué coño, se merecen un Like. El mío. Ahí estamos. La guerra con la pérfida Albion me pone. Lo de Iberia viene a ser lo mismo, lo de los viajes que se llamaban Vibo o como sea. Que no va mal como idea lo de cambiarle el nombre a una compañía antes de despiezarla y malvenderla. No es mala táctica. Claro que te cuesta el dinero cambiar los luminosos. El caso. Iberia como palabra maldita. El malo no es el mismo. Pero son ingleses. Lo mío es anglofilia. Desde hace siglos. Pero me encantan los españoles indignados con la Gran bretaña. Tengo el álbum de la Codorniz en el que le declararon la guerra a los ingleses. Me gusta el concepto de estar en guerra con los ingleses. Y me siento en todos los aspectos de la vida más próximo al inglés medio que al español medio, pero en nada me siento próximo a los gerifaltes británicos presidentes de compañías que joden a sus filiales españoles con especial inquina y en Iberia es British Airways y en el otro Iberia es Carlyle. Pero vamos, que son los mismos malos desde hace siglos y eso me pirra. Qué quieres que te diga. El rollo cíclico. Y es verdad que se informa pero con bastante tibieza. Para lo que significan ambas movidonas. Son cuatro mil puestos de trabajo y tres mil y algo. Redondeando, ocho mil hijos de vecino que se van a la calle. Ocho mil. Ahora he vuelto a pensar en Almodóvar. Pobre. Qué culpa tendrá él de todo este meneo. No sé por qué. Pero me siento que debería de actuar de otro modo Almodóvar. Salir más. Hablar más. Darse más. Es como si estuviera resentido con todo el mundo. Como que no se da. Que no da entrevistas. Que no aparece. Que no opina. Que no se manifiesta. Que sí, que seguro que su agencia de prensa me saca mil discursos por el Sáhara o en la primera legislatura de Zapatero y a saber, lo mismo se ha desengañado que sería lo más propio y a ver, que no quiero que esto parezca dogmático porque es genial que haga lo que le salga del mondongo y que tenga lo codiciada habilidad de transitar géneros siendo siempre igual de sólido. Puede que sea la polvareda de los Goyas. Puede que el ambiente no me pegue con ese tipo de desenfado. Y todo esto es por un trailer. A veces también recuerdo cuando tenía  más trabajo y mejor pagado que el de ahora, que gastaba y no sé, estaba menos sesudo con todo lo que veía alrededor. Y creo que no me pasa a mí solo. Demasiado escrutador. Demasiado... No sé. Demasiadas opiniones de todo, de eso no tengo duda. Pero vaya que muchas veces yo empiezo a escribir en el blog sin saber exactamente que es lo quiero decir. Pero siempre hay algo que quiero decir. Y a veces es una sensación y escribo de ese modo y a veces aparece y otras no. Y uso muchas veces la y griega. De lo que me quedo con esto, es lo la mala ubicación en plan años por el status que ha Iberia y que afecta a Los amantes blablabla o al trailer por lo menos y que, en el fondo, es Historía de España. Como lo es en cierto modo que en el teléfono de información de Telefónica te atiendan extranjeros y uno piensa en Almodóvar siendo capaz de pillarle ese pulso a la realidad sórdida y sacarte a una ecuatoriana o ecuatoriano (lo haría bien el que hizo de jefe sindicalista boliviano en aquella de Iciar Bollaín que escribió su marido y que estaba muy bien y no me acuerdo del nombre), trabajando en información de Telefónica y sin enterarse de absolutamente nada, y haciéndolo cómico, eso era lo grande de antes, ese punto y acoplarse al momento, retratarlo de una forma exagerada o histriónico pero creíble o "muy español" en el fondo, y bueno, si escribo sobre Almodóvar es porque creo que a los que venden MarcaEspaña conforme a estándares de triunfo en deportes tipo Rafa Nadal o los futbolistas o vete a saber qué o los que lo venden como empresarios de éxito, pues bueno, creo que ahí está la filmografía de este cineasta nacido en la Mancha profunda que creo que profundamente español y por tanto, debería ser otra cara de MarcaEspaña. En fin, demasiadas explicaciones de un titulo de entrada de blog con vocación de molestar más que nada y cruzar las churras y las merinas para no sacar en claro practicamente nada. Y en esas estamos. Y estáis, los que hayáis llegado hasta...

Qué ricos éramos

Emulando a Michi Panero pero hablando del pecunio y no del cariño o la felicidad.
Felices no seríamos entre burbujas, pero qué ricos éramos.
Qué ricos éramos. Campos de golf. Más campos que jugadores federados. No, es broma, no tengo ni idea del número de fichas. Pero éramos pocos. Pocos ricos. Pero muy ricos todos en nuestro pequeño entorno de gastos. Comiendo fuera. Pidiendo ración, nunca una media. Yendo a tope. En general, a tope con el gasto diminuto. Y con el billete de cincuenta por noche. Más menos.
Supongo que habrá quién se ría de esa cifra. Tampoco es que sea estratosférica.
Ahora hay semanas en las que no puedo salir simplemente.
En un país de desahucios, no poder salir no es trágico.
Para mí lo es, aunque tenga techo (por ahora).
Qué ricos éramos. Yo no soy tonto. Todos con un plasma más grande que el demonio. Con carracos. Hoy en mi estación de servicio predilecta el diesel ha rebasado la psicológica frontera del 1.40 y pico euros el litro. Es un abuso. Le echo diez euros a la semana. La única solución a medio largo plazo es sacar la bicicleta del sótano, tiene el manillar oxidado pero algo se podrá hacer. Siguiendo con este ritmo no podré pagar seguro el año que viene. Por otro lado, he adelgazado.
Estoy más delgado, no sé por qué. Hace dos semanas que no tomo azúcar. Se me acabó y no he comprado. Reconozco que me sabe peor el café con leche pero me siento mucho mejor. Y he adelgazado un montón y como muchísimas patatas. Que son sanas, creo. Aún fritas. Y no es lo mejor, pero es como más me gustan. Y estoy adelgazando. También como mucha fruta. Apenas ceno. Cuando ceno como cenaba antes me noto pesado y tengo sueños extraños. Casi nunca los recuerdo por otro lado pero la sensación de extrañeza perdura más allá del despertar. Y la erección. Es una sensación similar. Como de: Esto no es mío. Este no soy yo.
Qué ricos éramos. En el pasillo central de El Corte Inglés. En cualquier rincón de El Corte Inglés. En los probadores de El Corte Inglés. Sabiéndonos buenos consumidores. Consumidores de calidad, consumidores con calidad. Esa sobredosis de garantías sanitarias, de trazabilidad, de atención al cliente y servicio post-pago. Esa atención de calidad. Ese nivel de consumo olvidado... Lejano.
Entrar a un chino  y tener la sensación de que el mundo es tuyo.
Con un billete de veinte euros, el mundo es tuyo en un chino.
Si te lo puedes gastar sin cargo de conciencia, el mundo es tuyo.
Y te vas con dos bolsas llenas de tonterias y utilleria del hogar. Que nunca se sabe.
Eso no lo echo de menos.
El olor de las tiendas de chinos. El olor intenso del plástico. De las fábricas de plástico en China. En la parte peor de China. En el pasillo central de China. En los probadores de China. Es un olor intenso a tóxico. Eso lo he aprendido con le tiempo. Educando a la pituitaria. Valores sociales y efectos secundarios de los plásticos. De los artefactos de fabricación en serie con los materiales más mundialmente baratos. Y me da igual la e de la Unión Europea. Los estudios dicen en que tanto por ciento afectan al cuerpo humano determinadas sustancias.
Esto no tiene nada que ver con ser rico o no serlo.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/02/20/valencia/1361376218_244079.html
Esta noticia...
Bebiendo herbicida.
En Alzira.
Desde no sé cuándo...
Se prohibió en 2003.
Imagínate la cantidad de tiempo que podemos llevar bebiendo herbicida en Alzira.

Y quién dice Alzira, dice China o yo qué sé... Uno no puede fiarse. De nada. De nadie. Ni del grifo. Ni de la tienda de chinos. Se notaba menos cuando éramos ricos. Los políticos eran así. Y así iba todo. Al tun tun, como las cosas van.
Cuando éramos ricos yo seguía siendo un tiraillo pero tenía mis lujos.
Una vez le dije a una chica que aquel momento era la persona más rica de la Tierra porque estaba dispuesto a gastarme en una noche todo lo que tenía.
Así de estúpido y cursi he sido siempre.
Por supuesto no gastamos mucho más de los normal, ella le daba mucha importancia al dinero y yo quería demostrarle que no es importante la cantidad de dinero de tengas, sino la que estés dispuesto a gastar. En eso siempre he sido muy rico, dispuesto a gastarmelo todo.
Era rico en impulsos.
Impulsos, sí, por ejemplo este fin de semana hay un festival chulo en Toledo, pues antes cogía el coche le enchufaba treinta euros de diesel y me tiraba a la carretera.
A veces dormía en hostal, a veces no dormía... Siempre era una aventura. A veces las aventuras pueden ser aburridas pero siempre son aventuras. Y así eran. A veces me sentía muy perdido. En un apartadero de la autovía viendo a ver por donde tiraba pero se veían cielos increibles. A veces me comía bancos de niebla acojonantes. Pero me encanta hacer eso.
Coger el coche el viernes por la tarde y desaparecer.
Ahora no puedo desaparecer.
O al menos no de esa forma.
Tampoco es tan importante y desde luego no es nada trágico, ni de primera necesidad, pero no puedo negar que echo de menos mis road movies de fin de semana. Incluso en sus partes más aburridas.
Ahora el dinero no me da para aburrirme y lo tengo clarísimo.
Tengo que seleccionar. No puede ser gasto en, cómo decirlo, gasto hastiado.
Es no permisible.
Este finde hay un concierto que me apetece muchísimo.
Cuando era chinorris y directamente no tenía ni un duro, iba a las pruebas de sonido. Y hacía entrevistas a los grupos y me ponían en lista. No siempre pero casi siempre. Es un gran método para aprender de música, estar en las pruebas de sonido de todo tipo de grupos. Ellos te miran, los del grupo, con desconcierto, sí pero sin darle importancia porque no saben si eres de la sala o un camarero o vaya a saber y tú estás ahí plantado con tu libretilla. La libretilla es importante. Pues sí con grabadora pues también pero lo fundamental es la libretilla y el bolígrafo. Y esperar. Es importante esperar y con ello, claro, tener tiempo. Ir. No hablar. Esperar. Que todo esté hecho y que cuando acaben te atiendan. Ni que decir tiene que las pruebas de sonido son mucho más chulas que los conciertos con los grupos que realmente prueban sonido. Algunos simplemente enchufan. Bueno, en fin, todo este rollo es porque creo que voy a tener que volver a las pruebas de sonido para ver algunos de los conciertos que más me gustan. Porque es imposible pagar la entrada. Y me jode. Porque los que promueven esos conciertos, es decir, los promotores no seguirán haciéndolo si no cobran lo que ponen de precio en sus entradas. Es evidente. Es necesario pagar. Hace poco pague ocho euros en taquilla. Me parece un precio muy coherente pero me es imposible asumirlo cada semana. Y es un precio ridiculo. Y no todos los meses, pero muchos meses hay conciertos todas las semanas. Que está la cosa muy achuchada como ya sabemos. También hay algo mágico en las pruebas de sonido. De aquí a dos meses, en bicicleta a las pruebas de sonido.
Y con la libretilla, claro.
Y con cinco kilos menos.
¿Qué podría salir mal?

miércoles, 20 de febrero de 2013

We live in public (Ondi Timoner)

Un documental de Ondi Timoner, responsable de Dig! que me flipó. Va sobre internet. Y sobre Josh, un pionero loco. Tampoco os lo destripo, porque... No tendría sentido, ¿no? Solo deciros que es oscuro. Si estáis de buen rollo o felices, no lo veáis porque te deja bastante sonado. Bastante bajona. Pero bien. Es guay. Es divertido. Y me gusta. Así que os lo recomiendo.

Pactos perversos

Promover un pacto anticorrupción es perverso.
Me explico. Si la corrupción es delito como lo es, pues ¿para qué más?
Ya está penado.
¿Nos ponemos de acuerdo para no cometer delitos?
Es muy perverso.
Que sí. Que será buena la intención. Que será incluso necesario, que me parece aberrante. Es aberrante, quién podría negarlo, que fuera necesario ponerse de acuerdo para no cometer delitos.



Esto me lleva a pensar más allá.
Quiero decir. Si proponen un pacto anticorrupción es porque algo no está funcionando bien.
Algo no funciona bien. Porque si las instituciones funcionasen, no habría nada que hacer, nada que pactar.
Algo falla.
Algo falla de fondo.
En fin.
Aún no he almorzado y no doy para más, pero ahí lo dejo.

¿Quién coño es Jesé?

Ni lo sé, ni me importa.
Pero que sea portada del periódico más vendido de España sea un jugador del Madrid B, me parece preocupante. Portada: jugador del Castilla.
Quizá en julio, en agosto... No sé.
Me da la impresión de que a los periodistas últimamente les pasa que los árboles no le dejan ver el desierto.
El desierto en general.

martes, 19 de febrero de 2013

Los girasoles murieron

Bueno, uno aún languidece.
Pero sigue.
Los otros, no.
Por eso no subí más fotos de ellos. Un duro invierno. Qué os voy a contar.

¿Quién le pone el cascabel al Rey?

Para empezar cambiando la Constitución.
Que se puedan poner cascabeles a los reyes.
Que es un tema.
Y después, a ver qué pasa.

lunes, 18 de febrero de 2013

¿Qué tienen los premios Óscar que les falta a los Goya?

Quiero decir. Que veo los Goya. Año tras año. Gala tras gala. Y siempre es la misma sensación. Algo que no. Que me chirría. Que no termina de funcionar. ¿El qué? No lo sé.
Miremos a hollywood.
¿Qué deja al día siguiente la gala de los premios Óscar?
Vestidos.
Alfombra roja, de verdad.
Modelazos.
Escotazos.
Estilazos.
Mujerazas.
Galanes.
Esmóquines.
Estrellas en alza.
Guapos oficiales con canas incipientes.
Parejas famosas.


Está todo eso.
Y luego, siempre hay una película.
La gran película del año.
Y la gran justicia after all of those years.
Con el actor decrépito de turno o la señora arrugada mítica.
Y luego el par de títulos.. Que eso. Que vas a ver. Que tiene el premio mejor director.
Que es una historia muy de Óscares.
De enfermo terminal. De condenado a muerte, la historia real.
Y luego está el actorazo hor.
O la superwoman de turno.
El que volvió del infierno, tipo Mickey Rourke...
En fin, todo eso también está en Hollywood.


Creo que a nivel de películas, en la piel de toro se ha cumplido. Hay taquillazos. Hay cine de autor. Hay animación bien vendida. Hay blanco y negro. Hay cine mudo.
En fin, los chicos de las cámaras han hecho su trabajo.
Hay actrices de postín.
Verdú por ejemplo.
Y jovencitas...
Pero bueno ahí me empieza a fallar un poco.
Las brechas generacionales del cine español en cuanto a actores creo que pasan factura en el negocio.
No se renueva el imaginario.

Y luego creo que falla el glamour, el escenario, el rollo, la presentadora...
Para el año que viene que lo presente Julián López.
Un tio con chispa y con gracejo natural.
Y aparte, actor.
Me vale Alex O´Dogherthy o como se escriba.
Alguien así... Que trabaje en películas, en series por lo menos.
Que sea actor... De verdad. No presentadora. No Eva Hache, con todos los respetos para ella, pero lo hace muy muy muy mal. Y no es... Como decirlo. El perfil. Es como que el perfil.... Lo abarata todo.
Y luego los homenajes...
¿Concha Velasco?
Venga, vale.
Pero...
José Sacristán.
No nos pega en lo que decía que vuelve del infierno...
Quizá vuelva del ostracismo... Ayer se leía en twitter.... José Sacristan MAESTRO. Noséqué. Venga, va. Dime tres películas de José Sacristán. Joder. Pues claro que no.
Que me cae bien el tipo y tal... Pero ese rollo de elevarlo a los altares... No sé. No es Dustin Hoffman, ¿sabes? Me fallan esas vacas sagradas porque creo que no lo son tanto. Y me refiero a Concha Velasco y Sacristán. Dos currantes, vale. Pero no tienen esa pátina de... Cómo decirlo. De grandes de verdad. ¿Me explico? Pero vaya... Que hablan las películas.
Y ahí están, los currantes.
Pelis.
Y currelas.
Esos están bien.
Me falla Eva Hache (o Buenafuente o cualquier showman o showwoman del palo).
Me fallan buenorras en traje.
Me falla el humor de la gala y que no la presente un actor.
Me falla que no se destile glamour y sea el mejor escaparate de un star system que no existe.
Me falla la pompa.
Me falla que los que van se lo crean de aquella manera.
Me falla el puto palacio de Congresos, me falla del todo, que lo hagan en la Gran Vía, en Callao, el Palacio de la Prensa, en la Casa América y hacen la alfombra roja desde debajo del arco de triunfo, yoquesé. Pero es que los Palacio de Congresos son para eso, para Congresos de médicos o de agentes de seguros, que está bien para eso, para que se junten los estomatólogos de toda Europa a hablar de sus últimas pesquisas con la bilis o la vesícula, para el Congreso Mundial de la Vesícula pues va perfecto el Palacio de Congresos o todos los empleados de la mutua de turno de yoquesé para comparar cifras y consesuar objetivos, pero para la gran fiesta del cine español, no es el sitio. Está lejos. No mola para que vaya la gente. No es céntrico. No tiene unas puertas bonitas. ¡Las puertas son fundamentales! Compara el Palacio de Congresos con el Kodak Teathre. Pues eso.
Falla el show.
Falla el concepto: yo se lo daba a x. A Vigalondo. A Tinieblas González. A Venga Monjas. A Miguel Noguera. Bueno, no. Se lo daba a un cineasta, va. Cineastas. El que sea. Que haga la gala. Como un reto. A ver que hace nosequien. Y esa expectación. Y ese sello de autor.
Yo se la hubiera dado a los de El Mundo es Nuestro.
La película me parece discretita, pero joder, la epopeya de estrenarla.
Se merecía una nominación, qué menos.
Y los compadres haciendo un sketch, qué menos.



A ver que los que lo tienen que hacer bien, lo hacen bien.
Lo otro, fácilmente cambiable, pues es un mojón.
Pero se puede cambiar. Quiero decir, son decisiones que parece que depende de jefazos casposos que siguen orientaciones casposas y que si les dejaran lo mismo te colaban a los de Aquí no hay quien viva o La que se avecina o como se llama.
Que por otro lado no estaría mal, porque mira..:
A ver, que los Goya van de vender y si venden con esos personajes. Avanti.
Que el ninguneo a Torrente, tampoco se explica.
Darle la gala a Santiago Segura, que la produzca él a su rollo con máximo secreto.... Seguro que causa expectación y oye, lo mismo al que se lo encomenden se atreve... Que es una patata caliente. Pero mola. Y con el rollo de hacer una gala de autor. Pues mola. O lo mismo podría molar. No sé.
A ver. Que yo la veo todos los años.
Tampoco hago más.
Pero me jode el convencionalismo: El rollo casposo. Los y las monologuistas chungas. Los guiones pencos. El rollo obsoleto. El star system artrítico. Los héroes, sí, los héroes que consiguen estrenan sus putas paranoias y consiguen que esos casposos productores les den pasta para hacer su locura y que después vaya y funcione, flipa y sobrevivan y hasta les den premios. Esos héroes. HÉROES. Soportando el discurso del político de turno. Del ministro de turno. Del productor jefazo de turno, millonario de turno que es el que parte el bacalao en el oficio. En fin. Todo ese rollo siniestro alrededor. Y ellos con su luz. Con la luz de los HEROES: la única verdadera.
Y ante ellos, no es que me quite el sombrero, es que me arranco la cabeza.

En fin que molaría un espectáculo bien hecho por los que hacen bien el espectáculo.
Ya podía retransmitirlo una cadena privada.
A ver qué pasa y sobre todo, a ver qué hacen.
Molaría una gala de los Goya producida por Mediaset.
Seguro que tiene más brillo.
Y más glamour. Y más toque chic... Y más famoseo de todo tipo.
Y más gancho.
Y más venta.
que es para lo que se hace, ¿no?

Y luego... Los que hablan de subvenciones.
A ver, joder.
Es la madre del cordero.
Es una mierda.
Está jodido.
Pero no jodáis a los héroes. Que también se sobreponen a eso.
Que va en su contra.... Como contó Tinieblas en su rueda de prensa....Que he mencionado mil veces.

En fin, que soy un puto pesado.
Hala, hasta el año que viene que volveré a pensar lo mismo y volveré a escribirlo.
Sansacabó.

sábado, 16 de febrero de 2013

Vender los pisos malditos por internet

He escuchado hoy en la radio el anuncio de una página de internet en plan inmobiliaria, no recuerdo bien ni el nombre ni la cuña que vende pisos ganga pero he recordado algo que quería escribir aquí. Los pisos malditos de los suicidas, ¿cómo se vende? O, ¿los de las familias desahuciadas? Los pisos con drama, vaya. Se tiene que desligar el producto de su entorno conflictivo, alejarle la maldición. Y, ¿cómo? Pues con una página de gangas inmobiliarias low-cost. Pues sobre el papel, lo veo muy bien. Me gustaría escuchar a algún tertuliano netamente liberal que analizase como negocio que un inquilino se te suicide dentro de tu bien inmueble, con voluntad de cuantificar el coste neto y la depreciación lo más exacta posible, y menos bla bla bla. Porque creo que es el tema principal, el mal negocio de hacerlo mal negando daciones en pago o salidas simplemente "humanas" a una cuestión que no deja de sorprenderme y lo resalto siempre que puedo, los bancos y cajas y entidades de crédito evitan perfectamente en los medios, es decir, no se les señala. Lo que es una connivencia evidente por el pastel publicitario pero bueno, antes de pasarme de conspiranoico lo dejo aquí.

viernes, 15 de febrero de 2013

Si es largo no lo leeis

Si escribes mucho, no te leen. Es curioso pero es así. Se acaba la atención de tanto párrafo junto. Por más que sean frases cortas. Ideas. Sustantivos. Sin verbos. Sin comas. Todo como de un telegrama. Como sloganes. Pero cansa, claro. Todo cansa. Eso cansa. Las frases cortas cansan quizá más de lo que podría parecer, ya que una subordinada tras otras, aunque empache y nos estire el ojo de línea a línea, pues entra también suave y la rima, en fin, la sintonía es menos abrupta, el ritmillo, ya sabes. Las frases cortas cansan más aunque no lo parezca porque la gente no está dispuesta a consumir más de un par de lemas, en el mejor de los casos y el más interesado de los días, de los que tú puedas sugerirle con la metralleta de banalidades. Es la guerra. Lo único claro es eso: estamos en guerra. Personalmente hoy es como si me hubiera conquistado un par de colinas, como si hubiera tenido que retroceder varias millas hacia atrás. Replegando, claro. Es lo lógico. Pero me hace sentir mal. Ese tipo de pensamientos estúpidos: a veces es mejor morir en el momento adecuado. Esa predeterminación sin un objetivo bien seleccionado. Cansa. Como las frases cortas. Frases sin verbo. Sin acción. Sin una línea de tiempo. Sin voz. Solo palabras. Solo la frivolidad del eco. La prepotencia de los que se pierden en los recovecos del lenguaje. Eco. Recoveco. Menuda puta mierda. Ganas de insultar. Pura ira. Sencillas máximas. Simples mínimos. Una vez cubierto el vacío se vuelve inmenso. Con la cerveza, el cigarro, el libro y el cenicero. Y la rima. Y el viernes por la noche con la televisión encendida viendo morralla. Morralla. Bebiendo cerveza en casa. Unos hábitos horribles. Libros que son buenos a medio leer. Es mi mejor defensa. A tercio leer algunos. Muchos abiertos lo justo. Demasiados volúmenes esperando. Una larga cola en la estanteria. En mi cabeza vacía. Puta rima de mierda. ¿De qué iba a hablar, amigos? Anécdota. Había una anécdota. Creo haberla contado. Flashes. A veces pienso que ya he subido un estado o una canción al facebook. Seguro que le pasa a más gente. Los deja-vus o como se escriba de estados de facebook. ¿Ya puse esta canción? ¿Ya puse esta estrofa de nosecúal canción? En fin. Si escribes mucho no te leen. mi propósito es escribir mucho y que me lean, bueno o que hagan lo que quieran, pero escribir mucho, sí. Mi propósito es mucho en casi todo. De dinero me quedo con normal. Tampoco hace falta mucho, porque con lo normal, me da mucho de si. No soy de caprichos. Pero hacer muchas cosas, que no hago. Es mi principal aspiración. Aunque sean estupideces. Si son muchas. Oye, ya son menos estúpidas. Eso es así. El volumen. Tonteria por volumen. Y me vale para todo, que es una muletilla que uso mucho recientemente, es para todo. No sé si la uso por vagueza o porque da bien el tipo en muchas situaciones. Había una anécdota. Si hablamos de muletillas. Sabes lo que te quiero decir. Es quizá la muletilla más larga que he tenido en mi vida. Un muletón. Muletilla, no. Sabes lo que te quiero decir. Son seis palabras, ni más ni menos. Y repetida. Más. Doce. Veinticuatro. Sabes lo que... Un amigo una vez me dijo que le ofendía. Que claro que sabía lo que quería decir. Que si yo pensaba que era estúpido y no me entendía. Pues claro que me entendía. Y entonces pues se fue recortando. Sabes lo que digo. Sabes. Y al final, el sabes... Quedaba mal. Con el seseo del sur. Sabesss. En fin. He tenido todo tipo de muletillas absurdas. En 1998 dije Se te va la pinza, Flores. A mi colega de Murcia del colegio mayor, Flores. Y me dijo: ¿qué pinza? No lo había oído en su vida.  Sostengo que me lo inventé yo. Quizá lo flipe pero yo no se lo había oído a nadie. Hoy en día hay camisetas con "Se te va la pinza" y queda muy de lunático de la vieja escuela decir que te inventaste expresiones pero es cierto. En fin. No se me ocurre más invenciones. Intenté colar pistón. Se te va el pistón. No funcionó. Intenté colar turbina. No funcionó. Perry Mason, también lo decía mucho. De hecho hice una recopilación para mis colegones que empezaba con la sintonía de la famosa serie de juicios. Y se lo decía a mi novia, de entonces. Que eres una Perry Mason. Y tal. En plan broma. Hablo de 2002. En fin. Pero bueno, quizá lo oí en algún sitio. Lo de Perry Mason no diría que fue del todo mío. Pero sí fue muletilla. Me sirve para todo, es mi muletilla de ahora. Perry sirve mucho también. Necesito muletillas nuevas, no engaño a nadie. Las muletillas son mucho de jerga y de asociación automática o involuntaria. En fin. Un traspiés semántico conceptual que de repente a alguien le choca pero porque, como Flores, no termina de cuadrarle. ¿Pinza? ¿qué pinza? Sabéis lo que os quiero decir. Pues claro que lo sabéis, qué leches. Sois lectores de mi blog, sabéis latín. Vosotros o sois como Flores. Sabeis lo que quiero decir. Pero esta no era la anécdota. No es anécdota. No es la anécdota. La anécdota, que creo haber contado sinceramente con los clásicos deja-vus mentales de lo que has hecho o de lo que pensaste que ibas a hacer o que las frases cortas cansan, aunque las subordinadas sirvan para otra cosa, algo más, no sé, una pista americana, la actitud pista americana que tienen los redactores de algunos periódicos de rancio abolengo, en los que parecen que les ponen puntos negativos si usan puntos y positivos, o incentivos en el sueldo por frases del tamaño de párrafos, y como sé que sabéis lo que quiero decir, intento de rondón, decir algo más, incorporando otras lecturas de esto que tiene una lectura muy poco interesante así a primera vista porque, no os engaño, intento cansaros como a los potrillos dando carrerillas antes de meteros en la cuadra, antes de llegar a la anécdota que, ojo, viene ahora. Anécdota. Frases cortas. Mi profesor. El colegio. Año poco definido. Los ochenta. Cuarto o quinto. Quizá en sexto. Sexto iba más en serio. El profesor. Señor mayor. Don José. A su rollo. No parecía enterarse de gran cosa. Corregía rápido. Al vistazo. El típico profesor que coge a un alumno y le pone un seis y le mantiene el seis todo el año. Y no suspende nadie. A no ser que lo deje en blanco. Y se lleve el cero. A poco que escriba tiene un cuatro. Y si escribe algo medio lógico, listo. Un cinco. A casa. Don José. Un buen profesor. Visto desde el punto de vista del alumno holgazán que gane fama y duerma a pierna suelta, el profesor perfecto. Total, Don José en sexto. La anécdota. No se lo leía. Era mi íntima convicción. No se los leía. Los exámenes, no se los leía. Y bueno, en uno de Historia creo en el que era de varios folios, pues entre Luis XVI y la Revolución Francesa metí un par de frases absurdas, en plan resultados del fútbol, como Real Madrid Valladolid empate en las Gaunas ojo en el Sardinero Gol de Emilio Butragueño y así, en ese plan, como si fuera un boletín, tres líneas, y luego pues la guillotina, la Bastilla y todo lo demás. Sentí un cierto vértigo antes de entregar. Y nada, me llevé mi ocho de rigor. Era un gafitas. Siempre tenía buenas notas pero me fastidiaba que fuera un ocho y no un nueve, creo que solía ponerme un ocho y media, que era sobresaliente y siempre el ocho y medio y me jodía eso. No por empollón sino porque no se leyera los exámenes, los ojeara por encima y te cascase la nota de siempre. Y bueno, no sé. No recuerdo muy bien cómo pero me pilló. Se lo conté a alguien y alguien lo contó a alguien y se dijo en voz alta y entonces miró el examen y me lo tachó. Don José tampoco era estúpido. El caso es que se jodió mi ocho y medio habitual. Pero se comprobó. Como un estúpido lo comprobé. En otro examen, me echó. Don José por chivarle algo a un compañero. Hey. Fui buen rollo. Le estaba señalando que algo era amarillo. Señalándoselo con el lápiz. Menuda estupidez. Recuerdo como me sentí al echarme y no poder entregar el examen. Al otro chaval le daba igual. Le echaban a menudo. Y no tenía ni idea del examen. Yo me lo sabía y no como para mi ocho y medio habitual pero para aprobar de sobra. Sin tonterias esta vez. En fin. Con Don José nunca triunfé. Pero el hecho es que no se leía los exámenes cuando escribías lo suficiente y veía que sabías por donde iban los tiros, pues listo, ocho y medio. Mi ocho y medio no estaba tan mal, quiero decir, no soy el típico empollón y nunca lo he sido. Estaba sensibilizado con el tema porque un buen colegón del cole pues estaba abonado al seis y el chaval se esforzaba y se lo sabía y mejoraba y solo sacaba un seis. Y estaba jodido con el tema. Y de ahí me di cuenta que Don José no se leía los exámenes. En fin. Creo que esto tiene que ver con el destino. O con lo que la gente llama destino. Alguien no hace bien su trabajo. No se fija en el detalle. No valora tu esfuerzo. No cree en los cambios. Siempre hace lo mismo. Simplemente deja que ocurra. Hace lo que se espera. Se repite. Se mantiene el giro de la rueda porque no se lo leen. No leer, el principio de cualquier mal. Soy inconmensurablemente más feliz cuando leo algo que realmente me apasiona. Y no soy un puto empollón ni un puto chivato. Si fuera un empollón no me habrían echado de aquel segundo examen por decirle una estúpida respuesta a un compañero que ni siquiera se estaba enterando y no tenía ninguna posibilidad de aprobar por otro lado, a no ser que se lo contase todo lo que era imposible y si bien es cierto que Don José se daba poca cuenta de las cosas, cuando veía algo que estaba pasando ante sus narices, tenía un pronto enérgico. La bravuconería de los poco despiertos, es una categoría del alma a tener en cuenta a la hora de lidiar con futuros conflictos. Que pereza hacerme la cena. Me tomo unas aceitunas y unas patatas. Engañando al estómago. Don José no se enteraba pero si se enteraba, te liaba el pollo. En fin. El destino. Parece que no se dan cuenta, pero cuando viene un pronunciado giro, parece que todos lo intuían. Que estaba en el aire. ¿No pasa eso? Don José tenía que leerse los exámenes. Los alumnos podían mejorar o empeorar. O intentar colarle alineaciones de fútbol o resultados de partidos o nombres de campos. Conseguí colarlo. Pude hacerlo. Se la colé a Don José. Es así. Me pilló por bocazas, por presumir de mi presunta hazaña antes de tiempo con el examen recién entregado. Fui un estúpido y un bocazas y lo hice por mi colega que le ponía el seis, si o sí, el seis. Que eso jode. Peor es un cuatro, claro. Pero quiero decir.... El destino. Alguien no ha hecho su trabajo, amigo. No desesperes, amigo. Alguien no se ha dado cuenta de los progresos, amigo. Las cosas cambian. El destino es un cambio continuo porque de repente Don José se da cuenta y en otro examen, pues te echa a la primera de cambio porque así es como las cosas cambian, de polo a polo, de todo a nada, y de no te veo a te tengo encima, puede que sea por eso o simplemente las cosas tardan más en pasar y alguien no estaba con tu ángel de guardia, y pendiente de lo que tenía que estar o no te dijo lo guapa que estaba aquella noche o lo delgada que te estabas quedando entonces. Don José falló o fallaba. Y a cualquiera le puede pasar. Y se construye de ese modo, por descuidos de otros, por carencias que no estaban en el guión. Y por retos. Y por intentarlo. Y por atreverse. Y por creer, o no sé. Por probar si se los leía o no. Está claro que soy el único que lo ve pero a mí me parece heróico. Colarle resultados de fútbol a Don José en sexto de EGB. Héroe. Para comprobar que no cambiaba las notas en todo el año y que no se leía los exámenes. Héroe. Claro que sí, nadie lo vió así. Si es largo, no lo leéis y si es heróico, a veces, sí y otras, pues tampoco. Que es jodido a esa edad hacer tonterias de este tipo y que te salgan mal y que vuelvas a casa, y digas, pues mal, me ha ido mal el examen. Sois como Don José, en el blog al menos, si es largo no os lo leéis. Llegado a este punto podría confesar mis más sucios secretos con la garantía de que la audiencia sería cero, no lo voy a hacer de todos modos, pero podría porque estos largos párrafos, te permiten cualquier cosa, de la Revolución Francesa a Emilio Butrageño, que lo llevo haciendo desde el colegio, que escribía los exámenes como si fueran entradas de blog, en fin...Que no sé que me voy a hacer de cena, y el blog me vale para eso también. Para comunicarme con el mundo es mis mayores momentos de aislamiento. El mundo es un puro asombro. EL blog te permite eso. Y meterlo todo. Sabéis lo que os quiero decir prefectamente los dos o tres habituales de casi todas las entradas, cabe de todo y está bien que sea así. Se está construyendo el destino con lo que os dejáis por leer. Oye, que no hay que dar explicaciones. Y menos del aburrimiento. Si te aburre, pues lo dejas. En mi defensa puedo decir que a veces aburro a propósito, por disimular aunque la mayor parte de las veces lo hago sin darme ni cuenta como lo bueno si es que hay algo de bueno en alguna particula de mi ser y me queda el consuelo en esta absurda diatriba final que no llegaréis a leer por eso de que sois pequeños Don Josés con vuestras notas de media para todo el año ya aprendida de adelante y atrás y con eso os dejo y es más que suficiente por ahí y por no haber cenado y seguir, y lo que me queda, sin saber qué hacerme. Pelar patatas. Pereza. Cortarlas. Mondarlas. Aceite caliente. Freirlas. Quizá un huevo frito. Me apetece un huevo frito. Un anagrama de deseo sería para mi un buen huevo frito. Y sus patatitas. O lo que sea. Pero sabes lo que te quiero decir.... claro que sí. Escribí en twitter no hace mucho. Quien bien te quiere, te hará la cena. Y anda que no es verdad. Yo pelaría las patatas y las freiría con muchas más ilusión para alguien que no para mí mismo. Me da alegria alimentar a mis gatitos en parte por eso, los gatitos son los del fondo de pantalla del blog, ahí posándome hace unos meses, a principios de verano. Son iguales y no los distingo. He hablado mucho de mis gatitos en el blog. No en vano es para eso internet.

Desahogo consciente

Resulta que el blog es muy a menudo un desahogo inconsciente y ocurre que a veces siento la necesidad, plenamente consciente, de desahogarme pero entonces, no sirve. ¿Por qué? No lo tengo del todo claro. La mitad de las entradas que escribo aquí, no las volvería a escribir mañana. Quiero decir, son del día. Son arranques. Son puros impulsos, que no tendrían equivalente. Que no serían iguales. Ni siquiera los temas. Un día me tiro de los pelos con la financiación de partidos y otro hablo de lo lamentable que me parece una columna o un columnista. Y qué. Nada, claro. Eso es el desahogo. Nada, pero son temas banales, o del día, o de la semana. Cuando leo entradas antiguas del blog, ni siquiera las recuerdo. Se olvidan las noticias que provocaron la reacción. Cierto es que en dos frases ya sabes de lo que hablabas, pero son como conversaciones de bar congeladas en el tiempo que pierden su sentido al volverlas a oír, o leer en este caso, como un desvanecido eco de la intención original. Son bocetos. Ideas sin importancia. Algún exabrupto. Alguna Es como si fueran monigotes. Uno no recuerda los borrones. Los hace de un modo automático. Es como preparar cafeteras. No te lo planteas. Buscar el sobre de café molido, echas agua, pones el fuego y esperas. Cada mañana. Cada nueva entrada de blog. Pones el fuego y esperas. Es parecido. Y me siento culpable, qué duda cabe, de esa estúpida impulsividad que no sirve para casi nada, porque aquí se acumulan esas espontaneidades. Y me siento mal. Si entro en el terreno de la desacreditación personal. Porque pasa el tiempo y mis encendidas palabras siguen aquí para el que se goglee y prefiero hablar poco o nada, escribir más bien, de aquello que realmente me duele o me ofende. En general prefiero ponerme en medio de tendencias de pensamiento muy asentadas. Hace unos meses con una canción de Enrique Octavo, mi grupo, o más bien, con la letra de la canción tuve esa sensación de entenderlo todo súbitamente. Guerra al convencionalismo, se llama así: Y creo que resume mi actitud en el mundo. Guerra al convencionalismo. Y vale en muchos apartados de la vida. En el ámbito profesional me parece el gran abismo. Las convencionales formas de informar pueden significar no decir absolutamente nada. Me refiero a las noticias de hace frio o hace calor. Y está diametralmente opuesto a la pasión. Si algo hace que la vida merezca la pena, es la pasión, y creo que hay una prostitución semántica con esa palabra. Que se asocia al sexo, al deseo, a consumar algún tipo de atracción principalmente física... Pasión intelectual. Pasión no carnal. Pasión espiritual. Eso es otra de las excusas que tengo para difamar a desconocidos en mi blog personal. Lo importante es que en la guerra al convencionalismo, ellos dispararon primero. Es en defensa propia. No es una cruzada en contra de otros. Es una forma de defender una parcela personal de pensamiento. En eso consiste. Y defenderla con pasión. Y en el ámbito profesional, contar lo que ocurre. No adaptar lo que ocurre al marco a través del que mostramos lo que habitualmente ocurre. No al molde. No a la forma prehecha. No a la idea prehecha. No a la sucesión de copias del mismo discurso que son "recepcionadas" dentro de un ámbito de cotidianidad que extiende esa rutina de lo normal, de lo habitual, al campo de las ideas. Se expande esa normalidad como mala hierba. Y mira mal al resto de ideas vivientes que tenga la suerte de germinar. Odio escribir sobre política. Joder, lo odio. Lo borraría todo ahora mismo. A mí ¿quién me manda? siempre me he sentido como un anarquista, ¿por qué escribir sobre las ocurrencias de un presidente con la clásica moral democristiana o incluso peor, con perfil ultracristiano? ¿Quién me manda? ¿En qué pertenezco a ellos? ¿Por desahogo? Vale, si es por eso, vale. No tiene mucho sentido, pero vale. Es, al menos, una explicación. O porque la política forma un importante corpus en eso que llamamos convencionalismo. Y sobre todo disparan primero. Ese es el asunto. Me defiendo de las ideas que me agreden porque, a veces realmente me hieren sin que pueda evitarlo. Respondo. Sangrante y "verborreáico". Son los puñetazos del charlatán borracho. Reconozco que siempre sentí que aquí lanzaba botellas vacías con mensaje al mar. Y que las olas las mantenían ahí, y que podía ver la evolución de la marea, en la sección estadísticas. Y ver por donde iban los pescaditos. Y bueno, pues ves que determinadas entradas. Las de fotos. Las de fotos de chicas bien parecidas. Pues tienen muchas visitas. Y te sorprende. O una entrada en la que hablo de lo difícil que es descargar un disco. Y uno supone, se sentirán estafados si lo que buscaban en google, era el modo de bajar ese disco. Y se encuentran los puños al aire de un charlatán borracho, esa es la sensación. Hablo de sensaciones. Es una ladera con pocos asideros. Y la vibración final es... Poca cosa. Un aire agitado sin más. Y demasiado Martinis. Demasiado impulso creador. Demasiado ego flotante. Demasiado tiempo libre. Demasiado personas que no conoces y sobre las que escribes sin piedad solo porque escriben lamentables columnas. No es justo. Las columnas duran un día. O deberían. Internet no se acaba nunca. Cuando empiezo a escribir en este plan, dejo la entrada en Borrador. Un amigo me dijo hace unos meses, si no estás bien de ánimo, no salgas. Sal, cuando estés bien. Es un consejo de mierda. Anteayer hice un amago de escribir una letra sobre la gente que da consejos. Sin que se lo pidas. O incluso pidiéndoles. La gente despiadada de los consejos obvios. Un consejo obvio hace un daño que no es nada obvio. Me refiere a la obviedad como arma arrojadiza.Que te echen a la cara lo evidente como si no lo tuvieras haciéndote nudos en el cuello y contracturas en los homoplatos. Como si esa tensión no fuera real, concreta, dolorosamente concreta en la espalda, como reflejo del estado del sistema nervioso en general. Esos buenos consejos que se agarran a la clavícula con una poderosa mordida. Las rutinas. El convencionalismo en la esquina contraria. Los días estirados. Las noches en blanco. El desorden cíclico. La lucha contra la fatalidad. Y de repente, ante una noticia política, fuego. Pones al fuego cuatro ideas y esperas. Y es café bien amargo con la socialdemocracia pasada por el filtro. Y le das a publicar y se acaba el debate interno. Es hacerlo casi sin darse cuenta. Como el que saca un cigarrillo del paquete y lo enciende en un mismo movimiento. Como el que echa la llave de casa, da dos vueltas al bombín y se la guarda en el bolsillo. A los cinco segundos no podría asegurar si echó el candado o si tiene el llavero. Ni siquiera lo pensó. Y siempre ha sido como una secreta aspiración en el blog personal que me imaginaba. Echar la llave sin parpadear. Todo lo bonito que uno va viendo. Subirlo. Como un diario. Diario de cosas bonitas. Una memoria adicional de cosas bonitas. O un eco. En fin, menudos propósitos estúpidos pero supongo que serán comunes a cualquiera que se abra un blog, sea temático o sea un anatema. Lo de escribir cuentos también es una vieja meta. Nunca alcanzada. Los cuentos son cosa seria. Pero serían un gran material para actualizar el blog. Me gustaría también hacer críticas de conciertos, sobre todo para poner a parir a los que no me gustan. No lo hago por dos motivos. Porque considero que es un trabajo, por el que se debe cobrar. Es decir, no creo en los críticos gratuitos. Y dos, por el karma. No quiero ir por ahí hablando lo que me de la gana de música, grupos y conciertos y que los pobres músicos que se busquen en google se encuentren a un blogger que dicen que son una mierda pinchada en un palo. Quizá sea necesario en general. Lo digo en serio. Basta de notas de prensa amables y buenas intenciones. Palos faltan en general. Y lo digo para los críticos que cobran por criticar y a los que respeto profundamente. Se me acaba el café y no voy a hacer otra cafetera, de modo que debo ir cortando el chorro de esta absurda reflexión. Un 33% de las entradas del blog no son leidas dos veces. Por mí me refiero. La mayoría las subo a primera toma. Eso explica las erratas. No es una excusa. Es mi blog personal y las erratas tienen vida también, ¿no? No soy ni tendré con ella esa actitud hitleriana de exterminarlas. No es que me siento orgulloso tampoco, I recognise, pero forman parte de todo el "how to do" del sitio. Es lo que hay. No le dedico tiempo. A veces me he sentido estúpido, mucho, mucho, al estar tres horas escribiendo una entrada aquí. Luego, es verdad, son las que más visitas tienen. En las que buscan fotos o explicas o cuentas o enlazas o yo que sé. Por otro lado es una espiral complicada la de darle a tus visitantes lo que creen que quieren. Aparte es loco contar con visitantes como si supieran algo de ellos, más allá del espejo de las estadísticas nada completas de blogger. Que sí, que a google le pides lo que quieras... Pero no es el objeto. Es un error que haya tanta gente visitando algunas entradas y es un error feliz, es lo absurdo. Y me hace sentir bien que las divagaciones tienen ojos detrás, vale, lo admito, me gusta eso, que a mucha gente aburrida leyendo tonterias le parezcan lo bastante entretenidas o el reto de escribir sin puntos, o hacerlo de un modo que no puedas dejar de leer desde la primera frase, lo que todo el mundo quiere, claro o buscando. no sé el qué, simplemente buscando. A ver. Es mi trabajo. Escribir. Y aquí no trabajo. Aunque escriba. Intento hacer precisamente eso. Escribir del modo que sea siempre que no sea una trabajo y por eso, no hay artículos, a la antigua usanza. No es escribir de modo profesional. Aquí entra lo de las erratas también. Es recurrente la excusa. Soy todo un experto en excusas desde que tengo uso de razón. Esa parte ni entra mucho en mis temas de blog. Las excusas. Me gustaría hacer cosas aquí que no hago o que simplemente intento sin éxito. Cosas que son, en apariencia al menos, útiles. Cosas útiles. Tengo una entrada en borrador que se titula: Comer toda la semana con diez euros. Es una guía. Pero no la completé. Con fotos y todo. Pura labor social. Diez euros. Una semana. La dieta completa. Apta para niños. Labor social. Escribir es, pues sí, es escribir pero no es trabajo. Está claro que no escribo sobre eso, sobre economía familiar, cuando me pagan por escribir. Que ni me pagan mucho, ni tengo mucho trabajo, que quede claro. Pero es una válvula de escape. También me gustaría hacer, creo que está también borrador, una entrada especial para cervezas de alta graduación. Especial Cerveza Extra. Y un especial de sabores de mahonesas. Soy un loco de la mahonesa. Pero cada marca es un mundo. Y del queso rallado. Que me parece interesante comparar los gramos y el precio. En fin, el terreno del queso rallado da mucho de sí. Por otro lado quería escribir y este blog está para eso también las andanzas de mi grupo Enrique Octavo. Que es algo que me propuse desde el primer día, documentar la cruzada musical y debo decir que me ha salido a medias. Suelo grabarme vídeos. Tocando y tal. Improvisando y tal. Pongo el fuego y cogo la guitarra. No espero. Toco lo que sale. Es parecido al blog. Es parecido a mi vida en general. Es esa sensación de no haber aprendido el modo ortodoxo de vadear la ola pero a fin de cuentas, surfear. Y así salen las canciones. Y luego está la banda, el grupo, los viajes... Eso es lo más divertido. Sobre todo si no tienes pareja como es mi caso ahora mismo y puedes contar todos los desfases. Y si el resto de componentes del grupo tampoco tienen novias, entonces el relato se vuelve coral y mucho más loco en términos generales. Es contar tonterías. Porque no hay nada importante que contar sobre Enrique Octavo o nuestros ensayos, mayormente inexistentes. Es ponerte en plan de contarlo todo, como se lo contarías por teléfono a una madre que lo pregunta todo y dejarlo aquí, para quien le pueda interesar. O simplemente para leerlo tú con el tiempo. Lo del grupo se extiende a la música. Con la música ocurre algo especial. Es un descubrimiento. Da igual el tiempo. No importa que el disco que estás escuchando se editase en 1976. Si lo estás oyendo aquí y ahora, ese disco se está editando ahora mismo en tus oídos. Y esos descubrimientos tienen mucho de esa pasión originaria y primitiva. Pasión pura por algo que conoces por primera vez. Esa atracción intelectual que no es física y la llamo pasión aunque sea un palabra contaminada por sus acepciones sexuales. Esos impulsos intelectuales. Es todo lo mismo. Por eso el post sobre la mahonesa está en borrador. Requiere su tiempo. Su información recogida de forma sistemática. Un pequeño vistazo a las etiquetas. Fotos. Hacerlas o buscarlas. Subirlas. Editarlas. Pues claro. Acabas pensando que no era tan buena idea antes de terminar. Si escribes tres líneas contra un columnista retrógrado, no te da tiempo. Antes de pensarlo dos veces, ya lo has subido. En mi caso, y es una contradicción que reconozco, me siento amparado por la no promoción que hago de mi blog. No le digo a nadie que entre aquí. Reconozco que a veces me he sentido tentado de conectar mi blog con twitter o facebook y que mis amigos o seguidores echaran su vistazo por aquí: Curiosamente, una vez fue uno de esos amigos el que enlazó el blog sin yo pedírselo ni sugerírselo. Era una época en la que escribí una carta abierta y en donde me hacía eco en sucesivas entradas de disputas de twitter o polémicas entre políticas. La típica mierda que no te piensas dos veces. En fin. Que no lo promociono. Como si eso me eximiera de alguna culpa. Pero es cierto. No lo promociono. Igual también por las erratas. En fin. Que acabas pensando que no tiene el menor sentido mantener un blog que casi tienes oculto y donde das rienda suelta a las repentinas iluminaciones o a los estériles debates políticos de a ver quien es más botarate. Muchas veces escribo rimando. Le pasará a muchos de los que escriben habitualmente. Y los que habrán aprendido a evitarlo o los que lo intentan sin que les salga. Es un ritmo. Como aprender a tocar la batería. Es como ser poeta también, cuidado. Que no quiero quitarle la mística. La tiene, claro. Aunque la rima, como el halago, debilita. Se pierde el fondo.O eso pienso. Brilla demasiado lo de fuera. La capa que se ve desde el primer vistazo. me voy a encender un cigarrillo y a pensarme si borro todo esto. Fumo demasiado. Esa es mi única conclusión. Y que siempre he odiado los blogs que no hablan claro. Que no dicen lo que realmente pasa, si es que pasa algo. Quiero decir, que no soporto a los que se hacen los interesantes. Hacerse el interesante es la primera constatación de que no lo eres. No hay más. Es claro. Quiero ser claro. Que parece que doy rodeos para no decir o decir a medias. Y no. Juegos no hay. Ni dobles intenciones. O sigilo. No hay vuelta de hoja por más que me empeñe en buscarle las vueltas a la utilidad del blog habiendo propuesto no tenerla, que no la tuviera, vaya. Es eso. Básicamente, un desahogo. Y ciertamente más consciente que sin querer. De lo poco que tengo claro es que quiero seguir actualizando esto. Sea como sea. A lo que haya. Sin desfallecer y dándole a la tecla. Con lo que sea. Seguir escribiendo. Seguir ensoñando. Seguir difamando. Seguir, simplemente. Con las contradicciones, las grandes pretensiones y con la habituales simplezas, que me gustan un poco también. Y ya está. la principal virtud es siempre la misma. Y vale igual de consuelo. Seguir vivos.

Dig! (2004) de Ondi Timoner




http://en.wikipedia.org/wiki/Dig!

sábado, 9 de febrero de 2013

Todo hay que contrastarlo dos veces

Creo que no se insiste en esto lo suficiente. No hay tiempo, estoy de acuerdo. Pero hay que remarcar el mensaje. Como mínimo, dos veces.

No es tan rey el deporte rey

Es una lucha antigua. Estéril y antigua. Las secciones de deportes de los telediarios también dan noticias y configuran un discurso informativo, que no es el mismo que hace diez años, ni veinte, ni cinco... Y con respecto a otros deportes frente a la hegemonía del fútbol, me indigno. O la hegemonía en general de lo supuestamente noticiable, como por ejemplo, tenis. Si no juega Nadal, lesionado más de media temporada, apenas si se mencionan las victorias de otros tenistas igualmente españoles y supuestamente menos mediáticos o noticiables. Es una lucha antigua pero que renace cada día ante las barbaridades que se ven en las escaletas y en su jerarquía. Viene esto al caso por la vibrante eliminatoria Madrid Barca en la copa del Rey de Baloncesto con dos prórrogas y un final abierto y de infarto. Es baloncesto y por lo tanto se ignora por costumbre, da igual que lo que ocurra sea totalmente atípico, eso no entra en las valoraciones de los jefes de sección que, atención, en el telediario que yo vi mientras almorzaba, ¿con qué abrían? Efectivamente, fútbol. ¿El qué? ¿Acaso una noticias? No. Una respuesta de Sandro Rosell, presidente del Barca, a la pregunta: ¿Ficharía algún jugador del Madrid? Alguno hay que me gustaría, creo que dijo. Eso es todo. Noticia de apertura de deportes. Batallita de turno. Hace muchos años en una conferencia que perpetró el inclito José Antonio Alcalá (SER/Cope) sobre periodismo deportivo, en el turno de preguntas, levanté la mano para sacar la vieja cuestión de la supremacía futbolística. El deporte rey, ya se sabe. Yo puse el acento en Estados Unidos. ¿Cómo es posible que allí tengan cabida cuatro grandes ligas y ninguna desmerezca? Y, casualmente ninguna es del deporte rey. Baloncesto (NBA), Fútbol americano (NFL) Beisbol (MLB) y Hockey sobre hielo (NHL) son lo que peta en Estados Unidos, ¿cómo es posible que en España solo haya audiencia para el fútbol y nada más? ¿Ningún deporte más? ¿Ninguna liga? La respuesta de Alcalá como podéis imaginar no fue nada receptiva con mi planteamiento. El fútbol es el fútbol y punto. Última vuelta de tuerca. ¿A alguien le interesa que solo interese el fútbol? Dejo unos segundos para que flote en el aire la cuestión. De hecho, me contestaré a mí mismo en otra entrada que ya me he cansado de la antigua lucha estéril. Pero vaya, que sí, que interesa. Que le interesa a alguien. A un gran grupo. A hombres de negocios. Al que le hayan vendido los derechos de retransmisión a precio de oro. O más caro que el oro. Inflando un mercado y un ecosistema de chupópteros alrededor. Los interesados en blanquear su dinero sucio dándoselo bajo cuerda a las supuestas estrellas. Los potentados del negocio inmobiliario, esa jauría. Y de esto me gustaría decir mucho más, en relación a la Liga, las estrellas y los supuestos contratos all over the world y la venta de camisetas... Pero lo petan de aquella manera. Quiero decir, un país roto no se puede costear un fútbol tan caro. nuestra liga tendría que estar como la holandesa o menos. Ajustada al nivel de vida. Tenemos estrellas del fútbol por encima de nuestras posibilidades y creo, lo escribí aquí hace mil, que el ciudadano medio percibiría la crisis con otra claridad si no quedase más remedio que vender a Messi o a Cristiano Ronaldo. Si seguimos teniendo a los mejores siendo nosotros, como país, bastante de los peores, pues es como para mirárselo. Creo que se fomenta un falso perfil de notoriedad, de importancia... Como si ser los campeones del mundial de fútbol fuera algo más que eso, el trofeo para un equipo de veintidós jugadores que son los mejores o lo han sido en el campeonato. Sin más. No hay que dárselas de nada porque el país hace aguas por todos sitios. Y ese tipo de chulería, de prepontencia, de creerse importante porque entre o no entre la pelotita, nos convierte en un chiste. En una broma. Que hace que el deporte sea algo de lo que no se pueda bromear, ejemplo perfecto sobre ello, los guiñoles franceses. pero volvamos al principio del párrafo: ¿a quién le interesa darle más importancia al fútbol de la que simplemente tiene, como deporte y como espectáculo o negocio, o lo que sea, como producto a la venta, por resumir? Le interesa al que lo vende. En este caso, Canal +. Que era del mismo grupo de SER, en la que trabajaba entonces Alcalá, en un programa en el que hacían bromas sobre su ignorancia sobre el baloncesto. ¿Se imagina eso alguien en Estados Unidos, que los que retransmiten la NBA no sepan lo que es un touchdown y hagan bromas o chanza sobre ello en antena y le quiten tiempo al colaborador de basket que tiene sus minutos, y que bueno, al ser por ejemplo, Miguel Ángel Paniagua, que colabora en la SER desde siempre, pues le hace caso, porque es seco y un tío así en plan que no sigue el rollo con polladas y que es pro, de lo suyo y punto. Lo normal, por otro lado. Bueno, en fin, me he aturullado al final, pero que los hinchas más hinchas y más cazurros del fútbol no ven la riqueza que significa que entren más deportes en la escaleta y sobre todo cuando también tienen clásicos, en los que se enfrenta el Madrid y el Barca y es la misma clásica rivalidad, etc etc... Y la riqueza social. Que en los colegios no solo se practique un deporte, que el chico alto tenga también su faceta deportiva en la que destacar o el que no es hábil con la piernas pero tiene reflejos y maneja bien la raqueta, en fin, no sé. No me parece sano un país en el que todos los niños quieren ser futbolistas. Y lo que más me molesta es que se vende como algo natural, como que es lo que la gente quiere y no. Ahí están las audiencias de las dos prórrogas. No es el deporte. Es la forma de verlo, de retransmitirlo. Solo hay que fijarse en las grandes ligas norteamericanas, cada una tiene su rollo, sus programas, sus especialistas, sus equipos, sus ciudades con equipo... En fin, hay intereses creados. En vender el fútbol. Y no se vende. Da pena ver como Canal + baja y baja y baja el precio y no termina de funcionar. No termina de funcionar por algo. ¿por qué? Porque no es tan rey el deporte rey como nos lo quiere vender. Y ya. No creo que escriba más al respecto. Y ya.

jueves, 7 de febrero de 2013

Después de tantos años de Ricardo Franco (1994)

La desafección de Grau

Ayer Juan Carlos Grau, diputado por les Illes Balears al Congreso Portavoz de la Comision de Cooperacion Internacional al Desarrollo del Grupo Parlamentario Popular (es su bio de twitter) tuvo su momento de gloria en la red de microblogging. Básicamente, lo resumo mucho. Le preguntaron si iba a votar a favor de la ILP de la plataforma de afectados por la hipoteca y el tipo contestó que votaría lo que le dijera su partido. Así de claro. 140 caracteres o menos. Haré lo que me digan. Y claro, estando como está el patio de inflamable pues llamas a tutiplén. Y el tipo contestando a cada mención, bravo ahí, pero con máximas muy generales. Así funciona la Democracia. Así son las cosas. No estáis acostumbrados a la verdad. Es duele que sea sincero. A ver, señor mío, nos duele que el sistema sea tan abiertamente borregil y que usted o quién sea el que ocupe el puesto de diputado, es solo un dedo que pulsa el botón que le dicen que pulse. No es, cómo decirlo, nada personal. No es culpa de Grau, eso está claro. Pero permite detectar lo mal que está montado el tema de las votaciones para que realmente sea un debate público y no sé, cómo decirlo, honesto, individual, de ciudadanos que actúan acorde a sus conciencias y no por instrucciones o directrices de partido. Es así de sencillo, Grau. No tiene usted la culpa. Pero Grau sí que es culpable de incitar a un debate estéril y de provocar al chamuscado ciudadano medio confesando la vacuidad de sus atribuciones en temas de debate que están en la calle y el tema de los desahucios está más en la calle que nunca y mejor empleada esa expresión que nunca, así que, Grau córtese un pelo. Grau que tiene competencias en Cooperación internacional y digo esto y me tiembla todo porque viendo ese modo de comunicarse con los ciudadanos, ¿qué actitud tendrá ante, no sé, conflictos de intereses fuera de nuestras fronteras con gente necesitada y proyectos de subsistencia? Es que me da miedo pensarlo. una persona que se expresa en esos términos de dureza y que dice, así es el sistema, estoy en contra moralmente y en conciencia pero voto lo que diga mi jefe. Ese nivel de lameculismo intelectual que he referido mil veces en el blog no se puede poner en el escaparate, señor Grau y se lo escribo humildemente desde el blog pero no me cabe duda que su jefe se lo dirá tarde o temprano. Que es el modo en el que usted funcione, como un robot, con el programa que le mete su jefe, el chip de lo que hacer y dice y espero, que este pequeño maremoto entre su cuota de poder isleña y la península flotante de twitter espero que le pase factura a largo o medio plazo, porque lo que es evidente siendo verdad eso de que le sistema es como funciona, que si no estás de acuerdo con un partido, te vas y que es la forma en la que se hacen las cosas, muy bien de acuerdo en todo eso, pero alguien con responsabilidad en materia de cooperación internacional, necesita una sensibilidad especial que usted demuestra abiertamente no tener con lo que escribe y la forma en la que interpela a los ciudadanos anónimos de twitter. Le recrimino, no el fondo del mensaje que podría hacerlo, por obvio e innecesario de remarcar, pensando como usted piensa en términos de partido, pues mismamente se lo apunto que polemizar en twitter tampoco creo que sea muy apreciado para el partido en estos tiempos tumultuosos, pero bueno, que principalmente le recrimino su desafección, Grau, con la jodida realidad actual de muchos de sus conciudadanos a los que, para bien o para mal, gobierna y con los que no puede ser usted sincero, limitarse a ello, ante la palmaria injusticia. Como mínimo, cállese. Si encima, vocea. Es que está un paso más allá. Espero que le echen la bronca desde Génova sinceramente, Grau, porque parece que es el único lenguaje al que usted atiende y espero también que en su próximo puesto a dedo que le den, cobre menos. Un saludo.