lunes, 30 de abril de 2012

¿Quienes son los buenos y quienes son los malos?

No hay términos medios. No podemos admitirlo.
O eres bueno. O eres malo.
No puedes estar a medio camino. O eres serio. O eres un pamplinas.
O eres negacionista. O eres positivista.
No hay neutro, como en el castellano.
O estás imputado. O eres cargo público.
No se pueden ser más de dos cosas a la vez, y especialmente, no se puede ser malo y bueno a la vez.

Pero, claro, esto es una historia. Muchas, en realidad. Somos historias. Es decir, pasan cosas. Cosas. Inesperadas, a veces. Pocas veces. Pero pasan, las cosas y los imprevistos. La situación de partida no cambia. Solo hay buenos y malos, pero no son siempre los mismos. Cambian, claro. Si no, ¿qué emoción tendría? El que siempre es bueno, proverbialmente bueno, bueno hasta dar asco, bueno de necesidad, bueno a espuertas, bueno en esencia, bueno como no se imaginaría nadie nunca jamás lo malo que un buen día podría llegar a ser hasta convertirse en inmutablemente vil.

Volverán las cassettes

Nunca se fueron, ¿no? Más de uno se ha deshecho de las suyas, mal. Nunca se fueorn. Las mías al menos. Pero es porque el R5 que tenía el loro era solo para cassette y claro, pues las mantenía. Tengo una colección de todos mis walkmans rotos o trallados. La mayoría sin el trozo de plastiquillo para cerrarle lo de las pilas y algunos con la tapa de la cassette más bien bailonga o simplemente suelta o rota. Tengo cinco o seis. Nunca he tenido el valor suficiente para tirar los walkmans a la basura. Y digo walkmans, pero me vale casi todo lo coleccionable.
El caso es que veo con asombro que un montón de discográficas y de grupos que se autoeditan están sacando sus discos en formato cassette. Que superado el nivel reivindicativo del vinilo, pues están o son el siguiente paso a reconquistar a la industria en su sucia imposición de soportes y reproductores. Las cintas, que es como las he llamado yo siempre, las cintas siempre van a estar ahí. A mí me flipaba el hecho de que fueran tan complicadas. Tan muellecitos y ruedas y film y dientecitos. Esos mecanismos. Tan pequeñitos. Si te ponías con los tornillos. Y poder torcer una pestaña y regrabar. Ese detalle mola mucho de los cassettes, esa pequeña rotura, ese pequeño margen de libertad. En fin. Nunca se fueron. Como todo. Nunca se va.

domingo, 29 de abril de 2012

Hacer las cosas bien no te asegura nada

Hacerlas mal tampoco. Es la parte buena del asunto. Ni bien ni mal. Hacerlo es lo único seguro que tendrás. El proceso de hacer aquello que te hayas propuesto. Y puede que a menudo pensemos más en lo que salió bien o mal, olvidando el trayecto, la línea de puntos, el método de consecución de éxito o fracaso, que son palabras grandes que no sirven para mucho a la hora de designar las pequeñas catastrofes cotidianas de las que nos reponemos a diario.

sábado, 21 de abril de 2012

Mis problemas con aparte

Me duele verlo. Me duele leerlo. Escrito separado. A parte. En lugar de aparte. Y es como que claro clarísimo pero por algún motivo me hace dudar. A parte. No es a parte, es aparte. Aparte. A parte, a la parte, a una parte, ¿a qué parte? ¿a qué parte quiero llegar con esta actualización, pues a ningún sitio sinceramente, pero que induce a separar aparte? Mis problemas con esa errata cotidiana que parece que nadie pone en solfa, ni llama la atención sobre ello como si fuera algo normal. Me duele pensarlo. A veces pienso en el origen de errores cotidianos en la enunciación de algunos verbos conjugados o en palabras con silabas de dos consonantes. Aparte, trato de identificar los errores de uso y me preocupa el motivo. Separar las a debe de significar algo. A algo. A algo debería de llevarnos cuestionar ese desvío. Creo haberlo escrito en el blog en alguna otra ocasión, pero una vez descubrí porque la gente se equivoca con el "Habemos" en luhar de "Hubimos" o "Habíamos". Ahora no tengo la mente muy clara, tampoco es el mejor día para escribir esto. Hoy ha sido un día duro y feo, así que bueno. Mis problemas con aparte mejor que un aparte para mis problemas. El caso del "habemos" es que se confundían el imperfecto con el presente, era lo mismo y se inventan esa especie de raro subjuntivo que suena a rayos pero tiene una explicación lógica conforma a las reglas de las palabras, no así a sus excepciones. Aparte, no tengo mucho más que decir. Un día bueno para estar en silencio y no decir gran cosa. Hoy no estoy de buen humor, pero eso aparte. A parte, a la parte en la que se supongan que se deban decir cosas importantes e interesantes libres de erratas. Eso es todo.

jueves, 19 de abril de 2012

Histórico perdón

Es titular de hoy de un par de periódicos, prefiero no citar uno a uno. Copio pego portadas abajo. Un rey humilde. Un rey que se disculpa, un perdón histórico. A mí me parece que ese concepto habla más de la Historía de este país que del perdón en sí mismo, del alcance del "lo siento", del "qué" y el "por qué", etc. Y no me gusta, me parece malo. Confunde, desde mi punto de vista, decir "lo siento" sin saber qué sientes y por qué lo sientes.

Que el rey de un país al borde de la intervención se vaya a cazar elefantes a África, ¿es malo? ¿Por qué es malo? ¿No genera confianza en los mercados? Realmente, ¡son sus días libres! ¿Ya no podrá viajar a países remotos o subir a un barco y navegar? ¿No podrá asistir a batidas o regatas? ¿Depende de las piezas y el país o del cabotaje y las millas nauticas? ¿Tiene que ver solo con la ostentación?

Quizá sea más el poder de respuesta. Que te pillen malamente. La capacidad de reaccionar ante un imprevisto. Añade: No volverá a pasar. Es decir, se planificará la repuesta ante imprevistos, o ¿qué? Vale por lo del perdón, se acepta. Once palabras. Vaya economía de medios. Perdón en pocas palabras, ok. Perdonado, por lo menos por mi parte aunque no tengo claro: ¿El qué? ¿El viaje? ¿El tropezón? ¿El safari? ¿El escándalo? ¿El golpe de cadera?

A mí que el rey pida perdón me ofende. Es como tomarme por tonto dos veces. Perdón, de acuerdo, suponte que acepto el perdón pero extiéndelo a toda tu casta. Para que sea un perdón histórico de veras, avanti con tutti borboni. Y no me resisto a decirlo, o a escribir: Esto, su majestad, no es EJEMPLAR.
Mira que es solo un discurso al año, y que es dificil pillarle en un renuncio, pero ahí va: Esto no es un comportamiento ejemplar.

No lo es, Juan Carlos. No es malo pero los elefantes muertos, no son ejemplares, seamos sinceros. Y no hace tanto de las navidades. Pero, y ¿qué? La Historia es cabezona y no se construye con perdones, sino con constumbres. Resulta que la caza es una constumbre con un profundo carácter regio y mire por dónde, este desastre se conoce porque un nieto suyo menor de edad, su Majestad, se pega un tiro en un pie en una jornada de caza. De abuelos a nietos, la constumbre de matar animales en los días de campo. Campo en el amplio concepto de la palabra, de aquí a África.

Pídame perdón por todo lo que aparentemente es ostentoso o injusto, ¿o no? Cazar no es delito tampoco, bueno, no lo es en según que temporadas o que cotos, pero vayamos al caso. Pídame perdón por cazar, por vivir a tutti, por navegar, por los safaris, por los caprichos, por los lujos, por los privilegios que le reporta la corona. Pídame perdón por sus privilegios, ¿o no? A ver, que si no quiere, pues no, pero no me pida perdón porque le ha salido mal la jugada y le han pillado con el carrito del helado y con el elefante, como quien dice, a cuestas sacándolo de la cacharrería.

¿Puede un rey pedir perdón por los privilegios de ser rey? Es absurdo. ¿Debe un rey disculparse por los safaris? ¿No estamos en momento de cazar elefantes? ¿Es por que son elefantes? ¿Si es jabalí, sin problema? También tienen colmillitos. ¿Se le puede disparar a las perdices? ¿En Extremadura se puede cazar pero en otros continentes, no? ¿Dónde están los báremos? ¿Número de conexiones por avión? ¿Tamaño de las piezas? ¿Montante total de la expedición? Vale, perdón, pero perdón, ¿por qué?

Igual, siendo bienintencionado y queriendo leer entre líneas, el perdón viene de no estar cuando se le necesitaba. Como el padre que no llega a tiempo de ver a su hijo en el partido de beisbol, en pelis americanas, muy clásico. Aquí el partido de beisbol era su nieto herido. No estar, cuando se le requería. Y que se complique el tiempo libre. Nos puede pasar a todos. D e repente te llaman para que vuelvas al trabajo unos días antes, y resulta que se te pincha una rueda, o se te rompe un tobillo, o se te pierde el pasaporte, se complica, simplemente se complica. Pues eso. Supongo que el perdón es por llegar tarde. Debería ser por eso. Desde luego, cada portada extrae sus conclusiones. Por eso, las corto pega. Y por el empacho del adjetivo histórico.





































 





miércoles, 18 de abril de 2012

La naturalidad

Quiero escribir esta entrada desde hace unos días y es probable que la tenga pensada desde hace tiempo. No realmente, pensada, sino intuida, barruntada.
Va de la reputación online y todo eso. Para mí, es humo. Sinceramente.
Señales de humo, para ser más exactos.
Es importante, nadie se crea la contrario. En humo me gasto la mayor parte de mis ingresos ( aunque sería más exactos decir ahorros).


Me esfuerzo mucho por ser muy natural, decía la modelo ex-Miss España y empresaria Sofía Mazagatos a fiinales de los años noventa. Y creo que esta cita es una frase que encierra una  verdad de nuestro tiempo. Del suyo, también. Bueno, me he tomado sólo dos cafés y no estoy pues, para hacer estampas, así que iré a la espiga y ya que cada uno se ingenie el grano.
No somos Miss España, todavía, así que no tenemos que demostrar que no somos estúpidos. No nos van a hacer preguntas complicadas de Geografía, ni sobre Confucio. Tenemos licencia para ser estúpidos. Se puede, quiero decir. No es obligatorio pero oye, si quieres. No te cortes. Dale rienda suelta a tu tonteria. Aqui somos todos medio tolais. Lo somos. No me refiero a estúpidos del todo. Bueno, usted no. Usted, hombre o mujer, señor o señorita, que está aquí, perdiendo el tiempo en estas líneas, es, sin duda, una persona de valía y criterio pero en general, los demás somos unos Mazagatos (por no usar el verbo pelar) y no hay nada de malo en ello.
No tenemos que esforzarnos.
Tengo problemas con lo del esfuerzo, así que no entraré en ello. Pero, ¿a ver? A qué jugamos, a la propaganda, al marketing, ¿a qué? A ser Misses de nuestro bloque y tratar de que no se note. ¿Cómo nos vendemos? ¿Para quién? ¿Según quién lo dice? A ver, el que mucho habla, mucho yerra. Y, ¿para qué esta todo esto si no es para hablar mucho? Me refiero a las redes sociales, los blogs, etc, etc. Era lo bueno del invento, ¿no?
¿Cómo controlamos lo que escuchan o leen los que nos miran, nos siguen o nos visitan? Pues, no se puede. Ya lo decía Juan Carlos Zamora, que es imposible controlar los rumores de la casa real que se crean y circulan por internet, pues si no puede el rey, ¿cómo van a poder los plebeyos?
¿Quién le pone el tono de voz a los estados de facebook? El que los lee.
Sálveme Dios de mis amigos. De los de facebook, especialmente, y deme razón, luz y entendimiento con mis seguidores, para no perder el nexo pero si no, tanto da. Tanta paz dejes, como ilusión trajiste al llegar. No hay más. Seamos naturales, sin esfuerzos. Sin fotos retocadas. Sin estudios de marketing sobre cómo debo de mostrarme ante mis amigos o cómo de hablar para no perder seguidores. O cómo se promocionan conciertos. O cómo me hago fotos en los bares. O cómo salgo de borracho cuando me han etiquetado. Cómo de natural y cómo de esforzado.
¿qué quiero decir con esto? Nada. No quiero decir nada. Simplemente, escribo para divertirme.
Voilá, señores, apareció al fin el enemigo. Nuestro gran enemigo. Nuestra bestia parda comunitaria: El aburrimiento. Tachán, tachán. Sí, amigos, el aburrimiento es el fin.
Es así.
Me aburre lo de la reputación online pero entiendo que sea un sector de negocio. A mí las peluquerías, las tiendas, los pequeños negocios que están en facebook o twitter creo que, cómo decirlo, es una presencia que....Yo que sé, lo que realmente pienso es que esos perfiles sirven principalmente para mitigar el aburrimiento en horas de trabajo de los dependientes o dueños. Habrá claro quien haya abierto otra puerta a su negocio, lo creo, claro, pero, en serio, en serio, en serio, que, ¿no será más un foco de infección en cuanto a pérdida de tiempo se refiere, de otros menesteres más perentorios o perdurables? ¿El e-commerce se mueve en facebook? ¿A rollo taco o en plan chupitero? No lo sabemos, ni falta que no hace porque no somos Misses, ya te digo. Somos periodistas, si acaso. Licenciados en Periodismo, menos que nada. No tenemos que demostrarlo, se nos supone.
Ahora bien, que oye, que vale, que sí, que no es que yo diga que no, es solo que conmigo, pues mejor, no.

martes, 17 de abril de 2012

¿Qué significa realmente estar informado?

Conocer. Saber el titular, que te suene. Saber de la cuestión, de lo que habitualmente no se cuenta a los turistas. Tener un conocimiento del terruño, de primera mano, de haberle preguntado a los viejos en la plaza del pueblo. ¿Qué es realmente estar informado? Recuerdo lo jodidos que eran los test de actualidad que hacían en primero de Periodismo, en los que básicamente te liaban con los apellidos de los ministros. ¿Saberse el apellido de un ministro es estar informado?

En tiempos de twitter, ¿siguen haciendo tests de actualidad en las facultades? Seguro que sí. Sigue habiendo ministros y siguen teniendo apellidos compuestos. Si lees los periódicos, que es lo que se presupone como objetivo con los dichosos test, a uno se le queda como en una letanía los nombres de casi todos. Y, ¿qué? ¿Es eso estar informado? No, porque los viejos del pueblo... Bueno, vale, la teoría de los viejos del pueblo no se sostiene.

A veces da la impresión que a día de hoy lo de estar informado es contar con los datos mínimos para adoptar una posición ideológica. Y punto. La frase anterior la debería escribir en twitter. Lo de posición ideológica igual podría decirlo de otro modo, suman muchos carácteres esas dos palabras. Y mucho de todo. En fin. Supongo que no es cierto. Uno se informa también por necesidad, la crisis tiene ese efecto de leer hasta la letra pequeña detrás de los cupones, se lee todo o casi todo pero claro, después de darse el tropiezo. Aunque leer y leer mucho tampoco ayuda a tener información.

¿A quién le importa la información? Sobre todo a los que las protegen. A los viejos del pueblo, no creo. A mí tampoco. Le cogí tirria por lo de los apellidos de ministros. Prefiero la información a la actualidad, pero tengo trauma desde los tests. Un ejemplo: La información meteorológica. ¿A quién le importa? Desde que era niño, me lo preguntaba. ¿Qué valor tiene? ¿Para qué quiero saber yo el tiempo en Pontevedra, o en Lepe o en Lérida? Con el tiempo lo vi útil, si tienes macetas, o jardín o huerto. Es información. Pienso en los ´circulos de información. Si estás en twitter accedes a un tipo de información que es solo relevante en twitter. Por ejemplo sobre el periodismo de declaraciones. Alguien dice algo, generalmente una machada o una exageración o un despropósito o una burrada y se retuitea, se replica una y mil veces y al final, la frase lapidaria de turno se convierte en tendencia. Si no estás allí pues no te enteras de lo que dijo el bocachancla de turno. ¿Es importante? ¿Es información? No debe o no debería ser tan difícil distinguir entre lo que es información y lo que no lo es. Lo que alguien diga sobre algo: ¿es informativo? Pues, depende. Sería más fácil si nos pudiera atener tan solo a los hechos. Los hechos. Hechos que ocurren. Pero bueno, incluso en ese margen de ocurrencia hay espacio para contarlo de un modo u otro. Pero te das cuenta de los tipos de actualidad. De los tipos de información o más bien, de los tipos de estar informado. Informado por el telediario a la hora de comer. O el de la cena. Informado de cena. Informado de café con leche con ojeada al periódico de la mañana. Informado de boletín de radio mientras te duchas. Informado de twitter. De nosecuántas horas en twitter. En fin, no tengo conclusiones al respecto. Vuelvo a la pregunta inicial: ¿Qué significa realmente estar informado?

martes, 10 de abril de 2012

Cuestión de momentos

Cuando Guindos dice: "España no necesita un rescate en este momento" la caga. Es una cuestión de momentos. No descarta así del todo el rescate, sino su idoneidad justo ahora. Es decir, de aquí a un tiempo, ya veremos. Se confirma la expectativa que el ministro de la competitividad iba a ser uno de los que diera más juego en sus declaraciones.

Fue en una tormenta de micrófonoss a la salida de un acto y Guindos no pudo pensar dos veces las palabras. Tampoco da la impresión de que lo haga habitualmente. Aunque los cabeceos y el lenguaje corporal después de su investidura ha cambiado mucho. Ya no temblequea como antes, con ese espasmo chulesco. Está sembrado, en cualquier caso. Un rato antes, llamó a "evadirse" de la prima de riesgo. Otro hallazgo. Bien, Luis. Generando confianza en este momento. Más adelante, ya veremos.

No sabemos ser pobres

Es tendencia reciente, hay que recalcarlo porque no todas las tendencias son recientes, culpar al ciudadano medio de la deriva financiera del mundo. Yo no me apunto al carro y exculpo a los humildes por definición. Ahora bien, en España, no se ha aprendido de lo sucedido, ni se aprende ni se aprenderá. Y soy un optimista. Ni de la Posguerra, ni de la Dictadura, ni de la burbuja del ladrillo, ni la sempiterna crisis que a día de hoy nos ocupa hasta vaya usted a saber cuándo durará, ni de la madre que nos parió, la madre patria.

Yo sostengo que no hay dos piedras iguales. Puedes tropezarte y creer que es la misma pero es que casi todas se parecen. Tampoco hay dos tropiezos iguales y cuando pegas un trompazo, es difícil sacar enseñanza si te has hecho daño. Dejas que pase y punto. El daño no está bien digerido entre la conciudadanía. No sabemos ser pobres desde siempre, no es de ahora, a lo que se suman los malos ricos, muchos y muy voceros desde antaño, me remontaría al ocaso de Felipe II. Bien administrado, todavía nos duraría oro del expolio americano, desde Colón hasta Telefónica. Pero vayamos al caso y dejemos los ocasos: no estamos enseñados en la miseria.

Nuestros abuelos tampoco y sus padres no lo estaban, claro, porque no se nace enseñado y menos en esas lides, pero tuvieron el recio entrenamiento de la guerra. Hoy en día las contiendas no se viven como antes. La sangre con saña, entra. Tantos años detrás de una miseria digna y llega el siglo XXI y zasca, en pelotas. Sin bombardeos que no sean publicitarios. Por el negocio del suelo, la trampa del mercado hipotecario y el desarrollo sin cabeza y el ritmo loco de consumo de un país que ha crecido a tirones, permitiendo engaños masivos para hinchar globos que volaron alto pero explotaron con estruendo, y en estas estamos. En la explosión lenta de todo lo establecido en derechos sociales.

No sabemos ser pobres, sobre todo porque nos falta vocación. Es un asunto a tener en cuenta. La vocación determina en gran medida la dimensión de nuestras pretensiones. La pobreza en general tiene mala prensa y no está bien vista, eso es así. Se aprende, como todo en la vida, practicando y practicándola sin prejuicios hasta se puede llegar a disfrutar de los rigores que impone siempre que hablemos de pobres optimistas.  

Gracias Eduardo

Fíate de tu intuición dice Punset, intuición. No puede haber nada menos cientifico que eso. Iba a buscarlo en el diccionario, en el de Maria Moliner, pero paso. Intuición. Vale, Punset. Es eso. Después de entrevistar a cientificos y catedraticos de todo el mundo, ¿nos quedamos con la intuición? ¿con eso que nos dice nuestro sexto sentido? La gente se la acerca y le da las gracias. Le llaman Eduardo, en algunas partes. No sé por qué mee he imaginado a una mujer sevillana, de mediana edad, acercándo a Punséh y llamándole Eduardo. Gracias, Eduardo. Gracias. Por hacer que me fie de mí misma. De mi misma, miarma.

Tu derecho a preguntar

No se admitirán preguntas. Y punto. Y los señores periodistas, tragan. O mejor, los señores jefes de los curritos de a pie dicen: "Estate ahí". Y traen material: la comparecencia sin réplica, la escenificación del mensaje o el lema unidireccional que saldrá en titular. Y te dan hasta el trabajo hecho, ¡encima te quejarás!

Pero, y si resulta que el trabajo de esas personas con libretas, bolígrafos y grabadoras es precisamente eso: hacer preguntas. No es nueva la movida. Se dijo en campaña. Se amenazo con recogida de firmas. Se hicieron comunicados de FAPE. Se instó a la clase política al compromiso que conlleva no evadir preguntas o negar respuestas. Pero nada. Nada de nada. Se van por la puerta de atrás.

Todos, en especial los que gobiernan, sean los que sean, a los que les toque, o en función de un territorio u otro. Todos se escapan llevándose las respuestas. Pueden no contestar. Es un derecho, está claro. Decir: Sin comentarios. Más fácil, imposible. Pero no tengo tan claro que tengan derecho a ni siquiera oir la pregunta. Ni siquiera.

Lo que sonroja es luego proclamar la trasparencia. Somos trasparentes en nuestra defensa de la opacidad. No contestamos preguntas. Es más: no se permite formularlas. Es la sociedad sordomuda. No oigo y no respondo. Y da igual, FAPE o FAPA, porque resulta que es un activo tener media declaración que la competencia no tiene y los jefes dirán siempre: "Estate ahí" y a ver.  Se entiende que el oficio conlleve ese exclusivismo que a mí me parece estúpido en fondo y forma pero que es evidente que manda.

Si no se admiten preguntas es porque las respuestas no serían del todo admisibles, opino yo. Decir: Sin comentarios, no es decir poco. Es una respuesta, la mínima expresión de lo considerado como respuesta pero ya es algo. Huir de la pregunta es otra forma de responder. Mucho peor. Me vale igual para Mourinho y Karanka que para Mariano y Soraya.

Y de rondón cuelo esto otro: den de comer a los periodicos nacionales, señores ministros. No hagan declaraciones al Franfukter o cómo se llame o al Financial Times o al que sea. Oiga, que tienen cabeceras de su cuerda. Pues, una de esas. O de las otras. O en EFE. O no sé dónde. Pero de la casa, producto informativo nacional. Apoyando la causa. En fin.