jueves, 26 de julio de 2012

Todos los fuegos en contra

Soy de la generación Todos contra el fuego. Inolvidable tonadilla. Que mira por dónde no recordaba yo que Serrat estaba metido en ese embolado. La canción, el estribillo Todos contra el fuego con su coro infantil, ese coro infantil que marcó a una generación, la mía. No voy a opinar sobre eso. Información sobre incendios. Pero, ¿de qué estamos hablando? ¿Fuego? ¿Noticias? ¿Campañas informativas? El minuto a minuto. Cuando hay llamas, se manda al reportero o reportera lo más cerca posible de lo naranja. Que en el plano casi se queme al espectador. Cuando se extingue, apenas si se ofrecen un par de datos sobre el foco, los posibles indicios de autoría o las causas. Con gran libertad se habla en muchas de esas noticias y en muchas de esas conexiones en directo de intencionalidad o voluntareidad, que a mí me parece un poco absurdo y temerario. Con los recientes incendios, aunque esa expresión podría valer para casi cualquier temporada del año, pero es especialmente recurrente en verano porque siempre ha ocurrido un incendio en verano o varios hace poco, la información se volvía más útil porque pueblos y casas y vecinos han tenido que salir con lo puesto y han vuelto a un hogar reducido a cenizas. Las televisiones acuden a ellos como abejas al panal, el drama humano, la casa quemada, las paredes, los cuadros, el garaje, los coches en un chasis negro goteando chamusquina... Los incendios. El fuego. No es normal. Periodistas de España, no es normal, la cantidad de hectáreas que se queman en este país no son normales. Año tras año, comunidad por comunidad, ciudad por ciudad, pueblo a pueblo.... En el último incendio, pero ni lo nombro porque lo mismo me vale para cualquiera, en la noticia en televisión decían que habían encontrado cientos de colillas en el lugar que presumían que estaba ubicado el foco. ¡Cientos de colillas! Ni una, ni dos, ni tres... ¡Cientos! ¿Qué clase de explicación tiene eso? Cientos son como mínimo, cinco paquetes. ¿alguien se ha fumao cinco paquetes en el bosque? ¿Seguidos o a plazos? ¿Vació el cenicero del coche? A ver, no lo sé. Pero me parece una información tan poco informativa. Es fácil. Cogan los de hace un año. Los de hace tres. Este verano salió una sentencia y condena a un tipo que hacía una barbacoa. Que no es que yo quiero defender a fumadores y comedores o más bien cocinadores de chuletas a la brasa en el campo, no. Que no es que los defienda ni quiera hacer una apología del pirónamno involuntario, pero a ver. Son cientos de miles de hectáreas al año. Vale una barbacoa, vale unas chuletas, vale un pitillo mal apagado, pero algo más debe haber. Y somos de la generación Todos contra el fuego. Que nos lo metieron a fuego. La cancioncita y el mensaje, el concepto está plenamente asimilado por mi generación que no te digo yo que no haya quien se chufle sus pitillos o se haga sus parrilladas pero el indice general de mi tramo de población está concienciado hasta arriba. Estamos hablando de información. Quiero información. No es normal tanto incendio. ¿Qué pasa con ese suelo? ¿Un año después? ¿Tres años después? ¿Dos décadas después? ¿Alguien se ha beneficiado con ello? ¿Alguien puede haber ganado dinero con los incendios, aunque sea a largo plazo o como rebote por algo relacionado con el uso de terrenos o su calificación? Es que no me lo puedo creer. Que no hay intereses relacionados con el suelo. Que los tiene que haber. No digo en todos los incendios que se producen pero sí en una gran mayoría tiene que haber, tiene que haberlos, intereses chungos de verdad. Y en las noticias, ni asoman, primero porque el fuego está activo y se habla de frentes, vientos y dotaciones de bomberos y en segundo lugar porque los titulares ya se miden en hectáreas y una vez controlado, parece que ya no es noticia. El monte negro y apagado ya no es noticia de telediario. Pero, ¿por qué se quemó? Que en el caso de que haya detenidos y demás, qeu salga la sentencia un año o un par de años después pues tú me dirás cuantas hectáreas se han quemado por el camino. Y por el camino de esta entrada me he dado cuenta de que la sintonía que yo tenía metida en la cabeza no era de Serrat, sino de Larraz. Ya decía yo que no me sonaba el Joan Manuel. La versión de Vicky es la definitiva, más medio tiempo, menos acusado el coro infantil pero con unas respuestas al final del estribillo como más claras. En fin. Que con el paso de los años, que unos cuantos han pasado, más que Todos contra el fuego, tenemos todos los fuegos en contra.

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